Detrás de la evasión del deber

27 Mar 2025

Por Yuchen, China

En marzo de 2023, cumplía mi deber como predicadora en la iglesia. Como obtenía algunos resultados en mis deberes, comencé a pensar que tenía buenas capacidades de trabajo y un buen calibre. Mientras cumplía mis deberes, actuaba con un carácter arrogante sin buscar los principios-verdad. Esto trastornó y perturbó la obra y me destituyeron. Después de que me despidieron, me sentí realmente negativa y pensé que había trastornado y perturbado la obra de la iglesia. Estaba segura de que ya no tenía oportunidad de salvarme. Vivía un tormento todos los días. Después de reflexionar durante más de diez días, la iglesia dispuso que cumpliera deberes relacionados con textos. Tenía terror de que me dejaran en evidencia y me destituyeran nuevamente, así que me mantuve constantemente alerta, me aseguré de cumplir mis deberes de acuerdo con los principios y de evitar actuar con mi carácter arrogante habitual.

Tres meses después, me eligieron como líder de la iglesia. Los líderes superiores me preguntaron cómo me sentía al respecto, y, aunque sabía que este deber venía de Dios y que no podía negarme, me sentía muy reticente. Pensé: “Realmente no puedo ser líder de la iglesia. Un líder es responsable de la obra general, y debe comprender, impulsar y hacer un seguimiento de todos sus aspectos; como tiene más responsabilidades, termina revelando más de sus corrupciones y queda en evidencia más rápidamente. Si me convierto en líder y luego vuelvo a caer en mis viejas costumbres, y trastorno y perturbo la obra nuevamente por mi carácter arrogante, quedo en evidencia y me destituyen, eso sería un problema grave, y hasta podrían echarme y descartarme. Entonces no tendría ninguna oportunidad de cumplir mis deberes nuevamente, ¿cómo podría salvarme?”. Después de pensarlo, vi que cumplir deberes relacionados con textos era relativamente más seguro, así que lo rechacé. Dije: “Tengo problemas de salud y ser líder implica demasiadas responsabilidades. Si paso mis días tan ocupada, mi cuerpo no podrá soportarlo. Deberían buscar a otra persona”. Al final, los líderes me pidieron que lo pensara y respondiera más tarde.

