Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 537
16 Sep 2020
Sólo cuando hayáis echado fuera vuestras actitudes corruptas y hayáis logrado vivir una humanidad normal, seréis perfeccionados. Aunque serás incapaz de expresar profecías o algún misterio, estarás viviendo y revelando la imagen de un ser humano. Dios creó al hombre, pero entonces Satanás lo corrompió, tanto que las personas se convirtieron en “hombres muertos”. Así, después de que hayas cambiado, ya no serás como esos “hombres muertos”. Son las palabras de Dios las que otorgan la luz a los espíritus de las personas y hacen que vuelvan a nacer, y cuando los espíritus de las personas renacen, entonces cobran vida. Al hablar de “hombres muertos” me refiero a cadáveres que no tienen espíritu, a personas cuyos espíritus han muerto en su interior. Entonces, cuando se enciende la chispa de la vida en los espíritus de las personas, estas cobran vida. Los santos de los que antes se hablaba se refieren a las personas que han cobrado vida, aquellas que estuvieron bajo la influencia de Satanás pero que lo derrotaron. El pueblo escogido de China ha sufrido la persecución cruel e inhumana y el engaño del gran dragón rojo, lo que los ha dejado mentalmente devastados y sin la más mínima pizca de valor para vivir. Por consiguiente, el despertar de sus espíritus debe comenzar con su esencia: poco a poco, sus espíritus han de ser despertados en su esencia. Cuando un día estos cobren vida, ya no habrá más obstrucciones y todo marchará sin problemas. Por el momento, esto sigue siendo inalcanzable. La mayoría de la gente vive de una manera que produce muchas corrientes mortales; están envueltos en un aura de muerte y carecen de muchas cosas. Las palabras y las acciones de algunas personas acarrean muerte y casi todo lo que provocan con su forma de vivir consiste en muerte. Si hoy las personas públicamente dan testimonio de Dios, entonces fracasarán en esta tarea, pues todavía tienen que cobrar vida completamente y existen demasiados muertos entre vosotros. Hoy, algunas personas se preguntan por qué Dios no muestra señales y prodigios para que Él pueda rápidamente esparcir Su obra entre los gentiles. Los muertos no pueden dar testimonio de Dios; eso es algo que sólo los vivos pueden hacer, y sin embargo la mayoría de las personas son ahora “hombres muertos”, demasiadas viven bajo un velo de muerte, viven bajo la influencia de Satanás y no pueden obtener la victoria. Siendo esto así, ¿cómo podrían dar testimonio de Dios? ¿Cómo podrían esparcir la obra del evangelio?
Todos aquellos que viven bajo la influencia de la oscuridad son los que viven en medio de la muerte, son los que Satanás posee. Sin que Dios las salve y las juzgue y las castigue, las personas no pueden escapar de la influencia de la muerte; no se pueden convertir en los vivos. Estos “hombres muertos” no pueden dar testimonio de Dios, y Dios tampoco los puede usar, mucho menos pueden entrar al reino. Dios quiere el testimonio de los vivos, no de los muertos, y Él pide que los vivos, no los muertos, trabajen para Él. “Los muertos” son los que se oponen y se rebelan contra Dios; son los que son insensibles en espíritu y no entienden las palabras de Dios; son los que no ponen la verdad en práctica y no tienen la más mínima lealtad a Dios, y son los que viven bajo el campo de acción de Satanás y que son explotados por Satanás. Los muertos se manifiestan oponiéndose a la verdad, rebelándose contra Dios y siendo viles, despreciables, maliciosos, brutos, engañosos e insidiosos. Incluso si esas personas comen y beben las palabras de Dios, no pueden vivir Sus palabras; aunque estas personas están vivas, sólo son cadáveres que caminan y respiran. Los muertos son totalmente incapaces de satisfacer a Dios, mucho menos de serle completamente obedientes. Sólo pueden engañarlo, blasfemar contra Él y traicionarlo, y todo lo que provocan con su forma de vivir revela la naturaleza de Satanás. Si las personas quieren convertirse en seres vivientes y dar testimonio de Dios, y que Dios las apruebe, entonces deben aceptar la salvación de Dios; se deben someter gustosamente a Su juicio y castigo y deben aceptar gustosamente la poda de Dios y ser tratadas por Él. Sólo entonces podrán poner en práctica todas las verdades que Dios exige, y sólo entonces obtendrán la salvación de Dios y se convertirán verdaderamente en seres vivientes. Dios salva a los vivos; Dios los ha juzgado y castigado, están dispuestos a consagrarse, están felices de dar sus vidas por Dios y con gusto dedicarían todas sus vidas a Él. Sólo cuando los vivos dan testimonio de Dios, Satanás puede ser humillado; sólo los vivos pueden esparcir la obra del evangelio de Dios, sólo los vivos son conformes al corazón de Dios, y sólo los vivos son personas reales. Originalmente el hombre que Dios hizo estaba vivo, pero debido a la corrupción de Satanás, el hombre vive en medio de la muerte y bajo la influencia de Satanás, y así, de esta manera, la gente se ha convertido en muertos sin espíritu, se han convertido en enemigos que se oponen a Dios, se han convertido en las herramientas de Satanás, y se han convertido en los cautivos de Satanás. Todas las personas vivientes que Dios creó se han convertido en personas muertas, y por eso Dios ha perdido Su testimonio y ha perdido a la humanidad que Él creó y que es lo único que tiene Su aliento. Si Dios ha de recuperar Su testimonio, y recuperar a los que Su propia mano hizo pero que Satanás ha tomado cautivos, entonces Él los debe resucitar para que se conviertan en seres vivientes, y Él los debe reclamar para que vivan en Su luz. Los muertos son los que no tienen espíritu, son insensibles en extremo y se oponen a Dios. Son ante todo aquellos que no conocen a Dios. Estas personas no tienen la más mínima intención de obedecer a Dios; sólo se rebelan contra Él y se oponen a Él, y no tienen la más mínima lealtad. Los vivos son aquellos cuyos espíritus han vuelto a nacer, que saben obedecer a Dios y son leales a Dios. Poseen la verdad y el testimonio y sólo estas personas son agradables a Dios en Su casa. Dios salva a los que pueden cobrar vida, pueden ver la salvación de Dios, pueden ser leales a Dios y están dispuestos a buscar a Dios. Él salva a los que creen en la encarnación de Dios y creen en Su aparición. Algunas personas pueden cobrar vida y algunas no; esto depende de si su naturaleza puede ser salvada o no. Muchas personas han oído un montón de palabras de Dios pero no entienden la voluntad de Dios, y todavía no son capaces de ponerlas en práctica. Tales personas son incapaces de vivir cualquier verdad y además interfieren deliberadamente con la obra de Dios. Son incapaces de hacer ninguna obra para Dios, no pueden consagrar nada a Él, y también en secreto gastan el dinero de la iglesia y comen en la casa de Dios gratis. Estas personas están muertas y no serán salvas. Dios salva a todos los que están en medio de Su obra, pero hay una parte de ellos que no puede recibir Su salvación. Esto se debe a que la mayoría de las personas han sido corrompidas muy profundamente y se han convertido en personas muertas y están más allá de la salvación; Satanás las ha explotado por completo y su naturaleza es demasiado maliciosa. Esa minoría de personas tampoco es capaz de obedecer a Dios completamente. No son esos que han sido absolutamente fieles a Dios desde el principio, ni que han tenido el mayor amor por Dios desde el principio; en su lugar, se han vuelto obedientes a Dios gracias a Su obra de conquista, ven a Dios gracias a Su amor supremo, hay cambios en su carácter gracias al justo carácter de Dios, y han llegado a conocer a Dios gracias a Su obra, que es tanto práctica como normal. Sin esta obra de Dios, no importa qué tan buenas fueran estas personas, todavía serían de Satanás, todavía serían de la muerte, y seguirían estando muertas. El hecho de que estas personas puedan recibir hoy la salvación de Dios es solamente porque están dispuestas a cooperar con Dios.
Gracias a su lealtad a Dios, Dios ganará a los vivos y vivirán en medio de Sus promesas, y por su oposición a Dios, a los muertos Dios los aborrecerá y rechazará y vivirán en medio de Su castigo y maldiciones. Tal es el justo carácter de Dios, que ningún hombre puede cambiar. Gracias a su propia búsqueda, las personas reciben la aprobación de Dios y viven en la luz; por sus esquemas astutos, Dios maldice a las personas y estas descienden al castigo; por su maldad, Dios castiga a las personas; y gracias a su anhelo y lealtad, las personas reciben las bendiciones de Dios. Dios es justo: Él bendice a los vivos, y maldice a los muertos para que siempre estén en medio de la muerte y nunca vivirán en la luz de Dios. Dios llevará a los vivos a Su reino y a Sus bendiciones para que estén por siempre con Él. En cambio, a los muertos los aplastará y los entregará a la muerte eterna; son el objeto de Su destrucción y siempre le pertenecerán a Satanás. Dios no trata a nadie injustamente. Todos los que verdaderamente buscan a Dios seguramente permanecerán en la casa de Dios, y todos los que son desobedientes a Dios e incompatibles con Él seguramente vivirán en medio de Su castigo. Tal vez, no estás seguro de la obra de Dios en la carne, pero un día la carne de Dios no va a arreglar directamente el fin del hombre; en cambio, Su Espíritu va a arreglar el destino del hombre y en ese momento las personas sabrán que la carne de Dios y Su Espíritu son uno, que Su carne no puede cometer errores y que Su Espíritu es todavía más incapaz de cometer errores. Por último, Él seguramente llevará a todos los que cobren vida a Su reino; ni uno más ni uno menos. En cuanto a los muertos, los que no han cobrado vida, serán arrojados a la guarida de Satanás.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres alguien que ha cobrado vida?
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