Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 199

3 Sep 2020

Cuando Moisés golpeó la roca y brotó de ella el agua conferida por Jehová, fue gracias a su fe. Cuando David tocó la lira para alabarme, a Mí, Jehová —con el corazón lleno de alegría— fue gracias a su fe. Cuando Job perdió su ganado que llenaba las montañas, y enormes cantidades de riqueza y su cuerpo se cubrió de dolorosas llagas, fue debido a su fe. Cuando él pudo escuchar Mi voz, la voz de Jehová, y ver Mi gloria, la gloria de Jehová, fue gracias a su fe. Que Pedro haya podido seguir a Jesucristo, fue debido a su fe. Que pudiera ser clavado en la cruz por Mí y dar testimonio glorioso de Mí, también fue debido a su fe. Cuando Juan vio la imagen gloriosa del Hijo del hombre, fue debido a su fe. Cuando vio la visión de los últimos días, fue, aún más, a causa de su fe. La razón por la que las así llamadas multitudes de las naciones gentiles han obtenido Mi revelación y han llegado a tener conocimiento de que Yo he regresado en la carne para llevar a cabo Mi obra entre los hombres, también es a causa de su fe. ¿Acaso todos los que son golpeados por Mis severas palabras —y que, sin embargo, les traen consuelo y son salvados— no lo han hecho por causa de su fe? Las personas han recibido muchas cosas debido a su fe, y no siempre es una bendición. Quizá no reciban la clase de felicidad y gozo que David sintió o quizá Jehová no les otorgue agua como hizo con Moisés. Por ejemplo, en el caso de Job, fue bendecido por Jehová a causa de su fe, pero también sufrió desgracias. Ya sea que recibas una bendición o sufras una desgracia, ambos son acontecimientos benditos. Sin la fe, no serías capaz de recibir esta obra de conquista, y, mucho menos ver los actos de Jehová manifestados ante tus ojos hoy. No serías capaz de ver, y, menos aún, podrías recibir. Estos azotes, estas calamidades, y todos los juicios, si no te sobrevinieran, ¿serías capaz de ver hoy los actos de Jehová? Hoy, la fe es la que te permite ser conquistado, y es el que seas conquistado lo que te permite creer en cada acto de Jehová. Es solo debido a la fe que recibes este tipo de castigo y juicio. Por medio de ellos, eres conquistado y perfeccionado. Sin la clase de castigo y de juicio que estás recibiendo hoy, tu fe sería en vano, porque no conocerías a Dios; sin importar lo mucho que creyeras en Él, tu fe seguiría siendo solo una expresión vacía no fundamentada en la realidad. Es solo después de que recibes esta obra de conquista, una obra que te hace completamente obediente, que tu fe se vuelve verdadera y confiable, y tu corazón se vuelve hacia Dios. Aunque sufras gran juicio y maldición debido a esta palabra, “fe”, tienes una fe verdadera, y recibes la cosa más verdadera, real y preciosa. Esto se debe a que solo en el transcurso del juicio ves el destino final de las creaciones de Dios; es en este juicio que ves que el Creador ha de ser amado; es en esa obra de conquista que contemplas el brazo del Creador; es en esta conquista que llegas a comprender plenamente la vida humana; es en esta conquista que obtienes la senda correcta de la vida humana y llegas a comprender el verdadero significado del término “hombre”; es solo en esta conquista que ves el carácter justo del Todopoderoso y Su hermoso y glorioso rostro; es en esta obra de conquista donde aprendes sobre el origen del hombre y entiendes la “historia inmortal” de toda la humanidad; es en esta conquista donde llegas a comprender quiénes son los antepasados de la humanidad y cuál es el origen de la corrupción de esta; es en esta conquista donde recibes gozo y consuelo, así como castigo, disciplina y palabras interminables de reprensión por parte del Creador hacia la humanidad que Él creó; es en esta obra de conquista que recibes bendiciones, así como las calamidades que el hombre se merece… ¿No se debe todo esto a ese poquito de fe que tienes? Y ¿acaso no creció tu fe después de obtener estas cosas? ¿No has ganado una cantidad enorme de fe? No solo has escuchado la palabra de Dios y visto Su sabiduría, sino que también has experimentado personalmente cada paso de Su obra. Quizás dirías que, si no tuvieras fe, no sufrirías este tipo de castigo o juicio. Pero deberías saber que, sin fe, no solo serías incapaz de recibir esta clase de castigo o este tipo de cuidado por parte del Todopoderoso, sino que también perderías para siempre la oportunidad de conocer al Creador. No conocerías nunca el origen de la humanidad y jamás comprenderías la importancia de la vida humana. Incluso si tu cuerpo muriera y tu alma partiera, seguirías sin entender todos los actos del Creador, y, mucho menos, sabrías que Él hizo tan grande obra en la tierra después de crear a la humanidad. Como miembro de esta humanidad que Él creó, ¿estás dispuesto a caer de esta forma en las tinieblas por ignorancia y a sufrir el castigo eterno? Si te separas del castigo y el juicio de hoy, ¿con qué te encontrarás? ¿Piensas que una vez separado del juicio presente serás capaz de escapar de esta vida difícil? ¿No es verdad que si dejas “este lugar”, lo que encontrarás es un doloroso tormento o maltratos crueles infligidos por el diablo? ¿Podrías encontrar días y noches insoportables? ¿Piensas que solo porque escapas a este juicio hoy puedes evadir para siempre esa tortura futura? ¿Qué te encontrarás en el camino? ¿Puede ser verdaderamente el Shangri-La que esperas? ¿Piensas que puedes escapar al castigo eterno futuro simplemente huyendo de la realidad de la forma en que lo haces ahora? Después de hoy, ¿podrás encontrar alguna vez este tipo de oportunidad y esta clase de bendición? ¿Podrás encontrarlas cuando te sobrevenga el desastre? ¿Podrás encontrarlas cuando toda la humanidad entre en el reposo? Tu feliz vida actual y tu pequeña familia armoniosa, ¿pueden sustituir tu destino eterno futuro? Si tienes fe verdadera y si obtienes mucho debido a tu fe, entonces, todo eso es lo que tú —un ser creado— deberías ganar y también lo que deberías haber tenido en primer lugar. Nada es más beneficioso para tu fe y para tu vida que esa clase de conquista.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (1)

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