La entrada en la vida I

Palabras diarias de Dios  Fragmento 374

Dios Todopoderoso, la Cabeza de todas las cosas, ejerce Su poder real desde Su trono. Él gobierna sobre el universo y sobre todas las cosas y nos está guiando en toda la tierra. Estaremos cerca de Él en todo momento, y vendremos delante de Él en quietud; sin perder nunca ni un solo momento, y con lecciones que aprender en cada instante. Todo, desde el ambiente circundante hasta las personas, asuntos y cosas, existe con el permiso de Su trono. No dejes, bajo ninguna circunstancia, que surjan quejas en tu corazón, o Dios no concederá Su gracia sobre ti. Cuando la enfermedad llega, esto es el amor de Dios, y ciertamente alberga dentro Sus buenas intenciones. Aunque tu cuerpo padezca un poco de sufrimiento, no albergues las ideas de Satanás. Alaba a Dios en medio de la enfermedad y disfruta a Dios en medio de tu alabanza. No flaquees ante la enfermedad, sigue buscando una y otra vez y nunca te rindas, y Dios te iluminará con Su luz. ¿Cómo era la fe de Job? ¡Dios Todopoderoso es un médico omnipotente! Vivir en la enfermedad es estar enfermo, pero vivir en el espíritu es estar sano. Mientras tengas aliento, Dios no te dejará morir.

Dentro de nosotros tenemos la vida resucitada de Cristo. Indiscutiblemente, nos falta fe en la presencia de Dios: ojalá que Dios ponga la verdadera fe dentro de nosotros. ¡La palabra de Dios es verdaderamente dulce! ¡La palabra de Dios es medicina potente! ¡Avergüenza a los diablos y a Satanás! Comprender la palabra de Dios nos da apoyo. ¡Su palabra actúa rápidamente para salvar nuestros corazones! Disipa todas las cosas y pone todo en paz. La fe es como un puente de un solo tronco: aquellos que se aferran miserablemente a la vida tendrán dificultades para cruzarlo, pero aquellos que están dispuestos a sacrificarse pueden pasar con paso seguro y sin preocupación. Si el hombre alberga pensamientos asustadizos y de temor es porque Satanás lo ha timado por miedo a que crucemos el puente de la fe para entrar en Dios. Satanás está intentando por todos los medios posibles enviarnos sus pensamientos. Debemos orar en todo momento para que Dios nos ilumine con Su luz, y siempre debemos confiar en Dios para purgar el veneno de Satanás que hay dentro de nosotros, practicar en nuestro espíritu en todo instante cómo acercarnos a Dios y dejar que Dios domine todo nuestro ser.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 6

Palabras diarias de Dios  Fragmento 375

Cuando las personas carecen de perspectiva respecto a las cosas que les suceden y no saben qué hacer, ¿por dónde deberían empezar? Primero deben orar; la oración es lo primero. ¿Qué implica que ores? Que eres piadoso, que posees un corazón con cierto temor a Dios, que eres consciente de que debes buscar a Dios, y demuestra que lo pones en primer lugar. Cuando Dios está en tu corazón, cuando Él ocupa un lugar en este y eres capaz de obedecerle, entonces eres un cristiano piadoso. Hay muchos creyentes ancianos que se arrodillan a diario para orar, a la misma hora y en el mismo lugar, y lo hacen durante una o dos horas. Pero apenas ninguno de sus problemas de pecado se ha resuelto por arrodillarse así durante todos estos años. Olvidemos de momento si esa oración —la oración de la ceremonia religiosa— sirve para algo. Al menos estos hermanos y hermanas mayores son algo piadosos, son mucho mejores que los jóvenes en esto. Si vives ante Dios y experimentas Su obra, entonces, lo primero que debes hacer cuando te ocurre algo es orar. Orar no significa cantar alegremente algunas palabras repetidas y ya está, eso no resolverá el problema. Hay que practicar la oración con el corazón. Después de hacerlo ocho o diez veces, puede que no consigas nada, pero no te desanimes, sigue intentándolo. Cuando te ocurra algo, primero ora, díselo primero a Dios, deja que Él se encargue, deja que Él te ayude, deja que Dios te guíe y te oriente; esto demostrará que tienes un corazón que teme a Dios, que lo pones a Él en primer lugar. Cuando te ocurre algo o te topas con alguna dificultad y eres negativo y te enfadas, entonces esa es una manifestación de que Dios está ausente en tu corazón, de que no le temes. En tu vida diaria, sean cuales sean las dificultades con las que te topes, debes acudir a Dios; lo primero que debes hacer es arrodillarte ante Él para orar, eso es lo fundamental. La oración implica que Dios tiene un lugar en tu corazón. Cuando te hallas en dificultades, acudir y orar a Dios en busca de la verdad demuestra que tienes un corazón con cierto temor a Dios; no harías tales cosas si Dios no estuviera en tu corazón. Algunas personas dicen: “¡Le he orado a Dios, pero Él aún no me ha esclarecido!”. No puedes decir tal cosa. Debes fijarte primero en si oras con las motivaciones correctas; si buscas realmente la verdad y le oras a menudo a Dios, entonces puede que haya un cierto asunto en el que Él te esclarezca y te permita entender. De una forma u otra, Dios te hará entender. Si Dios no te esclarece, no serás capaz de entenderlo solo; tanto si eres perspicaz como si no, y sin importar tu calibre, hay cosas que quedan más allá del pensamiento del hombre. Cuando lo entiendes, ¿es fruto de tu propia mente? Cuando se trata de las intenciones de la obra del Espíritu Santo y de Dios, si no estás esclarecido por el Espíritu Santo, podrías preguntarle a cualquiera, pero nadie lo sabría; solo lo sabrás cuando Dios mismo te diga lo que significa. Por eso, lo primero que hay que hacer cuando te ocurre algo es orar. Cuando lo hagas, debes expresar tus pensamientos, puntos de vista y actitud a Dios, y buscar Su verdad con una mentalidad de obediencia; esto es lo que debes practicar. Dejarse llevar por la inercia no tendrá ningún efecto, y no deberías quejarte de que el Espíritu Santo no te ha esclarecido. Me he dado cuenta de que, en su fe en Dios, algunas personas se limitan a seguir el ceremonial y a realizar actos religiosos; Dios no tiene cabida en su corazón, incluso niegan la obra del Espíritu Santo y tampoco oran ni leen las palabras de Dios, se limitan a seguir yendo a la asamblea y ya está. ¿Es eso fe en Dios? Al creer de esa manera, Dios ha desaparecido de su fe, no hay Dios en su corazón, ya no desean orarle, ya no están dispuestos a leer las palabras de Dios. Con esto, ¿acaso no se han convertido en incrédulos? Algunos líderes y obreros, en particular, suelen ocuparse de los asuntos generales. Nunca se centran en la entrada en la vida, sino que tratan estos asuntos generales como el trabajo de su deber; así, se han convertido en unos meros oficinistas, y no hacen nada del trabajo con sustancia de los líderes y obreros. En consecuencia, tras creer en Dios durante veinte o treinta años, no tienen ninguna experiencia de vida de la que hablar, están desprovistos de cualquier conocimiento verdadero de Dios, y solo son capaces de repetir como loros algunas palabras de doctrina. Por tanto, ¿acaso no se han convertido en falsos líderes? Esto se debe a que tienen fe en Dios, pero no atienden a sus propios deberes ni buscan la verdad. No resuelve nada limitarse a confiar en la comprensión de las palabras de la doctrina. Quejarse de Dios cuando son probados, sufren calamidades o caen enfermos, no tener ningún conocimiento verdadero de sí mismos, estar desprovistos de experiencia y testimonio; todo esto muestra que las personas no han buscado la verdad en los años que llevan creyendo en Dios, que solo se han mantenido ocupados con cosas superficiales, y esto ha provocado que se hayan abandonado a sí mismo. No importa cuántos años lleven creyendo en Dios, las personas deben cuanto menos lograr la comprensión de algunas verdades si quieren asegurarse de no caer, de no cometer el mal, de no ser expulsados. Esto es lo mínimo que debe hallarse en ellos. Algunas personas permanecen indiferentes cuando escuchan los sermones, y no contemplan las palabras de Dios, no buscan la verdad pase lo que pase, se contentan con entender las palabras de la doctrina, suponen que han alcanzado la verdad, y al final no obtienen ningún conocimiento cuando se les pone a prueba, su corazón está lleno de agravios y quejas de los que no se atreven a hablar, aunque les gustaría hacerlo. Las personas así son patéticas, ¿verdad? Muchas son siempre descuidadas y superficiales cuando cumplen con su deber, no reflexionan ni tratan de conocerse a sí mismas cuando se les poda y se les trata, siempre están racionalizando, y la consecuencia es que acaban humillándose de todas las formas posibles, se ven expuestas y expulsadas, y nunca son capaces de conocerse a sí mismas. Y siendo este el caso, ¿qué utilidad tiene que entiendan unas pocas doctrinas? Ninguna en absoluto. No importa cuántos años lleve alguien creyendo en Dios, el mero hecho de entender la doctrina y ser capaz de repetir como un loro palabras y frases no sirve para nada; no han obtenido la verdad, sino que se han extraviado. Por eso, cuando te sucede algo y le oras a Dios, buscando Sus intenciones, la clave para que el problema se resuelva es lograr la comprensión de la verdad; esa es la senda correcta, y nunca debes renunciar a practicar de ese modo.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Al creer en Dios, lo más crucial es recibir la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 376

La mayor sabiduría es recurrir a Dios y depender de Dios en todas las cosas. La gente común no reconoce esto. Todos piensan que asistiendo a más reuniones, escuchando más sermones, comunicando más con los hermanos y hermanas, renunciando a más, sufriendo más y pagando un mayor precio se ganarán la aprobación y la salvación de Dios. Creen que practicar de esta manera es la mayor sabiduría, pero descuidan el asunto más importante: acudir a Dios y confiar en Él. Consideran que la insignificante astucia humana es sabiduría, e ignoran el efecto final de lo que hace la gente. Eso es un error. Por mucha que sea la verdad que entienda una persona, por más deberes que haya cumplido, por más cosas que haya experimentado en su cumplimiento y sean cuales sean su estatura o su entorno, lo que no puede faltarle es que, en todo cuanto haga, debe mirar a Dios y ampararse en Él. Esta es la mayor sabiduría. ¿Por qué lo digo? Aunque uno haya llegado a comprender algunas verdades, ¿servirá eso de algo si no se ampara en Dios? Algunas personas han creído en Dios durante muchos años, y han experimentado diversas pruebas, tienen alguna experiencia práctica, entienden alguna verdad, y tienen cierto conocimiento práctico de la verdad, pero no saben ampararse en Dios, ni entienden cómo mirarlo y ampararse en Él. ¿Son poseedoras de sabiduría esas personas? Son las más necias, las que se creen más listas; no temen a Dios ni se apartan del mal. Algunas personas dicen: “Entiendo muchas verdades y poseo la realidad de la verdad. Está bien sólo hacer las cosas de una manera con principios. Soy leal a Dios, y sé cómo acercarme a Él. ¿No es suficiente con que practique la verdad cuando me sucedan las cosas? No hay necesidad de orar a Dios ni de acudir a Él”. Practicar la verdad es correcto, pero hay muchas veces y muchas situaciones en las que las personas no saben qué es la verdad ni qué principios de la verdad se abordan. Todas aquellas con experiencia práctica saben esto. Por ejemplo, cuando te encuentres con algún problema, tal vez no sepas que verdad se aborda con este tema, o de qué manera hay que practicar o aplicar la verdad relevante a él. ¿Qué debes hacer en momentos como estos? No importa cuánta experiencia práctica tengas, no puedes entender los principios de la verdad en todas las situaciones. No importa cuánto tiempo hayas creído en Dios, cuántas cosas hayas experimentado, y cuánta poda, trato, o disciplina hayas experimentado, aunque entiendas la verdad, ¿te atreves a decir que eres la verdad? ¿Te atreves a decir que eres el origen de la verdad? Algunas personas dicen: “Me sé de memoria todas esas declaraciones y pasajes bien conocidos en el libro ‘La Palabra manifestada en carne’. No necesito depender de Dios ni mirarle. Cuando llegue el momento, estaré bien dependiendo solo de esas palabras de Dios”. Las palabras que has memorizado son estáticas; sin embargo, los ambientes que encuentras y tus estados son dinámicos. Puedes soltar de carrerilla palabras de doctrina, pero no puedes hacer nada con ellas cuando te ocurre algo, lo que demuestra que no entiendes la verdad. No importa lo bueno que seas recitando palabras de doctrina, eso no significa que entiendas la verdad, y mucho menos que seas capaz de practicarla. Así pues, aquí hay una lección muy importante para aprender. ¿Y cuál es la lección? Es que las personas necesitan mirar a Dios en todas las cosas y que, al hacerlo, pueden lograr una dependencia de Dios. Solamente dependiendo de Dios las personas tendrán una senda que seguir y la obra del Espíritu Santo. De otra manera, puedes hacer algo correctamente sin violar la verdad, pero si no dependes de Dios, entonces tus actos no son más que las buenas acciones del hombre y no pueden satisfacer a Dios. Debido a que las personas tienen una manera tan superficial de entender la verdad es probable que sigan reglas y obstinadamente se aferren a palabras de doctrina usando esa misma verdad al enfrentar varias situaciones. Es posible que completen muchos asuntos que estén en conformidad con los principios de la verdad en general, pero la guía de Dios no se puede ver en esto y tampoco la obra del Espíritu Santo. Aquí hay un serio problema, que es que las personas hacen muchas cosas en dependencia de su experiencia y las reglas que han entendido y en ciertas imaginaciones humanas. Es difícil conseguir una verdadera oración a Dios y acudir de verdad a Él y ampararse en Él en todo lo que hacen. Incluso si uno entiende la voluntad de Dios, es difícil lograr el efecto de actuar como si fuera guiado por Dios, y de acuerdo con los principios de la verdad. Por esta razón digo que la mayor sabiduría es mirar a Dios y confiar en Él para todo.

¿Cómo puede practicar la gente el acudir a Dios y confiar en Él en todas las cosas? Algunas personas dicen: “Soy joven, mi estatura es pequeña y llevo poco tiempo creyendo en Dios. No sé cómo practicar el acudir a Dios y el confiar en Él cuando algo sucede”. ¿Supone esto un problema? Existen muchas dificultades para creer en Dios, y hay que pasar por muchas tribulaciones, pruebas y pesares. Todas estas cosas requieren acudir a Dios y confiar en Él para superar los tiempos difíciles. Si no puedes practicar el acudir a Dios y confiar en Él, no podrás superar las dificultades ni podrás seguir a Dios. Acudir a Dios y confiar en Él no es una doctrina vacía, ni un mantra para creer en Dios. Es más bien una verdad clave, una verdad que debes poseer para creer y seguir a Dios. Algunas personas dicen: “Acudir a Dios y confiar en Él solo procede cuando ocurre un acontecimiento importante. Por ejemplo, solo es necesario acudir a Dios y confiar en Él cuando te enfrentas a tribulaciones, pruebas, detenciones y persecuciones, o cuando te encuentras con dificultades en tus deberes, o cuando eres podado y tratado. No hay necesidad de acudir a Dios y confiar en Él para los asuntos triviales de la vida personal, porque a Dios no le importan”. ¿Es correcta esta afirmación? Desde luego que no. Aquí existe una desviación. Es necesario acudir a Dios en los asuntos importantes, pero ¿puedes gestionar las cosas triviales y los pequeños asuntos de la vida sin principios? En asuntos como vestirse y comer, ¿se puede actuar sin principios? Por supuesto que no. ¿Y en las relaciones con las personas y los asuntos? Desde luego que no. Incluso en la vida cotidiana y en los asuntos triviales, al menos debes tener principios para poder vivir una semejanza humana. Los problemas que implican principios son problemas que implican la verdad. ¿Puede la gente resolverlos por sí misma? Por supuesto que no. Por lo tanto, hay que acudir a Dios y confiar en Él. Solo se pueden resolver estos problemas triviales si obtienes el esclarecimiento de Dios y comprendes la verdad. Si no se acude a Dios y se confía en Él, ¿creéis que estos problemas relacionados con los principios se pueden resolver? Desde luego, no es fácil. Se puede decir que, en todas las cosas que la gente no puede ver con claridad y que requieren que se busque la verdad, deben acudir a Dios y confiar en Él. No importa lo grande o pequeño que sea, cualquier problema que deba resolverse con la verdad requiere acudir a Dios y confiar en Él. Esto es una necesidad. Aunque la gente entienda la verdad y pueda resolver los problemas por sí misma, esta comprensión y soluciones son limitadas y superficiales. Si la gente no acude a Dios y confía en Él, su entrada nunca podrá ser muy profunda. Por ejemplo, si hoy estás enfermo y eso afecta el desempeño de tu deber, necesitas orar sobre este asunto y decir: “Dios, hoy no me siento bien, no puedo comer y eso está afectando el desempeño de mi deber. Tengo que autoexaminarme. ¿Cuál es la verdadera razón por la que estoy enfermo? ¿Me está disciplinando Dios por no ser fiel a mi deber? Dios, te pido que me esclarezcas y me guíes”. Debes lanzar ese clamor. Eso es acudir a Dios. Sin embargo, cuando acudes a Dios, no puedes simplemente seguir las formalidades y acatar las reglas. Si no buscas la verdad para resolver los problemas, retrasarás las cosas. Después de orar y acudir a Dios, debes seguir viviendo tu vida como corresponde, sin demorar el deber que te corresponde cumplir. Si estás enfermo, debes ir al médico, y eso es lo apropiado. Al mismo tiempo, debes orar, reflexionar sobre ti mismo y buscar la verdad para resolver el problema. Solo esa práctica es completamente apropiada. Respecto a ciertas cosas, si la gente sabe cómo hacerlas correctamente, entonces ha de hacerlas. Así es como la gente debe cooperar. Sin embargo, si el efecto y la meta deseados pueden ser alcanzados completamente en estos asuntos, eso depende de acudir a Dios y confiar en Él. Respecto a los problemas que las personas no pueden ver claramente y no pueden manejar bien por su cuenta, deben acudir a Dios y buscar la verdad para resolverlos. Las personas con una humanidad normal deben poseer la capacidad de hacer esto. Hay muchas lecciones que aprender al acudir a Dios. En el proceso de acudir a Él, puedes recibir el esclarecimiento del Espíritu Santo, y tendrás un camino, o si la palabra de Dios viene a ti, sabrás cómo cooperar, o tal vez Dios dispondrá algunas situaciones para que aprendas lecciones en las que residen buenas intenciones de Dios. En el proceso de acudir a Dios, verás la guía y el liderazgo de Dios, que te ayudarán a aprender muchas lecciones y a obtener una mejor comprensión de Él. Este es el efecto que se consigue al acudir a Dios. Por lo tanto, acudir a Dios es una lección que los que siguen a Dios deben aprender a menudo, y es algo que nunca terminarán de experimentar en toda su vida. Hay muchas personas que tienen muy poca experiencia y no pueden ver las acciones de Dios, por lo que piensan: “Hay muchas cosas pequeñas que puedo hacer yo mismo y en las que no necesito acudir a Dios”. Esto es un error. Algunas cosas pequeñas conducen a otras grandes, y la voluntad de Dios se esconde en algunas cosas pequeñas. Muchas personas ignoran las cosas pequeñas, y en consecuencia, se encuentran con grandes contratiempos debido a asuntos pequeños. Aquellos que verdaderamente temen a Dios, tanto en los asuntos grandes como en los pequeños, acudirán a Dios, le orarán, le confiarán todo a Él, y luego verán cómo Él los conduce y guía. Una vez que tengas esa experiencia, serás capaz de acudir a Dios en todas las cosas, y cuanto más experimentes esto, más sentirás que acudir a Dios en todo es muy práctico. Cuando acudes a Dios en un asunto, es posible que Dios no te otorgue un sentimiento, un significado claro, o mucho menos, instrucciones claras, pero Él te hará entender una idea con relevancia precisa en el asunto, y se trata de Dios guiándote con un método diferente y dándote un camino. Si puedes sentir y entender esto, te beneficiarás. Puede que no entiendas nada en el momento, pero debes seguir orando y acudiendo a Dios. No hay nada malo en ello, y tarde o temprano serás esclarecido. Practicar este camino no significa atenerse a las reglas. Por el contrario, significa satisfacer las necesidades del espíritu, y es la forma en que la gente debe practicar. Puede que no recibas el esclarecimiento y guía cada vez que ores y acudas a Dios, pero las personas deben practicar de esta manera, y si quieren entender la verdad, necesitan practicar así. Este es el estado normal de la vida y el espíritu, y solo de esta manera las personas pueden mantener una relación normal con Dios, de modo que su corazón esté cerca de Él. Por tanto, se puede decir que acudir a Dios es la interacción normal con Dios en el corazón de las personas. Independientemente de que puedas recibir el esclarecimiento y la guía de Dios, debes orar a Dios y acudir a Él en todas las cosas. Esta es también la manera inevitable de vivir ante Dios. Cuando las personas creen en Dios y lo siguen, deben tener el estado mental de acudir siempre a Dios. Este es el estado mental que deben poseer las personas con una humanidad normal. Algunas veces, mirar a Dios no significa pedirle que haga algo utilizando palabras específicas o solicitarle una guía o protección específica. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa “Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo…”, cuando surge este pensamiento en ella ¿acaso Dios no lo sabe? Al surgir en las personas este pensamiento, ¿son sinceros sus corazones? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Es esa persona sincera? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es sólo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, te esclarecerá, te guiará y te ayudará. ¿Cuándo es el corazón del hombre más sincero? Es de lo más sincero cuando el hombre mira a Dios y no hay salida. Lo más importante que hay que poseer al mirar a Dios es un corazón sincero. Has de estar en un estado de verdadera necesidad de Dios. Es decir, el corazón de las personas debe ser al menos sincero, no superficial; no debe mover solo la boca y no el corazón. Si sales del paso a la hora de hablar con Dios, pero tu corazón no se conmueve, y lo que quieres decir es: “Ya he hecho mis propios planes, y Dios, simplemente te lo estoy notificando. Voy a seguir adelante con ellos sin importar que estés o no de acuerdo. Solo estoy actuando por inercia,” entonces eso significa que hay problemas. Estás engañando y jugando con Dios, lo cual es también una expresión de irreverencia hacia Él. ¿Cómo te tratará Dios después de esto? Dios te ignorará y te hará a un lado, y serás completamente humillado. Si no buscas activamente a Dios y no te esfuerzas en la verdad, serás expulsado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La fe en Dios debe empezar por comprender las tendencias malvadas del mundo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 377

La verdad es la vida de Dios mismo. Representa Su carácter, Su esencia y todo lo que Él tiene y es. Si dices que, por tener algo de experiencia y conocimiento, con ello tienes la verdad, entonces ¿has logrado la santidad? ¿Por qué sigues mostrando corrupción? ¿Por qué no puedes discernir entre los diferentes tipos de personas? ¿Por qué no puedes dar testimonio de Dios? Aunque entiendas algunas verdades, ¿puedes representar a Dios? ¿Puedes vivir el carácter de Dios? Puede que tengas algo de experiencia y conocimiento en cuanto a cierto aspecto de la verdad, y tal vez seas capaz de arrojar un poco de luz en tu discurso, pero lo que puedes proporcionar a la gente es extremadamente limitado y no puede durar mucho. Esto se debe a que tu conocimiento y la luz que has obtenido no representan la esencia de la verdad, y no representan la totalidad de ella. Solo representa un lado o un pequeño aspecto de la verdad, es apenas un nivel que el ser humano puede alcanzar, y aún está lejos de la esencia de la verdad. Este poco de luz, de esclarecimiento, de experiencia y de conocimiento, nunca podrá ocupar el lugar de la verdad. Incluso si todas las personas han experimentado una verdad de cierta manera productiva, y se juntaran todas sus experiencias y conocimientos, no se alcanzaría la totalidad y la esencia de una simple línea de esta verdad. Como se ha dicho antes: “Resumo esto con una máxima para el mundo humano: entre los hombres, no hay ninguno que me ame”. Esta frase es la verdad, la auténtica esencia de la vida, algo sumamente profundo, y una expresión de Dios mismo. Después de tres años de experiencia, puedes tener un poco de comprensión superficial, y después de siete u ocho puedes tener un poco más de comprensión, pero esta comprensión nunca puede sustituir a esta línea de verdad. Después de dos años, otra persona puede tener un poco de comprensión, o un poco más después de diez años, o una comprensión aún mayor después de una vida, pero la comprensión combinada de ambos no puede sustituir a esta línea de verdad. No importa cuánta comprensión, luz, experiencia o conocimiento podáis tener los dos juntos, nunca llegará a sustituir esta línea de la verdad. Es decir, la vida humana es siempre una vida humana, y por mucho que tus conocimientos se ajusten a la verdad, a la voluntad de Dios o a Sus exigencias, nunca podrán sustituir a la verdad. Afirmar que las personas tienen la verdad significa que comprenden genuinamente la verdad, viven algunas de las realidades de la palabra de Dios, tienen algún conocimiento real de Dios, y pueden exaltar y dar testimonio de Él. Sin embargo, no se puede decir que la gente ya posea la verdad, porque esta es demasiado profunda. Una sola línea de la palabra de Dios puede llevarle a la gente toda una vida de experiencia, e incluso después de varias vidas de experiencia, o miles de años, una sola línea de la palabra de Dios no puede ser experimentada por completo. Está claro que el proceso de entender la verdad y conocer a Dios es realmente interminable, y que hay un límite a la cantidad de verdad que la gente puede entender en una vida de experiencia. Algunas personas dicen que poseen la verdad en cuanto comprenden el significado textual de la palabra de Dios. ¿No es un sinsentido? Tanto en términos de luz como de conocimiento, existe una cuestión de profundidad. Las realidades de la verdad en las que una persona puede entrar a lo largo de su vida de fe son limitadas. Por tanto, el hecho de poseer algo de conocimiento y luz no implica que poseas las realidades de la verdad. Lo principal que debes mirar es si esta luz y conocimiento tocan la esencia de la verdad. Esto es lo más importante. Algunas personas sienten que poseen la verdad cuando pueden verter algo de luz u ofrecer un poco de comprensión superficial. Esto les hace felices, por lo que se vuelven presumidos y engreídos. De hecho, aún están lejos de entrar en la realidad de la verdad. ¿Qué verdad puede poseer la gente? ¿Pueden caer quienes tienen la verdad en cualquier momento y lugar? Cuando las personas tienen la verdad, ¿cómo pueden seguir desafiando a Dios y traicionarlo? Si declaras que tienes la verdad, eso demuestra que dentro de ti está la vida de Cristo, ¡eso es terrible! ¿Te has convertido en el Señor, te has convertido en Cristo? Esta declaración es absurda, y son las personas las que enteramente la deducen; pertenece a las nociones e imaginaciones humanas, y no es una posición sostenible ante Dios.

Cuando la gente entiende la verdad y vive con ella como su vida, ¿qué significa aquí la vida? Se refiere a que la verdad reina soberana en sus corazones, que pueden vivir según las palabras de Dios, significa que tienen un conocimiento real de las palabras de Dios y auténtico entendimiento de la verdad. Cuando la gente tiene esta nueva vida en su interior, se logra por completo practicando y experimentando las palabras de Dios. Se construye sobre la base de la verdad de las palabras de Dios, y se alcanza al vivir en el ámbito de la verdad. Lo único que contiene la vida de las personas es su conocimiento y experiencia de la verdad, y con eso como base, no sobrepasa ese ámbito; esta es la vida a la que se alude cuando se habla de recibir la vida de verdad. Ser capaz de vivir según la verdad de las palabras de Dios, no quiere decir que la vida de la verdad esté dentro de las personas, ni tampoco que posean la verdad como vida, que la gente se convierta en la verdad y su vida interior se vuelva la vida de verdad; menos aún que ellos sean la vida de verdad. A fin de cuentas, su vida sigue siendo la de un ser humano. Si puedes vivir según las palabras de Dios, y tener conocimiento de la verdad, y si ese entendimiento se arraiga en ti, se convierte en tu vida y la verdad que has obtenido por medio de la experiencia se convierte en la base de tu existencia, y si vives según las palabras de Dios, nadie puede cambiarlo, y Satanás no puede engañarte o corromperte, entonces habrás obtenido la vida de la verdad. Es decir, tu vida contiene meramente la verdad, lo cual se refiere a tu comprensión, experiencia y perspectiva de la verdad, y hagas lo que hagas, vivirás según tales cosas y no sobrepasarás ese ámbito. Eso es lo que significa poseer la realidad de la verdad, y tales personas son las que Dios quiere ganar en última instancia con Su obra. Sin embargo, por muy bien que comprenda la gente la verdad, su esencia sigue siendo la de la humanidad, en absoluto comparable a la esencia de Dios. Como su experiencia de la verdad es continua, y como es imposible que vivan la verdad completamente y solo pueden vivir la limitadísima parte de la verdad que los seres humanos pueden alcanzar. ¿Cómo podrían, entonces, convertirse en Dios? […] Si tienes un poco de experiencia con las palabras de Dios, y vives según tu experiencia y conocimiento genuinos de la verdad, entonces las palabras de Dios se convertirán poco a poco en tu vida. Sin embargo, sigues sin poder decir que la verdad es tu vida o, que lo que estás expresando es la verdad; si esa es tu opinión, entonces estás equivocado. Si solo tienes alguna experiencia con un aspecto concreto de la verdad, ¿puede esto en sí mismo representar que tienes la verdad? ¿Puede esto considerarse como obtener la verdad? ¿Puedes explicar la verdad a fondo? ¿Puedes descubrir el carácter de Dios y lo que Dios tiene y es a partir de la verdad? Si no se logran estos efectos, esto demuestra que haber solo experimentado cierto aspecto de la verdad no se puede considerar como entender realmente la verdad o conocer a Dios, y mucho menos se puede decir que se ha obtenido la verdad. Todo el mundo experimenta con un solo aspecto y ámbito de la verdad. Al experimentarla en tu limitado ámbito, no puedes tocar toda la infinidad de aspectos de la verdad. ¿Puede vivir la gente el significado original de la verdad? ¿A cuánto equivale tu poca experiencia? Un único grano de arena en una playa, una sola gota de agua en el océano. Por tanto, sin importar cuán valiosos puedan ser el entendimiento y esos sentimientos que has obtenido de tus experiencias, siguen sin poder considerarse como la verdad. Tan solo puede decirse que están en consonancia con la verdad. La verdad viene de Dios, y el significado interior y las realidades de la verdad abarcan una gama muy amplia que nadie puede desentrañar ni refutar. Mientras tengas una comprensión real de la verdad y de Dios, entenderás algunas verdades, nadie podrá refutar estos entendimientos reales, y los testimonios que contienen las realidades de la verdad son siempre defendibles. Dios alaba a los que poseen las realidades de la verdad. Mientras busques la verdad, y puedas confiar en Dios para experimentar Sus palabras y puedas aceptar la verdad como tu vida sin importar el ambiente en el que te encuentres, entonces tendrás una senda, serás capaz de sobrevivir, y obtendrás la aprobación de Dios. Aunque lo poco que la gente obtiene se ajusta a la verdad, no se puede decir que eso sea la verdad, y mucho menos que hayan obtenido la verdad. El poco de luz que las personas han obtenido solo es adecuado para ellas mismas o para otros dentro de un determinado ámbito, pero no lo serían en uno diferente. Por muy profunda que sea la experiencia de una persona, sigue siendo muy limitada, y nunca alcanzará la profundidad del ámbito de la verdad. La luz de una persona y su entendimiento, nunca pueden compararse con la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Palabras diarias de Dios  Fragmento 378

Si deseas practicar y comprender la verdad, entonces, primero debes buscarla cuando te suceden cosas en tu vida cotidiana. Es decir, debes ver las cosas basándote en las palabras de Dios y en la verdad; cuando la esencia del problema esté clara para ti, entonces sabrás cómo practicar de acuerdo con los principios de la verdad. Y si ves siempre las cosas según las palabras de Dios, podrás ver la mano de Dios —los hechos de Dios— en todo lo que sucede a tu alrededor. No importa lo que ocurra a tu alrededor, algunas personas piensan que no tiene nada que ver con su fe en Dios o con la verdad; simplemente siguen sus propias inclinaciones, reaccionando según las filosofías de Satanás. ¿Pueden aprender así alguna lección? Desde luego que no. Por esta razón, muchas personas llevan creyendo en Dios diez o veinte años y siguen sin comprender la verdad ni entrar en la vida. Son incapaces de incorporar a Dios en su vida cotidiana, o de abordar todo lo que ocurre a su alrededor según las palabras de Dios y, por eso, cada vez que les ocurre algo, no pueden verlo por lo que es en realidad ni son capaces de gestionarlo según los principios de la verdad. Y así, tales personas no entran en la vida. Algunas personas solo ocupan su mente cuando están leyendo las palabras de Dios en la congregación; en esos momentos, son capaces de hablar sobre un pequeño conocimiento, pero no pueden implementar las palabras de Dios con nada que les suceda en la vida real ni saben cómo practicar la verdad, y por eso piensan que todo lo que ocurre en su vida diaria no tiene ninguna conexión con la verdad, ninguna relación con las palabras de Dios. En su fe en Dios, es como si trataran Sus palabras y la verdad como un área de conocimiento, como algo completamente divorciado de su vida cotidiana y totalmente separado de su visión de las cosas, de sus objetivos y búsquedas de vida. ¿Qué pasa con esa forma de creer en Dios? ¿Serán capaces de entender la verdad y entrar en la realidad? Cuando creen en Dios de esta manera, ¿son seguidores de Dios? No se trata de alguien que crea de verdad en Dios, y mucho menos es un seguidor Suyo. Todos los problemas de su vida cotidiana —incluyendo todos los que tienen que ver con la familia, el matrimonio, el trabajo o sus perspectivas— los ven como si no tuvieran conexión con la verdad, y por eso tratan de resolverlos con métodos humanos. Experimentando así, nunca obtendrán la verdad, nunca podrán comprender qué es lo que Dios quiere conseguir para las personas, y el efecto que desea lograr en ellas. Dios expresa la verdad para salvar a las personas, para purificar y transformar su carácter corrupto, pero estas no son conscientes de que solo si aceptan y buscan la verdad podrán resolver su propios carácter corrupto; no son conscientes de que solo cuando experimentan y practican las palabras de Dios en su vida cotidiana pueden obtener la verdad. ¿Acaso no son tales personas tontas e ignorantes? ¿No son las más insensatas y ridículas? Algunas personas nunca han buscado la verdad en su fe en Dios. Piensan que la fe en Dios significa ir a la congregación, orar, cantar himnos, leer las palabras de Dios; hacen hincapié en las ceremonias religiosas, y jamás practican ni experimentan las palabras de Dios. Así es como la gente de la religión cree en Dios. Y cuando la gente trata algo tan importante como la fe en Dios como una convicción religiosa, ¿acaso no son incrédulos? Buscar la verdad requiere experimentar muchos procesos. Tiene un lado simple y, asimismo, un lado complejo. Sencillamente, debemos buscar la verdad y practicar y experimentar las palabras de Dios en todo lo que sucede a nuestro alrededor. Una vez que comiences a hacerlo, te resultará cada vez más evidente cuánta verdad necesitas recibir y buscar en tu fe en Dios y que la verdad es muy real y es vida. Dios salva a la humanidad para que esta pueda obtener la verdad como vida. Toda la humanidad creada debe aceptar la verdad como vida, no solo aquellos que cumplen con sus deberes, que son líderes y obreros y que sirven a Dios. Las palabras de Dios van dirigidas a toda la humanidad, y Él le habla a toda esta. Por tanto, todos los seres creados y toda la humanidad deben aceptar las palabras de Dios y la verdad, buscar la verdad en todas las cosas, y luego practicar según los principios de la verdad para que puedan llegar a ser capaces de practicar y obedecer la verdad. Si solo los líderes y los obreros tuvieran la obligación de practicar la verdad, esto sería completamente contrario a la voluntad de Dios, porque la verdad expresada por Dios es para toda la humanidad, y está expresada con el propósito de salvarla, no solo para salvar a unas pocas personas. Si así fuera, las palabras expresadas por Dios tendrían poco sentido. ¿Ya tenéis una senda de búsqueda de la verdad? ¿Qué es lo primero que hay que practicar al buscar la verdad? Ante todo, debéis dedicar más tiempo a comer y beber de las palabras de Dios y a escuchar sermones y enseñanzas. Cuando afrontéis un problema, orad y buscad más. Cuando os hayáis dotado de más verdades, cuando crezcáis rápidamente y tengáis estatura, podréis cumplir un deber, acometer algo de trabajo y, con ello, superar algunas pruebas y tentaciones. En ese momento notaréis que realmente habéis comprendido y recibido algunas verdades, y percibiréis que las palabras de Dios son toda la verdad, que son las verdades más necesarias para la salvación de la humanidad corrupta, y que son la verdad de la vida otorgada por el único Creador.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La importancia de buscar la verdad y la senda de su búsqueda

Palabras diarias de Dios  Fragmento 379

Si las personas desean ser salvadas cuando creen en Dios, lo fundamental es si tienen o no un corazón que teme a Dios, si Él ocupa o no un lugar en su corazón, si son capaces o no de vivir ante Dios y mantener una relación normal con Él. Lo esencial es si las personas son capaces o no de practicar la verdad, y alcanzar la obediencia a Dios. Tales son la senda y las condiciones para ser salvados. Si tu corazón no es capaz de vivir ante Dios, si no oras a menudo a Dios y no tienes comunicación con Él y pierdes la relación normal con Dios, nunca serás salvado, pues has bloqueado la senda de la salvación. Si no tienes ninguna relación con Dios, has llegado al final. Si Dios no está en tu corazón, entonces es inútil afirmar que tienes fe, y solo crees nominalmente en Dios, y no importa cuántas palabras de doctrina seas capaz de repetir como un loro, cuánto hayas sufrido por tu fe en Dios, o los dones que poseas; si Dios está ausente de tu corazón y no temes a Dios, no importa cómo creas en Él, Dios dirá: “Apártate de mí, malhechor”. Serás clasificado como un malhechor. Estarás desvinculado de Dios, Él no será tu Señor ni tu Dios. Aunque reconozcas que Dios gobierna sobre todo, y que es el Creador, no adoras a Dios, y no te sometes a Su soberanía. Sigues al diablo, Satanás, solo el diablo, Satanás, es tu señor. Si, en todas las cosas, confías en ti mismo, y sigues tu propia voluntad, si confías en que tu destino está en tus manos, entonces en lo que crees es en ti mismo, y aunque pretendas creer y reconocer a Dios, Él no te reconoce, no tienes relación con Él, y por eso estás destinado a ser finalmente detestado y rechazado por Dios, castigado y expulsado por Él; Dios no salva a gente como tú. Las personas que verdaderamente creen en Dios son aquellas que aceptan a Dios como el Salvador, que aceptan que Él es la verdad, el camino y la vida, son capaces de esforzarse sinceramente por Dios y cumplir con el deber de una criatura de Dios, experimentan Su obra, practican Sus palabras y la verdad, caminan por la senda de la búsqueda de la verdad, son personas que obedecen la soberanía y los arreglos de Dios, y que siguen Su voluntad. Solo cuando las personas tienen esta fe en Dios pueden salvarse; si no, serán condenadas. ¿Es aceptable que la gente tenga ilusiones cuando cree en Dios? En su fe en Dios, ¿puede la gente obtener la verdad cuando se aferra siempre a sus propias nociones y a sus imaginaciones vagas y abstractas? En absoluto. Cuando la gente cree en Dios, debe aceptar la verdad, debe creer en Dios como Él lo pide, debe obedecer las orquestaciones y arreglos de Dios; solo entonces puede alcanzar la salvación. No hay otro camino aparte de ese; hagas lo que hagas, no debes incurrir en ninguna ilusión. El hecho de comunicar sobre este tema es muy importante para la gente, ¿verdad? Es una llamada de atención para vosotros.

Ahora que habéis oído estos mensajes, ya deberíais entender la verdad y tener claro lo que conlleva la salvación. Lo que le gusta a la gente, por lo que se esfuerza, lo que le apasiona, nada de esto es importante. Lo más importante es aceptar la verdad. En el análisis final, ser capaz de obtener la verdad es lo más importante, y lo que puede permitirte alcanzar el temor de Dios y evitar el mal es la senda correcta. Si has creído en Dios durante varios años y siempre te has centrado en la búsqueda de cosas que no tienen relación con la verdad, entonces tu fe no tiene nada que ver con ella, y nada que ver con Dios. Puedes decir que crees y reconoces a Dios, pero Él no es tu Señor, no es tu Dios, no aceptas que Él controle tu destino, no te sometes a todo lo que Dios dispone para ti, no reconoces el hecho de que Él es la verdad, en cuyo caso tus esperanzas de salvación se han desvanecido; si no puedes caminar por la senda de la búsqueda de la verdad, caminas por la senda de la destrucción. Si todo lo que buscas, en lo que te concentras, por lo que oras y lo que pides, se basa en las palabras de Dios y en lo que Dios pide, y si tienes cada vez más la sensación de que obedeces y adoras al Creador, y sientes que Dios es tu Señor, tu Dios, si estás cada vez más contento de obedecer todo lo que Dios orquesta y dispone para ti, y si tu relación con Él es cada vez más estrecha, y cada vez más normal, y si tu amor a Dios es cada vez más puro y verdadero, entonces tus quejas y malentendidos sobre Dios, y tus deseos extravagantes hacia Él serán cada vez menos, y habrás alcanzado por completo el temor a Dios y el evitar el mal, lo que significa que ya habrás puesto el pie en la senda de la salvación. Aunque caminar por la senda de la salvación viene acompañado de la disciplina, la poda, el trato, el juicio y el castigo de Dios, y estos te hacen sufrir mucho dolor, este es el amor de Dios que te llega. Si, cuando crees en Dios, solo buscas ser bendecido, y solo buscas el estatus y el prestigio, y nunca eres disciplinado, podado y tratado, o juzgado y castigado, entonces, aunque tengas una vida fácil, tu corazón se alejará cada vez más de Dios, perderás la relación normal con Él, y tampoco estarás dispuesto a aceptar el escrutinio de Dios; querrás ser tu propio jefe, lo que demuestra que la senda que recorres no es la correcta. Si has experimentado la obra de Dios por un tiempo y tienes un sentido creciente de cómo la humanidad está tan profundamente corrompida, y es tan propensa a oponerse a Dios, y si sientes ansiedad por si llega un día en que hagas algo que se oponga a Dios, y tienes miedo de que probablemente lo ofendas y seas abandonado por Él, y por lo tanto sientes que nada es más espantoso que oponerse a Dios, entonces tendrás un corazón temeroso de Dios. Sentirás que, cuando la gente cree en Dios, no debe alejarse de Él; si se aleja de Dios, si se aleja de la disciplina de Dios y de Su juicio y castigo, entonces esto equivale a perder la protección y el cuidado de Dios, a perder Sus bendiciones, y todo habrá terminado para la gente; solo podrán volverse cada vez más depravados, serán como la gente de la religión, y seguirán siendo propensos a oponerse a Dios mientras crean en Él, y así se habrán convertido en anticristos. Si puedes darte cuenta de esto, entonces orarás a Dios: “¡Oh, Dios! Por favor, júzgame y castígame. En todo lo que hago, te ruego que me vigiles. Si hago algo que viola la verdad y Tu voluntad, júzgame y castígame severamente, no puedo estar sin Tu juicio y castigo”. Esta es la senda correcta por la que deben caminar las personas en su fe en Dios. Así que mide según este estándar: ¿Os atrevéis a decir que habéis puesto un pie en la senda de la salvación? No os atrevéis porque todavía no os habéis convertido en uno de aquellos que buscan la verdad, en muchas cosas, no buscáis la verdad y no sois capaces de aceptar y someteros a ser tratados y podados, lo que demuestra que estáis muy lejos de caminar por la senda de la salvación. ¿Es fácil poner un pie en la senda de la salvación si no eres alguien que busca la verdad? En realidad, no lo es. Si las personas no han experimentado el juicio y el castigo de Dios, si no han experimentado la disciplina, el castigo, el trato y la poda de Dios, entonces no es fácil que se conviertan en alguien que busca la verdad, y por consiguiente, es muy difícil que pongan un pie en la senda de la salvación. Si, después de escuchar este mensaje, sabes que es la verdad, pero aún no has puesto un pie en la senda de buscar la verdad y alcanzar la salvación, y no consideras esto como algo grave, pues te parece que, tarde o temprano, llegará el día en que lo hagas —no hay apuro—, entonces ¿qué clase de perspectiva es esta? Cuando tienes tal punto de vista, estás en problemas, y te será difícil poner un pie en la senda de la salvación. Así que, ¿cómo deberías decidirte a poner un pie en esta senda? Debes decir: “¡Ah! En este momento todavía no he puesto un pie en la senda de la salvación; esto es bastante peligroso. Dios dice que las personas deben vivir ante Él en todo momento, y que deben orar más, y que sus corazones deben estar en paz y no ser impulsivos; así que debería empezar a poner todo esto en práctica ahora mismo”. Practicar de esta manera es entrar en el camino correcto de la fe en Dios; así de sencillo. ¿Qué clase de personas son las que escuchan las palabras de Dios y luego van y las ponen en práctica? ¿Son personas buenas? Lo son, son personas que aman la verdad. ¿Qué clase de personas son si, después de escuchar las palabras de Dios, permanecen insensibles, indiferentes, inflexibles, si tratan las palabras de Dios con ligereza y hacen oídos sordos y miran para otro lado? ¿Acaso no están confusos? La gente siempre pregunta si hay algún atajo para salvarse cuando se cree en Dios. Yo os digo que no y luego os hablo de esta sencilla senda, pero después de oírla no la ponéis en práctica, lo cual es una muestra de que no reconocéis una cosa buena cuando la oís. ¿Pueden salvarse tales personas? Si bien queda alguna esperanza para ellos, no es mucha; la salvación será muy difícil. Puede haber un día en que se despierten del sueño, en que piensen en las cosas bien y se digan a sí mismos: “Ya no soy joven, y no he atendido a mis tareas correspondientes mientras creía en Dios durante todos estos años. Dios pide que la gente viva ante Él en todo momento, y yo no he vivido ante Él. Debo darme prisa y orar”. No es demasiado tarde si entran en razón en su corazón y comienzan a atender sus correspondientes deberes. Pero no lo dejéis para demasiado tarde; si esperáis hasta tener setenta u ochenta años, y vuestro cuerpo os esté fallando y ya no os quede energía, ¿acaso no será demasiado tarde para buscar la verdad? Si invertís los mejores años de vuestra vida en cosas sin sentido, y acabáis posponiendo o perdiendo la búsqueda de la verdad, que es lo más importante de todo, ¿acaso no es eso extremadamente estúpido? ¿Hay algo más insensato? Muchas personas conocen bien el camino verdadero y, sin embargo, esperan hasta el futuro para aceptarlo y buscarlo: son todos unos necios. No saben que buscar la verdad requiere décadas de esfuerzo antes de poder obtener la vida. Será demasiado tarde para arrepentirse si desperdician el mejor momento para ser salvados.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación

Palabras diarias de Dios  Fragmento 380

Ser líder de la iglesia no es solo aprender a usar la verdad para resolver los problemas, sino también descubrir y cultivar a la gente de talento, a quienes de ninguna manera debes envidiar ni reprimir. Practicar de esta manera es beneficioso para la obra de la iglesia. Si puedes formar a algunos que busquen la verdad para que cooperen bien contigo en toda la labor que realizas y, al final, todos vosotros tenéis testimonios basados en la experiencia, serás un líder cualificado. Si llegáis a ser capaces de actuar en todas las cosas según los principios, entonces estaréis viviendo a la altura de vuestra lealtad. Algunos siempre tienen miedo de que otros sean mejores y más elevados que ellos, que otros obtengan reconocimiento mientras ellos son ignorados. Esto lleva a que ataquen y excluyan a los demás. ¿Acaso no están celosas de las personas más capaces que ellas? ¿No es egoísta y despreciable este comportamiento? ¿Qué tipo de carácter es este? ¡Es malicioso! Pensar solo en los intereses propios, satisfacer solo los deseos propios, sin mostrar consideración por los demás o los intereses de la casa de Dios: las personas así tienen un carácter malo y Dios no las ama. Si realmente puedes ser considerado con la voluntad de Dios, entonces podrás tratar a otras personas de manera justa. Si recomiendas a una buena persona y dejas que reciba formación y cumpla un deber, con lo que la casa de Dios gana así a una persona talentosa, entonces ¿no será más sencillo tu trabajo? ¿No habrás estado entonces a la altura de tu lealtad en este deber? Se trata de una buena obra ante Dios, es el mínimo de conciencia y sentido que debe poseer un líder. Aquellas que son capaces de poner en práctica la verdad pueden aceptar el escrutinio de Dios cuando hacen las cosas. Cuando aceptas el escrutinio de Dios, tu corazón se corrige. Si solo haces las cosas para que otros las vean, y siempre quieres ganarte los elogios y la admiración de los demás, pero no aceptas el escrutinio de Dios, ¿sigue estando Dios en tu corazón? Estas personas no tienen reverencia hacia Dios. No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación o estatus. Primero debes tener en cuenta los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu principal prioridad. Debes ser considerado con la voluntad de Dios y empezar por contemplar si has sido impuro o no en el cumplimiento de tu deber, si has sido leal, has cumplido con tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has pensado de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Piensa en ellas con frecuencia y dilucídalas, y te será más fácil cumplir bien con el deber. Si tu calibre es bajo, si tu experiencia es superficial, o si no eres experto en tu ocupación profesional, puede haber algunos errores o deficiencias en tu obra y los resultados pueden no ser muy buenos, pero habrás hecho todo lo posible. En todo lo que haces, no satisfaces tus propios deseos egoístas ni preferencias. Por el contrario, prestas constante atención a la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios. Aunque puede que no logres buenos resultados al cumplir con tu deber, se habrá rectificado tu corazón; si además puedes buscar la verdad para resolver los problemas con tu deber, entonces este estará a la altura y podrás entrar en la realidad de la verdad. Eso es dar testimonio.

Algunas personas creen en Dios pero no buscan la verdad. Siempre viven por la carne, constantemente aferrándose a los placeres carnales y saciando sus propios deseos egoístas. Independientemente de cuántos años lleven creyendo en Dios, jamás entrarán en la realidad de la verdad. Esta es la marca de haber deshonrado a Dios. Dices: “No he hecho nada para oponerme a Dios, ¿cómo he deshonrado a Dios?”. Todas tus ideas y todos tus pensamientos son malignos. En las intenciones, objetivos y motivos que están detrás de tus acciones y en las consecuencias de lo que haces, en todas las formas posibles estás satisfaciendo a Satanás, siendo su hazmerreír y dejando que obtenga algo de ti. No has dado en absoluto el testimonio que deberías dar como cristiano. Eres alguien que pertenece a Satanás. Deshonras el nombre de Dios en todas las cosas y no posees un testimonio auténtico. ¿Recordará Dios las cosas que has hecho? Al final, ¿qué conclusión sacará Dios acerca de tus actos y del deber que llevaste a cabo? ¿Acaso no debe salir algo de eso, algún tipo de declaración? En la Biblia, el Señor Jesús dice: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:22-23). ¿Por qué dijo el Señor Jesús esto? ¿Por qué muchos de los que predicaban, expulsaban demonios y hacían tantos milagros en el nombre del Señor se convirtieron en malhechores? Porque no aceptaron la verdad expresada por el Señor Jesús, no cumplieron Sus mandamientos y no albergaban amor por la verdad en su corazón. Solo querían canjear su trabajo, sufrimiento y sacrificios por el Señor para obtener las bendiciones del reino de los cielos. Eso es negociar con Dios, y es usarlo y engañarlo, por lo que el Señor Jesús los aborrecía, los odiaba y los condenaba como malhechores. Hoy en día, la gente está aceptando el juicio y el castigo de las palabras de Dios, pero algunos todavía buscan reputación y estatus, siempre quieren destacar, siempre quieren ser líderes y obreros y ganar reputación y estatus. Aunque todos dicen que creen y siguen a Dios, y que renuncian y se esfuerzan por Dios, cumplen con sus deberes para ganar fama, intereses y estatus, y siempre tienen planes personales. No son obedientes ni leales a Dios, actúan arbitrariamente sin reflexionar en absoluto sobre sí mismos, y así se han convertido en malhechores. Dios odia a tales malhechores y no los salva. ¿Cuál es el estándar a través del cual las acciones de una persona son juzgadas como buenas o malvadas? Depende de si en sus pensamientos, expresiones y acciones poseen o no el testimonio de poner la verdad en práctica y de vivir la realidad de la verdad. Si no tienes esta realidad o no vives esto, entonces, sin duda, eres un hacedor de maldad. ¿Cómo considera Dios a los hacedores de maldad? Tus pensamientos y tus acciones externas no dan testimonio para Dios, no avergüenzan a Satanás ni lo derrotan; en cambio, ellos hacen que Dios se avergüence, en todo son la señal de provocar que Dios se avergüence. No estás testificando para Dios, no te estás entregando a Dios y no estás cumpliendo tu responsabilidad y obligaciones hacia Dios, sino que más bien estás actuando para ti mismo. ¿Qué significa “para ti mismo”? Significa exactamente para Satanás. Así que, al final Dios dirá: “Apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”. A los ojos de Dios tus acciones no han sido buenas, sino que tu comportamiento se ha vuelto malvado. No solo no obtendrá la aprobación de Dios, además será condenado. ¿Qué busca obtener alguien con una fe así en Dios? ¿Acaso no se quedaría esta fe en nada al final?

Para todos los que cumplen con su deber, ya sea profundo o superficial su entendimiento de la verdad, la manera más sencilla de entrar en la realidad de la verdad es pensar en los intereses de la casa de Dios en todo, y renunciar a los deseos egoístas, a las intenciones, motivos, orgullo y estatus individuales. Poned los intereses de la casa de Dios en primer lugar; esto es lo menos que debéis hacer. Si una persona que lleva a cabo su deber ni siquiera puede hacer esto, entonces ¿cómo puede decir que está llevando a cabo su deber? Esto no es llevar a cabo el propio deber. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios, tener en cuenta la voluntad de Dios, considerar la obra de la iglesia y poner estas cosas antes que nada; solo después de eso puedes pensar en la estabilidad de tu estatus o en cómo te ven los demás. ¿No sientes que se facilita un poco cuando lo divides en estos pasos y haces algunas concesiones? Si practicas de esta manera por un tiempo, llegarás a sentir que satisfacer a Dios no es difícil. Además, deberías ser capaz de cumplir con tus responsabilidades, llevar a cabo tus obligaciones y deberes, dejar de lado tus deseos egoístas y tus propias intenciones y motivos, tener consideración de la voluntad de Dios y poner primero los intereses de la casa de Dios, la obra de la iglesia y el deber que has de cumplir. Después de experimentar esto durante un tiempo, considerarás que esta es una buena forma de comportarte: es vivir sin rodeos y honestamente, sin ser una persona vil o un bueno para nada, y vivir justa y honorablemente en vez de ser despreciable y miserable. Considerarás que así es como una persona debe vivir y actuar. Poco a poco disminuirá el deseo dentro de tu corazón de gratificar tus propios intereses. Ahora, independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, vuestra entrada, entendimiento y experiencia respecto a las lecciones de buscar la verdad, practicarla y entrar en las realidades de la verdad carecen de profundidad, y no tienes auténtica experiencia ni entendimiento, así que no puedes dar un testimonio verdadero. Ahora he compartido con vosotros esta sencilla estrategia: comenzáis practicando de esta manera, y cuando llevéis un tiempo haciéndolo, vuestro estado interno se transformará sin que os deis cuenta. Pasará de la ambivalencia, en la que ni tienes mucho interés por creer en Dios ni estás aburrido de ello, a un estado en que te parecerá bueno creer en Dios y ser honesto y en el que te interesará ser honesto y creerás que vivir así tiene sentido y provee sustento. Tu espíritu estará arraigado, en paz y satisfecho. Dicho estado será tuyo como consecuencia de haber renunciado a tus motivaciones, intereses y deseos egoístas. Te lo habrás ganado. Este resultado es por una parte el producto de la cooperación humana y, por otra, la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no obra sin la cooperación de la gente.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción

Palabras diarias de Dios  Fragmento 381

¿Qué sabéis sobre los cambios en el carácter? Las esencias de los cambios en el carácter y en la conducta son diferentes, y los cambios en la práctica también lo son; todos ellos son distintos en esencia. En su creencia en Dios, la mayoría de las personas hacen especial hincapié en la conducta, como resultado de lo cual se producen ciertos cambios en esta. Después de haber empezado a creer en Dios, dejan de fumar y de beber, y ya no discuten con los demás, prefiriendo ejercer la paciencia cuando sufren una pérdida. Experimentan algunos cambios de comportamiento. Algunas personas sienten que, cuando creen en Dios, comprenden la verdad al leer la palabra de Dios, han experimentado la obra del Espíritu Santo y tienen un verdadero gozo en su corazón, lo que les vuelve particularmente fervorosos, y no hay nada que no puedan abandonar o sufrir. No obstante, después de haber creído durante ocho, diez o incluso veinte o treinta años, al no haberse producido cambio alguno en su carácter vital, al final retroceden a las antiguas costumbres, crece su arrogancia y su soberbia y empiezan a competir por el poder y los beneficios, codician el dinero de la iglesia, envidian a aquellos que se han aprovechado de la casa de Dios. Se vuelven parásitos y alimañas de la casa de Dios, y algunos incluso son expuestos y expulsados por ser falsos líderes y anticristos. ¿Y qué demuestran estos hechos? Los cambios que son meramente de comportamiento son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter de la vida de las personas, tarde o temprano muestran su verdadera cara. Esto se debe a que la fuente de los cambios en su conducta es el fervor, y acompañado de un poco de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, resulta extremadamente fácil para ellas el volverse fervientes o mostrar bondad temporalmente. Como afirman los incrédulos: “Hacer una buena obra es fácil; lo difícil es llevar toda una vida de buenas obras”. ¿Por qué son las personas incapaces de hacer buenas obras a lo largo de todas sus vidas? Porque son por naturaleza malvadas, egoístas y corruptas. Su naturaleza dirige su conducta; sea cual sea su naturaleza, así es la conducta que revelan, y solo aquello que se revela de forma natural representa la propia naturaleza. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en transformar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. El juicio, el castigo, las pruebas de Dios y Su refinamiento para el hombre sirven todos para cambiar su carácter, de forma que pueda lograr una sumisión y una devoción absolutas respecto a Él, así como llegar a la adoración normal hacia Él. Este es el objetivo de la obra de Dios. Comportarse bien no es lo mismo que someterse a Él, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la guía del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo esclarece o guía algo de lo que las personas hacen, esto no es una expresión de su vida; No han entrado todavía en las realidades de la verdad y su carácter de vida no ha cambiado en absoluto. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que obedezca a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta no representan un cambio en el carácter de vida y no pueden considerarse expresiones de la vida de las personas.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Palabras diarias de Dios  Fragmento 382

Si una persona tiene muchos comportamientos buenos, no significa que posea las realidades de la verdad. Solo practicando la verdad y actuando según los principios se pueden poseer las realidades de la verdad. Solo temiendo a Dios y evitando el mal se pueden poseer las realidades de la verdad. Algunas personas tienen entusiasmo, pueden hablar sobre doctrina, obedecer las reglas y hacer muchas buenas acciones, pero lo único que se puede decir de ellas es que poseen un poco de humanidad. Aquellos que pueden hablar sobre doctrina y siempre observan las reglas no necesariamente pueden practicar la verdad. Aunque lo que dicen es correcto y parece que no tiene problemas, no tienen nada que decir en lo que respecta a la esencia de la verdad. Por tanto, por mucha doctrina que alguien pueda decir, no significa que comprenda la verdad, y por mucha doctrina que entienda, no puede resolver ningún problema. Todos los teóricos religiosos pueden explicar la Biblia, pero al final, todos fracasan porque no aceptan toda la verdad que Dios ha expresado. Las personas que han experimentado un cambio en su carácter son diferentes; han comprendido la verdad, poseen discernimiento en todos los asuntos, saben cómo actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, con los principios de la verdad, cómo hacer para satisfacer a Dios, y entienden la naturaleza de la corrupción que demuestran. Cuando sus propias ideas y nociones se manifiestan, son capaces de discernir y abandonar la carne. Así es como se expresa un cambio en el carácter. La principal manifestación de la gente que ha experimentado un cambio en el carácter es que las personas han llegado a comprender claramente la verdad, y cuando llevan a cabo las cosas, ponen en práctica la verdad con relativa precisión y su corrupción no se demuestra tan a menudo. Generalmente, aquellos cuyo carácter ha cambiado parecen ser particularmente razonables y tener discernimiento y, debido a su entendimiento de la verdad, no manifiestan tanta santurronería ni arrogancia. Se dan cuenta y tienen discernimiento de gran parte de la corrupción que se ha revelado en ellos, así que no dan pie a la arrogancia. Son capaces de tener una comprensión exacta de cuál es el lugar del hombre, de cómo comportarse de forma razonable, de cómo ser diligente, de qué decir y qué no decir, y de qué decir y qué hacer a qué personas. Así pues, las personas cuyo carácter ha cambiado son relativamente razonables y solo tales personas manifiestan verdaderamente una semejanza humana. Al entender la verdad, pueden hablar y ver las cosas de acuerdo con la verdad, y se guían por principios en todo lo que hacen; no están sujetas a la influencia de ninguna persona, asunto o cosa, y todas tienen su propio punto de vista y pueden mantener el principio de la verdad. Su carácter es relativamente estable, no nadan entre dos aguas, e independientemente de las circunstancias en las que se encuentren, entienden cómo llevar a cabo su deber de manera adecuada y cómo comportarse para satisfacer a Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado en realidad no están centrados en qué hacer para parecer buenos en un nivel superficial; han obtenido claridad interna respecto a qué hacer para satisfacer a Dios. Por tanto, desde fuera puede parecer que no son entusiastas o que no han hecho nada importante, pero todo lo que hacen tiene sentido, es valioso y da resultados prácticos. Aquellos cuyo carácter ha cambiado poseen sin duda muchas realidades de la verdad y esto puede confirmarse por sus perspectivas sobre las cosas y sus acciones con principios. Los que no han obtenido la verdad no han sufrido absolutamente ningún cambio en su carácter. ¿Cómo se logra exactamente una transformación de carácter? Los seres humanos han sido profundamente corrompidos por Satanás, todos se oponen a Dios, y todos tienen esa naturaleza de resistencia a Dios. Él salva a las personas convirtiendo a aquellos que tienen la naturaleza de resistencia a Dios y que pueden oponerse a Él en los que pueden obedecerle y temerle. Esto es lo que significa ser alguien cuyo carácter se ha transformado. No importa lo corrupta que sea una persona o cuántas actitudes corruptas posea, mientras pueda aceptar la verdad, aceptar el juicio y el castigo de Dios, y aceptar varias pruebas y refinamientos, tendrá una verdadera comprensión de Dios, y al mismo tiempo será capaz de ver claramente su propia naturaleza y esencia. Cuando se conozcan verdaderamente a sí mismos, serán capaces de odiarse a ellos mismos y a Satanás, estarán dispuestos a abandonar a Satanás y a obedecer completamente a Dios. Una vez que una persona tenga esta determinación, podrá buscar la verdad. Si las personas tienen un verdadero conocimiento de Dios, si su carácter satánico está purificado, y las palabras de Dios se arraigan en ellas, y se han convertido en su vida y en la base de su existencia, si viven según las palabras de Dios, y han cambiado completamente y se han convertido en personas nuevas, entonces esto constituye una transformación en su carácter de vida. Un cambio en el carácter no significa tener una humanidad madura y experimentada, ni que el carácter externo de las personas sea más dócil que antes; que solían ser arrogantes, pero que ahora se comunican razonablemente o que no solían escuchar a nadie, pero ahora pueden escuchar a los demás. No se puede decir que esos cambios externos sean transformaciones en el carácter. Por supuesto, las transformaciones en el carácter incluyen tales expresiones, pero el ingrediente clave es que su vida ha cambiado por dentro. Esto se debe enteramente a que las palabras de Dios y la verdad se han arraigado dentro de ellos, gobiernan en su interior y se han convertido en su vida. Su visión de las cosas también ha cambiado. Pueden ver directamente lo que sucede en el mundo y con la humanidad, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo el gran dragón rojo se opone a Dios, y cuál es la esencia del gran dragón rojo. Pueden odiar al gran dragón rojo y a Satanás en su corazón, y pueden volverse completamente hacia Dios y seguirlo. Esto significa que su carácter de vida ha cambiado, y Dios los ha ganado. Los cambios en el carácter de vida son fundamentales, mientras que los cambios en el comportamiento son superficiales. Solo aquellos que han logrado cambios en el carácter de vida son los que han obtenido la verdad, y solo ellos han sido ganados por Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Palabras diarias de Dios  Fragmento 383

La transformación del carácter propio no es un cambio en la conducta, ni un cambio externo fingido, ni una entusiasta transformación temporal. Por muy buenos que sean estos cambios, no pueden sustituir a la transformación en el carácter de vida, ya que estos cambios externos pueden lograrse mediante el esfuerzo humano, pero la transformación en el carácter de vida no pueden lograrse únicamente así. Para lograrlo se requiere experimentar el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, así como la perfección del Espíritu Santo. Aunque las personas que creen en Dios muestran algún comportamiento bueno, ni una sola de ellas obedece y ama de verdad a Dios, ni puede hacer Su voluntad. ¿A qué se debe esto? La razón es que esto requiere una transformación en el carácter de vida para lograrlo, y un mero cambio en el comportamiento dista mucho de ser suficiente. Un cambio de carácter significa que tienes conocimiento y experiencia de la verdad, y que esta se ha convertido en tu vida, que puede dirigirte y dominar tu vida y todo lo que te rodea. Esto es una transformación en tu carácter de vida. Las personas que poseen la verdad como vida son aquellas cuyo carácter ha cambiado. En el pasado, puede que hubiera algunas verdades que no pudieras poner en práctica cuando las comprendiste, pero ahora puedes practicar cualquier aspecto de la verdad que comprendas sin obstáculo ni dificultad. Cuando practicas la verdad, te sientes muy tranquilo y feliz, pero si no puedes practicar la verdad, sientes dolor y tu conciencia se ve perturbada. Puedes practicar la verdad en todo, vivir según las palabras de Dios y tener una base para vivir. Esto significa que has cambiado tu carácter. Ahora puedes dejar de lado fácilmente tus nociones e imaginaciones, tus preferencias y búsquedas carnales, y aquellas cosas que antes no podías abandonar; sientes que las palabras de Dios son realmente buenas, y que practicar la verdad es lo mejor que puedes hacer. Esto significa que tu carácter ha cambiado. Un cambio de carácter parece muy sencillo, pero en realidad es un proceso que implica mucha experiencia. Durante este periodo, las personas necesitan soportar muchas dificultades, tienen que refrenar sus propios cuerpos y abandonar su carne, también necesitan sufrir el juicio, el castigo, la poda, el trato, las pruebas y el refinamiento, y además necesitan experimentar muchos fracasos, caídas, luchas internas y tormentos dentro de su corazón. Solo después de estas experiencias, las personas pueden tener cierta comprensión de su propia naturaleza, pero una cierta comprensión no produce de inmediato un cambio completo; tienen que pasar por un largo período de experiencia antes de poder desprenderse poco a poco de sus actitudes corruptas. Por eso se necesita toda una vida para cambiar el carácter propio. Por ejemplo, si muestras corrupción en un asunto, ¿puedes practicar inmediatamente la verdad cuando te das cuenta de ello? No, no puedes. Mientras posees entendimiento, otros te podan y tratan contigo, y luego tu entorno te obliga y te fuerza a actuar de acuerdo con los principios de la verdad. A veces, sigues sin resignarte a hacerlo y te dices a ti mismo: “¿Tengo que hacerlo así? ¿Por qué no puedo hacerlo como quiero? ¿Por qué siempre se me pide que practique la verdad? No quiero hacer esto, ¡estoy cansado!”. Experimentar la obra de Dios requiere pasar por el siguiente proceso: de ser reacio a practicar la verdad, a practicarla de buena gana; de la negatividad y la debilidad, a la fortaleza y a ser capaz de renunciar a la carne. Cuando las personas llegan a un determinado punto de experiencia y luego pasan por algunas pruebas, refinamiento y al final terminan comprendiendo la voluntad de Dios y algunas verdades, en ese momento estarán en cierto modo felices y dispuestas a actuar de acuerdo con los principios de la verdad. Al inicio, las personas son reacias a practicar la verdad. Tomemos como ejemplo el cumplimiento de los deberes propios con lealtad: tienes cierto entendimiento acerca de cumplir tus deberes y ser leal a Dios, y también tienes algo de entendimiento de las verdades, pero ¿cuándo podrás dedicarte por completo a Dios? ¿Cuándo podrás cumplir tus deberes tanto de palabra como de obra? Esto requerirá un proceso. Durante este proceso podrías padecer muchas dificultades. Tal vez algunas personas te traten y otras te critiquen. Todo el mundo tendrá sus ojos puestos en ti, te escrutarán, y será entonces cuando empieces a comprender que te equivocas, que, a decir verdad, eres tú quien lo ha hecho mal, que es inaceptable la ausencia de devoción en el cumplimiento de tu deber y que no has de ser descuidado ni superficial. El Espíritu Santo te esclarecerá desde dentro y te reprochará cuando cometas un error. Durante este proceso, comprenderás algunas cosas sobre ti mismo y sabrás que eres demasiado impuro, que albergas demasiados motivos personales y que tienes demasiados deseos inmoderados cuando cumples tus deberes. Una vez que hayas entendido la esencia de estas cosas, si puedes ir delante de Dios en oración y tener un arrepentimiento verdadero, podrán ser purificadas esas cosas corruptas. Si frecuentemente buscas la verdad de esta manera para resolver tus propios problemas prácticos, poco a poco pondrás los pies en la senda correcta en tu fe; empezarás a tener verdaderas experiencias de vida y tu carácter corrupto empezará a purificarse poco a poco. Cuanto más sea purificado el carácter corrupto de alguien, más se transformará su carácter de vida.