Esa noche, al regresar a casa, me dio fiebre y diarrea, y me di cuenta de que las intenciones de Dios estaban detrás de eso. Pensé: “En todos mis años de creer en Dios, he aceptado y obedecido todos los deberes que la iglesia ha dispuesto para mí. Tengo problemas de salud, pero estos no afectan mi capacidad para cumplir mis deberes. Entonces, ¿por qué esta vez no estaba dispuesta a someterme cuando me eligieron como líder?”. Oré y busqué a Dios. Después de orar, busqué de inmediato palabras relevantes de Dios para leer. Dios Todopoderoso dice: “La familia ejerce otra clase de efecto condicionante. Por ejemplo, los miembros de tu familia siempre te dicen: ‘No destaques demasiado, debes refrenarte y ejercer un poco de contención en tus palabras y acciones, al igual que en tus talentos y habilidades personales, tu coeficiente intelectual, etcétera. Nunca seas el que despunte. Es como se asegura en los dichos: “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”, y “La viga que sobresale es la primera en pudrirse”. Si quieres protegerte y ostentar una posición estable y a largo plazo en el grupo al que perteneces, no seas la primera espiga que sobresale, debes contenerte y no aspirar a destacar por encima de todos los demás. Piensa en un pararrayos: es el primer lugar donde golpea una tormenta, ya que los rayos impactan antes en el punto más alto; y cuando hay un vendaval, el árbol más alto es el primero en llevarse la peor parte y salir volando; y cuando hace frío, la montaña más elevada es la primera en helarse. Ocurre lo mismo con las personas: si siempre sobresales entre los demás y llamas la atención, es posible que el Partido repare en ti y se plantee seriamente castigarte. No seas la espiga que sobresale, no vueles en solitario. Debes permanecer dentro de la bandada. De lo contrario, si se formara algún movimiento de protesta social a tu alrededor, serías el primero al que castigarían, por ser la espiga que sobresale. No seas líder o jefe de grupo en la iglesia. Si lo fueras, en caso de que se produjera cualquier pérdida o problema relacionado con el trabajo en la casa de Dios, serías el primero al que señalarían debido a tu condición de líder o supervisor. Por lo tanto, no seas la espiga que sobresale, pues es la primera que se corta. Debes aprender a esconder la cabeza y protegerte como una tortuga’. Cuando llega el momento de elegir a un líder, recuerdas estas palabras de tus padres, rechazas el puesto y dices: ‘Ay, no puedo. Tengo familia e hijos que me mantienen demasiado ocupado. No puedo ser líder. Encargaos vosotros, a mí no me elijáis’. Si de todos modos eres el elegido, sigues mostrándote reacio: ‘Me temo que he de dimitir’, y dices ‘Que uno de vosotros sea el líder, os cedo por completo esa oportunidad. Os dejo aceptar el puesto, yo me hago a un lado’. En tu corazón, reflexionas: ‘¡Eso es! Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen. Cuanto más alto subes, más fuerte es la caída, y la cima es un lugar solitario. Te dejaré a ti ser el líder y, cuando te escojan, llegará un día en el que darás un espectáculo. No quiero ser nunca líder, no quiero subir la escalera, con lo cual no me caeré desde muy alto. Piénsalo, ¿no destituyeron a fulano de su puesto como líder? Después de destituirlo, lo expulsaron, ni siquiera le dieron la oportunidad de ser un creyente corriente. Es un ejemplo perfecto de los dichos “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen” y “La viga que sobresale es la primera en pudrirse”. ¿Me equivoco? ¿Acaso no lo castigaron? Las personas deben aprender a protegerse a sí mismas, ¿para qué tienen cerebro si no? Si tienes cerebro, úsalo para protegerte a ti mismo. Hay quienes no son capaces de ver este asunto con claridad, pero así es como funciona en la sociedad y en cualquier grupo de personas; “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”. Te tendrán en alta consideración cuando despuntes, justo hasta el momento en que te corten. Entonces te darás cuenta de que la gente que se expone recibe tarde o temprano su merecido’. Son las enseñanzas sinceras de tus padres y de tu familia, y también la voz de la experiencia, la sabiduría destilada de su vida, que te susurran al oído sin reservas(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (12)). A partir de las palabras de Dios, vi que la gente vive según las filosofías inculcadas por Satanás, como: “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”, “La viga que sobresale es la primera en pudrirse”, “Cuanto más alto se suba, más dura será la caída” y “La cima es un lugar solitario”. Creen que una persona no debe sobresalir entre la multitud ni actuar con audacia, y que este es un medio por el cual una persona puede protegerse. Yo vivía según estos puntos de vista y creía que, al ser una líder y asumir más responsabilidades, revelaría más corrupción, y que, cuanto más alto subiera, más dura sería mi caída. Con esto en mente, quería protegerme y ser simplemente una creyente común. Pensaba que esa era la opción más segura. Además, dado que ya me habían destituido una vez, si me destituían de nuevo, tal vez ni siquiera me quedaría la opción de ser una creyente común. Debido a estos puntos de vista necios y absurdos, lo primero que pensé cuando me eligieron como líder fue que, si no cumplía bien este deber, podrían ponerme en evidencia y descartarme. Eso significaría que no podría salvarme y no tendría un buen desenlace o destino. Así que encontré excusas para rechazarlo. Pensé en cómo los no creyentes operan según el principio de hablar poco y sobresalir menos para vivir una vida estable y para protegerse y afianzarse en el grupo. Me di cuenta de que mi punto de vista era el mismo que el de los no creyentes. Cuando me enfrentaba a un deber, lo juzgaba de acuerdo con estas filosofías satánicas. Vivía malentendiendo y evitando a Dios y rechazaba este deber. ¡Había sido realmente egoísta y falsa!

