64. Lo que gané por ser una persona honesta

Por Félix, Corea del Sur

En una reunión, una líder me preguntó cómo iba el riego a los nuevos fieles de una iglesia de la que yo era responsable. Me sorprendió. No había hecho seguimiento en los últimos días y no estaba al tanto de los detalles. ¿Cómo debería responder? Si decía que no sabía, la líder y los colaboradores dirían, sin duda, que no estaba haciendo trabajo práctico, y eso sería vergonzoso. Pensé que podía responder con lo que sabía de antes y ver qué podía hacer después. Por eso respondí: “Se organizó todo el trabajo y hemos agregado miembros al equipo”. La líder dijo de inmediato: “No respondes la pregunta, estás eludiendo la pregunta. Eso es ser taimado. Si no sabes, solo dilo y haz seguimiento en cuanto puedas. ¿Por qué das tantas vueltas? Eso no es bueno. Un error es un error, y ¡deberías tener el valor de admitirlo!”. Me sentí inquieto e intranquilo, y me ardía la cara. Sucedió lo que temía que sucediera. Sentí que había perdido por completo mi reputación, que todos habían visto la verdad. Sabía que lo que la líder decía era verdad, pero no podía someterme de corazón. Sentí que ella no tenía que decir tanto al respecto. ¿No alcanzaría con que me encargara de eso en cuanto pudiera? ¿Por qué tuvo que podarme y tratar conmigo frente a toda esa gente? Estaba muy molesto, por lo que oré en silencio: “Dios, siento resistencia a lo que pasó hoy y no puedo someterme. Por favor, esclaréceme para que pueda conocerme y aprender una lección”.

Después leí las palabras de Dios: “Veamos primero qué tipo de preguntas le formula Jehová Dios a Satanás. ‘¿De dónde vienes?’. ¿No es esta una pregunta directa? ¿Existe algún significado escondido? No; solo es una pregunta directa. Si Yo os preguntara: ‘¿De dónde vienes?’, ¿cuál sería vuestra respuesta? ¿Os es difícil contestarla? ¿Contestaríais ‘De andar de aquí para allá y de arriba para abajo’? (No). No responderíais así. Entonces ¿cómo os sentís cuando veis a Satanás responder de esta forma? (Nos parece que Satanás es absurdo, pero también astuto). ¿Notáis lo que Yo siento? Cada vez que veo estas palabras de Satanás, me repugna porque Satanás habla y, sin embargo, sus palabras no tienen sustancia. ¿Respondió Satanás a la pregunta de Dios? No, las palabras que dijo Satanás no fueron una respuesta, no significaban nada. No eran una respuesta a la pregunta de Dios. ‘De ir y venir de la tierra, y de andar por la tierra’.* ¿Qué entiendes de estas palabras? ¿Entonces de dónde viene Satanás? ¿Habéis obtenido respuesta a esta pregunta? (No). Esta es la ‘genialidad’ de los astutos planes de Satanás: no permitir que nadie descubra lo que está diciendo en realidad. A pesar de haber oído estas palabras, sigues sin poder discernir su significado, aunque al final ha respondido. Sin embargo, Satanás cree que ha contestado a la perfección. ¿Cómo te sientes tú? ¿Fastidiado? (Sí). Ahora empiezas a sentir indignación en respuesta a estas palabras. Las palabras de Satanás tienen cierta característica: lo que él dice te deja rascándote la cabeza, incapaz de percibir el origen de sus palabras. Algunas veces, Satanás tiene motivaciones y habla en forma deliberada, y otras veces, regido por su naturaleza, tales palabras emergen de manera espontánea y salen directamente de la boca de Satanás. Él no dedica mucho tiempo a sopesar esas palabras; en cambio, se expresan sin pensar. Cuando Dios preguntó de dónde venía, Satanás respondió con unas pocas palabras ambiguas. Te sientes muy desconcertado, sin nunca saber exactamente de dónde viene Satanás. ¿Hay alguno entre vosotros que hable así? ¿Qué clase de forma de hablar es esta? (Es ambigua y no proporciona una respuesta definitiva). ¿Qué tipo de palabras deberíamos usar para describir este modo de hablar? Tiene el propósito de despistar y confundir. Supón que alguien no quiere que otros sepan qué hizo ayer. Le preguntas: ‘Te vi ayer. ¿Adónde ibas?’. No te dice directamente a dónde fue, en su lugar contesta: ‘Vaya día fue ayer. ¡Fue agotador!’. ¿Ha contestado tu pregunta? Lo ha hecho, pero no te ha dado la respuesta que tú querías. Es la ‘genialidad’ en el artificio del lenguaje del hombre. Nunca puedes descubrir lo que quiere decir ni percibir el origen o la intención de sus palabras. No conoces lo que él está intentando evitar porque en su corazón él conserva su propia historia; esto es insidia(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IV). Gracias a lo que revelan las palabras de Dios vi que todas las palabras y acciones de Satanás tienen motivos y engaños. Para encubrir sus intenciones vergonzosas, habla en círculos para que la gente no pueda entenderlo. Es en verdad insidioso y taimado. Satanás responde las preguntas de Dios con respuestas ambiguas y engañosas. Eso desagrada a Dios. En cuanto a mí, estaba claro que yo no sabía cómo iba el riego de los nuevos fieles, pero no era sincero. Di una respuesta vaga para confundir a la líder. Respondí sin dejar que la líder viera la verdad. Para proteger mi reputación y estatus, y para que la líder no supiera que yo no estaba haciendo trabajo práctico, y para que los hermanos y hermanas no me despreciaran, desvergonzadamente, dije algo para esconder los hechos, para confundirlos y engañarlos. ¡Estaba mostrando un carácter satánico! Al hacer memoria, vi que solía ser así con los hermanos y hermanas. A veces, alguien me hacía algunas preguntas basadas en habilidades pero yo no tenía un buen entendimiento de estas cosas, y temía que decir la verdad hiciera que me despreciaran, por lo que decía cosas como: “Si este problema no se resuelve, no se debe solo al nivel de tus capacidades, ¿no? ¿No es porque has estado saliendo del paso en tu deber? ¿O acaso no estás aprendiendo y comunicando bien?”. En apariencia, parecía que respondía la pregunta, pero sabía en mi corazón que ese tipo de respuesta no solucionaba el problema. Pensaba que, cuando les hacía preguntas así, ellos harían introspección, y también dejarían de hacerme preguntas. Así, mis defectos no quedarían expuestos. Siempre era taimado y engañoso para proteger mi reputación y mi estatus. Prefería mentir a perder reputación. Eso revelaba por completo mi naturaleza huidiza y astuta que estaba harta de la verdad. Pensaba que mentir y engañar es muy inteligente, pero, de hecho, ¡es muy insensato! Aunque engañara y confundiera a todos, y los demás me admiraran y pensaran que yo podía completar el trabajo y cumplir bien mi deber, Dios no lo aprobaría, yo le repugnaría. ¿De qué serviría entonces la aprobación de esta gente? En ese momento, me sentí sin nada y patético. Estaba ocupado todo el día, pero no podía decir una palabra sincera. Mi carácter taimado no había cambiado para nada, y yo no poseía nada de realidad verdad. Que aquel día la líder me expusiera tan bruscamente, me podara y tratara conmigo ¡era una advertencia para mí! Sabía que no podía seguir en ese camino, sino que debía arrepentirme ante Dios, buscar ser una persona sincera y vivir esa realidad.

Después, me pregunté qué otras conductas deshonestas aún tenía. Sabía que debía hacer introspección y cambiarlas. Gracias a la introspección, me di cuenta de que, en el resumen de mi trabajo reciente, también había partes taimadas. Escribí en detalle el trabajo que se había hecho más concienzudamente, el más completo. Pero el trabajo que se había hecho burda e ineficientemente, lo describí en términos generales, o directamente, no escribí cómo se desarrollaba. Recuerdo que había un proyecto que no tenía buenos resultados. Al momento de hacer el resumen del trabajo, empecé a considerar lo que todos pensarían de mí si escribía la verdad. ¿Dirían que ni siquiera podía completar bien ese pequeño proyecto, que era incompetente? Sopesé las ventajas y desventajas, y decidí no escribir sobre el progreso de ese proyecto para que nadie lo supiera, y tal vez pensarían que estaba muy ocupado y que me había olvidado de él. Tramaba, era falso y astuto una y otra vez. ¡Qué artero era! En mis años de fe, aunque había cumplido muchos deberes y podía soportar las adversidades y pagar un precio, no me esforzaba por practicar la verdad. Solo pensaba en cómo proteger mi reputación y estatus, por lo que aún no hablaba ni actuaba, ni remotamente, como una persona sincera. No tenía el coraje para ser simple y sincero, ¡era patético! A veces me preguntaba a mí mismo: “Dios nos ha hablado mucho, y he leído bastantes de Sus palabras, pero ¿vivo la realidad de alguna de ellas?”. Ni siquiera podía escribir un resumen de trabajo preciso. ¿Qué ganaría así al final? Sentí que estaba al borde del peligro. Si no me arrepentía y buscaba un cambio en mi carácter, en algún momento, Dios me descartaría. Oré en mi corazón: “Dios, estoy muy profundamente corrompido. Miento y engaño constantemente para proteger mi reputación y estatus. Por favor, esclaréceme para que de verdad me conozca”.

Después, leí más palabras de Dios que dicen: “Ya seáis líderes u obreros, ¿tenéis miedo de que la casa de Dios cuestione y supervise vuestro trabajo? ¿Teméis que la casa de Dios descubra lagunas y errores en vuestro trabajo y se encargue de vosotros? ¿Teméis que después de que lo alto conozca vuestro verdadero calibre y estatura, os vean de manera diferente y no os consideren para la promoción? Si tienes estos temores, eso demuestra que tus motivaciones no son en aras de la obra de la iglesia, estás trabajando en aras del estatus y el prestigio, lo que demuestra que tienes el carácter de un anticristo. Si tienes el carácter de un anticristo, eres susceptible de recorrer la senda de los anticristos y cometer todo el mal que estos causan. Si, en tu corazón, no temes que la casa de Dios supervise tu trabajo, y eres capaz de brindar respuestas reales a las preguntas y consultas de lo alto, sin esconder nada, y decir todo lo que sabes, entonces, independientemente de si lo que dices es correcto o incorrecto, sin importar la corrupción que delates, aunque delates el carácter de un anticristo, de ninguna manera se te definirá como tal. La clave es si eres capaz de reconocer tu propio carácter de anticristo y de buscar la verdad a fin de resolver este problema. Si eres una persona que acepta la verdad, tu carácter de anticristo puede corregirse. Si sabes perfectamente bien que tienes el carácter de un anticristo y, sin embargo, no buscas la verdad para resolverlo, si incluso intentas ocultar o mentir acerca de los problemas que ocurren y trasladas la responsabilidad, y si no aceptas la verdad cuando se te somete a la poda y el trato, entonces este es un problema grave, y no eres distinto a un anticristo. Sabiendo que tienes el carácter de un anticristo, ¿por qué no te atreves a enfrentarlo? ¿Por qué no puedes abordarlo con franqueza y decir: ‘Si lo alto pregunta sobre mi trabajo, diré todo lo que sé, e incluso si las cosas malas que he hecho salen a la luz y lo alto deja de utilizarme tras enterarse y yo pierdo mi estatus, de todos modos diré claramente lo que tengo que decir’? Tu temor a la supervisión y las consultas sobre tu trabajo por parte de la casa de Dios demuestra que amas tu estatus más que la verdad. ¿Acaso no es este el carácter de un anticristo? Apreciar el estatus por encima de todo es el carácter de un anticristo. ¿Por qué atesoras tanto el estatus? ¿Cuáles son los beneficios del estatus? Si el estatus te llevara a desastres, dificultades, vergüenza y dolor, ¿lo seguirías atesorando? (No). Tener estatus conlleva muchos beneficios, cosas como la envidia, el respeto, la buena opinión y los halagos de otras personas, así como su admiración y veneración. También hay una sensación de superioridad y privilegio que te confiere dignidad y una sensación de autoestima. Además, puedes disfrutar de cosas que los demás no disfrutan, como los adornos del estatus y el trato especial. Estas son cosas en las que ni siquiera te atreves a pensar, y son aquello que has anhelado en sueños. ¿Aprecias estas cosas? Si el estatus es meramente hueco, sin significado real, y defenderlo no sirve para nada, ¿acaso no es una tontería apreciarlo? Si puedes dejar de lado cosas como los intereses y los placeres de la carne, entonces la fama y el estatus ya no te atarán. Por tanto, ¿qué es necesario resolver antes que los problemas relacionados con el aprecio y la búsqueda de estatus? En primer lugar, detecta la naturaleza del problema de cometer el mal y hacer trampa, ocultar y encubrir, así como de rechazar la supervisión, las consultas y la investigación de parte de la casa de Dios, a fin de gozar de los adornos del estatus. ¿No se trata eso de resistencia y oposición descaradas contra Dios? Si puedes detectar la naturaleza y las consecuencias de codiciar los adornos del estatus, el problema de perseguirlo se resolverá. Y sin la capacidad de detectar la esencia de codiciar los adornos del estatus, este problema jamás se resolverá(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Querrían que se les obedeciera solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)). Me ayudaron a entender que no podía evitar mentir y engañar porque valoraba demasiado mi reputación y estatus. Para proteger mi nombre y mi posición, y para que la líder no viera la realidad de mis fracasos al hacer seguimiento del trabajo, intenté tramar, hacer trucos y confundirla con mis palabras. Cubrí mis defectos en mi resumen de trabajo, solo escribía lo bueno, no lo malo, para que los demás pensaran que era un líder que hacía trabajo práctico. Temía que vieran mi verdadero rostro y que ya no me admiraran. Entonces, ya no podría disfrutar de la sensación de superioridad que aporta ese estatus. Cuando vi las palabras de Dios: “Apreciar el estatus por encima de todo es el carácter de un anticristo” por fin entendí que este era un problema grave. Pensé en esos anticristos que son expulsados. Siempre buscan nombre y estatus en su deber, y hacen trucos y son astutos tras bambalinas. Eso altera gravemente la obra de la iglesia, por lo que son expuestos y expulsados. También hay falsos líderes que disfrutan los beneficios del estatus. Siempre son astutos en su deber y encubren la verdad cuando no hacen trabajo real, lo que retrasa la labor de la iglesia. Me acuerdo de una hermana que estaba a cargo del trabajo de evangelización. En esa época, también hacía otro trabajo, pero era escurridiza y astuta en ambos puestos. En el trabajo de evangelio, decía que estaba ocupada con su otro trabajo, y en el otro, que estaba ocupada con el trabajo de evangelio. De hecho, no hacía su trabajo en ningún lado, y terminó siendo expuesta y descartada. Las lecciones de los fracasos ajenos eran una advertencia para mí. Jugar juegos y ser astuto por preservar mi nombre y estatus solo era engañarme a mí y a otros, era ser insensato. Dios lo ve todo, y a Él le gusta la gente honesta. Solo la gente honesta puede afianzarse en la casa de Dios, y la gente taimada será expuesta y descartada tarde o temprano. En mi fe, yo no buscaba ser una persona honesta, sino que fingía, daba una falsa impresión, y aunque engañaba a algunos, no podía escapar al escrutinio de Dios. Al final, Dios haría que me expusieran y descartaran. Entonces me di cuenta de la importancia de ser sincero, y supe que ser honesto como Dios exige y aceptar su escrutinio en todas las cosas es la única forma de ganar Su aprobación. Como dice la palabra de Dios: “Si alguien siempre dice lo que hay verdaderamente en su corazón, si habla con honestidad, si habla claro, si es sincero y nada descuidado ni superficial en el deber y sabe practicar la verdad que comprende, esta persona tiene esperanzas de alcanzar la verdad. Si una persona siempre disimula y oculta su interior para que nadie la pueda apreciar de forma clara, si da una falsa impresión para engañar a los demás, entonces corre grave peligro, está en grandes problemas, le resultará muy difícil obtener la verdad. En la vida diaria de una persona y en sus palabras y actos podéis ver cuáles son sus expectativas. Si esta persona siempre finge, siempre está dándose aires, entonces no es una persona que acepte la verdad y será revelada y descartada tarde o temprano. […] Aquellos que nunca abren sus corazones, que siempre intentan ocultar y esconder cosas, fingen ser respetables, quieren que los demás los tengan en gran estima, no permiten a otros conocerlos por completo, quieren que otros los admiren, ¿acaso no son unos necios? ¡Esa gente es la más necia! Eso se debe a que la verdad sobre las personas se revelará tarde o temprano. ¿Por qué senda van con esta clase de comportamiento? Esta es la senda de los fariseos. ¿Están en peligro los hipócritas o no? Son la gente que más detesta Dios, así que ¿te parece que están en peligro o no? ¡Todos aquellos que son unos fariseos van camino de la destrucción!(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad). Esconder y ocultar siempre, fingir siempre, esa es la senda incorrecta, y si no das media vuelta, al final, serás destruido. Oré a Dios y afirmé mi decisión, dispuesto a empezar a buscar una transformación de carácter y a ser una persona honesta.

Pensé en las palabras de Dios que dicen: “Todo lo que haces —cada acción, cada intención y cada reacción— debe ser llevado delante de Dios. Incluso tu vida espiritual diaria —tus oraciones, tu cercanía con Dios, cómo comes y bebes las palabras de Dios, tu comunicación con tus hermanos y hermanas y tu vida dentro de la iglesia, además de tu servicio en colaboración— puede ser llevado delante de Dios para Su escrutinio. Es esta práctica la que te ayudará a crecer en la vida. El proceso de aceptar el escrutinio de Dios es el proceso de la purificación. Cuanto más puedas aceptar el escrutinio de Dios, más eres purificado y más estás de acuerdo con la voluntad de Dios, de modo que no serás atraído hacia el libertinaje y tu corazón vivirá en Su presencia. Cuanto más aceptes Su escrutinio, mayor es la humillación de Satanás y tu capacidad de abandonar la carne. Así pues, la aceptación del escrutinio de Dios es una senda de práctica que las personas deben seguir(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios perfecciona a quienes son conforme a Su corazón). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, gané una senda de práctica: aceptar el escrutinio de Dios. Si aceptamos el escrutinio de Dios, nuestras motivaciones e ideas escurridizas y astutas pueden ser corregidas con facilidad, solo así puede ser cada vez más puro y sincero nuestro corazón, y solo así podremos practicar la verdad con facilidad y cumplir bien con nuestros deberes. Tras entender la voluntad de Dios, practiqué sincerarme ante Él, sin fingir ni simular, y acepté el escrutinio de Dios en todo. Después, al escribir un resumen de trabajo, me advertía a mí mismo que debía ser sincero y aceptar el escrutinio de Dios, y que debía describir con precisión el trabajo que no había hecho bien. Cuando la líder preguntaba por mi trabajo, practicaba a conciencia decir la verdad. Cuando los demás me hacían preguntas, era sincero sobre lo que no sabía. Si sabía, decía que sabía, y si no, decía que no. Tras poner esto en práctica, me sentí mucho más tranquilo. Experimenté que aceptar el escrutinio de Dios conscientemente es una senda para entrar en la realidad verdad y descartar la corrupción. Si no hubiera sido podado y tratado, no habría analizado con seriedad mi propio carácter corrupto, y no habría buscado la verdad para entrar en la realidad. Sin importar cuántos años llevara como creyente, cuántos deberes cumpliera o cuánto sufriera, mi carácter corrupto nunca habría cambiado ni un poco. No habría podido ser salvado aunque me aferrara a mi creencia hasta el final, y habría estado destinado a ser descartado por Dios.

Ser podado y tratado en ese momento me mostró la importancia de ser sincero, y gané algo de entendimiento sobre mi carácter satánico escurridizo y taimado. Fue el amor y la salvación de Dios.

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