c. Cómo discernir a los anticristos

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

¿Cómo caracteriza Dios a los anticristos? Como aquellos que odian la verdad y se oponen a Dios: ¡son Sus enemigos! Oponerse a la verdad, odiar a Dios y todas las cosas positivas no es producto de una debilidad ni de la necedad momentáneas de la gente corriente, ni tampoco la revelación de pensamientos y puntos de vista incorrectos que surgen de la comprensión distorsionada de un momento; este no es el problema. El problema es que son anticristos, los enemigos de Dios, que odian todo lo positivo y toda la verdad; son personajes que odian y se oponen a Dios. ¿Cómo considera Él a tales personajes? ¡No los salva! Estas personas desprecian y odian la verdad, poseen la esencia-naturaleza de los anticristos. ¿Comprendéis esto? Lo que se deja aquí en evidencia es la perversidad, la mezquindad y el odio a la verdad. Es la más grave de las actitudes satánicas entre las actitudes corruptas, representa las características más típicas y sustanciales de Satanás, no las actitudes corruptas reveladas por la humanidad corrupta ordinaria. Los anticristos son una fuerza hostil a Dios. Pueden perturbar y controlar la iglesia, y tienen la capacidad de desmantelar y trastornar la obra de gestión de Dios. Esto no es algo que puedan hacer las personas corrientes con actitudes corruptas; solo los anticristos son capaces de tales acciones. No subestiméis este asunto.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 6

En la época en la que Dios no se había hecho carne todavía, la medida de si un hombre se oponía a Él se basaba en si adoraba y admiraba al Dios invisible en el cielo o no. La manera en que se definía la oposición a Dios en esa época no era tan práctica, porque el hombre no podía ver a Dios ni conocer cómo era Su imagen, ni saber cómo obraba y hablaba. El hombre no tenía nociones acerca de Dios en absoluto y creía en Él con vaguedad, porque Él no se había aparecido al hombre todavía. Por tanto, independientemente de cómo creyese el hombre en Dios en su imaginación, Dios no condenaba al hombre ni le hacía exigencias demasiado elevadas, porque el hombre era completamente incapaz de ver a Dios. Cuando Dios se hace carne y viene a obrar entre los hombres, todos lo contemplan y oyen Sus palabras, y todos ven los hechos que Dios obra dentro de Su cuerpo de la carne. En ese momento, todas las nociones del hombre se convierten en espuma. En cuanto a aquellos que han visto a Dios aparecer en la carne, no serán condenados si se someten a Él de buen grado, mientras que los que están contra Él intencionadamente se considerarán oponentes de Dios. Tales personas son anticristos, enemigos que deliberadamente se resisten a Él.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él

Cualquiera que no crea en Dios encarnado es demoniaco y, es más, va a ser destruido. Los que tienen fe, pero no practican la verdad, los que no creen en el Dios encarnado y los que de ningún modo creen en la existencia de Dios, también van a ser objeto de la destrucción. Todos aquellos a quienes se permitirá permanecer son personas que han pasado por el sufrimiento de la refinación y han permanecido firmes; estas son personas que verdaderamente han padecido pruebas. Cualquiera que no reconozca a Dios es un enemigo; es decir, cualquiera que no reconoce a Dios encarnado, tanto dentro como fuera de esta corriente, ¡es un anticristo!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

