77. ¿Por qué siempre dependo de otros para hacer mi deber?
En mayo de 2023 me eligieron líder de iglesia. Al pensar que ser líder significa ser responsable de todos los aspectos del trabajo y que yo no estaba familiarizada con ellos y nunca había cumplido ese rol, me pregunté cuánto esfuerzo exigiría hacer bien el trabajo y qué precio tendría que pagar. Me planteé poner una excusa para rechazar el puesto, pero los hermanos y hermanas me habían elegido a mí y hubiera sido demasiado irracional buscar excusas y rechazarlo. Con esto en mente, no dije nada más. Como la hermana con la que colaboraba, Chen Jing, había sido líder durante muchos años y estaba familiarizada con todos los aspectos del trabajo, cada vez que tenía dudas le preguntaba y ella me decía cómo manejar las cosas. Me sentía muy afortunada de contar con su ayuda. Antes, cuando realizaba un trabajo de una sola tarea, dependía exclusivamente de mí y tenía que preocuparme de todo yo sola; pero ahora que Chen Jing cooperaba conmigo, ella se encargaba de resolver los problemas difíciles y delicados, y yo solo tenía que seguir su iniciativa y asistirla. Aunque la carga de trabajo era considerable, cuando Chen Jing estaba cerca no sentía que fuera demasiado difícil. Chen Jing era responsable de más trabajo que yo y, a veces, veía que ella estaba sobrepasada. Yo pensaba: “Como no estoy familiarizada con el trabajo del que se encarga Chen Jing, no puedo ayudarla. De todas formas, ella ha sido líder durante mucho tiempo, ¡y aquellos que pueden hacer más trabajo deben hacer más!”. Cuando Chen Jing enfrentaba dificultades en su trabajo, solo compartía mis opiniones algunas veces y no me preocupaba realmente por los problemas.
Un día de agosto, a Chen Jing la ascendieron de repente. Cuando me enteré de que iban a trasladar a Chen Jing, me sentí bajo presión al instante. Solo me había preparado durante unos pocos meses y había muchas cosas que no sabía manejar. Cuando Chen Jing estaba cerca y yo afrontaba dificultades, tenía la posibilidad de preguntarle; ¿cómo me haría cargo de estas responsabilidades si ella se iba? No quería que Chen Jing se fuera, pero los líderes superiores ya habían dispuesto todo, así que tenía que aceptarlo. Sin embargo, pensar que tendría que encargarme de todo el trabajo sola me hacía sentir abrumada y me ponía de un humor terrible. Pensaba: “No tengo ni idea del trabajo del que se encargaba Chen Jing y tendré que familiarizarme con todo desde cero. ¿Cuánto sufrimiento tendré que soportar? ¿Qué precio tendré que pagar?”. Me sentía muy reprimida. Después de la partida de Chen Jing, tenía que informar yo misma sobre el trabajo pero, como no había preguntado ni me había preocupado por muchas de las tareas mientras Chen Jing estaba cerca, no estaba familiarizada con ellas y tenía que dedicar mucho tiempo a aprenderlas y dominarlas. Estaba exhausta físicamente y todavía más agotada mentalmente, así que no podía evitar sentirme reticente e insatisfecha con los líderes superiores. Pensaba: “¿Por qué no se ponen en mi lugar? Nunca he sido líder y llevo poco tiempo formándome, así que no puedo hacer este deber de forma independiente. Chen Jing había sido líder durante muchos años y era capaz en todos los aspectos del trabajo, ¿por qué la transfirieron y me dejaron aquí sola?”. Cuanto más pensaba en eso, más dolida y oprimida me sentía. Sentía un peso que me oprimía el pecho y me dificultaba respirar. Me di cuenta de que estaba satisfaciendo mi carne, así que oré a Dios en mi corazón y le pedí que me esclareciera y me guiara para conocerme y someterme.
Durante una de mis prácticas devocionales espirituales, leí las palabras de Dios: “Cuando afrontan las palabras de Cristo, Sus órdenes o los principios de los que Él habla, en cuanto estos les plantean dificultades o requieren que sufran o paguen un precio, la primera reacción de los anticristos es de resistencia y rechazo, y sienten repulsión en su interior. Sin embargo, cuando se trata de cosas que están dispuestos a hacer o que los benefician, su actitud no es la misma. Los anticristos desean entregarse a la comodidad y destacar, pero ¿acaso están encantados y felizmente dispuestos a aceptar cuando eso implica afrontar el sufrimiento de la carne, la necesidad de pagar un precio o incluso el riesgo de ofender a otros? ¿Pueden alcanzar la sumisión completa en ese caso? Ni en lo más mínimo; su actitud es completamente de desobediencia y obstinación. Cuando las personas como los anticristos afrontan cosas que no quieren hacer, que no son conformes a sus preferencias, gustos o intereses personales, su actitud hacia las palabras de Cristo se vuelve una de rechazo y resistencia absolutos sin una pizca de sumisión” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (IV)). Dios expone que los anticristos tratan las situaciones que Dios orquesta y dispone según sus preferencias y deseos. Siempre consideran si benefician o no su carne, aceptan y se someten solo a aquello que los favorece y, si la situación no los beneficia o les causa sufrimiento, no pueden someterse e incluso se lamentan, se sienten reacios y expresan sus quejas hacia Dios. Yo me estaba comportando como un anticristo; en mis deberes, solo consideraba mis intereses carnales. Cuando colaboraba con Chen Jing, ella manejaba y resolvía todas las dificultades, así que yo no tenía que hacer demasiado esfuerzo y era capaz de aceptarlo y someterme. Cuando ascendieron a Chen Jing y tuve que encargarme sola de la obra de la iglesia, tenía que sufrir y pagar un precio en todos los aspectos del trabajo, así que no podía someterme. No quería que Chen Jing se fuera y me quejé de que los líderes no se solidarizaban con mis dificultades. Aunque parecía ocupada con mis deberes, mi corazón estaba lleno de resistencia y de quejas, y siempre sentía que la presión de cumplir con este deber era demasiado grande. Al reflexionar sobre el hecho de que los líderes superiores trasladaron a Chen Jing basándose en las necesidades de la obra de la iglesia, me di cuenta de que este arreglo estaba de acuerdo con los principios, pero me sentía reticente e insatisfecha. Esto no era sumisión a la verdad sino resistencia contra Dios.
Luego, pensé en que había estado cumpliendo mis deberes de liderazgo por más de tres meses, pero aun así no había podído captar el trabajo que se esperaba que hiciera un líder de iglesia. Solo entendía de forma parcial el trabajo que estaba bajo mi responsabilidad, y no tenía ni idea del trabajo del que se encargaba Chen Jing. En esos últimos meses, había estado viviendo en un estado de indulgencia en la comodidad y de ir tirando sin comprender mucho. Leí palabras de Dios que se relacionaban con mi estado: “Si las personas buscan sin cesar la comodidad física y la felicidad, si esto es lo que persiguen sin tener deseo alguno de sufrir, entonces bastará con un poco de sufrimiento físico, con sufrir un poco más que los demás o sentirse un poco más sobrecargadas de trabajo que de costumbre para sentirse reprimidas. Esta es una de las causas de la represión. Si las personas no consideran que un pequeño sufrimiento físico sea un gran problema, y no buscan la comodidad física, sino que persiguen la verdad y tratan de cumplir con sus deberes para satisfacer a Dios, entonces a menudo no sentirán sufrimiento físico. Incluso si de vez en cuando se sienten un poco ocupadas, cansadas o agotadas, después de irse a dormir se despertarán sintiéndose mejor, y continuarán con su trabajo. Se concentrarán en sus deberes y en su trabajo; no considerarán que un poco de fatiga física sea un problema importante. Sin embargo, cuando surge un problema en el pensamiento de las personas y buscan sin parar la comodidad física, cada vez que sus cuerpos físicos se vean ligeramente agraviados o no puedan hallar satisfacción, surgirán en ellas ciertas emociones negativas” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). “No importa el trabajo que se le asigne —sea importante u ordinario, difícil o sencillo—, siempre es negligente y escurridiza y holgazanea. Cuando surgen problemas, intenta que la responsabilidad recaiga en otras personas; no se compromete y desea seguir con su vida parasitaria. ¿Acaso no es basura inútil? En la sociedad, ¿quién no ha de depender de sí mismo para ganarse la vida? Una vez que una persona se hace adulta, debe mantenerse por sí misma. Sus padres han cumplido con su responsabilidad. Incluso si sus padres estuvieran dispuestos a mantenerla, se sentiría incómoda por ello. Debería ser capaz de darse cuenta de que sus padres han terminado su misión de criarla y que es un adulto en buen estado físico, y debería ser capaz de vivir de manera independiente. ¿Acaso no es esta la razón mínima que debe tener un adulto? Si alguien tiene de verdad razón, de ninguna manera podría seguir gorroneando a sus padres; temería que los demás se rieran, perder su imagen. Así pues, ¿tiene razón alguien que adore la comodidad y odie trabajar? (No). Siempre quiere algo a cambio de nada; nunca quiere cumplir ninguna responsabilidad, desea que todo le caiga del cielo, siempre quiere tomar tres buenas comidas al día, que alguien lo atienda y disfrutar de buena comida y bebida sin trabajar lo más mínimo. ¿No es esta la mentalidad de un parásito? Y las personas que son parásitos, ¿tienen conciencia y razón? ¿Tienen integridad y dignidad? En absoluto. Son todos unos gorrones inútiles, bestias sin conciencia ni razón. Ninguno de ellos es apto para permanecer en la casa de Dios” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (8)). Dios dice que, cuando una persona con una razón normal llega a la adultez y puede independizarse, debería ser capaz de mantenerse por medio de su propio trabajo, mientras que, aquella que ama la comodidad y odia el trabajo, aunque sea capaz de sobrevivir, no estará dispuesta a trabajar y vivirá a costa de sus padres. Esas personas son como parásitos. Carecen de integridad y dignidad y no merecen vivir. Yo me estaba comportando igual que esas personas que viven a costa de sus padres, como Dios expone. Cuando trabajaba con Chen Jing, no tenía aspiraciones y dependía de ella para todo y, cuando surgían problemas y dificultades en la obra de la iglesia, se los endilgaba a Chen Jing para que ella los resolviera; de esa manera, no tenía que agotarme y podía tomármelo con calma. Después de que trasladaron a Chen Jing, vi que tendría que preocuparme y encargarme de todo el trabajo yo sola, me sentí dolida y reprimida, y no estuve dispuesta a aceptarlo y someterme. Incluso quise retener a Chen Jing para no tener que sufrir ni pagar un precio. Dios dice: “Se concentrarán en sus deberes y en su trabajo; no considerarán que un poco de fatiga física sea un problema importante. Sin embargo, cuando surge un problema en el pensamiento de las personas y buscan sin parar la comodidad física, cada vez que sus cuerpos físicos se vean ligeramente agraviados o no puedan hallar satisfacción, surgirán en ellas ciertas emociones negativas” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). Mi carne era tan holgazana que, cuando aumentó la presión en el trabajo, me sentí oprimida y reticente. Mi problema principal estaba en mis pensamientos y opiniones. Las ideas adoctrinadoras de Satanás tales como: “La vida es breve; disfruta mientras puedas” y “Date los gustos en vida” me controlaban y me volvían muy egoísta y perezosa, y solo quería satisfacer mi carne, depender de otros y disfrutar de los frutos de su trabajo. No quería soportar ninguna adversidad en carne propia y solo quería vivir como un parásito o una vividora que esquilma a sus padres, porque creía que vivir así era confortable. Durante los últimos meses, mi carne se había relajado, pero no había progresado nada en mi deber y había ganado muy poca verdad. Como líder, debería haberme hecho cargo de todo el trabajo junto con mi compañera, pero había sido holgazana, me había entregados a las comodidades carnales, había contribuido poco a mi deber y no había estado trabajando de una forma que alcanzara los estándares. Pensé en cómo los parásitos que viven a costa de sus padres en el mundo no creyente satisfacen su carne, pero viven sin integridad ni dignidad, menospreciados por todos. Sus padres también se sienten avergonzados de tener hijos así. Si no cambiaba esta mentalidad holgazana de parásito, seguramente Dios se disgustaría conmigo y me detestaría, me descartarían del grupo de los que cumplen sus deberes y perdería la oportunidad de salvarme. Al ver lo graves que son las consecuencias de vivir según los pensamientos y opiniones de Satanás, quería confiar en Dios para cambiar el estado en el que realizaba mi deber.
Luego, leí las palabras de Dios y obtuve una senda de práctica. Dios Todopoderoso dice: “Si eres una persona con determinación, si eres capaz de considerar como objetivos y metas de tu búsqueda a las responsabilidades y obligaciones con las que deben cargar las personas y a las cosas que deben lograr los adultos y quienes tienen humanidad normal, y si puedes asumir tus responsabilidades, entonces no importa el precio que pagues y el dolor que soportes, no vas a quejarte. Mientras reconozcas que estos son los requerimientos y las intenciones de Dios, serás capaz de soportar cualquier sufrimiento y cumplir bien con tu deber. En ese momento, ¿cómo sería tu estado mental? Sería diferente; sentirías paz y estabilidad en tu corazón y experimentarías gozo. Fíjate, solo con tratar de vivir una humanidad normal y con buscar las responsabilidades, las obligaciones y la misión que deben sobrellevar las personas con una humanidad normal, y con las que deben cargar, la gente siente paz y alegría en sus corazones y experimenta gozo. Ni siquiera han alcanzado el punto en el que se encargan de los asuntos de acuerdo con los principios y obtienen la verdad, y ya han experimentado cierto cambio. Tales personas son las que poseen conciencia y razón; son personas rectas que pueden superar cualquier dificultad y emprender cualquier tarea. Son los buenos soldados de Cristo, han sido formados y ninguna dificultad puede vencerlos. Decidme, ¿qué opináis de ese comportamiento? ¿Acaso estas personas no tienen entereza? (La tienen). Tienen entereza y la gente las admira” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). Las palabras de Dios me señalaron una senda de práctica. Como adulto con conciencia y razón, sin importar qué dificultades surjan en el trabajo, uno debe soportar la presión y hacerse cargo de él. Solo aquellos que hacen bien sus deberes como seres creados son individuos honestos y correctos. Pensé en cuando Dios ordenó a Noé que construyera el arca. Noé ni siquiera había visto cómo era el arca y se enfrentó a dificultades sin precedentes, pero no pensó en cuánto sufrimiento iba a tener que soportar ni en el precio que tendría que pagar; solo se centró en cómo completar la comisión que Dios le había dado. En esa época, no había máquinas avanzadas y Noé tuvo que encontrar madera, talar árboles y convertirlos en materiales de construcción naval, y ninguno de estos pasos eran tan simples o sencillos como podríamos imaginar. Sin embargo, había un solo pensamiento en la mente de Noé y era cómo construir el arca lo más rápido posible según las especificaciones de Dios. Al comparar el carácter de Noé con el mío, me sentí avergonzada. Dios había hablado muy claramente sobre todos los principios involucrados en mi deber. Si surgían dudas, debía buscar la guía de los líderes superiores, y había muchos conocimientos profesionales a los que podía recurrir para aprender. Siempre y cuando dedicara más tiempo y esfuerzo, podría hacer bien mi deber. Al cumplir el deber de líder, debería haber estado haciendo varios trabajos, pero mi holgazanería y falta de motivación me volvieron indiferente hacia el trabajo del que era responsable Chen Jing, y no me involucré en él. Sin embargo, ahora que habían transferido a Chen Jing, me vi obligada a desarrollar un sentido de carga para hacer el seguimiento del trabajo y resolver problemas, lo cual ayudaría a mi práctica de la verdad y mi entrada en los principios y los impulsaría. Si no hubieran trasladado a Chen Jing, aún estaría viviendo en un estado de dependencia de los demás, no habría progresado mucho ni habría llegado a plantearme los problemas y a resolverlos de forma independiente. Comprender un poco más la intención de Dios alivió gran parte de mis emociones represivas.
Un día de septiembre, tras enterarme de que el PCCh había detenido a varios hermanos y hermanas en simultáneo, me sentí abrumada de inmediato y pensé: “En el pasado, Chen Jing era quien siempre se encargaba de las consecuencias de las detenciones en la iglesia, pero, ahora, tendré que ocuparme de ellas yo sola, y también deberé compartir la verdad para resolver los estados de los hermanos y hermanas que vivan con miedo. ¡Tendré que esforzarme mucho y pagar un alto precio! Esto va a ser una molestia. Sería mucho mejor si Chen Jing no se hubiera ido y no tuviera que luchar con esto”. Cuando pensé de ese modo, me di cuenta de que vivía una vez más en un estado de satisfacción de la carne, así que oré a Dios en silencio. Pensé en las detenciones de los hermanos y hermanas, y en que la intención de Dios era que yo manejara bien las consecuencias de las detenciones lo más rápido posible, para asegurar estuvieran a salvo tanto los libros de las palabras de Dios como los hermanos y hermanas, y brindar apoyo y ayuda a aquellos que se sintieran débiles o negativos. Aunque podría ser extenuante físicamente, esta situación repentina era una prueba para mí y podría entrenar mi habilidad para manejar las cosas por mi cuenta. Con esto en mente, rápidamente discutí y acordé los asuntos con los hermanos y hermanas, pregunté si los libros de las palabras de Dios estaban a salvo, me apresuré a disponer la reubicación de quienes corrieran peligro y busqué la guía de los líderes superiores cuando surgían dudas. Las consecuencias se encararon con rapidez y los intereses de la iglesia no sufrieron grandes pérdidas. Luego, cuando hubo nuevas detenciones en la iglesia, supe cómo manejarlas.
La reasignación del deber de mi compañera reveló mi naturaleza de entregarme a la comodidad, y también me mostró cuán dependiente de los demás había sido. Si no hubiera atravesado esa situación, al día de hoy no habría progresado nada. Mi entendimiento actual y mis ganancias son el resultado de las palabras de Dios. ¡Gracias a Dios!