I

Dios ha comenzado Su obra por todo el universo.

La gente se despierta y se mueve alrededor de Su obra.

Cuando Dios “viaja” dentro de ellos,

ellos se libran de Satanás.

Son libres para siempre de las cadenas del sufrimiento.

Cuando llega el día de Dios, toda la gente está feliz.

La tristeza en sus corazones desaparece para siempre.

Nubes de tristeza se esfuman, el aire fresco flota libre.

Juntos, abunda la alegría eterna de Dios y el hombre.

Cuando todos alaban a Dios, es exaltado entre todas las cosas.

El cielo se torna azul. Las flores y la hierba florecen.

Todo en la tierra se torna tan hermoso.

II

Todas las cosas quieren oír la palabra de Dios de Su boca.

Y todos se alegran con lo que Él dice y hace.

Él es el más elevado, sin embargo, vive con el hombre.

Las obras del hombre,

manifestaciones de Su creación del cielo y la tierra.

Cuando todos alaban a Dios, es exaltado entre todas las cosas.

El cielo se torna azul. Las flores y la hierba florecen.

Todo en la tierra se torna tan hermoso.

III

Por Su voz, el hombre corretea.

La gente en Su reino está colmada de alegría, sus vidas crecen.

Dios obra entre los elegidos.

Su obra no se puede contaminar con las nociones de la humanidad.

Porque Dios hace Su propia obra.

IV

Cuando Dios hace Su obra, todo se renueva y cambia.

Cuando Dios completa Su obra, el hombre se recupera,

ya no está angustiado por lo que Dios le pide.

¡La tierra está bendita con alegría!

Cuando todos alaban a Dios, es exaltado entre todas las cosas.

El cielo se torna azul. Las flores y la hierba florecen.

Todo en la tierra se torna tan hermoso.

Cuando la tierra se llena de alegría,

Dios aprovecha ese momento para bendecir a la humanidad.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”