Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 536

27 Sep 2020

Cada una de las palabras de Dios golpea nuestro punto mortal y nos deja doloridos y temerosos. Él revela nuestras nociones, revela nuestras imaginaciones, y revela nuestro carácter corrupto. Sus palabras revelan nuestra naturaleza y esencia por medio de todo lo que decimos y hacemos, y por cada uno de nuestros pensamientos e ideas, dejándonos humillados y temblando de miedo. Nos dice todas nuestras acciones, nuestras metas e intenciones, y hasta el carácter corrupto que nunca hemos descubierto, haciéndonos sentir que estamos completamente expuestos, e incluso haciéndonos sentir completamente convencidos. Nos juzga por nuestra oposición a Él, nos castiga porque blasfemamos contra Él y porque lo condenamos, y nos hace sentir que a Sus ojos somos inútiles, y que somos el Satanás viviente. Nuestras esperanzas se truncan; ya no nos atrevemos a hacerle ninguna demanda o intento irrazonable, y hasta nuestros sueños se desvanecen de la noche a la mañana. Este es un hecho que ninguno de nosotros se puede imaginar y que ninguno de nosotros puede aceptar. Por un momento, nuestras mentes se desequilibran y no sabemos cómo continuar en el camino que está por delante; no sabemos cómo continuar en nuestras creencias. Parece como si nuestra fe volviera a empezar desde cero, y como si nunca hubiéramos conocido al Señor Jesús y nunca nos hubiéramos familiarizado con Él. Todo lo que está delante de nuestros ojos nos deja perplejos y nos hace sentir como si estuviéramos a la deriva. Estamos consternados, estamos desilusionados, y en lo profundo de nuestros corazones hay una ira y una vergüenza que no pueden ser suprimidas. Tratamos de desahogarnos, tratamos de encontrar una salida; es más, intentamos seguir esperando a nuestro Salvador Jesús y le derramamos nuestros corazones. Aunque hay veces en las que ni somos altivos ni humildes por fuera, en nuestros corazones nos aflige un sentimiento de pérdida como nunca antes. Aunque a veces podamos parecer inusualmente calmados por fuera, por dentro soportamos mares atronadores de tormento. Su juicio y Su castigo nos han despojado de todas nuestras esperanzas y sueños, nos han dejado sin nuestros deseos extravagantes, y reacios a creer que Él es nuestro Salvador y capaz de salvarnos. Su juicio y Su castigo han abierto un abismo profundo entre nosotros y Él, y nadie ni siquiera está dispuesto a cruzarlo. Su juicio y Su castigo son la primera vez que sufrimos un gran revés y una gran humillación. Su juicio y Su castigo nos han permitido apreciar realmente el honor de Dios y la intolerancia de la ofensa del hombre, comparado a lo cual somos demasiado viles e impuros. Su juicio y Su castigo nos han hecho darnos cuenta por primera vez qué arrogantes y pretenciosos somos, y cómo el hombre nunca será igual a Dios o estará a la par de Dios. Su juicio y Su castigo nos han hecho añorar no vivir más en semejante carácter corrupto, y nos han hecho anhelar deshacernos de semejante naturaleza y esencia tan pronto como sea posible, y que Él ya no nos deteste y ni le seamos repugnantes. Su juicio y Su castigo nos han hecho felices de obedecer Sus palabras y dejar de estar dispuestos a rebelarnos contra Sus órdenes y disposiciones. Su juicio y Su castigo nos han dado una vez más el deseo de buscar la vida, y nos han hecho felices de aceptarlo como nuestro Salvador… Hemos abandonado el trabajo de conquista, nos hemos salido del infierno, nos hemos salido del valle de sombra y de muerte… ¡Dios Todopoderoso nos ha ganado, a este grupo de personas! ¡Ha triunfado sobre Satanás y ha derrotado a todos Sus enemigos!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice IV: Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo

EL JUICIO DE DIOS NOS DA LA VIDA

Cada palabra de Dios golpea nuestro punto débil, y eso nos entristece y asusta. Él revela nuestros pensamientos y nociones, Él revela nuestro carácter corrupto. En todo lo que decimos y hacemos, en nuestros pensamientos e ideas, Sus palabras revelan nuestra naturaleza y esencia, nos dejan temblando de miedo y vergüenza, incapaces de mostrar nuestro rostro. La gente común con carácter corrupto satánico, somos aquellos que Dios predestinó antes de las eras, somos los necesitados que Él sacó del muladar. Negamos y condenamos a Dios, pero ahora Él nos conquista. Recibimos la vida y el camino de la vida eterna. No importa dónde estemos, pase lo que pase, no podemos abandonar la salvación de Dios Todopoderoso. Él es nuestro Creador, nuestra única redención.

Él nos cuenta todo lo que no sabíamos sobre nuestras intenciones y nuestro carácter corrupto. Él nos cuenta todo sobre nuestros actos y objetivos. Y nos sentimos totalmente expuestos y convencidos. Él nos juzga por oponernos a Él, castiga cómo lo blasfemamos y condenamos. Él nos hace sentir despreciables a Sus ojos. Somos como el mismo Satanás a Sus ojos. La gente común con carácter corrupto satánico, somos aquellos que Dios predestinó antes de las eras, somos los necesitados que Él sacó del muladar. Negamos y condenamos a Dios, pero ahora Él nos conquista. Recibimos la vida y el camino de la vida eterna. No importa dónde estemos, pase lo que pase, no podemos abandonar la salvación de Dios Todopoderoso. Él es nuestro Creador, nuestra única redención.

El amor de Dios fluye como agua de manantial y se nos da a ti y a mí, que buscamos la verdad y esperamos la aparición de Dios, la aparición de Dios. Así como la luna sigue al sol, Dios continúa obrando. Su obra se lleva a cabo en mí, en ti y en él, y en aquellos que eligen seguir Sus pasos y aceptar Su juicio y Su castigo. Recibimos la vida y el camino de la vida eterna. No importa dónde estemos, pase lo que pase, no podemos abandonar la salvación de Dios Todopoderoso. Él es nuestro Creador, nuestra única redención. Él es nuestro Creador, nuestra única redención. Él es nuestro Creador, nuestra única redención.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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