La entrada en la vida II

Palabras diarias de Dios  Fragmento 406

Cuando las personas creen en Dios, lo aman y lo satisfacen, llegan al Espíritu de Dios con el corazón y, de este modo, obtienen Su satisfacción, usan el corazón para relacionarse con las palabras de Dios y así las conmueve Su Espíritu. Si quieres llevar una vida espiritual normal y establecer una relación normal con Dios, entonces tienes que entregarle primero tu corazón a Dios. Solo después de que hayas aquietado tu corazón ante Él y lo hayas volcado por completo en Él, podrás desarrollar poco a poco una vida espiritual normal. Si al creer en Dios la gente no le entrega su corazón, si no lo tiene puesto en Él, si no consideran la carga de Dios como propia, entonces lo único que hacen es un acto de engaño a Dios, un acto común en las personas religiosas, y no recibirá el elogio de Dios. Él no puede obtener nada de este tipo de personas; solo sirven como contraste de Su obra. Son como un adorno en la casa de Dios, están de relleno, son basura, y Dios no hace uso de ellas. No es solo que no haya oportunidad de que el Espíritu Santo obre en ellas, sino que ni siquiera aporta ningún valor que sean perfeccionadas. Este tipo de persona es un verdadero “muerto viviente”. El Espíritu Santo no puede utilizar ningún aspecto de ellas; Satanás las ha dominado totalmente y las ha corrompido profundamente. Dios descartará a tales personas. En la actualidad, cuando el Espíritu Santo hace uso de las personas, no solo emplea sus aspectos deseables para hacer las cosas, sino que también perfecciona y cambia los aspectos de ellas que son indeseables. Si eres capaz de volcar el corazón en Dios y de aquietarlo delante de Él, tendrás la oportunidad y las cualificaciones para que el Espíritu Santo te utilice, y para recibir Su esclarecimiento e iluminación. Incluso más, tendrás la oportunidad de que el Espíritu Santo subsane tus deficiencias. Cuando entregas tu corazón a Dios, el aspecto positivo es que podrás lograr una entrada más profunda y alcanzar un plano más alto de entendimiento. El aspecto negativo es que tendrás mayor conocimiento de tus deficiencias y defectos, y anhelarás más y buscarás más satisfacer la voluntad de Dios. Asimismo, no serás pasivo, serás capaz de entrar activamente. Esto demuestra que eres una persona correcta. Siempre que tu corazón pueda permanecer calmo delante de Dios, entonces que recibas o no el elogio del Espíritu Santo y que agrades o no a Dios depende fundamentalmente de que puedas entrar activamente. Cuando el Espíritu Santo esclarece y utiliza a las personas, nunca las vuelve negativas, sino que siempre las hace progresar de forma activa. Y cuando Él hace esto, las personas igualmente tienen debilidades, pero no viven en función de ellas. No posponen su progreso vital y siguen buscando satisfacer la voluntad de Dios. Este es un estándar. Si puedes lograr esto, eso demuestra que has obtenido la presencia del Espíritu Santo. Si una persona siempre es negativa, e incluso después de haber sido iluminada y conocerse a sí misma sigue siendo negativa y pasiva, e incapaz de levantarse y trabajar con Dios, entonces simplemente ha recibido la gracia de Dios y el Espíritu Santo no está con ella. Su negatividad significa que su corazón no se ha vuelto hacia Dios y el Espíritu de Dios no ha conmovido su espíritu. Todo el mundo debería comprender esto.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 407

A partir de la experiencia, se puede ver que aquietar el corazón ante Dios es de suma importancia. Se relaciona con los problemas de la vida espiritual de las personas y su progreso vital. Tu búsqueda de la verdad y la transformación de tu carácter solo darán frutos si tu corazón está calmo delante de Dios. Eso se debe a que te has presentado ante Él llevando una carga, porque siempre sientes que tienes todo tipo de carencias, que hay muchas verdades que tienes que saber, que existe mucha realidad que tienes que experimentar y deberías demostrar consideración hacia la voluntad de Dios. Estas cosas siempre están en tu mente, es como si estuvieran presionándote con tal fuerza que no te dejaran respirar, y por eso te sientes apesadumbrado (aunque no te halles en un estado negativo). Solo esta clase de personas son aptas para aceptar el esclarecimiento de las palabras de Dios y que el Espíritu de Dios las conmueva. Es por su carga, porque se sienten apesadumbrados y, se puede decir, por el precio que han pagado y el sufrimiento que han soportado ante Dios, que reciben el esclarecimiento y la iluminación de Dios. Porque Dios no le da a nadie un tratamiento especial. Él siempre es justo en Su forma de tratar a las personas, pero tampoco provee a la gente de forma arbitraria o incondicional. Este es un aspecto de Su justo carácter. En la vida real, la mayoría de las personas aún no han alcanzado este ámbito. Como mínimo, sus corazones se tienen que volver completamente hacia Dios, por eso todavía no ha habido ningún gran cambio en su carácter de vida. Esto se debe a que solo viven en la gracia de Dios y todavía han de ganar la obra del Espíritu Santo. Los criterios que las personas deben cumplir para ser utilizadas por Dios son los siguientes: deben volver Su corazón hacia Dios, deben llevar la carga de Sus palabras, deben tener un corazón anhelante y tener la determinación de buscar la verdad. Solo estas personas pueden obtener la obra del Espíritu Santo, y ser esclarecidas e iluminadas con mayor frecuencia. En apariencia, las personas a las que utiliza Dios parecen carentes de razón y de relaciones normales con los demás, pero hablan con cuidado, con propiedad, y siempre son capaces de mantener un corazón calmo ante Dios. Este es exactamente el tipo de persona que es digna de ser utilizada por el Espíritu Santo. Estas personas “sin razón” de la que habla Dios parecen no tener relaciones normales con los demás, y no les importan el amor o las prácticas exteriores, pero cuando comunican asuntos espirituales son capaces de abrir su corazón y proveer desinteresadamente a los demás de la iluminación y el esclarecimiento que ha adquirido de sus experiencias reales ante Dios. Así es como expresan su amor por Dios y satisfacen Su voluntad. Cuando los demás los calumnian y ridiculizan, evitan verse influenciados por personas, asuntos o cosas externas, y permanecen tranquilas ante Dios. Parece que tuvieran sus propias ideas únicas. Independientemente de lo que hagan otros, su corazón nunca abandona a Dios. Cuando los demás conversan y se ríen, su corazón sigue estando ante Dios, contemplan Su palabra u oran en silencio a Dios en su corazón, en busca de Sus designios. Esta gente no le da importancia a mantener relaciones interpersonales normales, y al parecer no tiene una filosofía de vida. Parece vivaz, amable e inocente, pero también posee cierta calma. Esta es la semejanza del tipo de persona que utiliza Dios. Cosas como las filosofías de vida o la “razón normal” simplemente no funcionan en este tipo de persona. Ha volcado todo su corazón en la palabra de Dios, y parece tener solo a Dios en su corazón. Este es el tipo de persona “sin razón” a la que Dios se refiere, y es precisamente este tipo de persona la que es utilizada por Dios. La marca de una persona que Dios utiliza es que, no importa cuándo o dónde esté, su corazón está siempre delante de Dios, y no importa lo disolutos que puedan ser los demás, lo mucho que otros se entreguen a la lujuria y la carne, el corazón de esta persona nunca abandona a Dios, y no sigue a la multitud. Solo este tipo de persona es adecuada para que la utilice Dios, y son los únicos a los que perfecciona el Espíritu Santo. Si no eres capaz de lograrlo, entonces no eres apto para ser ganado por Dios o perfeccionado por el Espíritu Santo.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 408

Si quieres establecer una relación normal con Dios, entonces tu corazón debe volverse hacia Él; con esto como fundamento, también tendrás una relación normal con otras personas. Si no tienes una relación normal con Dios, entonces no importa lo que hagas para mantener tus relaciones con otras personas, no importa qué tan duro trabajes o cuánta energía inviertas, todo esto se corresponderá con una filosofía humana de vida. Estarás protegiendo tu posición entre las personas y logrando su elogio a través de perspectivas y filosofías humanas, en lugar de establecer relaciones interpersonales normales de acuerdo con la palabra de Dios. Si no te centras en tus relaciones con las personas y, en cambio, mantienes una relación normal con Dios, si estás dispuesto a darle tu corazón a Dios y a aprender a obedecerle, entonces, de manera natural, tus relaciones interpersonales serán normales. Entonces estas relaciones no se erigirán sobre la carne sino sobre el fundamento del amor de Dios. Casi no tendrás interacciones carnales con los demás, pero a nivel espiritual tendrán comunicación y mutuo amor, consuelo y provisión. Todo esto se hace sobre el fundamento del deseo de complacer a Dios; estas relaciones no se mantienen a través de filosofías humanas de vida, sino que se forman de una manera natural cuando se lleva una carga para Dios. No requieren de ningún esfuerzo humano artificial de tu parte, solo necesitas practicar según los principios de las palabras de Dios. ¿Estás dispuesto a considerar la voluntad de Dios? ¿Estás dispuesto a ser una persona “sin razón” delante de Él? ¿Estás dispuesto a darle tu corazón por completo a Dios y no pensar en tu posición entre los demás? Entre todas las personas con las que interactúas, ¿con quiénes tienes mejor relación? ¿Con cuáles tienes peor relación? ¿Son normales tus relaciones con las personas? ¿Tratas a todas las personas de manera equitativa? ¿Se mantienen tus relaciones con los demás según tu filosofía de vida, o se edifican sobre el fundamento del amor de Dios? Cuando la gente no da su corazón a Dios, su espíritu se vuelve perezoso, insensible e inconsciente. Esta gente nunca entenderá las palabras de Dios, nunca tendrá una relación normal con Él, y jamás logrará transformar su carácter. Cambiar el carácter propio es el proceso de entregarle el corazón por completo a Dios, y de recibir esclarecimiento e iluminación de Sus palabras. La obra de Dios les permite a las personas entrar activamente, y hace que puedan desechar sus aspectos negativos después de obtener conocimiento sobre ellos. Cuando hayas entregado tu corazón a Dios, podrás percibir cada vez que tu espíritu esté levemente conmovido, y conocerás cada aspecto del esclarecimiento y la iluminación de Dios. Si perseveras, entrarás poco a poco en la senda de ser perfeccionado por el Espíritu Santo. Cuanto más tranquilo esté tu corazón delante de Dios, más sensible y delicado será tu espíritu, más capaz será de percibir cómo lo conmueve el Espíritu Santo, y tu relación con Dios se volverá más normal. Las relaciones interpersonales normales se establecen sobre el fundamento de volver nuestro corazón a Dios, no por medio del esfuerzo humano. Si Dios está ausente en el corazón de una persona, sus relaciones con los demás son solamente relaciones carnales. No son normales, son complacencias lujuriosas, y Dios las odia y aborrece. Si dices que tu espíritu ha sido conmovido, pero solo estás dispuesto a tener comunión con personas que te agradan y a las que respetas, y tienes prejuicios y te niegas a hablar con quienes te desagradan cuando vienen a consultarte, esto es incluso mayor prueba de que estás dominado por la emoción y que no tienes una relación para nada normal con Dios. Eso demuestra que estás tratando de engañar a Dios y encubrir tu propia fealdad. Tal vez puedas compartir algunos de tus conocimientos, pero si tus intenciones son equivocadas, entonces todo lo que haces es bueno solo según los estándares humanos y Dios no te elogiará. Tus actos estarán impulsados por la carne, no por la carga de Dios. Solo eres apto para ser utilizado por Dios si eres capaz de tranquilizar tu corazón delante de Él y tener interacciones normales con todos los que lo aman. Si puedes hacer eso, sin importar cómo interactúes con otros, no estarás exteriorizando una filosofía de vida, estarás considerando la carga de Dios y viviendo ante Él. ¿Cuántas personas así hay entre vosotros? ¿Son realmente normales tus relaciones con los demás? ¿Sobre qué fundamento se edifican? ¿Cuántas filosofías de vida hay dentro de ti? ¿Las has desechado? Si tu corazón no puede volverse por completo hacia Dios, no eres de Él, sino que procedes de Satanás, al final volverás a él, y no mereces pertenecer al pueblo de Dios. Debes analizar estas cosas con cuidado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante establecer una relación normal con Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 409

Al creer en Dios, al menos debes resolver el asunto de tener una relación normal con Él. Si no tienes una relación normal con Dios, entonces se pierde el significado de tu creencia en Él. Establecer una relación normal con Dios es completamente alcanzable si tienes un corazón que esté tranquilo en presencia de Dios. Tener una relación normal con Dios quiere decir ser capaz de no dudar y no negar nada de Su obra y ser capaz de someterse a ella. Eso significa tener las intenciones correctas en presencia de Dios, no hacer planes para ti mismo y tomar en consideración los intereses de la casa de Dios primero en todas las cosas; significa aceptar el escrutinio de Dios y obedecer Sus disposiciones. Debes poder aquietar tu corazón en presencia de Dios en todo lo que hagas. Incluso si no entiendes la voluntad de Dios, debes seguir cumpliendo tus deberes y responsabilidades lo mejor posible. Cuando la voluntad de Dios se te haya revelado, actúa conforme a ella y no será demasiado tarde. Cuando tu relación con Dios se haya vuelto normal, también tendrás relaciones normales con las personas. Para establecer una relación normal con Dios, todo debe construirse sobre el fundamento de las palabras de Dios, debes ser capaz de cumplir con tu deber de acuerdo con Sus palabras y lo que Él pide, debes poner tus puntos de vista en orden, y debes buscar la verdad en todas las cosas. Debes practicar la verdad cuando la entiendas, e independientemente de lo que te ocurra, debes orar a Dios y buscar con un corazón de obediencia a Él. Practicando así, podrás mantener una relación normal con Dios. Al mismo tiempo que realizas tu deber correctamente, también debes asegurarte de no hacer nada que no beneficie a la entrada en la vida de los escogidos de Dios, y de no decir nada que no sea útil para los hermanos y hermanas. Como mínimo, no debes hacer nada que vaya en contra de tu conciencia y no debes hacer absolutamente nada que sea vergonzoso. En particular, no hagas nada en absoluto que se rebele o se resista a Dios, y no debes hacer nada que altere el trabajo o la vida de la iglesia. Sé justo y honorable en todo lo que hagas y asegúrate de que cada acción sea presentable delante de Dios. Aunque la carne pueda algunas veces ser débil, debes ser capaz de poner los intereses de la casa de Dios en primer lugar, sin ambición de obtener un beneficio personal, sin hacer nada egoísta o despreciable, reflexionando a menudo sobre ti mismo. Así, podrás vivir a menudo ante Dios, y tu relación con él se volverá completamente normal.

En todo lo que hagas, debes examinar si tus intenciones son correctas. Si puedes actuar conforme a los requisitos de Dios, entonces tu relación con Dios es normal. Este es el estándar mínimo. Observa tus intenciones, y si descubres que han surgido intenciones incorrectas, dales la espalda y actúa conforme a las palabras de Dios; así te convertirás en alguien que es correcto delante de Dios, que a la vez demuestra que su relación con Dios es normal, y que todo lo que haces es en aras de Dios y no en aras de ti. En todo lo que hagas y digas, sé capaz de enderezar tu corazón y sé justo en tus acciones y no te dejes llevar por tus emociones ni actúes conforme a tu propia voluntad. Estos son principios por los cuales los que creen en Dios deben conducirse. Las cosas pequeñas pueden revelar las intenciones y la estatura de una persona y, así, para que alguien entre en la senda de ser perfeccionada por Dios, primero debe rectificar sus intenciones y su relación con Dios. Solo cuando tu relación con Dios es normal puedes ser perfeccionado por Él; solo entonces el trato, la poda, la disciplina y el refinamiento de Dios logran su efecto deseado en ti. Es decir, si los seres humanos pueden mantener a Dios en su corazón y no buscan una ganancia personal ni piensan en sus propias perspectivas (en un sentido carnal), sino que, en su lugar, llevan la carga de entrar en la vida, hacen su mejor esfuerzo por buscar la verdad y se someten a la obra de Dios; si puedes hacer esto, entonces las metas que buscas serán correctas y tu relación con Dios será normal. Enmendar la propia relación con Dios puede denominarse el primer paso de entrada en el propio viaje espiritual. Aunque el destino del hombre está en las manos de Dios y está predestinado por Él y el hombre no lo puede cambiar, que Dios pueda perfeccionarte y ganarte o no depende de si tu relación con Dios es normal. Puede haber partes de ti que son débiles o desobedientes, pero en tanto tus opiniones e intenciones sean correctas y en tanto tu relación con Dios sea correcta y normal, estás calificado para que Dios te perfeccione. Si no tienes la relación correcta con Dios y actúas por el bien de tu carne o de tu familia entonces, independientemente de lo duro que trabajes, será en balde. Si tu relación con Dios es normal, entonces todo lo demás encajará en su lugar. Dios no ve nada más, sino solo si tus puntos de vista en tu creencia en Dios son correctos: en quién crees, por el bien de quién crees y por qué crees. Si puedes ver estas cosas con claridad y practicar con tus puntos de vista bien dispuestos, entonces progresarás en tu vida y también tendrás garantizada la entrada en el camino correcto. Si tu relación con Dios no es normal, y los puntos de vista de tu creencia en Dios están desviados, entonces todo lo demás es en vano, y, sin importar cuánto creas, no recibirás nada. Solo después de que tu relación con Dios se vuelva normal obtendrás elogios por parte de Él cuando abandones la carne, ores, sufras, soportes, te sometas, ayudes a tus hermanos y hermanas, te esfuerces más por Dios, etc. Que lo que hagas tenga valor e importancia depende de que tus intenciones y tus puntos de vista sean correctos. Hoy en día, muchas personas creen en Dios como si estuvieran inclinando la cabeza para mirar el reloj: sus perspectivas están distorsionadas y deben ser enderezadas con un logro. Si este problema se resuelve todo estará bien; si no, todo quedará en nada. Algunas personas se comportan bien en Mi presencia, pero, a Mis espaldas, lo único que hacen es resistirse a Mí. Esta es una manifestación de sinuosidad y engaño, y este tipo de persona es un siervo de Satanás; es la personificación típica de Satanás que viene para poner a prueba a Dios. Solo eres una persona correcta si eres capaz de someterte a Mi obra y a Mis palabras. Mientras seas capaz de comer y beber las palabras de Dios, mientras todo lo que hagas sea presentable ante Dios y te comportes de una manera justa y honorable en todo lo que hagas; mientras no hagas cosas vergonzosas o que dañen la vida de otros y mientras vivas en la luz y no te permitas ser explotado por Satanás, tu relación con Dios está en el orden adecuado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Cómo es tu relación con Dios?

Palabras diarias de Dios  Fragmento 410

Creer en Dios requiere que pongas tus intenciones y puntos de vista en el orden adecuado; debes tener un entendimiento correcto y una forma correcta de tratar las palabras de Dios y Su obra, todos los entornos que Dios dispone, el hombre por quien Dios da testimonio y el Dios práctico. No debes practicar según tus propias ideas ni elaborar tus propios planes insignificantes. Hagas lo que hagas, debes ser capaz de buscar la verdad y, en tu posición como ser creado, someterte a toda la obra de Dios. Si quieres buscar ser perfeccionado por Dios y entrar en el camino correcto de vida, entonces tu corazón debe vivir siempre en la presencia de Dios. No seas disoluto, no sigas a Satanás, no des a Satanás oportunidad alguna de hacer su obra y no permitas que Satanás te use. Debes entregarte por completo a Dios y dejar que Él gobierne sobre ti.

¿Estás dispuesto a ser el siervo de Satanás? ¿Estás dispuesto a que él te explote? ¿Crees en Dios y lo buscas de forma que puedas ser perfeccionado por Él o para que puedas convertirte en un contraste para la obra de Dios? ¿Preferirías una vida con significado en la que seas ganado por Dios o una vida inútil y vacía? ¿Preferirías ser usado por Dios o explotado por Satanás? ¿Preferirías dejar que las palabras y la verdad de Dios te llenen o dejar que el pecado y Satanás lo hagan? Sopesa estas cosas con cuidado. Debes comprender en tu vida diaria qué palabras dices y qué cosas que haces podrían provocar que tu relación con Dios sea anormal y luego corregirte para entrar de la manera correcta. En todo momento, examina tus palabras, tus acciones, todos y cada uno de tus movimientos y todos tus pensamientos e ideas. Obtén un entendimiento apropiado de tu verdadero estado y entra en la manera de la obra del Espíritu Santo. Esta es la única forma de tener una relación normal con Dios. Al evaluar si tu relación con Dios es normal, podrás corregir tus intenciones, comprender la naturaleza y esencia del hombre y entenderte a ti mismo verdaderamente y, al hacerlo, podrás entrar en experiencias reales, renunciar a ti mismo de una manera real y someterte de manera intencional. A medida que experimentas estas cuestiones de si tu relación con Dios es normal o no, encontrarás oportunidades para ser perfeccionado por Dios y poder comprender muchos estados de la obra del Espíritu Santo. También podrás darte cuenta de muchas de las artimañas de Satanás y penetrar en sus conspiraciones. Solo esta senda lleva a ser perfeccionado por Dios. Corriges tu relación con Dios para poder someterte a todas Sus disposiciones y para poder entrar más profundamente en una experiencia real y recibir todavía más de la obra del Espíritu Santo. Cuando practicas tener una relación normal con Dios, en la mayoría de los casos tendrás éxito al renunciar a la carne y por medio de una cooperación real con Dios. Debes comprender que “sin un corazón dispuesto a cooperar es difícil recibir la obra de Dios; si la carne no sufre, no habrá bendiciones de Dios; si el espíritu no lucha, Satanás no será avergonzado”. Si practicas estos principios y los entiendes plenamente, los puntos de vista de tu creencia en Dios se enmendarán. En vuestra práctica actual, debéis descartar la mentalidad de “buscar pan para satisfacer el hambre”; debéis descartar la mentalidad de que “el Espíritu Santo lo hace todo y las personas son incapaces de intervenir”. Todas las personas que dicen esto piensan: “Las personas pueden hacer todo lo que quieran y, cuando llegue el momento, el Espíritu Santo llevará a cabo Su obra. Las personas no tienen necesidad de restringir a la carne o de cooperar; todo lo que importa es que el Espíritu Santo las conmueva”. Estas opiniones son, todas, absurdas. Bajo estas circunstancias, el Espíritu Santo es incapaz de obrar. Es esta clase de punto de vista lo que obstruye enormemente la obra del Espíritu Santo. A menudo, la obra del Espíritu Santo se lleva a cabo a través de la cooperación humana. Aquellos que no cooperan y carecen de determinación, pero quieren cambiar su carácter y recibir la obra del Espíritu Santo y el esclarecimiento e iluminación de Dios, ciertamente tienen pensamientos extravagantes. A esto se le llama “ser complaciente con uno mismo y perdonar a Satanás”. Esas personas no tienen una relación normal con Dios. Debes encontrar muchas revelaciones y manifestaciones del carácter satánico dentro de ti y encontrar cualquier práctica que tengas que se contraponga a lo que Dios requiere. ¿Serás capaz ahora de renunciar a Satanás? Debes lograr una relación normal con Dios, actuar según las intenciones de Dios, y convertirte en una nueva persona con una nueva vida. No te quedes atorado en las transgresiones pasadas; no estés arrepentido de manera indebida; sé capaz de levantarte y cooperar con Dios y cumple con las obligaciones que debes cumplir. De esta forma, tu relación con Dios será normal.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 411

Si después de leer esto simplemente afirmas que aceptas estas palabras, pero tu corazón no se conmueve y no buscas hacer que tu relación con Dios sea normal, esto demuestra que no le das importancia a tu relación con Dios. Eso prueba que tus puntos de vista aún no se han enmendado, que tus intenciones no están puestas en que Dios te gane y en darle la gloria a Él, sino, más bien, en permitir que las conspiraciones de Satanás prevalezcan y en alcanzar tus propias metas. Este tipo de personas albergan intenciones equivocadas y puntos de vista incorrectos. Independientemente de lo que Dios diga o de cómo lo diga, esas personas siguen siendo completamente indiferentes y no son transformadas de modo alguno. Su corazón no siente temor y no tienen vergüenza. Estas personas son imbéciles sin alma. Lee cada declaración de Dios y ponla en práctica tan pronto como la comprendas. Quizá hubo ocasiones en las que tu carne fue débil, fuiste rebelde o te resististe; sea como sea que te hayas comportado en el pasado, tiene poca importancia y no puede impedir que tu vida madure hoy. Mientras seas capaz de tener una relación normal con Dios hoy, hay esperanza. Si hay un cambio en ti cada vez que lees las palabras de Dios y otras personas pueden decirte que tu vida ha cambiado para bien, ello muestra que tu relación con Dios es ahora normal, que se ha enmendado. Dios no trata a las personas con base en sus transgresiones. Una vez que hayas comprendido y te hayas hecho consciente, siempre que seas capaz de dejar de rebelarte o resistirte, Dios seguirá teniendo misericordia de ti. Cuando tienes el entendimiento y la determinación de buscar ser perfeccionado por Dios, tu estado en la presencia de Dios será normal. Hagas lo que hagas, considera lo siguiente cuando lo estés haciendo: ¿Qué pensará Dios si hago esto? ¿Beneficiará a mis hermanos y hermanas? ¿Será benéfico para la obra de la casa de Dios? Ya sea en la oración, en la comunicación, en el lenguaje, en el trabajo o en el contacto con otras personas, examina tus intenciones y verifica si tu relación con Dios es normal. Si no puedes distinguir tus propias intenciones y pensamientos, esto significa que no tienes discriminación, y esto demuestra que entiendes muy poco sobre la verdad. Si puedes tener un entendimiento claro de todo lo que Dios hace y puedes percibir las cosas a través de la lente de Sus palabras, estando de Su lado, entonces tus puntos de vista se habrán vuelto correctos. Por tanto, establecer una buena relación con Dios es de la máxima importancia para cualquiera que crea en Él; todos deberían considerarlo como una tarea de suma importancia y el más grande evento en su vida. Todo lo que haces se mide contra el hecho de si tienes o no una relación normal con Dios. Si tu relación con Dios es normal y tus intenciones son correctas, entonces actúa. Para mantener una relación normal con Dios, no debes tener miedo a sufrir pérdidas en lo referente a tus intereses personales; no puedes permitir que Satanás prevalezca ni que obtenga algo de ti y no puedes permitir que Satanás haga de ti un hazmerreír. Tener tales intenciones es una señal de que tu relación con Dios es normal, no en aras de la carne, sino, más bien, en aras de la paz de espíritu, de obtener la obra del Espíritu Santo y de satisfacer la voluntad de Dios. Para entrar en el estado correcto, debes establecer una buena relación con Dios y corregir los puntos de vista de tu creencia en Dios. Esto es para que Dios pueda ganarte, y para que Él pueda manifestar los frutos de Sus palabras en ti y para que te esclarezca y te ilumine aún más. De esta forma habrás entrado en la manera correcta. Sigue comiendo y bebiendo las palabras actuales de Dios, entra en la manera de obrar actual del Espíritu Santo, actúa según las exigencias de Dios en el presente, no sigas métodos de práctica anticuados, no te aferres a las formas antiguas de hacer las cosas y entra lo más pronto posible en el presente en la manera de obrar de hoy. Así, tu relación con Dios será completamente normal y te habrás embarcado en el camino correcto de creer en Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 412

Cuanto más acepta la gente las palabras de Dios, más esclarecimiento tiene, así como más hambre y sed en su búsqueda del conocimiento de Dios. Aquellos que aceptan las palabras de Dios son los únicos capaces de tener experiencias más ricas y profundas y cuyas vidas pueden seguir creciendo como flores de sésamo. Todos aquellos que se dediquen a la búsqueda de la vida deben considerar esto su trabajo a tiempo completo; deben sentir que “sin Dios no puedo vivir, sin Dios no puedo lograr nada, sin Dios, todo está vacío”. Del mismo modo, deben tener la determinación de que “sin la presencia del Espíritu Santo no haré nada y, si leer las palabras de Dios no da resultado, todo me es indiferente”. No seáis complacientes. Las experiencias vitales provienen del esclarecimiento y la guía de Dios y son la materialización de los esfuerzos subjetivos que hacéis. Lo que debéis exigiros es esto: “Cuando se trate de experiencias vitales, no puedo tener carta blanca”.

A veces, en condiciones anormales, pierdes la presencia de Dios y la capacidad de percibirlo cuando oras. Es normal sentir miedo en esos momentos. Debes ponerte a buscar inmediatamente. Si no, Dios se apartará de ti y no tendrás la presencia del Espíritu Santo —ni de Su obra— durante un día o dos, incluso uno o dos meses. En estas situaciones te insensibilizas enormemente y, una vez más, Satanás te hace cautivo hasta tal punto que eres capaz de cometer todo tipo de actos. Codicias la riqueza, engañas a tus hermanos y hermanas, miras películas y vídeos, juegas a las cartas, y hasta fumas y bebes sin disciplina alguna. Tu corazón se ha alejado mucho de Dios, has seguido tu propio camino en secreto y has juzgado arbitrariamente la obra de Dios. En algunos casos, la gente cae tan bajo que no le da sonrojo ni reparo cometer pecados de índole sexual. A este tipo de persona la ha abandonado el Espíritu Santo; de hecho, hace mucho tiempo que le falta la obra del Espíritu Santo. Uno solamente ve que cada vez se hunde más en la corrupción conforme las manos del mal se van extendiendo. Al final niega la existencia de este camino y Satanás la hace cautiva a medida que peca. Si descubres que solo tienes la presencia del Espíritu Santo, pero te falta la obra del Espíritu Santo, ya te hallas en una situación peligrosa. Cuando ni siquiera sientes la presencia del Espíritu Santo, estás al borde de la muerte. Si no te arrepientes, habrás regresado del todo a Satanás y serás uno de los descartados. Así pues, cuando te descubras en un estado en el que únicamente tengas la presencia del Espíritu Santo (no pecas, te contienes y no te opones a Dios de forma notoria), pero te falte la obra del Espíritu Santo (no te conmueves al orar, no recibes esclarecimiento ni iluminación evidentes cuando comes y bebes de las palabras de Dios, te es indiferente comerlas y beberlas, nunca avanzas en la vida y llevas mucho tiempo desprovisto de gran iluminación), en esos momentos debes ser más cauteloso. No debes ser complaciente ni seguir dando rienda suelta a tu temperamento. La presencia del Espíritu Santo puede desaparecer en cualquier momento. Por eso es tan peligrosa esa situación. Si te encuentras en ese estado, trata de cambiar las cosas lo antes posible. En primer lugar, debes hacer una oración de arrepentimiento para pedirle a Dios que extienda Su misericordia sobre ti una vez más. Ora con mayor fervor y aquieta tu corazón para comer y beber más de las palabras de Dios. Sobre esta base debes pasar más tiempo en oración; redobla tus esfuerzos por cantar, orar, comer y beber de las palabras de Dios y cumplir con tu deber. A Satanás le resulta más fácil poseer tu corazón en tus momentos de mayor debilidad. Cuando eso sucede, Satanás le arrebata tu corazón a Dios y lo recupera para sí, con lo que te quedas sin la presencia del Espíritu Santo. Entonces cuesta el doble recuperar la obra del Espíritu Santo. Es mejor buscar la obra del Espíritu Santo mientras Él aún esté contigo, de modo que Dios te conceda más esclarecimiento y no te abandone. Orar, cantar himnos, desempeñar tu papel y comer y beber de las palabras de Dios, haces todo esto para que Satanás no tenga oportunidad de realizar su trabajo y el Espíritu Santo pueda obrar en ti. Si no recuperas así la obra del Espíritu Santo, si simplemente esperas, no te será fácil recuperarla cuando hayas perdido la presencia del Espíritu Santo, a no ser que Él te haya conmovido particularmente o te haya dado iluminación y esclarecimiento de manera especial. No obstante, no se tarda uno o dos días en recuperar tu estado; a veces es posible pasar hasta seis meses sin experimentar ninguna recuperación. Todo esto se debe a que la gente no se exige demasiado, es incapaz de experimentar las cosas de forma normal y, por lo tanto, el Espíritu Santo la abandona. Incluso si recuperas la obra del Espíritu Santo, podrías no tener muy clara todavía la obra actual de Dios, ya que te has quedado muy atrás en tu experiencia vital, como si te hubieran dejado a diez mil kilómetros. ¿No es terrible? Sin embargo, a esas personas les digo que no es demasiado tarde para arrepentirse ahora, pero con una condición: debes trabajar más y no entregarse a la pereza. Si otros oran cinco veces al día, tú debes orar diez; si otros comen y beben de las palabras de Dios dos horas diarias, tú debes hacerlo durante cuatro o seis; y si otros escuchan himnos durante dos horas, tú debes escucharlos la mitad del día como mínimo. Quédate a menudo en paz ante Dios y piensa en Su amor hasta que te conmuevas, tu corazón regrese a Él y ya no te atrevas a alejarte; solo entonces dará resultado tu práctica y podrás recuperar tu estado anterior, el normal.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo entrar en un estado normal

Palabras diarias de Dios  Fragmento 413

Solo habéis recorrido una parte muy pequeña de la senda de un creyente en Dios, y aún tenéis que entrar en el camino correcto, así que seguís estando lejos de cumplir el estándar de Dios. Ahora mismo, vuestra estatura no es adecuada para satisfacer Sus exigencias. A causa de vuestro calibre y vuestra naturaleza corrupta, siempre tratáis la obra de Dios con descuido; no la tomáis en serio. Este es vuestro mayor defecto. Desde luego, no hay nadie que pueda determinar la senda que sigue el Espíritu Santo; la mayoría de vosotros no lo entiende ni lo puede ver con claridad. Además, la mayoría de vosotros tampoco presta atención a este asunto, y menos aún se lo toma a pecho. Si continuáis así, y vivís ignorando la obra del Espíritu Santo, la senda que toméis como creyentes en Dios será inútil. Esto se debe a que no hacéis todo lo que podéis para procurar satisfacer la voluntad de Dios y a que no cooperáis bien con Él. No es que Dios no haya obrado en ti, o que el Espíritu Santo no te haya conmovido. Es que eres tan descuidado que no tomas en serio la obra del Espíritu Santo. Debes voltear esta situación de inmediato y seguir la senda por la que el Espíritu Santo guía a la gente. Este es el tema principal de hoy. “La senda por la que guía el Espíritu Santo” se refiere a obtener esclarecimiento en espíritu, tener conocimiento de la palabra de Dios, ganar claridad sobre la senda que se tiene por delante, ser capaces de entrar en la verdad paso a paso y llegar a tener un mayor conocimiento de Dios. La senda por la que el Espíritu Santo guía a la gente es principalmente la senda hacia un entendimiento más claro de la palabra de Dios, libre de desviaciones e ideas equivocadas, y aquellos que la siguen lo hacen en línea recta. Con el fin de lograr esto, os será necesario trabajar en armonía con Dios, encontrar una senda correcta para practicar y recorrer el camino guiado por el Espíritu Santo. Esto implica la cooperación por parte del hombre; es decir, lo que debéis hacer para satisfacer las exigencias que Dios os pide, y cómo os debéis comportar para entrar en el camino correcto de la fe en Dios.

Suena bastante complicado seguir la senda bajo la guía del Espíritu Santo, pero verás que es mucho más simple cuando la senda de la práctica esté clara para ti. La verdad es que las personas pueden hacer todo lo que Dios les exige: no es que Él le esté pidiendo peras al olmo. En todas las situaciones, Él busca resolver los problemas de las personas y calmar sus preocupaciones. Todos vosotros debéis entender esto; no malinterpretéis a Dios. Las personas son guiadas por la senda que sigue el Espíritu Santo conforme a la palabra de Dios. Tal como se mencionó antes, debéis entregar vuestro corazón a Dios. Esto es un requisito previo para recorrer la senda por la que guía el Espíritu Santo. Debéis hacerlo con el fin de entrar en el camino correcto. ¿Cómo hace una persona conscientemente la obra de entregarle su corazón a Dios? En vuestra vida diaria, cuando experimentáis la obra de Dios y le oráis, lo hacéis con descuido: oráis a Dios mientras trabajáis. ¿Puede llamarse esto dar vuestro corazón a Dios? Estáis pensando en los problemas del hogar o en asuntos de la carne; siempre estáis entre dos aguas. ¿Puede considerarse esto aquietar vuestro corazón en presencia de Dios? Esto se debe a que tu corazón siempre se fija en los asuntos externos, y no puede regresar ante Dios. Si queréis tener vuestro corazón realmente en paz ante Él, entonces debéis hacer la obra de cooperación consciente. Es decir, cada uno de vosotros debe dedicar un tiempo para vuestras devociones, un momento en el que apartáis a todas las personas, asuntos u objetos, calmáis vuestro corazón y guardáis silencio ante Dios. Todo el mundo debería tomar notas devocionales, registrar su conocimiento de la palabra de Dios y cómo se les conmueve el espíritu, independientemente de que sea profundo o superficial, todos deben acallar sus corazones ante Dios de manera consciente. Si puedes dedicar una o dos horas cada día a una vida espiritual verdadera, tu vida durante ese día se sentirá enriquecida y tu corazón será brillante y claro. Si vives esta clase de vida espiritual a diario, entonces tu corazón podrá volver a estar más en posesión de Dios, tu espíritu se volverá cada vez más fuerte, tu condición mejorará constantemente, podrás recorrer mejor la senda por la que guía el Espíritu Santo, y Dios te concederá más bendiciones. El propósito de vuestra vida espiritual es obtener conscientemente la presencia del Espíritu Santo. No consiste en observar reglas o celebrar rituales religiosos, sino en actuar verdaderamente en sintonía con Dios y disciplinar realmente vuestro cuerpo. Esto es lo que el hombre debe hacer; así que debéis hacerlo esforzándoos al máximo. Cuanto mejor sea tu cooperación y cuanto más esfuerzo pongas en ello, más podrá tu corazón volver a Dios y mejor podrás aquietarlo ante Él. Llegado cierto punto, Dios ganará por completo tu corazón. Nadie podrá influir en tu corazón ni capturarlo, y pertenecerás completamente a Dios. Si sigues esta senda, entonces la palabra de Dios se te revelará en todo momento y te esclarecerá en todo lo que no entiendas; todo esto puede lograrse mediante tu cooperación. Por esta razón, Dios siempre dice: “A todos los que actúan en sintonía conmigo, Yo los recompensaré el doble”. Debéis ver esta senda con claridad. Si deseáis seguir la senda correcta, debéis hacer todo lo que podáis para satisfacer a Dios. Debéis hacer todo lo posible por alcanzar una vida espiritual. Al principio, es posible que no logres grandes resultados en tu búsqueda, pero no debes permitirte dar marcha atrás ni regodearte en la negatividad: ¡debes seguir trabajando duro! Cuanto más vivas una vida espiritual, más ocupado estará tu corazón por las palabras de Dios, siempre preocupado por estos asuntos, siempre llevando esta carga. Después de eso, revela tu verdad más íntima a Dios a través de tu vida espiritual; dile lo que estás dispuesto a hacer, lo que estás pensando, tu entendimiento y tu opinión acerca de Su palabra. ¡No escondas nada; ni lo más mínimo! Practica comunicarle las palabras de tu corazón a Dios y revelarle tus verdaderos sentimientos. Si está en tu corazón, entonces dilo a toda costa. Cuanto más hables de esa manera, más sentirás la hermosura de Dios, y tu corazón se aferrará más a Él. Cuando esto ocurra, sentirás que Dios es más querido para ti que cualquier otra persona. Pase lo que pase, nunca te apartarás de Su lado. Si practicas esta clase de devoción espiritual a diario y no lo sacas de tu mente, sino que lo consideras algo de gran importancia en tu vida, la palabra de Dios ocupará tu corazón. Esto es lo que significa ser tocado por el Espíritu Santo. Será como si Dios hubiera poseído siempre tu corazón, como si aquello que amas estuviera siempre en tu corazón. Nadie puede quitarte esto. Cuando esto ocurra, Dios vivirá realmente en tu interior y tendrá un lugar en tu corazón.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vida espiritual normal guía a las personas por el camino correcto

Palabras diarias de Dios  Fragmento 414

La fe en Dios requiere de una vida espiritual normal, que es la base para experimentar las palabras de Dios y entrar en la realidad. ¿Equivale a una “vida espiritual normal” toda vuestra práctica actual de oraciones, acercarse a Dios, cantar himnos, alabanzas, meditación, y de reflexionar sobre las palabras de Dios? Ninguno de vosotros parece saberlo. Una vida espiritual normal no se limita a prácticas como orar, cantar himnos, participar en la vida de la iglesia y comer y beber de las palabras de Dios. Más bien, implica vivir una nueva y dinámica vida espiritual. Lo que importa no es cómo se practica, sino qué fruto da la práctica. La mayoría de la gente cree que una vida espiritual normal implica necesariamente orar, cantar himnos, comer y beber de las palabras de Dios o reflexionar sobre ellas, sin que importe que tales prácticas tengan algún efecto o conduzcan a un verdadero entendimiento. Estas personas se centran en seguir procedimientos superficiales sin preocuparse por los resultados; viven en los rituales religiosos, no dentro de la iglesia, y ni mucho menos son personas del reino. Al orar, cantar himnos, y comer y beber de las palabras de Dios solo siguen reglas, lo hacen por obligación y para estar al día con las tendencias, no por voluntad propia ni de corazón. Por mucho que estas personas oren o canten, sus esfuerzos no darán ningún fruto, ya que solo practican las reglas y los rituales de la religión, no las palabras de Dios. Se centran solo en darle importancia a cómo practican, y tratan las palabras de Dios como reglas a seguir. Estas personas no están poniendo en práctica las palabras de Dios, solo están satisfaciendo la carne y actuando para que otras personas las vean. Todas estas reglas y rituales religiosos tienen un origen humano; no provienen de Dios. Dios no sigue reglas ni está sujeto a ninguna ley. En su lugar, Él hace cosas nuevas cada día, y así logra una obra práctica. Lo mismo sucede con la gente de la Iglesia de las Tres Autonomías, que se limitan a prácticas como asistir a diario a los servicios matutinos, ofrecer oraciones por la tarde y oraciones de gratitud antes de las comidas, y a dar gracias por todo; hagan lo que hagan y por mucho tiempo que lo hagan, no tendrán la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas viven entre reglas y anclan su corazón a métodos de práctica, el Espíritu Santo no puede obrar, ya que su corazón está ocupado por reglas y nociones humanas. Por lo tanto, Dios es incapaz de intervenir y obrar en ellas, y solo pueden seguir viviendo bajo el control de las leyes. Tales personas nunca podrán recibir el elogio de Dios.

Una vida espiritual normal es una vida vivida ante Dios. Al orar, uno puede aquietar su corazón ante Dios y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, conocer las palabras de Dios, y entender Su voluntad. Al comer y beber de Sus palabras, la gente puede obtener una comprensión más clara y completa de la obra actual de Dios. También pueden obtener una nueva senda de práctica, y no se aferrarán a lo viejo; lo que practican tendrá como objetivo lograr el crecimiento en la vida. En cuanto a la oración, no se trata de decir unas pocas palabras bonitas o echarse a llorar ante Dios para mostrar la deuda que tienes con Él. Más bien, su propósito es entrenarse en el uso del espíritu, permitiéndole a uno aquietar su corazón ante Dios, entrenarse para buscar la guía de las palabras de Dios en todos los asuntos, para que el corazón pueda ser atraído cada día a una nueva luz y para que uno no sea pasivo o perezoso y pueda tomar el camino correcto de poner en práctica las palabras de Dios. Hoy en día la mayoría de la gente se centra en los métodos de práctica, pero no lo hacen para buscar la verdad y lograr el crecimiento vital. Aquí es donde se han desviado. También hay algunos que son capaces de recibir nueva luz, pero sus métodos de práctica no cambian. Traen sus viejas nociones religiosas con ellos mientras buscan recibir las palabras actuales de Dios, así que lo que reciben sigue siendo doctrina pintada con nociones religiosas; no están recibiendo la luz actual simplemente. Como resultado, sus prácticas están contaminadas, son las mismas viejas prácticas en un nuevo envase. Por muy bien que practiquen, son hipócritas. Cada día, Dios guía a la gente a hacer cosas nuevas, les exige que obtengan una nueva comprensión y entendimiento, que no sean anticuados y repetitivos. Si has creído en Dios durante muchos años, pero tus métodos de práctica no han cambiado en absoluto, y si todavía sientes fervor y te entretienes con asuntos externos pero no tienes un corazón tranquilo que puedas llevar ante Dios para disfrutar de Sus palabras, entonces no obtendrás nada. Cuando se trata de aceptar la nueva obra de Dios, si no haces planes diferentes, no prácticas de una manera nueva y no buscas nuevos entendimientos, sino que te aferras a lo antiguo y solo recibes cierta luz limitada, al no cambiar la manera en la que practicas, entonces las personas como tú estáis en esta corriente solo de manera nominal. En realidad, son fariseos religiosos ajenos a la corriente del Espíritu Santo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de una vida espiritual normal

Palabras diarias de Dios  Fragmento 415

Para vivir una vida espiritual normal, uno debe ser capaz de recibir nueva luz diariamente y buscar una comprensión real de las palabras de Dios. Uno debe ver la verdad con claridad, encontrar un camino de práctica en todos los asuntos, descubrir nuevas cuestiones mediante la lectura diaria de las palabras de Dios y darse cuenta de las propias limitaciones para poder tener un corazón que anhele y busque y mueva todo tu ser, para estar tranquilo ante Dios en todo momento, con un profundo temor de quedarte atrás. Una persona con tal corazón de anhelo y búsqueda, dispuesta a alcanzar continuamente la entrada, está en el camino correcto de la vida espiritual. Aquellos que son conmovidos por el Espíritu Santo, que desean hacerlo mejor, que están dispuestos a buscar ser perfeccionados por Dios, que anhelan una comprensión más profunda de Sus palabras, que no buscan lo sobrenatural sino que pagan un precio real, que les importa realmente la voluntad de Dios, que actualmente logran la entrada para que sus experiencias son más genuinas y auténticas, que no buscan palabras y doctrinas vacías o sentir lo sobrenatural, que no adoran a ninguna gran personalidad; estos son los que han entrado en una vida espiritual normal. Todo lo que hacen tiene como objetivo lograr un mayor crecimiento vital y tener un espíritu fresco y vivaz, y siempre son capaces de lograr la entrada de forma activa. Sin darse cuenta, llegan a comprender la verdad y entran en la realidad. Aquellos con una vida espiritual normal encuentran la liberación y la libertad de espíritu cada día, y pueden practicar las palabras de Dios de forma libre para Su satisfacción. Para estas personas, orar no es una formalidad o un procedimiento; cada día, son capaces de seguir el ritmo de la nueva luz. Por ejemplo, las personas se entrenan para aquietar su corazón ante Dios y realmente lo logran y no pueden ser perturbadas por nadie. Ninguna persona, evento o cosa puede limitar su vida espiritual normal. Tal entrenamiento tiene la intención de dar resultados, no de que las personas sigan reglas. Esta práctica no tiene que ver con seguir reglas, sino con promover el crecimiento vital de las personas. Si ves esta práctica solo como reglas a seguir, tu vida nunca cambiará. Puede que estés participando en la misma práctica que los demás, pero mientras que en última instancia ellos son capaces de mantener el ritmo de la obra del Espíritu Santo, tú eres descartado de la corriente del Espíritu Santo. ¿Acaso no te estás engañando a ti mismo? El propósito de estas palabras es permitir que las personas aquieten su corazón ante Dios, que lo vuelvan hacia Él, para que la obra de Dios no encuentre obstáculos y pueda dar fruto en ellos. Solo así puede la gente conformarse a la voluntad de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de una vida espiritual normal

Palabras diarias de Dios  Fragmento 416

No le dais importancia a la oración en vuestra vida diaria. El hombre descuida el tema de la oración. Las oraciones solían ser superficiales, el hombre simplemente las hacía mecánicamente. Ningún hombre ha ofrecido nunca completamente su corazón ante Dios ni se ha comprometido en la verdadera oración con Dios. El hombre oraba a Dios solo cuando surgían problemas. Durante todo este tiempo, ¿alguna vez has orado verdaderamente a Dios? ¿Alguna vez has derramado lágrimas de dolor delante de Él? ¿Alguna vez has llegado a conocerte delante de Dios? ¿Alguna vez has tenido una oración íntima con Él? La oración se logra por la práctica. Si por lo general no oras en casa, entonces no vas a tener manera de orar en la iglesia, y si por lo general no oras en las pequeñas reuniones, entonces no vas a ser capaz de orar en las grandes. Si normalmente no te acercas a Dios ni meditas Sus palabras, entonces no vas a tener nada que decir cuando sea momento de orar, e incluso si oras, solo será de boquilla; no será una oración verdadera.

¿Qué es la verdadera oración? Es decirle a Dios lo que hay en tu corazón, tener comunión con Él al comprender Su voluntad, comunicarte con Dios a través de Sus palabras, sentirte especialmente cerca de Dios, sentir que Él está delante de ti y creer que tienes algo que decirle. Sientes que tu corazón está lleno de luz y lo encantador que es Dios. Te sientes especialmente inspirado y escucharte les da satisfacción a tus hermanos y hermanas. Sentirán que las palabras que dices son las que están dentro de sus corazones, las que ellos desean pronunciar, como si tus palabras sustituyeran a las suyas. Esta es la verdadera oración. Después de que hayas orado verdaderamente, tu corazón estará en paz y conocerá la satisfacción. La fuerza para amar a Dios puede surgir y sentirás que no hay nada con más valor o significado en la vida que amar a Dios. Todo esto prueba que tus oraciones han sido efectivas. ¿Alguna vez has orado de esta manera?

¿Y qué hay en cuanto al contenido de la oración? Tu oración debería proceder, paso a paso, de acuerdo al verdadero estado de tu corazón y la obra del Espíritu Santo; llegas a tener comunión con Dios de acuerdo con Su voluntad y con lo que Él exige al hombre. Cuando comiences la práctica de la oración, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; solo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla de la siguiente manera: “¡Oh, Dios! Hoy me acabo de dar cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Solo he malgastado mi vida. A partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Que Tu Espíritu siempre obre en mí, y que siempre me ilumine y esclarezca. Permíteme dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti. Permite que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo manifestada en nosotros”. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado. Después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y si puedes orar de esta manera con frecuencia, el Espíritu Santo inevitablemente obrará en ti. Si siempre clamas a Dios así, y tomas tu determinación delante de Él, llegará el día en que tu determinación sea aceptable delante de Dios, cuando Él gane tu corazón y todo tu ser, y finalmente Dios te haga perfecto. La oración es de suma importancia para vosotros. Cuando oras y recibes la obra del Espíritu Santo, Dios conmueve tu corazón y surge la fuerza para amar a Dios. Si no oras con el corazón, si no abres tu corazón para tener comunión con Dios, entonces Dios no va a tener forma de obrar en ti. Si, habiendo orado y dicho las palabras de tu corazón el Espíritu de Dios no ha empezado Su obra y no has recibido inspiración, entonces esto demuestra que tu corazón carece de sinceridad, que tus palabras no son ciertas y que siguen siendo impuras. Si, habiendo orado, tienes un sentido de satisfacción, entonces tus oraciones han sido aceptables para Dios y el Espíritu de Dios está obrando en ti. Como alguien que sirve delante de Dios, no puedes estar sin orar. Si verdaderamente ves la comunión con Dios como algo significativo y valioso, ¿podrías entonces abandonar la oración? Nadie puede estar sin comunión con Dios. Sin la oración, vives en la carne, en la esclavitud de Satanás; sin la oración verdadera, vives bajo la influencia de la oscuridad. Espero que vosotros, hermanos y hermanas, podáis dedicaros a la oración sincera sin faltar un solo día. No se trata de cumplir las normas, sino de conseguir cierto resultado. ¿Estáis dispuestos a renunciar a un poco de sueño y disfrute para levantaros pronto para las oraciones matutinas y disfrutar las palabras de Dios? Si oras con un corazón puro y comes y bebes las palabras de Dios de esta manera, a Él le resultarás más aceptable. Si todas las mañanas haces esto, si todos los días practicas dándole tu corazón a Dios, comunicándote y comprometiéndote con Él, entonces tu conocimiento de Él seguramente aumentará y estarás mejor capacitado para captar la voluntad de Dios. Dices: “¡Oh, Dios! Estoy dispuesto a cumplir mi deber. Solo soy capaz de consagrar todo mi ser a Ti con el fin de que Tú obtengas gloria de nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio de este grupo de personas. Te suplico que obres en nosotros para que yo pueda ser capaz de amarte y satisfacerte verdaderamente y buscarte como mi meta”. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará. No deberías orar solo por tu bien sino también para hacer la voluntad de Dios y amarlo a Él. Esta es la clase de oración más verdadera. ¿Eres alguien que ora por hacer la voluntad de Dios?

En el pasado, no sabíais cómo orar y pasabais por alto el tema de la oración. Ahora debéis hacer todo lo que podáis por formaros para orar. Si no puedes reunir las fuerzas dentro de ti para amar a Dios, entonces ¿cómo oras? Dices: “¡Oh, Dios! Mi corazón es incapaz de amarte verdaderamente. Quiero amarte, pero me falta fuerza. ¿Qué debo hacer? Abre mis ojos espirituales, y que Tu Espíritu conmueva mi corazón. Haz que, cuando venga ante Ti, me deshaga de todo lo que es negativo, que deje de estar limitado por cualquier persona, cuestión o cosa y que ponga al descubierto completamente mi corazón delante de Ti y haz que pueda ofrecer todo mi ser delante de Ti. Como sea que me pruebes, estoy listo. Ahora bien, no les presto ninguna atención a mis perspectivas de futuro ni estoy bajo el yugo de la muerte. Con un corazón que te ama, deseo buscar el camino de la vida. Todas las cosas, todo está en Tus manos; mi destino y mi propia vida están en Tus manos. Ahora, busco amarte e, independientemente de si me dejas amarte, de cómo interfiera Satanás, estoy decidido a amarte”. Cuando te encuentras con este problema, ora de esta manera. Si lo haces así todos los días, la fuerza para amar a Dios crecerá poco a poco.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de la práctica de la oración

Palabras diarias de Dios  Fragmento 417

¿Cómo se puede entrar en la oración verdadera?

Cuando oras, debes tener un corazón tranquilo ante Dios y debes tener un corazón sincero. Estás realmente teniendo comunión y orando con Dios; no debes intentar adular a Dios con palabras elegantes. La oración se debe centrar en torno a aquello que Dios quiere conseguir ahora mismo. Pídele a Dios que te conceda mayor iluminación y esclarecimiento, lleva tu estado actual y tus problemas delante de Su presencia cuando ores, incluyendo la resolución que tomaste ante Dios. Orar no es seguir un procedimiento sino buscar a Dios con un corazón sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, para que tu corazón esté tranquilo ante Él con frecuencia; para que en el ambiente en el que te ha puesto, te conozcas, te desprecies y te abandones, permitiéndote así tener una relación normal con Dios y convirtiéndote verdaderamente en alguien que ama a Dios.

¿Cuál es el significado de la oración?

La oración es una de las formas en las que el hombre coopera con Él, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y es el proceso por el cual el Espíritu de Dios conmueve al hombre. Se puede decir que los que están sin oración son muertos que carecen de espíritu, lo que prueba que les falta la facultad para que Dios los conmueva. Sin la oración, sería imposible llevar una vida espiritual normal, mucho menos seguir el ritmo de la obra del Espíritu Santo. Estar sin la oración es romper la relación con Dios y sería imposible recibir el elogio de Dios. Como creyente en Dios, mientras más ores, más te conmueve Dios, más estás lleno de determinación y mejor se puede recibir nuevo esclarecimiento de Dios. Como resultado, este tipo de persona puede ser perfeccionada de manera muy rápida por el Espíritu Santo.

¿Cuál es el efecto que pretende lograr la oración?

Las personas pueden llevar a cabo la práctica de la oración y comprender su significado, pero que la oración sea eficaz no es nada sencillo. No se trata solo de hacer las cosas por inercia, seguir procedimientos o recitar las palabras de Dios. Es decir, orar no es repetir ciertas palabras como un loro ni es imitar a los demás. En la oración, se debe llegar a un estado en que se le entregue el corazón a Dios, en el que este se abra de par en par para que Dios lo conmueva. Si la oración ha de ser efectiva, entonces se debe basar en la lectura de las palabras de Dios. Solo al orar desde dentro de las palabras de Dios se puede recibir mayor esclarecimiento e iluminación. Las manifestaciones de una oración verdadera son: tener un corazón que anhela todo lo que Dios pide y además un deseo de cumplir lo que Él exige; detestar lo que Dios odia y sobre esta base ganar cierto entendimiento de ello y tener cierto conocimiento y claridad sobre las verdades que Dios explica. Donde hay determinación, fe, y una senda de práctica después de la oración, solo entonces se puede llamar verdadera oración y solo este tipo de oración puede ser efectiva. Sin embargo, la oración se debe construir sobre el disfrute de las palabras de Dios, debe establecerse sobre la base de la comunión con Dios en Sus palabras, y el corazón debe poder buscar a Dios y calmarse ante Él. Ese tipo de oración ya ha entrado en la etapa de la comunión verdadera con Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de la práctica de la oración

Palabras diarias de Dios  Fragmento 418

El conocimiento más básico acerca de la oración:

  1. No digas a ciegas lo que te venga a la mente. En tu corazón debe haber una carga; es decir, debes tener un objetivo cuando ores.

  2. La oración debe contener las palabras de Dios; debe basarse en Sus palabras.

  3. Cuando ores, no debes reincidir en temas obsoletos. Tus oraciones deben estar relacionadas con las palabras actuales de Dios y, al orar, cuéntale a Dios tus pensamientos más íntimos.

  4. La oración grupal se debe centrar alrededor de un núcleo, que es necesariamente la obra presente del Espíritu Santo.

  5. Todas las personas deben aprender las oraciones de intercesión. Esta es una manifestación del cuidado que se tiene de la voluntad de Dios.

La vida de oración de cada individuo se basa en entender el significado de la oración y en el conocimiento básico de la oración. En la vida diaria, ora con frecuencia por tus propios defectos, ora para lograr un cambio en tu carácter en la vida y ora sobre la base de tu conocimiento de las palabras de Dios. Cada persona debe establecer su propia vida de oración, debe orar por conocer las palabras de Dios y debe orar para buscar conocimiento de la obra de Dios. Expón tus circunstancias presentes delante de Dios y sé honesto sin preocuparte de la manera en la que oras, la clave es lograr conocimiento verdadero y experiencia real de las palabras de Dios. Una persona que busque la entrada a la vida espiritual debe ser capaz de orar de muchas maneras diferentes. Orar en silencio, meditar sobre las palabras de Dios, llegar a conocer Su obra, son todos ejemplos de la decidida obra de comunicación espiritual con el fin de conseguir la entrada en la vida espiritual normal, que mejora el estado propio ante Dios y obliga a avanzar aún más en la vida. En resumen, todo lo que hagas —ya sea comer y beber las palabras de Dios u orar en silencio o proclamar en voz alta— tiene el fin de permitirte ver claramente las palabras de Dios, Su obra y aquello que Él desea lograr en ti. Lo que es más importante, todo lo que haces es para alcanzar los estándares que Dios exige y llevar tu vida al siguiente nivel. Lo mínimo que Dios exige del hombre es que le pueda abrir su corazón a Él. Si el hombre le da a Dios su corazón sincero y le dice lo que realmente hay dentro de este, entonces Dios estará dispuesto a obrar en él. Lo que Dios quiere no es el corazón retorcido del hombre, sino un corazón puro y honesto. Si el hombre no le habla a Dios de corazón, entonces Dios no se lo conmueve ni obra dentro de él. Por lo tanto, lo más crucial de la oración es hablarle a Dios de corazón, contarle tus defectos o tu carácter rebelde y abrirte completamente a Él; solo entonces Dios estará interesado en tus oraciones, de lo contrario, Él te ocultará Su rostro. El criterio mínimo para la oración es que puedas mantener tu corazón en calma ante Dios y que no se aparte de Él. Tal vez, durante esta fase, no obtienes una visión más nueva o alta, pero debes usar la oración para mantener las cosas como están; no puedes retroceder. Esto es lo mínimo que debes alcanzar. Si no puedes lograr ni siquiera esto, entonces es la prueba de que tu vida espiritual no está en el camino correcto. Como resultado, no podrás aferrarte a la visión original que tenías, perderás la fe en Dios y por consiguiente tu determinación desaparecerá. Uno de los indicios de si has entrado o no en la vida espiritual es ver si tus oraciones están en el camino correcto. Todas las personas deben entrar en esta realidad; todas deben hacer la obra de formarse de manera consciente en la oración, no esperando con pasividad, sino buscando conscientemente que el Espíritu Santo las conmueva. Solo entonces serán personas que efectivamente buscan a Dios.

Cuando comiences a orar, no intentes hacer demasiado ni esperes conseguirlo todo de una vez. No puedes hacer demandas extravagantes esperando que en cuanto abras la boca el Espíritu Santo te conmoverá, o que recibirás esclarecimiento e iluminación, o que Dios te concederá mucha gracia. Eso no sucederá; Dios no hace cosas sobrenaturales. Dios contesta las oraciones de las personas a Su propio ritmo, y a veces prueba tu fe para ver si eres leal ante Él. Cuando oras, debes tener fe, perseverancia y determinación. Cuando comienzan a formarse, la mayoría de las personas se desaniman porque no son conmovidas por el Espíritu Santo. ¡Esto no puede ser! Debes ser persistente, te debes enfocar en sentir el que el Espíritu Santo te conmueva y en buscar y explorar. A veces, la senda de tu práctica no es correcta y, a veces, tus motivos personales y nociones no pueden permanecer firmes ante Dios y por eso el Espíritu de Dios no te conmueve. Otras veces, Dios se fija en si eres leal o no. En resumen, en la formación debes pagar un precio más alto. Si descubres que te estás desviando en tu senda de práctica, puedes cambiar la forma en la que oras. Mientras busques con un corazón sincero y anheles recibir, entonces el Espíritu Santo con toda seguridad te llevará a esta realidad. A veces oras con un corazón sincero, pero no sientes que hayas sido conmovido de manera especial. En momentos como estos, debes confiar en la fe y en que Dios observe tus oraciones; debes perseverar en ellas.

Sé una persona honesta; ora a Dios para deshacerte del engaño que hay en tu corazón. Purifícate a través de la oración en todo momento, sé conmovido por el Espíritu santo a través de la oración y tu carácter cambiará gradualmente. La verdadera vida espiritual es una vida de oración; es una vida que el Espíritu Santo conmueve. El proceso de ser conmovido por el Espíritu Santo es el proceso de cambiar el carácter del hombre. Una vida que no es conmovida por el Espíritu Santo no es una vida espiritual, sino solamente una vida de ritual religioso. Solo aquellos a quienes el Espíritu Santo conmueve con frecuencia, y a los que el Espíritu Santo ha esclarecido e iluminado, han entrado en la vida espiritual. El carácter del hombre cambia constantemente conforme ora. Cuanto más lo conmueve el Espíritu de Dios, más proactivo y obediente es. Así, también, su corazón será purificado poco a poco y su carácter cambiará gradualmente. Ese es el efecto de la verdadera oración.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de la práctica de la oración

Palabras diarias de Dios  Fragmento 419

Acallar el corazón en presencia de Dios es el paso más crucial para entrar en Sus palabras. Es una lección en la que todas las personas tienen la necesidad urgente de entrar en este momento. Las sendas de entrada para acallar el corazón delante de Dios son las siguientes:

  1. Retira tu corazón de los asuntos externos. Aquiétate delante de Dios y concentra toda tu atención en orar a Él.

  2. Con tu corazón en paz delante de Dios, come, bebe y disfruta de Sus palabras.

  3. Medita sobre el amor de Dios y contémplalo, y reflexiona en tu corazón sobre la obra de Dios.

Primero, empieza con el aspecto de la oración. Ora con toda tu atención y en un horario fijo. Independientemente de lo presionado que estés por el tiempo, de cuánto trabajo tengas o de lo que te ocurra, ora cada día de forma habitual y come y bebe las palabras de Dios como de costumbre. Mientras comas y bebas las palabras de Dios, no importa cuál sea tu entorno, sentirás gran placer en tu espíritu y no te molestarán las personas, los acontecimientos o las cosas que te rodean. Cuando contemplas de forma habitual a Dios en tu corazón, lo que ocurre fuera no te puede molestar. Esto es lo que significa poseer estatura. Empieza con la oración: orar en silencio delante de Dios es lo más productivo. Después de ello, come y bebe las palabras de Dios, busca la luz en ellas mediante la reflexión, encuentra la senda de práctica, conoce el propósito que Dios tiene al pronunciar Sus palabras y compréndelas sin desviación. Generalmente, debería ser normal que fueras capaz de acercarte a Dios en tu corazón, que contemplaras Su amor y que reflexionaras sobre Sus palabras, sin ser perturbado por las cosas externas. Cuando tu corazón haya alcanzado cierto grado de paz serás capaz de meditar en silencio, contemplar dentro de ti mismo el amor de Dios y acercarte de verdad a Él, independientemente del entorno en el que estés, hasta que hayas alcanzado, finalmente, el punto en el que la alabanza brote de tu corazón y sea incluso mejor que la oración. Entonces poseerás cierta estatura. Si puedes alcanzar los estados antes descritos, será prueba de que tu corazón está verdaderamente en paz delante de Dios. Esta es la primera lección básica. Solo después de que las personas son capaces de estar en paz delante de Dios, el Espíritu Santo puede tocarlas y las puede esclarecer e iluminar, y solo entonces pueden tener comunión verdadera con Dios y pueden entender Su voluntad y la guía del Espíritu Santo. Entonces, habrán entrado en el camino correcto en su vida espiritual. Cuando su entrenamiento para vivir delante de Dios haya alcanzado cierta profundidad y sean capaces de abandonarse a sí mismos, de despreciarse a sí mismos y de vivir en las palabras de Dios, entonces su corazón estará verdaderamente en paz delante de Dios. Ser capaz de despreciarse a uno mismo, maldecirse y abandonarse es el efecto que consigue la obra de Dios, y las personas no pueden hacerlo por su propia cuenta. Por consiguiente, la práctica de acallar el corazón delante de Dios es una lección en la que las personas deberían entrar de inmediato. Algunas personas no solo son incapaces de estar en paz habitualmente delante de Dios, sino que no pueden acallar su corazón delante de Él incluso cuando oran. ¡Esto está muy por debajo de los estándares de Dios! Si tu corazón no puede estar en paz delante de Dios, ¿puedes ser movido por el Espíritu Santo? Si no puedes estar en paz delante de Dios, puedes tender a distraerte cuando llega alguien o cuando los demás están hablando, y tu mente puede alejarse cuando otros están haciendo cosas, en cuyo caso no vives en la presencia de Dios. Si tu corazón está verdaderamente en paz delante de Dios, no te perturbará nada de lo que esté ocurriendo en el mundo exterior, ni estarás ocupado con ninguna persona, evento o cosa. Si tienes entrada en esto, entonces esos estados negativos y todas las cosas negativas —las nociones humanas, las filosofías de vida, las relaciones anormales entre las personas y las ideas y los pensamientos, etc.— desaparecerán de manera natural. Como siempre estás meditando en las palabras de Dios y tu corazón siempre está acercándose a Él y siempre estás ocupado con Sus palabras actuales, esas cosas negativas desaparecerán de ti sin que te des cuenta. Cuando las cosas nuevas y positivas te ocupen, las viejas cosas negativas no tendrán lugar, así que no les prestes atención. No es necesario que hagas esfuerzos para controlarlas. Deberías concentrarte en estar en paz delante de Dios, comer, beber y disfrutar Sus palabras tanto como puedas, cantar himnos de alabanza a Dios todo lo que puedas y dejar que Él tenga la oportunidad de obrar en ti, porque ahora Dios quiere perfeccionar personalmente a la humanidad y quiere ganar tu corazón; Su Espíritu conmueve tu corazón y, si sigues la guía del Espíritu Santo, llegarás a vivir en la presencia de Dios y lo satisfarás. Si prestas atención a vivir en las palabras de Dios y entablas más conversaciones sobre la verdad para obtener el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, entonces esas nociones religiosas y tu santurronería y tu prepotencia desaparecerán, y sabrás cómo esforzarte por Dios y cómo amarlo y satisfacerlo. Y, sin darte cuenta, esas cosas que son ajenas a Dios se desvanecerán por completo de tu conciencia.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de acallar el corazón delante de Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 420

Reflexionar sobre las palabras de Dios y orar sobre ellas al tiempo que comes y bebes Sus palabras actuales es el primer paso para estar en paz delante de Dios. Si verdaderamente puedes estar en paz delante de Dios, entonces el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo estarán contigo. Toda vida espiritual se logra al estar en paz en la presencia de Dios. Al orar, debes estar en paz delante de Él, y solo entonces te podrá mover el Espíritu Santo. Cuando estás en paz delante de Dios cuando comes y bebes Sus palabras, puedes ser esclarecido e iluminado y puedes alcanzar un verdadero conocimiento de las palabras de Dios. Cuando en tus actividades habituales de meditación y comunicación y de acercarte a Dios en tu corazón llegas a estar en paz en la presencia de Dios, puedes disfrutar de una cercanía genuina con Él, tener un entendimiento genuino de Su amor y de Su obra, y mostrar consideración y afecto verdaderos por Sus intenciones. Cuanto más capaz seas habitualmente de estar en paz delante de Dios, más serás iluminado y más serás capaz de entender tu propio carácter corrupto, de qué careces, a qué deberías entrar, qué función debes ejercer, y dónde están tus defectos. Todo esto se logra al estar en paz en la presencia de Dios. Si, al estar en paz delante de Dios, alcanzas una verdadera profundidad, podrás ser capaz de entender ciertos misterios del espíritu, comprender lo que Dios desea llevar a cabo en ti hoy, captar más profundamente Sus palabras, y la médula, la esencia y el ser de estas, y ver la senda de práctica de manera más clara y precisa. Si no alcanzas suficiente profundidad al estar en paz en tu espíritu, el Espíritu Santo solo te moverá un poco; te sentirás fortalecido por dentro y tendrás cierto grado de placer y paz, pero no podrás entender nada con mayor profundidad. He dicho antes que, si las personas no usan toda su fuerza, les resultará difícil escuchar Mi voz o contemplar Mi rostro. Esto se refiere a alcanzar profundidad en la propia paz delante de Dios y no a hacer esfuerzos superficiales. Una persona que puede estar verdaderamente en paz en la presencia de Dios es capaz de liberarse de todas las ataduras mundanas y lograr que Dios la posea. Todas las personas incapaces de estar en paz en la presencia de Dios son, sin lugar a duda, disolutas y desenfrenadas. Todos los que son capaces de estar en paz delante de Dios son los piadosos que están delante de Él y que anhelan a Dios. Solo los que están en paz delante de Dios valoran la vida, valoran compartir en el espíritu, tienen sed de las palabras de Dios y buscan la verdad. Los que no valoran estar en paz delante de Dios, y no lo practican, son personas vanas y superficiales, atadas al mundo y sin vida; aunque afirmen creer en Dios, solo lo hacen de labios para afuera. Aquellos a los que Dios perfecciona y completa en última instancia son personas que pueden estar en paz en Su presencia. Por tanto, los que están en paz delante de Dios son agraciados con grandes bendiciones. Las personas que durante el día apenas dedican tiempo a comer y beber las palabras de Dios, que están muy preocupadas por los asuntos externos y que valoran poco entrar en la vida, son, todas ellas, unas hipócritas sin perspectiva de crecimiento futuro. Los que pueden estar en paz delante de Dios y pueden tener una comunión genuina con Él, son Su pueblo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de acallar el corazón delante de Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 421

Para ir delante de Dios para aceptar Sus palabras como tu vida, debes estar primero en paz delante de Él. Solo cuando estás en paz delante de Dios, Él te esclarecerá y te dará conocimiento. Cuanto más en paz están las personas delante de Dios, más capaces son de recibir Su esclarecimiento e iluminación. Todo esto requiere que las personas tengan piedad y fe. Solo así pueden ser perfeccionadas. La lección fundamental para entrar en la vida espiritual es estar en paz en la presencia de Dios. Solo si estás en paz en la presencia de Dios la totalidad de tu entrenamiento espiritual será efectivo. Si tu corazón no puede estar en paz delante de Dios, no podrás recibir la obra del Espíritu Santo. Si tu corazón está en paz delante de Dios, independientemente de lo que estés haciendo, eres alguien que vive en Su presencia. Si tu corazón está en paz delante de Dios y se acerca a Él, no importa lo que estés haciendo, esto demuestra que eres una persona que está en paz delante de Él. Si cuando hablas con los demás o cuando caminas eres capaz de afirmar “Mi corazón se está acercando a Dios, no está centrado en las cosas externas y puedo estar en paz delante de Él”, entonces eres una persona que está en paz delante de Dios. No te involucres en nada que atraiga tu corazón hacia los asuntos externos o hacia las personas que separen tu corazón de Dios. Deja a un lado cualquier cosa que pueda distraer tu corazón de estar cerca de Dios o mantente alejado de ella. Esto es más beneficioso para tu vida. Este es, precisamente, el momento para la gran obra del Espíritu Santo, el momento en el que Dios está perfeccionando personalmente a las personas. Si en este momento no puedes estar en paz delante de Dios, entonces no eres alguien que regresará delante de Su trono. Si buscas otras cosas, y no a Dios, no habrá manera de que seas perfeccionado por Él. Los que pueden escuchar tales declaraciones de Dios, pero no pueden estar en paz delante de Él en el presente, son personas que no aman ni la verdad ni a Dios. Si no vas a ofrecerte en este momento, ¿qué estás esperando? Ofrecerse a sí mismo es acallar el propio corazón delante de Dios. Esa sería una ofrenda sincera. Quienquiera que ofrezca ahora su corazón a Dios con sinceridad puede tener la seguridad de que Dios lo completará. Nada, sea lo que sea, puede perturbarte; sea para podarte o para tratarte o que te encuentres con la frustración o el fracaso, tu corazón siempre debe estar en paz delante de Dios. Independientemente de cómo te traten las personas, tu corazón debe estar en paz delante de Dios. Independientemente de a qué circunstancias te enfrentes —sean adversidades, sufrimientos, persecución o diferentes pruebas— tu corazón debe estar siempre en paz delante de Dios. Estas son las sendas para ser perfeccionado. Solo cuando estás verdaderamente en paz delante de Dios, Sus palabras actuales te quedan claras. Entonces puedes practicar de un modo más correcto y sin desviarte de la iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo, entender con mayor claridad las intenciones de Dios, lo cual le dará una dirección más clara a tu servicio, comprender con mayor precisión el movimiento y la guía del Espíritu Santo y tener la certeza de vivir bajo Su guía. Esos son los efectos que se logran al estar verdaderamente en paz delante de Dios. Cuando las personas no tienen claras las palabras de Dios, no tienen una senda de práctica, no entienden las intenciones de Dios o carecen de los principios de la práctica; esto se debe a que su corazón no está en paz delante de Dios. El propósito de estar en paz delante de Dios consiste en ser serio y pragmático, buscar la corrección y la transparencia en las palabras de Dios, y, en última instancia, llegar a comprender la verdad y conocer a Dios.

Si tu corazón no está a menudo en paz delante de Dios, Él no tiene manera de perfeccionarte. No tener determinación equivale a no tener corazón, y las personas sin corazón no pueden estar en paz delante de Dios. Estas personas no saben cuánta obra realiza Dios ni lo mucho que Él habla ni tampoco saben cómo ponerlo en práctica. ¿Acaso no son personas sin corazón? ¿Pueden las personas sin corazón estar en paz delante de Dios? Dios no tiene ninguna forma de perfeccionar a personas sin corazón; no son diferentes a las bestias de carga. Dios ha hablado con gran claridad y transparencia, pero tu corazón sigue inamovible y sigues sin ser capaz de estar en paz delante de Dios. ¿Acaso no eres un salvaje estúpido? Algunas personas se desvían al practicar el estar en paz en presencia de Dios. Cuando es hora de cocinar, no cocinan, y cuando es tiempo de hacer tareas, no las hacen, sino que siguen orando y meditando. Estar en paz delante de Dios no significa no cocinar, no hacer tareas o no vivir la vida, sino ser capaz de acallar el propio corazón delante de Dios en todos los estados normales y tener sitio para Dios en el corazón. Cuando oras, debes arrodillarte de forma adecuada delante de Dios para orar; cuando haces las tareas o preparas comida, acalla el corazón delante de Dios, medita sobre Sus palabras o canta himnos. Independientemente de la situación en la que te encuentres, debes tener tu propia forma de práctica, debes hacer todo lo posible por acercarte a Dios y debes intentar con todas tus fuerzas acallar tu corazón delante de Él. Cuando las circunstancias lo permitan, ora con determinación; cuando no lo permitan, acércate a Dios en tu corazón mientras realizas la tarea que te ocupa. Cuando puedas comer y beber las palabras de Dios, come y bebe Sus palabras; cuando puedas orar, ora; cuando puedas contemplar a Dios, contémplale. En otras palabras, haz todo lo posible por entrenarte para la entrada de acuerdo con tu propio entorno. Algunas personas pueden estar en paz delante de Dios cuando no pasa nada, pero tan pronto como sucede algo, su mente divaga. Esto no es estar en paz delante de Dios. El camino correcto a experimentar es este: por ningún motivo el corazón de una persona debe alejarse de Dios ni sentirse perturbado por las personas, los eventos o las cosas externas, y solo entonces esa persona está verdaderamente en paz delante de Dios. Algunas personas afirman que, cuando oran en las asambleas, su corazón puede estar en paz delante de Dios, pero, cuando comparten con otros, no pueden estar en paz delante de Él y sus pensamientos se descontrolan. Esto no es estar en paz delante de Dios. Hoy en día, la mayoría de las personas están en esta condición; su corazón es incapaz de estar siempre en paz delante de Dios. Así pues, debéis esforzaros más en ejercitaros en esta área, en entrar paso a paso en el camino correcto de la experiencia de vida y embarcaros en la senda de ser perfeccionados por Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de acallar el corazón delante de Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 422

La obra y la palabra de Dios tienen el propósito de provocar un cambio en vuestro carácter; Su meta no es meramente haceros entender o conocer Su obra y Su palabra. Eso no es suficiente. Eres una persona que tiene la capacidad de comprender, así que no debería resultaros difícil entender la palabra de Dios, porque la mayor parte de ella está escrita en un lenguaje humano y Él habla de una forma muy clara. Por ejemplo, eres perfectamente capaz de aprender lo que Dios quiere que comprendas y practiques; esto es algo que una persona normal que tiene la facultad de comprender debería poder hacer. En particular, las palabras que Dios dice en la etapa actual son especialmente claras y transparentes, y Él está señalando muchas cosas que las personas no han considerado, así como todo tipo de estados humanos. Sus palabras lo abarcan todo y son tan claras como la luz de la luna llena. Así que ahora las personas entienden muchos asuntos, pero todavía falta algo: que pongan en práctica Su palabra. Las personas deben experimentar todos los aspectos de la verdad en detalle, así como explorarla y buscarla con mayor detalle, en lugar de simplemente esperar a absorber cualquier cosa que esté disponible para ellas; de lo contrario, se convierten en poco más que parásitos. Conocen la palabra de Dios, pero no la ponen en práctica. Esta clase de persona no ama la verdad y, finalmente, será descartada. Ser como un Pedro en la década de los noventa significa que cada uno de vosotros debéis practicar la palabra de Dios, tener una entrada auténtica en vuestras experiencias y obtener un esclarecimiento aún mayor en vuestra cooperación con Dios, lo cual será cada vez de mayor ayuda para vuestra propia vida. Si habéis leído mucho de la palabra de Dios, pero solo entendéis el significado del texto y carecéis de un conocimiento directo de esa palabra a través de vuestras experiencias prácticas, entonces no conocerás la palabra de Dios. En lo que a ti respecta, la palabra de Dios no es vida, sino, simplemente, letra muerta. Y si solo vives de acuerdo a la letra sin vida, entonces no puedes entender la esencia de la palabra de Dios ni entenderás Su voluntad. El significado espiritual de la palabra de Dios solo se te abrirá cuando experimentes Su palabra en tus experiencias reales, y es solo a través de la experiencia que puedes comprender el significado espiritual de muchas verdades y desentrañar los misterios de la palabra de Dios. Por muy clara que sea Su palabra, si no la pones en práctica todo lo que habrás comprendido son letras y doctrinas vacías, que se han convertido en leyes religiosas para ti. ¿No es esto, acaso, lo que hicieron los fariseos? Si practicáis y experimentáis la palabra de Dios, esta se vuelve práctica para vosotros; si no buscáis practicarla, entonces para vosotros es poco más que la leyenda del tercer cielo. De hecho, el proceso de creer en Dios es, para vosotros, el proceso de experimentar Su palabra y de que Él os gane o, dicho de un modo más claro, creer en Dios es tener el conocimiento y el entendimiento de Su palabra, así como experimentarla y vivirla; tal es la realidad detrás de vuestra creencia en Dios. Si creéis en Él y esperáis la vida eterna sin buscar practicar Su palabra y entrar en la realidad de la verdad, entonces sois insensatos. Esto sería como ir a un banquete y solo observar la comida y aprenderte de memoria todas las cosas deliciosas que hay sin probar ninguna de ellas; sería como no comer ni beber nada allí. ¿Acaso no sería insensata una persona así?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

Palabras diarias de Dios  Fragmento 423

La verdad que el hombre necesita poseer se encuentra en la palabra de Dios, y es la verdad más beneficiosa y útil para la humanidad. Es el tónico y el sustento que vuestro cuerpo necesita, algo que ayuda al hombre a restablecer su humanidad normal. Es una verdad con la que el hombre debería equiparse. Cuanto más practiquéis la palabra de Dios, más rápidamente florecerá vuestra vida y más clara se volverá la verdad. Conforme crezcáis en estatura, veréis las cosas del mundo espiritual con mayor claridad y más fortaleza tendréis para triunfar sobre Satanás. Gran parte de la verdad que no entendéis se aclarará cuando practiquéis la palabra de Dios. La mayoría de las personas se conforman simplemente con entender el texto de la palabra de Dios y se enfocan en equiparse con doctrinas en lugar de profundizar su experiencia en la práctica, pero ¿no es este el camino de los fariseos? Entonces, ¿cómo puede ser real para ellos la frase “La palabra de Dios es vida”? La vida de una persona no puede madurar simplemente leyendo la palabra de Dios, sino solo cuando la palabra de Dios se pone en práctica. Si crees que entender la palabra de Dios es lo único que necesitas para tener vida y estatura, entonces tu entendimiento está distorsionado. Entender verdaderamente la palabra de Dios ocurre cuando practicas la verdad, y debes entender que “solo puedes comprender la palabra de Dios practicando la verdad”. Hoy, después de leer la palabra de Dios, solo puedes decir que la conoces, pero no que la entiendes. Algunas personas afirman que la única forma de practicar la verdad es entenderla primero, pero esto es solo parcialmente correcto, y, ciertamente, no es una afirmación del todo precisa. Antes de tener conocimiento de una verdad no la has experimentado. Sentir que entiendes algo que escuchas en un sermón no es entender realmente: solo es tomar posesión de las palabras literales de la verdad, y no es lo mismo que entender su verdadero significado. Tener un mero conocimiento superficial de la verdad no significa que la entiendas realmente o que tengas conocimiento de ella; el verdadero significado de la verdad viene de haberla experimentado. Por tanto, solo cuando experimentas la verdad puedes comprenderla y solo entonces puedes comprender sus partes ocultas. Profundizar tu experiencia es la única forma de comprender las connotaciones y entender la esencia de la verdad. Por tanto, puedes ir a cualquier parte con la verdad, pero si no hay verdad en ti, entonces no pienses en intentar convencer ni siquiera a los miembros de tu familia y, mucho menos, a las personas religiosas. Sin la verdad eres como copos de nieve que caen, pero, con ella, puedes ser feliz y libre y nadie puede atacarte. Por muy fuerte que sea una teoría, no puede superar a la verdad. Con la verdad, el mundo mismo puede tambalearse y pueden moverse los mares y las montañas, mientras que la ausencia de verdad puede conducir a que los muros de una gran ciudad se reduzcan a escombros debido a los gusanos. Esto es un hecho evidente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

Palabras diarias de Dios  Fragmento 424

En esta etapa es de vital importancia conocer primero la verdad y, luego, ponerla en práctica y que os equipéis aún más con su verdadero significado. Deberíais buscar lograr esto. En lugar de solo buscar hacer que otros sigan tus palabras, debes lograr que también sigan tu práctica. Solo de esta manera puedes encontrar algún sentido. Independientemente de lo que te sobrevenga, de con quién te encuentres, siempre que poseas la verdad podrás permanecer firme. La palabra de Dios es lo que trae vida, y no muerte, al hombre. Si después de leer la palabra de Dios no cobras vida, sino que permaneces muerto, entonces algo no está bien en ti. Si después de algún tiempo has leído mucho de la palabra de Dios y oído muchos sermones prácticos, pero sigues en una condición de muerte, entonces esto prueba que no eres alguien que valora la verdad ni una persona que la busca. Si realmente buscarais ganar a Dios, no os centraríais en equiparos con doctrinas ni en utilizar doctrinas elevadas para enseñar a los demás, sino que os enfocaríais en experimentar la palabra de Dios y en poner en práctica la verdad. ¿No es esto en lo que deberíais estar buscando entrar hoy?

Hay un tiempo limitado para que Dios realice Su obra en el hombre; así pues ¿qué resultado puede producirse si no cooperas con Él? ¿Por qué quiere Dios siempre que practiquéis Su palabra una vez que la entendéis? Es porque Él os ha revelado Sus palabras y vuestro siguiente paso consiste, de hecho, en practicarlas. A medida que practiquéis estas palabras, Dios llevará a cabo la obra de esclarecimiento y guía. Así es como ha de hacerse. La palabra de Dios permite al hombre florecer en la vida y no posee elementos que puedan provocar que el hombre se desvíe o se vuelva pasivo. Dices que has leído la palabra de Dios y la has practicado, pero aun no has recibido obra alguna por parte del Espíritu Santo. Tus palabras solo podrían engañar a un niño. Las demás personas pueden no saber si tus intenciones son correctas, pero ¿acaso piensas que es posible que Dios no lo sepa? ¿Cómo es que otros practican la palabra de Dios y reciben el esclarecimiento del Espíritu Santo, pero tú practicas Su palabra y no lo recibes? ¿Tiene emociones Dios? Si tus intenciones son verdaderamente correctas y eres cooperativo, el Espíritu de Dios estará contigo. Algunas personas siempre quieren marcar su postura, pero ¿por qué Dios no las deja levantarse y dirigir la iglesia? Algunas personas se limitan a cumplir su función y desempeñar sus deberes, y antes de darse cuenta, han obtenido la aprobación de Dios. ¿Cómo puede ser esto? Dios examina las profundidades del corazón del hombre y las personas que buscan la verdad deben hacerlo con intenciones correctas. Las personas que no tienen intenciones correctas no pueden permanecer firmes. En esencia, vuestro objetivo es dejar que la palabra de Dios tenga efecto en vosotros. Dicho de otro modo, consiste en tener un verdadero entendimiento de la palabra de Dios al practicarla. Quizá vuestra capacidad de comprender la palabra de Dios sea pobre, pero cuando la ponéis en práctica, Él puede remediar este defecto, así que no solo debéis conocer muchas verdades, sino que también debéis practicarlas. Este es el mayor enfoque que no se puede ignorar. Jesús padeció muchas humillaciones y sufrimientos en Sus treintaitrés años y medio. Sufrió tanto sencillamente porque practicó la verdad, hizo la voluntad de Dios en todas las cosas y solo le importaba la voluntad de Dios. Es un sufrimiento por el que Él no habría pasado si hubiera conocido la verdad sin practicarla. Si Jesús hubiera seguido las lecciones de los judíos y hubiera seguido a los fariseos; entonces no habría sufrido. A partir de las acciones de Jesús puedes aprender que la efectividad de la obra de Dios en el hombre viene de la cooperación de este, y esto es algo que debéis reconocer. ¿Habría sufrido Jesús en la cruz como lo hizo de no haber practicado la verdad? ¿Podría haber hecho una oración tan dolorosa de no haber actuado de acuerdo con la voluntad de Dios? Por tanto, debéis sufrir en aras de practicar la verdad; esta es la clase de sufrimiento por la que una persona debe pasar.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

Palabras diarias de Dios  Fragmento 425

En la práctica, guardar los mandamientos debe estar relacionado con practicar la verdad. Al guardar los mandamientos, uno debe practicar la verdad. Al practicar la verdad, uno no debe violar los principios de los mandamientos ni ir en contra de ellos. Debes hacer lo que Dios exige que hagas. Guardar los mandamientos y practicar la verdad está interconectado; no es contradictorio. Cuanto más practicas la verdad, más capaz eres de guardar la esencia de los mandamientos. Cuanto más practiques la verdad, más entenderás la palabra de Dios según se expresa en los mandamientos. Practicar la verdad y guardar los mandamientos no son acciones contradictorias; están interconectadas. En el principio, solo una vez que el hombre cumplió con los mandamientos, pudo practicar la verdad y lograr el esclarecimiento del Espíritu Santo, pero esta no es la intención original de Dios. Él requiere que lo adores de todo corazón, no solo que te portes bien. Sin embargo, debes guardar los mandamientos, al menos, superficialmente. Poco a poco, a través de la experiencia, después de obtener una comprensión más clara de Dios, la gente dejará de rebelarse contra Él y de resistirse a Él, y ya no tendrá dudas acerca de Su obra. Esta es la única manera en la que las personas pueden sujetarse a la esencia de los mandamientos. Por lo tanto, el simple hecho de guardar los mandamientos sin practicar la verdad es ineficaz y no constituye una adoración verdadera de Dios porque aún no has alcanzado una estatura real. Guardar los mandamientos sin la verdad equivale únicamente a seguir las reglas rígidamente. Al hacerlo, los mandamientos se convertirían en tu ley, lo cual no te ayudaría a crecer en la vida. Por el contrario, se convertirían en tu carga, te atarían con fuerza como las leyes del Antiguo Testamento y te harían perder la presencia del Espíritu Santo. Por lo tanto, solo puedes guardar efectivamente los mandamientos si practicas la verdad y si guardas los mandamientos para practicar la verdad. En el proceso de guardar los mandamientos, practicarás aún más verdades, y cuando practiques la verdad, obtendrás una comprensión aún más profunda de lo que realmente significan los mandamientos. El propósito y el significado detrás de la exigencia de Dios de que el hombre guarde los mandamientos no es únicamente hacer que siga las reglas, como él puede imaginar, sino que tiene que ver con su entrada en la vida. El alcance de tu crecimiento en la vida dicta el grado en que podrás guardar los mandamientos. Aunque los mandamientos son para que el hombre los cumpla, su esencia solo se hace evidente a través de la experiencia de vida del hombre. La mayoría de las personas asumen que guardar bien los mandamientos significa que están “completamente preparados y que todo lo que queda por hacer es ser arrebatado”. Esta es una idea extravagante y no está alineada con la voluntad de Dios. Aquellos que dicen tales cosas no desean progresar y codician la carne. ¡Qué tontería! ¡Esto no está de acuerdo con la realidad! Solo practicar la verdad sin guardar los mandamientos en realidad no es la voluntad de Dios. Quienes hacen esto son lisiados; son como personas a las que les falta una pierna. Guardar simplemente los mandamientos como si cumplieran las reglas, pero sin poseer la verdad, esto tampoco es ser capaz de cumplir la voluntad de Dios; igual que aquellos a los que les falta un ojo, las personas que hacen esto también padecen una forma de discapacidad. Se puede decir que, si guardas bien los mandamientos y obtienes una comprensión clara del Dios práctico, entonces tendrás la verdad. Relativamente hablando, habrás ganado una estatura real. Si practicas la verdad que deberías practicar, también guardarás los mandamientos, y estas dos cosas no se contradicen. Practicar la verdad y guardar los mandamientos son dos sistemas, los cuales son parte integral de la experiencia de vida de una persona. La experiencia de una persona debe estar formada por una integración, no una división, que consista en guardar los mandamientos y practicar la verdad. Sin embargo, hay tanto diferencias como vínculos entre estas dos cosas.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Guardar los mandamientos y practicar la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 426

La promulgación de los mandamientos en la nueva era es un testimonio del hecho de que todas las personas en esta corriente, todos aquellos que hoy escuchan la voz de Dios, han entrado en una nueva era. Este es un nuevo comienzo para la obra de Dios y es el comienzo de la última parte de la obra del plan de gestión de Dios de seis mil años. Los mandamientos de la nueva era simbolizan que Dios y el hombre han entrado en el ámbito de un nuevo cielo y una nueva tierra, y que Dios, tal como Jehová obró entre los israelitas y Jesús obró entre los judíos, llevará a cabo más obra práctica y realizará aún más y mayor obra en la tierra. También simbolizan que este grupo de personas recibirá de Dios más y mayores comisiones, y que recibirá provisión, alimentación, apoyo, cuidado y protección de Dios de una manera práctica, recibirá aún más entrenamiento práctico de Él y serán tratados, quebrantados y refinados por la palabra de Dios. La importancia de los mandamientos de la nueva era es bastante profunda. Sugieren que Dios en verdad aparecerá en la tierra, desde donde conquistará todo el universo, revelando toda Su gloria en la carne. También sugieren que el Dios práctico llevará a cabo más obra práctica en la tierra con el fin de perfeccionar a todos Sus escogidos. Además, Dios logrará todo en la tierra con palabras y manifestará el decreto de que “el Dios encarnado se elevará a lo más alto y será magnificado, y todos los pueblos y todas las naciones se arrodillarán para adorar a Dios, quien es grande”. A pesar de que los mandamientos de la nueva era son para que el hombre los guarde, y aunque hacerlo es su deber y obligación, el significado que representan es demasiado profundo para expresarse plenamente en una o dos palabras. Los mandamientos de la nueva era reemplazan las leyes del Antiguo Testamento y las ordenanzas del Nuevo Testamento según las promulgaron Jehová y Jesús. Esta es una lección más profunda, no un asunto tan simple como la gente podría imaginar. Los mandamientos de la nueva era tienen un aspecto de sentido práctico: sirven como interfaz entre la Era de la Gracia y la Era del Reino. Los mandamientos de la nueva era ponen fin a todas las prácticas y ordenanzas de la antigua era y también a todas las prácticas de la era de Jesús y a todas las anteriores a ella. Estos llevan al hombre a la presencia del Dios más práctico y le permiten que comience a ser perfeccionado personalmente por Él; son el comienzo de la senda de la perfección. Por lo tanto, deberíais poseer una actitud correcta hacia los mandamientos de la nueva era y no seguirlos descuidadamente ni despreciarlos. Los mandamientos de la nueva era hacen gran hincapié en cierto punto: que el hombre debe adorar al Dios práctico mismo de la actualidad, lo cual implica someterse a la esencia del Espíritu de una manera más práctica. Los mandamientos también enfatizan el principio por el cual Dios juzgará al hombre como culpable o justo después de que Él se haya manifestado como el Sol de justicia. Los mandamientos son más fáciles de entender que de practicarse. A partir de esto puede verse que, si Dios desea perfeccionar al hombre, entonces lo debe hacer a través de Sus propias palabras y guía, y el hombre no puede alcanzar la perfección solo a través de su propia inteligencia innata. Si el hombre puede guardar o no los mandamientos de la nueva era tiene que ver con su conocimiento del Dios práctico. Por lo tanto, si puedes guardar o no los mandamientos es un asunto que no se resolverá en cuestión de unos días. Esta es una lección muy profunda que hay que aprender.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Guardar los mandamientos y practicar la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 427

La práctica de la verdad es una senda a través de la cual la vida del hombre puede crecer. Si no practicáis la verdad, entonces os quedaréis con nada más que la teoría y no tendréis vida real. La verdad es el símbolo de la estatura del hombre y si practicas o no la verdad está relacionado con si tienes estatura real o no. Si no practicas la verdad, no actúas con justicia o te dejas llevar por las emociones y el cuidado de tu carne, entonces estás lejos de guardar los mandamientos. Esta es la lección más profunda. En cada era hay muchas verdades en las que la gente debe entrar y las cuales debe entender, pero en cada era también hay diferentes mandamientos que acompañan a esas verdades. Las verdades que la gente practica están relacionadas con la era específica y los mandamientos que guarda, también. Cada era tiene sus propias verdades que deben practicarse y sus mandamientos que deben guardarse. Sin embargo, dependiendo de los diversos mandamientos promulgados por Dios —es decir, dependiendo de las diferentes eras— el objetivo y el efecto de la práctica que haga el hombre de la verdad difieren proporcionalmente. Se puede decir que los mandamientos sirven a la verdad y que la verdad existe para mantener los mandamientos. Si solo hay verdad, entonces no habrá cambios en la obra de Dios de los cuales hablar. Sin embargo, al referirse a los mandamientos, el hombre puede identificar la extensión de las tendencias en la obra del Espíritu Santo y puede conocer la era en la que Dios obra. En la religión, hay muchas personas que pueden practicar las verdades practicadas por la gente en la Era de la Ley. Sin embargo, no poseen los mandamientos de la nueva era ni pueden guardarlos. Ellas todavía observan las antiguas formas y siguen siendo humanos primitivos. Tampoco van acompañados de los nuevos métodos para obrar y no pueden ver los mandamientos de la nueva era. Como tal, no tienen la obra de Dios. Es como si solo tuviesen cáscaras de huevo vacías: no hay espíritu si no hay un polluelo adentro. Dicho de una manera más precisa, significa que no tienen vida. Tales personas no han entrado todavía en la nueva era y están muy atrasadas. Por lo tanto, tener verdades de eras antiguas, pero no tener los mandamientos de la nueva era es inútil. Muchos de vosotros practicáis la verdad del presente, pero no guardáis sus mandamientos. No obtendréis nada y la verdad que practicáis será inútil y sin sentido y Dios no os elogiará. Se debe practicar la verdad dentro de los parámetros de los métodos de la obra actual del Espíritu Santo; debe hacerse como respuesta a la voz del Dios práctico de hoy. Sin hacer esto, todo es en vano, parecido a tratar de sacar agua con una cesta de bambú. Este también es el significado práctico de la promulgación de los mandamientos de la nueva era. Si las personas han de cumplir los mandamientos, como mínimo deben conocer, sin confusión, al Dios práctico que aparece en la carne. Es decir, deben comprender los principios del cumplimiento de los mandamientos. Cumplir los mandamientos no implica obedecerlos con descuido o arbitrariamente, sino hacerlo con un fundamento, un objetivo y unos principios. Lo primero que debes lograr es que tus visiones sean claras. Si tienes una comprensión profunda de la obra del Espíritu Santo en la actualidad y si entras en los métodos actuales de obrar, entonces naturalmente obtendrás una comprensión clara de cómo guardar los mandamientos. Si llega el día en que puedas identificar la esencia de los mandamientos de la nueva era y puedas guardar los mandamientos, habrás sido perfeccionado. Este es el sentido práctico de practicar la verdad y guardar los mandamientos. Si puedes practicar o no la verdad, depende de cómo percibas la esencia de los mandamientos de la nueva era. La obra del Espíritu Santo aparecerá continuamente al hombre, y Dios exigirá cada vez más al este. Por lo tanto, las verdades que el hombre pone verdaderamente en práctica serán cada vez más numerosas y más grandes, y los efectos de guardar los mandamientos serán más profundos. Así pues, debéis practicar la verdad y guardar los mandamientos al mismo tiempo. Nadie debería descuidar este asunto. Que la nueva verdad y los nuevos mandamientos comiencen simultáneamente en esta nueva era.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Guardar los mandamientos y practicar la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 428

Muchas personas pueden hablar un poco sobre la práctica, y de sus impresiones personales, pero la mayor parte de ello es la iluminación obtenida de las palabras de otros. No incluye en absoluto incluye nada de sus propias prácticas personales ni de lo que ven a partir de sus experiencias. He analizado este asunto con anterioridad; no creas que no sé nada. Tú no eres más que un tigre de papel, ¿y hablas de conquistar a Satanás, de dar testimonios victoriosos, y de vivir la imagen de Dios? ¡Nada de esto tiene sentido! ¿Piensas que todas las palabras habladas por Dios hoy son para que tú las admires? Tu boca habla de renunciar a tu viejo ser, y de poner en práctica la verdad, pero tus manos están llevando a cabo otros hechos, y tu corazón trama otros ardides; ¿qué clase de persona eres? ¿Por qué tu corazón y tus manos no son una misma cosa? Tanta predicación se ha convertido en palabras vacías; ¿no es esto desolador? Si eres incapaz de poner en práctica la palabra de Dios, esto demuestra que aún no has entrado en la forma de obrar del Espíritu Santo, no has tenido aún Su obra en ti, y aún no has tenido Su dirección. Si afirmas ser tan sólo capaz de entender la palabra de Dios, pero eres incapaz de ponerla en práctica, eres una persona que no ama la verdad. Dios no viene a salvar a esta clase de persona. Jesús sufrió una enorme agonía cuando fue crucificado para salvar a los pecadores, a los pobres, y a todas esas personas humildes. Su crucifixión sirvió como una ofrenda por el pecado. Si no puedes practicar la palabra de Dios, deberías marcharte tan pronto como puedas; no te quedes en la casa de Dios como un parásito. A muchas personas incluso les resulta difícil dejar de hacer cosas que se resisten claramente a Dios. ¿No están pidiendo la muerte? ¿Cómo pueden hablar de entrar en el reino de Dios? ¿Tendrían la audacia de ver el rostro de Dios? Comer los alimentos que Dios te proporciona, hacer cosas deshonestas que se oponen a Él, ser malicioso, insidioso e intrigante, incluso cuando Dios te permite disfrutar de las bendiciones que Él te ha concedido; ¿no sientes que te queman en las manos cuando las recibes? ¿No sientes cómo te sonrojas? Has hecho algo en oposición a Dios, has llevado a cabo estratagemas para “ir por libre”; ¿no te sientes asustado? Si no sientes nada, ¿cómo puedes hablar de algún futuro? Hace mucho que ya no había futuro alguno para ti; ¿qué expectativas mayores puedes seguir teniendo? Si dices algo descarado, pero no te sientes culpable y tu corazón no es consciente, ¿no significa esto que Dios ya te ha abandonado? Hablar y actuar con indulgencia y desenfreno se ha convertido en tu naturaleza; ¿cómo puede perfeccionarte Dios así? ¿Serías capaz de recorrer el mundo? ¿A quién convencerías? Los que conocieran tu verdadera naturaleza mantendrían las distancias. ¿No es este el castigo de Dios? En resumen, si sólo hay palabras y ninguna práctica, no hay crecimiento. Aunque el Espíritu Santo pueda estar obrando en ti mientras hablas, si no practicas, Él dejará de obrar. Si sigues adelante de esta manera, ¿cómo puede haber conversación alguna sobre el futuro o una entrega de todo tu ser a la obra de Dios? Tú solo puedes hablar de ofrecerle todo tu ser, pero no le das a Dios tu verdadero amor. Lo único que Dios recibe de ti es devoción verbal; no le das tu intención de practicar la verdad. ¿Podría ser esta tu estatura real? Si continúas así, ¿cuándo te perfeccionaría Dios? ¿No te angustia tu futuro oscuro y sombrío? ¿No percibes que Dios ha perdido la esperanza en ti? ¿No sabes que Él desea perfeccionar a más personas y a personas nuevas? ¿Podrían mantenerse las cosas viejas? No estás prestando atención a las palabras de Dios hoy: ¿estás esperando a mañana?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La persona que alcanza la salvación está dispuesta a practicar la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 429

Tomar las palabras de Dios y poder explicarlas descaradamente no significa que poseas la realidad; las cosas no son tan simples como te las imaginas. Tener la realidad no se basa en lo que dices, sino en lo que vives. Solo cuando las palabras de Dios se convierten en tu vida y en tu expresión natural, se puede decir que tienes la realidad, y solo entonces puede contarse como haber recibido el verdadero conocimiento y la estatura real. Debes ser capaz también de soportar la prueba por largos períodos de tiempo y de vivir la semejanza que Dios requiere. No debe ser solo una pose, sino que debe fluir naturalmente de ti; solo entonces tendrás realmente realidad y solo entonces habrás ganado vida. Permíteme usar el ejemplo de la prueba de los hacedores de servicios con la que todo el mundo está familiarizado; cualquiera puede sugerir las teorías más elevadas con respecto a los hacedores de servicios y todos tienen un nivel decente de entendimiento con respecto a este asunto; hablan sobre ello y cada discurso supera al anterior, como si se tratara de una competición. Sin embargo, si una persona no ha experimentado una prueba importante, entonces es muy difícil que tenga un buen testimonio que ofrecer. En resumen, el vivir del hombre es todavía muy pobre, completamente contrario a su entendimiento. Por lo tanto, todavía tiene que convertirse en la estatura real del hombre, no es todavía la vida del hombre. Debido a que el entendimiento del hombre no ha sido introducido en la realidad, su estatura es como un castillo de arena, balanceándose y al borde del colapso. Las personas tienen muy poca realidad; es casi imposible encontrar algo de realidad en ellas. Hay muy poca realidad que fluye naturalmente del hombre y toda la realidad en su vivir ha sido forzada. Esta es la razón por la que digo que las personas no poseen ninguna realidad. Aunque las personas afirmen que su amor por Dios no cambia nunca, esto es solo lo que dicen antes de haberse enfrentado a ninguna prueba pruebas. Cuando se enfrentan repentinamente a alguna prueba un día, las cosas de las que hablan de nuevo volverán a ser incompatibles con la realidad y esto demostrará una vez más que las personas no poseen realidad. Se puede decir que cuando te encuentras con cosas que no encajan con tus concepciones y que te exigen hacerte a un lado, esas cosas son tus pruebas. Antes de que la voluntad de Dios se revele, todo el mundo se somete a una evaluación rigurosa y una inmensa prueba. ¿Puedes comprender este asunto? Cuando Dios quiere probar a las personas, siempre deja que ellas tomen sus decisiones antes de que la verdad real sea revelada. Esto quiere decir que, cuando Dios somete al hombre a pruebas, Él nunca te dirá la verdad; esta es la manera en la que las personas quedan expuestas. Esta es una manera en la que Dios lleva a cabo Su obra, para ver si conoces al Dios de hoy, así como para ver si posees algo de realidad. ¿Realmente estás libre de dudas respecto a la obra de Dios? ¿Podrás mantenerte firme de verdad cuando te enfrentes a una prueba importante? ¿Quién se atreve a decir: “Yo garantizo que no habrá problemas”? ¿Quién se atreve a afirmar: “Otros podrán tener dudas, pero yo nunca dudaré”? Esto es lo mismo que cuando Pedro fue sometido a pruebas: siempre alardeaba antes de que las verdades se hubiesen revelado. Este no es un defecto personal único de Pedro, es la mayor dificultad a la que se enfrenta cada persona ahora. Si Yo tuviera que visitar varios lugares, o si tuviera que visitar a unos cuantos hermanos y hermanas, para ver cuál es vuestro entendimiento de la obra de Dios de hoy, ciertamente seríais capaces de hablar mucho de vuestro conocimiento y parecería que no tenéis ninguna duda en absoluto. Si Yo te preguntara: “¿Puedes realmente determinar que la obra de hoy la realiza Dios mismo? ¿Sin duda alguna?”, con certeza responderías: “Sin duda alguna, esta es la obra realizada por el Espíritu de Dios”. Una vez que hubieses respondido de tal manera, seguramente no tendrías un ápice de duda e incluso podrías sentirte bastante complacido, pensando que habrías ganado un poco de realidad. Aquellos que tienden a entender las cosas de esta manera son personas que poseen menos realidad; cuanto más uno piensa que ha ganado realidad, más será incapaz de soportar las pruebas con firmeza. ¡Ay de aquellos que son arrogantes y altivos, ay de los que no tienen conocimiento de sí mismos! Esas personas son expertas en hablar, sin embargo, son las peores en poner en acción sus palabras. Al menor signo de problemas, estas personas comenzarán a tener dudas, la idea de abandonar entrará en sus mentes furtivamente. No poseen ninguna realidad, solo tienen teorías que están por encima de la religión, sin ninguna de las realidades que Dios exige hoy. Estoy más disgustado con aquellos que solo hablan de teorías sin poseer ninguna realidad. Ellos gritan más alto que nadie cuando llevan a cabo su obra, pero se derrumban tan pronto como se enfrentan a la realidad. ¿No muestra esto que estas personas no tienen realidad? Sin importar cuán feroces sean el viento y las olas, si puedes permanecer firme sin permitir que ni un ápice de duda entre en tu mente y si puedes permanecer firme y estar libre de negación, incluso cuando no quede nadie más, entonces se te contará como que tienes un verdadero entendimiento y que posees la realidad verdaderamente. Si te mueves en cualquier dirección en la que sople el viento, si sigues a la mayoría, y aprendes a repetir las palabras de otros, por muy elocuente que seas, esto no será la prueba de que poseas la realidad. Por lo tanto, te sugiero que no seas prematuro en gritar palabras vacías. ¿Sabes lo que Dios va a hacer? No te comportes como otro Pedro, no sea que te traigas vergüenza a ti mismo y pierdas la habilidad de mantener tu cabeza en alto; eso no es bueno para nadie. La mayoría de las personas no tienen una estatura real. Aunque Dios ha obrado mucho, no ha hecho descender la realidad a las personas; para ser más exactos, Dios nunca ha castigado personalmente a nadie. Algunas personas han quedado expuestas por tales pruebas, con sus manos pecadoras extendidas cada vez más, pensando que es fácil aprovecharse de Dios, que pueden hacer lo que quieran. Como no son capaces de soportar ni este tipo de prueba, las pruebas más desafiantes están fuera de su alcance, así como la posesión de realidad. ¿No están tratando de engañar a Dios? Poseer la realidad no es algo que puedas fingir, ni tampoco es algo que puedas obtener sabiéndolo. Depende de tu verdadera estatura y de si eres capaz de soportar todas las pruebas o no. ¿Entiendes?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo se posee la realidad si se pone en práctica la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 430

Dios no exige a las personas la simple habilidad de hablar de la realidad. Eso sería demasiado fácil, ¿verdad? ¿Por qué entonces habla Dios de la entrada en la vida? ¿Por qué habla de transformación? Si las personas solo son capaces de hablar palabras vacías sobre la realidad, entonces ¿pueden lograr una transformación en su carácter? Los buenos soldados del reino no están entrenados para ser un grupo de personas que solo puedan hablar de la realidad o alardear, sino más bien están entrenadas para vivir las palabras de Dios en todo momento, para permanecer inflexibles a pesar de los contratiempos a los que se enfrenten, y vivir constantemente de acuerdo con las palabras de Dios y no volver al mundo. Esta es la realidad de la que Dios habla; esta es la exigencia de Dios para el hombre. Por lo tanto, no consideres que la realidad hablada por Dios es demasiado simple. La sola iluminación del Espíritu Santo no equivale a poseer la realidad ni es la estatura del hombre, sino la gracia de Dios, a lo que el hombre no contribuye nada. Cada persona debe soportar los sufrimientos de Pedro y, aún más, poseer la gloria de Pedro, que es lo que las personas viven después de haber recibido la obra de Dios. Solo esto se puede llamar realidad. No creas que obtienes la realidad solo porque puedes hablar de ella; esto es una falacia. Estos pensamientos no encajan con la voluntad de Dios y no tienen significado real. No digas tales cosas en el futuro; ¡acaba con tales cosas! Todos los que tienen un falso entendimiento de las palabras de Dios son incrédulos. No tienen ningún conocimiento real, mucho menos tienen una estatura real; son personas ignorantes que carecen de realidad. En otras palabras, todos los que viven fuera de la esencia de las palabras de Dios son incrédulos. Aquellos que son considerados incrédulos por las personas son bestias a los ojos de Dios y aquellos considerados incrédulos por Dios son personas que no tienen las palabras de Dios como su vida. Por lo tanto, se puede decir que aquellos que no poseen la realidad de las palabras de Dios y que no viven Sus palabras son incrédulos. La intención de Dios es hacer que todos vivan la realidad de Sus palabras, no simplemente para que todo el mundo hable de la realidad, sino que, más que eso, para permitir que todo el mundo viva la realidad de Sus palabras. La realidad que el hombre percibe es demasiado superficial, no tiene valor y no puede cumplir la voluntad de Dios. Es demasiado vulgar y ni siquiera es digna de mención. Le falta demasiado y se queda corto en relación a las normas de las exigencias de Dios. Cada uno de vosotros será objeto de una inspección importante, para ver cuál de vosotros solo sabe cómo hablar de su entendimiento sin ser incapaz de mostrar el camino y para descubrir cuál de vosotros es un trozo de basura inútil. ¡Recuerda esto de ahora en adelante! No hables de entendimiento vacío, solo habla del camino de la práctica y de la realidad. Pasa del conocimiento real a la práctica real y luego pasa de practicar cómo vivir. No sermonees a otros ni hables del conocimiento real. Si tu entendimiento es un camino, entonces deja que tus palabras salgan libremente por él; si no lo es, entonces, ¡por favor cierra la boca y deja de hablar! Lo que dices es inútil. Hablas de entendimiento para engañar a Dios y hacer que otros te envidien. ¿No es esa tu ambición? ¿No están jugando deliberadamente con otros? ¿Hay algún valor en esto? Si hablas de entendimiento después de que lo has experimentado, ya no se considerará que estás alardeando. De lo contrario, eres alguien que escupe palabras arrogantes. Hay muchas cosas en la experiencia real que no puedes superar y no puedes rebelarte contra su carne; siempre estás haciendo lo que quieres, sin satisfacer nunca la voluntad de Dios, pero aún tienes el descaro de hablar de entendimientos teóricos. ¡Que sinvergüenza eres! Todavía tienes el descaro de hablar de tu entendimiento de las palabras de Dios. ¡Qué impudente eres! Tal jactancia y fanfarronería se han convertido en tu propia naturaleza y te has acostumbrado a hacerlo. Cuando deseas hablar, lo haces con facilidad, pero cuando se trata de practicar, te entregas a la ornamentación. ¿No es esto una manera de engañar a otros? Tú podrás engañar a las personas, pero Dios no puede ser engañado. Las personas no son conscientes y no tienen discernimiento, pero Dios se toma en serio tales asuntos y Él no te perdonará. Puede que tus hermanos y hermanas aboguen por ti, alabando tu entendimiento y admirándote; pero si no posees realidad, el Espíritu Santo no te perdonará. Tal vez el Dios práctico no buscará tus defectos, pero el Espíritu de Dios te ignorará y eso será bastante difícil para que puedas soportarlo. ¿Crees esto? Habla más sobre la realidad de la práctica; ¿ya te has olvidado? Habla más sobre los caminos prácticos; ¿ya te has olvidado? “Ofrece menos teorías elevadas y sin valor, palabras pomposas; es que empieces a practicar a partir de este momento”. ¿Has olvidado estas palabras? ¿Acaso no entiendes nada de esto? ¿No tienes entendimiento de la voluntad de Dios?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo se posee la realidad si se pone en práctica la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 431

Deberíais estar aprendiendo lecciones más realistas. No hay necesidad de ese hablar altisonante y vacío que las personas admiran. Cuando se trata de hablar sobre el conocimiento, el de cada persona es más alto que el de la anterior, pero siguen sin tener la senda para practicar. ¿Cuántas personas han entendido los principios de práctica? ¿Cuántas han aprendido lecciones reales? ¿Quién puede hablar sobre la realidad? Ser capaz de hablar del conocimiento de las palabras de Dios no significa que poseas una estatura genuina, solo muestra que naciste inteligente, que estás dotado. Si no puedes señalar el camino, entonces no habrá resultado, ¡y no serás más que basura inútil! ¿No estás fingiendo si no puedes decir nada sobre una senda real para practicar? ¿No estás aparentando si no puedes ofrecer tus propias experiencias reales a otros, dándoles así lecciones de las cuales aprender o una senda que puedan seguir? ¿No eres un farsante? ¿Qué valor tienes? Una persona así sólo podría desempeñar la parte del “inventor de la teoría del socialismo” y no la de “quien contribuye para dar lugar al socialismo”. Estar sin la realidad es no tener la verdad. Estar sin la realidad es no valer para nada. Estar sin la realidad es ser un muerto viviente. Estar sin la realidad es ser un “pensador marxista-leninista”, sin valor de referencia. Yo insto a cada uno de vosotros a cerrar la boca sobre la teoría y a hablar de algo real, de algo genuino y sustancial, estudiar algún “arte moderno”, decir algo realista, aportar algo auténtico y tener un poco de espíritu de dedicación. Afronta la realidad cuando hables y no caigas en la conversación irreal y exagerada para hacer felices a las personas o para que se enderecen y te vean. ¿Cuál es el valor de esto? ¿Qué sentido tiene hacer que las personas te traten amablemente? Sé un poco “artístico” en tu discurso, sé un poco más justo en tu conducta, sé un poco más razonable en cómo manejas las cosas, sé un poco más práctico en lo que dices, piensa en traer un beneficio a la casa de Dios con cada una de tus acciones, deja que tu conciencia guíe tus emociones, no pagues bondad con odio ni seas desagradecido con la bondad y no seas un hipócrita, para que no te conviertas en una mala influencia. Cuando comas y bebas las palabras de Dios, vincúlalas a la realidad más de cerca y, cuando comuniques, habla más de cosas realistas. No seas condescendiente; esto no complacerá a Dios. En tus interacciones con los demás sé un poco más tolerante, un poco más complaciente, un poco más magnánimo y aprende del “espíritu del primer ministro”[a]. Cuando tengas malos pensamientos, practica más el renunciar a la carne. Cuando estés obrando, habla más de sendas realistas y no te vuelvas muy grandilocuente, o lo que digas quedará fuera del alcance de las personas. Menos disfrute, más contribución; muestra tu espíritu de dedicación abnegado. Sed más considerados con los propósitos de Dios, escuchad más a vuestra conciencia, tened más en cuenta y no olvidéis cómo Dios os habla con paciencia y sinceridad todos los días. Leed el “viejo almanaque” más a menudo. Orad más y comunicad con mayor frecuencia. No sigáis estando tan confundidos, mostrad más sentido, y ganad algo de conocimiento. Cuando vuestra mano pecadora se alargue, retraedla; no dejéis que se extienda tanto. Es inútil, y lo que conseguiréis de Dios no será otra cosa que maldiciones, así que tened cuidado. Que vuestro corazón se apiade de los demás y no golpeéis siempre con armas en la mano. Comunicad más sobre el conocimiento de la verdad y hablad más sobre la vida, mantened un espíritu de ayuda a los demás. Haced más y hablad menos. Poned más en la práctica y menos en la investigación y el análisis. Permitíos ser conmovidos por el Espíritu Santo y dad a Dios más oportunidades de perfeccionaros. Eliminad más elementos humanos: seguís poseyendo demasiadas formas humanas de hacer las cosas, y vuestra manera superficial de hacer las cosas y vuestra conducta siguen siendo detestables para los demás. Eliminad más de estas cosas. Vuestro estado psicológico sigue siendo detestable; pasad más tiempo arreglándolo. Seguís dándole a la gente demasiado estatus; dad más estatus a Dios y no seáis tan irrazonables. El “templo” siempre le ha pertenecido a Dios y no debería ser conquistado por las personas. En resumen, centraos más en la justicia y menos en las emociones. Lo mejor es eliminar la carne. Hablad más sobre la realidad y menos sobre el conocimiento, lo mejor es callarse y no decir nada. Hablad más de la senda de la práctica y haced menos alardes inútiles. Lo mejor es empezar a practicar ahora.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Enfócate más en la realidad

Nota al pie:

a. Espíritu del primer ministro: dicho clásico chino que se usa para describir a una persona que es de mente abierta y generosa.


Palabras diarias de Dios  Fragmento 432

Las exigencias de Dios para las personas no son tan altas. Siempre y cuando la gente practique con diligencia y seriedad, recibiría un “aprobado”. A decir verdad, lograr entender, conocer y comprender la verdad es más complejo que practicarla. Primero, practica en la medida de lo que entiendas y practica lo que han comprendido. De esta manera, serás capaz de alcanzar poco a poco el conocimiento y la comprensión verdaderos de la verdad. Estos son los pasos y los medios a través de los cuales obra el Espíritu Santo. Si no practicas la obediencia de este modo, no lograrás nada. Si siempre haces lo que te da la gana, y no practicas la obediencia, ¿acaso el Espíritu Santo obrará dentro de ti? ¿Obra el Espíritu Santo como tú lo deseas? ¿U obra según aquello de lo que careces, sobre la base de las palabras de Dios? Si esto no te resulta claro, no serás capaz de entrar en la realidad de la verdad. ¿Por qué han invertido mucho esfuerzo la mayoría de las personas en leer las palabras de Dios, pero después sólo tienen conocimiento y no pueden decir nada sobre una senda real? ¿Piensas que poseer conocimiento equivale a poseer la verdad? ¿No es este un punto de vista confundido? Tú eres capaz de hablar de tantos temas del conocimiento como granos de arena hay en una playa, pero nada de eso contiene una senda verdadera. ¿Acaso no estás intentando engañar a las personas al hacer esto? ¿No estás armando un espectáculo vacío, sin sustancia que lo respalde? ¡Todo este comportamiento es perjudicial para las personas! Cuanta más alta la teoría y más desprovista está de la realidad, más incapaz es de llevar a las personas a la realidad. Cuanta más alta la teoría, más te hace desafiar y oponerte a Dios. No consideres un tesoro la teoría espiritual, ¡no sirve de nada! Algunas personas llevan décadas hablando de la teoría espiritual y se han convertido en gigantes de la espiritualidad, pero, al final, siguen sin entrar en la realidad de la verdad. Como no han practicado ni experimentado las palabras de Dios, no tienen principios ni una senda de práctica. Las personas así son en sí mismas carentes de la realidad de la verdad, así que ¿cómo pueden llevar a otras hacia la senda correcta de la fe en Dios? No pueden más que extraviar a la gente. ¿Así no se perjudican a sí mismos y a los demás? Como mínimo, debes ser capaz de resolver los problemas reales que tienes justo en frente de ti. Es decir, debes ser capaz de practicar y experimentar las palabras de Dios y de poner en práctica la verdad. Esa es la única obediencia a Dios. Solo cuando has entrado en la vida eres apto para trabajar para Dios, y solo cuando te esfuerzas sinceramente por Él puedes recibir Su aprobación. No hagas siempre grandes declaraciones ni hables de teorías altisonantes; eso no es real. Pontificar sobre la teoría espiritual para hacer que la gente te admire no es dar testimonio de Dios, sino más bien alardear. No beneficia en absoluto a las personas ni las edifica, y fácilmente puede llevarlas a adorar la teoría espiritual y a no centrarse en practicar la verdad; ¿y no es eso extraviar a la gente? Seguir así dará lugar a numerosas teorías vacías y reglas que limitarán y atraparán a la gente; es verdaderamente mortificante. Así pues, habla más de lo que es real, de los problemas que existen realmente, dedica más tiempo a buscar la verdad para resolver problemas reales; eso es lo más importante. No te demores en aprender a practicar la verdad: esta es la senda de entrada en la realidad. No tomes la experiencia y el conocimiento de otras personas como tu propiedad privada ni los exhibas para que otros los admiren. Debes tener tu propia entrada en la vida. Solo practicando la verdad y obedeciendo a Dios tendrás la entrada en la vida. Toda persona debería practicar esto y centrarse en ello.

Si lo que comunicas puede darles a las personas una senda que tomar, entonces esto equivale a que poseas la realidad. Digas lo que digas, debes traer a las personas a la práctica y darles a todas una senda que puedan seguir. No solo les permitas tener conocimiento; es más importante tener una senda que tomar. Para que las personas crean en Dios, deben caminar por la senda que guía Dios en Su obra. Es decir, el proceso de creer en Dios es el proceso de andar por la senda guiada por el Espíritu Santo. En consecuencia, debes tener una senda por la que puedas andar, pase lo que pase, y debes pisar la senda de ser perfeccionado por Dios. No te quedes muy atrás ni te preocupes de demasiadas cosas. Solo si caminas por la senda guiada por Dios, sin causar interrupciones, puedes recibir la obra del Espíritu Santo y poseer la senda de entrada. Sólo esto cuenta como concordar con los propósitos de Dios y cumplir la obligación de la humanidad. Como individuo en esta corriente, cada persona debería cumplir su obligación apropiadamente, hacer más de lo que las personas deberían estar haciendo, y no actuar obstinadamente. Las personas que realizan la obra deben hacer que sus palabras sean claras; las personas que siguen deben centrarse más en soportar las dificultades y obedecer, y todas las personas deben ceñirse a su lugar sin pasarse de la raya. Debería quedar claro en el corazón de toda persona cómo deberían practicar y qué función deberían cumplir. Toma la senda que guía el Espíritu Santo; no te extravíes ni te equivoques. Debéis ver claramente la obra de hoy. Entrar en el método de la obra de hoy es lo que deberíais practicar. Es la primera cosa en la que debéis entrar. No gastéis ni una palabra más en otras cosas. Hacer la obra de la casa de Dios hoy es vuestra responsabilidad, entrar en el método de la obra de hoy es vuestra obligación, y practicar la verdad de hoy es vuestra carga.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Enfócate más en la realidad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 433

Dios es un Dios práctico: toda Su obra es práctica, todas las palabras que Él habla son prácticas y todas las verdades que Él expresa son prácticas. Todo lo que no sea Sus palabras es vacuo, inexistente y endeble. En la actualidad, el Espíritu Santo debe guiar a las personas hacia las palabras de Dios. Si las personas quieren buscar la entrada a la realidad, entonces deben buscar la realidad y conocerla, después de lo cual deben experimentar la realidad y vivirla. Cuanto más las personas conozcan la realidad, más podrán discernir si las palabras de los demás son reales; cuanto más las personas conozcan la realidad, menos nociones tendrán; cuanto más experimenten las personas la realidad, más conocerán las obras del Dios práctico y más fácil les resultará dejar atrás su corrupto carácter satánico; cuanta más realidad tengan las personas, más conocerán a Dios y más aborrecerán la carne y más amarán la verdad; y cuanta más realidad tengan las personas, más se acercarán a los estándares de las exigencias de Dios. Las personas que son ganadas por Dios son las que son poseedoras de la realidad, las que conocen la realidad y las que han llegado a conocer las obras reales de Dios por medio de experimentar la realidad. Cuanto más cooperes con Dios de manera práctica y disciplines tu cuerpo, más adquirirás la obra del Espíritu Santo, más realidad ganarás y más te esclarecerá Dios y, por consiguiente, mayor será tu conocimiento de las obras reales de Dios. Si puedes vivir en la luz presente del Espíritu Santo, entonces la senda presente para practicar se te volverá más clara y serás más capaz de separarte de las nociones religiosas y de las viejas prácticas del pasado. Hoy la realidad es el enfoque: cuanta más realidad tengan las personas, más claro será su conocimiento de la verdad y mayor será su entendimiento de la voluntad de Dios. La realidad puede vencer todas las letras y doctrinas, puede vencer toda teoría y experiencia, y cuanto más las personas se enfoquen en la realidad, más amarán verdaderamente a Dios y tendrán hambre y sed de Sus palabras. Si siempre te enfocas en la realidad, entonces tu filosofía de vida, tus nociones religiosas y tu carácter natural serán eliminados normalmente al seguir la obra de Dios. Los que no buscan la realidad y los que no tienen un conocimiento de la realidad es probable que sigan lo que es sobrenatural y serán fácilmente engañados. El Espíritu Santo no tiene manera de obrar en esas personas y por eso se sienten vacías y sienten que sus vidas no tienen sentido.

El Espíritu Santo solo puede obrar en ti cuando realmente te entrenas, realmente buscas, realmente oras y estás dispuesto a sufrir en aras de buscar la verdad. Los que no buscan la verdad no tienen sino letras y doctrinas y una teoría vacía, y los que no tienen la verdad de forma natural, tienen muchas nociones acerca de Dios. Personas como estas solo anhelan que Dios convierta su cuerpo carnal en un cuerpo espiritual para que puedan ascender al tercer cielo. ¡Qué necias son estas personas! Todos los que dicen estas cosas no tienen conocimiento de Dios ni de la realidad; personas como estas no pueden cooperar con Dios y solo pueden esperar pasivamente. Si las personas han de entender la verdad y verla con claridad y si además han de entrar en ella y ponerla en práctica, deben realmente entrenar, realmente buscar y realmente tener hambre y sed. Cuando tienes hambre y sed y cuando realmente cooperas con Dios, el Espíritu de Dios con toda seguridad te tocará y obrará en ti, lo que te dará más esclarecimiento y te dará más conocimiento de la realidad y será de mayor ayuda para tu vida.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo conocer la realidad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 434

Si las personas han de conocer a Dios, primero deben saber que Dios es un Dios práctico y deben conocer Sus palabras, Su apariencia práctica en la carne y Su obra práctica. Solo después de conocer que toda la obra de Dios es práctica, podrás realmente cooperar con Dios y solo a través de esta senda podrás lograr crecimiento en tu vida. Todos los que no tienen conocimiento de la realidad, no tienen manera de experimentar las palabras de Dios, están atrapados en sus nociones, viven en su imaginación y, por lo tanto, no tienen conocimiento de Sus palabras. Cuanto mayor sea tu conocimiento de la realidad, más cerca estarás de Dios y más íntimo será tu relación con Él; cuanto más busques la imprecisión, la abstracción y la doctrina, más te alejarás de Dios y, por consiguiente, más sentirás que experimentar Sus palabras es extenuante y difícil y que eres incapaz de entrar. Si quieres entrar en la realidad de las palabras de Dios y en el camino correcto de tu vida espiritual, primero debes conocer la realidad y separarte de las cosas vagas y sobrenaturales, es decir, primero debes entender cómo realmente el Espíritu Santo te esclarece y te guía desde tu interior. De esta manera, si puedes efectivamente comprender la obra real del Espíritu Santo dentro del hombre, habrás entrado en el camino correcto de ser hecho perfecto por Dios.

En la actualidad, todo comienza con la realidad. La obra de Dios es lo más real y las personas la pueden tocar; es lo que las personas pueden experimentar y lograr. En las personas hay mucho que es vago y sobrenatural que les impide conocer la obra presente de Dios. Por lo tanto, en sus experiencias siempre se desvían y siempre sienten que las cosas son difíciles y todo esto está provocado por sus nociones. Las personas no pueden captar los principios de la obra del Espíritu Santo, no conocen la realidad y, por eso, siempre son negativas en su senda hacia la entrada. Ven las exigencias de Dios desde lejos, incapaces de lograrlas; solo ven que las palabras de Dios son realmente buenas, pero no pueden encontrar la senda de entrada. El Espíritu Santo obra por medio de este principio: con la cooperación de las personas, con su oración activa, buscando y acercándose más a Dios, se pueden lograr resultados y el Espíritu Santo las puede esclarecer e iluminar. No es el caso de que el Espíritu Santo actúe de manera unilateral o de que el hombre actúe unilateralmente. Ambos son indispensables y cuanto más cooperen las personas y cuanto más busquen alcanzar los estándares de las exigencias de Dios, mayor será la obra del Espíritu Santo. Solo la cooperación real de las personas, aunada a la obra del Espíritu Santo, puede producir experiencias reales y el conocimiento esencial de las palabras de Dios. Gradualmente, por medio de experimentar de esta manera, al final se produce una persona perfecta. Dios no hace cosas sobrenaturales; en las nociones de las personas, Dios es todopoderoso y hace todo, lo que hace que las personas esperen pasivamente, que no lean las palabras de Dios ni oren y solo esperen el toque del Espíritu Santo. Los que tienen un correcto entendimiento, sin embargo, creen esto: las acciones de Dios solo pueden llegar hasta donde llegue mi cooperación y el efecto que la obra de Dios tiene en mí depende de cómo yo coopere. Cuando Dios habla, debo hacer todo lo que pueda para buscar y esforzarme por Sus palabras; esto es lo que debo lograr.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo conocer la realidad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 435

¿Cuántas prácticas religiosas cumples? ¿Cuántas veces te has rebelado contra la palabra de Dios y has tomado tu propio camino? ¿Cuántas veces has puesto en práctica la palabra de Dios porque eres verdaderamente considerado con Sus cargas y buscas satisfacer Su voluntad? Debes entender la palabra de Dios y ponerla en práctica como corresponde. Sé una persona de principios en todas tus acciones y hechos, aunque eso no significa acatar reglas o hacer algo de mala gana sólo para alardear. En cambio, significa practicar la verdad y vivir por la palabra de Dios. Solo una práctica como esta satisface a Dios. Cualquier modo de actuar que agrade a Dios no es una regla, sino la práctica de la verdad. Algunas personas tienen inclinación por atraer la atención hacia sí mismas. Puede que digan en presencia de los hermanos y hermanas que están en deuda con Dios, pero a espaldas de ellos no practican la verdad y actúan de manera totalmente diferente. ¿Acaso no son estos los fariseos de la religión? Una persona que verdaderamente ama a Dios y posee la verdad es una que es leal a Dios, pero no alardea públicamente de ello. Una persona así está dispuesta a practicar la verdad cuando surgen problemas y no habla o actúa de una forma que vaya en contra de su conciencia. Esta clase de persona demuestra sabiduría cuando surgen problemas y es una persona de principios en sus acciones, sin importar las circunstancias. Una persona de esta clase puede ofrecer un verdadero servicio. Hay algunos que a menudo hablan de boquilla sobre su deuda con Dios, pasan sus días con el ceño fruncido por la preocupación, tienen un aire afectado y aparentan ser dignos de lástima. ¡Qué despreciables! Si le preguntaras: “¿Puedes decirme de qué manera estás en deuda con Dios?”, se quedarían sin palabras. Si eres leal a Dios, no hables de esto públicamente, sino que mejor demuestra tu amor por Dios por medio de la práctica real y órale con un corazón sincero. ¡Todos aquellos que tratan con Dios de manera verbal y mecánicamente son unos hipócritas! Algunos, cada vez que oran, hablan de su deuda con Dios y comienzan a llorar aunque no les conmueva el Espíritu Santo. Las personas como estas están poseídas por rituales y nociones religiosos; viven por esos rituales y nociones, siempre creyendo que esas acciones agradan a Dios y que Él se inclina a favor de la piedad superficial o las lágrimas de tristeza. ¿Qué bien puede venir de los que son así de absurdos? Con el fin de demostrar humildad, algunos fingen gentileza cuando hablan en presencia de los demás. Algunos son deliberadamente serviles en la presencia de otras personas, actúan como corderos sin una pizca de fuerza. ¿Es esta una forma de actuar propia del pueblo del reino? El pueblo del reino debe ser alegre y libre, inocente y abierto, honesto y adorable, y vivir en un estado de libertad. Debe tener integridad y dignidad, y ser capaz de dar testimonio dondequiera que vaya; tales personas son amadas tanto por Dios como por el hombre. Los novatos en la fe tienen demasiadas prácticas externas; primero deben someterse a un período de ser tratados y rotos. Las personas que tienen una honda fe en Dios no son distinguibles externamente de los demás, pero sus acciones y hechos son encomiables. Solo de tales personas se puede considerar que están viviendo la palabra de Dios. Si predicas el evangelio todos los días a varias personas con el fin de llevarlas a la salvación, pero al final sigues viviendo conforme a reglas y doctrinas, no puedes traerle gloria a Dios. Tales personas son figuras religiosas, además de unos hipócritas. Cada vez que esas personas religiosas se congregan, puede que pregunten: “Hermana, ¿cómo has estado estos días?”. Ella contestará: “Me siento en deuda con Dios y no soy capaz de satisfacer Su voluntad”. Otro podía decir: “Yo también siento que estoy en deuda con Dios y que soy incapaz de satisfacerlo”. Estas pocas frases y palabras por sí solas expresan las cosas viles que hay dentro de ellos. Tales palabras son sumamente detestables y en extremo repugnantes. La naturaleza de tales personas se encuentra en oposición a Dios. Aquellos que se enfocan en la realidad comunican lo que tienen en mente, sea lo que sea, y abren sus corazones en la comunicación. No participan en demostraciones de falsedad, sin mostrar tales cortesías ni cumplidos vacíos. Siempre son francos y no observan reglas seculares. Algunas personas tienen inclinación por las demostraciones externas, incluso hasta el punto de carecer por completo de sentido. Cuando alguien canta, comienzan a bailar sin siquiera darse cuenta de que se les quema el arroz en la cazuela. Tales personas no son piadosas ni honorables y son demasiado frívolas. Todas estas son manifestaciones de la falta de realidad. Cuando algunas personas comunican sobre asuntos de la vida espiritual, aunque no hablan de deberle nada a Dios, en el fondo conservan un amor verdadero por Él. Tu sentimiento de deuda con Dios no tiene nada que ver con otras personas; estás en deuda con Dios, no con la humanidad. ¿De qué te sirve hablar constantemente de esto con los demás? Debes darle importancia a entrar en la realidad, no a cualquier fervor o demostración externos. ¿Qué representan las buenas acciones superficiales de los seres humanos? Representan la carne, ni siquiera lo mejor de las prácticas externas representan la vida; solo pueden mostrar tu propio temperamento individual. Las prácticas externas de la humanidad no pueden cumplir el deseo de Dios. Hablas constantemente de tu deuda con Dios; sin embargo, no puedes proveer la vida de los demás ni inspirar a otros para que amen a Dios. ¿Crees que estas acciones tuyas van a satisfacer a Dios? Sientes que tus acciones concuerdan con la voluntad de Dios y que son del espíritu, ¡pero en realidad son todas absurdas! Crees que lo que te agrada a ti y lo que estás dispuesto a hacer son precisamente esas cosas en las que Dios se deleita. ¿Pueden representar a Dios tus gustos? ¿Puede representar a Dios el carácter de una persona? Lo que te agrada a ti es precisamente lo que Dios aborrece y tus hábitos son lo que Dios detesta y rechaza. Si te sientes en deuda, entonces ve y ora ante Dios; no hay necesidad de hablar de esto con los demás. Si no oras ante Dios y en lugar de eso llamas la atención constantemente en presencia de los demás, ¿puede esto satisfacer la voluntad de Dios? Si tus acciones siempre existen solo en apariencia, esto quiere decir que eres vanidoso hasta el extremo. ¿Qué clase de seres humanos son aquellos que solo llevan a cabo buenas acciones superficiales y están desprovistos de realidad? ¡Tales hombres son fariseos hipócritas y figuras religiosas! Si no os desprendéis de vuestras prácticas externas y sois incapaces de hacer cambios, entonces los elementos de hipocresía en vosotros crecerán aún más. Mientras mayores sean vuestros elementos de hipocresía, más resistencia hay hacia Dios. Al final, con toda seguridad, ¡tales personas serán descartadas!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. En la fe, uno debe centrarse en la realidad; participar en rituales religiosos no es fe

Palabras diarias de Dios  Fragmento 436

Con el fin de restaurar la semejanza de una persona normal, es decir, para lograr una humanidad normal, las personas no pueden solamente complacer a Dios con sus palabras. Solo se dañan a sí mismas al hacerlo y ello no aporta beneficio alguno a su entrada o transformación. Por lo tanto, para lograr la transformación, las personas deben practicar poco a poco. Deben entrar lentamente, buscar y explorar poco a poco, entrar desde lo positivo y vivir una vida práctica de la verdad; una vida de santo. Desde entonces, las cosas reales, los sucesos reales y ambientes reales les permiten a las personas tener un entrenamiento práctico. No se les exige hablar de boquilla; en cambio, deben entrenar en ambientes reales. Las personas primero se dan cuenta de que son de un calibre pobre y después comen y beben de las palabras de Dios con normalidad y entran y practican con normalidad también; solo de esta manera pueden obtener la realidad y así es como la entrada puede ocurrir aún más rápido. Para transformar a las personas, debe haber alguna practicidad; deben practicar con cosas reales, sucesos reales y ambientes reales. ¿Se puede lograr el verdadero entrenamiento confiando solo en la vida de la iglesia? ¿Podría la gente entrar en la realidad de esta manera? ¡No! Si las personas son incapaces de entrar en la vida real, entonces no pueden transformar sus viejos estilos de vida y maneras de hacer las cosas. Esto no se debe del todo a la pereza de las personas o a su alto nivel de dependencia, sino más bien es porque la gente simplemente no tiene la capacidad para vivir y, además, no tiene entendimiento del estándar de Dios de la semejanza de una persona normal. En el pasado, las personas siempre estaban conversando, hablando, comunicando y hasta se convertían en “oradores”; sin embargo, ninguna de ellas buscó la transformación en su carácter de vida; solo buscó a ciegas teorías profundas. Por lo tanto, las personas de hoy deben cambiar este estilo religioso de creer en Dios en la vida. Deben entrar y practicar centradas en un suceso, una cosa, una persona. Deben hacerlo con enfoque, solo entonces pueden obtener resultados. La transformación de las personas empieza con un cambio en su esencia. La obra debe dirigirse a la esencia de las personas, su vida, así como a su pereza, dependencia y servilismo. Solo de esta manera pueden ser transformadas.

Aunque la vida de la iglesia puede producir resultados en algunas áreas, la clave todavía es que la vida real puede transformar a las personas. Su antigua naturaleza no puede ser transformada sin la vida real. Tomemos la obra de Jesús durante la Era de la Gracia como ejemplo. Cuando Jesús abolió las leyes anteriores y estableció los mandamientos de la nueva era, Él habló por medio de ejemplos reales de la vida real. Cuando Jesús guiaba a Sus discípulos por el campo de trigo en Sabbat, Sus discípulos tuvieron hambre y arrancaron y comieron espigas. Los fariseos vieron esto y dijeron que no estaban observando el Sabbat. También dijeron que las personas no estaban autorizadas a salvar a los becerros que se hubieran caído en un hoyo en el día de reposo, diciendo que ningún trabajo se podía realizar durante el día de reposo. Jesús citó estos incidentes para promulgar gradualmente los mandamientos de la nueva era. En ese momento, Él usó muchos asuntos prácticos para ayudar a las personas a entender y transformarse. Este es el principio por el cual el Espíritu Santo lleva a cabo Su obra y es la única manera que puede transformar a las personas. Sin asuntos prácticos, las personas solo ganan un entendimiento teórico e intelectual; esta no es una manera efectiva de transformar. ¿Cómo entonces se adquiere sabiduría y discernimiento a través del entrenamiento? ¿Puede la gente adquirir sabiduría y discernimiento con tan solo escuchar, leer y fomentar su conocimiento? ¿Cómo podría ser esto? ¡Las personas deben comprender y experimentar en la vida real! Por lo tanto, se debe entrenar y no apartarse de la vida real. Las personas deben prestar atención a diferentes aspectos y tener entrada en varios aspectos: nivel educativo, expresividad, habilidad para ver las cosas, discernimiento, habilidad para entender las palabras de Dios, sentido común y reglas de humanidad y otras cosas que se relacionan con la humanidad con la que las personas deben estar equipadas. Después de lograr el entendimiento, las personas deben enfocarse en la entrada y solo entonces se puede lograr la transformación. Si alguien ha conseguido el entendimiento, pero descuida la práctica, ¿cómo puede ocurrir la transformación? Ahora, las personas entienden mucho, pero no viven la realidad; por lo tanto, poseen poco entendimiento esencial de las palabras de Dios. Solo has sido ligeramente esclarecido; has recibido un poco de iluminación del Espíritu Santo, pero no tienes entrada a la vida real, o quizás ni siquiera te preocupas por la entrada, así tu transformación disminuye. Después de tanto tiempo, las personas entienden mucho. Son capaces de hablar mucho acerca de su conocimiento de teorías, pero su carácter externo sigue igual y su calibre original no cambia, no avanza en lo más mínimo. Si este es el caso, ¿cuándo entrarás finalmente?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Discutiendo la vida de la iglesia y la vida real

Palabras diarias de Dios  Fragmento 437

La vida de la iglesia es solo un tipo de vida donde las personas se reúnen para saborear las palabras de Dios y solo constituye un pequeño pedacito de la vida de una persona. Si la vida real de las personas también pudiera ser como su vida de la iglesia, incluyendo una vida espiritual normal, saboreando de manera normal las palabras de Dios, orando y estando cerca de Dios de modo normal, viviendo una vida real donde todo se lleva a cabo de acuerdo con la voluntad de Dios, viviendo una vida real donde todo se lleva a cabo de acuerdo con la verdad, viviendo una vida real de practicar la oración y estar en silencio ante Dios, de practicar el canto de himnos y la danza, entonces este es el único tipo de vida que traería a las personas a una vida de las palabras de Dios. La mayoría de las personas solo se enfocan en las varias horas de su vida de la iglesia sin “cuidar” su vida fuera de esas horas, como si no fuera su problema. También hay muchas personas que sólo entran en la vida de los santos cuando comen y beben las palabras de Dios, cantan himnos u oran y después retoman su viejo yo fuera de esos tiempos. Vivir así no puede transformar a las personas y mucho menos hacerles conocer a Dios. Al creer en Dios, si las personas desean la transformación de su carácter, entonces no se deben separar de la vida real. En la vida real, debes conocerte, renunciar a ti mismo, practicar la verdad, así como aprender los principios, el sentido común y las reglas de conducta propia en todas las cosas antes para poder lograr la transformación gradual. Si solo te enfocas en el conocimiento teórico y solo vives entre ceremonias religiosas sin profundizar en la realidad, sin entrar en la vida real, entonces nunca entrarás en la realidad, nunca conocerás a ti mismo, la verdad ni a Dios y siempre serás ciego e ignorante. La obra de Dios de salvar a la gente no consiste en permitirles tener vidas humanas normales tras un breve periodo de tiempo ni en transformar sus nociones y doctrinas erróneas. Más bien, Su propósito es cambiar el antiguo carácter de la gente, cambiar la totalidad de su antigua forma de vida y cambiar su pensamiento y actitud mental. Enfocarse solo en la vida de la iglesia no cambiará los viejos hábitos de vida de las personas ni cambiará las viejas maneras de las que han vivido por tanto tiempo. Pase lo que pase, las personas no se deben desprender de la vida real. Dios pide que las personas vivan una humanidad normal en la vida real, no sólo en la vida de la iglesia; que vivan la verdad en la vida real, no sólo en la vida de la iglesia; y que cumplan sus funciones en la vida real, no sólo en la vida de la iglesia. Para entrar en la realidad, uno debe enfocar todo hacia la vida real. Si, al creer en Dios, las personas no pueden llegar a conocerse a sí mismas mediante la entrada en la vida real, y si no pueden vivir la humanidad normal en la vida real, entonces se convertirán en fracasos. Todos los que desobedecen a Dios son personas que no pueden entrar en la vida real. Todos son personas que hablan de la humanidad, pero viven la naturaleza de los demonios. Todos son personas que hablan de la verdad, pero viven las doctrinas. Aquellos que no pueden vivir la verdad en la vida real son los que creen en Dios, pero Él los aborrece y los rechaza. Tienes que practicar tu entrada en la vida real, conocer tus propias deficiencias, desobediencia e ignorancia y conocer tu humanidad anormal y tus debilidades. De esa manera, tu conocimiento se integrará en tu condición y dificultades presentes. Sólo este tipo de conocimiento es real y puede permitirte comprender verdaderamente tu propia condición y lograr una transformación del carácter.

Ahora que el perfeccionamiento de las personas ha comenzado formalmente, debes entrar en la vida real. Por lo tanto, para lograr la transformación, debes comenzar desde la entrada en la vida real y transformarte poco a poco. Si evitas la vida humana normal y solo hablas de asuntos espirituales, las cosas se vuelven áridas y monótonas; se vuelven poco realistas y entonces. ¿cómo podrían transformarse las personas? Ahora se te dice que entres en la vida real para practicar con el fin de establecer una base para entrar en la verdadera experiencia. Este es un aspecto de lo que la gente debe hacer. La obra del Espíritu Santo es principalmente guiar, mientras que el resto depende de la práctica y entrada de las personas. Todos pueden lograr la entrada en la vida real por diferentes sendas, de tal manera que puedan traer a Dios a la vida real y vivir una humanidad normal real. ¡Este es el único tipo de vida con significado!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Discutiendo la vida de la iglesia y la vida real

Palabras diarias de Dios  Fragmento 438

Anteriormente se decía que tener la presencia del Espíritu Santo y tener la obra del Espíritu Santo eran cosas diferentes. La condición normal de tener la presencia del Espíritu Santo se manifiesta en tener pensamientos normales, razón normal y humanidad normal. El carácter de una persona permanecerá como solía ser, pero dentro de ella habrá paz y externamente tendrá el decoro de un santo. Así es como serán cuando el Espíritu Santo esté con ellos. Cuando alguien tiene la presencia del Espíritu Santo, su pensamiento es normal. Cuando tienen hambre quieren comer, cuando tienen sed quieren beber agua… Tales manifestaciones de la humanidad normal no son el esclarecimiento del Espíritu Santo, sino que son el pensamiento normal de la gente y la condición normal de tener la presencia del Espíritu Santo. Algunas personas creen erróneamente que aquellos que tienen la presencia del Espíritu Santo no conocen el hambre, que no sienten cansancio y que parece que no se preocupan por la familia y que casi se han divorciado por completo de la carne. En realidad, cuanto más está el Espíritu Santo con las personas, más normales son. Saben sufrir y renunciar a las cosas por Dios, esforzarse por Dios, ser leales a Él; además, dedican sus pensamientos a la comida y a la ropa. En otras palabras, no han perdido nada de la humanidad normal que las personas deben tener y, en cambio, están dotados especialmente de razón. A veces, leen las palabras de Dios y ponderan la obra de Dios; hay fe en su corazón y están dispuestas a buscar la verdad. Por supuesto, la obra del Espíritu Santo se basa en este fundamento. Si la gente no tiene un pensamiento normal, entonces no tienen razón; ese no es un estado normal. Cuando las personas tienen un pensamiento normal y el Espíritu Santo está con ellas, seguramente poseen la razón de una persona normal y, así, tienen un estado normal. Al experimentar la obra de Dios, la obra del Espíritu Santo se posee ocasionalmente, mientras que tener la presencia del Espíritu Santo es algo casi constante. Mientras la razón y el pensamiento de las personas sean normales, y siempre y cuando sus estados lo sean, entonces el Espíritu Santo seguramente está con ellas. Cuando la razón y el pensamiento de las personas no son normales, entonces su humanidad no es normal. Si, en este momento, la obra del Espíritu Santo está en ti, entonces el Espíritu Santo también estará contigo. Pero si el Espíritu Santo está contigo, no conlleva que el Espíritu Santo esté obrando decididamente en ti, porque el Espíritu Santo obra en momentos especiales. Tener la presencia del Espíritu Santo solo puede mantener la existencia normal de la gente, pero el Espíritu Santo solo obra en ciertos momentos. Por ejemplo, si eres un líder o colaborador, cuando riegas y provees sustento para la iglesia, el Espíritu Santo te esclarecerá con ciertas palabras que sean edificantes para otros y puedan resolver algunos de los problemas prácticos de los hermanos y las hermanas, en esos momentos el Espíritu Santo está obrando. A veces, cuando estás comiendo y bebiendo las palabras de Dios y el Espíritu Santo te esclarece con ciertas palabras que son particularmente relevantes para tus propias experiencias, lo que te permite obtener un mayor conocimiento de tus propios estados; esta también es la obra del Espíritu Santo. A veces, mientras hablo, vosotros escucháis y sois capaces de comparar vuestro propio estado con Mis palabras, y a veces sois tocados o inspirados; todo esto es la obra del Espíritu Santo. Algunas personas dicen que el Espíritu Santo está obrando en ellas en todo momento. Esto es imposible. Si ellas dijeran que el Espíritu Santo está siempre con ellas, eso sería realista. Si ellas dijeran que su pensamiento y sentido son normales en todo momento, eso también sería realista y mostraría que el Espíritu Santo está con ellas. Si ellas dicen que el Espíritu Santo está siempre obrando dentro de ellas, que son esclarecidas por Dios y tocadas por el Espíritu Santo en todo momento y que obtienen nuevos conocimientos todo el tiempo, ¡entonces eso no es en absoluto normal! ¡Es totalmente sobrenatural! ¡Sin la más mínima duda, tales personas son espíritus malignos! Incluso cuando el Espíritu de Dios viene en la carne, hay momentos en los que Él debe comer y descansar, y mucho más aún los seres humanos. Aquellos que han sido poseídos por espíritus malignos parecen no tener la debilidad de la carne. Son capaces de abandonar y renunciar a todo, están exentos de emoción, son capaces de soportar el tormento y no sienten la menor fatiga, como si hubieran trascendido a la carne. ¿No es esto extremadamente sobrenatural? La obra de los espíritus malignos es sobrenatural, ¡ningún humano podría conseguir tales cosas! Aquellos a los que les falta discernimiento sienten envidia cuando ven a tales personas: dicen que tienen tanto vigor en su creencia en Dios, poseen una gran fe y ¡nunca muestran el menor signo de debilidad! De hecho, todas estas son manifestaciones de la obra de un espíritu maligno. Se debe a que las personas normales tienen inevitablemente debilidades humanas; este es el estado normal de aquellos que tienen la presencia del Espíritu Santo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (4)

Palabras diarias de Dios  Fragmento 439

¿Qué significa mantenerse firme en el propio testimonio? Algunas personas dicen que simplemente siguen como lo hacen ahora y no se preocupan de si son capaces de ganar la vida; no buscan la vida, pero tampoco renuncian. Solo reconocen que esta etapa de la obra la lleva a cabo Dios. ¿No es eso fracasar en su testimonio? Tales personas ni siquiera dan testimonio de haber sido conquistadas. Aquellas que han sido conquistadas siguen independientemente de todo lo demás y son capaces de buscar la vida. No solo creen en el Dios práctico, sino que también saben seguir todos los arreglos de Dios. Así son las personas que dan testimonio. Aquellas que no dan testimonio, nunca han buscado la vida y aún siguen por salir del paso. Tú puedes seguir, pero esto no significa que hayas sido conquistado, porque no tienes entendimiento de la obra de Dios actual. Se deben cumplir ciertas condiciones para ser conquistado. No todos los que siguen han sido conquistados, porque en tu corazón no entiendes nada de por qué debes seguir al Dios de hoy, ni tampoco sabes cómo has hecho para llegar al día de hoy, ni quién te ha apoyado hasta hoy. La práctica de la fe en Dios de algunas personas es siempre desordenada y confusa; por lo tanto, seguir no significa necesariamente que tengas testimonio. ¿Qué es exactamente el testimonio verdadero? El testimonio del que se habla aquí tiene dos partes: una es el testimonio de haber sido conquistado y la otra es el testimonio de haber sido perfeccionado (lo cual, naturalmente, será el testimonio tras las mayores pruebas y tribulaciones del futuro). En otras palabras, si eres capaz de permanecer firme durante las tribulaciones y las pruebas, entonces habrás dado el segundo paso del testimonio. Lo que es crucial hoy es el primer paso de dar testimonio: ser capaz de mantenerse firme durante cada una de las pruebas de castigo y de juicio. Este es el testimonio de haber sido conquistado. Eso es porque ahora es el momento de la conquista. (Debes saber que ahora es el momento de la obra de Dios en la tierra; la obra principal de Dios encarnado en la tierra es conquistar a este grupo de personas en la tierra que lo siguen a través del juicio y castigo). Si eres o no capaz de dar testimonio de haber sido conquistado, no solo depende de si puedes seguir hasta el final, sino, más importante aún, si a medida que experimentas cada paso de la obra de Dios, eres capaz de tener el verdadero entendimiento del castigo y del juicio de Dios, y de si realmente percibes toda esta obra. No serás capaz de salir del paso meramente siguiendo hasta el final. Debes ser capaz de rendirte voluntariamente durante cada instancia de castigo y juicio, debes ser capaz de entender verdaderamente cada paso de la obra que experimentes y debes ser capaz de alcanzar conocimiento y obediencia al carácter de Dios. Este es el testimonio definitivo de ser conquistado que se requiere que des. El testimonio de ser conquistado se refiere principalmente a tu conocimiento de la encarnación de Dios. Crucialmente, este paso del testimonio se refiere a la encarnación de Dios. No importa lo que hagas o digas ante la gente del mundo o ante los que ejercen el poder; lo que importa es, sobre todo, si eres capaz de obedecer todas las palabras que salen de la boca de Dios y toda Su obra. Por lo tanto, este paso del testimonio está dirigido a Satanás y a todos los enemigos de Dios; a los demonios y a los enemigos que no creen que Dios se convertirá en carne por segunda vez y que vendrá a hacer una obra aún mayor y, además, a los que no creen en el regreso de Dios a la carne. En otras palabras, está dirigido a todos los anticristos; es decir, a todos los enemigos que no creen en la encarnación de Dios.

Pensar en Dios y anhelarlo no prueba que hayas sido conquistado por Dios; eso depende de si crees que Él es el Verbo hecho carne, de si crees que la Palabra se ha hecho carne, de si crees que el Espíritu se ha convertido en la Palabra y que la Palabra ha aparecido en la carne. Este es el testimonio clave. No importa cómo sigas ni cómo te erogues; lo que es crucial es si eres capaz de descubrir en esta humanidad normal que la Palabra se ha hecho carne y que el Espíritu de la verdad se ha hecho realidad en la carne; que toda la verdad, el camino y la vida han llegado en la carne, el Espíritu de Dios realmente ha llegado a la tierra y el Espíritu ha llegado en la carne. Aunque, superficialmente, esto difiere de la concepción del Espíritu Santo, en cuya obra se puede ver más claramente que el Espíritu ya se ha hecho realidad en la carne y, además, que el Verbo se ha hecho carne, y la Palabra ha aparecido en carne. Eres capaz de entender el verdadero significado de las palabras: “En el principio era el Verbo (la Palabra), y el Verbo (la Palabra) era con Dios, y el Verbo (la Palabra) era Dios”.* Además, debes entender que la Palabra de hoy es Dios, y ver la Palabra que se hacen carne. Este es el mejor testimonio que puedes dar. Esto demuestra que posees el verdadero conocimiento de que Dios se hizo carne; no solo eres capaz de conocer a Dios, sino que también eres consciente de que el camino que sigues hoy es el camino de vida y el camino de la verdad. La etapa de la obra que realizó Jesús solo cumplió con la esencia de “el Verbo era con Dios”: la verdad de Dios era con Dios y el Espíritu de Dios era con la carne y era inseparable de la carne. Es decir, la carne de Dios encarnado estaba con el Espíritu de Dios, que es una prueba mayor de que Jesús encarnado fue la primera encarnación de Dios. Esta etapa de la obra cumple precisamente el significado interno de “la Palabra se hace carne”, le dio un significado más profundo a “el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”, y te permite creer firmemente en las palabras “en el principio era El Verbo”. Lo que es igual a decir que en el momento de la creación Dios estaba poseído de Palabras, Sus Palabras eran con Él y eran inseparables de Él, y en la era final deja aún más claro el poder y la autoridad de Sus palabras y permite al hombre ver todas Sus manifestaciones, oír todas Sus palabras. Tal es la obra de la era final. Debes llegar a entender estas cosas de pies a cabeza. No se trata de conocer la carne, sino de cómo entiendes la carne y la Palabra. Este es el testimonio que debes dar, que todos deben conocer. Como esta es la obra de la segunda encarnación, y la última vez que Dios se hace carne, completa totalmente el sentido de la encarnación, lleva a cabo y expone por completo toda la obra de Dios en la carne, y pone fin a la era de Dios en la carne. Por lo tanto, debes conocer el significado de la encarnación. No importa cuánto vayas de un lado a otro o qué tan bien lleves a cabo otros asuntos externos; lo que importa es si eres capaz de someterte verdaderamente ante Dios encarnado, dedicar todo tu ser a Dios y obedecer todas las palabras que salen de Su boca. Esto es lo que debes hacer y lo que debes respetar.

El último paso del testimonio es si eres capaz o no de ser perfeccionado; es decir, habiendo entendido todas las palabras habladas por la boca de Dios encarnado, llegas a poseer el conocimiento de Dios y estás seguro de Él, vives todas las palabras que salieron de Su boca, y alcanzas las condiciones que Dios te pide, el estilo de Pedro y la fe de Job, de tal manera que puedas obedecer hasta la muerte, entregarte completamente a Él y que, en última instancia, logres una imagen de hombre que esté a la altura, lo que significa poseer la imagen de una persona que ha sido conquistada y perfeccionada después de experimentar el juicio y castigo de Dios. Este es el testimonio definitivo, es el testimonio que debe dar alguien que finalmente ha sido perfeccionado. Estos son los dos pasos del testimonio que se deben dar y que están interrelacionados; cada uno de ellos es indispensable. Pero hay una cosa que debes saber: el testimonio que Yo te pido hoy no está dirigido a la gente del mundo ni a ningún individuo, sino a lo que te pido. Se mide por si eres capaz de satisfacerme, y si eres capaz de cumplir completamente con los estándares de Mis requerimientos de cada uno de vosotros. Esto es lo que debéis entender.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (4)

Palabras diarias de Dios  Fragmento 440

Cuando sufrís una pequeña limitación o dificultad es bueno para vosotros; si se os pusiera todo fácil, estaríais arruinados y entonces, ¿cómo podríais estar protegidos? Hoy, se os da protección, porque sois castigados, juzgados y maldecidos. Se os protege, porque habéis sufrido mucho. De no ser así, el hombre habría caído hace mucho en la depravación. Esto no es dificultaros las cosas intencionadamente; la naturaleza del hombre es difícil de cambiar y tiene que ser así para que su carácter sea cambiado. Hoy, ni siquiera poseéis la conciencia o la razón que tenía Pablo ni tenéis su conciencia de sí mismo. Siempre tenéis que ser presionados, y siempre tenéis que ser castigados y juzgados con el fin de despertar vuestro espíritu. El castigo y el juicio son lo mejor para vuestra vida. Y cuando sea necesario, también debe producirse el castigo de la llegada de los hechos a vosotros; solo entonces os someteréis del todo. Vuestra naturaleza es tal que sin castigo y maldición no estaríais dispuestos a bajar la cabeza ni a someteros. Sin los hechos ante vuestros ojos, no habría efecto. ¡Sois demasiado inferiores e inútiles en personalidad! Sin castigo y juicio, sería difícil que se os conquistara y sería duro vencer vuestra injusticia y desobediencia. Vuestra vieja naturaleza está muy profundamente arraigada. Si se os colocara sobre el trono, no tendríais idea de la altura del cielo y la profundidad de la tierra, y menos aún de adónde os dirigíais. Ni siquiera sabéis de dónde vinisteis, ¿cómo podríais conocer al Señor de la creación? Sin el oportuno castigo y las maldiciones de hoy, vuestro día final habría llegado hace mucho. Eso por no decir nada de vuestro destino; ¿no correría un mayor peligro inminente? Sin este castigo y juicio oportunos, quién sabe lo arrogantes y lo depravados que os volveríais. Este castigo y juicio os han traído hasta hoy y han preservado vuestra existencia. Si se os siguiera “educando” usando esos mismos métodos que los de vuestro “padre”, ¡quién sabe a qué mundo entraríais! No tenéis la menor capacidad de autocontrol y autorreflexión. Para las personas como vosotros, si solo seguís y obedecéis sin causar ninguna interferencia o interrupción, Mis objetivos se cumplirán. ¿No haríais mejor en aceptar el castigo y el juicio de hoy? ¿Qué otras elecciones tenéis?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (6)

Palabras diarias de Dios  Fragmento 441

Al equiparte para la vida, debes centrarte en comer y beber de las palabras de Dios y saber hablar del conocimiento de Dios, de tus puntos de vista sobre la vida humana y, en especial, de tu conocimiento de la obra realizada por Dios en los últimos días. Puesto que buscas la vida, debes dotarte de estas cosas. Cuando comas y bebas de las palabras de Dios, deberás comparar con ellas la realidad de tu estado. Es decir, cuando descubras tus defectos en el transcurso de tu experiencia real, deberás saber encontrar una senda de práctica y dar la espalda a tus motivaciones y nociones incorrectas. Si siempre te esfuerzas por estas cosas y pones todo tu corazón en lograrlas, tendrás una senda que seguir, no te sentirás vacío y, por tanto, podrás mantener un estado normal. Solo entonces serás una persona que soporta una carga en la vida, que tiene fe. ¿Por qué algunas personas, tras leer las palabras de Dios, no saben ponerlas en práctica? ¿No es porque no comprenden las cosas más cruciales? ¿No es porque no se toman la vida en serio? No comprenden las cosas cruciales ni tienen una senda de práctica porque, cuando leen las palabras de Dios, no saben relacionar su propio estado con ellas ni dominarlo. Algunos dicen: “Leo las palabras de Dios, relaciono mi estado con ellas y sé que soy corrupto y poco apto, pero soy incapaz de satisfacer la voluntad de Dios”. Tan solo has visto la superficie; hay muchas cosas reales que no conoces: cómo dejar de lado el goce carnal y la mojigatería, cómo cambiar, cómo entrar en estos asuntos, cómo mejorar tu aptitud y por qué aspecto comenzar. No entiendes más que algunas cosas superficiales y lo único que sabes es que sí eres muy corrupto. Cuando te reúnes con tus hermanos y hermanas, hablas de lo corrupto que eres y parece que te conoces y soportas una enorme carga en la vida. De hecho, tu carácter corrupto no se ha transformado, lo que demuestra que no has encontrado la senda de práctica. Si diriges una iglesia, debes comprender los estados de los hermanos y hermanas y señalárselos. ¿Valdrá con decir simplemente “¡Sois desobedientes y retrógrados!”? No, debes hablar, en concreto, de cómo manifiestan su condición de desobedientes y retrógrados. Debes hablar de sus estados de desobediencia, de sus conductas desobedientes y de sus actitudes satánicas, y hacerlo de tal manera que se convenzan por completo de la verdad de tus palabras. Usa hechos y ejemplos para dejar las cosas claras, diles exactamente cómo pueden liberarse de su conducta rebelde y señálales la senda de práctica; así se convence a la gente. Solo los que hacen esto pueden guiar a otros; ellos son los únicos poseedores de la realidad de la verdad.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (7)

Palabras diarias de Dios  Fragmento 442

Dar testimonio de Dios es cuestión, principalmente, de hablar de tu conocimiento de la obra de Dios, de cómo Dios conquista a la gente, de cómo la salva, de cómo la transforma; es cuestión de hablar de cómo guía a la gente para que entre en la realidad de la verdad al permitirle ser conquistada, perfeccionada y salvada por Él. Dar testimonio implica hablar de Su obra y de todo lo que has experimentado. Únicamente Su obra puede representarlo y revelarlo públicamente en Su totalidad; Su obra da testimonio de Él. Su obra y declaraciones, representan directamente al Espíritu. La obra que realiza es llevada a cabo por el Espíritu y Sus palabras son pronunciadas por el Espíritu. Estas cosas se expresan exclusivamente por medio de la encarnación de Dios, pero en realidad son expresión del Espíritu. Toda la obra que lleva a cabo y todas las palabras que expresa representan Su esencia. Si, tras revestirse de carne y venir entre los hombres, Dios no hablara ni obrara y os pidiese que conocieseis Su autenticidad, normalidad y omnipotencia, ¿tú las conocerías? ¿Sabrías cuál es la esencia del Espíritu? ¿Sabrías cuáles son los atributos de Su carne? Dado que solo habéis experimentado todos los pasos de Su obra, os pide que deis testimonio de Él. Si no tuvierais dicha experiencia, no insistiría en que dierais testimonio. Por lo tanto, cuando das testimonio de Dios, no solo lo das de Su exterior, con una humanidad normal, sino también de la obra que Él realiza y de la senda que lidera; debes dar testimonio de cómo te ha conquistado y de los aspectos en que te ha perfeccionado. Este es el tipo de testimonio que has de dar. Si allá donde vas gritas “¡Nuestro Dios ha venido a obrar y Su obra es verdaderamente práctica! ¡Nos ha conquistado sin actos sobrenaturales, sin ningún milagro ni maravillas!”, te preguntarán: “¿Qué quieres decir con que no obra milagros y maravillas? ¿Cómo puede haberte conquistado sin obrar milagros y maravillas?”. Y dirás: “Él habla y, sin demostraciones de maravillas ni de milagros, nos ha conquistado. Su obra nos ha conquistado”. En última instancia, si no sabes decir nada esencial, si no sabes hablar de aspectos específicos, ¿es ese un verdadero testimonio? Cuando Dios encarnado conquista a la gente, son Sus divinas palabras las que lo hacen. La condición humana no puede lograrlo; no es algo que un mortal pueda conseguir, y ni siquiera las personas normales más aptas pueden hacerlo, pues Su divinidad es superior a cualquier ser creado. Esto es extraordinario para la gente; el Creador, después de todo, es superior a cualquier ser creado. Los seres creados no pueden ser superiores al Creador; si fueras superior a Él, no podría conquistarte, y puede conquistarte solo porque es superior a ti. El que puede conquistar a toda la humanidad es el Creador, y nadie más que Él puede llevar a cabo esta obra. Estas palabras son “testimonio”, la clase de testimonio que debes dar. Paso a paso has experimentado el castigo, el juicio, la refinación, las pruebas, los contratiempos y las tribulaciones y has sido conquistado; has dejado de lado las expectativas carnales, tus motivaciones personales y los intereses íntimos de la carne. Es decir, las palabras de Dios han conquistado tu corazón por completo. Aunque no hayas madurado en la vida tanto como Él exige, sabes todas estas cosas y lo que Él hace te convence del todo. Por lo tanto, esto puede denominarse testimonio, testimonio real y verdadero. La obra que Dios ha venido a realizar, la obra de juicio y castigo, está destinada a conquistar al hombre, pero Él también va a concluir Su obra, va a poner fin a la era y a llevar a cabo la labor de conclusión. Va a poner fin a la era entera salvando a toda la humanidad, liberándola del pecado de una vez por todas; va a conquistar íntegramente a la humanidad que creó. Tú debes dar testimonio de todo esto. Has experimentado en gran medida la obra de Dios, la has visto con tus propios ojos y la has experimentado personalmente; cuando hayas llegado al final, no debes ser incapaz de desempeñar la función que te corresponde. ¡Sería una lástima! En el futuro, cuando se propague el evangelio, deberías poder hablar de tu conocimiento, dar testimonio de todo lo que tu corazón ha aprendido y no escatimar esfuerzos. Esto es lo que debería lograr un ser creado. ¿Cuál es la verdadera relevancia de esta etapa de la obra de Dios? ¿Qué efecto produce? ¿Y cuánto de esto se lleva a cabo en el hombre? ¿Qué debe hacer la gente? Cuando sepáis hablar con claridad de toda la obra que Dios encarnado ha realizado desde que vino a la tierra, vuestro testimonio estará completo. Demostrarás tu capacidad de dar testimonio de Dios, que tienes auténtico conocimiento, cuando sepas hablar con claridad de estas cinco cosas: la relevancia de Su obra, su contenido, su esencia, el carácter que representa y sus principios. Mis exigencias para con vosotros no son excesivas y están al alcance de todos aquellos que buscan de verdad. Si estás decidido a ser testigo de Dios, debes entender lo que Dios detesta y lo que ama. Has experimentado gran parte de Su obra, por medio de la cual debes llegar a conocer Su carácter, comprender Su voluntad y Sus exigencias a la humanidad y, con estos conocimientos, dar testimonio de Él y cumplir con tu deber. Puede que simplemente digas: “Conocemos a Dios. Su juicio y castigo son muy severos. Sus palabras son muy serias; son justas y majestuosas y ningún hombre las puede ofender”; sin embargo, al final, ¿proveen estas palabras al hombre? ¿Cuál es su efecto sobre la gente? ¿Sabes realmente que esta obra de juicio y castigo es de lo más beneficiosa para ti? El juicio y el castigo de Dios están revelando tu rebeldía y corrupción, ¿no es así? Pueden limpiar y expulsar esas cosas sucias y corruptas que hay dentro de ti, ¿no pueden hacerlo? Si no hubiese juicio ni castigo, ¿qué sería de ti? ¿De veras reconoces el hecho de que Satanás te ha corrompido de la manera más profunda? Hoy tenéis que equiparos con estas cosas y conocerlas bien.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (7)

Palabras diarias de Dios  Fragmento 443

¿Sabéis con qué necesitáis estar equipados ahora mismo? Un aspecto de ello involucra las visiones respecto a la obra, y el otro es tu práctica: debes comprender ambos aspectos. Si no tienes visiones en tu búsqueda para progresar en la vida, no tendrás fundamento. Si solo tienes sendas de práctica, sin la menor visión ni entendimiento de la obra del plan de gestión completa, entonces no sirves para nada. Debes entender las verdades que involucran visiones y, en cuanto a las verdades relacionadas con la práctica, necesitas encontrar sendas de práctica apropiadas una vez las hayas entendido; necesitas practicar según las palabras y entrar según tus condiciones. Las visiones son el fundamento, y si no prestas atención a este hecho, no podrás seguir hasta el final; experimentando de esa manera te extraviarás o caerás y fracasarás. ¡No habrá manera de que tengas éxito! Las personas que no tengan grandes visiones como fundamento solo fracasan; no pueden tener éxito. ¡No puedes mantenerte firme! ¿Sabes qué involucra creer en Dios? ¿Sabes lo que significa seguir a Dios? Sin visiones, ¿por qué senda caminarías? En la obra de hoy, si no tienes visiones no serás capaz de ser hecho completo en absoluto. ¿En quién crees? ¿Por qué crees en Él? ¿Por qué lo sigues? ¿Ves tu fe como si fuese un juego? ¿Estás manejando tu vida como una especie de juguete? El Dios de hoy es la mayor visión. ¿Cuánto conoces de Él? ¿Cuánto has visto de Él? Al ver al Dios de hoy, ¿es sólido el fundamento de tu creencia en Dios? ¿Piensas que mientras sigas de esta forma confusa alcanzarás la salvación? ¿Piensas que puedes pescar en agua turbia? ¿Es así de simple? ¿Cuántas de tus nociones respecto a lo que está declarando Dios hoy has dejado de lado? ¿Tienes una visión del Dios de hoy? ¿Dónde reside tu entendimiento del Dios de hoy? Siempre crees que puedes obtenerlo solo con seguirlo o con verlo[a], y que nadie será capaz de deshacerse de ti. No asumas que seguir a Dios es un asunto tan fácil. La clave es que debes conocerlo, conocer Su obra y tener la determinación de soportar el sufrimiento por Él, de sacrificar tu vida por Él, y de que Él te perfeccione. Esta es la visión que deberías tener. ¡No servirá que estés siempre pensando en disfrutar de la gracia! No supongas que Dios está ahí simplemente para el disfrute de las personas y para concederles la gracia. ¡Te estarías equivocando! Si uno no puede arriesgar su vida ni abandonar toda posesión mundana para seguirlo, ¡desde luego no será capaz de seguir hasta el final! Debes tener visiones como fundamento. Si un día te golpea la desgracia, ¿qué deberías hacer? ¿Todavía serías capaz de seguirlo? No respondas a la ligera si serías capaz de seguir hasta el final. Más vale que primero abras bien los ojos para ver cuál es ahora el momento presente. Aunque ahora podáis ser como columnas del templo, llegará un tiempo en el que los gusanos las carcomerán todas y harán que el templo se derrumbe, porque en la actualidad son muchas las visiones de las que carecéis. Solo prestáis atención a vuestros propios pequeños mundos y no conocéis la forma de búsqueda más fiable y adecuada. No prestáis atención a la visión de la obra de hoy ni guardáis estas cosas en vuestro corazón. ¿Habéis acaso considerado que, un día, vuestro Dios os pondrá en un lugar muy poco familiar? ¿Podéis imaginar lo que será de vosotros cuando, un día, os lo arrebate todo? ¿Tendríais entonces la misma energía que ahora? ¿Reaparecería vuestra fe? Al seguir a Dios debéis conocer esta mayor visión que es “Dios”: Este es el asunto más importante. Tampoco penséis que por apartaros de la compañía de hombres mundanos para ser santificados pertenecéis necesariamente a la familia de Dios. En estos días, es Dios Mismo el que está obrando en medio de la creación. Es Él quien ha venido en medio de las personas a llevar a cabo Su propia obra, no a realizar campañas. No hay entre vosotros ni unos pocos que sean capaces de saber que la obra de hoy es la obra del Dios en el cielo hecho carne. No se trata de hacer de vosotros excepcionales personas de talento, se trata de ayudaros a conocer el significado de la vida humana y el destino de los seres humanos; de conocer a Dios y Su totalidad. Deberías saber que eres un objeto de la creación en manos del Creador. ¿Qué deberías entender, qué deberías hacer y cómo deberías seguir a Dios? ¿No son estas las verdades que deberías comprender? ¿No son las visiones que deberías tener?

Cuando una persona ha tenido visiones tiene un fundamento. Cuando practiques con este fundamento por base, será mucho más fácil entrar. En sí, no tendrás recelos una vez que tengas un fundamento para entrar y te será muy fácil hacerlo. Este aspecto de entender visiones y de entender la obra de Dios es crucial. Debéis tenerlo en vuestro arsenal. Si no estás provisto de este aspecto de la verdad, y solo sabes hablar acerca de las sendas de la práctica, entonces serás gravemente defectuoso. He descubierto que muchos de vosotros no hacéis hincapié en este aspecto de la verdad y cuando la escucháis parece que solo oyerais palabras doctrinales. Un día saldrás perdiendo. Hay algunas declaraciones estos días que no entiendes del todo y no aceptas; en tales casos deberías buscar pacientemente y llegará el día en que entiendas. Equípate poco a poco con más visiones. Aunque solo entiendas algunas doctrinas espirituales, eso es todavía mejor que no prestarles atención a las visiones y no entender ninguna en absoluto. Todo esto es útil para tu entrada y disipará tus dudas. Esto es mejor que estar lleno de nociones. Estarás mejor si tienes estas visiones como fundamento. No tendrás recelos de ningún tipo y serás capaz de entrar con audacia y confianza. ¿Por qué molestarse siempre en seguir a Dios entre confusión y dudas? ¿No es eso lo mismo que enterrar la cabeza en la arena? ¡Qué bonito sería entrar en el reino pavoneándose y con arrogancia! ¿Por qué estar tan lleno de dudas? ¿Acaso no te estás obligando a pasar por un completo infierno? Cuando hayas ganado un entendimiento de la obra de Jehová, de la de Jesús, y de esta etapa de la obra, tendrás un fundamento. De momento, puedes imaginar que es muy simple. Algunas personas afirman: “Cuando llegue el tiempo y el Espíritu Santo comience la gran obra, podré hablar de todas estas cosas. El hecho de que yo ahora mismo no entienda, se debe realmente a que el Espíritu Santo no me ha esclarecido tanto”. No es tan fácil; no es que estás dispuesto a aceptar la verdad[b] ahora y luego la usas de manera magistral cuando llega el momento. ¡No tiene por qué ser así! Crees que estás muy bien equipado ahora y para ti no sería un problema responder a esas personas religiosas y a los más grandes teóricos e incluso refutarlos. ¿Serías realmente capaz de hacerlo? ¿De qué entendimiento puedes hablar con esa mera experiencia superficial tuya? Equiparte con la verdad, pelear la batalla de la verdad y dar testimonio del nombre de Dios no es lo que tú crees, que todo se cumplirá mientras Dios esté obrando. Para entonces puedes estar desconcertado por alguna pregunta y quedarás atolondrado. La clave es si tienes o no un claro entendimiento de esta etapa de la obra y cuánto sabes realmente. Si no puedes vencer a las fuerzas del enemigo o derrotar a las fuerzas religiosas, ¿no te convertirás entonces en alguien que no sirve para nada? Has experimentado la obra de hoy, la has visto con tus propios ojos y la has oído con tus propios oídos, pero si al final eres incapaz de dar testimonio, ¿todavía te quedará el descaro de seguir viviendo? ¿A quién serías capaz de hacer frente? No imagines que será tan simple como crees. La obra del futuro no será tan simple como la imaginas. Luchar en la guerra de la verdad no es tan fácil ni tan simple. Ahora mismo, necesitas estar equipado con la verdad, si no te equipas con la verdad ahora, cuando llegue el momento y el Espíritu Santo no obre de una forma sobrenatural, estarás perdido.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debéis entender la obra, ¡no sigáis confundidos!

Notas al pie:

a. El texto original no contiene la palabra “lo”.

b. El texto original no contiene la frase “la verdad”.

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