Aunque muchas personas están cumpliendo con sus deberes, en esencia, ¿cuántas personas los hacen saliendo del paso? ¿Cuántas personas pueden aceptar la verdad y cumplir con sus deberes según los principios de la verdad? ¿Cuántas personas cumplen sus deberes de acuerdo con los requisitos de Dios después de que su carácter haya cambiado? Al examinar más estas cosas, podrás saber si realmente estás a la altura en el cumplimiento de tu deber, y también podrás notar claramente si ha cambiado tu carácter. No es sencillo lograr la transformación del propio carácter; no supone simplemente algunos cambios de conducta, adquirir algo de conocimiento de la verdad, saber hablar algo sobre la experiencia propia con cada aspecto de la verdad ni hacer algunos cambios o volverse un poco obedientes después de haber sido disciplinados. Estas cosas no constituyen una transformación del carácter de vida. ¿Por qué digo esto? Aunque hayas cambiado un poco, sigues sin poner en auténtica práctica la verdad. Tal vez te comportas así porque te hallas temporalmente en un entorno adecuado y la situación lo permite, o porque tus circunstancias actuales te han apremiado. Además, cuando estás de buen humor, cuando tu estado es normal, y tienes la obra del Espíritu Santo, puedes practicar la verdad. Pero supongamos que estás en medio de una prueba, cuando estás sufriendo como Job en medio de tus pruebas, o bien te enfrentas a la prueba de la muerte. Cuando esto llegue, ¿seguirás siendo capaz de practicar la verdad, de mantenerte firme en el testimonio? ¿Puedes decir algo como lo que dijo Pedro: “Incluso si muriese después de conocerte, ¿cómo podría no hacerlo gustoso y feliz?”? ¿Qué valoraba Pedro? La obediencia, y el conocimiento de Dios era lo más importante para Pedro, por lo que fue capaz de obedecer hasta la muerte. La transformación en el carácter no se produce de la noche a la mañana; se necesita toda una vida de experiencia para lograrlo. Comprender la verdad es un poco más fácil, pero ser capaz de practicarla en diversos contextos es difícil. ¿Por qué la gente siempre tiene problemas para poner en práctica la verdad? De hecho, todas estas dificultades están directamente relacionadas con las actitudes corruptas de las personas, y todas ellas son obstáculos que provienen de las actitudes corruptas. Por lo tanto, tienes que sufrir mucho y pagar un precio para poner en práctica la verdad. Si no tuvieras actitudes corruptas, no tendrías que sufrir y pagar un precio para practicar la verdad. ¿Acaso no es un hecho evidente? A veces puede parecer que pones en práctica la verdad, pero, en realidad, la naturaleza de tus actos no lo demuestra. Al seguir a Dios, mucha gente es capaz de dejar de lado su familia y profesión y cumplir con el deber y, por tanto, cree estar practicando la verdad. Sin embargo, jamás son capaces de ofrecer un testimonio de experiencias genuino. ¿Qué sucede aquí exactamente? Para evaluarlos según las nociones humanas, parecen estar practicando la verdad, pero Dios no reconoce que lo que están haciendo sea practicarla. Si las cosas que haces tienen detrás motivaciones personales y están adulteradas, entonces es probable que te desvíes de los principios, y no se puede decir que estás practicando la verdad; se trata solo de un tipo de conducta. En sentido estricto, es probable que Dios condene tu conducta; no la elogiará ni recordará. Para continuar analizando esto en su esencia y origen, eres alguien que hace el mal, y estas conductas externas tuyas se oponen a Dios. Visto desde fuera, no estás interrumpiendo ni perturbando nada y no has hecho ningún daño real. Parece ser lógico y razonable, pero, por dentro, existen intenciones y contaminantes humanos, y su esencia es la de hacer el mal y resistirse a Dios. Por lo tanto, deberías determinar si ha habido un cambio en tu carácter y si estás poniendo en práctica la verdad usando las palabras de Dios, y al ver los motivos que están detrás de tus acciones. No depende de si tus actos se adecúan a las imaginaciones e intenciones humanas o se adaptan a tus gustos; esas cosas no son importantes. Más bien depende de que Dios diga si te estás ajustando o no a Su voluntad, si tus acciones poseen o no la realidad de la verdad y si cumplen o no con Sus requisitos y estándares. Medirse con los requisitos de Dios es lo único exacto. La transformación del carácter y la práctica de la verdad no son tan fáciles y sencillas como las personas imaginan. ¿Entendéis esto ahora? ¿Tenéis alguna experiencia con esto? Cuando se trata de la esencia de un problema, puede que no la entendáis; vuestra entrada ha sido excesivamente superficial. Corréis de acá para allá todo el día del amanecer al ocaso, os levantáis temprano y os acostáis tarde, pero ni habéis logrado la transformación de vuestro carácter de vida ni podéis captar lo que implica dicha transformación. Esto significa que vuestra entrada es demasiado superficial, ¿no es cierto? Independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, puede que no percibáis la esencia y las cosas profundas que tengan que ver con conseguir la transformación del carácter. ¿Puede decirse que tu carácter ha cambiado? ¿Cómo sabes si Dios te alaba o no? Como mínimo, te sentirás excepcionalmente firme en tu corazón con respecto a todo lo que haces, sentirás que el Espíritu Santo te guía, te esclarece, y obra en ti cuando cumples con tus deberes, cuando llevas a cabo cualquier obra en la casa de Dios, o en momentos normales; tu conducta va de la mano de las palabras de Dios, y cuando poseas cierto grado de experiencia, sentirás que lo que hiciste en el pasado era relativamente adecuado. Si después de ganar experiencia durante un período de tiempo sientes que algunas de las cosas que hiciste en el pasado no fueron adecuadas, si estás insatisfecho con ellas, y sientes que las cosas que realizaste no concordaban con la verdad, esto demuestra que lo único que hiciste fue resistirte a Dios. Demuestra que tu servicio estuvo lleno de rebeldía, de resistencia y de conductas humanas, y que has fracasado por completo a la hora de lograr cambios en el carácter.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

Palabras diarias de Dios  Fragmento 384

A la hora de determinar si las personas pueden obedecer a Dios o no, el aspecto clave a considerar es si desean algo extravagante de Dios y si tienen o no motivaciones ocultas. Si las personas siempre están haciéndole peticiones a Dios, eso demuestra que no le son obedientes. Te suceda lo que te suceda, si no puedes recibirlo de Dios, si no puedes buscar la verdad, si siempre hablas desde tu razonamiento subjetivo y siempre sientes que solo tú tienes la razón, e incluso eres capaz de dudar de que Dios es la verdad y la justicia, entonces tendrás problemas. Esas personas son muy arrogantes y rebeldes hacia Dios. La gente que siempre le exige a Dios nunca puede obedecerlo de verdad. Si le haces peticiones a Dios, esto prueba que estás haciendo un trato con Él, que estás eligiendo tus propios pensamientos y actuando según tus propios pensamientos. En este sentido, traicionas a Dios y no tienes obediencia. No tiene sentido ponerle exigencias a Dios; si creyeras de verdad en Él y que Él es realmente Dios, no te atreverías a ponerle exigencias ni estarías cualificado para hacerlo, fueran estas razonables o no. Si tu fe en Dios es verdadera, y crees que Él es Dios, no tendrás otra elección que adorarlo y obedecerle. La gente de hoy no se limita a tomar sus propias decisiones, sino que incluso le pide a Dios que actúe según su propia voluntad. No solo eligen no obedecer a Dios, sino que incluso le piden a Dios que les obedezca a ellos. ¿No es esto irracional? Por lo tanto, si no hay verdadera convicción en el hombre, sin fe sustancial, nunca podrán obtener los elogios de Dios. Cuando la gente es capaz de ponerle menos exigencias a Dios, su verdadera convicción y obediencia aumentarán, y su sentido de la razón también se volverá comparativamente normal. Ocurre a menudo que, cuanto más inclinadas estén las personas a razonar, y más justificación dan, más difíciles son de tratar. No sólo ponen muchas exigencias, sino que también se toman el brazo cuando se les da un dedo. Cuando están satisfechas en un ámbito, presentan exigencias en otro; tienen que estar satisfechas en todos los ámbitos y, de no ser así, empiezan a quejarse, y se dan a sí mismas por perdidas. Más adelante se sienten en deuda y arrepentidas, lloran lágrimas amargas, y quieren morir. ¿De qué sirve esto? ¿Acaso no es esto irracional? Esta serie de problemas tiene que resolverse de raíz. Si se tiene un carácter corrupto y no se resuelve, y si se insiste en esperar a tener problemas o causar un desastre para resolverlo, ¿cómo puedes compensar esta pérdida? ¿No es esto un poco a destiempo? Por lo tanto, para resolver completamente el problema de un carácter corrupto, debes buscar la verdad para resolverlo cuando surge por primera vez. Debes resolver el carácter corrupto en su estado incipiente, asegurando así que no se cometa un error y previniendo futuros problemas. Si un carácter corrupto echa raíces y se convierte en el pensamiento o el punto de vista de uno, podrá dirigir a la persona a hacer el mal. Por tanto, el objetivo principal de la autorreflexión y el autoconocimiento es descubrir las actitudes corruptas y buscar rápidamente la verdad para resolverlas. Debes saber qué cosas hay en tu naturaleza, qué te gusta, qué buscas y qué quieres lograr. Debes analizar estas cosas de acuerdo con las palabras de Dios para ver si se ajustan a la voluntad de Dios, y ver por qué son erróneas. Una vez que entiendas estas cosas, debes resolver el problema de la anormalidad de la razón, es decir, el problema de la irracionalidad. Este no es solo el problema de un carácter corrupto, sino de la falta de razón. Especialmente en lo que se refiere a los intereses de la gente, las personas que están abrumadas por los intereses pueden volverse irracionales. Este es un problema mental, y también es el talón de Aquiles de la gente. Algunas personas sienten que tienen cierto calibre y dones, y siempre quieren ser líderes para sobresalir, así que le piden a Dios que los use. Si Dios no los usa, dicen: “¿Cómo puede Dios no favorecerme? Dios, si me usas para hacer algo importante, ¡te prometo que me esforzaré por Ti!”. ¿Es correcta esta clase de intención? Es bueno esforzarse por Dios, pero hay motivaciones detrás de esa voluntad de hacerlo. Lo que realmente aman es el estatus, y esto es a lo que prestan atención. Si las personas son verdaderamente obedientes, pueden seguir a Dios de todo corazón sin que les importe que Dios les utilice, y pueden esforzarse por Dios sin que les importe su estatus. Solo estas personas pueden ser consideradas racionales y obedientes a Dios. Está bien que la gente esté dispuesta a esforzarse por Dios, y Dios está dispuesto a utilizarlas, pero si no están equipadas con la verdad, Dios no tiene forma de utilizarlas. Si la gente está dispuesta a esforzarse por la verdad y a cooperar, debe haber una etapa preparatoria. Solo después de que las personas comprendan la verdad y puedan obedecer realmente a Dios, Él podrá utilizarlas formalmente. Esta etapa de práctica es indispensable. Los líderes y trabajadores de hoy en día se encuentran en esta etapa de práctica. Cuando tengan experiencia de vida y puedan actuar con principios, serán aptos para ser utilizados por Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las personas le ponen demasiadas exigencias a Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 385

La única actitud que un ser creado debe tener hacia el Creador es la obediencia, una obediencia incondicional. Esto es algo que algunas personas de hoy en día tal vez no puedan aceptar. Esto se debe a que la estatura del hombre es demasiado pequeña y no tiene la realidad de la verdad. Si, cuando Dios hace cosas que están en desacuerdo con tus nociones, eres propenso a malinterpretar a Dios, incluso a desobedecerle y darle la espalda, entonces estás lejos de poder obedecer a Dios. El hombre, mientras lo provee y riega la palabra de Dios, está de hecho luchando por un solo objetivo, que es en última instancia la capacidad de alcanzar la sumisión incondicional y absoluta a Dios, momento en el cual tú, esta creación, habrás llegado al nivel requerido. Hay veces en que Dios hace deliberadamente cosas que están en desacuerdo con tus nociones y van en contra de tus deseos, y que hasta pueden estar en desacuerdo con la verdad y en contra de los sentimientos humanos, e incluso parecerte ofensivas. Tales cosas pueden resultarte difíciles de aceptar, puede que no seas capaz de entenderlas, y da igual cómo las analices, puede que te parezcan incorrectas y no seas capaz de aceptarlas, puede que sientas que Dios no fue razonable al hacerlas pero, de hecho, Dios lo hizo a propósito. Entonces, ¿cuál es el objetivo de Dios al hacer estas cosas? Probarte y exponerte para ver si eres o no capaz de buscar la verdad, si tienes o no verdadera obediencia a Dios. No busques una base para todo lo que Dios hace y pide, y no preguntes por qué. Tratar de razonar con Dios no sirve de nada. Solo tienes que reconocer que Dios es la verdad y ser capaz de una obediencia absoluta. Solo tienes que reconocer que Dios es tu Creador y tu Dios. Esto es más elevado que cualquier razonamiento, más elevado que cualquier sabiduría mundana, más alto que cualquier moral, ética, experiencia, filosofía o cultura tradicional humanas; más elevado, incluso, que las emociones, la justicia y el llamado amor humanos. Es más elevado que todo. Si esto no te queda claro, tarde o temprano llegará un día en el que te ocurra algo y sucumbas. Cuando menos, te rebelarás contra Dios y caminarás por una senda desviada; si al final eres capaz de arrepentirte y reconocer la belleza de Dios y la importancia en ti de Su obra, entonces todavía tendrás esperanza de salvación, pero si caes por culpa de esto y no eres capaz de volver a levantarte, no te queda esperanza. Ya sea que Dios juzgue, castigue o maldiga a las personas, todo ello es para salvarlas, y no han de tener miedo. ¿Qué deberías temer? Deberías temer que Dios diga: “Te detesto y te rechazo”. Si Dios dice esto, estás en problemas. Eso significa que Dios no te salvará, que no tienes esperanza de salvación. Por eso, al aceptar la obra de Dios, la gente debe entender la voluntad de Dios. Hagas lo que hagas, no le encuentres tres pies al gato m cuando se trata de las palabras de Dios, diciendo: “El juicio y el castigo están bien, pero la condena, la maldición y la destrucción, ¿acaso no significan que todo ha terminado para mí? ¿Qué sentido tiene ser una criatura de Dios? Así que no lo voy a ser, y Tú ya no serás mi Dios”. Si rechazas a Dios y no te mantienes firme en tu testimonio, entonces Dios puede en verdad rechazarte. ¿Sabéis eso? No importa cuánto tiempo la gente haya creído en Dios, no importa cuántos caminos hayan recorrido, cuánto trabajo hayan hecho o cuántos deberes hayan cumplido, todo lo que han hecho durante este tiempo ha sido la preparación para una sola cosa. ¿Qué cosa es esa? Se han estado preparando para al final ofrecerle una obediencia absoluta a Dios, una obediencia incondicional. ¿Qué significa “incondicional”? Significa que no te justificas, y no hablas de tus propias razones objetivas, significa que no hilas fino; eres una criatura de Dios, no eres digno de esto. Cuando hilas fino con Dios, es que te has equivocado de lugar, y cuando intentas razonar con Él, también confundes tu lugar. No discutas con Dios, no intentes siempre averiguar la razón, no insistas en entender antes de obedecer, y en no obedecer cuando no entiendes. Cuando haces esto, te equivocas de lugar, en cuyo caso tu obediencia a Dios no es absoluta; es una obediencia relativa y condicionada. Los que condicionan su obediencia a Dios, ¿acaso son personas que obedecen realmente a Dios? ¿Tratas a Dios como Dios? ¿Adoras a Dios como el Creador? Si no lo haces, entonces Dios no te reconoce. ¿Qué debes experimentar para alcanzar la obediencia absoluta e incondicional a Dios? ¿Y cómo debes hacerlo? Por un lado, las personas deben aceptar el juicio y el castigo de Dios, deben aceptar ser podadas y tratadas. Además, han de aceptar la comisión de Dios, deben buscar la verdad mientras cumplen con su deber, deben comprender los diversos aspectos de la verdad relacionados con la entrada en la vida y alcanzar la comprensión de la voluntad de Dios. A veces, esto queda por encima del calibre de las personas, y carecen de los poderes de comprensión para alcanzar el entendimiento de la verdad, y solo pueden entender un poco cuando otros tienen comunicación con ellos o cuando aprenden lecciones de las diversas situaciones creadas por Dios. Pero debes ser consciente de que has de tener un corazón de obediencia a Dios, no debes tratar de razonar con Él o ponerle condiciones; Dios solo hace lo que debe hacerse, pues Él es el Creador, tú eres una criatura de Dios y debes tener una actitud de obediencia, y no debes querer saber siempre la razón o hablar de condiciones. Si careces incluso de la más básica actitud de obediencia, y eres incluso propenso a dudar y desconfiar de Dios, o a pensar, en tu corazón: “Debo mirar si Él realmente me va a salvar, si Dios es realmente justo. Todo el mundo dice que Dios es amor; pues bien, debo comprobar si de verdad hay amor en lo que Dios hace en mí, si realmente se trata de amor”, si examinas constantemente si lo que Dios hace está en consonancia con tus nociones y gustos, o incluso con lo que tú crees que es la verdad, entonces te has equivocado de lugar, y te encuentras en problemas. Es probable que ofendas el carácter de Dios. Las verdades relacionadas con la obediencia son fundamentales, y ninguna verdad se puede expresar completa y claramente en solo un par de frases; todas ellas se relacionan con los diversos estados y la corrupción de las personas. La entrada en la realidad de la verdad no puede alcanzarse en uno o dos, o tres o cinco años. Requiere experimentar muchas cosas, experimentar gran parte del juicio y el castigo de las palabras de Dios, además de mucha poda y trato, y finalmente alcanzar la capacidad de practicar la verdad. Solo entonces la búsqueda de la verdad resultará efectiva, y solo entonces la gente poseerá la realidad de la verdad. Solo los que la poseen cuentan con verdadera experiencia.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Palabras diarias de Dios  Fragmento 386

Mientras experimentas la obra de Dios, por más veces que hayas fallado, caído, sido podado, tratado o revelado, estas cosas no son malas. Independientemente de cómo hayas sido podado o tratado, o si ha sido por parte de los líderes, obreros o hermanos o hermanas, todo esto es bueno. Debes recordar que, por mucho que sufras, en realidad te estás beneficiando. Cualquier persona con experiencia puede dar fe de ello. Sí o sí, la poda, el trato o la revelación son siempre cosas buenas. No son una condena. Son la salvación de Dios y la mejor oportunidad para que llegues a conocerte. Puede traer un cambio de aires a tu experiencia de vida. Sin ello, no tendrás ni la oportunidad, ni la condición ni el contexto para poder alcanzar un entendimiento de la verdad de tu corrupción. Si entiendes realmente la verdad, y eres capaz de desenterrar las cosas corruptas ocultas en las profundidades de tu corazón, si puedes distinguirlas con claridad, entonces eso es bueno, esto ha resuelto un problema importante de entrada en la vida, y supone un gran beneficio para la transformación de carácter. Poder conocerte realmente es la mejor oportunidad para que enmiendes tus caminos y te conviertas en una nueva persona; es la mejor oportunidad de que obtengas nueva vida. Cuando realmente te conozcas, podrás ver que, cuando la verdad se convierte en la vida de alguien, es algo realmente precioso, y tendrás sed de la verdad, la practicarás y entrarás en su realidad. ¡Esto es algo verdaderamente grandioso! Si puedes aprovechar esta oportunidad y reflexionar sinceramente sobre ti mismo y obtener un conocimiento genuino de ti mismo cada vez que falles o caigas, entonces en medio de la negatividad y la debilidad, podrás levantarte. Cuando hayas cruzado este umbral, entonces podrás dar un gran paso adelante y entrar en la realidad de la verdad.

