85. Lo que gané al escribir mi testimonio

Por Joanne, Corea del Sur

Recientemente me di cuenta de que muchos hermanos y hermanas escribían artículos vivenciales para dar testimonio de Dios y yo también quería practicar escribir uno. Llevaba años siendo creyente, disfrutaba del sustento de las palabras de Dios y tenía algunas experiencias. Quería usar algo de mi tiempo devocional para escribir un artículo pero, cada vez que escribía una introducción, no sabía cómo seguir. Pensé que había pasado por varios despidos, fracasos y errores, y me habían podado mucho. Hasta cierto punto, había tenido algunas experiencias. ¿Por qué se me quedaba la mente en blanco en cuanto estaba a punto de escribir? Pasaron uno o dos meses así y, al final, nunca escribí un artículo. Sentía que era demasiado difícil, así que comencé a adaptarme. El líder sabía que me faltaban calibre e ideas. No debería ser tan dura conmigo misma. Había muchas cosas que tenía que abordar todos los días y no podía detenerme para reflexionar sobre las palabras de Dios. Además, algunos hermanos y hermanas con buen calibre y experiencias podían escribir. Estaba bien hacer que ellos escribieran artículos, pero no era necesario que lo hiciera yo. Así que abandoné por completo la idea de escribir un artículo. A veces, los hermanos y hermanas me recordaban que podía escribir uno en mi tiempo libre, pero yo me enojaba y no quería ni responder sus mensajes. Tras algún tiempo, no hacía mis devociones con regularidad. Leía las palabras de Dios, pero no tenía el esclarecimiento del Espíritu Santo y no podía sentir a Dios. Había muchos problemas en el trabajo que yo no podía entender ni resolver, y surgían uno tras otro. Sentía mucha presión y mucho dolor. Oré a Dios, le pedí que me esclareciese y guiase, que me permitiese entender mis problemas.

Un día, en mis devociones, leí lo siguiente en las palabras de Dios: “Perseguir la verdad es voluntario. Si amas la verdad, el Espíritu Santo obrará en ti. Si amas la verdad, si oras a Dios y te amparas en Él, haces introspección y tratas de conocerte sin importar la persecución o tribulación que atravieses, y si buscas activamente la verdad para resolver los problemas que descubres y eres capaz de hacer tu deber de una manera acorde al estándar, serás capaz de mantenerte firme en el testimonio. Si la gente ama la verdad, todas estas manifestaciones son naturales en ella. Se producen voluntariamente, de buena gana y sin coacción, sin condicionamientos adicionales. Si la gente es capaz de seguir a Dios de esta manera, al final obtiene la verdad y la vida, entra en la realidad-verdad y vive a imagen del hombre. […] Si no lo has hecho, ninguna de las justificaciones o excusas que aduzcas tendrá sustento. Intenta razonar como quieras, complícate como quieras; ¿acaso le importará a Dios? ¿Conversará Dios contigo? ¿Discutirá y debatirá Él contigo? ¿Consultará contigo? ¿Qué respuesta hay para eso? No. De ninguna manera lo hará. Por muy sólido que sea tu razonamiento, no se sostendrá. No debes malinterpretar las intenciones de Dios y pensar que si das todo tipo de razones y excusas no es necesario que persigas la verdad. Dios quiere que seas capaz de buscar la verdad en todas las situaciones y en todos los asuntos que se te presenten, y que finalmente logres entrar en la realidad-verdad y alcanzar la verdad. Sean cuales sean las circunstancias que Dios haya dispuesto para ti, la gente y los acontecimientos con que te topes y la situación en que te halles, debes orar a Dios y buscar la verdad para afrontarlos. Son precisamente las lecciones que debes aprender en la búsqueda de la verdad. Si siempre buscas dar excusas para zafar, evadir, negarte o resistirte a estas circunstancias, entonces Dios se rendirá contigo. No tiene sentido razonar, o ser intratable o difícil; si Dios no te presta atención, perderás la oportunidad de salvarte. Para Dios no existe ningún problema que no pueda ser resuelto; Él ha hecho arreglos para todas y cada una de las personas, y dispone de una manera de manejarlas. Dios no va a discutir contigo si tus razones y excusas son justificadas. Él no va a prestar atención a si los argumentos que planteas en tu defensa son racionales. Lo único que te preguntará es: ‘¿Son las palabras de Dios la verdad? ¿Tienes un carácter corrupto? ¿Debes perseguir la verdad?’. Solo tienes que tener claro un hecho: Dios es la verdad, tú eres un ser humano corrupto, y por eso debes encargarte de buscar la verdad. Ningún problema o dificultad, ninguna razón o excusa se sostendrá; si no aceptas la verdad, perecerás(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (1)). Las palabras de Dios me despertaron inmediatamente. Perseguir la verdad es algo personal y voluntario. No debo buscar cualquier motivo o excusa para no escribir un artículo o perseguir la verdad. A Dios no le importan lo adecuados que sean los motivos. Dios quiere que escuchemos Sus palabras y nos sometamos a Sus requisitos en toda situación, en todo lo que suceda. Eso es lo que debo hacer. Dios también dijo: “El deber de tu fe en Mí es dar testimonio de Mí, ser leal a Mí y a ningún otro, y ser sumiso hasta el final(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Qué sabes de la fe?). Dar testimonio de Dios es lo que Él exige, y es nuestro deber. Por muy profundo o superficial que sea mi entendimiento de la verdad, debo escribir lo que he ganado de mi fe para dar testimonio de Dios. Pero no traté de buscar la verdad ni me esforcé por reflexionar sobre las palabras de Dios. Encontré todo tipo de excusas para rechazar y resistirme a escribir un artículo. Seguía diciendo que carecía de calibre y que no tenía tiempo porque estaba muy ocupada con el trabajo. Pensaba que no escribir un artículo era normal. A veces, cuando los demás me decían que escribiese uno, me enojaba y ponía excusas. Ni siquiera quería contestar sus mensajes. Pero ahora, pensando tranquilamente en ello, aunque tenía que estar al día con cada aspecto de mi trabajo como líder, no todos los problemas debían ser abordados con urgencia y podía hacer muchas de las tareas en mi tiempo libre. Además, parte de mis tareas de asuntos generales no requerían mucho tiempo para ser completadas. No estaba tan ocupada como para no tener tiempo de escribir un artículo. Esas eran excusas que encontraba. Sentía que hacer estas tareas de asuntos generales era fácil, no tenía problemas y no requería demasiado esfuerzo mental, pero escribir no era mi punto fuerte, así que lo quería evitar. Incluso utilicé la excusa de que el líder sabía que yo carecía de calibre e ideas para evitar escribir. Fui de veras capaz de distorsionar las cosas e inventar falacias. De hecho, escribir un artículo de testimonio puede instarnos a hacer algún esfuerzo para perseguir la verdad. Al pensar en las palabras de Dios y buscar la verdad, podemos resolver nuestro carácter corrupto, hacer las cosas con principios y cumplir con nuestro deber mejor. Escribir artículos que den testimonio de Dios es nuestro deber y no hay excusas para no hacerlo. Dios dice: “Dios es la verdad, tú eres un ser humano corrupto, y por eso debes encargarte de buscar la verdad. Ningún problema o dificultad, ninguna razón o excusa se sostendrá; si no aceptas la verdad, perecerás(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (1)). Entonces, me di cuenta de que estar atascada en mis excusas, sin buscar ni aceptar la verdad, me destruiría por completo y mi resultado final sería la destrucción. ¡Qué estado más terrible! Así que oré apresuradamente: “¡Dios! Me acabo de dar cuenta de que no soy alguien que acepte la verdad. He leído mucho de Tus palabras, escuchado muchos sermones, pero no tengo nada de la realidad-verdad y no estoy dispuesta a practicar escribir un artículo de testimonio. Es en verdad muy vergonzoso. Ahora he visto mis defectos, mis fallos. Quiero cambiar este estado incorrecto y esforzarme por hacer lo que Tú pides”.

Más tarde, oré a Dios, buscando: ¿Cuál era la verdadera razón por la que no perseguía la verdad y no quería escribir mi testimonio? En mi reflexión, leí algo en las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: “En su fe en Dios, muchas personas solo se centran en trabajar para Él, se conforman con simplemente sufrir y pagar un precio, pero no persiguen la verdad en absoluto. En consecuencia, tras creer en Dios durante diez, veinte o treinta años, todavía carecen de un verdadero conocimiento de la obra de Dios, y no pueden hablar de ninguna experiencia o conocimiento de la verdad o de las palabras de Dios. Durante las reuniones, cuando intentan hablar un poco de su testimonio vivencial, no tienen nada que decir; desconocen por completo si van a salvarse o no. ¿Qué problema hay aquí? Así son las personas que no persiguen la verdad. No importa cuántos años lleven siendo creyentes, son incapaces de entender la verdad, y mucho menos de practicarla. ¿Cómo podría alguien que no acepta en absoluto la verdad adentrarse en la realidad-verdad? Hay quienes no perciben este problema, que creen que, si los que repiten como loros palabras y doctrinas practican la verdad, también pueden entrar en la realidad-verdad. ¿Es esto correcto? Los que repiten como loros palabras y doctrinas naturalmente no entienden la verdad, así que ¿cómo podrían practicarla? Lo que practican parece no contradecir la verdad, y ser buenas acciones y buenas conductas, ¿pero cómo podrían esas buenas acciones y conductas considerarse la realidad-verdad? Las personas que no comprenden la verdad no saben lo que es la realidad-verdad; consideran que las buenas acciones y conductas de las personas son la práctica de la verdad. Esto es absurdo, ¿no es así? ¿En qué se diferencia de las ideas y opiniones de los religiosos? ¿Y cómo se pueden resolver estos problemas de comprensión distorsionada? Las personas deben comprender primero las intenciones de Dios a partir de Sus palabras, deben saber qué es comprender la verdad y qué es practicarla, para poder analizar a los demás y discernir cómo son realmente, y poder distinguir si poseen o no la realidad-verdad. La obra de Dios y Su salvación del hombre tienen el propósito de hacer que las personas comprendan y practiquen la verdad; solo entonces las personas podrán despojarse de sus actitudes corruptas, actuar de acuerdo con los principios y entrar en la realidad-verdad. Si no persigues la verdad y te conformas con esforzarte, sufrir y pagar un precio por Dios según tus propias nociones y fantasías, ¿todo lo que hagas representará tu práctica de la verdad y tu sumisión a Dios? ¿Demostrará eso que has transformado tu carácter-vida? ¿Representará que tienes verdadero conocimiento de Dios? No. ¿Y qué representará entonces todo lo que hagas? Solo puede representar tus propias preferencias personales, tu comprensión y tus ilusiones vanas. Simplemente serán las cosas que te gustan y que estás dispuesto a hacer; todo lo que haces solo satisface tus propios deseos, tu determinación y tus ideales. Está claro que eso no es perseguir la verdad. Ninguno de tus actos o comportamientos tiene nada que ver con la verdad ni con los requisitos de Dios. Todos tus actos y comportamientos son para ti mismo; solo trabajas, luchas y vas de un lado a otro en aras de tus propios ideales, reputación y estatus, lo cual no difiere de Pablo, que se esforzó y trabajó toda la vida con el único fin de ser premiado y coronado y entrar en el reino de los cielos. Esto evidencia que vas por la senda de Pablo(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (2)). Las palabras de juicio y exposición de Dios me dejaron sin lugar donde esconderme. Había sido creyente todos esos años, había leído tanto de las palabras de Dios, tenía algunos fracasos y caídas, había sido podada, pero no había escrito ningún artículo de testimonio. Tampoco podía expresar entendimiento vivencial de la verdad porque no perseguía la verdad. Me conformaba solamente con aparentar que podía sufrir y pagar un precio, hacer el trabajo del que era responsable sin fallos ni descuidos. En realidad, parte del trabajo de asuntos generales de rutina no era urgente, pero temía que los demás dijeran que no hacía trabajo real ni resolvía problemas reales. ¿Qué pasaría, entonces, si el líder se enteraba y me despedía? Al pensar en esto, renuncié a escribir un artículo y reflexionar sobre las palabras de Dios, e incluso cuando a veces me levantaba y quería hacer devociones espirituales matutinas, si encendía mi computadora y veía todo tipo de mensajes que necesitaban respuesta, abandonaba las devociones y empezaba a responderlos, tratando todo tipo de problemas. Pero, en realidad, no todo tenía que tratarse de inmediato. Si respondía cuando tuviese tiempo, nada se retrasaría. Pero, como estaba ocupada con esas cosas, renuncié a mi tiempo para comer, beber y reflexionar sobre las palabras de Dios. Incluso pensé que era responsable en mi deber al tomar una carga y que podía hacer trabajo real, pero, en realidad, quería usar mi sufrimiento superficial y mis esfuerzos para recibir admiración. ¿Cómo era eso cumplir un deber? Quería usar mi deber para proteger mi reputación y estatus, para cumplir mis ambiciones personales. Estaba en una senda contra Dios. Sabía que el proceso de escribir un artículo era el proceso de buscar la verdad, pero no perseguía la verdad y no quería escribir un artículo para dar testimonio de Dios. Todos los días estaba ocupada con cosas e, incluso cuando tenía tiempo, encontraba todo tipo de excusas para no escribir. ¿Acaso no era mera mano de obra al hacer mi deber de esta forma, sin perseguir la verdad? Pensé en las palabras de Dios: “Ninguno de tus actos o comportamientos tiene nada que ver con la verdad ni con los requisitos de Dios. Todos tus actos y comportamientos son para ti mismo; solo trabajas, luchas y vas de un lado a otro en aras de tus propios ideales, reputación y estatus, lo cual no difiere de Pablo”. Entendí que estaba tomando la senda de Pablo. Estaba siempre preocupada por hacer cosas, hacer lo que quería, lo que me venía fácilmente, pero, en cuanto al trabajo esencial para la iglesia y que Dios requería, no solo no buscaba la verdad, sino que sentía aversión por ella y la evité. Como resultado, incluso después de creer en Dios por tantos años, aún no comprendía la verdad, y había algunos aspectos clave del trabajo para cuya participación estaba completamente incalificada, y eso me dejaba manejando solamente el trabajo de asuntos generales. Solo trabajaba para satisfacer mi deseo de estatus. Estaba en una senda de ser enemiga de Dios. Si eso continuaba, no importaba cuánto trabajo hiciera, acabaría descartada por Dios. Darme cuenta de esto me aterrorizó y quise cambiar esta situación de inmediato.

Leí algunas palabras de Dios en mis devociones un día: “El estado más evidente de los que sienten aversión por la verdad es que no les interesan la verdad ni las cosas positivas, incluso sienten repulsión por ellas y las aborrecen, y les gusta especialmente seguir las tendencias. No aceptan en su corazón las cosas que Dios ama y lo que Dios exige que haga la gente. En cambio, son despectivos e indiferentes hacia ellas y algunos hasta suelen despreciar las normas y los principios que Dios exige al hombre. Sienten repulsión hacia las cosas positivas y siempre sienten resistencia, oposición y total desprecio hacia ellas en su corazón. Esta es la principal manifestación de aversión por la verdad. En la vida de iglesia, la lectura de la palabra de Dios, la oración, la charla sobre la verdad, el cumplimiento del deber y la resolución de problemas con la verdad son cosas positivas. A Dios le resultan agradables, pero algunos sienten repulsión respecto a estas cosas positivas, no les interesan y son indiferentes a ellas. […] ¿No supone este carácter sentir aversión por la verdad? ¿No es esto la revelación de un carácter corrupto? Hay muchas personas que creen en Dios a las que les gusta trabajar para Él y correr fervorosas de un lado a otro por Él, y cuando se trata de aplicar sus dones y fortalezas, satisfaciendo sus preferencias y alardeando, tienen una energía ilimitada. Pero si se les pide que practiquen la verdad y actúen de acuerdo con los principios-verdad, pierden la energía y el entusiasmo. Si no se les permite lucirse, se vuelven apáticos y se desaniman. ¿Cómo es que tienen energía para alardear? ¿Y cómo no tienen energía para practicar la verdad? ¿Cuál es el problema? A todos les gusta distinguirse; todos ansían la vanagloria. Todos tienen una energía inagotable cuando se trata de creer en Dios por las bendiciones y las recompensas, así que ¿por qué se vuelven desganados, por qué se desaniman cuando se trata de practicar la verdad y se rebelan contra la carne? ¿Por qué ocurre esto? Esto demuestra que los corazones de las personas están adulterados. Creen en Dios únicamente por las bendiciones; por decirlo claro, lo hacen para entrar en el reino de los cielos. Sin bendiciones o beneficios que buscar, la gente se vuelve apática y se desanima, y no tiene entusiasmo. Todo esto lo causa el carácter corrupto que siente aversión por la verdad(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios me resultaron esclarecedoras. Evitaba escribir un artículo y no quería esforzarme en perseguir la verdad debido a mi carácter satánico de sentir aversión por la verdad. Sabía bien que Dios nos exige escribir artículos dando testimonio, y si no era algo profundo, podría escribir algo más simple. Siempre que sea práctico, tenga entendimiento vivencial y sea edificante, está bien. Dios atesora los testimonios de la gente y uno bueno es lo que más consuela Su corazón. Así que, Dios espera que escribamos nuestras experiencias y ganancias como artículos para dar testimonio de Él. Pero, en vez de esforzarme por lo que Dios exige, encontré motivos para evitarlo, para negarme. Mostraba el carácter satánico de sentir aversión por la verdad. Entonces, ¿qué piensa Dios del carácter de sentir aversión por la verdad? Leí este pasaje de las palabras de Dios en mis devociones: “¿Cuál creéis que es la clase de gente que siente aversión por la verdad? ¿La que se resiste y opone a Dios? Puede que no se resista abiertamente a Dios, pero su esencia-naturaleza es negar y resistirse a Él, lo que equivale a decirle abiertamente: ‘No me gusta oír lo que dices, no lo acepto, y como no acepto que tus palabras sean la verdad, no creo en ti. Creo en quien me es provechoso y beneficioso’. ¿Es esta la actitud de los no creyentes? Si esta es tu actitud hacia la verdad, ¿no eres abiertamente hostil a Dios? Y si eres abiertamente hostil a Dios, ¿Él te salvará? No. De ahí la ira de Dios hacia todos los que lo niegan y se resisten a Él. […] El que una persona sienta aversión por la verdad es, sin duda, fatal para su posibilidad de obtener la salvación. Eso no es algo que pueda o no ser perdonado, no es una forma de comportarse ni algo que se revele fugazmente en el individuo: es la esencia-naturaleza de la persona, y esa es la gente que a Dios más le repugna. Si tú revelas ocasionalmente la corrupción de sentir aversión por la verdad, debes examinar, a partir de las palabras de Dios, si esas revelaciones se deben a tu antipatía hacia la verdad o a la falta de entendimiento de ella. Eso implica una búsqueda y precisa del esclarecimiento y la ayuda de Dios. Si en tu esencia-naturaleza está el sentir aversión por la verdad, y nunca la aceptas y sientes repulsión y hostilidad hacia ella, entonces tienes un problema. Ciertamente eres una persona malvada y Dios no te salvará(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Comprender la verdad es lo más importante para cumplir bien con el deber). Las palabras de Dios se me clavaron en el corazón. Sentir aversión por la verdad es oponerse a Dios y ser Su enemigo abiertamente. Afirmaba creer en Dios Todopoderoso, oraba en Su nombre, comía y bebía las verdades que Él expresaba, compartía las palabras de Dios en todas las reuniones y se las predicaba a los hermanos y hermanas. Pero la manera en la que actuaba, la manera en que vivía, no estaba en consonancia con las palabras de Dios y yo no estaba cumpliendo Sus requisitos. En cambio, sentía aversión por la verdad. ¿Cómo podía aceptar y practicar la verdad de esa manera? La única manera de ser salvado como creyente es aceptar la verdad. Pero no amaba las verdades que Dios ha expresado. En el fondo de mi corazón estaba en contra de Dios. Solo ese carácter satánico de sentir aversión por la verdad ya podía arruinarme. En ese momento, vi que un carácter de sentir aversión por la verdad da mucho miedo y es un talón de Aquiles para la salvación. Entonces, acudí a Dios para arrepentirme: “¡Oh, Dios! Siento aversión por la verdad, no me centro en escribir un artículo ni en intentar perseguir la verdad, y ahora he visto que un carácter de sentir aversión por la verdad te es repulsivo. Quiero arrepentirme y perseguir bien la verdad; por favor, guíame”.

Después leí más de las palabras de Dios: “Si realmente amas la verdad en tu corazón, solo que tienes un calibre un tanto escaso y careces de perspicacia, eres un poco necio y a menudo cometes errores, pero no tienes la intención de hacer el mal, y simplemente has hecho algunas tonterías; si estás dispuesto a escuchar de corazón la enseñanza de Dios sobre la verdad, y anhelas sinceramente la verdad; si la actitud que adoptas en tu trato con la verdad y las palabras de Dios es de sinceridad y anhelo, y puedes atesorar y apreciar las palabras de Dios, con eso basta. A Dios le gustan esas personas. Aunque a veces seas un poco necio, a Dios le sigues gustando. Dios ama tu corazón, que anhela la verdad, y ama tu actitud sincera hacia la verdad. Por lo tanto, Dios tiene misericordia de ti y siempre te concede gracia. Él no tiene en cuenta tu calibre escaso ni tu necedad, ni tampoco tus transgresiones. Como tu actitud hacia la verdad es sincera y entusiasta y tu corazón es sincero, entonces, teniendo en cuenta la sinceridad de tu corazón y esta actitud tuya, Él siempre será misericordioso contigo, y el Espíritu Santo obrará en ti y tendrás esperanzas de salvación(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Comprender la verdad es lo más importante para cumplir bien con el deber). Las palabras de Dios me despertaron y me dieron una senda de práctica. Mi corazón se iluminó y sentí alivio. A Dios no le importa el calibre bajo o la ignorancia de la gente. Siempre que tengan sed de la verdad y la traten con una actitud de sinceridad, tendrán la misericordia de Dios. Me di cuenta de que había otros hermanos y hermanas con calibre normal que tenían sed de las palabras de Dios y contemplaban y buscaban atentamente la verdad para resolver problemas cuando surgían cosas. Ellos acabaron siendo capaces de escribir ensayos muy conmovedores acerca de sus experiencias para dar testimonio de Dios. Y algunos que se unieron a la fe hace poco no huyeron, sin importar las dificultades que enfrentaron en su deber, y se sometieron a la soberanía y los arreglos de Dios y confiaron en Él para buscar la verdad y superar las dificultades. Al final, dieron testimonios conmovedores. Y algunos nuevos creyentes se enfocaron en buscar la verdad cuando revelaron corrupción. Leyeron las palabras de Dios e hicieron introspección. El entendimiento que compartieron era verdaderamente auténtico y práctico. A Dios no le importa cuánto tiempo alguien haya tenido fe, si es ignorante o tiene calibre bajo, sino si persigue la verdad, la ama, tiene sed de la verdad y si aborda las palabras de Dios con un corazón sincero o no. El calibre bajo no es fatal. Lo crucial es si tenemos un corazón que ama la verdad, si podemos aceptar y practicar la verdad. Dios es fiel y justo, y a Él no le importa si alguien tiene buen o mal calibre. Siempre que tengamos sed de la verdad y nos esforcemos por ella, y siempre que implementemos lo que sabemos, podemos ganar el esclarecimiento del Espíritu Santo, y nuestro entendimiento y conocimiento mejorarán. No debo limitarme por tener un calibre bajo ni encontrar excusas para evitar escribir un artículo. Quería comer, beber y experimentar las palabras de Dios de manera auténtica, para poner mis experiencias en un artículo y dar testimonio de Dios.

Más tarde, leí un pasaje de las palabras de Dios que aclaró la intención de Dios para mí. Dios Todopoderoso dice: “Ninguna senda para alcanzar la salvación es más real o práctica que aceptar y perseguir la verdad. Si no puedes obtener la verdad, tu creencia en Dios es vacía. Aquellos que dicen palabras vacías y doctrinas, que siempre repiten consignas como loros, dicen palabras altisonantes, siguen preceptos y nunca se concentran en practicar la verdad, no ganan nada, por muchos años que crean. ¿Quiénes son los que ganan algo? Aquellos que cumplen con su deber sinceramente y están dispuestos a practicar la verdad, que tratan lo que Dios les ha confiado como su misión, que pasan con gusto toda su vida esforzándose por Dios y no traman para su propio beneficio, aquellos cuyos pies están firmemente en la tierra y que obedecen las instrumentaciones de Dios. Son capaces de captar los principios-verdad mientras cumplen con su deber y se esfuerzan por hacerlo todo correctamente, lo que les permite lograr el efecto del testimonio de Dios y satisfacer Sus intenciones. Cuando encuentran dificultades en el cumplimiento de su deber, le oran a Dios y tratan de comprender las intenciones de Dios, son capaces de obedecer las instrumentaciones y los arreglos que vienen de Él, y en todo lo que hacen, buscan y practican la verdad. No repiten consignas ni dicen cosas altisonantes, sino que se centran únicamente en hacer las cosas con los pies en la tierra y en seguir meticulosamente los principios. Ponen su corazón en todo lo que hacen, aprenden a apreciarlo todo con el corazón pleno, y son capaces de practicar la verdad en muchos asuntos, tras lo cual adquieren conocimiento y comprensión, y son capaces de aprender lecciones y ganar algo de verdad. Y cuando tienen pensamientos erróneos o estados equivocados, le oran a Dios y buscan la verdad para resolverlos; no importa qué verdades entiendan, tienen una apreciación de ellas en sus corazones y son capaces de hablar de sus testimonios vivenciales. En última instancia, tales personas obtienen la verdad. Aquellos que son descuidados y superficiales nunca piensan en cómo practicar la verdad. Solo se centran en esforzarse y hacer cosas, y en exhibirse y presumir, pero nunca buscan cómo practicar la verdad, lo que les dificulta obtenerla. Piensa en ello, ¿qué clase de personas pueden entrar en las realidades-verdad? (Los que tienen los pies en la tierra, son pragmáticos y ponen su corazón en lo que hacen). Las personas con los pies en la tierra, que se abocan a lo que hacen y tienen corazón, prestan más atención a la realidad y al uso de los principios-verdad cuando actúan. Además, en todas las cosas prestan atención a los aspectos prácticos, son pragmáticos y les gustan las cosas positivas, la verdad y las cosas prácticas. Son las personas así las que, en última instancia, comprenden y obtienen la verdad(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. En la fe en Dios, lo principal es practicar y experimentar Sus palabras). Aprendí de las palabras de Dios que los que persiguen la verdad se centran en las palabras de Dios, a menudo meditan sobre ellas y las ponen en práctica. Pueden buscar la verdad y aprender lecciones de las personas, cosas y acontecimientos a su alrededor, y reciben recompensas de sus experiencias. Escribir un artículo es una de las mejores maneras de instarnos a acudir a Dios y meditar sobre Sus palabras y buscar la verdad. Cuando entendí la intención de Dios sentí una carga y motivación para escribir un artículo. Sentí que debía cumplir bien ese deber para consolar el corazón de Dios y me di cuenta de que podía buscar más verdades y progresar en la vida escribiendo artículos.

Después de esto, empecé a planear el trabajo de todos los días, y a determinar qué tiempo utilizaría para cada problema, según su urgencia. Siempre que tenía tiempo, comía y bebía las palabras de Dios y me ponía a escribir un artículo. Cuando empecé a escribir, lo que escribía sobre mi entendimiento de las palabras de Dios era bastante superficial. Quise abandonar y dejar de escribir en ese momento, y ya no quería reflexionar sobre las palabras de Dios. Así que oré a Dios: “¡Dios! No quiero abandonar. Quiero pensar bien en Tus palabras, escribir todo lo que sepa hasta ahora y luego seguir escribiendo a medida que aumente mi experiencia. No quiero vivir de acuerdo con mi carácter corrupto. Quiero escribir acerca de Tu esclarecimiento e iluminación para dar testimonio de Ti”. Me sentí mucho más tranquila después de esa oración. Cuando me tranquilizaba y pensaba en mi propio estado y en las palabras de Dios, tomaba notas del esclarecimiento que tuviera. Así, pensaba en las palabras de Dios y escribía sobre mi entendimiento cuando tenía tiempo. Cuando terminaba y veía que algunas partes no estaban muy claras, hacía todo lo posible por editarlas. Cuanto más escribía, más claridad obtenía, y mejor veía mi propio estado. También gané cada vez más entendimiento real de la verdad. Sentí que este tipo de práctica era verdaderamente gratificante.

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