I

El Hijo del hombre expresa la verdad y ha venido entre los hombres.

Las ovejas de Dios oyen Su voz y regresan ante Él.

Comemos y bebemos la palabra de Dios, gozamos de ella

y asistimos al banquete del Cordero.

Ni siquiera en mis sueños imaginé que vería el rostro del verdadero Dios.

Cada día comemos y bebemos la palabra de Dios

para entender la verdad y ganar discernimiento.

A través de las tribulaciones y persecuciones,

hemos llegado a ver con claridad el rostro del gran dragón rojo.

Dejamos todo para seguir a Dios y Su palabra nos guía.

Cada día nos encontramos cara a cara con Dios

y nuestros corazones se llenan de una alegría más dulce que la miel.

Los espíritus de los que tienen hambre y sed de justicia están saciados.

Las vidas de quienes practican la verdad en todas las cosas crecen sin cesar.

Cumplimos nuestros deberes bien y con lealtad, y recibimos la aprobación de Dios.

Amaremos a Dios y daremos testimonio de Él por toda la eternidad.

II

Al experimentar el juicio de Dios, somos purificados y probamos el amor de Dios.

Las duras palabras de Dios que me perforan el corazón

han sido todas con el propósito de salvarme.

Solo tras experimentarlas entiendo las intenciones meticulosas de Dios.

Poder seguir a Dios es Su bendición.

Sufrimos todo tipo de tribulaciones y dolores, y esto está ordenado por Dios.

Sabemos que Dios es soberano sobre todas las cosas

y ganamos fe y fortaleza.

Desentrañamos las estratagemas de Satanás y ya no somos tímidos ni temerosos.

Estamos felices de dejar que Dios nos orqueste como desee

y de mantenernos firmes en nuestro testimonio de Él.

He disfrutado mucho del amor de Dios

y, si no se lo retribuyo, no soy digno de ser llamado ser humano.

Seré leal hasta la muerte, amaré a Dios y lo seguiré hasta el final.

Amaré a Dios y daré testimonio de Él por toda la eternidad.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos