89. Por qué siempre busqué destacarme en mi deber
A fines de junio de 2021, como el Partido Comunista chino estaba arrestando cristianos a lo loco, mi casa anfitriona estaba bajo vigilancia. Me mudé de inmediato, pero era muy probable que la policía me estuviera vigilando a mí también, así que tuve que esconderme en casa para trabajar. Yo era responsable del trabajo de algunos grupos en ese momento. Mi carga de trabajo aumentaba y algunas cosas simplemente no se podían hacer por medio de cartas, y no era tan eficaz como la comunicación cara a cara. Entonces, de acuerdo con las necesidades del trabajo, la líder nombró a la hermana Wang Zhen como mi compañera.
Wang Zhen no conocía muy bien a los hermanos y hermanas al principio, así que antes de cada reunión me comunicaba con ella sobre los problemas que debían abordarse para ayudarla a ser más eficaz al compartir con los hermanos y hermanas. En ese tiempo, descubrí que la hermana Li Fan siempre estaba siendo negligente con su deber. No había cambiado después de varias sesiones de enseñanza y ya estaba retrasando el trabajo. Según los principios, debía ser despedida de inmediato. Entonces, elaboré un documento explicando la situación de Li Fan y los principios de despido de personas para que Wang Zhen lo leyera; también compartí mi opinión con ella sobre por qué era necesario despedir a Li Fan, para que Wang Zhen pudiera ser realmente rigurosa en su comunión con Li Fan y se beneficiara en la reflexión y el aprendizaje sobre sí misma. Wang Zhen fue a despedirla al día siguiente. Wang Zhen me contó cómo había sido cuando llegó a casa más tarde ese día, pero no me mencionó ni una sola vez entre los hermanos y hermanas durante todo el asunto, ni dijo que yo la había ayudado a obtener discernimiento o a manejar el problema. Yo estaba un poco decepcionada. Sentí que nadie más sabía lo que estaba haciendo detrás de escena. Me pregunté si pensarían que Wang Zhen había captado los problemas de la hermana Li Fan de inmediato después de hacerse cargo del deber, que ella tenía más comprensión de la verdad y más discernimiento que yo. Pensar en todo lo que había hecho sobre lo que nadie sabía y que hizo quedar bien a Wang Zhen fue un poco molesto para mí.
Unos días después, en una conversación de trabajo con Wang Zhen, surgió que a un grupo le estaba yendo cada vez peor. Yo no podía ver la raíz del problema, y ella mencionó que podría haber un problema con la líder del grupo. Al considerar eso y pensar en el comportamiento consistente de esa líder de grupo, vi que ella solo protegía su estatus y hacía tareas que la hacían quedar bien, pero nunca hizo trabajo real, y eso realmente estaba retrasando las cosas. Según los principios, debía ser despedida. Sabía que no podía resolver el problema personalmente; debía compartir mi entendimiento con Wang Zhen para que ella pudiera tener una mejor comunión con los demás, ayudarlos a ganar discernimiento y destituir a esta líder de inmediato. Pero cuando recordé el despido de Li Fan y que yo había redactado el documento con los principios, y cuánto había hablado con Wang Zhen sin que nadie lo supiera, sentí que si compartía todos mis pensamientos con ella esta vez y ella despedía a esa líder del grupo, los otros definitivamente le darían todo el crédito. Pensarían que después de poco tiempo en el trabajo ella había discernido que no eran adecuadas dos personas a las que yo no había destituido pese a haber tenido la responsabilidad tanto tiempo. Pensarían que ella tenía mejor discernimiento y comprensión de la verdad. Quería guardarme algunas de mis opiniones, así la comunión de Wang Zhen no sería clara, y los demás no la admirarían. Sin embargo, al pensar esto me sentí un poco culpable. Si su comunicación no era clara y la líder del grupo no entendía su propio problema, si lo malinterpretaba y se volvía negativa, eso no solo afectaría su introspección, sino que también tendría un impacto en su deber más adelante. Además, este tipo de juegos y guardame cosas para mí seguramente disgustaría a Dios. Ante ese pensamiento, compartí las situaciones de esta líder de grupo con Wang Zhen, pero comencé a sentir amargura en el momento en que Wang Zhen se fue para lidiar con las cosas. ¿Por qué no podía salir yo a ocuparme de este trabajo? Todos veían a Wang Zhen despedir a las personas y discernirlas, pero ¿quién veía mis esfuerzos detrás de todo eso? No me entusiasmaba mucho pensar que todo lo que había estado haciendo solo hacía que Wang Zhen se viera bien y mejoraba su estatus entre los demás. Incluso me quejé de que Dios me hubiera puesto en una situación tan mala. ¿Por qué de