73. Después del despido de un líder que admiraba

Por Li Lan, China

Li Cheng era un líder de la iglesia, principal responsable de la obra de echar y expulsar a la gente, y supervisor de mis tareas. Después de interactuar con él durante más de un año, me di cuenta de que tenía buen calibre, mostraba sentido de la carga en su deber, y podía identificar problemas en el trabajo y discernir los estados de las personas. Sobre todo, al organizar los materiales para echar y expulsar personas podía captar los incidentes clave y encontrar las palabras de Dios adecuadas para definir a aquellos a los que se echaba y expulsaba según su comportamiento, cosas que yo misma no podía manejar. Cada vez que nos reuníamos y hablábamos del discernimiento de los distintos tipos de gente, siempre esperaba que Li Cheng pudiera estar allí. Si no aparecía, me sentía decepcionada, como si mi pilar de apoyo hubiera desaparecido. Durante el último año más o menos, las iglesias de las que Li Cheng estaba a cargo se depuraron de gente malvada e incrédulos, lo que purificó, en gran medida, las iglesias. Creía firmemente que Li Cheng era una persona que perseguía y comprendía la verdad, incluso pensaba que solo alguien como él podía ser un líder. Le admiraba profundamente y le veía como un modelo a seguir en mi viaje de fe.

En mayo de 2023, un día recibí una carta del líder superior que decía que habían destituido a Li Cheng. Me quedé sorprendida y no podía creérmelo, pensé: “Li Cheng es de buen calibre, talentoso y produce resultados en su deber. ¿Cómo han despedido a alguien como él? ¿Serán los líderes demasiado exigentes? Debo preguntarles por qué han despedido a Li Cheng cuando los vea”. Entonces no pude evitar compararme con Li Cheng. Además de detectar los estados de la gente y encontrar las palabras adecuadas de Dios para resolver sus dificultades, conseguía resultados en su trabajo. En cuanto a mí, carecía de sus dones, no podía sufrir y pagar un precio como él, a menudo luchaba por resolver los estados de la gente y solía buscar su ayuda. Ahora que habían despedido incluso a alguien como Li Cheng, sentía que no estaba lejos de ser también despedida. Este pensamiento hizo que mi espíritu se derrumbara, y durante los siguientes días, no tuve energía en mi deber y en adelante solo veía oscuridad. Me di cuenta de que mi estado era erróneo, y quise buscar la verdad para resolver mis problemas. Sabía que las decisiones de la iglesia de despedir a la gente eran conforme a los principios, y que el despido de Li Cheng fue, sin duda, por vulnerar los principios en su deber. Recordé un pasaje de las palabras de Dios y lo busqué para leerlo. Dios dice: “En todo período y etapa suceden en la iglesia ciertas cosas concretas que contradicen las nociones de la gente. Por ejemplo, algunas personas enferman, se releva a líderes y obreros, otras personas son reveladas y descartadas, algunas se enfrentan a la prueba de la vida y la muerte, hay iglesias que incluso albergan personas malvadas y anticristos que perturban, etc. Estas cosas suceden de vez en cuando, pero en modo alguno son casuales. Todas ellas son fruto de la soberanía y las disposiciones de Dios. Un período muy pacífico puede verse interrumpido repentinamente por varios incidentes o acontecimientos inusuales que ocurren a vuestro alrededor, o a vosotros personalmente, y dichos sucesos rompen con el orden normal y con la normalidad de la vida de la gente. Desde fuera, estas cosas no se ajustan a las nociones y figuraciones de la gente, y las personas no quieren experimentarlas ni presenciarlas. Entonces, ¿beneficia a la gente que acontezcan? ¿Cómo debe lidiar la gente con ellas, vivirlas y entenderlas? ¿Alguno de vosotros lo ha pensado? (Debemos entender que es fruto de la soberanía de Dios). ¿Es una mera cuestión de entender que es fruto de la soberanía de Dios? ¿Habéis aprendido algo de ello? […] De entrada, esas personas no tenían entendimiento de Dios y, cuando se topan con cosas que contradicen sus nociones, no buscan la verdad ni a nadie con quien hablar, sino que abordan dichas cuestiones según sus nociones y figuraciones para finalmente llegar a la conclusión de que ‘aún no está muy claro si estas cosas provienen de Dios o no’, y comienzan a recelar de Dios y hasta dudan de Sus palabras. En consecuencia, sus dudas, especulaciones y recelos hacia Dios se agravan y pierden la motivación para cumplir sus deberes. No están dispuestas a sufrir ni a sacrificarse; holgazanean y van apañándoselas día a día. Tras haber vivido algunos sucesos concretos, el poco entusiasmo, la poca determinación y el poco deseo que tenían de antemano las han abandonado sin dejar rastro, y no les quedan sino pensamientos acerca de cómo planificar su futuro y buscar una salida. Estas personas no son una minoría. Como la gente no ama la verdad y no la busca, siempre que le ocurre algo lo contempla desde su propia perspectiva sin aprender a aceptarlo de parte de Dios. No busca la verdad en las palabras de Dios para hallar las respuestas y no busca a nadie que comprenda la verdad para hablar con él y resolver estas cuestiones. En cambio, siempre aplica su conocimiento y su experiencia del mundo para analizar y juzgar las cosas que le suceden. ¿Y cuál es el resultado final? Que se queda atrapada en un incómodo estado sin salida: esa es la consecuencia de no buscar la verdad(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (11)). De las palabras de Dios, comprendí que cuando suceden cosas en la iglesia que no son conformes con las nociones de la gente, aquellos que no persiguen la verdad no aceptarán las cosas de parte de Dios. En cambio, se quejarán y malinterpretarán a Dios según sus propias nociones y figuraciones, y sus estados se deteriorarán, lo que afectará a sus deberes. Así es exactamente como me había comportado. Siempre había apreciado y admirado a Li Cheng. Al ver que tenía buen calibre, dones, estaba ocupado con su deber cada día, y siempre podía encontrar las palabras adecuadas de Dios para resolver los estados de los hermanos y hermanas, pensé que era alguien que perseguía la verdad. Ahora, lo habían despedido, lo que no concordaba para nada con mis nociones. No busqué la verdad de este asunto y, en cambio, me sentí agraviada en el lugar de Li Cheng e incluso pensé que los líderes habían sido injustos con él. ¿No estaba siendo superficial en este asunto? La intención de Dios era que aprendiera lecciones y comprendiera aspectos de la verdad de tales situaciones que no son conformes a las nociones humanas. Sin embargo, al enterarme de que habían despedido a Li Cheng, mi primera reacción fue quejarme de que los líderes lo habían manejado de forma injusta, y pensé que sus exigencias eran demasiado altas, incluso quise cuestionar a los líderes por qué habían tratado a Li Cheng de esa forma. También pensé que era inferior a Li Cheng y que podrían despedirme, lo que me llevó a vivir en la negatividad y la incomprensión, y afectó a mi deber. De las palabras de Dios, vi el peligro de no buscar la verdad cuando me pasan cosas. Al reconocerlo, disminuyó mis sentimientos de resistencia, y estaba dispuesta a buscar la verdad sobre este asunto.

Más tarde, cuando el líder compartió y expuso el comportamiento de Li Cheng, supe que era muy arrogante y sentencioso, y actuaba de forma arbitraria en el ejercicio de su deber, y decidía todo sin hablar con sus compañeros de trabajo. Pese a las repetidas charlas, no cambió de rumbo, y causó perturbaciones en la obra de la iglesia. Recién entonces lo despidieron y lo hicieron reflexionar. El líder también dio ejemplos de los comportamientos específicos de Li Cheng. Hacía poco, un líder de la iglesia se había retrasado en su deber por complicaciones familiares, y sin buscar los principios, mirar el contexto ni consultar a sus compañeros, Li Cheng organizó los materiales para echar a esta persona de la iglesia. Por fortuna, el líder superior intervino para evitarlo. En otra ocasión, Li Cheng nombró en privado a un supervisor sin consultarlo con nadie. Este supervisor tenía poco calibre y no podía organizar el trabajo, lo que afectaba a la obra de la iglesia. Cuando el líder podó a Li Cheng por actuar de forma arbitraria, se negó a aceptarlo. Más tarde, otras hermanas también hablaron sobre algunas manifestaciones de Li Cheng al actuar de forma arbitraria en su deber. Al escuchar estos hechos, quedé impactada, y no quería creer que Li Cheng fuera una persona tan arrogante. Entonces, el líder me mostró un pasaje de las palabras de Dios: “Los anticristos son incapaces de colaborar con nadie; desean en todo momento establecer un gobierno en solitario. La característica de esta manifestación es ‘actuar solo’. ¿Por qué uso esas palabras para describirlo? Porque antes de actuar no se presentan ante Dios en oración ni buscan los principios-verdad, ni mucho menos buscan a alguien con quien compartir y a quien decirle: ‘¿Es apropiado este proceder? ¿Qué establecen los arreglos del trabajo? ¿Cómo debe manejarse este tipo de asunto?’. Nunca conversan sobre las cosas ni buscan llegar a un consenso con sus colaboradores y sus compañeros, sino que se limitan a considerar las cosas y a conspirar por su cuenta, haciendo sus propios planes y disposiciones. Tras una somera lectura previa de los arreglos del trabajo de la casa de Dios, piensan que los han comprendido y organizan el trabajo ciegamente. Para cuando los demás se enteran de esto, el trabajo ya ha sido organizado. Es imposible que alguien escuche de su boca sus puntos de vista u opiniones previamente, ya que nunca comunican a nadie los pensamientos y los puntos de vista que albergan. Alguien puede preguntar: ‘¿No es que todos los líderes y obreros tienen compañeros?’. De palabra, puede que tengan a alguien de compañero, pero cuando llega el momento de trabajar, ya no los tienen; actúan solos. Aunque los líderes y obreros tienen compañeros, todo el mundo que realiza algún deber tiene uno, los anticristos piensan que tienen buen calibre y son mejores que las personas corrientes, así que estas no son dignas de ser sus colaboradores y son todas inferiores a ellos. Por eso a los anticristos les gusta tomar las decisiones y no les gusta hablar las cosas con nadie más. Piensan que esto les haría parecer como unos incompetentes que no sirven para nada. ¿Qué clase de punto de vista es ese? ¿Qué clase de carácter es este? ¿Se trata de un carácter arrogante? Piensan que cooperar y discutir las cosas con los demás, hacerles preguntas y pedirles ayuda, es indigno y degradante, una afrenta a su autoestima. Y por eso, para proteger su autoestima, no permiten la transparencia en nada de lo que hacen, ni se lo cuentan a los demás, y mucho menos lo discuten con ellos. Piensan que discutir con otros es mostrarse como incompetentes; que pedir siempre la opinión de otros equivale a ser estúpidos e incapaces de pensar por sí mismos; que trabajar con los demás para completar una tarea o resolver algún problema les hace parecer inútiles. ¿Acaso no es esta su mentalidad arrogante y absurda? ¿Acaso no es este su carácter corrupto? Es sumamente obvio que son arrogantes y sentenciosos; han perdido toda su razón humana normal y no están bien de la cabeza del todo. Siempre se piensan que tienen habilidades, que pueden terminar las cosas ellos solos y que no necesitan colaborar con los demás. Como tienen esas actitudes corruptas, son incapaces de alcanzar una cooperación armoniosa. Creen que colaborar con otros es diluir y fragmentar su poder, que cuando el trabajo se comparte con otros, su propio poder disminuye y no pueden decidirlo todo ellos mismos, con lo que carecen de poder real, lo que a ellos les supone una tremenda pérdida. Y así, no importa lo que les ocurra, si creen que lo entienden y que saben la forma apropiada de manejarlo, entonces no lo discutirán con nadie y seguirán queriendo estar al mando de todo. Preferirán equivocarse a informar a los demás, preferirán estar en un error a compartir el poder con alguien, y preferirán la destitución a dejar que otras personas intervengan en su trabajo. Eso es un anticristo(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I)). Las palabras de Dios exponen que los anticristos actúan de forma arbitraria, y toman todas las decisiones ellos mismos para mantener su poder. No buscan los principios-verdad ni debaten con los demás cuando les ocurren cosas, y su naturaleza es arrogante e irrazonable. Al compararlo con el comportamiento de Li Cheng, como un líder de la iglesia, actuó de forma arbitraria y se guardó el poder en su deber, y cuando los hermanos y hermanas señalaron sus problemas, además de no reflexionar sobre sí mismo, creía que comprendía la situación y que podía tomar decisiones por su cuenta. No buscó los principios, dejó de lado a sus compañeros y organizó en privado los materiales para echar a la gente, al mismo tiempo que nombró a un supervisor inadecuado, lo que trastornó y perturbó la obra de la iglesia, e ignoró lo que otros decían. ¿Acaso estos comportamientos de Li Cheng no se ajustaban precisamente a lo que Dios expone sobre que los anticristos hacen todo por su cuenta? Monopolizó el poder para controlar la iglesia y trastornó la obra de la iglesia, que es el comportamiento exacto de los anticristos que Dios expuso. Ya había empezado a caminar por la senda de un anticristo. Los líderes y obreros señalaron sus problemas en varias ocasiones, pero nunca se los tomó en serio. ¡Que el líder superior lo destituyera según los principios fue totalmente apropiado!

No pude evitar reflexionar, al pensar: “Después de interactuar con Li Cheng durante tanto tiempo, ¿cómo no pude discernirlo, e incluso pensé que tenía la realidad-verdad y lo admiraba?”. Mientras buscaba, leí este pasaje de las palabras de Dios: “Algunos son desorientados con frecuencia por los que, en apariencia, son espirituales, nobles, elevados y grandes. En lo que respecta a las personas que pueden hablar con elocuencia de palabras y doctrinas, y cuyo discurso y acciones parecen dignos de admiración, quienes son engañados por ellos jamás han analizado la esencia de sus acciones, los principios subyacentes a sus obras o cuáles son sus objetivos. Además, tampoco han observado si estas personas se someten verdaderamente a Dios ni tampoco han determinado si auténticamente temen a Dios y se apartan del mal. Nunca han discernido la esencia-humanidad de estas personas. Más bien, empezando por el primer paso que consiste en familiarizarse con ellas, llegan poco a poco a admirarlas, a venerarlas, y estas personas acaban convirtiéndose en sus ídolos. Asimismo, en la mente de algunos, los ídolos a los que adoran y que creen que pueden abandonar a su familia y su trabajo, y que por fuera parecen capaces de pagar el precio son los que están satisfaciendo realmente a Dios y los que pueden lograr de verdad un buen final y un buen destino. En su mente, estos ídolos son a los que Dios elogia(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra). De las palabras de Dios, me di cuenta de que adoraba a Li Cheng principalmente por los resultados que obtuvo al supervisar la obra de echar personas y su gran capacidad de trabajo. También tenía cierta inteligencia y dones, y podía encontrar las palabras de Dios relevantes para compartir que apuntaban a los estados de la gente, así que pensé que comprendía la verdad y tenía realidad. Sin embargo, los hechos mostraron que Li Cheng ignoraba por completo el grave carácter de anticristo que revelaba. No estaba dispuesto a aceptar que los líderes lo podaran, y estaba claro que no aceptaba la verdad y normalmente se limitaba a dotarse de doctrinas. Se ocupaba de su deber para producir resultados y conseguir que la gente lo tuviera en alta estima, sin perseguir lo más mínimo la verdad para resolver su propio carácter corrupto. Sin embargo, yo lo adoraba como a un ídolo e incluso seguía su ejemplo. ¡Qué ignorante era! Pensé en cómo Dios aprobó a Pedro porque se centró en buscar la verdad y satisfacer las intenciones de Dios en su vida diaria y en su deber. Con cada pequeño asunto, se centró en cambiar su antiguo carácter. En cambio, yo juzgaba a la gente según su inteligencia y sus dones, el trabajo que realizaba y el sufrimiento que en apariencia soportaba. Vi que mi forma de juzgar a la gente vulneraba los requisitos de Dios. Si no hubiera sido por el despido de Li Cheng, no habría reflexionado sobre estos asuntos y habría continuado siguiendo su ejemplo. En ese momento, agradecí sinceramente a Dios por instrumentar a esas personas, acontecimientos y cosas. Así, Dios me salvaba. Al ver que algunos hermanos y hermanas en la iglesia todavía no habían discernido a Li Cheng, compartí con ellos lo que significa actuar de forma arbitraria, y cómo no debe juzgarse a la gente únicamente según su apariencia, sino en función de si actúan de acuerdo con las palabras de Dios y pueden practicar la verdad para defender la obra de la iglesia. Tras escucharlo, los hermanos y hermanas fueron capaces de discernir a Li Cheng.

Más tarde, seguí reflexionando: ¿Por qué tuve una reacción tan fuerte al despido de Li Cheng e inmediatamente me sentí abatida? Me examiné y descubrí que sostenía la opinión de que si podían despedir a alguien como Li Cheng, que era mejor que yo en todos los aspectos, entonces también me podrían despedir a mí. Después, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Mientras hacen su deber, los anticristos calculan constantemente sus propias expectativas y su porvenir: cuántos años han estado haciendo sus deberes, cuántas adversidades han aguantado, a cuánto han renunciado por Dios, cuán alto es el precio que han pagado, cuánta energía han gastado, a cuántos años de juventud han renunciado y si ahora tienen derecho a recibir recompensas y una corona; si han acumulado el suficiente capital estos años cumpliendo sus deberes, si son personas que, a ojos de Dios, gozan de Su favor y pueden recibir recompensas y una corona. […] Se aferran con fuerza a sus ambiciones y deseos, los consideran la verdad y los únicos objetivos en la vida y la empresa más recta. Desconocen la verdad de que si el carácter de una persona no cambia, será para siempre enemiga de Dios, y no saben que las bendiciones que Dios les da a una persona y que la forma en la que Él la trata no depende de su calibre, dones, talentos o capital, sino de cuánta verdad practique y obtenga, y de si se trata de una persona que teme a Dios y se aparta del mal. Estas son verdades que los anticristos nunca entenderán. Los anticristos nunca las comprenderán y es en esto en lo que son más necios. ¿Cuál es la actitud de los anticristos hacia su deber desde el principio hasta el final? Creen que desempeñar su deber es una transacción, que quien más se esfuerce en su deber, haga la mayor contribución a la casa de Dios y aguante más años en ella tendrá más posibilidades al final de ser bendecido y de obtener una corona. Esta es la lógica de los anticristos(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VII)). De las palabras de Dios, vi que los anticristos tratan sus deberes como una transacción. Utilizan el trabajar más y los resultados en su deber como una moneda de cambio para canjearlos por bendiciones de Dios. Es la lógica de los anticristos. Yo también mantenía ese punto de vista. Cuando vi que habían despedido a alguien que destacaba más que yo en todos los sentidos, pensé que, tarde o temprano, también me despedirían. Sentí que mis perspectivas de futuro eran inciertas, lo que provocó mi negatividad. En realidad, los estándares de Dios para juzgar a las personas no son conforme a los dones que tienen o cuánto parecen sufrir o trabajar, sino en cuánta verdad practican y obtienen en sus deberes. A su vez, no juzgaba a la gente según las palabras de Dios, sino en función de mis propias nociones y figuraciones, al pensar que la gente con dones y que trabajaba duro, debía de estar de acuerdo con la intención de Dios y ganaría Su aprobación. Por tanto, cuando escuché que habían despedido a Li Cheng, no pude aceptarlo, e incluso quería cuestionar a los líderes sobre por qué lo habían despedido y buscar justicia para él. En realidad, que yo acudiera en ayuda de Li Cheng solo era un pretexto para justificarme. Me preocupaba ser la siguiente despedida y temía no tener buen futuro. Detrás de mi deseo de cuestionar a los líderes, había un deseo de cuestionar a Dios, de quejarme de que Dios era injusto y demasiado exigente con la gente. No me había mantenido en la posición de un ser creado y sometido a la obra de Dios; más bien, había discutido y clamado contra Él. Solo entonces me di cuenta de la gravedad de lo que revelaba. Pensé en Pablo, quien utilizó la obra que hacía como capital para clamar contra Dios y exigirle una corona de justicia. Al final, Dios lo castigó y lo maldijo. Si aun así no me arrepentía, Dios no me aprobaría por mucho que sufriera en mi deber, ¡y terminaría castigada como Pablo! El despido de Li Cheng me sirvió de advertencia; reconocí que, aunque creía en Dios, adoraba a la gente y caminaba por la senda equivocada. Desde el fondo de mi corazón, sentí que era Dios quien me amaba y me salvaba.

Tras su despido, Li Cheng reflexionó un tiempo, comprendió un poco su carácter corrupto, y la iglesia le reasignó un deber. Ahora cumplo con mi deber junto a Li Cheng, pero ya no lo adoro como antes. En cambio, me centro en discernir si lo que dice es conforme a las palabras de Dios. Si tengo opiniones distintas, las planteo, busco los principios-verdad para las cosas que no comprendo, e informo a los líderes de los asuntos que no entiendo. Al practicar de esta manera, soy capaz de comprender algunos principios y encontrar una senda a seguir. Gracias a esta experiencia, me he dado cuenta de la importancia de buscar la verdad, y he empezado a centrarme en reflexionar sobre las cosas que hago que vulneran los principios cuando cumplo con mi deber. También conduzco a los hermanos y hermanas para que busquen los principios-verdad en sus deberes para que todos dejen de centrarse en acciones externas y, en cambio, se concentren en perseguir la verdad y cumplir con sus deberes según los principios. Esta experiencia ha corregido mi visión equivocada de las cosas, ¡y estoy agradecida por la salvación de Dios!

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