La verdadera historia de la obra de conquista (4)
¿Qué significa ser perfeccionado? ¿Qué significa ser conquistado? ¿Qué criterios se deben cumplir para que la gente sea conquistada? ¿Y qué criterios se deben cumplir para ser perfeccionado? Conquistar y perfeccionar tienen el propósito de hacer que el hombre sea completo, de forma que este pueda ser restaurado a su semejanza original, y quedar liberado de su carácter satánico corrupto y de la influencia de Satanás. Esta conquista llega pronto en el proceso de obrar al hombre; de hecho, es el primer paso de la obra. Perfeccionar es el segundo, y es la obra de conclusión. Cada ser humano debe someterse al proceso de ser conquistado; de lo contrario, no tendrían manera de conocer a Dios, no serían conscientes de que hay un Dios, es decir, sería imposible para ellos reconocerlo. Y si la gente no le reconoce, también es imposible que Dios los haga completos, ya que no cumples los criterios para esta compleción. Si ni siquiera reconoces a Dios, entonces ¿cómo puedes conocerle? ¿Cómo puedes buscarlo? Tampoco serás capaz de dar testimonio de Él, y menos aún tendrás la fe para satisfacerlo. Por tanto, para cualquiera que quiera ser hecho completo, el primer paso debe ser someterse a la obra de conquista. Esta es la primera condición. Pero tanto la conquista como el perfeccionamiento son necesarios para obrar en la gente y perfeccionarla, y cada uno es parte de la obra de gestionar al hombre. Se exigen ambos pasos para hacer de alguien una persona completa; y ninguno puede ser obviado. Es cierto que “ser conquistado” no suena muy bien, pero en realidad el proceso de conquista de alguien es el de cambiarlo. Una vez que has sido conquistado, tu carácter corrupto puede no haber sido completamente erradicado, pero lo habrás conocido. Por medio de la obra de conquista habrás llegado a conocer tu humanidad inferior y también mucha de tu propia rebeldía. Aunque serás incapaz de descartar estas cosas o cambiarlas dentro del corto período de la obra de conquista, llegarás a conocerlas, y esto establecerá el fundamento para tu perfección. Así pues, la conquista y el perfeccionamiento se llevan a cabo para cambiar a las personas, para liberarlas de su carácter satánico corrupto de forma que puedan darse plenamente a Dios. Ser conquistado es meramente el primer paso en cambiar el carácter de las personas, además del primer paso para que las personas se entreguen totalmente a Dios, y es un paso inferior al de ser perfeccionado. El carácter vital de una persona conquistada cambia mucho menos que el de una persona perfeccionada. Ser conquistado y ser perfeccionado son cosas conceptualmente diferentes entre sí porque son distintas fases de la obra y porque les exigen a las personas diferentes estándares; la conquista se los exige más bajos y el perfeccionamiento se los exige más elevados. Los perfeccionados son personas justas, hechas santas; son cristalizaciones de la obra de gestionar al hombre, o productos finales. Aunque no son humanos perfectos, son personas que buscan vivir vidas llenas de sentido. Los conquistados, entretanto, sólo reconocen verbalmente que Dios existe; reconocen que Dios se ha encarnado, que la Palabra ha aparecido en la carne y que Dios ha venido a la tierra para llevar a cabo la obra de juicio y castigo. También reconocen que el juicio y el castigo de Dios, así como Su golpe y refinamiento son todos beneficiosos para el hombre. Acaban de comenzar a tener una especie de semejanza humana. Tienen alguna perspectiva de la vida, pero les sigue resultando confusa. En otras palabras, están justo empezando a poseer humanidad. Estos son los efectos de ser conquistado. Cuando las personas entran en la senda de la perfección, su viejo carácter es capaz de cambiar. Además, sus vidas siguen creciendo y entran gradualmente más a fondo en la verdad. Son capaces de aborrecer al mundo y a todos aquellos que no persiguen la verdad. Se aborrecen especialmente a sí mismas, pero más que eso, se conocen claramente a sí mismas. Están dispuestas a vivir por la verdad y hacen que su objetivo sea perseguirla. No están dispuestas a vivir en los pensamientos generados por sus propios cerebros, y sienten aborrecimiento por la sentenciosidad, la soberbia, y la vanidad del hombre. Hablan con un fuerte sentido del decoro, tienen discernimiento y sabiduría al afrontar las cosas, y son leales y sumisas a Dios. Si experimentan un momento de castigo y juicio, no sólo no se vuelven negativas o débiles, sino que están agradecidas por este castigo y juicio de Dios. Creen que no pueden pasar sin el castigo y el juicio de Dios, que los protege. No buscan una fe de paz y gozo ni de buscar comerse el pan y saciarse. Tampoco buscan disfrutes carnales fugaces. Esto es lo que ocurre en aquellos que son perfeccionados. Después de que las personas son conquistadas, reconocen que hay un Dios, pero ese reconocimiento se manifiesta en ellos en un número limitado de modos. ¿Qué significa realmente que la Palabra aparezca en la carne? ¿Qué significa la encarnación? ¿Qué ha hecho Dios encarnado? ¿Cuáles son la meta y el significado de Su obra? Después de experimentar tanto de Su obra, de Sus hechos en la carne, ¿qué has ganado? Solo serás alguien conquistado después de entender todas estas cosas. Si dices únicamente que reconoces que hay un Dios pero no renuncias a lo que deberías renunciar y eres incapaz de abandonar los disfrutes carnales que debes abandonar, sino que en su lugar sigues codiciando las comodidades carnales como siempre lo has hecho, y si eres incapaz de deshacerte de ninguno de los prejuicios contra los hermanos y hermanas, y no pagas lo que debes al llevar a cabo muchas prácticas simples, entonces eso demuestra que sigues sin ser conquistado. En ese caso, aunque haya mucho que entiendas, no servirá de nada. Los conquistados son personas que han conseguido algunos cambios iniciales y una entrada inicial. Experimentar el juicio y el castigo de Dios hace que las personas tengan un conocimiento inicial de Él y una comprensión inicial de la verdad. Puede que seas incapaz de entrar completamente en la realidad de verdades más profundas y detalladas, pero en tu vida real puedes poner en práctica muchas verdades rudimentarias, como las que implican a tus disfrutes carnales o tu estatus personal. Todo esto es el efecto que se consigue en la gente durante el proceso de ser conquistado. Los cambios en el carácter en los conquistados, por ejemplo su forma de vestir y presentarse y cómo viven, todo eso puede cambiar. Su perspectiva de la creencia en Dios cambia, tienen claras las metas de su búsqueda, y tienen determinaciones más altas. Durante la obra de conquista, se producen cambios pertinentes en su carácter vital. Hay cambios, pero son superficiales, preliminares, y muy inferiores a los cambios en el carácter y las metas de la búsqueda de aquellos que han sido perfeccionados. Si en el transcurso de ser conquistada, el carácter de una persona no cambia en absoluto y no obtienen ninguna verdad, entonces ¡esta persona es basura y completamente inútil! ¡Las personas que no han sido conquistadas no pueden ser perfeccionadas! Si una persona sólo busca ser conquistada, entonces no pueden ser hechos totalmente completos, aunque en su carácter exhiban ciertos cambios pertinentes durante la obra de conquista. Ellos también perderán las verdades iniciales que obtuvieron. Existe una inmensa diferencia entre el cambio de carácter que se produce en los conquistados y los perfeccionados. Pero ser conquistado es el primer paso en el cambio; es el fundamento. La ausencia de este cambio inicial demuestra que una persona no conoce realmente en absoluto a Dios, ya que este conocimiento viene del juicio, y tal juicio es un elemento principal de la obra de conquista. Así que, todos los que son perfeccionados, primero han de ser conquistados; si no, no habrá manera de que sean perfeccionados.
Dices que reconoces a Dios encarnado y que reconoces la aparición de la Palabra en la carne, pero haces ciertas cosas a Sus espaldas que van en contra de lo que Él pide, y en tu corazón no le tienes miedo. ¿Es esto reconocer a Dios? Reconoces lo que Él dice, pero no practicas lo que puedes ni obedeces Su camino. ¿Es esto reconocer a Dios? Y aunque lo reconoces, albergas un corazón de cautela hacia Él, nunca un corazón de temor. Si has visto y reconocido Su obra y sabes que Él es Dios, pero permaneces tibio y no cambias en absoluto, sigues siendo la clase de persona que todavía no ha sido conquistada. Aquellos que han sido conquistados deben hacer todo lo que puedan y, aunque no sean capaces de entrar en verdades más elevadas, y estas verdades puedan estar fuera de su alcance, tales personas están dispuestas a lograrlo en su corazón. Como hay límites en lo que pueden comprender, hay restricciones y límites a lo que pueden practicar. Como mínimo, sin embargo, deben hacer todo lo que puedan y, si pueden lograrlo, ese es un efecto que se ha conseguido gracias a la obra de conquista. Supón que dices: “Dado que Él formula muchas palabras que el hombre no puede formular, si Él no es Dios, ¿quién lo es?”. Ese pensamiento no significa que reconozcas a Dios. Si lo haces, debes demostrarlo a través de tus acciones propiamente dichas. Si lideras una iglesia, pero no practicas la justicia, si codicias dinero y riqueza y siempre te llenas los bolsillos con fondos de la iglesia, ¿es esto reconocer que hay un Dios? Él es todopoderoso y digno de temer. ¿Cómo puedes no temer si reconoces realmente que hay un Dios? Si eres capaz de cometer actos tan despreciables, ¿realmente reconoces a Dios? ¿Es en Él en lo que crees? Crees en un Dios ambiguo; ¡por eso no temes! Todos los que reconocen y conocen realmente a Dios le tienen miedo y no se atreven a hacer nada que se oponga a Él o que viole sus conciencias; temen especialmente hacer cualquier cosa que saben que va en contra de Sus intenciones. Sólo esto puede considerarse reconocer la existencia de Dios. ¿Qué deberías hacer cuando tus padres tratan de impedirte creer en Dios? ¿Cómo deberías amar a Dios cuando tu marido no creyente es bueno contigo? ¿Y cómo deberías amarle cuando los hermanos y hermanas te aborrecen? Si lo reconoces, actuarás apropiadamente en estos asuntos y vivirás la realidad. Si no tomas medidas concretas y sólo dices que reconoces la existencia de Dios, ¡no eres más que un charlatán! Dices que crees en Él y lo reconoces. ¿De qué forma lo haces? ¿Cómo crees en Él? ¿Le tienes miedo en tu corazón? ¿Lo temes? ¿Posees un corazón amante de Él en lo más profundo de ti? Cuando estás angustiado y no tienes a nadie en quien apoyarte, sientes la hermosura de Dios pero después te olvidas de todo ello. ¡Eso no es amar a Dios ni creer en Él! ¿Qué desea Dios que consiga el hombre en última instancia? Todos los estados que mencioné, como sentirte muy impresionado por tu propia importancia, sentir que eres rápido para entender las cosas, constreñir a los demás, mirarlos por encima del hombro, juzgar a las personas por su apariencia, acosar a quienes son inocentes, codiciar el dinero de la iglesia, y todo eso; solo cuando todas esas actitudes satánicas corruptas hayan sido, en parte, eliminadas de ti, tu conquista se hará manifiesta.
La obra de conquista hecha en vosotros es de la más profunda importancia: por un lado, el propósito de esta obra es perfeccionar a un grupo de personas, es decir, perfeccionarlas, que se puedan convertir en un grupo de vencedores, como el primer grupo de personas hechas completas, las primicias. Por otro lado, es permitir que los seres creados disfruten del amor de Dios, reciban la mayor y plena salvación de Dios, para permitir al hombre disfrutar no sólo de la misericordia y la amorosa bondad, sino, lo que es más importante, el castigo y el juicio. Desde la creación del mundo hasta ahora, todo lo que Dios ha hecho en Su obra es amor, sin ningún odio hacia el hombre. Incluso el castigo y el juicio que has visto son también amor, un amor más verdadero y real; un amor que lleva a las personas al camino correcto de la vida humana. Desde otro punto de vista, es dar testimonio delante de Satanás. Y, desde otro distinto, es establecer un fundamento para extender la obra futura del evangelio. Toda la obra que Él ha hecho tiene el propósito de llevar a las personas al camino correcto de la vida humana, de forma que puedan vivir como personas normales, porque el hombre no sabe cómo vivir y, sin esta guía, sólo serás capaz de vivir una vida vacía; tu vida estará carente de valor y significado y serás totalmente incapaz de ser una persona normal. Este es el sentido más profundo de la conquista del hombre. Todos vosotros descendéis de Moab; cuando la obra de conquista se lleva a cabo en vosotros, es una gran salvación. Todos vosotros vivís en una tierra de pecado y libertinaje, y todos sois libertinos y pecadores. Hoy, no sólo podéis contemplar a Dios, sino lo que es más importante, habéis recibido castigo y juicio, habéis recibido la más profunda salvación, es decir, el amor más grande de Dios. En todo lo que Él hace, Dios es realmente amoroso hacia vosotros. No tiene malas intenciones. Él os juzga por vuestros pecados, para que os examinéis y recibáis esta tremenda salvación. Todo esto se hace con el fin de que el hombre sea completo. De principio a fin, Dios, ha hecho todo lo posible para salvar al hombre y no alberga deseos de destruir completamente al hombre que creó con Sus propias manos. Hoy, Él ha venido entre vosotros para obrar; ¿acaso no es esto aún más salvación? Si Él os odiara, ¿seguiría haciendo una obra de tal magnitud para guiaros personalmente? ¿Por qué iba a sufrir así? Dios no os odia ni tiene malas intenciones hacia vosotros. Deberíais saber que el amor de Dios es el más verdadero de todos. Él tiene que salvar a las personas por medio del juicio sólo porque estas son rebeldes; si no fuera por eso, salvarlas sería imposible. Ya que no sabéis cómo vivir vuestra vida diaria y ni siquiera sois conscientes de cómo vivir, y ya que vivís en esta tierra libertina y pecadora y vosotros mismos sois diablos libertinos e inmundos, Él no soporta dejar que os volváis aún más depravados, Él no puede soportar veros vivir en esta tierra inmunda como hacéis ahora, pisoteados por Satanás a su antojo, y no soporta dejaros caer en el Hades. Él sólo quiere ganar a este grupo de personas y salvaros totalmente. Este es el propósito principal de hacer la obra de conquista en vosotros, es sólo para la salvación. Si no puedes ver que todo lo hecho en ti es amor y salvación, si crees que es sólo un método, una forma de atormentar al hombre y algo que no es digno de confianza, ¡entonces es mejor que vuelvas a tu mundo para sufrir dolor y dificultad! Si estás dispuesto a estar en esta corriente y disfrutar de este juicio y esta salvación inmensa, a disfrutar de todas estas bendiciones que no pueden encontrarse en ninguna parte del mundo humano y de este amor, entonces sé bueno; mantente en esta corriente para aceptar la obra de conquista de forma que puedas ser hecho perfecto. Hoy, puede que sufras un poco de dolor y refinamiento debido al juicio de Dios, pero existe un valor y un significado al sufrir este dolor. Aunque la gente es refinada y queda despiadadamente expuesta por el castigo y el juicio de Dios, con el objetivo de castigarlos por sus pecados, de castigar su carne, nada de esta obra tiene la intención de condenar su carne a la destrucción. Las duras revelaciones de la palabra tienen todas el propósito de guiarte por la senda correcta. Habéis experimentado personalmente mucho de esta obra y, claramente, ¡no os ha llevado a una senda mala! Todo es para hacerte vivir una humanidad normal y se puede lograr con tu humanidad normal. Cada paso de la obra de Dios se realiza en base a tus necesidades, según tus debilidades y según tu estatura real, y no se os coloca ninguna carga insoportable. Hoy no tienes esto claro y eres incapaz de verlo claramente y sientes que estoy siendo duro contigo y, de hecho, siempre crees que la razón por la que te castigo, juzgo y reprocho cada día es porque te detesto. Pero, aunque lo que sufres es castigo y juicio, esto es en realidad amor por ti, y es también la mayor protección. Si no puedes comprender el sentido más profundo de esta obra, será imposible para ti continuar experimentando. Esta salvación te traerá comodidad. No te niegues a entrar en razón. Habiendo llegado tan lejos, deberías tener claro el sentido de la obra de conquista, ¡y no deberías tener opiniones sobre ello de una manera u otra!