Si has creído en Dios muchos años, pero nunca te has sometido a Él y no aceptas todas Sus palabras, y, en cambio, le pides que se someta a ti y actúe según tus propias nociones, entonces eres el más rebelde de todos; eres un incrédulo. ¿Cómo podría una persona así someterse a la obra y las palabras de Dios, que no se ajustan a las nociones del hombre? Los más rebeldes de todos son los que intencionalmente desafían a Dios y se le resisten. Ellos son Sus enemigos y los anticristos. Su actitud siempre es de hostilidad hacia la nueva obra de Dios; nunca tienen la mínima tendencia a someterse y jamás se han sometido o humillado de buen grado. Se creen los más superiores ante los demás y nunca se someten a nadie. Delante de Dios, consideran que son los mejores para predicar la palabra y los más hábiles para obrar en los demás. Nunca desechan los “tesoros” que poseen, sino que los tratan como herencias familiares a las que adorar y las usan para predicar a los demás y sermonear a los necios que los idolatran. De hecho, hay una cierta cantidad de personas de este tipo en la iglesia. Se podría decir que son “héroes indómitos”, que, generación tras generación, residen temporalmente en la casa de Dios. Consideran que predicar la palabra (doctrina) es su tarea suprema. Año tras año y generación tras generación, se dedican vehementemente a hacer que su deber “sagrado e inquebrantable” se cumpla. Nadie se atreve a tocarlos; ni una sola persona se atreve a reprenderlos abiertamente. Se convierten en “reyes” en la casa de Dios y causan estragos mientras oprimen a los demás, era tras era. Este grupo de demonios busca unirse y derribar Mi obra; ¿cómo puedo permitir que estos demonios vivientes existan delante de Mis ojos? Ni siquiera quienes se someten a medias pueden seguir hasta el final, ¡cuánto menos estos tiranos que no tienen ni una pizca de sumisión en su corazón! El hombre no obtiene fácilmente la obra de Dios. Aun si usaran toda su fuerza, las personas solo podrán obtener una porción, lo que, al final, les permitirá ser perfeccionados. ¿Qué sucede, entonces, con los hijos del arcángel que buscan destruir la obra de Dios? ¿No tienen acaso menos esperanza de ser ganados por Dios?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que se someten a Dios con un corazón sincero, con seguridad serán ganados por Él

Hay algunos que leen la Biblia en grandes iglesias y la recitan todo el día, pero ninguno de ellos entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno de ellos es capaz de conocer a Dios y mucho menos es conforme a las intenciones de Dios. Son todos personas inútiles y viles, que se ponen en alto para sermonear a Dios. Se oponen deliberadamente a Él mientras llevan Su estandarte. Afirman tener fe en Dios, pero aun así comen la carne y beben la sangre del hombre. Todas esas personas son diablos que devoran el alma del hombre, demonios jefes que perturban deliberadamente a aquellos que tratan de entrar en la senda correcta y obstáculos en el camino de quienes buscan a Dios. Pueden parecer de “buena constitución”, pero ¿cómo van a saber sus seguidores que no son más que anticristos que llevan a la gente a levantarse contra Dios? ¿Cómo van a saber sus seguidores que son diablos vivientes dedicados a devorar a las almas humanas?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él

Mira a los líderes de cada religión y denominación: son todos arrogantes y sentenciosos, y sus interpretaciones de la Biblia carecen de contexto y están guiadas por sus propias nociones y figuraciones. Todos confían en los dones y el conocimiento para hacer su obra. Si fueran incapaces de predicar nada, ¿les seguirían las personas? Después de todo, poseen cierto conocimiento y pueden predicar ciertas doctrinas, o saben cómo ganarse a los demás y cómo usar algunos trucos. Usan tales cosas para engañar a las personas y llevarlas ante ellos. Esas personas creen en Dios solo de nombre, pero, en realidad, siguen a estos líderes. Cuando se encuentran con alguien que predica el camino verdadero, algunos de ellos dicen: “Tenemos que consultarle a nuestro líder respecto a las cuestiones de fe”. Fíjate que la gente necesita la aprobación y el consentimiento de los demás cuando se trata de creer en Dios y aceptar el camino verdadero; ¿no es esto un problema? ¿En qué se han convertido, pues, esos líderes? ¿Acaso no se han vuelto fariseos, falsos pastores, anticristos y obstáculos para que las personas acepten el camino verdadero? Esas personas son de la misma clase que Pablo.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Hemos predicado el evangelio una y otra vez a muchos líderes dentro de los círculos religiosos, pero, sin importar cuánto hablemos de la verdad con ellos, no la aceptan. ¿Por qué ocurre esto? Porque su arrogancia se ha vuelto su segunda naturaleza y Dios ya no tiene lugar en su corazón. Algunas personas podrían decir: “Las personas que están bajo el liderazgo de ciertos pastores en el mundo religioso realmente tienen mucha energía, es como si Dios estuviese entre ellos”. ¿Confundes tener entusiasmo con tener energía? Sin importar lo elevadas que puedan sonar las teorías de esos pastores, ¿acaso conocen a Dios? Si realmente temiesen a Dios en el fondo de su corazón, ¿harían que las personas los siguieran y los exaltaran? ¿Serían capaces de controlar a los demás? ¿Se atreverían a impedir que otros busquen la verdad e investiguen el camino verdadero? Si creen que las ovejas de Dios en realidad son suyas y que todos deberían escucharlos, ¿acaso no se consideran Dios? Las personas así son todavía peores que los fariseos. ¿Acaso no son auténticos anticristos?

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Una naturaleza arrogante es la raíz de la resistencia del hombre a Dios

Los pastores y ancianos del mundo religioso son todas personas que estudian el conocimiento bíblico y la teología; son fariseos hipócritas que se resisten a Dios. […] ¿Son realmente creyentes aquellos en el cristianismo y el catolicismo que estudian la Biblia, teología e incluso la historia de la obra de Dios? ¿Son diferentes a los creyentes y seguidores de Dios sobre los que Él habla? A ojos de Dios, ¿son creyentes? No, estudian teología, estudian a Dios, pero no lo siguen ni dan testimonio de Él. Su estudio de Dios es el mismo que el de aquellos que estudian historia, filosofía, derecho, biología o astronomía. Lo que pasa es que no les gusta la ciencia u otras materias, en concreto, lo que les gusta es estudiar teología. ¿Qué desenlace provoca que busquen fragmentos de aquí y de allá de la obra de Dios para estudiarlo? ¿Pueden descubrir la existencia de Dios? No, nunca. ¿Pueden entender las intenciones de Dios? (No). ¿Por qué? Porque viven en palabras, en conocimiento, en filosofía, en la mente humana y en los pensamientos humanos. Nunca verán a Dios ni los esclarecerá el Espíritu Santo. ¿Cómo los cataloga Dios? Como incrédulos, como no creyentes. Estos no creyentes e incrédulos se mezclan con la supuesta comunidad cristiana, se comportan como creyentes en Dios, como cristianos, pero ¿adoran en realidad a Dios? ¿Poseen verdadera sumisión? (No). ¿Eso por qué? Una cosa está clara: en su interior, un número considerable de ellos no cree en la existencia de Dios ni en que Él creara el mundo y que sea soberano sobre todas las cosas, y menos todavía que Dios se pueda hacer carne. ¿Qué quiere decir esta falta de creencia? Implica duda y negación. Adoptan incluso una actitud de no esperar que las profecías expresadas por Dios, en especial aquellas relativas a los desastres, se vayan a hacer realidad o vayan a suceder. Esta es su actitud hacia la creencia en Dios, y es la esencia y la verdadera cara de su supuesta fe. Estas personas estudian a Dios porque están particularmente interesadas en la materia y en el conocimiento de la teología, y en los hechos históricos de la obra de Dios; son un mero grupo de intelectuales que estudian teología, que no creen en la existencia de Dios, así que, ¿cómo reaccionan cuando Dios viene a obrar, cuando se cumplen las palabras de Dios? ¿Cuál es su primera reacción al oír que Dios se ha hecho carne y ha empezado una nueva obra? “¡Imposible!”. Condenan a cualquiera que predique el nuevo nombre de Dios y Su nueva obra, e incluso quieren matarlo o eliminarlo. ¿Qué clase de manifestación es esa? ¿Acaso no es la de un típico anticristo? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los fariseos, los sumos sacerdotes y los escribas antiguos? Son hostiles hacia la obra de Dios, hacia Su juicio en los últimos días, hacia que Dios se haga carne, y más si cabe, son hostiles a que se cumplan las profecías de Dios. Creen: “Si no te haces carne, si tienes la forma de un cuerpo espiritual, entonces tú eres dios; si te encarnas y te conviertes en una persona, entonces no eres dios y no te reconocemos”. ¿Qué implica esto? Significa que, mientras estén aquí, no permitirán que Dios se haga carne. ¿Acaso no es el típico anticristo? Es un auténtico anticristo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (III)

Hay otra manifestación de los anticristos en su forma de tratar al Dios encarnado. Dicen: “En cuanto vi que cristo era una persona corriente, se formaron nociones en mi mente. ‘La Palabra manifestada en carne’ es una expresión de dios; es la verdad y lo admito. Tengo una copia de ‘La Palabra manifestada en carne’, y eso es suficiente. No necesito tener contacto con cristo. Si tengo nociones, negatividad o debilidad, puedo resolverlas con solo leer la palabra de dios. Es fácil desarrollar nociones si tengo contacto con el dios encarnado, y esto muestra que estoy demasiado profundamente corrompido. Si llego a ser condenado por dios, no tendré esperanza de salvación. Por eso, es mejor si leo la palabra de dios por mi cuenta. Es el dios en el cielo quien puede salvar a la gente”. Son las palabras de Dios y Su enseñanza actuales, especialmente aquellas palabras que exponen el carácter y la esencia de los anticristos, las que más hieren sus corazones y les resultan más dolorosas. Estas son las palabras que los anticristos están menos dispuestos a leer. Por lo tanto, los anticristos desean en su interior que Dios abandone pronto la tierra, para que ellos puedan gobernarla mediante su propio poder. Creen que la carne en la que se encarna Dios, esta persona corriente, es superflua para ellos. Siempre reflexionan: “Antes de escuchar los sermones de cristo, sentía que lo entendía todo y que estaba bien en todos los aspectos, pero, después de escucharlos, es diferente. Ahora me siento como si no tuviera nada, siento que soy muy insignificante y lamentable”. Entonces, determinan que las palabras de Cristo no los exponen a ellos sino a otros, y piensan que no es necesario escuchar los sermones de Cristo, que con leer “La Palabra manifestada en carne” es suficiente. Internamente, la intención principal de los anticristos es negar el hecho de que Dios se ha hecho carne, negar el hecho de que Cristo expresa la verdad; piensan que de esta manera tienen la esperanza de salvarse a través de su creencia en Dios y pueden gobernar como reyes en la iglesia, satisfaciendo así su intención inicial al creer en Dios. Los anticristos tienen una naturaleza innata de resistencia a Dios; son tan incompatibles con el Dios encarnado como el fuego y el agua, en eterna discordia. Piensan que cada día que Cristo existe es un día en el que les resultará difícil brillar, y que están en peligro de ser condenados, descartados, destruidos y castigados. Mientras que Cristo no hable y no obre, y mientras que el pueblo elegido de Dios no lo admire, entonces la oportunidad de los anticristos está a su alcance. Tienen la oportunidad de demostrar sus habilidades. Con un movimiento de la mano, masas de personas se pasarán a su bando, y los anticristos podrán gobernar como reyes. La esencia-naturaleza de los anticristos es sentir aversión por la verdad y odio hacia Cristo. Compiten con Él a ver quién tiene más talento o quién es más capaz; compiten con Él a ver si son Sus palabras o las de ellos las que tienen más poder y quién tiene mayores habilidades. Como están haciendo lo mismo que Cristo, pretenden hacer ver a los demás que, aunque tanto ellos como Él son humanos, las habilidades y la erudición de Cristo no son mejores que las de una persona corriente. Los anticristos compiten con Cristo en todos los sentidos, disputando quién es mejor y tratando de negar desde todos los ángulos el hecho de que Cristo es Dios, de que Él es la encarnación del Espíritu de Dios y la encarnación de la verdad. También piensan en diversas formas y medios, en todos los ámbitos, de evitar que Cristo tenga poder entre los miembros del pueblo escogido de Dios, para evitar que las palabras de Cristo se difundan o implementen entre ellos, e incluso para evitar que las cosas que Él hace, las cosas que exige de las personas y Sus esperanzas para ellas se concreten entre los escogidos de Dios. Es como si, cuando Cristo está presente, ellos fueran despreciados, condenados y rechazados por la iglesia; un grupo de personas ubicadas en un rincón oscuro. Podemos ver en las diversas manifestaciones de los anticristos que, por su esencia y carácter, son irreconciliables con Cristo: ¡no pueden estar bajo el mismo cielo que Él! Los anticristos han sido antagónicos a Dios desde que nacieron; intentan específicamente resistirse a Cristo y quieren derrotarlo y vencerlo. Quieren que todo el trabajo que Cristo hace sea en vano y para nada, para que al final Él no gane a mucha gente y para que, sin importar dónde obre, no obtenga resultados. Solo entonces los anticristos serán felices. Si Cristo expresa verdades y la gente está sedienta de ellas, buscándolas, aceptándolas con gusto y estando dispuesta a gastarse por Cristo, a abandonarlo todo y difundir el evangelio de Cristo, entonces los anticristos se desaniman y sienten que no hay esperanza para el mañana, que nunca tendrán la oportunidad de brillar, como si los hubiesen arrojado al infierno. Si se observan estas manifestaciones de los anticristos, ¿esta esencia suya de luchar contra Dios y ser hostiles a Él es algo que les inculca otra persona? En absoluto; nacen con ella. Por lo tanto, los anticristos son un tipo de persona que, desde su nacimiento, es la reencarnación del diablo, el diablo que vino a la tierra. Ellos nunca podrán aceptar la verdad y nunca aceptarán a Cristo, lo enaltecerán ni darán testimonio de Él. Aunque, en apariencia, no los verás juzgar o condenar públicamente a Cristo y, aunque pueden esforzarse un poco obedientemente y pagar un precio, en cuanto tengan una oportunidad, cuando el momento sea propicio, se dejará ver cuán irreconciliables son los anticristos con Dios. El hecho de que ellos luchan contra Dios y establecen un reino independiente se hará público. Todas estas cosas han sucedido antes en lugares donde hay anticristos y han sido especialmente frecuentes en estos años en que Dios está llevando a cabo Su obra de juicio de los últimos días; muchas personas las han experimentado y observado.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (IV)

La esencia del comportamiento de los anticristos es usar constantemente varios medios y métodos para satisfacer sus ambiciones y deseos, desorientar y atrapar a las personas, y para conseguir un estatus elevado a fin de que estas los sigan y los adoren. Es posible que, en lo profundo de su corazón, no estén compitiendo deliberadamente con Dios por la humanidad, pero algo es seguro: aunque no compitan con Dios por los humanos, sí quieren tener estatus y poder entre ellos. Incluso si llega el día en que se den cuenta de que compiten con Dios por estatus y se refrenen un poco, siguen usando distintos métodos para buscar estatus y reputación; tienen claro en su corazón que se ganarán un estatus legítimo ganándose la aprobación y la admiración de algunas personas. En resumen, aunque todo lo que los anticristos hacen parece un desempeño de sus deberes, su consecuencia es desorientar a la gente, hacer que los adoren y sigan, en cuyo caso, desempeñar su deber de esta manera es exaltarse y dar testimonio de sí mismos. Su ambición por controlar a las personas y por ganar estatus y poder en la iglesia nunca cambiará. Son unos completos anticristos. Sin importar qué diga o haga Dios y qué les pida a las personas, los anticristos no hacen lo que deben hacer, ni cumplen sus deberes de un modo que se corresponda con Sus palabras y Sus requisitos, ni renuncian a su búsqueda de poder y estatus como consecuencia de comprender algo de la verdad. En todo momento, sus ambiciones y deseos permanecen, todavía ocupan su corazón y controlan todo su ser, dirigiendo sus conductas y pensamientos y determinando la senda que recorren. Son unos auténticos anticristos. ¿Qué se ve, sobre todo, en los anticristos? Algunas personas dicen: “Los anticristos compiten con Dios por ganar a las personas, no reconocen a Dios”. No es que no reconozcan a Dios; en sus corazones reconocen genuinamente Su existencia y creen en ella. Están dispuestos a seguirlo y quieren perseguir la verdad, pero no logran controlarse y, por eso, pueden hacer el mal. Si bien pueden decir muchas cosas que suenan bien, hay algo que nunca cambiará: su ambición y deseo de poder y estatus nunca cambiarán. Ellos nunca abandonarán su búsqueda de poder y estatus por un fracaso o un revés, o porque Dios los haya dejado de lado o abandonado. Tal es la naturaleza de los anticristos. Así que ¿qué te parece? ¿Ha habido alguna vez un anticristo que haya cambiado sus formas de hacer las cosas y comenzado a perseguir la verdad porque sufrió adversidades, o que haya llegado a entender un poco de la verdad y adquirido un mínimo conocimiento de Dios? ¿Existe una persona así? Jamás la hemos visto. La ambición y la búsqueda de estatus y poder de los anticristos nunca cambiarán y, una vez que se hagan con el poder, jamás lo soltarán; eso determina precisamente su esencia-naturaleza. No hay la menor imprecisión cuando Dios define a esas personas como anticristos; es su misma esencia-naturaleza la que así lo determina. Algunas personas, quizás, creen que los anticristos tratan de competir con Dios por la humanidad. Sin embargo, los anticristos no necesariamente necesitan competir con Él; su conocimiento, entendimiento y necesidad de estatus y poder no son como los de las personas normales. La gente normal puede ser presumida a veces, puede tratar de ganar el reconocimiento de otros, de causarles una buena impresión y de competir por una buena clasificación. Esa es la ambición de la gente normal. Si son reemplazados como líderes y pierden su estatus, será difícil para ellos, pero, con un cambio en su entorno, un crecimiento en su estatura, algún logro de entrada a la verdad o la obtención de una comprensión más profunda de la verdad, su ambición se enfriará poco a poco. Se produce un cambio en la senda que toman y en la dirección en la que avanzan y su búsqueda de estatus y poder se desvanece. Sus deseos también disminuyen gradualmente. Los anticristos, en cambio, son diferentes. Ellos nunca podrían renunciar a su búsqueda de estatus y poder. En cualquier momento, en cualquier ambiente, independientemente de la gente que tengan alrededor y la edad que tengan, su ambición y su deseo jamás cambiarán. ¿Qué indica que su ambición nunca vaya a cambiar? Pongamos que se trata, por ejemplo, del líder de una iglesia. En su corazón, siempre estará pensando en cómo puede controlar a todos en la iglesia. Si lo transfieren a otra donde no es líder, ¿se conformará gustosamente con ser un seguidor normal? Por supuesto que no. Seguirá pensando en cómo ganar estatus y cómo controlar a todos. Vaya a donde vaya, deseará gobernar como un rey. Aunque lo pusieran en un lugar inhóspito, en un rebaño de ovejas, aún querría guiar al rebaño. Si lo pusieran con perros y gatos querría ser el rey de los perros y los gatos y gobernar a los animales. La ambición los consume, ¿no es cierto? ¿No es demoníaco el carácter de tales personas? ¿No es el carácter de Satanás? Justamente así es Satanás. En el cielo, Satanás quería estar en igualdad con Dios y, tras ser expulsado a la tierra, siempre intentó controlar al hombre para hacer que lo adorara y lo tratara como si fuera Dios. Los anticristos siempre quieren controlar a las personas porque tienen una naturaleza satánica y viven de acuerdo con su carácter satánico, que ya ha sobrepasado los límites de la razón de la gente normal. ¿No es eso un poco anormal? ¿Qué significa esa anormalidad? Que su comportamiento no se debería encontrar en la humanidad normal. Entonces, ¿qué es ese comportamiento? ¿Qué lo gobierna? Lo gobierna su naturaleza. Tienen la esencia de un espíritu maligno, no son como el género humano corrupto normal. Esa es la diferencia. El hecho de que nada detenga a los anticristos en su búsqueda de poder y estatus no solo deja en evidencia su esencia-naturaleza, sino que también le muestra a la gente que su semblante espantoso es el rostro exacto de Satanás y los demonios. No solo compiten con la gente por estatus, también se atreven a competir por este con Dios. Solo estarán satisfechos cuando cojan a los escogidos de Dios para ellos mismos y estén bajo su control absoluto. No importa en qué iglesia o grupo de personas estén los anticristos; querrán ganar estatus, tener el poder y hacer que la gente los escuche. Independientemente de si la gente quiere o está de acuerdo, los anticristos quieren tener la última palabra y hacer que los obedezcan y acepten. ¿No es esa la naturaleza de un anticristo? ¿Acaso la gente está dispuesta a oírlos? ¿Los eligen y los recomiendan? No. Pero aun así los anticristos quieren tener la última palabra. No importa si las personas están de acuerdo o no, los anticristos quieren hablar y actuar en nombre de ellas, quieren hacerse notar. Incluso tratan de imponerles sus ideas a otras personas y, si estas no aceptan, se devanan los sesos tratando de lograr que lo hagan. ¿Qué problema es ese? Es desvergüenza y descaro. Las personas así son auténticos anticristos; sean líderes o no, son anticristos de todas formas. Tienen la esencia-naturaleza de un anticristo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 5: Desorientan, atraen, amenazan y controlan a la gente

El mayor interés de los anticristos reside en las cosas materiales, el dinero y el estatus. Definitivamente no se parecen en nada a la forma en que hablan de entrada: “Yo creo en dios. No persigo lo mundano y no codicio el dinero”. De ninguna manera son como dicen ser. ¿Por qué persiguen y mantienen su estatus con todas sus fuerzas? Porque desean poseer, o controlar y tomar por la fuerza, todo aquello sobre lo que tengan jurisdicción, en especial el dinero y las cosas materiales. Disfrutan de ese dinero y de esas cosas materiales como si fuesen los beneficios de su estatus. Son descendientes genuinos del arcángel, con la esencia-naturaleza de Satanás y hacen honor a su nombre. Todos los que persiguen el estatus y valoran el dinero tienen, sin duda, un problema en su esencia-carácter. No es tan sencillo como tener, simplemente, el carácter de un anticristo: son muy ambiciosos. Quieren controlar el dinero de la casa de Dios. Si se les da responsabilidad sobre una tarea, entonces, antes de nada, no dejarán que otros intervengan ni aceptarán indagaciones o la supervisión de lo Alto; más allá de eso, cuando ellos mismos son supervisores de cualquier tarea, hallan maneras de presumir, protegerse y engrandecerse. Siempre quieren salir victoriosos, convertirse en personas que gobiernen y controlen a los demás. También desean ejercer y competir por un estatus más alto y hasta controlar cada parte de la casa de Dios, especialmente, su dinero. Los anticristos sienten un amor especial por el dinero. Cuando lo ven, se les iluminan los ojos; en su mente, están siempre pensando en el dinero y esforzándose para lograrlo. Todos estos son indicios y señales de los anticristos. Si compartes la verdad con ellos o intentas saber de los estados de los hermanos y hermanas y haces preguntas, como cuántos de ellos están débiles y negativos, qué resultados está obteniendo cada uno de ellos en su deber y cuáles de ellos no son aptos para llevarlo a cabo, los anticristos no tendrán interés. Pero cuando se trata de las ofrendas de Dios —la cantidad de dinero, quién lo custodia, dónde se guarda, las contraseñas, etcétera—, es lo que más les importa. Un anticristo domina estas cosas de una manera excepcional. Las conoce como la palma de su mano. Eso también es un indicio de anticristo. Los anticristos son expertos en hablar de forma agradable, pero no hacen trabajo real. En cambio, siempre están absortos pensando en disfrutar de las ofrendas de Dios. Decidme, ¿no son inmorales los anticristos? No tienen ni un ápice de humanidad; son diablos de la cabeza a los pies.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)

¿Cómo tendría que tratar a los anticristos el pueblo escogido de Dios? Debe discernirlos, desenmascararlos, denunciarlos y desdeñarlos. Solo entonces se asegurará de poder seguir a Dios hasta el final y entrar en el camino correcto de la fe en Dios. Los anticristos no son tus líderes, por mucho que hayan desorientado a otros para que los elijan como tales. No los reconozcas ni aceptes su liderazgo; debes discernirlos y desdeñarlos, porque no pueden ayudarte a comprender la verdad, ni pueden apoyarte ni proveerte. Estos son los hechos. Si no pueden guiarte a la realidad-verdad, no son aptos para ser líderes ni obreros. Si no pueden llevarte a comprender la verdad y experimentar la obra de Dios, entonces ellos son quienes se oponen a Dios y debes discernirlos, desenmascararlos y desdeñarlos. Todo cuanto hacen es con el fin de desorientarte para que los sigas y de introducirte en su grupo para socavar y perturbar la obra de la iglesia, para persuadirte de que transites la senda de los anticristos, como ellos. ¡Quieren arrastrarte al infierno! Si no puedes identificarlos como lo que son y crees que, como son tus líderes, tienes que obedecerlos y hacerles concesiones, es que eres alguien que traiciona tanto a la verdad como a Dios, y semejantes individuos no pueden salvarse. Si quieres salvarte, no solo debes superar el obstáculo del gran dragón rojo, no solo debes ser capaz de discernirlo, de ver más allá de su horrible semblante y rebelarte completamente contra él; también tienes que superar el obstáculo de los anticristos. En la iglesia, un anticristo no solo es el enemigo de Dios, sino también el de Su pueblo escogido. Si no consigues discernir a los anticristos, eres susceptible de dejarte desorientar y conquistar, de transitar la senda de un anticristo y de ser maldecido y castigado por Dios. Si eso ocurre, tu fe en Dios ha fallado por completo. ¿Qué ha de poseer una persona para que le concedan la salvación? En primer lugar, debe comprender un gran número de verdades y ser capaz de discernir la esencia, el carácter y la senda de un anticristo. No hay otra manera de asegurarse de no idolatrar ni seguir a una persona al mismo tiempo que uno cree en Dios; es la única manera de seguir a Dios hasta el final. Solo quienes son capaces de discernir a un anticristo podrán creer verdaderamente en Dios, seguirlo y dar testimonio de Él. Habrá entonces quien diga: “¿Qué hago si en este momento no poseo la verdad para ello?”. Debes equiparte con la verdad a toda prisa; debes aprender a ver el interior de las personas y de las cosas. Discernir a un anticristo no es un asunto sencillo, y exige la capacidad de ver claramente su esencia, y distinguir las intrigas, los trucos, las intenciones y los objetivos detrás de todo lo que hacen. De esta manera no te dejarás desorientar o controlar por ellos, y podrás mantenerte firme, perseguir la verdad de forma segura y continuar en la senda de la búsqueda de la verdad y la obtención de la salvación. Si no puedes superar el obstáculo de los anticristos, entonces se puede decir que estás en gran peligro y que eres susceptible de que te desoriente y capture un anticristo y vivir bajo la influencia de Satanás. Es posible que haya algunos entre vosotros que obstaculicen y pongan trabas a las personas que persiguen la verdad y sean sus enemigos. ¿Aceptáis esto? Hay algunos que no se atreven a enfrentarse a este hecho ni a aceptarlo. Pero que los anticristos desorienten a las personas es algo que ocurre de verdad en la iglesia, y ocurre a menudo, es solo que la gente no puede discernirlo. Si no puedes pasar esta prueba, la de los anticristos, entonces o te desorientan y controlan los anticristos, o te hacen sufrir, te torturan, te expulsan, te suprimen y abusan de ti. En última instancia, tu pequeña y miserable vida no lo resistirá durante mucho tiempo y se marchitará; ya no tendrás fe en Dios y dirás: “¡Dios no es siquiera justo! ¿Dónde está dios? No hay rectitud ni luz en este mundo, y no existe la salvación de la humanidad por parte de dios. ¡Podríamos pasarnos los días yendo a trabajar y ganando dinero!”. Niegas a Dios, te alejas de él y ya no crees que exista; cualquier esperanza de obtener la salvación ha desaparecido por completo. Así que, si quieres llegar a donde te pueden conceder la salvación, la primera prueba que debes pasar es la de percibir y calar a Satanás, y también debes tener el coraje de levantarte, desenmascararlo y abandonarlo. ¿Dónde está Satanás entonces? Está a tu lado y a tu alrededor; incluso podría estar viviendo dentro de tu corazón. Si estás viviendo en el carácter de Satanás, se puede decir que le perteneces. No puedes ver ni tocar al Satanás ni a los espíritus malvados del reino espiritual, pero los satanases y los demonios vivientes que existen en la vida real están en todas partes. Toda persona que siente aversión por la verdad es malvada, y todo líder u obrero que no acepta la verdad es un anticristo o un falso líder. ¿Acaso no son esas personas satanases y demonios vivientes? Estas personas pueden ser las mismas que adoras y respetas; pueden ser las que te guían o las que has admirado, en las que has confiado, de las que has dependido y las que has esperado en tu corazón durante mucho tiempo. De hecho, sin embargo, son obstáculos que se interponen en tu camino y te impiden perseguir la verdad y obtener la salvación: son falsos líderes y anticristos. Pueden tomar el control de tu vida y de la senda que recorres, y pueden arruinar tu oportunidad de obtener la salvación. Si no los disciernes y los descubres, puede que te desorienten o que te capturen en cualquier momento. Por lo tanto, te encuentras en gran peligro. Si no puedes librarte de este peligro, te conviertes en la víctima sacrificial de Satanás. De cualquier manera, las personas que son desorientadas y controladas, y se convierten en los seguidores de un anticristo no pueden nunca, jamás, alcanzar la salvación. Como no aman ni persiguen la verdad, es un resultado inevitable que las desorienten y sigan a un anticristo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 3: Excluyen y atacan a quienes persiguen la verdad

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Quienes no conocen a Dios se oponen a Él

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Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.

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