En mi búsqueda, leí que las palabras de Dios dicen: “Algunos piensan: ‘Cualquiera que lidere es tonto e ignorante y provoca su propia destrucción, porque actuar como líder inevitablemente hace que las personas revelen corrupción para que Dios la vea. ¿Se revelaría tanta corrupción si no hicieran ellos esta obra?’. ¡Qué idea tan absurda! Si no actúas como líder, ¿no revelarás corrupción? Si no eres un líder, incluso si demuestras menos corrupción, ¿significa esto que has logrado la salvación? De acuerdo con este argumento, ¿son todos aquellos que no sirven como líderes los que pueden sobrevivir y ser salvos? ¿No es esta afirmación demasiado ridícula? Las personas que sirven como líderes guían al pueblo escogido de Dios a comer y beber la palabra de Dios, y a experimentar la obra de Dios. Este requerimiento y estándar es elevado, por lo que es inevitable que los líderes revelen algunos estados corruptos cuando comienzan su formación. Esto es normal y Dios no lo condena. Dios no solo no lo condena, sino que además esclarece, ilumina y guía a esas personas, y les impone cargas adicionales. Siempre que logren someterse a la guía y obra de Dios, progresarán más rápido en la vida que la gente común. Si son personas que persiguen la verdad, pueden embarcarse en la senda de ser perfeccionadas por Dios. Esto es lo que Dios más bendice. Algunas personas no pueden verlo, y distorsionan los hechos. Según la interpretación humana, por mucho que cambie un líder, eso a Dios no le importará; Él solo observará cuánta corrupción revelan los líderes y obreros, y los condenará solo en función de eso. Y aquellos que no son líderes y obreros, al revelar poca corrupción, incluso si no cambian, Dios no los condenará. ¿No es esto absurdo? ¿No es una blasfemia contra Dios? Si te resistes tan seriamente a Dios en tu corazón, ¿puedes ser salvo? No puedes ser salvo. Dios determina los desenlaces de las personas sobre todo en función de si tienen la verdad y un testimonio verdadero, y eso depende principalmente de si son personas que persiguen la verdad. Si persiguen la verdad y pueden arrepentirse verdaderamente luego de ser juzgados y castigados por cometer una transgresión, entonces, mientras no digan palabras o hagan cosas que blasfemen a Dios, sin duda serán capaces de lograr la salvación. De acuerdo a vuestras elucubraciones, todos los creyentes comunes que siguen a Dios hasta el fin pueden obtener la salvación, y aquellos que sirven como líderes deben ser todos descartados. Si os pidieran a vosotros que fuerais líderes, pensaríais que no es correcto no hacerlo, pero que si fuerais a servir como líderes, involuntariamente revelaríais corrupción, y eso sería como enviaros a vosotros mismos a la guillotina. ¿Todo esto no lo causan vuestros malentendidos acerca de Dios? Si los desenlaces de las personas se determinaran en función de la corrupción que revelan, nadie podría ser salvo. En ese caso, ¿de qué valdría que Dios haga la obra de salvación? Si ese fuera el caso, ¿dónde radicaría la justicia de Dios? La humanidad no sería capaz de ver el carácter justo de Dios. Por lo tanto, todos vosotros habéis malinterpretado las intenciones de Dios, lo cual demuestra que no tenéis un conocimiento verdadero de Él(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). “A veces, Dios usa determinado asunto para revelarte o disciplinarte. Entonces, ¿significa esto que se te ha descartado? ¿Significa que ha llegado tu fin? No. […] En realidad, en muchos casos, la preocupación de la gente proviene de sus intereses personales. En general, se trata del temor a no tener ningún desenlace. Siempre piensa: ‘¿Y si Dios me revela, descarta y rechaza?’. Se trata de tu mala interpretación de Dios; son solo tus conjeturas parciales. Tienes que llegar a comprender cuál es la intención de Dios. Él no revela a la gente para descartarla. La revela para poner de manifiesto sus defectos, sus errores y su esencia-naturaleza, para que se conozca a sí misma y pueda arrepentirse sinceramente; la revelación propiamente dicha es para que la gente crezca en la vida. Sin un entendimiento puro, la gente tiende a malinterpretar a Dios y volverse negativa y débil, o incluso puede sucumbir a la desesperación. De hecho, la revelación por parte de Dios no implica necesariamente que vaya a descartar a la persona. Lo hace para ayudarte a conocer tu propia corrupción y lograr que te arrepientas. A menudo, como la gente es rebelde y no busca la verdad para encontrar una solución cuando revela corrupción, Dios debe ejercer Su disciplina. Por ello, en ocasiones revela a la gente poniendo en evidencia su fealdad y su lamentable estado y permitiéndole conocerse a sí misma, lo que le ayuda a crecer en la vida(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo a base de practicar la verdad y someterse a Dios se puede lograr transformar el carácter). A partir de las palabras de Dios, entendí que, como líderes y obreros, sin importar cuántas actitudes corruptas revelen o qué transgresiones pasadas hayan cometido, pueden alcanzar la salvación siempre que persigan la verdad y puedan reflexionar sobre sí mismos, conocerse, arrepentirse y cambiar genuinamente. Para aquellos que no son líderes -incluso en el caso de que revelen una corrupción mínima-, si no persiguen la verdad ni tienen una verdadera comprensión de sí mismos, su carácter no cambiará y no les resultará posible salvarse. En realidad, que nos salvemos o nos destituyan no tiene nada que ver con los deberes que cumplimos o con si nuestro estatus es alto o bajo. La clave está en nuestra búsqueda personal, es decir, en si perseguimos y amamos la verdad. La casa de Dios no descarta a las personas basándose en acciones o comportamientos momentáneos, sino que lo decide según el comportamiento habitual de una persona y su esencia-naturaleza. Como ocurre con las personas malvadas y los anticristos que son echados o expulsados, que son reacios a la verdad y la odian y, a menudo, vulneran los principios-verdad en sus deberes y cometen muchas acciones malvadas. Se niegan a arrepentirse a pesar de las numerosas rondas de plática y por eso la casa de Dios los echa y los descarta. Mi destitución anterior se debió a mi carácter profundamente arrogante, a mi fracaso en seguir los principios en mis deberes y a que había trastornado y perturbado la obra de la iglesia. Sin embargo, mi destitución no tenía como objetivo descartarme, sino, más bien, permitirme reflexionar sobre mí misma y arrepentirme de verdad a través de esa experiencia. Y, una vez que me comprendí un poco mejor a mí misma, la iglesia dispuso que cumpliera deberes relacionados con textos. Comprendí que Dios me había puesto en evidencia para cambiarme y purificarme, no para descartarme. Cuando enfrentaba situaciones sin buscar la verdad, no entendía la actitud de Dios hacia las personas ni Sus minuciosas consideraciones. Pensaba absurdamente que, como ya me habían destituido una vez, si cometía otro error, me echarían y descartarían. ¿No estaba malinterpretando las intenciones de Dios?

Más tarde, leí más palabras de Dios y comprendí un poco mi esencia-naturaleza. Dios dice: “No creen que las palabras de Dios sean la verdad ni que Su carácter es justo y santo. Consideran todo esto mediante las nociones e imaginaciones humanas, y abordan la obra de Dios con perspectivas, ideas y astucia humanas, empleando la lógica y el pensamiento de Satanás para delimitar el carácter, la identidad y la esencia de Dios. Obviamente, los anticristos no solo no aceptan ni reconocen el carácter, la identidad y la esencia de Dios, sino que, por el contrario, albergan multitud de nociones, oposición y rebeldía hacia Dios y no tienen ni el más mínimo conocimiento verdadero de Él. Para los anticristos, la definición de la obra, el carácter y el amor de Dios es un interrogante, una duda, y rebosan escepticismo, rechazo y calumnia hacia tal definición; y entonces, ¿qué pasa con Su identidad? El carácter de Dios representa Su identidad; tal como consideran ellos el carácter de Dios, es evidente su consideración de la identidad de Dios: de rechazo directo. Esta es la esencia de los anticristos(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (VI)). “Me regocijo en aquellos que no sospechan de los demás y me gustan los que aceptan de buena gana la verdad; a estas dos clases de personas les muestro gran cuidado, porque ante Mis ojos, son personas honestas. Si eres muy deshonesto, entonces te protegerás y sospecharás de todas las personas y asuntos y por esta razón, tu fe en Mí estará edificada sobre un cimiento de sospecha. Esta clase de fe es una que jamás podría reconocer. Al faltarte la fe verdadera, estarás incluso más lejos del verdadero amor. Y si puedes dudar de Dios y especular sobre Él a voluntad, entonces sin duda eres la persona más falsa de todas(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo conocer al Dios en la tierra). A partir de las palabras de Dios, entendí que los anticristos dudan de la identidad y esencia de Dios y las niegan. No creen que las palabras de Dios sean la verdad ni que Su carácter sea justo y santo. En cambio, estudian la obra de Dios a través de opiniones y razonamientos humanos, y están llenos de nociones, sospechas, negaciones y dudas hacia Dios. Vi que mi comportamiento había sido el mismo que el de un anticristo. Siempre había sospechado de Dios. Después de que me destituyeron como predicadora, no busqué entender las formas en las que me había resistido y rebelado contra Dios, ni reflexioné sobre cómo había trastornado y perturbado la obra de la iglesia. No entendía para nada el carácter justo de Dios. En cambio, veía a Dios como si fuera un gobernante y pensaba que si una persona cometía una transgresión Él no le daría la oportunidad de arrepentirse, sino que la echaría y la descartaría. Pensé en que al hacer que me enfrentara a esta destitución, las intenciones de Dios eran impulsarme a reflexionar sobre mí misma, conocerme y aprender una lección. El hecho de que me eligieron como líder era otra oportunidad que Dios me daba para capacitarme y era fruto también de Su gracia y Su elevación. Pero, en lugar de estar agradecida por el amor y la salvación de Dios, sospeché de Dios, lo engañé, me rehusé a cumplir mi deber, y consideré esta oportunidad de cumplir mi deber y obtener la verdad como una estrategia para ponerme en evidencia y descartarme. ¿No estaba llamando blanco a lo negro y distorsionando los hechos? ¡Realmente, no tenía humanidad! Si seguía viviendo de acuerdo a las falacias satánicas, como: “La cima es un lugar solitario” y “Cuanto más alto se suba, más dura será la caída”, desatendiendo la búsqueda de los principios-verdad en mis deberes y constantemente en guardia contra Dios y malinterpretándolo, