10. Cómo discernir la esencia-naturaleza de Pablo

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

A la mención de Pablo, pensaréis en su historia, y en algunos de los relatos sobre él que son imprecisos y no coinciden con la realidad. Sus padres le enseñaron desde joven, y recibió Mi vida, y como consecuencia de Mi predestinación poseyó el calibre que exijo. A la edad de 19 años, leyó diversos libros sobre la vida; por tanto, no necesito entrar en detalles acerca de cómo, debido a su calibre, y a Mi esclarecimiento e iluminación, no solo podía hablar sobre asuntos espirituales con cierta perspicacia, sino que también era capaz de comprender Mis propósitos. Por supuesto, esto no excluye la combinación de factores internos y externos. Sin embargo, su única imperfección era que, debido a sus talentos, él era frecuentemente poco sincero y jactancioso. Como consecuencia, debido a su rebeldía, parte de la cual representaba directamente al arcángel, cuando me hice carne por primera vez, hizo todo lo que pudo para desafiarme. Era uno de esos que no conocen Mis palabras, y Mi lugar en su corazón ya se había desvanecido. Tales personas se oponen directamente a Mi divinidad, y Yo los derribo, y solo se postran y confiesan sus pecados bien al final. Así pues, después de haber utilizado Yo sus puntos fuertes —es decir, después de que él hubiera trabajado para Mí durante un período— regresó de nuevo a sus viejos hábitos, y aunque no se rebeló directamente contra Mis palabras, se rebeló contra Mi dirección y Mi esclarecimiento interiores, y así todo lo que había hecho en el pasado fue inútil; en otras palabras, la corona de gloria de la que habló se convirtió en palabras vacías, un producto de su propia imaginación, porque incluso hoy sigue sometido a Mi juicio dentro del cautiverio de Mis ataduras.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 4

Entre los que buscan vida, Pablo fue alguien que desconocía su propia sustancia. No era en absoluto humilde ni sumiso, ni conocía su esencia, la cual se oponía a Dios. Por tanto, era alguien que no había pasado por experiencias detalladas ni puso en práctica la verdad. […] Pablo no conocía su propia esencia o corrupción y, mucho menos, su propia rebeldía. Nunca mencionó su desafío despreciable hacia Cristo ni se arrepintió demasiado. Solo ofreció una breve explicación y, en lo profundo de su corazón, no se doblegó totalmente ante Dios. Aunque cayó en el camino de Damasco, no miró en lo profundo de su ser. Se contentó simplemente con seguir obrando y no consideró que conocerse y cambiar su viejo carácter fueran los asuntos más cruciales. Se conformaba con simplemente hablar la verdad, con proveer para otros como un bálsamo para su propia conciencia y con no perseguir más a los discípulos de Jesús para consolarse y perdonarse por sus pecados pasados. La meta que perseguía no era otra que una corona futura y una obra transitoria, la meta que perseguía era la gracia abundante. No buscaba suficiente verdad ni buscaba progresar más profundamente en la verdad, la cual no había entendido previamente. Por consiguiente, se puede decir que su conocimiento de sí mismo era falso y que no aceptaba el castigo ni el juicio. Que fuera capaz de obrar no significa que poseyera un conocimiento de su propia naturaleza o de su esencia; su atención solo se centraba en las prácticas externas. Además, no se esforzaba por el cambio, sino por el conocimiento. Su obra fue, por completo, el resultado de la aparición de Jesús en el camino a Damasco. No fue algo que él hubiera decidido hacer en un principio ni fue una obra que ocurriera después de que aceptase la poda de su viejo carácter. Independientemente de cómo obrara, su viejo carácter no cambió y, por tanto, su obra no expió sus pecados pasados, sino que únicamente desempeñó cierto papel entre las iglesias de la época. Para alguien como él, cuyo viejo carácter no cambió —es decir, que no obtuvo la salvación y que, además, no tenía la verdad— era absolutamente incapaz de llegar a ser uno de los aceptados por el Señor Jesús. No era alguien lleno de amor y temor a Jesucristo ni alguien experto en buscar la verdad y, mucho menos, alguien que buscara el misterio de la encarnación. Era simplemente una persona habilidosa en la sofistería, que no cedía ante cualquiera más elevado que él o en posesión de la verdad. Envidiaba a las personas y las verdades contrarias a él, o enemistadas con él, prefiriendo a las que tenían dones, presentaban una gran imagen y poseían un conocimiento profundo. No le gustaba interactuar con los pobres que buscaban el camino verdadero y que no se preocupaban por otra cosa que no fuera la verdad; en cambio, él se relacionaba con figuras superiores de organizaciones religiosas que sólo hablaban de doctrinas y que poseían un conocimiento abundante. No sentía ningún amor por la obra nueva del Espíritu Santo ni se preocupaba por el movimiento de la misma, sino que prefería esas reglas y doctrinas que fueran más elevadas que las verdades generales. En su sustancia innata y en la totalidad de lo que buscaba, no merece ser llamado un cristiano que buscara la verdad y, menos aún, un siervo fiel en la casa de Dios, porque su hipocresía era demasiada y su rebeldía demasiado grande. Aunque se le conoce como un siervo del Señor Jesús, no era en absoluto adecuado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque sus acciones de principio a fin no pueden definirse como justas. Solo se le puede ver como una persona hipócrita, que hizo injusticias, pero que también obró para Cristo. Aunque no se le puede calificar de malvado, se le puede definir adecuadamente como un hombre que cometió injusticias. Llevó a cabo mucha obra, pero no se le debe juzgar por la cantidad de obra que realizó, sino solo por la calidad y esencia de la misma. Solo así es posible llegar al fondo del asunto. Él siempre creyó: “Soy capaz de obrar, soy mejor que la mayoría de las personas; soy considerado con la carga del Señor como nadie más y nadie se arrepiente tan profundamente como yo, porque la gran luz resplandeció sobre mí y la he visto; por tanto, mi arrepentimiento es más profundo que cualquier otro”. En ese momento, esto es lo que él pensaba en su corazón. Al final de su obra, Pablo dijo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, y me está guardada la corona de justicia”. Su lucha, su obra y su carrera fueron enteramente en aras de la corona de justicia y él no avanzó de forma activa. Aunque no fue indiferente en su obra, puede decirse que la realizó simplemente con el fin de compensar sus errores y las acusaciones de su conciencia. Él solo esperaba completar su obra, terminar su carrera y pelear su batalla lo más pronto posible, de forma que pudiese obtener la tan anhelada corona de justicia cuanto antes. Lo que él anhelaba no era reunirse con el Señor Jesús con sus experiencias y su conocimiento verdadero, sino terminar su obra lo antes posible con el fin de recibir las recompensas que esta le había ganado cuando se encontrase con el Señor Jesús. Él usó su obra para consolarse y para hacer un trato a cambio de una corona futura. Lo que buscaba no era la verdad ni Dios, sino únicamente la corona. ¿Cómo puede una búsqueda así cumplir con el estándar? Su motivación, su obra, el precio que pagó y todos sus esfuerzos, sus maravillosas fantasías lo impregnaron todo, y él trabajó en total acuerdo con sus propios deseos. En la totalidad de su obra, no hubo la más mínima voluntad en el precio que pagó; simplemente estaba cerrando un trato. No hizo sus esfuerzos voluntariamente para cumplir con su deber, sino para conseguir el objetivo del trato. ¿Hay algún valor en tales esfuerzos? ¿Quién elogiaría sus esfuerzos impuros? ¿Quién tiene algún interés en ellos? Su obra estaba llena de sueños para el futuro, de planes maravillosos y no contenía una senda para cambiar el carácter humano. Así pues, gran parte de su benevolencia era fingida; su obra no proveía vida, sino que era un simulacro de civismo; era el cumplimiento de un trato. ¿Cómo puede una obra así llevar al hombre a la senda de la recuperación de su deber original?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine

Al observar todas las formas en que Pablo se presentaba a sí mismo, deberíais ser capaces de distinguir su esencia-naturaleza, y de concluir por entero que la dirección, las metas, el origen y la motivación de sus búsquedas eran erróneos, y que dichas cosas eran rebeldes a Dios y se resistían a Él, le desagradaban y las detestaba. ¿De qué forma fundamental se presentaba Pablo primero a sí mismo? (Se esforzaba y trabajaba a cambio de una corona). ¿Dónde visteis que se presentara de esa manera o que se hallara en tal estado? (A través de sus palabras). En sus famosos dichos. Normalmente, los dichos famosos son positivos, sirven de ayuda y son beneficiosos para aquellos con resolución, esperanza y aspiraciones. Tienen la capacidad de animar y motivar a tales personas, pero ¿cuál era la función de los famosos dichos de Pablo? Había muchos. ¿Puedes citar alguno de los más conocidos? (“He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia” [2 Timoteo 4:7-8]). ¿Qué aspecto de su esencia-naturaleza representan estas palabras? ¿Cómo deberíamos definirlo según la verdad? (Arrogante, sentencioso y que negocia con Dios). Su naturaleza arrogante le impulsó a decir estas palabras; no correría la carrera, no obraría y ni siquiera creería en Dios si al final no le esperaba una corona. Después de escuchar tantos sermones, ahora cualquiera debería ser capaz de reconocer la manifestación y el estado que reveló Pablo, pero ¿sois capaces de definirlo? Cuando decimos “resumir”, nos referimos a definir algo; las palabras que usas para definir algo son el verdadero entendimiento. Cuando eres capaz de definir algo con precisión, eso demuestra que entiendes el asunto con claridad; cuando no puedes definirlo y solo copias las definiciones de otros, es una prueba de que en realidad no lo entiendes. ¿Qué mentalidad o estado indujo a Pablo a pronunciar esas palabras en aquel momento? ¿Con qué intención lo hizo? ¿Qué esencia de sus búsquedas os muestran estas palabras? (La de obtener bendiciones). Corrió mucho, se esforzó y dio tanto de sí mismo porque su propósito era obtener bendiciones. Esa era su esencia-naturaleza, y lo que habitaba en lo más profundo de su corazón. […] Pablo consideraba que pelear la buena batalla, correr la carrera, obrar, esforzarse e incluso regar a la iglesia eran fichas que podía usar a cambio de conseguir la corona de la justicia, y también sendas hacia ella. Por tanto, no importa que sufriera, se esforzara o corriera la carrera, da igual lo mal que lo pasara, en su mente la única meta era obtener la corona de la justicia. Consideraba la búsqueda de bendiciones y de la corona de la justicia como el objetivo adecuado de la fe en Dios, y el hecho de sufrir, esforzarse, obrar y correr la carrera como sendas hacia ello. Todo su buen comportamiento externo era para aparentar; lo hacía a cambio de obtener bendiciones al final. Ese es el primero de los grandes pecados de Pablo.

Todo lo que dijo e hizo Pablo, lo que reveló, la intención y la meta tanto de su obra como de la carrera que corrió, además de su actitud hacia ambas; ¿hay algo respecto a estas cosas que se corresponda con la verdad? (No). No hay nada en él que se corresponda con la verdad, y nada de lo que hizo se ajusta a lo que el Señor Jesús ordenó hacer a la gente. Sin embargo, ¿reflexionó Pablo sobre ello? (No). No lo hizo en absoluto, ni tampoco buscó. Entonces, ¿en qué se basó para asumir que su pensamiento era correcto? (En sus nociones y figuraciones). Esto conlleva un problema: ¿cómo pudo convertir algo que imaginaba en la meta que perseguiría toda su vida? ¿Alguna vez se lo planteó o se preguntó: “¿Es correcto lo que pienso? Solo yo pienso así, nadie más. Me pregunto si será un problema”? No solo no albergó esas dudas, sino que plasmó sus pensamientos en cartas que envió a todas las iglesias, de modo que todo el mundo pudo leerlas. ¿Qué naturaleza tiene este comportamiento? Aquí subyace un problema, ¿por qué Pablo nunca se cuestionó si su pensamiento concordaba con la verdad ni se planteó buscar la verdad o comparar sus acciones con lo que dijo el Señor Jesús? En lugar de eso, consideró aquello que imaginaba y que pensaba que era cierto en sus nociones como las metas a perseguir. ¿Qué problema hay en ello? Que consideró aquello que imaginaba y que pensaba que era cierto como la verdad y como una meta a perseguir. ¿No es eso sumamente arrogante y sentencioso? ¿Ocupaba Dios todavía un lugar en su corazón? ¿Era capaz aún de tratar las palabras de Dios como la verdad? En el caso de que no lo fuera, ¿cuál sería entonces su actitud hacia Él? ¿Quería también ser dios? De no ser así, no consideraría aquello que imaginaba en sus propios pensamientos y nociones como metas que debía perseguir, ni tampoco perseguiría sus nociones o lo que imaginaba como si se tratara de la verdad. Creía que lo que pensaba era la verdad, y que concordaba con ella y con las intenciones de Dios. Además, compartió lo que consideraba correcto con los hermanos y hermanas en las iglesias y lo inculcó en ellos, con lo que obligó a todo el mundo a atenerse a las ridículas cosas que dijo, sustituyó las palabras del Señor Jesús por las suyas y se sirvió de semejantes ridiculeces para dar testimonio de que, para él, vivir es cristo. ¿Acaso no es ese el segundo gran pecado que cometió Pablo? ¡Es un problema de suma gravedad!

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo identificar la esencia-naturaleza de Pablo

Pablo comete otro grave pecado, y es el de realizar por completo su obra en función de su calibre mental, de su conocimiento académico y de su conocimiento y teoría teológicos. Esto es algo propio de su esencia-naturaleza. Deberíais resumirlo, y luego examinar qué actitud tiene hacia estas cosas. Se trata de un pecado muy fundamental e importante que la gente ha de entender. […] ¿Qué poseía Pablo desde su nacimiento? (Sus habilidades innatas). Pablo era inteligente por naturaleza, se le daba bien hablar, se expresaba de manera adecuada y no tenía miedo escénico. Centrémonos en hablar sobre sus habilidades, dones, inteligencia y capacidades innatas, así como del conocimiento que adquirió a lo largo de su vida. ¿Qué significa el hecho de que se le diera bien hablar? ¿De qué manera se revelaba y presentaba? Le gustaba explayarse en teorías elevadas, hablaba constantemente sobre doctrinas, teorías y conocimientos espirituales profundos, así como sobre sus famosos textos y dichos que la gente menciona a menudo. ¿Con qué adjetivo se resumen las palabras que decía Pablo? (Vacías). ¿Les resultan constructivas a las personas las palabras vacías? Cuando las oyen, se llenan de valor, pero pasado un tiempo, su entusiasmo se desvanece. Las cosas de las que hablaba Pablo eran vagas e ilusorias, no se podían exponer en términos concretos. En las teorías de las que hablaba, no puedes encontrar ninguna senda de práctica ni una dirección en la que practicar; no puedes hallar nada que pueda aplicarse de manera precisa a la vida real; ya se trate de teorías o fundamentos, ninguno es aplicable en la vida real. Por eso digo que las teorías religiosas y la doctrina espiritual de las que Pablo hablaba son palabras vacías y nada prácticas. ¿Qué objetivo tenía Pablo al hablar sobre tales cosas? Hay quien dice: “Siempre hablaba sobre ellas porque quería atraer a más personas y hacer que lo veneraran y admiraran. Quería ocupar el lugar del Señor Jesús y ganarse a más gente, de modo que acabara siendo bendecido”. ¿Es este el tema del que queremos hablar hoy? (No). Resulta sumamente normal que alguien a quien nunca se le ha podado, juzgado ni castigado, que no ha pasado por pruebas ni refinamiento, que tiene dones como los suyos y la esencia-naturaleza de un anticristo, se exhiba de esta manera y muestre semejante comportamiento, por lo que no ahondaremos en este asunto. ¿En qué vamos a ahondar? En la esencia de este problema suyo, en la causa y motivación fundamentales que hay detrás de sus acciones y en el impulso que lo llevó a actuar de ese modo. Independientemente de que las personas de hoy en día consideren todas las cosas de las que hablaba como doctrina, teorías y conocimiento teológico, como dones innatos o como su propia interpretación de las cosas, en general, el mayor problema de Pablo era que trataba las cosas que provenían de la voluntad humana como la verdad. Por eso tuvo el valor de usar esas teorías teológicas de manera decidida, valiente y abierta para atraer a las personas y enseñarles. Esta es la esencia del problema. ¿Se trata de un problema grave? (Sí). ¿Qué cosas consideraba como la verdad? Los dones con los que nació, además del conocimiento y la teoría teológica que adquirió a lo largo de su vida. Aprendió sus teorías teológicas a través de los maestros, de la lectura de las escrituras y también a partir de lo que él entendía e imaginaba. Trataba las nociones y figuraciones de su entendimiento humano como la verdad, pero ese no era el problema más grave, había otro incluso mayor. Consideraba esas cosas como la verdad, pero ¿pensaba por aquel entonces que eran la verdad? ¿Albergaba alguna idea sobre cómo era la verdad? (No). ¿Cómo trataba entonces esas cosas? (Como la vida). Trataba todas esas cosas como la vida. Pensaba que mientras más sermones predicara, o más elevados fueran, más grande sería su vida. Trataba esas cosas como la vida. ¿Se trata de un asunto grave? (Sí, es grave). ¿Qué impacto tuvo? (Afectó a la senda que siguió). Eso por un lado. ¿Qué más? (Pensaba que obtener esas cosas lo llevaría a la salvación y le permitiría entrar en el reino de los cielos). Esto sigue estando relacionado con el hecho de obtener bendiciones; pensaba que mientras mayor fuera su vida, más grande sería su oportunidad de entrar en el reino de los cielos y ascender a ellos. ¿De qué otra manera se puede decir “ascender a los cielos”? (Reinar y ostentar el poder junto a Dios). Su propósito al entrar en el reino de los cielos era reinar y ostentar el poder junto a Dios, pero este no era su objetivo final, tenía otro más. Habló sobre ello. ¿Cómo lo expresó? (“Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia” [Filipenses 1:21]). Dijo que para él vivir es cristo, y que morir es ganancia. ¿Qué significa? ¿Que se convertirá en dios cuando muera? ¡Su ambición no conoce límites! ¡Su problema es muy grave! Por tanto, ¿hacemos mal por diseccionar el caso de Pablo? En absoluto. Nunca debió tratar sus dones y el conocimiento que adquirió como la vida. Ese es su tercer gran pecado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo identificar la esencia-naturaleza de Pablo

“Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. Pablo usaba a menudo esta frase, la cual tiene bastante sustancia. Para empezar, sabemos que Pablo es un apóstol del Señor Jesucristo. Por tanto, desde la perspectiva de Pablo, ¿quién es el Señor Jesucristo? El Hijo del hombre, y el segundo después de Dios en el cielo. Independientemente de que Pablo llamara al Señor Jesucristo Maestro o Señor, desde su perspectiva, el Cristo en la tierra no era Dios, sino un hombre que podía enseñar a la gente y hacer que lo siguieran. ¿Qué función tenía Pablo como apóstol de un hombre así? Compartir el evangelio, visitar las iglesias, predicar sermones y escribir cartas. Creía que hacía esas cosas en nombre del Señor Jesucristo. En su corazón, pensaba: “Te ayudaré yendo donde tú no puedas llegar, y echaré un vistazo en tu nombre allá donde no quieres ir”. Ese era el concepto de apóstol que tenía Pablo. En su clasificación mental, tanto él como el Señor Jesús eran gente corriente. Se veía a sí mismo y al Señor Jesucristo como iguales, como seres humanos. En su mente, no había ninguna diferencia esencial entre sus posiciones, tampoco entre sus identidades, y ni mucho menos entre sus ministerios. Solo sus nombres, edades, circunstancias familiares y contextos eran diferentes, y contaban con dones y conocimientos externos diferentes. En la mente de Pablo, él era igual que el Señor Jesucristo en todo lo demás, y también se le podía llamar el Hijo del hombre. La única razón de que fuera el segundo después del Señor Jesucristo se debía a que él era el apóstol del Señor Jesús; ejercía la potestad del Señor Jesucristo y era enviado por Él a visitar las iglesias y a llevar a cabo la obra de la iglesia. Esa es la posición e identidad que Pablo creía tener en calidad de apóstol; así es como él lo interpretaba. Además, la segunda palabra al principio de la frase: “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo” es “llamado”. A partir de esta palabra vemos la mentalidad de Pablo. ¿Por qué usó las seis palabras “llamado […] por la voluntad de Dios”? No creía que el Señor Jesucristo lo hubiera llamado para que fuera Su apóstol, sino que pensaba: “El señor Jesucristo no tiene el poder para ordenarme que haga nada. No voy a hacer lo que él me mande; no voy a hacer nada por él. En cambio, haré esas cosas según la voluntad de dios en el cielo. Soy igual que el señor Jesucristo”. Esto indica otra cosa: Pablo pensaba que el Señor Jesucristo era un hijo del hombre, igual que él. Las seis palabras “llamado […] por la voluntad de Dios” ponen en evidencia que Pablo negaba y dudaba de la identidad del Señor Jesucristo en el fondo de su corazón. Pablo decía que era apóstol del Señor Jesucristo por voluntad de Dios, que Dios le dijo que lo fuera, que Él lo ordenó y estableció, y que se convirtió en apóstol del Señor Jesucristo porque Dios lo llamó y lo quiso así. En la mente de Pablo, esa era la relación entre sí mismo y el Señor Jesucristo. Sin embargo, esta no es siquiera la peor parte. ¿Cuál es? Que Pablo pensara que era apóstol del Señor Jesucristo por voluntad de Dios, no por la del Señor Jesucristo, que no fue el Señor Jesús el que lo llamó, sino que lo hizo el Dios en el cielo. Pensaba que nadie tenía el poder o la capacidad para hacerle apóstol del Señor Jesucristo, que solo Dios en el cielo contaba con ese poder y lo guiaba directamente. Por tanto, ¿qué indica esto? Que en lo más profundo del corazón de Pablo, creía que el Dios en el cielo era el número uno y que el número dos era él mismo. ¿Dónde colocaba entonces al Señor Jesús? (En su misma posición). Ese es el problema. Proclamaba de palabra que el Señor Jesús era el Cristo, pero no reconocía que la esencia de Cristo era la de Dios; no entendía la relación entre Cristo y Dios. Era esa falta de entendimiento lo que causaba un problema tan grave. ¿En qué sentido era grave? (No admitía que el Señor Jesús era Dios encarnado. Negaba al Señor Jesús). Sí, eso es realmente grave. Negaba que el Señor Jesucristo fuera Dios hecho carne, que fuera la carne de Dios cuando bajó del cielo a la tierra, y que el Señor Jesús fuera la encarnación de Dios. ¿No implica esto que Pablo negaba la existencia del Dios en la tierra? (Sí). Si negaba la existencia del Dios en la tierra, ¿podría reconocer las palabras del Señor Jesús? (No). Si no reconocía Sus palabras, ¿podría entonces aceptarlas? (No). No aceptaba las palabras del Señor Jesucristo, Sus enseñanzas ni Su identidad, por tanto, ¿podía aceptar Su obra? (No). No aceptaba la obra del Señor Jesucristo ni el hecho de que Él fuera Dios, y aun así esa no era la peor parte. ¿Cuál si no? Hace dos mil años, el Señor Jesús vino a la tierra a hacer la mayor obra de todas, la de redención en la Era de la Gracia, donde se encarnó y se convirtió a semejanza de la carne pecaminosa y fue crucificado como ofrenda de pecado para toda la humanidad. ¿Era esta una gran obra? (Sí). Se trataba de la obra de redimir a toda la humanidad, y la hizo Dios mismo. Sin embargo, Pablo la negó con obstinación. Negó que la obra de redención que realizó el Señor Jesús la hiciera Dios mismo, lo cual equivalía a negar el hecho de que Dios la hubiera llevado a cabo. ¿Se trata de un problema serio? ¡Es extremadamente serio! No solo es que Pablo no tratara de entender el hecho de la crucifixión del Señor Jesucristo, sino que no lo admitía, y eso equivale a negarlo. No admitía que Dios fuera al que crucificaron y quien redimió a toda la humanidad, ni tampoco que Dios sirviera como ofrenda de pecado para esta. Esto implica que no admitía que se hubiera redimido a toda la humanidad después de que Dios hiciera Su obra ni que se le hubieran perdonado a esta sus pecados. Al mismo tiempo, tampoco creía que a él se le hubieran perdonado sus propios pecados. No admitía el hecho de que el Señor Jesús hubiera redimido a la humanidad. Desde su perspectiva, todo eso se había borrado. Este es el problema más serio. Acabo de mencionar que Pablo fue el mayor anticristo de los últimos dos mil años; este hecho ya se había revelado. Si estos hechos no se hubieran documentado en la Biblia, y Dios dijera que Pablo lo había desafiado y era un anticristo, ¿se lo creería alguien? En absoluto. Por suerte, se conservó un registro en la Biblia de las cartas de Pablo, y existen pruebas fehacientes en ellas. De otro modo, no habría nada que respaldara lo que digo, y puede que no lo aceptarais. Ahora que hacemos referencia a las palabras de Pablo y las leemos, ¿cómo veía este todas las cosas que dijo el Señor Jesús? Le parecía que no eran iguales a ni una sola de sus propias doctrinas religiosas. Así pues, después de que el Señor Jesús dejara este mundo, aunque Pablo difundió el evangelio, obró, predicó y pastoreó a las iglesias, nunca predicó las palabras del Señor Jesús, y ni mucho menos las practicó ni las experimentó. En lugar de eso, predicó su propio entendimiento del Antiguo Testamento, que estaba obsoleto y eran palabras vacías. Durante los últimos dos mil años, aquellos que creen en el Señor lo hacen de acuerdo con la Biblia, y todo lo que aceptan son las teorías vacías de Pablo. En consecuencia, las personas llevan dos mil años en la oscuridad. Si le dices a un grupo de religiosos de la actualidad que Pablo estaba equivocado, protestarán y no lo aceptarán, puesto que todos lo admiran. Es su ídolo y su padre fundador, y ellos son los buenos hijos de Pablo y sus descendientes. ¿Hasta qué punto los han desorientado? Ya se hallan del mismo lado que Pablo, en oposición a Dios; tienen las mismas opiniones que él, la misma esencia-naturaleza y el mismo método de búsqueda. Pablo los ha absorbido por completo. Este es el cuarto gran pecado de Pablo. Negó la identidad del Señor Jesucristo y la obra que hizo Dios en la Era de la Gracia, después de la Era de la Ley. Es algo muy serio. Otro aspecto grave es que se colocó a sí mismo al mismo nivel que el Señor Jesucristo. En la era en la que vivió Pablo, conoció al Señor Jesucristo pero no lo veía como a Dios, sino que lo trataba como a una persona corriente, como si fuera otro miembro de la raza humana, un hombre de la misma esencia-naturaleza que los humanos corruptos. Pablo no trató en ningún caso al Señor Jesús como Cristo, y mucho menos como a Dios. Este es un asunto muy serio. ¿Por qué haría Pablo tal cosa? (No reconoció que Dios encarnado poseía la esencia de Dios, así que no trató al Señor Jesucristo como tal). (No vio las palabras del Señor Jesús como la verdad, ni tampoco que el Señor Jesucristo fuera la encarnación de la verdad). (En apariencia, Pablo afirmaba creer en el Señor Jesús, pero en lo que realmente creía era en el dios vago en el cielo). (No buscó la verdad, así que fue incapaz de darse cuenta de que Cristo era la verdad y la vida). Continuad. (Pablo dijo que, para él, el vivir era cristo. Quería convertirse en dios y sustituir al Señor Jesús). Todo lo que habéis dicho concuerda con los hechos. Cada una de las formas en las que Pablo se manifestó y cada uno de sus pecados era más grave que el anterior.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo identificar la esencia-naturaleza de Pablo

Analicemos esta frase que dijo Pablo: “Me está reservada la corona de justicia”. Son unas palabras impresionantes. Fíjate en las que escogió: “la corona de justicia”. En general es muy atrevido usar la palabra “corona”, pero ¿quién se atrevería a usar “justicia” como expresión atributiva para definir una corona? Solo Pablo se atrevería a usarla. ¿Por qué la usó? Esta palabra tiene un origen y se escogió con cuidado; ¡existen profundas connotaciones tras sus palabras! ¿Qué connotaciones? (Trataba de presionar a Dios con esta palabra). Por un lado, quería presionar a Dios. Sin duda, su intención era realizar una transacción, y también hay una parte que consiste en tratar de ponerle condiciones a Dios. Por otro lado, ¿se escondía algún propósito detrás de que siempre predicara sobre la corona de justicia? (Quería descarriar a la gente, y hacerle pensar que, si no conseguía una corona, Dios no era justo). Hay una cualidad de instigación y desorientación en predicar así sobre esto, lo que está relacionado con los deseos y ambiciones de Pablo. Para acabar por materializar y cumplir con su deseo de obtener una corona de justicia, usaba la táctica de predicar sobre ello en todas partes. En parte, su meta al predicar estas palabras era instigar y desorientar a la gente; era inculcar un pensamiento determinado en aquellos que escuchaban, concretamente: “Alguien como yo que se esfuerce tanto, que viaje tanto y que persiga de la manera que yo lo hago, será capaz de conseguir la corona de justicia”. Tras escuchar esto, la gente pensaba con naturalidad que Dios solo era justo si una persona como Pablo recibía la corona. Les parecía que debían perseguir, viajar y esforzarse como lo hacía Pablo, que no podían escuchar al Señor Jesús, y que Pablo era el referente, el señor, y la dirección y la meta hacia las que la gente debía caminar. Además, consideraban que, si hacían las cosas a la manera de Pablo, conseguirían la misma corona y el mismo final y destino que él. Por una parte, Pablo incitaba y desorientaba a la gente. Por otra, su meta era de lo más siniestra. En el fondo de su corazón, pensaba: “En las improbables circunstancias de que no consiga una corona, que resulte que solo haya sido cosa de mi propia imaginación y mi pensamiento ilusorio, significará que todo el mundo que cree en cristo, incluido yo mismo, estaba equivocado en su fe. Significará que no existe un dios en la tierra, y también negaré tu existencia en el cielo, dios, ¡y no podrás hacer nada al respecto!”. Lo que pretendía decir era: “Si no consigo esta corona, no solo los hermanos y hermanas te negarán, sino que te impediré ganar a todas las personas a las que he instigado y que conocen estas palabras. También impediré que te ganen ellas a ti, y al mismo tiempo, negaré tu existencia como dios en el cielo. No eres justo. Si yo, Pablo, no puedo conseguir una corona, ¡nadie más lo hará!”. Esta era la parte siniestra de Pablo. ¿Acaso no es el comportamiento de un anticristo? Es el comportamiento de un demonio anticristo: instigar, desorientar y engatusar a la gente, además de clamar abiertamente contra Dios y oponerse a Él. En lo profundo de su corazón, Pablo pensó: “Si no consigo una corona, dios no es justo. Si la consigo, solo entonces es una corona de justicia y solo entonces la justicia de dios es realmente justa”. Este es el origen de su “corona de justicia”. ¿Qué hacía con eso? Instigar y desorientar abiertamente a aquellos que seguían a Dios. Usaba al mismo tiempo esos métodos para clamar abiertamente contra Dios y oponerse a Él. En otras palabras, su comportamiento era de rebelión. ¿Cuál era la naturaleza de su comportamiento? En apariencia, las palabras que usaba Pablo parecían corteses y adecuadas, sin nada de malo. ¿Quién no creería en Dios para conseguir una corona de justicia y que lo bendijeran? Incluso la gente sin calibre, como poco, cree en Dios para entrar en el cielo. Les alegraría incluso que les pidieran barrer las calles o guardar una puerta del cielo. Que alguien tenga esa intención y objetivo en la fe en Dios se puede considerar adecuado y entendible. Sin embargo, ese no era el único objetivo de Pablo. Dedicó mucho esfuerzo, invirtió mucha energía y armó mucho alboroto a la hora de predicar sobre su corona de justicia. Lo que dijo Pablo ponía al descubierto su naturaleza maliciosa, además de cosas ocultas y oscuras en su fuero más interno y profundo. En su momento, Pablo se hizo un gran nombre y muchos lo idolatraron. Iba por todas partes predicando esas teorías e ideas altisonantes, sus nociones y figuraciones, además de las cosas que había aprendido en sus estudios y las que había deducido con su propia mente. Cuando Pablo las predicó por todas partes, ¿qué impacto debió de tener en la gente de aquella época y con qué gravedad debió de dañarla y envenenarla en el fondo de su corazón? Además, ¿cómo de grande ha sido el impacto en las personas de las siguientes generaciones que se enteraron de esas cosas a partir de sus cartas? Los que han leído sus palabras no pueden deshacerse de tales cosas por mucho que lo intenten, ¡se les ha envenenado demasiado profundamente! ¿Hasta qué punto? Ha aparecido un fenómeno llamado “el efecto Pablo”. ¿Qué es el efecto Pablo? Hay un fenómeno en la religión según el cual la gente está influenciada por los pensamientos, puntos de vista, argumentos y actitudes corruptas que reveló este. Afecta en particular a las personas cuyas familias han creído en Dios durante varias generaciones, a las que han seguido a Cristo durante muchas décadas. Dicen: “Nuestra familia lleva generaciones creyendo en el señor y no sigue las tendencias mundanas. Nos hemos distanciado del mundo secular, y hemos renunciado a nuestras familias y carreras para entregarnos a dios. Lo hacemos todo igual que lo hacía Pablo. Si no recibimos coronas o no entramos en el cielo, tendremos algo de lo que discutir con dios cuando venga”. ¿No es ese un argumento de la gente? (Sí). Y esa tendencia es bastante significativa. ¿De dónde proviene? (De lo que predicó Pablo). Es el maligno resultado del tumor que plantó Pablo. Si Pablo no incitara así a la gente ni dijera siempre: “Me está reservada la corona de justicia” y “Para mí, el vivir es Cristo”, sin el trasfondo de aquella época de la historia, ahora las personas no tendrían conocimiento de esas cosas. Aunque tuvieran esa forma de pensar, carecerían del descaro de Pablo. Todo se debió al estímulo y la instigación de Pablo. Si llega el día en el que no las bendigan esas personas tendrán el atrevimiento de desafiar abiertamente al Señor Jesús, e incluso querrán ascender al tercer cielo y disputar ese asunto con el Señor. ¿Acaso no se trata de la rebelión del mundo religioso contra el Señor Jesús? ¡Está claro que Pablo ha causado un fuerte impacto en el mundo religioso! Ahora que he hablado hasta este punto, podéis deducir cuál fue el quinto pecado de Pablo, ¿verdad? A la hora de resumir el origen de “la corona de justicia” de la que habló Pablo, el foco se halla en la palabra “justicia”. ¿Por qué mencionó “justicia”? En la tierra, fue porque quería instigar y desorientar al pueblo escogido de Dios, de modo que pensaran igual que él. En el cielo, quería presionar a Dios con esta palabra y clamar contra Él. Esa era la meta de Pablo. Aunque nunca la verbalizó, la palabra “justicia” ya dejó a las claras su meta y su inclinación a clamar contra Dios. Ya quedó al descubierto; todo esto son hechos. Con base en ellos, ¿puede la esencia-naturaleza de Pablo resumirse solo como arrogante, sentenciosa, falsa y que no ama la verdad? (No). No se puede resumir en esos términos. Al hacer Yo referencia a estos hechos y diseccionarlos, analizarlos y definirlos, deberíais ser capaces de ver la esencia-naturaleza de Pablo con mayor claridad y minuciosidad. Ese es el efecto que se logra al analizar una esencia tomando como base los hechos. Cuando Pablo clamó contra Dios, no estaba experimentando en privado un episodio emocional sin importancia, cierto carácter rebelde o una incapacidad para someterse. No se trataba de un problema común relacionado con la revelación de un carácter corrupto, sino que se había intensificado hasta utilizar abiertamente todo tipo de métodos para instigar y desorientar a las personas mediante cartas y en ámbitos públicos, de modo que todos juntos se unieran para alzarse airadamente y clamar contra Dios. Pablo no solo clamó contra Dios, sino que incitó a todo el mundo a que también lo hiciera. No solo era arrogante, ¡era un diablo!

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo identificar la esencia-naturaleza de Pablo

Pablo tiene otra frase famosa, ¿cuál? (“Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia” [Filipenses 1:21]). No reconocía la identidad del Señor Jesucristo, que Él fuera el Dios encarnado que vive en la tierra, ni el hecho de que el Señor Jesucristo fuera la encarnación de Dios. En cambio, Pablo se veía a sí mismo como cristo. ¿No es repugnante? (Lo es). Es repugnante, y la esencia de este problema es muy grave. En la mente de Pablo, ¿quién era Cristo exactamente? ¿Cuál era Su identidad? ¿Cómo podía estar Pablo tan obsesionado con ser cristo? Si, en la mente de Pablo, Cristo fuera una persona corriente con actitudes corruptas o alguien insignificante que desempeñara un papel poco destacable, que no tuviera poder ni una identidad noble, así como tampoco habilidades o destrezas que fueran superiores a las de la gente normal, ¿querría aun así ser cristo? (No). Desde luego que no. Se consideraba a sí mismo cultivado, y no quería ser una persona corriente, sino un superhumano, un gran hombre, y superar a los demás; ¿cómo iba a desear ser Cristo al que los demás consideraran humilde e insignificante? Así pues, ¿qué estatus y qué papel tenía Cristo en el corazón de Pablo? ¿Qué identidad y estatus debe poseer alguien, y qué autoridad, poder y presencia debe exhibir para ser cristo? Esto pone al descubierto cómo imaginaba Pablo a Cristo y lo que sabía sobre Él, es decir, cómo lo definía. Por eso Pablo tenía la ambición y el deseo de ser cristo. Se da una razón concreta para que Pablo quisiera ser cristo, y en parte esta se revela en sus cartas. Analicemos varias cuestiones. Cuando el Señor Jesús estaba realizando Su obra, hizo algunas cosas que representaban Su identidad como Cristo. Tales cosas eran símbolos y conceptos que Pablo percibía como propios de la identidad de Cristo. ¿De qué cosas se trataba? (De señales y prodigios). Exacto. Esas cosas eran la curación de enfermedades, la expulsión de los demonios y la realización de señales, prodigios y milagros por parte de Cristo. Aunque Pablo admitía que el Señor Jesús era Cristo, solo era por las señales y los prodigios que realizaba. Por tanto, cuando difundió el evangelio del Señor Jesús, nunca habló sobre las palabras que Él dijo o sobre lo que predicó. A ojos de Pablo, un incrédulo, el hecho de que Cristo pudiera decir muchas cosas, predicar tanto, realizar tanta obra y lograr que lo siguiera tanta gente, confería cierto honor a la identidad y el estatus del Señor Jesús; poseía una gloria y una nobleza ilimitadas, lo que hacía del estatus del Señor Jesús entre los hombres algo particularmente maravilloso y distinguido. Esto es lo que veía Pablo. A partir de lo que manifestaba y revelaba el Señor Jesucristo mientras llevaba a cabo Su obra, así como también a partir de Su identidad y esencia, lo que veía Pablo no era la esencia, la verdad, el camino ni la vida de Dios, como tampoco Su hermosura o sabiduría. ¿Qué veía Pablo? Si usamos una expresión moderna, lo que veía era el brillo de la fama, y quería ser un admirador del Señor Jesús. Cuando Él hablaba u obraba, mucha gente lo escuchaba. ¡Qué glorioso debió haber sido! Era algo que Pablo aguardaba hace mucho; deseaba la llegada de ese momento. Ansiaba el día en el que pudiera predicar sin descanso como el Señor Jesús, al que tanta gente miraba embelesada, con admiración y anhelo en sus ojos, y con ganas de seguirlo. Pablo se quedó impresionado ante la imponente presencia del Señor Jesús. En realidad, no es que le impresionara, sino que envidiaba que poseyera esa identidad y presencia que la gente admiraba, que le prestaran atención, lo idolatraran y lo tuvieran en alta consideración. Eso es lo que envidiaba. ¿Cómo podía alcanzar eso mismo? No creía que el Señor Jesucristo lograra tales cosas gracias a Su esencia e identidad, sino que se debía a Su título. Por tanto, Pablo anhelaba ser una figura pública y desempeñar un papel en el que pudiera llevar el nombre de Cristo. Dedicó mucho esfuerzo a conseguir un papel así, ¿verdad? (Sí). ¿Qué esfuerzos llegó a hacer? Predicó por todas partes e incluso obró milagros. Al final, empleó una frase para definirse a sí mismo que satisfizo sus deseos y ambiciones internos. ¿Cuál era? (“Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia”). El vivir es cristo. Esa era su meta fundamental; su deseo principal era ser cristo. ¿Qué conexión tiene este deseo con sus búsquedas personales y la senda que recorrió? (Veneraba el poder y buscaba que la gente lo admirara). Eso es una teoría, deberías hablar de hechos. Pablo manifestó su deseo de ser cristo de maneras prácticas. La definición que hago de él no se basa únicamente en una sola frase de las que dijo. A partir del estilo, los métodos y los principios de sus acciones, vemos que todo lo que hacía giraba en torno a su meta de convertirse en cristo. Esa es la raíz y la esencia de por qué Pablo dijo e hizo tantas cosas. Pablo quería ser cristo, y eso influyó en sus búsquedas, su senda en la vida y su fe. ¿De qué maneras se manifestó esa influencia? (Pablo se exhibía y daba testimonio de sí mismo en toda su obra y su predicación). Eso por un lado. Pablo se exhibía cada vez que tenía ocasión. Dejaba bien claro cuánto había sufrido, cómo hacía las cosas y cuáles eran sus intenciones, así que, al oír eso, todo el mundo pensaba que se parecía mucho a cristo y realmente querían llamarlo así. Esa era su meta. Si de veras la gente lo hubiera llamado cristo, ¿se habría opuesto Pablo? ¿Lo habría rechazado? (No). Desde luego que no, sin duda se hubiera regocijado. Esa es una de las maneras en las que se manifestaba la influencia que dicha meta tenía en sus búsquedas. ¿Cuáles eran las otras? (Escribía cartas). Sí, escribió algunas cartas para que se transmitieran de generación en generación. En sus cartas, en su obra y a lo largo de su pastoreo en las iglesias, nunca mencionó ni una vez el nombre del Señor Jesucristo, no hizo nada en Su nombre ni lo enalteció. ¿Qué efecto negativo tuvo que siempre obrara y hablara de ese modo? ¿Cómo influyó en aquellos que seguían al Señor Jesús? Hizo que la gente negara al Señor Jesucristo y que Pablo ocupara Su lugar. Ansiaba que la gente preguntara: “¿Quién es el señor Jesucristo? Nunca he oído hablar de él. Creemos en Pablo el cristo”. Así sería feliz. Esa era su meta y una de las cosas que buscaba. Esa influencia se manifestaba en la manera en la que obraba. Divagaba sobre ideas huecas y hablaba sin parar acerca de teorías vacías para que la gente percibiera lo capaz y convincente que era en su obra, cuánto ayudaba a la gente, y que tenía cierta presencia, como si hubiera reaparecido el Señor Jesucristo. Esa influencia también se manifestaba en que nunca exaltaba al Señor Jesucristo, y desde luego no enaltecía Su nombre ni tampoco daba testimonio de Sus palabras ni de Su obra, ni de cómo estas beneficiaban a la gente. ¿Predicaba Pablo sermones sobre cómo debía arrepentirse la gente? Desde luego que no. Pablo nunca predicó sobre la obra que llevó a cabo el Señor Jesucristo, las palabras que dijo o todas las verdades que enseñó; en su corazón, Pablo negaba todo eso. No solo es que Pablo negara las palabras que dijo el Señor Jesucristo y las verdades que Él enseñó a la gente, sino que trataba sus propias palabras, su obra y sus enseñanzas como la verdad. Se servía de ellas para sustituir las palabras del Señor Jesús y hacía que la gente practicara y se atuviera a las suyas, como si fueran la verdad. ¿Qué impulsó estas manifestaciones y revelaciones? (Su deseo de ser cristo). Venían impulsadas por su intención, deseo y ambición de ser cristo. Esto tenía una fuerte conexión con su práctica y sus búsquedas. Este es el sexto pecado de Pablo. ¿Es grave? (Sí). En realidad, todos sus pecados son graves. Todos auguran muerte.

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Desde su caída, Pablo empezó a creer que el Señor Jesucristo existía y era Dios. Pasó en un instante de creer en el Dios del cielo a creer en el Señor Jesucristo, el Dios en la tierra. A partir de ese momento, no podía rechazar Su comisión y comenzó a ser mano de obra con gran determinación para el Dios encarnado, el Señor Jesús. Por supuesto, el objetivo de ser mano de obra era en parte absolver sus pecados, pero también satisfacer su deseo de bendiciones y obtener el destino que quería. Cuando Pablo dijo “por la voluntad de Dios”, ¿con “dios” se refería a Jehová o a Jesús? Se quedó un poco confuso y pensó: “Creo en Jehová, así que ¿por qué me ha hecho caer Jesús? ¿Por qué no detuvo Jehová a Jesús cuando me hizo caer? ¿Cuál de ellos es dios exactamente?”. No lograba entenderlo. En cualquier caso, nunca vería al Señor Jesús como a su dios. Aunque lo reconociera verbalmente, todavía albergaba dudas en su corazón. A medida que pasaba el tiempo, volvió poco a poco a creer que “solo Jehová es dios”, así que en todas las cartas de Pablo posteriores a ese acontecimiento, al escribir “por la voluntad de Dios”, es probable que se refiriera principalmente a Jehová Dios. El hecho de que Pablo nunca afirmara con claridad que el Señor Jesús fuera Jehová, que siempre lo viera como el Hijo de Dios, que se refiriera a Él como el Hijo y que nunca afirmara nada parecido a que “el Hijo y el Padre son uno”, demuestra que Pablo nunca reconoció al Señor Jesús como el único Dios verdadero; tenía dudas y solo lo creía a medias. En vista de esta opinión que tenía sobre Dios y de su método de búsqueda, Pablo no era alguien que persiguiera la verdad. Nunca entendió el misterio de la encarnación ni reconoció al Señor Jesús como el único Dios verdadero. A partir de esto, no es difícil darse cuenta de que Pablo era alguien que adoraba el poder y era esquivo y astuto. En relación con su fe, ¿qué nos muestra el hecho de que Pablo adorara la perversidad, el poder y el estatus? ¿Tenía auténtica fe? (No). No la tenía. Entonces, ¿de veras existía el Dios al que había definido en su corazón? (No). ¿Y por qué seguía viajando de un lado a otro, se esforzaba y hacía obra para el Señor Jesucristo? (Su intención de ser bendecido lo controlaba). (Temía que lo castigaran). Hemos regresado al mismo punto. Porque temía que lo castigaran y tenía una espina en la carne que no podía quitarse, así que siempre viajaba de un lado a otro y hacía obra, no fuera a ser que la espina le doliera más de lo que pudiera soportar. A partir de estas manifestaciones suyas, de sus palabras, de su reacción a lo que ocurrió en el camino a Damasco y del efecto que tuvo en él haberse caído allí, nos damos cuenta de que no tenía fe de corazón; se puede tener más o menos la certeza de que era un incrédulo y un ateo. Su perspectiva era: “Creeré en cualquiera que ostente el poder. Haré recados y me esforzaré al máximo por cualquiera que ostente el poder y pueda subyugarme. Cualquiera que me dé un destino, una corona, y satisfaga mi deseo de ser bendecido, a ese será al que siga. Lo seguiré hasta el final”. ¿Quién era el dios que albergaba en su corazón? Cualquiera podía ser su dios, mientras fuera más poderoso que él y pudiera subyugarlo. ¿Acaso no era esa la esencia-naturaleza de Pablo? (Sí). Por tanto, ¿quién fue la entidad en la que acabó creyendo, la que fue capaz de hacerlo caer en el camino a Damasco? (El Señor Jesucristo). “El Señor Jesucristo” fue el nombre que usó, pero la entidad en la que creía realmente era el dios que albergaba en su corazón. ¿Dónde está su dios? Si le preguntaras: “¿Dónde está tu Dios? ¿Está en los cielos? ¿Se halla entre todos los seres creados? ¿Es aquel que es soberano sobre toda la humanidad?”, diría: “No, mi dios está en el camino a Damasco”. En realidad, ese era su dios. ¿Por eso fue Pablo capaz de pasar de perseguir al Señor Jesucristo a obrar, esforzarse e incluso sacrificar su vida por Él? ¿Fue esa la razón por la que pudo dar un giro tan grande, por la que se produjo un cambio en su fe? ¿Fue porque su conciencia se había despertado? (No). ¿Qué lo causó entonces? ¿Qué cambió? Cambió su apoyo psicológico. Antes ese apoyo se hallaba en los cielos, era algo vacío e indeterminado. En el caso de que Jesucristo reemplazara dicho apoyo, a Pablo le parecería demasiado insignificante, pues Jesús era una persona normal, no podía ser un apoyo psicológico, y Pablo tenía incluso en menos estima a las figuras religiosas famosas. Pablo solo quería encontrar a alguien en quien poder confiar, que fuera capaz de subyugarlo y hacer que lo bendijeran. Le parecía que la entidad que se encontró en el camino a Damasco era la más poderosa y en la que debía creer. Su apoyo psicológico cambió a la par que lo hizo su fe. Tomando esto como base, ¿creía Pablo realmente en Dios o no? (No). Ahora resumamos en una frase lo que influyó en las búsquedas de Pablo y el camino en el que se encontraba. (Su apoyo psicológico). Entonces, ¿cómo debemos definir el séptimo pecado de Pablo? En todos los sentidos, la fe de Pablo era un apoyo psicológico; era vacía e indeterminada. Era un incrédulo y un ateo de la cabeza a los pies. ¿Por qué un ateo y un incrédulo como él no dejó atrás el mundo religioso? Para empezar, en su imprecisa imaginación aparecía el problema del destino. Además, estaba la cuestión de tener una fuente de ingresos en la vida. La fama, la ganancia, el estatus y una fuente de ingresos eran sus búsquedas en esta vida, y le reconfortaba la idea de contar con un destino en el mundo venidero. Todas esas cosas constituyen las causas y los apoyos que hay detrás de lo que la gente como esta persigue y revela, y de la senda que recorre. Desde esa perspectiva, ¿qué era Pablo? (Un incrédulo. Creía en el dios vago). (Un ateo). Es acertado decir que era ateo, y un incrédulo y un oportunista que acechaba en el cristianismo. Si solo lo llamas fariseo, ¿acaso no es un eufemismo? Si te fijas en las cartas que escribió Pablo, y observas que a simple vista dicen “por la voluntad de Dios”, puedes asumir que Pablo veía al Dios en el cielo como el más alto, y que el único motivo por el que se dividió a Dios en tres niveles —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— fueron las nociones de la gente o su ignorancia y el hecho de que no entendieran a Dios, con lo que se debe únicamente a la necedad del hombre y no supone un grave problema porque el mundo religioso al completo también piensa lo mismo. Sin embargo, después de haberlo analizado ahora, ¿es eso cierto? (No). Pablo ni siquiera reconocía la existencia de Dios. Es un ateo y un incrédulo, y se le debe meter en el mismo saco que a los ateos y los no creyentes.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo identificar la esencia-naturaleza de Pablo

¿Cuál era la esencia-naturaleza de Pablo? Como poco hay un elemento de perversidad. Persiguió frenéticamente el conocimiento y el estatus, persiguió recompensas y una corona, y corrió de un lado a otro, obró y pagó el precio por la corona, sin perseguir la verdad en absoluto. Asimismo, en el transcurso de su obra, nunca dio testimonio de las palabras del Señor Jesús ni de que el Señor Jesús es Cristo, es Dios o Dios encarnado, de que el Señor Jesús representa a Dios, y todas las palabras que Él dice son las de Dios. Pablo no podía comprender estas cosas. Entonces, ¿cuál fue la senda que tomó Pablo? Persiguió con terquedad el conocimiento y la teología, desafió la verdad, rechazó aceptarla, y usó sus dones y su conocimiento para hacer la obra de gestionar, mantener y consolidar su estatus. ¿Cuál fue su desenlace definitivo? Tal vez no puedas ver desde fuera qué castigo recibió antes de su muerte, o si tenía una manifestación anormal, pero su desenlace definitivo fue diferente al de Pedro. ¿De qué depende esta “diferencia”? Una cosa es la esencia-naturaleza de una persona y otra la senda que toma. En cuanto a la actitud de Pablo y al punto de vista respecto al Señor Jesús, ¿en qué sentido se diferenciaba su resistencia respecto a la de la gente normal? Además, ¿qué diferencia hay entre que Pablo negara y rechazara al Señor y que Pedro negara el nombre de Dios y no reconociera al Señor tres veces por debilidad y miedo? Pablo se servía del conocimiento, de la erudición y de sus dones para hacer su obra. No practicaba la verdad en absoluto ni seguía el camino de Dios. Por tanto, ¿eras capaz de ver su debilidad en el periodo que pasó corriendo de un lado a otro y obrando o en sus cartas? No eras capaz, ¿a que no? Una y otra vez le enseñó a la gente cómo actuar y la incitó a perseguir la consecución de recompensas, coronas y un buen destino. No tenía experiencia, comprensión ni apreciación para practicar la verdad. Sin embargo, Pedro mantenía un perfil muy bajo en sus acciones. No tenía estas teorías profundas ni cartas tan famosas. Poseía algo de comprensión real y de práctica de la verdad. Aunque experimentaba debilidad y corrupción en su vida, tras muchas pruebas, la relación que estableció con Dios era la que hay entre el hombre y Dios, la cual era completamente diferente a la de Pablo. Aunque Pablo obraba, nada de lo que hacía estaba relacionado con Dios. No daba testimonio de las palabras de Dios, Su obra, Su amor o Su salvación de la humanidad, e incluso menos sobre las intenciones de Dios hacia las personas o Sus exigencias. Incluso le decía a la gente a menudo que el Señor Jesús era el Hijo de Dios, lo que al final la condujo a contemplar a Dios como una Trinidad. El término “Trinidad” proviene de Pablo. Si no hay nada semejante a “Padre e Hijo”, ¿puede haber una “Trinidad”? No. Las figuraciones humanas son demasiado “prolíficas”. Si no eres capaz de entender la encarnación de Dios, no dictes veredictos ni emitas juicios a ciegas. Solo escucha las palabras del Señor Jesús y trátalo como a Dios, como a Su aparición en la carne que se convierte en un ser humano. Lo más objetivo es tratarlo de este modo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (III)

Después de haber experimentado la obra del Espíritu Santo durante tantos años, los cambios en Pablo fueron casi inexistentes. Él siguió prácticamente en su estado natural y continuó siendo el Pablo de antes. Simplemente ocurrió que después de haber soportado las dificultades de muchos años de obra, había aprendido cómo “obrar” y a resistir, pero su vieja naturaleza —su naturaleza altamente competitiva y mercenaria— siguió siendo la misma. Después de haber obrado durante tantos años, no conocía su carácter corrupto ni se había librado de su viejo carácter, algo que seguía siendo claramente visible en su obra. En él sólo había más experiencia de obrar, pero esa poca experiencia fue incapaz de cambiarlo por sí sola y no pudo alterar sus opiniones sobre la existencia o la importancia de su búsqueda. Aunque obró muchos años para Cristo y nunca más persiguió al Señor Jesús, en su corazón no hubo cambio alguno en su conocimiento de Dios. Significa que él no obró con el fin de entregarse a Dios, sino que más bien se vio obligado a hacerlo en aras de su destino futuro. Y es que, al principio, persiguió a Cristo y no se sometió a Él; inherentemente él era un rebelde que se opuso deliberadamente a Cristo y alguien sin conocimiento de la obra del Espíritu Santo. Cuando su obra estaba casi concluida, seguía sin conocer la obra del Espíritu Santo y se limitaba a actuar por su propia cuenta según su propio carácter, sin prestar la más mínima atención a las intenciones del Espíritu Santo. Así pues, su naturaleza estaba enemistada con Cristo y no se sometía a la verdad. ¿Cómo podría ser salvado alguien como él, abandonado por la obra del Espíritu Santo, que no conocía la obra del Espíritu Santo y que, además, se oponía a Cristo? Si una persona puede o no ser salvada no depende de cuánta obra realice ni de cuánto se entregue, en cambio, eso lo determina si conoce o no la obra del Espíritu Santo, si puede poner en práctica la verdad o no y si sus opiniones respecto a la búsqueda están en conformidad con la verdad.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine

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