Si crees en la soberanía de Dios, entonces tienes que creer que los sucesos cotidianos, sean buenos o malos, no suceden al azar. No es que alguien esté siendo deliberadamente duro contigo o teniéndote en la mira; todo esto fue dispuesto y orquestado por Dios. ¿Por qué orquesta Dios estas cosas? No es para revelarte tal y como eres o para exponerte y expulsarte; exponerte no es la meta final. La meta consiste en perfeccionarte y salvarte. ¿Cómo te perfecciona Dios? ¿Y cómo te salva? Comienza por hacerte consciente de tu propio carácter corrupto, y hacerte saber de tu naturaleza y esencia, de tus defectos y tus carencias. Solo si conoces estas cosas y tienes un claro entendimiento en tu corazón, puedes buscar la verdad y, gradualmente, deshacerte de tu carácter corrupto. Esto es Dios que te está brindando una oportunidad. Esta es la compasión de Dios. Tienes que saber cómo aprovechar esta oportunidad. No debes oponerte a Dios, confrontarte con Él ni malinterpretarlo. En particular, cuando te enfrentas con las personas, los asuntos y las cosas que Dios dispone a tu alrededor, no sientas constantemente que las cosas no son como desearías que fueran, no desees escapar constantemente de ellas o culpar y malinterpretar siempre a Dios. Si estás haciendo esas cosas constantemente, entonces no estás experimentando la obra de Dios y eso hará que te resulte muy difícil entrar en la realidad de la verdad. Sea lo que sea aquello que te encuentres y no puedas entender plenamente, cuando surja una dificultad debes aprender a someterte. Debes empezar por acudir delante de Dios y orar más. De esa manera, antes de que te des cuenta, ocurrirá un cambio en tu estado interno y podrás buscar la verdad para resolver tu problema. Así, podrás experimentar la obra de Dios. Mientras esto ocurre, la realidad de la verdad será forjada dentro de ti y así es como avanzarás y pasarás por una transformación en el estado de tu vida. Una vez que hayas pasado por este cambio y poseas esta realidad de la verdad, poseerás además estatura, y con la estatura viene la vida. Si alguien vive siempre basándose en un carácter satánico corrupto, entonces no importa cuánto entusiasmo o energía tenga, no podrá considerarse que posea estatura o vida. Dios obra en cada persona y, sin importar cuál sea Su método, qué clase de personas, asuntos y cosas usa a Su servicio o el tipo de tono que tengan Sus palabras, Él solo tiene una meta final: salvarte. ¿Y cómo te salva Dios? Él te cambia. Entonces, ¿cómo podrías no sufrir un poco? Tendrás que sufrir. Este sufrimiento puede implicar muchas cosas. En primer lugar, la gente debe sufrir cuando acepta el juicio y el castigo de las palabras de Dios. Cuando las palabras de Dios son demasiado severas y explícitas y la gente malinterpreta a Dios —e incluso tiene nociones—, eso también puede ser doloroso. A veces, Dios crea un entorno alrededor de las personas para exponer su corrupción, para hacerlas reflexionar y conocerse a sí mismas, y entonces también sufrirán un poco. A veces, cuando se las poda directamente, se las trata y se las expone, las personas tienen que sufrir; es como si las sometieran a una operación. Si no hay sufrimiento, no se produce ningún efecto. Si cada vez que eres podado y tratado y cada vez que un entorno te deja al descubierto, eso despierta tus emociones y te alienta, entonces, mediante este proceso entrarás en la realidad de la verdad y tendrás estatura. Si cada vez que eres sujeto a ser podado y tratado, a ser expuesto en un entorno, no sientes ningún tipo de dolor o incomodidad y no sientes nada, y si no te presentas ante Dios para buscar Su voluntad y tampoco oras o buscas la verdad, ¡entonces en verdad eres muy insensible! Dios no obra en ti cuando tu espíritu no siente nada, cuando no reacciona. Dios dirá: “Esta persona es demasiado insensible y ha sido profundamente corrompida. Da igual cómo lo discipline, trate con él o intente tenerlo controlado, sigo sin conmover su corazón ni despertar su espíritu. Esta persona estará en problemas, no es fácil de salvar”. Si Dios dispone ciertos ambientes, personas, asuntos y cosas para ti; si Él te poda y te trata y aprendes lecciones de esto; si has aprendido a venir ante Dios y buscar la verdad y, sin que te des cuenta, eres esclarecido e iluminado y alcanzas la verdad; si has experimentado un cambio en estos ambientes, cosechado recompensas y progresado, y si comienzas a tener un poco de comprensión de la voluntad de Dios y dejas de quejarte, entonces todo esto significará que has permanecido firme en medio de las pruebas de estos ambientes y soportado la prueba. Como resultado, habrás superado este calvario. ¿Cómo considerará Dios a aquellos que resisten la prueba? Él dirá que tienen un corazón sincero, y que pueden soportar este tipo de sufrimiento porque, en el fondo, aman la verdad y desean obtenerla. Si Dios te evalúa de esta manera, ¿acaso no eres alguien con estatura? ¿No tienes entonces vida? Y ¿cómo se logra esta vida? ¿Te la concede Dios? Dios te sustenta de varias maneras y utiliza a varias personas, cosas y objetos para formarte. Es como si Dios te estuviera dando personalmente comida y bebida, entregándote en persona varios tipos de alimentos para que comas hasta hartarte y lo disfrutes; solo entonces puedes crecer y permanecer fuerte. Así es como debes experimentar y comprender estas cosas; así te sometes a todo lo que viene de Dios. Esta es la clase de estado mental y actitud que debes poseer, y debes aprender a buscar la verdad. No debes estar buscando constantemente causas externas o culpando a otros por tus problemas o buscando faltas en las personas; debes tener un claro entendimiento de Dios. Visto desde fuera, podría parecer que algunas personas tienen opiniones acerca de ti o prejuicios contra ti, pero no debes ver estas cosas de esa manera. Si ves las cosas desde esta clase de punto de vista, lo único que harás es poner excusas y no podrás lograr nada. Debes ver las cosas de una forma objetiva y lo aceptarás todo de Dios. Cuando veas las cosas de esta manera, te resultará fácil obedecer la obra de Dios, y serás capaz de buscar la verdad y captar la voluntad de Dios. Una vez que tu punto de vista y tu estado mental sean rectificados, podrás alcanzar la verdad. Entonces, ¿por qué no lo haces? ¿Por qué te resistes? Si dejaras de resistirte, recibirías la verdad. Si te resistes, no recibirás nada y, además, herirás los sentimientos de Dios y lo decepcionarás. ¿Cómo decepcionarás a Dios? No aceptas la verdad, no tienes esperanza de salvación, y Dios no es capaz de ganarte, así que ¿cómo no va a estar Él decepcionado? Cuando no aceptas la verdad, esto es igual a rechazar la comida que Dios te ha ofrecido personalmente. Dices que no tienes hambre y no lo necesitas; una y otra vez, Dios trata de animarte a comer, pero aun así no lo quieres. Prefieres pasar hambre. Crees estar saciado cuando, en realidad, no tienes absolutamente nada. Las personas así carecen de razón y son muy santurronas, en verdad no reconocen una cosa buena cuando la ven, son las más pobres y mezquinas de todas.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los asuntos y las cosas cercanas

Palabras diarias de Dios  Fragmento 387

En su trabajo, los líderes y obreros de la iglesia deben prestar atención a dos principios: uno es realizar su trabajo exactamente según los principios estipulados en los arreglos de la obra, nunca violar esos principios ni basar su trabajo en nada que pudieran imaginar o en sus propias ideas. En todo lo que hagan deben mostrar interés por la obra de la iglesia y siempre poner los intereses de la casa de Dios primero. Otra cosa, que es la más crucial, es que en todas las cosas se deben enfocar en seguir la guía del Espíritu Santo y hacer todo estrictamente siguiendo las palabras de Dios. Si siguen pudiendo ir en contra de la guía del Espíritu Santo, o si siguen tercamente sus propias ideas y hacen las cosas de acuerdo con su propia imaginación, entonces sus acciones constituirán una resistencia muy seria contra Dios. Con frecuencia, darle la espalda al esclarecimiento y a la guía del Espíritu Santo sólo conducirá a un callejón sin salida. Si pierden la obra del Espíritu Santo, entonces no podrán trabajar, y si se las arreglan para trabajar de alguna manera, no lograrán nada. Estos son los dos principios fundamentales que deben acatar los líderes y obreros mientras trabajan: uno es llevar a cabo su trabajo exactamente de acuerdo con los arreglos de obra de lo Alto, así como actuar de acuerdo con los principios que han sido presentados por lo Alto; el otro es seguir la guía del Espíritu Santo que está dentro de ellos. Una vez captados estos dos principios, no tenderán tanto a cometer errores. Vuestra experiencia en la realización del trabajo de la iglesia sigue siendo limitada, y vuestro trabajo está muy adulterado por vuestras propias ideas. En ocasiones, tal vez no entendáis el esclarecimiento o la dirección del Espíritu Santo de vuestro interior; en otras ocasiones, parecéis entenderlo, pero es probable que lo ignoréis. Siempre imaginas o deduces de un modo humano, haciendo lo que te parece adecuado sin preocuparte en absoluto por las intenciones del Espíritu Santo. Abordas tu trabajo únicamente según tus propias ideas, dejando a un lado el esclarecimiento del Espíritu Santo. Este tipo de situaciones ocurren con frecuencia. La dirección interna del Espíritu Santo no es en absoluto trascendental. En realidad, es muy normal. Es decir, en lo profundo de tu corazón sabes que esta es una forma correcta de actuar, y que es la mejor. Esta idea está bastante clara; no surge de la reflexión, y a veces no entiendes por completo por qué deberías actuar de esta manera. A menudo, esto no es más que el esclarecimiento del Espíritu Santo. Esto les ocurre con mayor frecuencia a las personas con experiencia. El Espíritu Santo te guía a hacer lo que es más apropiado. No es algo en lo que pienses, más bien es una sensación en tu corazón que te hace darte cuenta de que esa es la mejor manera de hacerlo, y te gusta hacerlo así sin saber por qué. Puede que esto provenga del Espíritu Santo. Las propias ideas suelen surgir del pensamiento y la consideración y están todas adulteradas por la propia voluntad. Solo piensan en qué beneficio y ventaja les supone, cada uno de los actos que deciden hacer los humanos contiene estos aspectos. Sin embargo, la dirección del Espíritu Santo no contiene, en modo alguno, tales adulteraciones. Es necesario prestar cuidadosa atención a la dirección o al esclarecimiento del Espíritu Santo; en las cuestiones claves, en particular, debes tener cuidado con el fin de captarlas. Lo más probable es que las personas a las que les gusta usar el cerebro, a las que les gusta actuar siguiendo sus propias ideas, se pierdan esta guía o esclarecimiento. Los líderes y obreros adecuados son personas que poseen la obra del Espíritu Santo, que están atentos a ella en todo momento, que obedecen al Espíritu Santo, temen a Dios, son considerados con Su voluntad y buscan incansablemente la verdad. Para satisfacer a Dios y dar testimonio de Él correctamente, debes reflexionar a menudo sobre tus propias motivaciones y adulteraciones en el cumplimiento de tu deber, y después intentar ver cuánto de la obra está motivado por las ideas humanas, cuánto ha nacido del esclarecimiento del Espíritu Santo y cuánto está en armonía con las palabras de Dios. Debes reflexionar de forma constante, y en todas las circunstancias, sobre si tus palabras y tus actos se ajustan a la verdad. Practicar con frecuencia de esta manera te pondrá en la senda correcta de servir a Dios. Es necesario poseer las realidades de la verdad para llevar a cabo un servicio a Dios de manera que esté de acuerdo con Sus intenciones. Solo después de haber entendido la verdad pueden las personas tener la capacidad de discernir y reconocer lo que emerge de sus propias ideas y lo que emerge de las motivaciones humanas. Son capaces de reconocer las impurezas humanas y lo que significa actuar según la verdad. Solo después de poder discernir pueden estar seguros de que pueden poner la verdad en práctica y estar en total concordancia con la voluntad de Dios. Sin entender la verdad es imposible que las personas practiquen el discernimiento. Una persona despistada podría creer en Dios durante toda su vida sin saber lo que significa que se revele su propia corrupción o resistirse a Dios porque no entiende la verdad; ese pensamiento ni siquiera existe en su mente. La verdad está fuera del alcance de las personas de un calibre demasiado bajo; por mucho que se les hable de ella, todavía no la entienden. Estas personas están confundidas. En su fe, la gente confundida no puede dar testimonio de Dios; simplemente puede hacer un poco de servicio. Si los líderes y obreros pretenden cumplir bien con sus deberes, entonces su calibre no puede ser demasiado malo. Cuando menos, deben entender las cosas espirituales y aceptar las cosas con pureza, de modo que puedan comprender fácilmente la verdad y practicarla. La experiencia de algunas personas es demasiado superficial, por lo que a veces se desvían en su comprensión de la verdad, y entonces son propensos a cometer errores. Cuando se desvían en su comprensión, no están a la altura de la tarea de practicar la verdad. Cuando se producen desviaciones en la comprensión de las personas de la verdad, son propensas a seguir reglas, y cuando las siguen, es fácil que cometan errores y no estén a la altura de la tarea de practicar la verdad. Cuando existen desviaciones en la comprensión, también es fácil que los anticristos los engañen y los utilicen. Por lo tanto, las desviaciones en el entendimiento pueden llevar a muchos errores. En consecuencia, no solo no cumplirán bien con sus deberes, sino que también pueden extraviarse fácilmente, lo que perjudica la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. ¿Qué valor tiene que alguien cumpla con su deber de esta manera? Se han convertido simplemente en alguien que interrumpe y perturba el trabajo de la iglesia. Y es preciso aprender las lecciones de estos fracasos. Con el fin de realizar la obra que Dios os encomienda es necesario para los líderes y obreros captar estos dos principios. Primero debéis cumplir estrictamente las disposiciones de lo Alto al cumplir con el deber, y debéis prestar atención y obedecer toda dirección del Espíritu Santo en concordancia con la palabra de Dios. Solo cuando se han captado estos dos principios puede ser el trabajo eficaz y satisfacerse la voluntad de Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Palabras diarias de Dios  Fragmento 388

Lo que Pedro buscó fue llegar a conocerse a sí mismo, y ver lo que se había revelado en él a través del refinamiento de las palabras de Dios y dentro de las diversas pruebas que Dios le suministró. Cuando de verdad llegó a entenderse a sí mismo, Pedro se dio cuenta de lo corruptos, lo inútiles y lo indignos de servir a Dios que son los humanos, y de que no merecen vivir delante de Él. Pedro se postró entonces ante Dios. Al haber experimentado tanto, al final Pedro llegó a sentir que: “¡Conocer a Dios es lo más preciado! Sería una lástima que muriese sin conocerlo. Conocer a Dios es lo más importante y lo más valioso que hay. Si el hombre no conoce a Dios, entonces no merece vivir, es igual que un animal y no tiene vida”. Para cuando la experiencia de Pedro había alcanzado este punto, él ya había llegado a saber su propia naturaleza y obtenido un conocimiento relativamente bueno de ella. Aunque quizá no habría sido capaz de explicarlo tan claramente como las personas de hoy, Pedro había llegado a este estado. Por consiguiente, caminar por la senda de buscar la verdad y alcanzar la perfección por Dios requiere conocer la propia naturaleza a partir de las declaraciones de Dios, así como comprender los aspectos de la propia naturaleza y describirla en palabras, hablar clara y llanamente. Solo esto es conocerte verdaderamente a ti mismo, y habrás alcanzado el resultado que Dios exige. Si tu conocimiento no ha llegado a este punto todavía, pero afirmas conocerte a ti mismo y haber ganado vida, ¿no es esto entonces una simple fanfarronada? No te conoces a ti mismo ni sabes lo que eres delante de Dios, si has cumplido de verdad con los estándares de un ser humano o cuántos elementos satánicos sigues teniendo en ti. Sigues sin tener claro a quién perteneces y ni siquiera tienes autoconocimiento; entonces, ¿cómo puedes tener razón frente a Dios? Cuando Pedro buscaba la vida, se centraba en conocerse a sí mismo y en transformar su carácter a lo largo de sus pruebas. Se esforzó por conocer a Dios y, al final, pensó: “Las personas deben buscar entender a Dios en vida; conocerlo es lo más crítico. Si no conozco a Dios, no podré descansar en paz cuando muera. Una vez que lo conozca, si Dios determina que yo muera, entonces sentiré que es lo más gratificante; no me quejaré en lo más mínimo y mi vida entera se habrá colmado”. Pedro no fue capaz de obtener este nivel de entendimiento ni alcanzar este punto inmediatamente después de empezar a creer en Dios; en su lugar pasó por multitud de pruebas. Su experiencia tuvo que llegar a un cierto hito y tuvo que entenderse a sí mismo por completo antes de poder sentir el valor de conocer a Dios. Por tanto, la senda que Pedro tomó fue la de buscar la verdad y la de obtener la vida y ser perfeccionado; este era el aspecto en el que se centró su práctica específica principalmente.

En vuestra fe en Dios, ¿qué senda estáis tomando ahora? Si no haces como Pedro, que buscó la vida, la comprensión de sí mismo y el conocimiento de Dios, entonces no estás caminando por la senda de Pedro. Estos días, la mayoría de las personas se encuentran en este tipo de estado: “Con el fin de ganar bendiciones, debo entregarme por Dios y pagar un precio por Él. Para conseguir bendiciones, debo abandonarlo todo por Dios; debo completar aquello que Él me ha confiado, y cumplir bien con mi deber”. Esto está dominado por la intención de obtener bendiciones, lo que es un ejemplo de entregarse por completo por Dios con el propósito de obtener Sus recompensas y ganar una corona. Tales personas no tienen la verdad en su corazón y, sin lugar a duda, su entendimiento solo consiste en unas pocas palabras de doctrina de las que presumen por todas partes. La suya es la senda de Pablo. La fe de tales personas es un acto de labor constante y, en lo más profundo, sienten que cuanto más hagan, más quedará probada su lealtad a Dios; que cuanto más hagan, con toda certeza Dios estará más satisfecho, y que cuanto más hagan, más merecerán que se les otorgue una corona ante Dios y mayores serán las bendiciones que obtengan. Piensan que si pueden soportar el sufrimiento, predicar y morir por Cristo, si pueden sacrificar su propia vida, y si pueden acabar todos los deberes que Dios les ha encomendado, entonces serán aquellos que obtienen las mayores bendiciones, y sin duda se les concederán coronas. Es exactamente lo que Pablo imaginó y buscó, la senda exacta por la que transitó; y fue bajo la guía de tales pensamientos que trabajó para servir a Dios. ¿Acaso esos pensamientos e intenciones no surgen de una naturaleza satánica? Igual que los seres humanos mundanos, que creen que mientras estén en la tierra deben buscar el conocimiento y, después de obtenerlo, pueden destacar entre la multitud, convertirse en un oficial y tener estatus; piensan que, una vez que tienen estatus, pueden concretar sus ambiciones y llevar sus casas y negocios a cierto nivel de prosperidad. ¿Acaso no siguen todos los incrédulos esta senda? Los que son dominados por esta naturaleza satánica solo pueden ser como Pablo en su fe: Ellos piensan: “Debo desecharlo todo para entregarme por Dios; debo ser fiel ante Él y, al final, recibiré grandes recompensas y coronas”. Esta es la misma actitud que la de las personas mundanas que buscan cosas mundanas; no difiere en absoluto y están sujetas a la misma naturaleza. Cuando las personas tienen ese tipo de naturaleza satánica, en el mundo buscarán obtener conocimiento, aprendizaje, estatus y destacar entre la multitud; si creen en Dios, buscarán obtener grandes coronas y grandes bendiciones. Si las personas no buscan la verdad cuando creen en Dios, con toda seguridad tomarán esta senda. Este es un hecho inmutable, es una ley natural. La senda que toman los que no buscan la verdad es diametralmente opuesta a la de Pedro. ¿Qué senda estáis tomando todos ahora? Aunque quizás no hayas planeado tomar la senda de Pablo, tu naturaleza ha resuelto que camines por este camino, y vas en esa dirección a tu pesar. Aunque quieras pisar la senda de Pedro, si no tienes claro cómo hacerlo, entonces tomarás la senda de Pablo de manera involuntaria. Esta es la realidad de la situación. ¿Cómo exactamente hay que caminar por la senda de Pedro hoy en día? Si eres incapaz de distinguir entre la senda de Pedro y Pablo, o no las conoces en absoluto, por mucho que digas estar caminando por la senda de Pedro, no serán más que palabras vacías. Es necesario que primero tengas una idea clara de cuál es la senda de Pedro y cuál la de Pablo. Solo cuando entiendas realmente que la senda de Pedro es la senda de buscar vida, y la única hacia la perfección, serás capaz de caminar por la senda de Pedro, buscar como él buscó, y practicar los principios que él practicó. Si no entiendes la senda de Pedro, la que transites será, definitivamente, la de Pablo, porque no habrá otra senda para ti: no tendrás elección. A la gente que no entiende la verdad ni sea capaz de buscarla, le resultará difícil seguir caminando por la senda de Pedro aunque tengan determinación. Se puede decir que Dios os ha revelado ahora la senda hacia la salvación y perfección. Esta es la gracia y la elevación de Dios y es Él quien os guía en la senda de Pedro. Sin la dirección y el esclarecimiento de Dios, nadie sería capaz de tomar el camino de Pedro; la única opción sería descender por la senda de Pablo, siguiendo sus pisadas a la destrucción. En aquel tiempo, Pablo no sintió que fuera erróneo caminar por ese camino. Creyó por completo que era correcto. No ganó la verdad y especialmente no pasó por una transformación de carácter. Creyó demasiado en sí mismo y sintió que no había el menor problema con creer de esa manera. Siguió hacia adelante lleno de confianza y con una total seguridad en sí mismo. Al final, nunca entró en razón, y siguió pensando que para él el vivir era Cristo. Así, Pablo siguió por esa senda hasta el final y, cuando fue castigado en última instancia, todo acabó para él. La senda de Pablo no implicaba llegar a conocerse a sí mismo ni mucho menos la búsqueda de un cambio de carácter. Él nunca analizó su propia naturaleza, y no ganó conocimiento de lo que él era; simplemente sabía que él era máximo culpable de la persecución de Jesús. Pero no había tenido el más leve entendimiento de su propia naturaleza y, después de acabar su obra, Pablo pensó que estaba viviendo como Cristo y que debería ser recompensado. La obra que Pablo realizó fue simplemente un servicio prestado a Dios. Para Pablo personalmente, aunque recibió algunas revelaciones del Espíritu Santo, no había obtenido verdad ni vida alguna. Por tanto, Dios no lo salvó, sino que lo castigó. ¿Por qué se dice que la senda de Pedro es la senda a la perfección? Porque, en la práctica de Pedro, particularmente se enfocó en la vida, en buscar conocer a Dios y a sí mismo. A través de su experiencia de la obra de Dios, llegó a conocerse, obtuvo un entendimiento de los estados corruptos del hombre, aprendió de sus propios defectos y descubrió lo más valioso que las personas deben buscar. Fue capaz de amar a Dios con sinceridad, aprendió a corresponder a Dios, obtuvo alguna verdad y poseyó la realidad que Dios exige. De todas las cosas que Pedro dijo durante sus pruebas, se puede ver que era, en efecto, aquel con más entendimiento de Dios. Por haber llegado a entender tanta verdad de las palabras de Dios, su senda fue cada vez más resplandeciente y más conforme a la voluntad de Dios. De no haber tenido esta verdad, Pedro no habría sido capaz de seguir una senda tan correcta.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro

Palabras diarias de Dios  Fragmento 389

Pedro me fue fiel por muchos años, sin nunca refunfuñar ni tener ningún tipo de queja; incluso Job nunca se le igualó y, a lo largo de los siglos, todos los santos han quedado muy por debajo de Pedro. Él no sólo buscó conocerme, sino que también llegó a conocerme durante el tiempo en que Satanás llevaba a cabo sus esquemas engañosos. Esto llevó a que Pedro me sirviera durante muchos años, siempre de acuerdo con Mi voluntad, y por esta razón nunca fue explotado por Satanás. Pedro aprendió una lección a partir de la fe de Job; sin embargo, también percibió claramente sus deficiencias. Aunque Job había sido un hombre de inmensa fe, carecía de conocimientos relacionados con el reino espiritual, y, por tanto, pronunció muchas palabras que no correspondían a la realidad; esto demuestra que el conocimiento de Job era superficial, e incapaz de ser perfecto. Por lo tanto, Pedro siempre se concentró en obtener un sentido del espíritu, y siempre prestó atención a observar la dinámica del reino espiritual. Como resultado, no sólo fue capaz de averiguar una parte de Mis deseos, sino que también logró un atisbo de los esquemas engañosos de Satanás. A causa de esto, el conocimiento que tenía de Mí fue mayor que cualquier otro a lo largo de los siglos.

De la experiencia de Pedro no es difícil deducir que, si los seres humanos desean conocerme, tienen que enfocarse en realizar una consideración cuidadosa dentro de su espíritu. No te pido que te “dediques” en cierta medida a Mí externamente; esto es una preocupación secundaria. Si tú no me conoces, entonces toda la fe, el amor y la lealtad de los que hablas no son más que ilusiones; son pura espuma, y con seguridad te convertirás en alguien que hace grandes alardes en Mi presencia, pero que no se conoce a sí mismo. Por lo tanto, una vez más serás atrapado por Satanás y te volverás incapaz de liberarte; te convertirás en el hijo de la perdición y en objeto de destrucción. Sin embargo, si tú eres frío e indiferente hacia Mis palabras, entonces, sin duda, te opones a Mí. Esto es un hecho, y harías bien en mirar a través de la puerta al reino espiritual, a los muchos y variados espíritus que Yo he castigado. ¿Cuál de ellos, frente a mis palabras, no fue pasivo e indiferente y se negó a aceptarlas? ¿Cuál de ellos no fue sarcástico respecto de Mis palabras? ¿Quién de ellos no intentó encontrar defectos en Mis palabras? ¿Quién entre ellos no usó Mis palabras como “arma defensiva” para “protegerse”? Ellos no usaron el contenido de Mis palabras como medio para conocerme, sino simplemente como juguetes para entretenerse. Al hacer esto, ¿acaso no se estaban oponiendo a Mí directamente? ¿Quién es Mi palabra? ¿Quién es Mi Espíritu? Tantas veces os he formulado estas preguntas; sin embargo, ¿habéis alcanzado alguna vez una percepción más alta y clara sobre ellas? ¿Alguna vez las habéis experimentado de verdad? Os recuerdo una vez más: ¡Si no conocéis Mis palabras ni las aceptáis ni las ponéis en práctica, entonces, inevitablemente, os convertiréis en objetos de Mi castigo! ¡Con seguridad os convertiréis en víctimas de Satanás!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 8

Palabras diarias de Dios  Fragmento 390

Aunque muchas personas creen en Dios, pocas entienden qué significa la fe en Él y qué deben hacer para conformarse a Su voluntad. Esto se debe a que, aunque las personas están familiarizadas con la palabra “Dios” y con expresiones como “la obra de Dios”, no conocen a Dios y, menos aún, Su obra. No es de extrañar, por tanto, que todos los que no conocen a Dios estén confusos en su creencia en Él. Las personas no se toman en serio la creencia en Dios, y esto se debe, totalmente, a que creer en Dios les es muy poco familiar; es demasiado extraño para ellas. De esta forma, no están a la altura de las exigencias de Dios. Es decir, si las personas no conocen a Dios ni Su obra, no son aptas para que Él las use, y, menos aún, pueden satisfacer Su voluntad. “Creer en Dios” significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple respecto a creer en Dios. Aún más, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Dios; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. La fe verdadera en Dios significa lo siguiente: con base en la creencia de que Dios tiene la soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra, purga su carácter corrupto, satisface la voluntad de Dios y llega a conocerlo. Sólo un proceso de esta clase puede llamarse “fe en Dios”. Sin embargo, las personas consideran a menudo que la creencia en Dios es un asunto simple y frívolo. Las personas que creen en Dios de esta manera han perdido el significado de creer en Él y, aunque pueden seguir creyendo hasta el final, jamás obtendrán Su aprobación, porque marchan por la senda equivocada. Hoy siguen existiendo quienes creen en Dios según letras y doctrinas huecas. No saben que carecen de la esencia de la creencia en Dios, y no pueden obtener Su aprobación. Aun así, siguen orando a Dios para recibir bendiciones de seguridad y suficiente gracia. Detengámonos, calmemos nuestro corazón y preguntémonos: ¿Puede ser que creer en Dios sea realmente la cosa más fácil en la tierra? ¿Puede ser que creer en Dios no signifique nada más que recibir mucha gracia de Él? Las personas que creen en Dios sin conocerlo o que creen en Dios y, sin embargo, se oponen a Él, ¿son realmente capaces de satisfacer la voluntad de Dios?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio

Palabras diarias de Dios  Fragmento 391

¿Qué es lo que el hombre ha logrado desde que empezó a creer en Dios? ¿Qué has llegado a conocer acerca de Él? ¿Cuánto has cambiado debido a tu creencia en Él? Actualmente, todos sabéis que la creencia del hombre en Dios no es solo para la salvación del alma y el bienestar de la carne ni para enriquecer su vida a través del amor de Dios, etc. Hoy por hoy, si amas a Dios por el bienestar de la carne o el placer momentáneo, aunque al final tu amor por Él alcance su plenitud y no pidas nada más, este amor que buscas sigue estando adulterado y no le resulta agradable a Dios. Aquellos que usan su amor por Dios para enriquecer su existencia apagada y llenar un vacío en su corazón son los que codician una vida cómoda, no quienes buscan sinceramente amar a Dios. Este tipo de amor es forzado, persigue la gratificación mental, y Dios no lo necesita. ¿Qué clase de amor es entonces el tuyo? ¿Para qué amas a Dios? ¿Cuánto amor verdadero existe dentro de ti por Él ahora? El amor de la mayoría de vosotros es como el mencionado anteriormente. Esta clase de amor solo puede mantener su situación actual; no puede alcanzar la inmutabilidad, ni arraigarse en el hombre. Este tipo de amor es solo como una flor que florece y se seca sin dar frutos. En otras palabras, después de que hayas amado a Dios una vez de esa forma, si no hay nadie que te guíe en la senda que tienes por delante, caerás. Si solo puedes amar a Dios en la época de amar a Dios pero posteriormente tu carácter de vida permanece sin cambios, entonces seguirás siendo incapaz de escapar de la influencia de las tinieblas, y seguirás sin poder librarte de las ataduras y los engaños de Satanás. Ningún hombre así puede ser ganado plenamente por Dios; al final, su espíritu, alma y cuerpo seguirán perteneciendo a Satanás. No puede haber dudas acerca de esto. Todos aquellos a los que Dios no puede ganar de un modo total volverán a su lugar original, esto es, de regreso a Satanás, y descenderán al lago de fuego y azufre para aceptar el siguiente paso del castigo de Dios. Los ganados por Él son los que se rebelan contra Satanás y escapan de su campo de acción. Ellos serán contados oficialmente entre el pueblo del reino. Así es como llegan a ser el pueblo del reino. ¿Estás dispuesto a convertirte en esta clase de persona? ¿Estás dispuesto a ser ganado por Dios? ¿Estás dispuesto a escapar del campo de acción de Satanás y volver a Dios? ¿Perteneces ahora a Satanás o formas parte del pueblo del reino? Tales cosas deberían estar claras ya y no requerir más explicación.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Qué punto de vista deberían tener los creyentes

Palabras diarias de Dios  Fragmento 392

En tiempos pasados, muchos buscaron con ambición desenfrenada y nociones, buscaron como resultado de sus propias esperanzas. Dejemos estas cuestiones de lado por un momento; lo que es de importancia clave ahora es encontrar una forma de práctica que permita a cada uno de vosotros mantener una condición normal delante de Dios y liberaros gradualmente de los grilletes de la influencia de Satanás, de forma que podáis ser ganados por Dios, y vivir en la tierra lo que Él pide de vosotros. Solo de este modo podéis satisfacer las intenciones de Dios. Muchos creen en Él, pero no saben qué es lo que Él quiere ni lo que Satanás quiere. Creen de forma confusa y simplemente siguen la corriente, y por tanto nunca han tenido una vida cristiana normal; es más, jamás han tenido relaciones personales normales, mucho menos una relación normal con Dios. De esto se desprende que son muchas las dificultades y deficiencias del hombre, así como otros factores que pueden frustrar la voluntad de Dios. Esto es suficiente para demostrar que el hombre aún no se ha colocado en la senda correcta de creencia en Dios ni ha entrado en la experiencia real de la vida humana. ¿Y qué es entonces ir por la senda correcta de creencia en Dios? Ir por la senda correcta significa que puedes calmar tu corazón delante de Dios en todo momento y gozar de una comunión normal con Él, llegando gradualmente a conocer lo que falta en el hombre y obteniendo lentamente un conocimiento más profundo de Dios. A través de esto, tu espíritu adquiere una nueva perspectiva y nuevo esclarecimiento cada día; crece tu anhelo, buscas entrar en la verdad, y cada día hay nueva luz y nuevo entendimiento. A través de esta senda, te liberas poco a poco de la influencia de Satanás y creces en tu vida. Tales personas han entrado en la senda correcta. Evalúa tus propias experiencias reales y examina la senda que has perseguido en tu fe. Cuando comparas esto con lo descrito anteriormente, ¿piensas que estás en el camino correcto? ¿En qué asuntos te has liberado de los grilletes de Satanás y de su influencia? Si aún tienes que colocarte en la senda correcta, tus ataduras con Satanás todavía no se han cortado. Siendo así, ¿puede esta búsqueda del amor por Dios conducirte hacia un amor auténtico, enfocado y puro? Dices que tu amor por Dios es inquebrantable y sincero, pero aún no te has liberado de los grilletes de Satanás. ¿No estás intentando engañar a Dios? Si deseas alcanzar un estado en el cual tu amor por Él no esté adulterado y deseas que Él te gane totalmente y que te cuente entre el pueblo del reino, entonces debes colocarte primero en la senda correcta de creencia en Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Qué punto de vista deberían tener los creyentes

Palabras diarias de Dios  Fragmento 393

El problema común que existe en todas las personas es que entienden la verdad pero no la ponen en práctica. Esto es porque, por una parte, no están dispuestos a pagar el precio y, por otra, su discernimiento es deficiente. Son incapaces de ver más allá de muchas de las dificultades de la vida cotidiana tal y como son, y no saben practicar adecuadamente. Ya que las experiencias de las personas son demasiado superficiales, su calibre muy pobre y el grado en el que entienden la verdad muy limitado, no tienen manera de resolver las dificultades con las que se encuentran en la vida cotidiana. Creen en Dios sólo de palabra y son incapaces de traer a Dios a su vida cotidiana. Es decir, Dios es Dios, la vida es la vida, y es como si las personas no tuvieran relación con Dios en su vida. Esto es lo que piensa todo el mundo. Creyendo así en Dios, en realidad las personas no serán ganadas y perfeccionadas por Él. De hecho, no es que la palabra de Dios haya encontrado una expresión completa, sino que la habilidad de las personas para recibir Su palabra simplemente es demasiado inadecuada. Podría decirse que casi nadie actúa según las intenciones originales de Dios. Más bien, su fe en Dios va según sus propias intenciones, las nociones religiosas que tuvieron en el pasado y su propia manera de hacer las cosas. Pocos son aquellos que sufren una transformación después de aceptar la palabra de Dios y comienzan a actuar de acuerdo con Su voluntad. En lugar de eso, persisten en sus creencias equivocadas. Cuando las personas comienzan a creer en Dios, lo hacen basándose en las reglas convencionales de la religión y viven e interactúan con los demás completamente sobre la base de su propia filosofía de vivir. Podría decirse que este es el caso de nueve de cada diez personas. Hay muy pocos que formulan otro plan y pasan página después de comenzar a creer en Dios. La humanidad ha fracasado al considerar la palabra de Dios como verdad o al tomarla como tal para ponerla en práctica.

Tomemos la fe en Jesús, por ejemplo. Tanto si alguien acabara de empezar a creer como si lo hiciera desde hacía mucho tiempo, todos utilizaban simplemente los talentos que tenían y demostraban las habilidades que poseían. Las personas simplemente agregaron “fe en Dios”, estas tres palabras, a su vida habitual, pero no hicieron ningún cambio en su carácter y su fe en Dios no creció en lo más mínimo. Su búsqueda no era ni caliente ni fría. No decían que fueran a renunciar a su fe, pero tampoco se consagraban por completo a Dios. Nunca habían amado verdaderamente u obedecido a Dios. Su fe en Dios era una mezcla de lo genuino y lo falso, se aproximaban a ella con un ojo abierto y otro cerrado, y no eran sinceros en la práctica de su fe. Continuaban en tal estado de desconcierto hasta acabar muriendo confundidos. ¿Qué sentido tiene esto? Ahora, para creer en el Dios práctico, debes tomar el camino correcto. Si crees en Dios, no debes buscar solo bendiciones, sino amar y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento, mediante tu búsqueda individual, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un entendimiento real de Dios y tener un amor real por Dios procedente del fondo de tu corazón. En otras palabras, cuando tu amor por Dios es el más genuino y nadie puede destruirlo o interponerse en el camino de tu amor por Él, entonces estás en el camino correcto de la fe en Dios. Esto prueba que perteneces a Dios, porque Dios ya ha tomado posesión de tu corazón y nada más puede poseerte. Mediante tu experiencia, el precio que has pagado y la obra de Dios, eres capaz de desarrollar un amor espontáneo por Dios y, cuando lo hagas, te liberarás de la influencia de Satanás y llegarás a vivir en la luz de la palabra de Dios. Solo cuando te has librado de la influencia de las tinieblas puedes decir que has ganado a Dios. En tu creencia en Dios, debes intentar buscar esta meta. Esta es la responsabilidad de cada uno de vosotros. Ninguno de vosotros debería estar satisfecho con el estado actual de las cosas. No podéis estar indecisos respecto a la obra de Dios ni tomarla a la ligera. Debéis pensar en Dios en todos los aspectos y en todo momento, y hacer todas las cosas por Su causa. Y cuando habléis o actuéis, debéis poner primero los intereses de la casa de Dios. Solo así podéis ser conforme al corazón de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Ya que crees en Dios, deberías vivir para la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 394

El mayor defecto de la gente en su fe en Dios es que solo creen de palabra y Dios está totalmente ausente de sus vidas cotidianas. Todas las personas, de hecho, creen en la existencia de Dios; sin embargo, Dios no es parte de su vida diaria. De la boca de la gente salen muchas oraciones a Dios, pero Él tiene poco lugar en sus corazones, y por eso Dios la pone a prueba una y otra vez. Ya que las personas son impuras, Dios no tiene otra alternativa que probarlas para que se sientan avergonzadas y lleguen a conocerse a sí mismas en medio de las pruebas. De otro modo, la humanidad se convertiría en los descendientes del arcángel y se volvería cada vez más corrupta. En el proceso de su fe en Dios, cada persona desecha muchos de sus motivos y objetivos personales bajo la incesante purificación de Dios. De lo contrario, Dios no tendría manera de usar a nadie ni de hacer en la gente la obra que debe hacer. Dios primero purifica a la gente y, mediante este proceso, las personas llegan a conocerse a sí mismas y Dios puede cambiarlas. Solo entonces puede Dios obrar Su vida en ellas y solo así puede el corazón del hombre volverse por completo a Dios. Y por eso digo que creer en Dios no es tan sencillo como dice la gente. Tal como lo ve Dios, si solo tienes conocimiento, pero no tienes Su palabra como vida, y si estás limitado únicamente a tu propio conocimiento, pero no puedes practicar la verdad o vivir la palabra de Dios, esto es prueba de que todavía no tienes un corazón que ame a Dios y muestra que tu corazón no le pertenece. Se puede llegar a conocer a Dios creyendo en Él: esta es la meta final y el objetivo de la búsqueda del hombre. Debes dedicar esfuerzo a vivir las palabras de Dios, para que puedan hacerse realidad en tu práctica. Si solo tienes conocimiento doctrinal, entonces tu fe en Dios se quedará en nada. Solo si luego también practicas y vives Su palabra tu fe puede considerarse completa y de acuerdo con la voluntad de Dios. En este camino, muchas personas pueden hablar de mucho conocimiento, pero en el momento de su muerte, sus ojos se llenan de lágrimas y se odian a sí mismas por haber desperdiciado toda una vida y haber vivido en vano hasta la vejez. Solo entienden doctrinas, pero no pueden poner en práctica la verdad o dar testimonio de Dios; en cambio, simplemente corren de acá para allá y están sumamente ocupados; y solo al borde de la muerte ven finalmente que carecen de un verdadero testimonio, que no conocen a Dios en absoluto. ¿Y no es ya demasiado tarde? ¿Por qué no aprovechas el día y persigues la verdad que amas? ¿Por qué esperar hasta mañana? Si en vida no sufres por la verdad o buscas obtenerla, ¿es posible que desees sentir arrepentimiento en la hora de tu muerte? Si es así, entonces, ¿por qué creer en Dios? En verdad, hay muchos asuntos en los que las personas, si les dedican el más mínimo esfuerzo, pueden poner la verdad en práctica y así agradar a Dios. Por el mero hecho de que los corazones de las personas están poseídos por demonios, no pueden actuar por el bien de Dios y se precipitan constantemente en beneficio de su carne, sin obtener nada al final. Por esta razón, las personas están afligidas de continuo por problemas y dificultades. ¿No son estos los tormentos de Satanás? ¿No es esta la corrupción de la carne? No debes tratar de engañar a Dios hablando sin parar. Más bien, debes actuar de manera tangible. No te engañes a ti mismo; ¿qué sentido tendría eso? ¿Qué puedes ganar por vivir por el bien de tu carne y afanarte por el beneficio y la fama?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Ya que crees en Dios, deberías vivir para la verdad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 395

Ahora bien, vosotros debéis buscar convertiros en el pueblo de Dios y así comenzaréis toda la entrada en el camino correcto. Ser el pueblo de Dios quiere decir entrar en la Era del Reino. En la actualidad comenzaréis a entrar de manera oficial en el entrenamiento del reino y vuestras vidas futuras dejarán de ser tan descuidadas y holgazanas como lo eran antes; viviendo de esta manera es imposible alcanzar los estándares que Dios exige. Si no sientes ninguna urgencia, entonces esto muestra que no tienes ningún deseo de mejorar, que tu búsqueda es poco clara y confusa y que no puedes cumplir con la voluntad de Dios. Entrar al entrenamiento del reino quiere decir comenzar la vida del pueblo de Dios, ¿estás dispuesto a aceptar tal entrenamiento? ¿Estás dispuesto a sentir una sensación de urgencia? ¿Estás dispuesto a vivir bajo la disciplina de Dios? ¿Estás dispuesto a vivir bajo el castigo de Dios? Cuando las palabras de Dios vengan a ti y te prueben, ¿cómo actuarás? Y ¿qué harás cuando te enfrentes con toda clase de hechos? En el pasado, tu enfoque no era en la vida; hoy, debes enfocarte en entrar en la realidad de la vida y buscar los cambios en tu carácter de vida. Esto es lo que debe lograr el pueblo del reino. Todos los que son del pueblo de Dios deben tener vida, deben aceptar el entrenamiento del reino y deben buscar los cambios en su carácter de vida. Esto es lo que Dios exige del pueblo del reino.

Las exigencias que Dios le hace al pueblo del reino son las siguientes:

  1. Deben aceptar las comisiones de Dios. Es decir, deben aceptar todas las palabras que se hablan en la obra de Dios de los últimos días.

  2. Deben entrar en el entrenamiento del reino.

  3. Deben buscar que Dios haya tocado sus corazones. Cuando tu corazón se haya vuelto por completo a Dios, y tengas una vida espiritual normal, vivirás en el reino de la libertad, lo que quiere decir que vivirás bajo el cuidado y la protección del amor de Dios. Solo cuando vivas bajo el cuidado y la protección de Dios le pertenecerás a Dios.

  4. Deben ser ganados por Dios.

  5. Se deben convertir en una manifestación de la gloria de Dios en la tierra.

Estos cinco puntos son Mis comisiones para vosotros. Mis palabras son dichas al pueblo de Dios, y si no estás dispuesto a aceptar estas comisiones, Yo no te obligaré, pero si verdaderamente las aceptas, entonces serás capaz de hacer la voluntad de Dios. En la actualidad, comenzáis a aceptar las comisiones de Dios y a buscar convertiros el pueblo del reino y a alcanzar los estándares que se exigen para ser el pueblo del reino. Este es el primer paso para la entrada. Si quieres hacer la voluntad de Dios por completo, entonces debes aceptar estas cinco comisiones y, si las puedes lograr, vivirás según al corazón de Dios y con toda seguridad Dios hará un gran uso de ti. Lo que es crucial hoy es entrar al entrenamiento del reino. La entrada al entrenamiento del reino supone la vida espiritual. Antes, no se hablaba de la vida espiritual, pero ahora, al emprender la entrada al entrenamiento del reino, entras oficialmente a la vida espiritual.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 396

¿Qué clase de vida es la vida espiritual? La vida espiritual es una en la que tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y puede ser consciente del amor de Dios. Es una en la que vives en las palabras de Dios y nada más ocupa tu corazón, y puedes comprender la voluntad actual de Dios y la luz del Espíritu Santo te guía con el fin de que cumplas con tu deber. Tal vida entre el hombre y Dios es la vida espiritual. Si no puedes seguir la luz de la actualidad, entonces se ha creado un distanciamiento en tu relación con Dios, incluso la relación se pudo haber roto, y no tienes una vida espiritual normal. Una relación normal con Dios se construye sobre el fundamento de aceptar Sus palabras actuales. ¿Tienes una vida espiritual normal? ¿Tienes una relación normal con Dios? ¿Eres alguien que sigue la obra del Espíritu Santo? Si puedes seguir la luz del Espíritu Santo hoy y puedes comprender la voluntad de Dios dentro de Sus palabras y puedes entrar en ellas, entonces eres alguien que sigue la corriente del Espíritu Santo. Si no sigues la corriente del Espíritu Santo, entonces, sin duda, eres alguien que no busca la verdad. El Espíritu Santo no tiene oportunidad de obrar en aquellos que no tienen el deseo de ser mejores y, como resultado, tales personas nunca son capaces de hacer acopio de su fuerza y son siempre pasivas. En la actualidad, ¿sigues la corriente del Espíritu Santo? ¿Estás en la corriente del Espíritu Santo? ¿Has salido de un estado pasivo? Todos los que creen en las palabras de Dios, que toman la obra de Dios como fundamento y siguen la luz del Espíritu Santo hoy, todos están en la corriente del Espíritu Santo. Si tú crees de manera inequívoca que las palabras de Dios son verdaderas y correctas y crees en las palabras de Dios sin importar lo que Él diga, entonces eres alguien que busca la entrada a la obra de Dios y, de esta manera, cumples Su voluntad.

Para entrar en la corriente del Espíritu Santo, debes tener una relación normal con Dios y primero te debes deshacer de tu estado pasivo. Algunas personas siempre siguen a la mayoría y sus corazones se desvían muy lejos de Dios; tales personas no tienen ningún deseo de mejorar y los estándares que buscan son demasiado bajos. La voluntad de Dios es solo procurar amarlo y ser ganados por Él. Hay personas que solo usan su conciencia para retribuir el amor de Dios, pero esto no puede cumplir Su voluntad; cuanto más altos sean los estándares que busques, más estarás en armonía con la voluntad de Dios. Como alguien que es normal y que busca el amor a Dios, la entrada al reino para convertirse en uno del pueblo de Dios es vuestro verdadero futuro, y es una vida que tiene el mayor valor y significado; nadie está más bendecido que vosotros. ¿Por qué digo esto? Porque los que no creen en Dios viven para la carne y viven para Satanás, pero hoy vivís para Dios y vivís para hacer la voluntad de Dios. Es por esto que digo que vuestras vidas son de gran importancia. Solo este grupo de personas, que Dios ha seleccionado, puede vivir una vida de gran importancia: Nadie más en la tierra puede vivir una vida de tal valor y significado. Como Dios os ha seleccionado y os ha alzado y, además, por el amor que os tiene, habéis comprendido la verdadera vida y sabéis cómo vivir una vida que tenga el máximo valor. Esto no se debe a que vuestra búsqueda sea buena sino a la gracia de Dios; fue Dios el que abrió los ojos de vuestro espíritu y fue el Espíritu de Dios el que tocó vuestro corazón dándoos la buena fortuna de venir ante Él. Si el Espíritu de Dios no os hubiera iluminado, entonces no podríais ver lo que es asombroso de Dios ni tampoco os sería posible amar a Dios. Es exclusivamente porque el Espíritu de Dios ha tocado el corazón de las personas, que se han vuelto a Dios por completo. A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes dejar de amar a Dios, sientes que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas dejar a un lado. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y orarás a Dios y le dirás: “¡Oh, Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Erogaré todo y daré todo para hacer Tu voluntad y te dedicaré todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, tu corazón albergará un amor sin fin y una obediencia verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si las personas son tocadas con frecuencia por el Espíritu de Dios, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh, Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Al permitirme vivir por Ti hoy, me elevaste”. Cuando hayas orado de esta manera, sentirás que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, sentirás que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber elevado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; en tu corazón habrá un poder sin límite y tendrás la sensación de que Dios es muy encantador y que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Aquellos que con frecuencia son tocados por Dios, experimentan cambios en sus vidas, son capaces de establecer su propósito, están dispuestos a ganar por completo a Dios, el amor por Dios en sus corazones es más fuerte, sus corazones se han vuelto por completo a Dios, no tienen en cuenta ni la familia, ni el mundo, ni las complicaciones, ni el futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. A todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 397

Al seguir a Dios, todo debería ser según Sus palabras actuales, y esto es de vital importancia: ya sea que estéis buscando la entrada a la vida o el cumplimiento de la voluntad de Dios, todo se debería centrar alrededor de las palabras actuales de Dios. Si lo que comunicas y lo que buscas no se centra alrededor de las palabras actuales de Dios, entonces eres un extraño a Sus palabras y careces por completo de la obra del Espíritu Santo. Lo que Dios quiere son personas que sigan Sus pasos. No importa qué asombroso y puro sea lo que hayas entendido antes, Dios no lo quiere y si no puedes hacer a un lado esas cosas, entonces, en el futuro, serán un enorme obstáculo para tu entrada. Todos los que pueden seguir la luz actual del Espíritu Santo son benditos. Las personas de eras pasadas también siguieron los pasos de Dios, pero no pudieron continuar hasta hoy; esta es la bendición de las personas de los últimos días. Los que pueden seguir la obra actual del Espíritu Santo y que pueden seguir los pasos de Dios, de tal manera que lo sigan dondequiera que Él los guíe, estas son las personas a las que Dios bendice. Los que no siguen la obra actual del Espíritu Santo, no han entrado en la obra de las palabras de Dios y, no importa cuánto se esfuercen o cuán grande sea su sufrimiento o cuánto vayan de aquí para allá, esto no significa nada para Dios y Él no los elogiará. En la actualidad, todos los que siguen las palabras actuales de Dios están en la corriente del Espíritu Santo; los que son ajenos a las palabras actuales de Dios están fuera de la corriente del Espíritu Santo y a tales personas Dios no las elogia. El servicio que está divorciado de las declaraciones actuales del Espíritu Santo es un servicio que es de la carne y de las nociones y es imposible que sea acorde a la voluntad de Dios. Si las personas viven rodeadas de nociones religiosas, entonces no pueden hacer nada que sea digno de la voluntad de Dios y aunque sirvan a Dios, sirven en medio de su imaginación y de sus nociones y son totalmente incapaces de servir según la voluntad de Dios. Los que no pueden seguir la obra del Espíritu Santo no entienden la voluntad de Dios y los que no entienden la voluntad de Dios no pueden servirlo. Dios quiere un servicio que sea según Su corazón; no quiere un servicio que sea de las nociones y de la carne. Si las personas no pueden seguir los pasos de la obra del Espíritu Santo, entonces viven en medio de nociones. El servicio de tales personas interrumpe y perturba y tal servicio va en contra de Dios. Así, los que no son capaces de seguir los pasos de Dios no pueden servirlo; los que no pueden seguir los pasos de Dios muy probablemente se oponen a Él y no son compatibles con Él. “Seguir la obra del Espíritu Santo” quiere decir entender la voluntad de Dios hoy, poder actuar de acuerdo con los requisitos actuales de Dios, poder obedecer y seguir al Dios de hoy, y entrar en consonancia con Sus más nuevas declaraciones. Solo alguien así sigue la obra del Espíritu Santo y está en la corriente del Espíritu Santo. Tales personas no solo pueden recibir la alabanza de Dios y pueden verlo, sino que también pueden conocer Su carácter en Su última obra y pueden conocer las nociones del hombre y su desobediencia y su naturaleza y esencia; además, durante su servicio, pueden poco a poco lograr cambios en el carácter. Solo las personas como estas son las que pueden ganar a Dios y las que genuinamente han encontrado el camino verdadero. La obra del Espíritu Santo descarta a aquellas personas que no son capaces de seguir la última obra de Dios y que se rebelan contra Su última obra. Que esas personas abiertamente se opongan a Dios se debe a que Él ha hecho una nueva obra y la imagen de Dios no es la misma a la que estas personas tienen en sus nociones; como resultado de esto, se oponen abiertamente a Dios y lo juzgan, lo que la hace que Dios las aborrezca y las rechace. Tener el conocimiento de la última obra de Dios no es una tarea fácil, pero si las personas deciden obedecer la obra de Dios y persiguen la obra de Dios, entonces tendrán la oportunidad de verlo y tendrán la oportunidad de obtener la nueva guía del Espíritu Santo. Los que de manera intencional se oponen a la obra de Dios no pueden recibir la iluminación del Espíritu Santo o la guía de Dios. Por lo tanto, que las personas puedan recibir o no la última obra de Dios depende de la gracia de Dios, depende de su búsqueda y depende de sus intenciones.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 398

Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra de Dios son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son descartados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas nociones y obedecer, hoy, la obra de Dios. Este grupo de personas, que hoy aceptan la obra más nueva, fue predestinado por Dios antes del tiempo, y son las personas más benditas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis Su aparición y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que este grupo de personas, vosotros. Todo esto gracias a la obra de Dios, gracias a la predestinación y elección de Dios y gracias a Su gracia; si Dios no hablara y pronunciara Sus palabras, ¿vuestras condiciones podrían ser como son hoy? Así, que toda la gloria y la alabanza sean para Dios, porque todo esto se debe a que Él os alza. Con estas cosas en mente, ¿todavía puedes ser pasivo? ¿Podría todavía tu fuerza ser incapaz de alzarse?

Dios predestinó desde tiempos inmemoriales que pudieras aceptar el juicio, el castigo, los golpes y el refinamiento de Sus palabras y, además, que pudieras aceptar Sus comisiones y por eso no te debes afligir demasiado cuando eres castigado. Nadie os puede quitar la obra que se ha hecho en vosotros y las bendiciones que se os han otorgado y nadie os puede quitar todo lo que se os ha dado. Los religiosos no admiten comparación con vosotros. No poseéis una gran experiencia de la Biblia, ni contáis con teoría religiosa, pero como Dios ha obrado dentro de vosotros, habéis ganado más que cualquiera a lo largo de las eras y, por lo tanto, esta es vuestra mayor bendición. Por esto, os debéis dedicar aún más a Dios y ser todavía más leal a Él. Como Dios te alza, debes redoblar tus esfuerzos y debes preparar tu estatura para aceptar las comisiones de Dios. Debes permanecer firme en el lugar que Él te ha dado, buscar convertirte en uno del pueblo de Dios, aceptar el entrenamiento del reino, aceptar que Él te gane y, en última instancia, volverte testimonio glorioso de Dios. ¿Posees esta determinación? Si es así, entonces al final puedes estar seguro de que serás ganado por Dios y te convertirás en testimonio glorioso de Él. Debes entender que la comisión principal es que Dios te gane y que te conviertas en glorioso testimonio de Dios. Esta es Su voluntad.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 399

Hoy, las palabras del Espíritu Santo son la dinámica de la obra del Espíritu Santo y, durante este periodo, la iluminación continua del hombre por parte del Espíritu Santo es la tendencia de Su obra. ¿Y cuál es la tendencia de la obra del Espíritu Santo hoy? Es el liderazgo del pueblo hacia la actual obra de Dios y hacia una vida espiritual normal. Hay varios pasos para entrar en una vida espiritual normal:

  1. Primero, debes derramar tu corazón en las palabras de Dios. No debes buscar Sus palabras en el pasado y no las debes estudiar ni comparar con las palabras de hoy. En cambio, debes derramar por completo tu corazón en las palabras actuales de Dios. Si hay personas que todavía quieren leer Sus palabras, libros espirituales u otros relatos de la prédica pertenecientes al pasado, y no siguen las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces son las personas más necias que existen; Dios aborrece a tales personas. Si estás dispuesto a aceptar la luz del Espíritu Santo hoy, entonces derrama por completo tu corazón a las declaraciones actuales de Dios. Esto es lo primero que debes lograr.

  2. Debes orar sobre el fundamento de las palabras actuales que Dios pronunció, debes entrar en Sus palabras, tener comunión con Él y establecer tus propósitos ante Dios, definiendo qué estándares deseas para buscar alcanzarlas.

  3. Debes buscar entrar profundamente en la verdad sobre el fundamento de la obra actual del Espíritu Santo. No te aferres a declaraciones y teorías obsoletas del pasado.

  4. Debes buscar ser tocado por el Espíritu Santo y entrar en las palabras de Dios.

  5. Debes buscar entrar en el camino que el Espíritu Santo recorre hoy.

¿Y cómo buscas ser tocado por el Espíritu Santo? Lo crucial es vivir en las palabras actuales de Dios y orar sobre el fundamento de Sus exigencias. Después de haber orado de esta manera, es seguro que el Espíritu Santo te tocará. Si no buscas en base al fundamento de las palabras que Dios pronuncia hoy, entonces es infructuoso. Debes orar y decir: “¡Oh, Dios! Me opongo a Ti y te debo tanto; soy muy desobediente y nunca puedo satisfacerte. Oh, Dios, quiero que me salves, quiero servirte hasta el final, quiero morir por Ti. Tú me juzgas y me castigas y no tengo quejas; me opongo a Ti y merezco morir para que todas las personas puedan contemplar Tu justo carácter en mi muerte”. Si oras desde dentro de tu corazón de esta manera, Dios te escuchará y te guiará; si no oras sobre el fundamento de las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces no hay posibilidad de que el Espíritu Santo te toque. Si oras de acuerdo a la voluntad de Dios, y de acuerdo a eso que Él quiere hacer hoy, dirás: “¡Oh, Dios! Quiero aceptar Tus comisiones y ser fiel a ellas y estoy dispuesto a consagrar toda mi vida a Tu gloria para que todo lo que haga pueda alcanzar los estándares del pueblo de Dios. Que mi corazón sea tocado por Ti. Anhelo que Tu Espíritu siempre me ilumine, que todo lo que yo avergüence a Satanás, para, al final, ser ganado por Ti”. Si oras de esta manera, centrándote alrededor de la voluntad de Dios, entonces, el Espíritu Santo inevitablemente obrará en ti. No importa cuántas sean las palabras de tus oraciones, lo que es clave es si comprendes la voluntad de Dios o no. Todos vosotros pudisteis haber tenido la siguiente experiencia: A veces, mientras oras en una reunión, la dinámica de la obra del Espíritu Santo alcanza su punto máximo, haciendo que la fuerza de todos se eleve. Algunas personas lloran amargamente y derraman lágrimas mientras oran, vencidas por el remordimiento ante Dios, y algunas personas muestran su determinación y hacen votos. Ese es el efecto que debe lograr la obra del Espíritu Santo. En la actualidad es crucial que todas las personas derramen por completo sus corazones sobre las palabras de Dios. No te enfoques en las palabras que se pronunciaron antes; si todavía te aferras a lo que antes fue, entonces el Espíritu Santo no obrará dentro de ti. ¿Ves qué importante es esto?

¿Conocéis el camino que recorre el Espíritu Santo en la actualidad? Los diferentes puntos que se mencionaron antes son los que el Espíritu Santo debe lograr hoy y en el futuro; son el camino que emprende el Espíritu Santo y la entrada que los hombres deben buscar. En tu entrada a la vida, como mínimo debes derramar tu corazón en las palabras de Dios y debes poder aceptar el juicio y el castigo de las palabras de Dios; tu corazón debe anhelar a Dios, debes buscar la entrada profunda a la verdad y a los objetivos que Dios exige. Cuando posees esta fuerza, entonces esto demuestra que has sido tocado por Dios y tu corazón ha comenzado a volverse hacia Dios.

El primer paso de entrada a la vida es derramar por completo el corazón en las palabras de Dios y el segundo paso es aceptar ser tocado por el Espíritu Santo. ¿Cuál es el efecto que se debe lograr al aceptar ser tocado por el Espíritu Santo? Es poder anhelar, buscar y explorar una verdad más profunda y poder cooperar con Dios de una manera positiva. Hoy cooperas con Dios, es decir, hay un objetivo para la búsqueda, para las oraciones y para la comunión con Sus palabras y llevas a cabo tu deber según las exigencias de Dios; solo esto es cooperar con Dios. Si solo hablas de dejar que Dios actúe, pero no tomas ninguna acción, ni orando ni buscando, entonces ¿podría esto llamarse cooperación? Si no hay ni rastro de cooperación en ti, y careces del entrenamiento para la entrada que tiene un objetivo, entonces no estás cooperando. Algunas personas dicen: “Todo depende de la predestinación de Dios, Él mismo hace todo; si Dios no lo hiciera, entonces, ¿cómo podría hacerlo el hombre?”. La obra de Dios es normal y no es en lo más mínimo sobrenatural y es solo por medio de tu búsqueda activa que el Espíritu Santo obra, porque Dios no obliga al hombre; le debes dar la oportunidad de obrar y si no buscas o entras, y si no hay el más mínimo anhelo en tu corazón, entonces Dios no tiene oportunidad de obrar. ¿Por qué camino puedes buscar ser tocado por Dios? Por medio de la oración y de acercarte más a Él. Pero, lo más importante, recuerda, es que debe ser sobre el fundamento de las palabras que Dios pronunció. Cuando eres tocado por Dios con frecuencia, la carne no te esclaviza: esposo, esposa, hijos y dinero, todo eso es incapaz de encadenarte y tú solo quieres perseguir la verdad y vivir ante Dios. En este momento, serás alguien que vive en el reino de la libertad.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 400

Dios ha decidido hacer completo al hombre, e, independientemente de la perspectiva desde la cual hable, todo es en aras de perfeccionar a las personas. Las palabras pronunciadas desde la perspectiva del Espíritu son difíciles de entender para las personas; no tienen forma de encontrar la senda de práctica, pues su capacidad de entendimiento es limitada. La obra de Dios logra efectos diferentes, y Él tiene un propósito en cada paso de ella. Además, resulta imperativo que Él hable desde diferentes perspectivas, pues solo haciéndolo puede perfeccionar al hombre. Si solo emitiera Su voz desde la perspectiva del Espíritu, no habría forma completar esta etapa de la obra de Dios. A partir del tono que utiliza al hablar, puedes ver que Él está decidido a hacer completo a este grupo de personas. Así pues, ¿cuál debe ser el primer paso para cada uno que desee ser perfeccionados? Por encima de todo, debes conocer la obra de Dios. Actualmente ha comenzado un nuevo método en la obra de Dios; se ha pasado de una era a la otra, la forma como Dios obra también ha cambiado y el método por el que Dios habla es distinto. En la actualidad, no solo ha cambiado el método de Su obra, sino que también lo ha hecho la era. Ahora estamos en la Era del Reino. También es la era de amar a Dios. Es un anticipo de la Era del Reino Milenario —que es también la Era de la Palabra—, y en la cual Dios usa muchas formas de hablar para perfeccionar al hombre y habla desde diversas perspectivas para proveerlo. Al entrar en la Era del Reino Milenario, Dios comenzará a usar palabras para perfeccionar al hombre, permitiéndole a este entrar en la realidad de la vida y guiándolo hacia el camino correcto. Habiendo experimentado tantos pasos de la obra de Dios, el hombre ha visto que la obra de Dios no permanece inmutable, sino que está evolucionando y se profundiza sin cesar. Después de que las personas la hayan experimentado durante mucho tiempo, la obra ha dado repetidos giros, cambiando una y otra vez. Sin embargo, por mucho que cambie, nunca se desvía del propósito de Dios de traerle la salvación al hombre. Incluso tras pasar por diez mil cambios, nunca se aparta de su propósito original. No importa cómo cambie el método de la obra de Dios, esta nunca se desvía de la verdad o de la vida. Los cambios en el método a través del cual se realiza la obra simplemente implican un cambio en el formato de la obra y en la perspectiva desde la cual Dios habla; no hay un cambio en el objetivo central de Su obra. Los cambios en el tono de voz de Dios y en el método de Su obra se llevan a cabo para lograr un resultado. Un cambio en el tono de voz no significa un cambio en el propósito o el principio que está detrás de la obra. Las personas creen en Dios principalmente para buscar la vida. Si crees en Dios, pero no buscas la vida ni vas tras la verdad o el conocimiento de Dios, ¡entonces esto no es creer en Dios! ¿Es realista que sigas buscando entrar en el reino para ser rey? Lograr el verdadero amor por Dios a través de la búsqueda de la vida, solo esto es la realidad; la búsqueda y la práctica de la verdad son, todas, realidad. Leyendo las palabras de Dios y experimentándolas llegarás a comprender el conocimiento de Dios en medio de la experiencia real. Esto es una búsqueda verdadera.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra

Palabras diarias de Dios  Fragmento 401

Esta es la Era del Reino. Si has entrado en esta nueva era depende de si has entrado en la realidad de las palabras de Dios y de si Sus palabras se han convertido la realidad de tu vida. Las palabras de Dios se dan a conocer a cada persona para que, al final, todos vivan en el mundo de las palabras de Dios, y Sus palabras esclarecerán e iluminarán a cada persona desde dentro. Si, durante este período, eres descuidado en la lectura de las palabras de Dios y no tienes interés en ellas, eso demuestra que tu condición es equivocada. Si eres incapaz de entrar en la Era de la Palabra, entonces el Espíritu Santo no obra en ti; si has entrado en esta era, Él llevará a cabo Su obra. ¿Qué puedes hacer al inicio de la Era de la Palabra para ganar la obra del Espíritu Santo? En esta era, y entre vosotros, Dios logrará lo siguiente: que cada persona vivirá las palabras de Dios, será capaz de poner en práctica la verdad y amará a Dios fervientemente; que todas las personas usarán las palabras de Dios como una base y como su realidad y tendrán un corazón que venere a Dios, y que, a través de la práctica de las palabras de Dios, el hombre ejercerá el poder monárquico junto con Dios. Esta es la obra que Dios ha de llevar a cabo. ¿Puedes continuar sin leer las palabras de Dios? Hoy, hay muchos que sienten que no pueden pasar ni un día o dos sin leer Sus palabras. Ellos deben leer Sus palabras todos los días, y, si el tiempo no se lo permite, les basta con escucharlas. Este es el sentimiento que el Espíritu Santo otorga a las personas y es la manera en la que Él comienza a moverlas. Es decir, Él gobierna al hombre a través de las palabras para que este pueda entrar en la realidad de las palabras de Dios. Si, después de tan solo un día de no comer y beber las palabras de Dios, sientes oscuridad y sed, y no puedes soportarlo, esto muestra que has sido movido por el Espíritu Santo y que Él no se ha apartado de ti. Entonces, eres alguien que está dentro de esta corriente. Sin embargo, si después de uno o dos días sin comer y beber las palabras de Dios no sientes nada; si no tienes sed y no te sientes movido en absoluto, esto es muestra de que el Espíritu Santo se ha alejado de ti. Entonces, esto significa que hay algo equivocado en tu estado interior; no has entrado en la Era de la Palabra y eres alguien que se ha quedado atrás. Dios usa las palabras para gobernar a las personas; te sientes bien si comes y bebes las palabras de Dios y, si no lo haces, no tienes una senda a seguir. Las palabras de Dios se convierten en el alimento de las personas y en la fuerza que las impulsa. La Biblia dice que “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Hoy, Dios completará esta obra y la cumplirá en vosotros. ¿Cómo es que, en el pasado, las personas podían estar muchos días sin leer las palabras de Dios y, sin embargo, podían seguir comiendo y trabajando como siempre, pero eso no ocurre en el presente? En esta era, Dios usa, primordialmente, las palabras para gobernar a todos. A través de las palabras de Dios, el hombre es juzgado y perfeccionado, y, luego, finalmente, es llevado al reino. Solo las palabras de Dios pueden proveer la vida del hombre, y solo las palabras de Dios pueden dar luz al hombre y una senda de práctica, especialmente en la Era del Reino. Siempre que no te apartes de la realidad de las palabras de Dios, y comas y bebas a diario Sus palabras, Dios podrá perfeccionarte.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 402

No se puede apresurar la búsqueda de la vida; el crecimiento de la vida no ocurre solo en uno o dos días. La obra de Dios es normal y práctica, y necesariamente pasa por un proceso. Al Jesús encarnado le tomó treinta y tres años y medio completar Su obra de crucifixión; entonces, ¿qué hay de la purificación del hombre y de la transformación de su vida, una obra de la mayor dificultad? No es tarea fácil hacer a un hombre normal que manifieste a Dios. Esto es particularmente cierto para las personas que nacen en la nación del gran dragón rojo, que son de bajo calibre y necesitan un largo período con las palabras y la obra de Dios. Así pues, no os impacientéis por ver resultados. Debes ser proactivo al comer y beber las palabras de Dios e invertir mayor esfuerzo en ellas. Al terminar de leer Sus palabras, debes ser capaz de ponerlas en práctica real, creciendo en conocimiento, perspicacia, discernimiento y sabiduría en las palabras de Dios. Al hacerlo, cambiarás sin darte cuenta. Si eres capaz de tomar como tu principio el comer y beber las palabras de Dios, leerlas, llegar a conocerlas, experimentarlas y practicarlas, madurarás sin darte cuenta. Hay quienes dicen que no son capaces de poner en práctica las palabras de Dios, incluso después de leerlas. ¿Qué prisa tienes? Cuando alcances cierta estatura, serás capaz de poner en práctica Sus palabras. ¿Acaso un niño de cuatro o cinco años diría que no es capaz de apoyar u honrar a sus padres? Deberías saber qué tan grande es tu estatura actual. Pon en práctica lo que puedas poner en práctica, y evita ser alguien que interrumpe la gestión de Dios. Simplemente come y bebe las palabras de Dios, y, de ahora en adelante, asume esto como tu principio. No te preocupes, por ahora, acerca de si Dios puede hacerte completo. No profundices todavía en eso. Simplemente come y bebe las palabras de Dios a medida que vienen a ti, y, seguramente, Dios te hará completo. Sin embargo, hay un principio por el cual debes comer y beber Sus palabras. No lo hagáis a ciegas. Por un lado, al comer y beber las palabras de Dios, busca las palabras que debes llegar a conocer; es decir, aquellas relacionadas con las visiones. Por otro, busca aquello que debes poner en práctica real; es decir, aquello en lo que debes entrar. Un aspecto se refiere al conocimiento y el otro se refiere a la entrada. Una vez que hayas comprendido ambos —cuando hayas comprendido lo que debes conocer y lo que debes practicar— sabrás cómo comer y beber las palabras de Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 403

De cara al futuro, hablar de las palabras de Dios debe ser el principio por el cual hablas. Habitualmente, cuando os reunís, debéis conversar sobre las palabras de Dios y tomar Sus palabras como el contenido de vuestras interacciones, y hablar sobre lo que sabes acerca de estas palabras, cómo las pones en práctica y cómo obra el Espíritu Santo. Siempre que comuniques las palabras de Dios, el Espíritu Santo te iluminará. Alcanzar el mundo de las palabras de Dios requiere la cooperación del hombre. Si no entras en esto, Dios no tendrá forma de obrar; si mantienes la boca cerrada y no hablas sobre Sus palabras, Él no tendrá forma de iluminarte. Cuandoquiera que no te encuentres ocupado, habla sobre las palabras de Dios ¡y no simplemente participes en conversaciones inútiles! Deja que tu vida se llene con las palabras de Dios: solo entonces serás un creyente devoto. No importa si tu conversación es superficial. Sin lo superficial no puede haber profundidad. Debe haber un proceso. Por medio de tu entrenamiento, comprenderás la iluminación del Espíritu Santo sobre ti y cómo comer y beber las palabras de Dios eficazmente. Después de un intervalo de investigación, entrarás en la realidad de las palabras de Dios. Solo si tienes la determinación de cooperar podrás recibir la obra del Espíritu Santo.

De los principios de comer y beber las palabras de Dios, uno se relaciona con el conocimiento y, el otro, con la entrada. ¿Qué palabras deberías llegar a conocer? Deberías llegar a conocer las palabras que se relacionan con las visiones (por ejemplo, las relacionadas con en qué era ha entrado ahora la obra de Dios, qué es lo que Dios desea lograr ahora, qué es la encarnación, etcétera; todas ellas están relacionadas con las visiones). ¿A qué se refiere senda en la que el hombre debe entrar? Se refiere a las palabras de Dios que el hombre debe practicar y en las cuales debe entrar. Esos son los dos aspectos relacionados con comer y beber las palabras de Dios. A partir de ahora, come y bebe las palabras de Dios de esta manera. Si tienes una comprensión clara de Sus palabras relacionadas con las visiones, entonces no hay necesidad de que sigas leyendo todo el tiempo. De importancia primordial es comer y beber más las palabras relacionadas con la entrada; por ejemplo, cómo volcar tu corazón a Dios, cómo aquietar tu corazón en presencia de Dios y cómo renunciar a la carne. Eso es lo que deberías poner en práctica. Sin saber cómo comer y beber las palabras de Dios la verdadera comunicación resulta imposible. Una vez que sabes cómo comer y beber Sus palabras, cuando has comprendido lo que es esencial, la comunicación será libre, y sea cual sea el asunto que surja, podrás comunicar y comprender la realidad. Si, cuando comunicas las palabras de Dios, no posees realidad, entonces no has comprendido lo que es esencial, lo cual muestra que no sabes cómo comer y beber Sus palabras. A algunas personas puede resultarles cansado leer las palabras de Dios, lo cual no es un estado normal. Lo que es normal es que nunca te canses de leer las palabras de Dios, que siempre tengas sed de ellas y siempre pienses que las palabras de Dios son buenas. Así es como alguien que en verdad ha entrado come y bebe las palabras de Dios. Cuando sientes que las palabras de Dios son extremadamente prácticas y que son justamente aquello en lo que el hombre debe entrar; cuando sientes que Sus palabras son enormemente útiles y beneficiosas para el hombre, y que son la provisión de la vida del hombre, es el Espíritu Santo el que te brinda este sentimiento y es el Espíritu Santo el que te mueve. Esto demuestra que el Espíritu Santo está obrando en ti y que Dios no se ha apartado de ti. Al ver que Dios siempre está hablando, algunas personas se cansan de Sus palabras y piensan que no tiene ninguna consecuencia leerlas o no. Ese no es un estado normal. No poseen un corazón sediento de entrar en la realidad y esas personas no tienen sed ni le dan importancia a ser perfeccionadas. Cada vez que te des cuenta de que no tienes sed de las palabras de Dios, eso muestra que no te encuentras en un estado normal. En el pasado, podía determinarse si Dios se había apartado de ti si sentías paz interior y experimentabas gozo. Ahora la clave es si tienes sed de las palabras de Dios, si Sus palabras son tu realidad, si eres fiel y si eres capaz de hacer todo lo que puedas por Dios. En otras palabras, el hombre es juzgado por la realidad de las palabras de Dios. Dios dirige Sus palabras a toda la humanidad. Si estás dispuesto a leerlas, Él te esclarecerá, pero si no es así, no lo hará. Dios esclarece a los que tienen hambre y sed de justicia, y a los que lo buscan. Algunos dicen que Dios no los esclareció incluso después de haber leído Sus palabras. Pero ¿cómo leíste estas palabras? Si lees Sus palabras como un hombre a caballo que mira las flores y no le da importancia a la realidad, ¿cómo podría Dios esclarecerte? ¿Cómo puede alguien que no atesora las palabras de Dios ser perfeccionado por Él? Si no atesoras las palabras de Dios, entonces no poseerás ni la verdad ni la realidad. Si atesoras Sus palabras, entonces serás capaz de practicar la verdad, y solo entonces poseerás la realidad. Por esta razón tienes que comer y beber las palabras de Dios en todo momento, ya sea que estés ocupado o no, ya sea que las circunstancias sean adversas o no, y ya sea que estés siendo probado o no. En resumidas cuentas, las palabras de Dios son el fundamento de la existencia del hombre. Nadie puede alejarse de Sus palabras, pero sí debe comer de Sus palabras como si fueran las tres comidas del día. ¿Podría ser tan fácil ser perfeccionado y ganado por Dios? Bien sea que comprendas o no en el presente y que tengas o no un entendimiento claro de la obra de Dios, debes comer y beber las palabras de Dios tanto como te sea posible. Esto es entrar de una manera proactiva. Después de leer las palabras de Dios, apresúrate a poner en práctica aquello en lo que puedes entrar, y haz a un lado momentáneamente aquello en lo que no. Tal vez no puedas entender muchas de las palabras de Dios al principio, pero después de dos o tres meses, e, incluso, quizá después de un año, lo harás. ¿Cómo puede ser esto? Se debe a que Dios no puede perfeccionar al hombre en un día o dos. La mayoría de las veces, cuando lees Sus palabras, puede que no las entiendas de inmediato. En ese momento, puede parecerte que no son más que un simple texto; debes experimentarlas por un tiempo antes de poder entenderlas. Como Dios ha hablado mucho, debes hacer tu máximo esfuerzo por comer y beber Sus palabras y, luego, sin que te des cuenta, llegarás a entender, y, sin que lo notes, el Espíritu Santo te esclarecerá. Cuando el Espíritu Santo esclarece al hombre, a menudo sucede sin que el hombre se dé cuenta de ello. Él te esclarece y te guía cuando tienes sed y buscas. El principio por el cual obra el Espíritu Santo se centra en las palabras de Dios que comes y bebes. Todos aquellos que no dan ninguna importancia a las palabras de Dios y siempre tienen una actitud diferente hacia ellas —pensando, en su aturdimiento, que es cuestión de indiferencia si leen o no Sus palabras— son los que no poseen la realidad. Ni la obra del Espíritu Santo ni Su esclarecimiento pueden ser percibidos en ellos. Tales personas simplemente van por la vida sin hacer esfuerzo, y son impostores sin verdaderas aptitudes, como el señor Nanguo, de la parábola[a].

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra

Nota al pie:

a. El texto original no contiene la frase “de la parábola”.


Palabras diarias de Dios  Fragmento 404

Cuando las palabras de Dios se pronuncian, de inmediato debes recibirlas y comer y beber de ella. No importa cuánto entiendas, el punto de vista al que debes aferrarte es a comer y beber, conocer y practicar Sus palabras. Esto es algo que debes poder hacer. No te preocupes sobre cuán grande puede llegar a ser tu estatura; simplemente céntrate en comer y beber Sus palabras. Esto es aquello con lo que el hombre debe cooperar. Tu vida espiritual consiste, principalmente, en entrar en la realidad de comer y beber las palabras de Dios y ponerlas en práctica. Lo demás no es tu asunto. Los líderes de la iglesia deben ser capaces de guiar a todos los hermanos y hermanas para que sepan cómo comer y beber las palabras de Dios. Esta es la responsabilidad de cada líder de la iglesia. Ya sean jóvenes o viejos, todos deben considerar que comer y beber las palabras de Dios es de gran importancia y deben tener Sus palabras en su corazón. Entrar en esta realidad significa entrar en la Era del Reino. Hoy, la mayoría de las personas sienten que no pueden vivir sin comer y beber las palabras de Dios, y sienten que Sus palabras son nuevas, independientemente del momento. Esto significa que están comenzando a entrar en el camino correcto. Dios usa las palabras para llevar a cabo Su obra y proveer al hombre. Cuando todos anhelen las palabras de Dios y tengan sed de ellas, la humanidad entrará en el mundo de Sus palabras.

Dios ha hablado mucho. ¿Cuánto has llegado a conocer? ¿Cuánto has entrado en ello? Si un líder de la iglesia no ha guiado a sus hermanos y hermanas a la realidad de las palabras de Dios, ¡entonces habrá sido negligente en su deber y habrá fracasado en cumplir sus responsabilidades! Ya sea que tu entendimiento sea profundo o superficial, e independientemente de lo grande sea tu entendimiento, debes saber cómo comer y beber Sus palabras; debes prestar gran atención a Sus palabras y comprender la importancia y la necesidad de comerlas y beberlas. Ya que Dios ha hablado tanto, si no comes y bebes Sus palabras ni tratas de buscar o de poner en práctica Sus palabras, no se puede considerar que crees en Dios. Puesto que tú crees en Dios, debes comer y beber Sus palabras, experimentar Sus palabras y vivir Sus palabras. ¡Solo esto puede llamarse creer en Dios! Si dices con la boca que crees en Dios, mas no eres capaz de poner en práctica ninguna de Sus palabras o producir algún tipo de realidad, a esto no se le llama creer en Dios. Esto es “buscar pan para saciar el hambre”. Hablar únicamente de testimonios triviales, cosas inútiles y cuestiones superficiales, sin tener ni siquiera un mínimo de realidad, esto no es creer en Dios, y tú simplemente no has captado la manera correcta de creer en Dios. ¿Por qué debes comer y beber tantas palabras de Dios como te sea posible? Si no comes ni bebes Sus palabras y solo buscas ascender al cielo, ¿es eso creer en Dios? ¿Cuál es el primer paso que debe dar el que cree en Dios? ¿A través de qué senda Dios perfecciona al hombre? ¿Puedes ser perfeccionado sin comer ni beber las palabras de Dios? ¿Puedes ser considerado una persona del reino sin que las palabras de Dios sirvan como tu realidad? ¿Qué significa exactamente creer en Dios? Quienes creen en Dios deberían, al menos, tener un buen comportamiento en lo externo; lo más importante de todo es poseer las palabras de Dios. No importa lo que suceda, nunca puedes darle la espalda a Sus palabras. Conocer a Dios y cumplir Sus intenciones se logra a través de Sus palabras. En el futuro, cada nación, denominación, religión y sector será conquistado a través de las palabras de Dios. Dios hablará directamente, y toda la gente sostendrá las palabras de Dios en sus manos, y por medio de esto la humanidad será perfeccionada. Por dentro y por fuera, las palabras de Dios lo impregnan todo: la humanidad hablará de las palabras de Dios con la boca, practicará de acuerdo con las palabras de Dios, mantendrá las palabras de Dios en su interior, y tendrá impregnadas las palabras de Dios tanto por dentro como por fuera. Así será perfeccionada la humanidad. Aquellos que cumplen las intenciones de Dios y son capaces de dar testimonio de Él, ellos son quienes tienen las palabras de Dios como su realidad.

Entrar en la Era de la Palabra —la Era del Reino Milenario— es la obra que se está llevando a cabo actualmente. A partir de ahora, practicad conversar sobre las palabras de Dios. Solo a través de comer y beber Sus palabras, y de experimentarlas, podrás vivir las palabras de Dios. Debes producir cierta experiencia práctica para poder convencer a otros. Si no puedes vivir la realidad de las palabras de Dios, ¡nadie será persuadido! Todos los que son usados por Dios pueden vivir la realidad de las palabras de Dios. Si no puedes producir esta realidad y dar testimonio de Dios, esto muestra que el Espíritu Santo no ha obrado en ti y que no has sido perfeccionado. Esta es la importancia de las palabras de Dios. ¿Tienes un corazón sediento de las palabras de Dios? Los que tienen sed de las palabras de Dios están sedientos de la verdad, y solo las personas así son bendecidas por Dios. En el futuro, hay muchas más palabras que Dios dirá a todas las religiones y todas las denominaciones. Él primero habla y emite Su voz entre vosotros para haceros completos antes de seguir adelante para hablar y expresar Su voz entre los gentiles para conquistarlos. A través de Sus palabras, todos serán sincera y totalmente convencidos. A través de las palabras de Dios y Sus revelaciones, el carácter corrupto del hombre disminuye, él adquiere la apariencia de un hombre y su carácter rebelde se reduce. Las palabras obran con autoridad sobre el hombre y conquistan al hombre dentro de la luz de Dios. La obra que Dios lleva a cabo en la era actual, así como los momentos decisivos de Su obra, todo ello puede encontrarse dentro de Sus palabras. Si no lees Sus palabras, no entenderás nada. A través de comer y beber Sus palabras, y a través de participar en conversación con tus hermanos y hermanas, y por medio de tus experiencias reales, obtendrás el conocimiento pleno de las palabras de Dios. Solo entonces podrás vivir verdaderamente su realidad.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra

Palabras diarias de Dios  Fragmento 405

Con anterioridad dije que “Todos los que se enfocan en contemplar señales y prodigios serán abandonados; no son ellos los que serán perfeccionados”. He pronunciado muchas palabras; sin embargo, el hombre no tiene el menor conocimiento de esta obra, y, llegado este punto, la gente sigue pidiendo señales y prodigios. ¿Acaso tu fe en Dios consiste solo en la búsqueda de señales y prodigios, o es para obtener vida? Jesús también pronunció muchas palabras y algunas de ellas todavía tienen que cumplirse. ¿Puedes afirmar que Jesús no es Dios? Dios dio testimonio de que Él era el Cristo y el amado Hijo de Dios. ¿Puedes negar esto? Hoy, Dios solo pronuncia palabras, y si no tienes conocimiento pleno de esto, no puedes permanecer firme. ¿Crees en Él porque es Dios, o lo haces basándote en si Sus palabras se han cumplido o no? ¿Crees en señales y prodigios, o en Dios? Hoy Él no muestra señales y prodigios. ¿Es, realmente, Dios? Si las palabras que pronuncia no se cumplen, ¿es, realmente, Dios? ¿Queda Su esencia determinada por el hecho de que las palabras que pronuncia se cumplan o no? ¿Por qué algunos están siempre esperando el cumplimiento de las palabras de Dios antes de creer en Él? ¿No significa esto que no lo conocen? Todos los que poseen este tipo de nociones son los que niegan a Dios. Usan nociones para medir a Dios; si Sus palabras se cumplen, creen en Él, y, si no, no creen en Él, y siempre buscan señales y prodigios. ¿Acaso no son estas personas los fariseos de los tiempos modernos? Que seas capaz de permanecer firme depende de que conozcas al Dios práctico. ¡Esto es crucial! Cuanto mayor sea la realidad de la palabra de Dios en ti, mayor será tu conocimiento de la realidad de Dios, y más capaz serás de permanecer firme durante las pruebas. Cuanto más te enfoques en ver señales y prodigios, menos capaz serás de permanecer firme y caerás en medio de las pruebas. Las señales y los prodigios no son el fundamento; solo la realidad de Dios es la vida. Algunos no conocen los efectos que la obra de Dios tendrá. Pasan los días desconcertados, sin buscar el conocimiento de la obra de Dios. El objetivo de su búsqueda consiste solo en hacer que Dios cumpla sus deseos, y solo entonces serán serios en su creencia. Dicen que buscarán la vida si las palabras de Dios se cumplen, pero que, si no lo hacen, no hay posibilidad de que busquen la vida. El hombre piensa que la fe en Dios consiste en buscar contemplar señales y prodigios, y buscar ascender al cielo y al tercer cielo. Ninguno de ellos afirma que su fe en Dios consista en la búsqueda de la entrada en la realidad, la búsqueda de la vida y la búsqueda de ser ganado por Dios. ¿Qué valor tiene una búsqueda así? Los que no buscan el conocimiento y la satisfacción de Dios son los que no creen en Él; ¡los que blasfeman contra Él!

¿Entendéis ahora lo que es creer en Dios? ¿Acaso significa contemplar señales y prodigios? ¿Significa ascender al cielo? Creer en Dios no es, para nada, fácil. Esas prácticas religiosas deben ser eliminadas; buscar la sanación de los enfermos y la expulsión de demonios, enfocarse en señales y prodigios, codiciar más de la gracia, la paz y el gozo de Dios, buscar las perspectivas y comodidades de la carne, estas son prácticas religiosas, y esas prácticas religiosas son una forma vaga de creencia. ¿Qué es, hoy, creer realmente en Dios? Es aceptar Su palabra como la realidad de tu vida y conocer a Dios a partir de Su palabra para lograr un amor verdadero hacia Él. Para decirlo con claridad: creer en Dios tiene como propósito que puedas obedecerle, amarle y llevar a cabo el deber que debe realizar una criatura de Dios. Este es el objetivo de creer en Dios. Debes obtener el conocimiento de la hermosura de Dios, de cuán digno de veneración Él es, de cómo Él lleva a cabo la obra de salvación y perfeccionamiento en Sus criaturas; esto es lo esencial de tu fe en Dios. Creer en Dios es, principalmente, el cambio de una vida de la carne a una vida de amar a Dios; de vivir dentro de la corrupción a vivir dentro de la vida de las palabras de Dios. Es dejar de estar bajo el campo de acción de Satanás y vivir bajo el cuidado y la protección de Dios; es ser capaz de lograr obedecer a Dios y no a la carne; es permitir que Él gane la totalidad de tu corazón, permitirle que te perfeccione y liberarte del carácter satánico corrupto. Creer en Dios tiene como objetivo, principalmente, que Su poder y Su gloria puedan manifestarse en ti, que puedas llevar a cabo Su voluntad, que cumplas Su plan y seas capaz de dar testimonio de Él delante de Satanás. La fe en Dios no debería girar alrededor del deseo de contemplar señales y prodigios ni tener como propósito el beneficio de tu carne personal. Debe consistir en buscar conocer a Dios y ser capaz de obedecerle, y, como Pedro, obedecerle hasta la muerte. Estas son las metas principales de la fe en Dios. Se come y bebe la palabra de Dios para conocerle y satisfacerle. Comer y beber la palabra de Dios te proporciona un mayor conocimiento de Él y solo después de esto puedes obedecerle. Solo teniendo conocimiento de Dios puedes amarle, y esta es la meta que el hombre debería tener en su fe en Dios. Si, en tu fe en Dios, siempre estas intentando contemplar señales y prodigios, el punto de vista de esta fe en Dios es erróneo. Creer en Dios es, sobre todo, la aceptación de Su palabra como la realidad de la vida. La meta de Dios solo se logra poniendo en práctica las palabras provenientes de Su boca y llevándolas a cabo en tu interior. En su fe en Dios, el hombre debería esforzarse por que Dios lo perfeccione, por ser capaz de someterse a Él y por obedecerlo plenamente. Si puedes obedecer a Dios sin quejarte, tener en cuenta Sus deseos, alcanzar la estatura de Pedro y poseer el estilo de Pedro del que Dios habla, ese será el momento en el que habrás tenido éxito en tu fe en Dios, y esto significará que Dios te ha ganado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todo se logra por la palabra de Dios

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