Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 173

27 Jul 2020

(4) La luz

La cuarta cosa tiene relación con los ojos de las personas, es la luz. Esto es muy importante. Cuando ves una luz brillante, y el resplandor de la misma alcanza cierto grado, tus ojos se cegarán. Después de todo, los ojos humanos son de carne y no son inmunes al daño. ¿Se atreve alguien a mirar directamente al sol? (No). ¿Lo ha intentado alguien? Algunos lo han intentado. Podéis hacerlo con gafas de sol, ¿verdad? Eso exige la ayuda de herramientas sin las cuales los ojos descubiertos del hombre no podrían mirar directamente al sol; los seres humanos no tienen esta capacidad. Dios creó el sol para traer la luz a la humanidad, pero también manipuló esta luz. Él no lo creó simplemente para luego echarlo a un lado e ignorarlo. ¡A quién le importa que los ojos del hombre no puedan soportarlo! Dios no hace las cosas así. Las hace con mucha delicadeza y considera todos los aspectos. Él dio a la humanidad ojos para poder ver, pero también ha preparado el grado de luminosidad dentro del cual puede hacerlo. No funcionará si no hay suficiente luz. Si está tan oscuro que las personas no pueden ver su mano delante de ellas, sus ojos perderán su función y no podrán usarse; tampoco podrán ver nada en lugares demasiado luminosos. Por tanto, en el entorno en el que vive la humanidad, Dios ha dado la cantidad de luz apropiada para los ojos humanos. Esta luz no los herirá ni dañará y, además, no hará que pierdan su función y garantiza que los ojos podrán ver todo lo que deban ver. Esta es la razón por la que Dios añadió la cantidad apropiada de nubes alrededor del sol y de la tierra, y por la que la densidad del aire también puede filtrar habitualmente la luz que puede dañar los ojos o la piel de las personas. Todo esto está correlacionado. Adicionalmente, el color de la tierra creada por Dios también refleja la luz del sol y toda clase de luz, librándose de esa parte de luminosidad de la luz que incomoda a los ojos humanos. De esa forma, las personas no necesitan llevar siempre gafas de sol muy oscuras para poder caminar por el exterior y seguir adelante con sus vidas. En circunstancias normales, los ojos humanos pueden ver cosas dentro del alcance de su visión y la luz no se los impedirá. Es decir, esta luz no puede ser demasiado intensa ni demasiado tenue: si es demasiado tenue, los ojos de las personas sufrirán daños y no podrán ser usados durante mucho tiempo antes de que dejen de funcionar; si la luz es demasiado brillante, los ojos no podrían soportarla, y quedarían inservibles dentro de 30 a 40 años o de 40 a 50 años. Es decir, esta luz es apropiada para que los ojos humanos puedan ver, y Dios ha minimizado el daño producido por la luz a los ojos humanos por medio de diversos métodos. Independientemente de que la luz produzca beneficios o inconvenientes a los ojos humanos, es suficiente para permitir que los ojos de las personas duren hasta el final de sus vidas. ¿Verdad? (Sí). ¿No lo ha meditado Dios muy detenidamente? Pero cuando Satanás, el diablo, hace cosas, nunca considerar nada de esto. La luz es demasiado brillante o demasiado tenue, Satanás no considera en absoluto los sentimientos de la humanidad.

Dios obró así respecto a todos los aspectos del cuerpo humano: la visión, la audición, el gusto, la respiración, los sentimientos… para maximizar la adaptabilidad de la humanidad a la supervivencia, de forma que esta pueda vivir, para que viva normalmente y siga haciéndolo. Este entorno de vida que ha sido creado por Dios es el más adecuado y beneficioso para la supervivencia de la humanidad. Algunos podrían pensar que no es gran cosa y que todo es simplemente muy ordinario. Los sonidos, la luz y el aire son elementes con los que las personas sienten haber nacido y de los que pueden disfrutar desde el momento del nacimiento. Pero lo que Él hizo al margen de que disfruten de estas cosas es algo que deben conocer y entender. Independientemente de que sientas que existe alguna necesidad de entender o conocer estas cosas, Dios las creó tras haber reflexionado mucho; Él tenía un plan, ciertas ideas. Él no puso a la humanidad en ese entorno de un modo simple, casual ni sin consideración alguna. Podéis pensar que cada una de las cosas de las que he hablado no es para tanto, pero en Mi opinión, cada cosa provista por Dios para la humanidad es necesaria para la supervivencia de esta. La acción de Dios está presente en ello.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VIII

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