En los últimos días, la palabra de Cristo juzga a toda la humanidad;

la Era del Reino ha comenzado.

Todas las cosas son renovadas ahora por las palabras que pronuncia Dios.

Todas las cosas se hacen bellas y nuevas;

cada cosa se revive, todo se renueva y todo cambia.

Regocijándonos, entonamos alabanzas a Dios.

El sonido de nuestras alabanzas brota a través de los cielos.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Todo el pueblo de Dios rebosa de alabanzas a Dios.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Todo el pueblo de Dios rebosa de alabanzas a Dios.

El juicio ha comenzado en la casa de Dios,

revelando Su justicia.

El pueblo de Dios se inclina ante Él,

para aceptar Su juicio y ser purificado.

Las palabras de Dios nos guían en las pruebas y la adversidad.

Damos testimonio y ganamos Su aprobación.

Honrados con la comisión de Dios,

proclamamos Sus obras y damos testimonio de ellas.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Todo el pueblo de Dios rebosa de alabanzas a Dios.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Todo el pueblo de Dios rebosa de alabanzas a Dios.

Las palabras de Dios son omnipotentes y sabias,

al hombre le cuesta comprenderlas, estamos plenamente convencidos.

Las palabras de Dios lo consiguen todo,

clasifican a la gente según su especie.

Los que aman a Dios le obedecen,

pero los que se oponen son destruidos.

Alabamos la omnipotencia y sabiduría de Dios y Su justo carácter.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Todo el pueblo de Dios rebosa de alabanzas a Dios.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Todo el pueblo de Dios rebosa de alabanzas a Dios.

Alabemos la finalización de la obra de Dios,

ha creado un grupo de vencedores.

Los escogidos de Dios aceptan Su escrutinio,

cumpliendo su deber desde su lugar.

Tratan de satisfacer a Dios en cuerpo y alma;

todos los que lo aman son perfeccionados.

El mundo entero rebosa de Su justicia y santidad.

El reino es hermoso y siempre nuevo.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Nuestros cánticos de alabanza no cesarán jamás.

¡Oh, alabémosle! ¡Oh, gritemos y cantemos!

Nuestros cánticos de alabanza no cesarán jamás.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos