I

Dios expresa la verdad, inicia una nueva era y tenemos una nueva vida.

Comemos, bebemos y disfrutamos de la palabra de Dios,

y asistimos al banquete en toda su abundancia.

¡Nuevas personas, una nueva senda, nuevos acontecimientos,

nuevas cosas y una nueva vida!

¡Qué afortunado soy de haber dado la bienvenida al Señor!

Estoy verdaderamente bendecido de escuchar la voz de Dios

y he llegado a ver al Dios práctico.

Mi corazón desborda de alegría y las canciones emanan de mi boca.

He sido elevado ante Dios y derramo lágrimas de gratitud.

Mientras Dios nos riega, sustenta y guía personalmente,

entramos en la nueva vida del reino.

Emulamos a Pedro, caminamos por la senda de amar a Dios

y nuestras vidas están llenas de alegría.

II

El pueblo escogido de Dios se congrega

para comer y beber Su palabra como una sola familia.

¡Cómo nos amamos unos a otros sin barreras!

¡Qué dicha es vivir en la casa de Dios!

Allí hablamos, reímos, cantamos, bailamos ¡y somos libres de verdad!

¡Qué dicha es vivir en la presencia de Dios!

Nos apoyamos entre nosotros en las pruebas y tribulaciones,

unidos por la palabra de Dios.

Al haber sido juzgados y salvados, se nos conmueven los corazones;

Dios Todopoderoso nos ha salvado y nos ha dado una nueva vida.

Mientras bailas en alabanza a Dios, yo me pongo a un lado y aplaudo.

Nos despojamos de nuestra corrupción y servimos en coordinación

para que tanto el hombre como Dios se regocijen.

Compartimos la verdad y hablamos de nuestras experiencias,

esforzándonos por ser los primeros en dar testimonio de Dios.

Qué jubilosa es la vida de las nuevas personas

que tienen la verdadera bendición de ganar la verdad.

El pueblo de Dios siente verdadera alegría y rodea Su trono para alabarle.

Las brillantes perspectivas del reino no tienen límite

y todavía quedan más escenas jubilosas por venir.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos