Después de ser testigo de la puesta en evidencia y el descarte de muchos
En febrero de 2023, debido a la traición de un Judas, la policía vino a mi casa para interrogarme sobre mi fe en Dios. Al ver que no podía caminar por la necrosis del fémur, no me llevaron. En ese momento, no podía cumplir con ningún deber, y, por los peligros en mi entorno, los hermanos y hermanas no podían venir a mi casa. Al principio, sabía que Dios permitía este tipo de entorno, pero cuando pensé que no podía cumplir con mis deberes, ni siquiera prestar un servicio, me pregunté si Dios me estaba poniendo en evidencia y descartando por medio de esto. También pensé en que, en los últimos años, muchos en la iglesia habían sido puestos en evidencia y descartados, uno tras otro. Por ejemplo, Wang Tao. Su deber era el trabajo relacionado con textos. Creyó en Dios durante muchos años, renunció a la juventud y al matrimonio, y nunca se casó, ni siquiera a los cuarenta o cincuenta, siempre cumpliendo con su deber lejos de casa, pero más tarde, quedó en evidencia que era un incrédulo y fue echado. También estaba Li Li, quien, después de creer en Dios por un corto tiempo, dejó el negocio familiar para enfocarse en su fe. Sin importar cómo el mundo la calumniara y ridiculizara, o cómo su hijo se le opusiera, ella seguía cumpliendo con sus deberes, sufrió mucho y pagó un precio al divulgar el evangelio, y logró ganar a algunas personas. Al final, fue revelada como una persona malvada y la echaron. Y hubo muchos que fueron echados por actuar como Judas después de que los detuvieran. Al ver que todas estas caras conocidas quedaron en evidencia y fueron descartadas una por una, sentí que la obra de Dios realmente había llegado a un punto en el que se clasificaba a todos según su tipo, y que, aunque la iglesia no me echó, que Dios me descartara a través de este entorno significaba que Él ya no me quería. Al pensar en esto, me sentí muy negativa y triste, y también confundida. ¿Acaso Dios no escogió a todas estas personas para salvarlas? ¿Por qué estaban quedando en evidencia y siendo descartadas una por una al final? De esta manera, al final de la obra de Dios, no muchas quedarían. ¿Sería realmente esta la intención de Dios? Especialmente al leer en las palabras de Dios sobre cumplir con los deberes, pensé: “No puedo ni siquiera caminar ahora, ¿cómo puedo cumplir con mis deberes? Dios escruta las profundidades del corazón de las personas; Él debe saber que estoy demasiado corrupta, así que me descartó a través de la enfermedad. ¿De qué sirve que yo persiga la verdad con diligencia? No habrá salvación para mí en el futuro, ni tampoco un buen resultado o destino”. Me volví tan negativa que no quería hacer nada. No tenía ganas de leer las palabras de Dios y no sabía qué decir al orar. A menudo lloraba por la negatividad. Sabía que mi estado era incorrecto y no quería seguir siendo tan negativa. Así que le oré y dije: “Dios, mi estado es muy malo. Siento que no me quieres y me has descartado. Te pido que me guíes para entender Tu intención y me saques de este estado negativo”. Seguí orando a Dios repetidamente.
Más tarde, encontré este pasaje en las palabras de Dios: “El trabajo de la iglesia ha sido muy intenso en los últimos años, por lo que los traslados y reasignaciones, así como la revelación, el descarte y la depuración de los miembros de cada grupo han sido bastante frecuentes. Durante la cumplimentación de esta labor, el traslado de miembros de los equipos ha sido especialmente frecuente y de amplio alcance. Sin embargo, con independencia de cuántos traslados se produzcan o cuánto cambien las cosas, la determinación de perseguir la verdad en aquellos que de verdad creen en Dios y lo desean no cambia, su deseo de alcanzar la salvación no cambia, su fe en Dios no decae, y siempre avanzan en una buena dirección y han seguido perseverando en el cumplimiento de sus deberes hasta el día de hoy. Hay quienes son incluso mucho mejores y que, mediante constantes reasignaciones, encuentran su lugar correcto y aprenden a buscar los principios al cumplir con su deber. Sin embargo, aquellos que no persiguen la verdad, que no tienen amor por las cosas positivas y que sienten aversión por la verdad, no rinden bien. En la actualidad, algunas personas se obligan a seguir cumpliendo con sus deberes, cuando en realidad su estado interior ya es un completo desastre, están totalmente deprimidas y son muy negativas. Sin embargo, todavía no han abandonado la iglesia, y aparentan creer en Dios y seguir cumpliendo con sus deberes, pero en realidad sus corazones han cambiado, y se han apartado de Dios y lo han abandonado. Algunos se casan y vuelven a casa para vivir su vida […]. Algunas personas siguen persiguiendo su sueño de hacerse ricos; otras continúan persiguiendo una carrera en el funcionariado y cumplen su sueño de ser funcionarios o burócratas; otras aspiran a la prosperidad de tener hijos, por lo que se casan con una mujer que pueda dárselos; a algunas las acosan por su fe en Dios, las persiguen durante años hasta que se debilitan y enferman, y entonces abandonan sus deberes y regresan a casa para vivir los años que les quedan. La situación de cada uno es diferente. Algunos se marchan por voluntad propia y sus nombres se borran de la lista, otros son incrédulos a los que se echa, y otros cometen todo tipo de hechos malvados y son expulsados. ¿Qué se esconde en el interior de todas estas personas expulsadas? ¿Cuál es su esencia? ¿La habéis visto con claridad? […] Entonces, cuando empezaron a creer en Dios, estaban llenos de entusiasmo, renunciaron a sus casas, a sus trabajos, e hicieron ofrendas a menudo y desempeñaron trabajos arriesgados por la casa de Dios. Los miraras como los miraras, todos se entregaban sinceramente por Dios. Entonces, ¿por qué han cambiado ahora? ¿Es porque a Dios no le agradaban y los estuvo usando desde el principio? (No). Dios les da oportunidades a todos y los trata con justicia e igualdad. Todos ellos vivieron la vida de iglesia, comieron y bebieron las palabras de Dios, y vivieron siendo provistos, regados, y pastoreados por Él, entonces ¿cómo es que cambiaron tanto? Su comportamiento cuando empezaron a creer en Dios y el que tuvieron al dejar la iglesia fue semejante al de dos personas diferentes. ¿Ha sido Dios el responsable de que pierdan la esperanza? ¿La casa de Dios o Sus obras les han hecho sentir una gran decepción? ¿Dios, Sus palabras o Su obra han herido su dignidad? (No). ¿Cuál es la razón entonces? ¿Quién puede explicarlo? […] (Dios, creo que, cuando estas personas llegaron por primera vez a creer en Él, confiaron en su entusiasmo y buena intención, y eran capaces de hacer algunas cosas, pero ahora la casa de Dios se toma cada vez más en serio todo su trabajo. Exige que la gente haga las cosas de acuerdo con los principios-verdad. Sin embargo, estas personas no aceptan la verdad, se descontrolan haciendo lo que les da la gana en el cumplimiento de sus deberes, y a menudo son podados. Entonces, consideran cada vez más que no pueden seguir saliendo del paso como hasta ahora, hasta que finalmente abandonan la casa de Dios. Creo que esta es una de las razones). No pueden seguir saliendo del paso así, ¿es esto cierto? (Sí). No pueden seguir saliendo del paso así, esto se dice de las personas que van tirando. Hay quienes llegan a creer en Dios y no salen del paso, son muy fervorosas, tratan este asunto con mucha seriedad, así que ¿cómo es que no siguieron adelante? (Porque, por su propia naturaleza, estas personas no aman la verdad. Comenzaron a creer en Dios para recibir bendiciones. Ven que en la casa de Dios siempre se habla de la verdad, y sienten aversión por la verdad y se resisten a ella, y cada vez están menos dispuestos a asistir a las reuniones y a escuchar los sermones, y así es como quedan en evidencia). Este es un tipo de situación, y hay mucha gente así. También hay quienes siempre cumplen con sus deberes de manera superficial, que nunca cumplen bien con su deber ni se responsabilizan de él, sea cual sea. No es que no sean capaces o que su calibre no esté a la altura de la tarea, sino que son desobedientes y no hacen las cosas de acuerdo con los requisitos de la casa de Dios. Siempre hacen las cosas como les da la gana, hasta que al final causan trastornos y perturbaciones porque se descontrolan y hacen lo que les apetece. No se arrepienten por más que se los pode, y por eso acaban siendo expulsados. Estas personas expulsadas tienen un carácter increíblemente odioso y una humanidad arrogante. Dondequiera que vayan, quieren tener la última palabra, miran a todos por encima del hombro y actúan como tiranos, hasta que finalmente son expulsados. Cuando a algunas personas se las sustituye y descarta, estas sienten que nada les va bien, vayan donde vayan, y ya nadie les valora ni les presta atención. Ya nadie les tiene en alta estima, ya no pueden tener la última palabra, no pueden conseguir lo que quieren, y no albergan esperanzas de alcanzar ningún estatus, y mucho menos de recibir bendiciones. Sienten que ya no tienen esperanzas de salir del paso en la iglesia, ya no les interesa, y por eso deciden marcharse; hay muchas personas así” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Cómo perseguir la verdad (4)). “El camino de la fe en Dios es pedregoso e irregular. Así lo ordena Dios. Pase lo que pase, independientemente de que sea como lo desea la gente, de que concuerde con sus nociones y figuraciones o le resulte previsible, su acaecimiento no puede separarse de la soberanía de Dios y Sus instrumentaciones. Que Dios haga todo lo que hace es significativo, ya que le permite a la gente aprender de ello y conocer Su soberanía. El objetivo de conocer la soberanía de Dios no es que la gente se oponga a Él ni que, tras comprenderlo, esta tenga más poder y capital con los cuales competir con Él. Más bien, se trata de que, cuando le sucedan las cosas, la gente debe aprender a aceptarlas de parte de Dios, buscar la verdad para comprenderla, practicarla para alcanzar la auténtica sumisión y adquirir fe sincera en Él. ¿Lo comprendéis? (Sí). Pues entonces, ¿cómo lo ponéis en práctica? ¿Es correcta vuestra senda de práctica en relación con tales cosas? ¿Consideráis cada cosa que os sucede con un corazón sumiso y una actitud de búsqueda de la verdad? Si eres alguien que persigue la verdad, poseerás esa mentalidad. Cualquier cosa que te suceda la aceptarás de parte de Dios, seguirás buscando la verdad, captarás Sus intenciones y contemplarás a las personas y las cosas en función de Sus palabras. En todas las cosas que te sucedan, serás capaz de experimentar y conocer la obra de Dios, y podrás someterte a Él. Si no eres una persona que persigue la verdad, te suceda lo que te suceda, no lo considerarás según las palabras de Dios ni buscarás la verdad. Saldrás del paso y, en consecuencia, no alcanzarás verdad alguna. Dios hace perfectas a las personas disponiendo muchas cosas que no se ajustan a sus nociones, a fin de instruirlas para que busquen la verdad, comprendan Sus actos y contemplen Su omnipotencia y sabiduría, de modo que su vida madure poco a poco. ¿Por qué aquellos que persiguen la verdad experimentan la obra de Dios, alcanzan la verdad y son perfeccionados por Dios, mientras que los que no lo hacen son descartados? Porque aquellos que persiguen la verdad son capaces de buscarla sin importar lo que les suceda, con lo cual tienen la obra y el esclarecimiento del Espíritu Santo y, por consiguiente, pueden practicar la verdad, entrar en la realidad de las palabras de Dios y ser perfeccionados por Él; en cambio, aquellos que no aman la verdad ven que la obra de Dios no se ajusta a sus nociones y, aun así, no lo solucionan buscando la verdad; hasta puede que se vuelvan negativos y se quejen. Con el tiempo, sus nociones sobre Dios van en aumento y empiezan a dudar de Él y a negarlo. En consecuencia, son abandonados y descartados por la obra de Dios” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (11)). Después de leer las palabras de Dios, comprendí Su intención. Independientemente del tipo de entorno que Dios orqueste, Él espera que podamos aprender lecciones de eso, buscar la verdad y discernir ante diferentes personas, acontecimientos y cosas, para llegar a perfeccionar así a aquellos que creen genuinamente en Dios y persiguen la verdad. Sin embargo, aquellos que no persiguen la verdad no están dispuestos a buscarla ni a aprender lecciones de los entornos que Dios orquesta, sino que son negativos y se quejan de Él, lo que hará, en última instancia, que Él los descarte. Ahora, mientras veía a las personas en la iglesia quedar en evidencia y ser descartadas una por una, considerando mi incapacidad para cumplir con mis deberes por la enfermedad, pensé que Dios me estaba haciendo eso, lo que me hizo sentir negativa. Todo esto necesitaba resolverse a través de la búsqueda de la verdad. No podía seguir viviendo en la negatividad. Reflexioné sobre lo que estaba poniendo en evidencia. Sentí que Dios orquestaba estos entornos para poner en evidencia y descartar a las personas, que Él unilateralmente no quería a la gente. ¿Era correcta esta opinión? Al meditar sobre las palabras de Dios, entendí una cosa: Dios es justo en cómo trata a todas las personas. Él ha expresado tanta verdad para proveernos, ha explicado claramente los principios y las sendas en todos los aspectos, y también nos ha dicho las consecuencias de vivir según nuestras actitudes corruptas y de seguir la senda equivocada. Entonces, Dios orquesta entornos para verificar a las personas, para ver si pueden actuar de acuerdo con los principios-verdad y mantenerse firmes en su testimonio. Durante este período, Dios no obliga ni coacciona a las personas a elegir un cierto camino; les da libertad. Si pueden buscar la verdad y someterse al entorno orquestado por Dios, reflexionar y conocerse a sí mismas, y practicar de acuerdo con las palabras de Dios, entonces el entorno que encuentran es un medio para perfeccionarlas. Sin embargo, si se resisten al entorno orquestado por Dios y no buscan la verdad, entonces quedarán en evidencia y serán descartadas. El resultado final de una persona está relacionado con sus propias elecciones y la senda que siguen. Así como dicen las palabras de Dios: “El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios). Reflexionando sobre aquellos en la iglesia que fueron puestos en evidencia y descartados, todo estaba relacionado con sus elecciones personales y su negligencia para perseguir la verdad. Como Wang Tao, aunque al principio renunció a todo para cumplir con sus deberes, siempre se negó a aceptar la verdad, y analizaba en exceso a las personas y las cosas. No escuchó la charla del líder, ni estaba dispuesto a cumplir con su deber. Incluso dijo con impaciencia: “Todos los días hablan sobre el fin de la obra de Dios, ¡pero quién sabe cuándo será eso! Quiero trabajar y ganar algo de dinero”. El líder compartió la importancia de creer en Dios y cumplir con los deberes, pero Wang se mostró altanero, y dijo: “Despídeme entonces. No puedo cumplir con este deber”. Después de su despido, algunos hermanos y hermanas compartieron con él sobre cumplir con su deber, y él dijo: “No importa cómo me hablen, no voy a cumplir con mi deber; expúlsenme si quieren”. En cuanto a Li Li, aunque pudo renunciar a las cosas, entregarse y cumplir con sus deberes, no aceptó lo que venía de parte de Dios ni la verdad de manera absoluta, y analizaba en exceso a las personas y las cosas, e incluso juzgó a los hermanos y hermanas y perturbó la vida de la iglesia. A pesar de los múltiples intentos de los hermanos y hermanas por hablar con ella, se negó a cambiar. Más tarde, su labor como divulgadora del evangelio no dio frutos, e incluso propagó negatividad, lo que causó perturbaciones en la obra evangélica. Cuando el liderazgo la podó, pareció aceptarlo, pero más tarde divulgó su insatisfacción con el líder, lo que atrajo a otros a su lado y causó que albergasen prejuicios contra el líder, sin mostrar ningún remordimiento. Vi que fueron puestos en evidencia y descartados debido a su constante negación a aceptar la verdad, su falta de reflexión y conocimiento personal en las situaciones que enfrentaron, y su tendencia a actuar según sus actitudes corruptas, lo que trastornó y perturbó la obra de la iglesia. Pero, de manera equivocada, creí que Dios unilateralmente quería descartar a las personas, que ya no las quería. Mi comprensión de Dios era errónea, y podría incluso considerarse una blasfemia contra Él. También pensé en cómo tenía una enfermedad que me impedía salir a cumplir con mi deber, y debido a los peligros en mi entorno, los hermanos y hermanas no podían ponerse en contacto conmigo. Creí que Dios me había puesto en evidencia y descartado, pero esto también fue un error en mi comprensión de Dios. En realidad, Dios orquestó tales entornos para probarme, para ver qué senda elegiría. Si hubiera continuado quejándome y malinterpretando, viviendo en la negatividad, sin leer las palabras de Dios, sin orar a Dios o acercarme a Él, o incluso considerando abandonarlo, entonces este entorno realmente me habría puesto en evidencia y descartado. Pero si podía someterme en este entorno, reflexionar y reconocer las corrupciones que estaba revelando, y buscar la verdad para resolverlas, entonces me habría estado perfeccionando. Entender estas cosas alegró mucho mi corazón. Ahora, aunque no pudiera cumplir con mis deberes en este entorno, necesitaba someterme, buscar la verdad y arreglar mi carácter corrupto.
Reflexioné: ¿Por qué me volví tan negativa al enfrentarme a este entorno? Entonces leí este pasaje en las palabras de Dios: “La gente cree en Dios para ser bendecida, recompensada y coronada. ¿Esto no se encuentra en el corazón de todo el mundo? Es un hecho que sí. Aunque la gente no suele hablar de ello e incluso encubre su motivación y su deseo de recibir bendiciones, este deseo y esta motivación que hay en el fondo del corazón de la gente han sido siempre inquebrantables. Sin importar cuántas teorías espirituales comprenda la gente, qué experiencia o conocimiento tenga, qué deber pueda cumplir, cuánto sufrimiento soporte ni cuánto precio pague, nunca renuncia a la motivación por las bendiciones que oculta en el fondo del corazón, y siempre se esfuerza silenciosamente a su servicio. ¿No es esto lo que hay enterrado en lo más profundo del corazón de la gente? Sin esta motivación por recibir bendiciones, ¿cómo os sentiríais? ¿Con qué actitud cumpliríais con el deber y seguiríais a Dios? ¿Qué sería de la gente si se eliminara esta motivación por recibir bendiciones que se oculta en sus corazones? Es posible que muchos se volvieran negativos, mientras que algunos podrían desmotivarse en el deber. Perderían el interés por su fe en Dios, como si su alma se hubiera desvanecido. Parecería que les hubieran robado el corazón. Por eso digo que la motivación por las bendiciones es algo oculto en lo más profundo del corazón de las personas. Tal vez, al cumplir con el deber o vivir la vida de iglesia, se sienten capaces de abandonar a su familia y de esforzarse gustosamente por Dios, y ahora creen conocer su motivación por recibir bendiciones y la han dejado de lado, y ya no están gobernadas o limitadas por ella. Piensan entonces que ya no tienen la motivación de ser bendecidas, pero Dios cree lo contrario. La gente solo considera las cosas superficialmente. Sin pruebas, se siente bien consigo misma. Mientras no abandone la iglesia ni reniegue del nombre de Dios y persevere en esforzarse por Él, cree haberse transformado. Cree que ya no se deja llevar por el entusiasmo personal ni por los impulsos momentáneos en el cumplimiento del deber. En cambio, se cree capaz de perseguir la verdad, de buscarla y practicarla continuamente mientras cumple con tal deber, de modo que sus actitudes corruptas se purifican y la persona alcanza una transformación verdadera. Sin embargo, cuando suceden cosas directamente relacionadas con el destino y desenlace de las personas, ¿cómo se comportan? La verdad se revela en su totalidad” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Seis indicadores de crecimiento vital). Después de leer las palabras de Dios, me di cuenta de que solo creía en Dios para obtener bendiciones. En el pasado, cuando no me enfrentaba a ninguna situación, podía cumplir con mis deberes de manera activa. Asumía cualquier trabajo que me asignara la iglesia; incluso cuando estaba enferma, era persistente con mis deberes. Pero ahora, con una enfermedad grave, no podía cumplir con ningún deber, y los hermanos y hermanas no podían contactarme. Sentía que Dios me había descartado y que ya no tendría un buen final o destino. Me volví tan negativa que ya no quería cumplir con ningún deber, perseguir la verdad o esforzarme por mejorar. Ni siquiera tenía ganas de leer las palabras de Dios, y vivía en un estado de negatividad. En realidad, había estado cumpliendo con mis deberes de manera activa para obtener bendiciones, a cambio de un buen resultado y destino de parte de Dios. Cuando vi que ya no había esperanza de recibir bendiciones, perdí el ímpetu para creer en Dios; ni mi fe en Dios ni en el desempeño de mis deberes era sincero. Solía pensar que mi fe en Dios era sincera, que yo perseguía la verdad, y que cada vez que sucedía algo, la buscaba rápidamente para resolverlo. Esta experiencia me puso en evidencia por completo. Cuando vi que ya no había esperanza de recibir bendiciones, me volví negativa y dejé de buscar la verdad. ¿Cómo podría ser alguien que persigue la verdad? Incluso si no me hubiera encontrado con este tipo de entorno y podía seguir cumpliendo con mis deberes, si mi carácter corrupto no cambiaba y mis motivaciones y puntos de vista sobre la fe en Dios y el cumplir mis deberes no eran los correctos, entonces al final sería un blanco para que Dios me descarte por no haber ganado la verdad. Me sentía arrepentida y endeudada en mi corazón, así que oré a Dios, y le dije: “Dios, realmente carezco de conciencia. No creo sinceramente en Ti; todo es por las bendiciones. Estoy dispuesta a arrepentirme y cambiar, independientemente de mi resultado futuro, creeré sinceramente en Ti y te seguiré, y perseguiré diligentemente la verdad”.
Más tarde, leí un pasaje de las palabras de Dios y conocí más sobre mis puntos de vista. Dios Todopoderoso dice: “Los hay que preguntan: ‘¿No quiere Dios que todo el mundo se salve y nadie sufra la perdición? Si Dios usara ese método para actuar, ¿cuánta gente sería capaz de salvarse?’. Como respuesta, Dios preguntaría: ‘¿Cuántas personas prestan atención a Mis palabras y siguen Mi camino?’. Son las que son; se trata del punto de vista de Dios y del método de Su obra. Dios no hace más. ¿Cuál es la noción del hombre sobre este asunto? ‘Dios se compadece de los seres humanos, le preocupan, así que tiene que responsabilizarse hasta el final. Si el hombre lo sigue hasta el final, su salvación es inevitable’. ¿Esta noción es correcta o incorrecta? ¿Concuerda con las intenciones de Dios? En la Era de la Gracia, resultaba normal que las personas tuvieran estas nociones porque no conocían a Dios. En los últimos días, Dios ya les había contado todas estas verdades, y además dejó claros los principios de Su obra de salvar a las personas, así que es un gran disparate que sigan albergando tales nociones en el corazón. Dios te ha contado todas estas verdades, así que, si al final sigues diciendo que no entiendes las intenciones de Dios ni sabes cómo practicar, y sigues soltando palabras tan rebeldes y traicioneras, ¿puede Dios salvar a una persona así? Los hay que siempre piensan: ‘Dios hace una gran obra. Debería ganarse a más de la mitad de las personas del mundo y emplear a una gran cantidad de gente, una fuerza poderosa, y a un importante número de personajes de alto nivel para que den testimonio de la glorificación de Dios. ¡Sería maravilloso!’. Esta es la noción del hombre. En la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, en total, ¿cuántos fueron salvados y hechos perfectos? Al final, ¿quién fue capaz de temer a Dios y evitar el mal? (Job y Pedro). Fueron los únicos. Como Dios lo ve, temerle a Él y rechazar el mal es, de hecho, cumplir con el estándar de conocerle, de conocer al Creador. Gente como Abraham y Noé eran rectos a los ojos de Dios, pero aun así estaban en un nivel inferior al de Job y Pedro. Por supuesto, Dios no hizo tanta obra entonces. No proveyó a la gente como lo hace ahora, ni dijo tantas palabras claras, ni hizo la obra de salvación a tan gran escala. Puede que no se haya ganado a mucha gente, pero eso se halla todavía en el marco de Su preordinación. ¿Qué aspecto del carácter del Creador puede verse en esto? Dios espera ganarse a muchas personas, pero, de hecho, si no puede hacerlo —si no puede ganarse a esta humanidad mientras hace Su obra de salvación— entonces Él preferiría abandonarlas y desecharlas. Esta es la voz interior y el punto de vista del Creador. En este sentido, ¿qué exigencias o nociones alberga el hombre respecto a Dios? ‘Ya que Tú deseas salvarme, debes ser responsable hasta el final; me prometiste bendiciones, así que debes dármelas y dejar que las gane’. Dentro del hombre hay muchos ‘debes’, muchas exigencias, y esta es una de sus nociones. Otros dicen: ‘Dios hace una obra muy grande, un plan de gestión de seis mil años, si al final solo se gana a dos personas, eso sería una lástima. ¿Acaso no serían entonces Sus acciones en vano?’. El hombre piensa que no debería ser así, pero Dios está contento de ganarse incluso a dos personas. El verdadero propósito de Dios no es solo ganarse a esas dos, sino más, pero, si la gente no despierta ni entiende y todos malinterpretan y se oponen a Dios, y todos son inútiles e inservibles, entonces Dios preferiría no ganárselos. Tal es Su carácter. Algunas personas dicen: ‘Eso no serviría. ¿Acaso no se reiría Satanás?’. Puede que Satanás se ría, pero ¿acaso no es el enemigo vencido de Dios de todos modos? Dios sigue habiéndose ganado al hombre, a muchos de entre ellos que son capaces de rebelarse contra Satanás y no sufrir su control. Dios se ha ganado a verdaderos seres creados. ¿Son capturados por Satanás aquellos a los que Dios no se ha ganado? No habéis sido hechos perfectos; ¿sois capaces de seguir a Satanás? (No). Algunas personas dicen: ‘Aunque Dios no me quiere, no seguiré a Satanás de todos modos. Aunque Satanás me ofreciera bendiciones, no las aceptaría’. Ninguno de aquellos a los que Él no se ha ganado sigue a Satanás; ¿acaso no gana Dios así la gloria? La gente tiene una noción sobre la cantidad de personas que Dios se gana o la escala en la que Él lo hace; creen que Dios no debería ganarse solo a esas pocas. El hecho de que el hombre pueda dar lugar a una noción así se debe a que, por un lado, no puede comprender la mente de Dios ni entender el tipo de personas que Él quiere ganarse; siempre hay una distancia entre el hombre y Dios; por otro lado, tener una noción así es una manera de que el hombre se consuele y se libere en lo que respecta a su propio destino y futuro. El hombre cree: ‘Dios se ha ganado a muy pocas personas, ¡qué glorioso sería para Él que se nos ganara a todos! Si Dios no descartara a ninguna persona, sino que las conquistara a todas, y todas acabaran siendo hechas perfectas, y la charla sobre la elección y la salvación de las personas por parte de Dios no quedara en nada, ni tampoco Su obra de gestión, entonces ¿acaso no sería Satanás más humillado todavía? ¿No ganaría Dios una gloria mayor?’. Que pueda decir esto se debe en parte a que no conoce al Creador y en parte a que tiene su propio motivo egoísta: le preocupa su futuro, así que lo vincula a la gloria del Creador, y así su corazón se siente aliviado, cree que puede tenerlo todo. Además, también piensa: ‘El hecho de que Dios se gane a las personas y humille a Satanás es una prueba fehaciente de la derrota de este. ¡Es matar tres pájaros de un tiro!’. A la gente se le da muy bien buscar su propio beneficio. Esta noción es bastante inteligente, ¿verdad? La gente tiene motivaciones egoístas, ¿y acaso no hay algo de rebeldía en estas? ¿No se le exige algo a Dios? Radica en ello una resistencia silenciosa contra Dios, que dice: ‘Nos has escogido, nos has guiado, has trabajado tanto en nosotros, nos has concedido Tu vida y Tu plenitud, nos has otorgado Tus palabras y la verdad, y nos has hecho seguirte todos estos años. Si al final no te nos pudieras ganar, supondría una gran pérdida’. Esta excusa es un intento de chantajear a Dios, de obligarle a ganárselos. Supone decir que, si Dios no se los gana, los que salen perdiendo no son ellos, sino Él. ¿Es correcta esta afirmación? En ella se encuentran tanto las exigencias del hombre como sus figuraciones y nociones: Dios realiza una gran obra, así que debe ganarse como sea a mucha gente. ¿De dónde procede este ‘debe’? De las nociones y figuraciones del hombre, de sus exigencias irracionales y de su vanidad, aderezadas por una mezcla de su feroz e intransigente carácter” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se resuelven las propias nociones es posible emprender el camino correcto de la fe en Dios (2)). De las palabras de Dios, obtuve un poco de discernimiento sobre mis propias nociones. En el pasado, pensaba que Dios no debería poner en evidencia y descartar a las personas; debería ganar más personas para que pudiera recibir más gloria. Por lo tanto, cuando vi que se ponía en evidencia y se descartaba a las personas en la iglesia una por una, me sentí confundida: Con tantas personas en esta situación, ¿cuántas serían finalmente salvadas? Especialmente cuando no podía cumplir con mis deberes por mi enfermedad, también sentía que Dios me estaba poniendo en evidencia y descartando. Malinterpreté a Dios e incluso discutí con Él en mi corazón: “¿No se trata la obra de Dios de salvar a las personas? ¿Por qué todos estamos siendo descartados al final?”. Esto mostró mi falta de conocimiento sobre la obra de Dios. En realidad, la intención de Dios de salvar a las personas no ha cambiado, y Él espera ganar a más personas. Siempre que las personas estén dispuestas a rendir servicio lealmente a Dios, Él no las descartará fácilmente. Sin embargo, si las personas no valoran la salvación de Dios, no buscan la verdad cuando enfrentan dificultades, no cumplen sus deberes conforme a los requisitos de Dios, y con su labor terminan causando más daño que bien, Dios preferirá darse por vencido con ellas. El carácter de Dios es justo y santo. Él no busca cantidad, sino calidad en las personas. Lo que Él quiere ganar son seres creados verdaderos que puedan adorarlo sinceramente y ser compatibles con Él, aunque sean pocos. Además, mi esperanza de que Dios salvara a más personas en lugar de ponerlas en evidencia y descartarlas llevaba consigo mi propio egoísmo. Porque en ese caso, no sería descartada, y mis perspectivas y destino estarían asegurados. Así que, cuando sentí que Dios me estaba poniendo en evidencia y descartando, me volví negativa y ya no quise perseguir la verdad. Razoné con Dios en mi corazón: ¿Acaso Dios no nos eligió para salvarnos? ¿Por que tantos de nosotros estábamos siendo puestos en evidencia y descartados uno por uno? Mi inferencia era que Dios no debería descartarnos; debería salvarnos hasta el final. ¿No tenía esto la misma naturaleza que las palabras de Pablo?: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:7-8)? ¡Esto es vociferar contra Dios! Es un carácter tan cruel. De hecho, sin importar qué ambiente orqueste Dios, es para que busquemos y ganemos la verdad en Él, para que podamos deshacernos de nuestro carácter corrupto y ser salvos. Al igual que este ambiente, aunque no se alineaba con mis nociones y me causaba cierto dolor, reveló la motivación de recibir bendiciones que tenía dentro, y me hizo reconocer la mezcla de motivaciones detrás de mi fe en Dios y el desempeño de mis deberes, y me permitió dar un vuelco y cambiar. Vi que este ambiente era mi salvación. Dios ha hecho un esfuerzo meticuloso para salvarnos. No solo expresa la verdad para alimentarnos, sino que también orquesta diversos entornos para que los experimentemos y así limpiarnos y perfeccionarnos. Sin embargo, yo me resistí a los entornos que Dios orquestó y me quejé. ¡Realmente no lo valoré! Que Dios me elija para aceptar Su obra de los últimos días ya demuestra Su gracia. Debería estarle agradecida. Incluso si no recibo bendiciones o no tengo un buen final, aún así debería someterme a Dios y no discutirle.
Más tarde, encontré otra porción de las palabras de Dios: “Empezar a perseguirla en serio a partir de ahora, pero ¿cómo deberíais hacerlo? Debéis reflexionar sobre los asuntos en los que a menudo os rebeláis contra Dios. Una y otra vez, Él ha dispuesto para ti circunstancias para enseñarte una lección, para transformarte a través de estos asuntos, para obrar Sus palabras en ti, para hacer que entres en un aspecto de la realidad-verdad, para que dejes de vivir de acuerdo con el carácter corrupto de Satanás en esos asuntos y, en cambio, vivas según las palabras de Dios, para que estas se forjen en ti y se conviertan en tu vida. Sin embargo, a menudo te rebelas contra Dios en estos asuntos, no sometiéndote a Él ni aceptando la verdad, no tomando Sus palabras como principios que debes seguir y tampoco viviéndolas. Esto entristece a Dios, y una y otra vez, pierdes tu oportunidad de salvación. Entonces, ¿cómo debes transformarte? A partir de hoy, en los asuntos que puedas reconocer a través de la reflexión y un sentido claro, debes someterte a la instrumentación de Dios, aceptar Sus palabras como la realidad-verdad, como la vida, y cambiar la forma en que vives. Cuando te encuentres con situaciones como esta, debes rebelarte contra tu carne y tus preferencias y actuar de acuerdo con los principios-verdad. ¿No es esta la senda de práctica? (Así es). […] Sin embargo, si deseas alcanzar la salvación, si deseas practicar y experimentar las palabras de Dios y obtener verdad y vida, debes leer más las palabras de Dios, alcanzar una comprensión de la verdad, ser capaz de practicar y someterte a Sus palabras y comenzar por practicar la verdad y defender los principios-verdad. Estas son solo unas simples frases, sin embargo, la gente no sabe cómo practicarlas o experimentarlas. Con independencia de tu aptitud o educación y de tu edad o años de fe, en cualquier caso, si estás en la senda correcta de la práctica de la verdad, con los objetivos y la dirección correctos, y si lo que buscas y en lo que te esfuerzas es todo por el bien de la práctica de la verdad, lo que finalmente ganarás será sin duda la realidad-verdad y que las palabras de Dios se conviertan en tu vida. Primero determina tu objetivo, luego practica poco a poco conforme a esta senda y, al final, sin duda ganarás algo. ¿Os creéis esto? (Sí)” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Cómo perseguir la verdad (20)). Las palabras de Dios me mostraron la senda a practicar. Si quería perseguir la verdad y ser salvada, debía someterme a los entornos que Dios orquestó, buscar la verdad y practicarla de acuerdo con las palabras de Dios. Aunque no podía cumplir con mis deberes ni tener contacto con los hermanos y hermanas había visto la protección de Dios en esta situación. A pesar de mi grave enfermedad, Dios me otorgaba cada respiro, y seguía viva. Aún podía leer las palabras de Dios en casa. Dios no me privó del derecho a leer Sus palabras. Pero no sabía ser agradecida. En lugar de apreciar la protección de Dios, era negativa y lo malinterpretaba. Era muy irracional. Necesitaba reflexionar y conocerme más, buscar las palabras relevantes de Dios para abordar mi propia corrupción. Eso sería una manifestación de la búsqueda de la verdad.
Después de un tiempo, pude retomar mis deberes, y volví a seleccionar sermones del evangelio. Sentí una profunda gratitud hacia Dios por darme otra oportunidad para cumplir con mi deber. Al hacerlo, presté atención para examinar el carácter corrupto que ponía en evidencia. A veces, si lograba algunos resultados en mi deber, no podía evitar sentirme contenta conmigo misma y pensar en cuán buena era. Pero cuando el desempeño de mi deber no daba muchos resultados o se desviaba, me volvía negativa y me preocupaba por cómo me veían los demás. En respuesta a estas revelaciones sobre mí misma, busqué las palabras de Dios para encontrar una solución. Después de practicar así durante un tiempo, me sentí muy satisfecha en mi corazón. ¡Gracias a Dios por Su guía!