74 El juicio y el castigo de Dios son para salvar al hombre
I
Dios ha venido para obrar en la tierra con el fin de salvar a la humanidad corrupta. Si la hubiera, Él ciertamente no habría venido a cumplir con Su obra en persona. En el pasado, Su medio de salvación implicaba mostrar el máximo amor y misericordia, tanto que le dio Su todo a Satanás a cambio de toda la humanidad. El presente no tiene nada que ver con el pasado: La salvación que hoy se os otorga ocurre en la época de los últimos días, durante la clasificación de cada uno de acuerdo a su especie; el medio de vuestra salvación no es el amor ni la misericordia, sino el castigo y el juicio para que el hombre pueda ser salvado más plenamente.
II
Así, todo lo que recibís es castigo, juicio y golpes despiadados, pero sabed que en esta golpiza cruel no hay el más mínimo castigo. Independientemente de lo severas que puedan ser Mis palabras, lo que cae sobre vosotros son solo unas cuantas palabras que podrían pareceros totalmente crueles y, sin importar cuán enfadado pueda Yo estar, lo que viene sobre vosotros siguen siendo palabras de reproche y no tengo la intención de lastimaros o haceros morir. ¿No es todo esto un hecho?
III
El juicio justo se realiza con el fin de purificar al hombre, y el refinamiento cruel con el de limpiarlo; tanto las palabras severas como la reprensión son para purificar y salvar. ¿Qué tenéis que decir frente a tal castigo y juicio? ¿No habéis gozado siempre de la salvación, de principio a fin? Habéis visto a Dios encarnado y os habéis percatado de Su omnipotencia y sabiduría; además, habéis experimentado repetidos golpes y disciplina. Sin embargo, ¿no habéis recibido también la gracia suprema?
IV
¿No son vuestras bendiciones mayores que las de cualquier otro? ¡Vuestras gracias son incluso más abundantes que la gloria y las riquezas disfrutadas por Salomón! Pensad en esto: si Mi intención al venir no fuera salvaros, ¿podrían vuestros días haber durado tanto? Si Mi objetivo fuera solo castigaros, entonces ¿por qué me habría hecho carne y embarcado en semejante empresa? ¿Acaso castigaros a vosotros, simples mortales, no podría concretarse con una sola palabra? ¿Necesitaría todavía destruiros después de condenaros deliberadamente? ¿Seguís sin creer estas palabras Mías?
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre