Palabras diarias de Dios: Revelación de la corrupción de la humanidad | Fragmento 373
3 Oct 2020
Dios creó a la humanidad, pero cuando Él viene al mundo humano las personas buscan resistirse a Él y alejarlo de su territorio, como si Él fuera un huérfano que va a la deriva por el mundo o como un hombre de mundo sin una patria. Nadie se siente apegado a Dios y nadie lo ama realmente, ni ha recibido bien Su venida. Más bien, cuando ven la venida de Dios, las nubes cubren los rostros gozosos con una sombra en un abrir y cerrar de ojos, como si se acercara una tormenta repentina o como si Dios pudiera llevarse la felicidad de su familia y como si Él nunca hubiera bendecido a los humanos, sino que les hubiera traído infortunios. Por tanto, en la mente de los hombres, Dios no es una bendición, sino, más bien, Alguien que siempre los maldice. Debido a esto, las personas no le prestan atención ni le dan la bienvenida; siempre son frías con Él y así ha sucedido siempre. Como los humanos albergan estas cosas en su corazón, Dios dice que la humanidad es irracional e inmoral, y que ni siquiera pueden percibirse en ella los sentimientos con los que los seres humanos están supuestamente equipados. Los humanos no muestran consideración alguna por los sentimientos de Dios, sino que usan la llamada “justicia” para tratar con Él. Así han sido durante muchos años y, por esta razón, Dios ha dicho que su carácter no ha cambiado. Esto acaba mostrando que no tienen más sustancia que unas cuantas plumas. Podría decirse que los seres humanos son unos miserables inútiles, porque no se valoran a sí mismos. Si ni siquiera se aman a sí mismos, sino que se pisotean a sí mismos, ¿no muestra esto que son inútiles? La humanidad es como una mujer inmoral que se engaña a sí misma y se entrega voluntariamente a otros para ser violada. Aun así, las personas siguen sin reconocer lo inferiores que son. Hallan placer en trabajar para otros o en hablar con otros, poniéndose bajo el control de otros; ¿no es esta precisamente la inmundicia de la humanidad? Aunque Yo no he experimentado una vida entre la humanidad y no he experimentado realmente la vida humana, he obtenido un entendimiento muy claro de cada movimiento, cada acción, cada palabra y cada acción de los humanos. Soy incluso capaz de exponer a los humanos a su vergüenza más profunda, al punto de que ya no se atrevan a mostrar sus propios artilugios ni a dar paso a su lujuria. Como hacen los caracoles, se esconden en su caparazón y ya no se atreven a exponer su horrible estado. Como los humanos no se conocen a sí mismos, su mayor defecto es que están dispuestos a exhibir sus encantos delante de los demás, mostrando su horrible rostro; esto es algo que Dios detesta al máximo. Esto se debe a que las relaciones entre las personas son anormales y hay una carencia de relaciones interpersonales normales entre las personas, y, más aún, de relaciones normales entre ellas y Dios. Dios ha dicho mucho y, al hacerlo, Su principal objetivo ha sido ocupar un lugar en el corazón de las personas para que puedan deshacerse de todos los ídolos que han habitado ahí. Por consiguiente, Dios puede ejercer el poder sobre toda la humanidad y lograr el propósito de Su existencia en la tierra.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Interpretaciones de los misterios de “las palabras de Dios al universo entero”, Capítulo 14
LAS PERSONAS NO SABEN LO INFERIORES QUE SON
Ⅰ
En las mentes de los hombres, Dios siempre es el que los maldice. Por eso no le prestan atención, siempre fueron fríos hacia Él. Dios dice que son inmorales, que son irracionales, porque en su corazón hay errores. Ni siquiera tienen sentimientos humanos.
Ⅱ
No les importan los sentimientos de Dios, usan la supuesta ""justicia"" para tratar con Él. El hombre ha sido así por muchos años, su carácter no cambió. Los hombres no se valoran, son inútiles y desdichados. Sin amor propio, solo se dañan. Despreciables parecen ser.
Ⅲ
La humanidad es como una mujer malvada que se engaña, y se entrega a otros voluntariamente para ser violada. Pero el hombre sigue sin ver su bajeza. Hallan placer en trabajar para otros, o en hablar con otros, poniéndose bajo su dominio; esta es la inmundicia de la humanidad.
Ⅳ
Como los hombres no se conocen, exhiben sus encantos y su horrible rostro; este es el defecto que Dios detesta más. Las personas se relacionan de forma anormal, así no puede haber una relación normal con Dios.
Ⅴ
Dios ha dicho tanto a la humanidad, para habitar en su corazón, para liberarla de todos los ídolos que ocupan lugar en su corazón. Entonces Dios Su poder ejercerá sobre toda la humanidad, y conseguirá Su propósito de que Dios en la tierra esté.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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