repente Él permitía que me pusieran bajo vigilancia? Luego, algunos hermanos y hermanas nos escribieron sobre temas laborales, y algunos pidieron específicamente que Wang Zhen se encargara de ellos. Eso me hizo aun más infeliz. Sentí que todos tenían estima solo por Wang Zhen, pero no veían mi trabajo detrás de escena. Si esto continuaba, ¿no dirían todos que yo era solo un accesorio inútil? Aún cuando Wang Zhen iba para todos lados, tampoco era fácil para mí en casa. Nadie podía ver todo mi arduo trabajo. No estaba contenta con eso, por lo que traté de pensar en una manera de cambiar las cosas. Aunque no podía salir y ver a los hermanos y hermanas en persona, podía escribir cartas para organizar tareas y así demostrar que estaba trabajando mucho y que estaba al frente de todo. En ese momento, recibimos cartas de unos pocos grupos sobre algunos asuntos rutinarios de la iglesia que necesitaban arreglos. Respondí con detalles para organizarlos y escribí muy claramente acerca de cuándo iría Wang Zhen a visitarlos, para que todos supieran que yo era quien estaba arreglando todo, que yo estaba tomando las decisiones detrás de escena.
Un día, escribí a una hermana para preguntarle sobre su estado. Después de escribir la carta, me pregunté si ella sabría que era yo quien la había escrito. Si no dejaba alguna pista, podría pensar que era Wang Zhen quien estaba preocupada por ella. Eso no funcionaría. Debía asegurarme de que la hermana supiera que era yo quien escribía. Por mi propia seguridad, no podía firmar la carta con mi propio nombre. Entonces, de repente, recordé que no mucho antes le había recomendado un himno a esa hermana, así que podría preguntarle si lo había estado aprendiendo y de esta manera ella podría saber que era yo. Con esa idea, rápidamente terminé la carta y la envié. Por la respuesta, supe que la hermana sabía que era yo quien le había escrito y me sentí muy feliz. Sentí que todavía podía hacerme lucir bien incluso detrás de escena, y hacer ver a los demás que tenía realidades y que podía resolver problemas. Entonces, de esta manera, nunca vi realmente que no estaba en el estado correcto. Este estado se mantuvo hasta que un día una hermana me contó muy angustiada que algunos documentos de estudio en los que se había esforzado mucho fueron enviados a los hermanos y hermanas por su compañera, por lo que sintió que su compañera le había robado el crédito por su trabajo, y sintió menos entusiasmo por su deber. Oír esto me sorprendió de verdad. ¿No había estado viviendo en el mismo estado últimamente? Yo tampoco buscaba la verdad para resolverlo. Entonces, busqué palabras de Dios para resolver el estado en el que me encontraba. Leí palabras de Dios que decían: “Cuando los anticristos actúan, lo hacen con intención. Su lenguaje, sus acciones e incluso las palabras que escogen tienen mucha intención. No están exponiendo momentáneamente su corrupción, ni son de pequeña estatura o gente ignorante y tonta que suelta tonterías por donde quiera que vaya. Esas personas no son así. Cuando observamos sus técnicas, sus formas de hacer las cosas y su elección de palabras, podemos ver que los anticristos son astutos y malvados. Por el bien de su propio estatus, para lograr su objetivo de controlar a la gente, los anticristos hacen alarde de sí mismos en cada oportunidad que tienen, sin dejar pasar ni una sola. ¿Creéis que estas personas revelarán ante Mí estos comportamientos? (Sí). ¿Por qué decís que lo hacen? (Su naturaleza y esencia es hacer alarde de sí mismos.) ¿Hacen los anticristos simplemente alarde de sí mismos? ¿Cuál es su objetivo al hacerlo? Están pidiendo estatus. Lo que quieren decir es: ‘¿Es que no sabes quién soy? Mira las cosas que he hecho, hice esta cosa buena e hice contribuciones significativas a la casa de Dios. Ya que Tú lo sabes, ¿acaso no deberías encargarme un trabajo más importante? ¿No deberías tener un buen concepto de mí? ¿No deberías confiar en mí para cualquier cosa que hagas?’. ¿Acaso no se percibe aquí su objetivo? Los anticristos quieren controlar a todo el mundo, sin importar quién sea. ¿Qué otra forma hay de describir el control? Consiste en manipular a los demás y jugar con la gente, tratando de gobernar lo que hacen. Por ejemplo, cuando los hermanos y hermanas alaban algo que se ha hecho bien, los anticristos dicen inmediatamente que lo han hecho ellos, para que todo el mundo se lo agradezca. ¿Haría esto una persona genuinamente razonable? En absoluto. Cuando los anticristos realizan la más mínima buena acción, intentan que todo el mundo lo sepa, para que todos los admiren y los alaben. Esto es lo que les satisface” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 5: Engañan, atraen, amenazan y controlan a la gente). Con las palabras de Dios entendí que los anticristos están constantemente mostrándose. Todo lo que dicen y hacen es solo para ganarse la admiración de los demás, y solo un intento encubierto de ganar estatus. Considerando las palabras de Dios y el carácter que había revelado, ¿no era yo como un anticristo? Me sentí agraviada cuando Wang Zhen despidió a esas dos hermanas sin mencionarme en absoluto. Sentí que principalmente había sido yo quien las había discernido, pero al final todo el crédito había ido a Wang Zhen. Ella había sido la única que dio la cara y, por mucho que yo hiciera, nadie lo vería. Nadie sabría si seguía haciendo las cosas en silencio. ¡Eso era extremadamente irritante! Me devanaba los sesos y hacía lo posible para presumir, para que los hermanos me admiraran y para tener estatus ante ellos. Parecía que solo escribía cartas para organizar el trabajo pero, en realidad, de manera encubierta, intentaba recordarles a todos que no se olvidaran de mi existencia y que Wang Zhen solo estaba haciendo algunos trabajos en mi nombre, pero yo era la principal responsable. Con el pretexto de ayudar a una hermana con su estado, actué como si me preocupara por ella para recordarle mi existencia y ganarme su admiración sin dejar que viera mis propios motivos despreciables. ¡Tenía un carácter tan falso! Si no hubiera leído las palabras de Dios, nunca hubiera sabido que esas dos hermanas no eran aptas para sus deberes. Además, la obra ya había sufrido muchas pérdidas causadas por ellas para cuando las despidieron. Eso fue particularmente cierto para esa líder de grupo. Si Wang Zhen no lo hubiera mencionado yo no lo habría discernido, y la habría mantenido en su lugar. No había estado haciendo bien mi trabajo y no solo carecía de sentido de endeudamiento y culpa, sino que también exigía crédito descaradamente y utilizaba medios despreciables para presumir y ganar estatus en un intento de hacer que todos me admiraran. ¡Era increíblemente descarada!
Luego leí otro pasaje de la palabra de Dios: “Aquellas que son capaces de poner en práctica la verdad pueden aceptar el escrutinio de Dios cuando hacen las cosas. Cuando aceptas el escrutinio de Dios, tu corazón se corrige. Si solo haces las cosas para que otros las vean, y siempre quieres ganarte los elogios y la admiración de los demás, pero no aceptas el escrutinio de Dios, ¿sigue estando Dios en tu corazón? Estas personas no tienen reverencia hacia Dios. No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación o estatus. Primero debes tener en cuenta los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu principal prioridad. Debes ser considerado con la voluntad de Dios y empezar por contemplar si has sido impuro o no en el cumplimiento de tu deber, si has sido leal, has cumplido con tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has pensado de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Piensa en ellas con frecuencia y dilucídalas, y te será más fácil cumplir bien con el deber” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). De las palabras de Dios comprendí que aceptar el escrutinio de Dios es clave para practicar la verdad, y no nos debe importar lo que la gente piense, solo debemos preocuparnos por satisfacer a Dios y cumplir bien con nuestro deber. Después de eso, en mis cartas posteriores y mi comunión con otros, siempre me esforcé por tener los motivos correctos y aceptar el escrutinio de Dios en lugar de usar las cartas para ganar la admiración de los demás y un sitio en su corazón. Pensé en todas esas cartas que Pablo escribió a las iglesias. Nunca exaltó al Señor Jesús ni dio testimonio de Él en ellas y no instó a los creyentes a seguir las palabras del Señor Jesús. Él simplemente se elevaba y daba testimonio de sí mismo, hablaba de cuánto había trabajado, cuánto había sufrido. Decía: “Pues yo no me considero inferior en nada a los más eminentes apóstoles” (2 Corintios 11:5), y traía a la gente ante sí mismo, en una senda contra Dios. Las cartas que yo escribía a los hermanos y hermanas tampoco exaltaban a Dios ni daban testimonio de Él, y yo indirectamente estaba presumiendo. ¿No estaba haciendo, en realidad, lo mismo que Pablo? Si no me arrepentía, terminaría descartada y castigada como él. Al darme cuenta de esto, dije una oración a Dios: “Dios, estoy demasiado preocupada por mi estatus. No quiero que me controle y me haga hacer algo que dañe la obra de la iglesia. Ya sea que me destaque o no, solo quiero cumplir con mi deber incondicionalmente”.
Durante los siguientes días, conscientemente corregí mi mentalidad, y me recordé a menudo que los intereses de la iglesia son lo más importante y que debo cumplir bien con mi deber. Un día, recibimos una carta de renuncia del hermano Chen Zhiqiang en la que decía que quería renunciar porque no se llevaba bien con sus compañeros. Sabíamos un poco sobre su problema. Principalmente, era demasiado arrogante y obstinado, por lo que no trabajaba bien con los demás. Wang Zhen ya había tenido comunión con él unas cuantas veces, pero él no había cambiado. Ahora que de repente decidía renunciar de esta manera, parecía que sería difícil para nosotros resolver este problema. Cuando Wang Zhen y yo hablamos de sus problemas, compartí mi propia perspectiva y encontré algunos pasajes relevantes de las palabras de Dios. Wang Zhen sintió que compartir de esta manera era apropiado. En ese momento se me ocurrió que no importaba cuán útil fuera mi comunión, sería Wang Zhen quien realmente iría a hablarle. ¿Quién vería que fui yo quien se preocupó y pagó el precio detrás de escena? Eso me hizo querer dejar de discutir la situación con Wang Zhen, pero luego pensé que Dios estaba escrutando todos mis pensamientos e ideas y me sentí un poco preocupada. ¿Por qué siempre quería proteger mi propio nombre y estatus? Pensé en un pasaje de las palabras de Dios que me ayudó a comprender las consecuencias de ir tras el estatus. Dios Todopoderoso dice: “Si alguien dice que ama y busca la verdad, pero, en esencia, el objetivo que persigue es distinguirse, alardear, hacer que la gente piense bien de él y lograr sus propios intereses; y el cumplimiento de su deber no consiste en obedecer o satisfacer a Dios, sino que en cambio tiene como fin lograr prestigio y estatus, entonces su búsqueda no es legítima. En ese caso, cuando se trata de la obra de la iglesia, ¿son sus acciones un obstáculo o ayudan a que avance? Claramente son un obstáculo, no hacen que avance. Todos los que enarbolan la bandera de realizar la obra de la iglesia mientras buscan su propio prestigio y estatus, se ocupan de sus propios asuntos, crean su propio grupito y su propio pequeño reino: ¿acaso esta clase de persona está cumpliendo con su deber? En esencia, todo el trabajo que hacen interrumpe, perturba y perjudica la obra de la iglesia. ¿Cuál es la consecuencia de su búsqueda de estatus y prestigio? En primer lugar, esto afecta la manera en la cual el pueblo escogido de Dios come y bebe de Su palabra y entiende la verdad; obstaculiza su entrada en la vida, les impide ingresar en la vía correcta de la fe en Dios, y los conduce hacia la senda equivocada, lo que perjudica a los escogidos y los lleva a la ruina. Y, en definitiva, ¿qué ocasiona eso a la obra de la iglesia? Causa el desmantelamiento, la interrupción y el perjuicio. Esta es la consecuencia derivada de que la gente busque la fama y el estatus. Cuando cumplen con su deber de esta manera, ¿acaso no puede definirse esto como caminar por la senda de un anticristo?” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden a cambio de su propia gloria (I)). Siempre solía pensar que buscar fama y estatus sólo afectaba la entrada en la vida de una persona y que, mientras no cometamos males, no trastornaremos la obra de la iglesia. No entendía por qué Dios detesta y desprecia tanto buscar fama y estatus. Leer las palabras de Dios me mostró que buscar renombre y estatus personal en mi deber y no proteger los intereses de la iglesia seguramente dañará el trabajo de la iglesia y la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Obstruirá y trastornará el trabajo de la iglesia, y eso es condenado por Dios. Al comentar el problema de Chen Zhiqiang, ya no quería tener comunión porque no podía estar en el centro. No parecía gran cosa, pero era realmente grave en esencia. Si retrasábamos la comunión con Chen Zhiqiang para ayudarlo con sus problemas, no solo perjudicaría su entrada en la vida, sino que también afectaría el trabajo de la iglesia. Como era mi responsabilidad, debería haber ayudado de inmediato a alguien que tenía dificultad en su deber para mantener la obra de la iglesia en marcha. Particularmente con el Partido Comunista haciendo tantos arrestos, Wang Zhen corría el riesgo de ser arrestada cada vez que salía a una reunión. Si ella no estuviera adecuadamente preparada y no fuera capaz de resolver los problemas en las reuniones a pesar del riesgo que estaba tomando, ¿no sería atormentador para ella? No estaba pensando en cómo resolver estos problemas lo antes posible o en la seguridad de la hermana Wang. Solo estaba preocupada porque ella podría opacarme. ¡Era muy egoísta y me faltaba humanidad! Como supervisora, no estaba haciendo trabajo real. Incluso estaba protegiendo mi propio estatus a expensas de la obra de la iglesia. Estaba en la senda de un anticristo. Yo había sido la única responsable antes, e hice lo mejor que pude sin importar lo difícil o agotador que fuera. Pero debido a los arrestos del Partido, ya no podía salir, solo podía trabajar detrás de escena. Me resistía a cumplir con mi deber, siempre quería competir con Wang Zhen por el protagonismo. Entonces me di cuenta de que mi entusiasmo anterior en mi deber era solo por el nombre y el estatus. Esa situación estaba revelando mis motivos y objetivos equivocados para que pudiera corregirlos a tiempo. Esto era el amor de Dios para mí.
Más tarde, leí palabras de Dios que me dieron más claridad en el camino de la práctica. Las palabras de Dios dicen: “Debéis conseguir una cooperación armoniosa a efectos de la obra de Dios, para beneficio de la iglesia y para estimular a vuestros hermanos y hermanas. Debéis coordinaros con otros, corrigiéndoos mutuamente y alcanzando un mejor resultado de trabajo, con el fin de atender a la voluntad de Dios. Esta es la verdadera cooperación y solo aquellos que se dediquen a ella lograrán la verdadera entrada” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Servid como lo hacían los israelitas). “¿Qué hay que hacer para cumplir bien con el deber? Uno debe llegar a cumplirlo con todo el corazón y todas sus energías. Utilizar todo el corazón y todas las energías implica dedicar todos los pensamientos al cumplimiento del deber y no dejar que otras cosas los ocupen, y luego aplicar la energía que uno tiene, ejerciendo la totalidad del poder propio, y aportando el calibre, los dones, las fuerzas y las cosas que ha comprendido a la tarea. Si eres capaz de comprender y aceptar y tienes una buena idea, debes comunicarla a los demás. Esto es lo que significa cooperar en armonía. Así es como cumplirás bien con tu deber, cómo lograrás un cumplimiento satisfactorio de tu deber. Si deseas llevar siempre toda la carga y asumirlo todo tú mismo, queriendo ser protagonista en lugar de los demás, ¿estás cumpliendo con tu deber? Lo que estás haciendo se llama autocracia; es montar un espectáculo. Es un comportamiento satánico, no el cumplimiento del deber. Nadie, sin importar sus fortalezas, dones o talentos especiales, puede asumir todo el trabajo por sí mismo; deben aprender a cooperar en armonía si quieren hacer bien el trabajo de la iglesia. Por eso, la cooperación armoniosa es un principio de la práctica del cumplimiento del deber. Mientras apliques todo tu corazón y toda tu energía y toda tu fidelidad, y ofrezcas todo lo que puedes hacer, estarás cumpliendo bien tu deber” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El correcto cumplimiento del deber requiere de una cooperación armoniosa). En las palabras de Dios ví que para cumplir bien nuestro deber, debemos considerar el corazón de Dios y cooperar con nuestros hermanos y hermanas. Tenemos que ponerlo todo en ello y usar nuestras fortalezas para compensar las debilidades de los demás. Así es como podemos obtener la aprobación de Dios y obtener buenos resultados en nuestro trabajo. También vi que no importaba si yo resolvía los problemas en persona o si lo hacía Wang Zhen. Mientras los estados y las dificultades de otros puedan ser resueltos, aunque mi esfuerzo sea invisible y detrás de escena, cumplir con mi deber y satisfacer a Dios me traería tranquilidad y paz. Después de eso, pensé un poco en qué verdades deberían compartirse para encarar el problema de Chen Zhiqiang y encontré algunas palabras de Dios relevantes para que Wang Zhen las revisara. Ella también encontró algunos pasajes de las palabras de Dios que eran realmente incisivos sobre su estado y en los que yo no había pensado. En ese punto, me sentí profundamente avergonzada. Aunque yo no podía salir a trabajar, podía tener comunión con Wang Zhen sobre todo lo que veía y pensaba claramente. Al trabajar juntas, tuvimos una visión más completa de los problemas, entonces pudimos resolverlos mejor. ¿No era eso más beneficioso para el trabajo de la iglesia? Wang Zhen se reunió con Chen Zhiqiang después de que discutimos todo.
Entonces, un día, recibimos una carta de algunos hermanos y hermanas. La carta decía que, a través de la comunicación de Wang Zhen, habían podido corregir algunos errores y estaban desempeñando mejor sus deberes. Estaba un poco decepcionada después de leer eso. Sentía que yo había descubierto esos errores y desviaciones, pero que todos habían visto solo el trabajo de Wang Zhen. Nadie vio lo que yo estaba haciendo detrás de escena. Entonces me di cuenta de que estaba compitiendo por fama y ganancia de nuevo, así que oré y me rebelé contra mí misma. Leí un pasaje de las palabras de Dios en un ensayo que fue realmente conmovedor para mí. Las palabras de Dios dicen: “Puede que tengas poca fuerza, pero si eres capaz de trabajar con otros y de aceptar sugerencias adecuadas, y si tienes las motivaciones correctas y puedes proteger la obra de la casa de Dios, entonces eres una persona idónea. A veces, con una sola frase, puedes resolver un problema y beneficiar a todos; otras, después de que comuniques una sola declaración de la verdad, todos tienen una senda que practicar, y son capaces de trabajar armoniosamente juntos, y todos se esfuerzan hacia un objetivo común, y comparten los mismos puntos de vista y opiniones, con lo que el trabajo resulta particularmente efectivo. Aunque nadie recuerde que desempeñaste este papel, y tú no sientas que te has esforzado mucho, Dios verá que eres una persona que practica la verdad, una persona que actúa según los principios. Dios recordará que lo has hecho. A eso se le llama cumplir fielmente con tu deber” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El correcto cumplimiento del deber requiere de una cooperación armoniosa). Es verdad. Aunque nadie podía ver mi trabajo detrás de escena, yo estaba cumpliendo mi deber para satisfacer a Dios. No importaba si otras personas lo sabían. Practicar la verdad y satisfacer a Dios es lo que importa. Como supervisora, era mi responsabilidad y mi deber, y lo que debía hacer para hablar con los demás cuando notaba errores y desviaciones para ayudarlos a resolverlos. Eso no era algo por lo que debería atribuirme el mérito. Antes, siempre había tratado de presumir frente a los demás, pero ahora solo podía trabajar detrás de escena. Esa fue la orquestación y el arreglo de Dios, y era lo que necesitaba. Tenía que someterme a ello, concentrarme en practicar la verdad en mi deber, y esforzarme por cumplir bien con mi deber.
Cuando notaba problemas en nuestro trabajo después de eso, tomaba la iniciativa de acercarme a la hermana Wang Zhen. A veces, cuando escribía a hermanos y hermanas sobre problemas, quería esforzarme en demostrar que era yo quien escribía, pero al darme cuenta de que estaba presumiendo y elevándome encubiertamente, oraba y dejaba ir mis motivos incorrectos. Me calmaba y pensaba en qué podría escribir que ayudara a los demás y cómo podría cumplir con mis propias responsabilidades y deber. Practicar de esta manera realmente iluminó mi corazón y se sintió realmente liberador. Es una buena manera de comportarme.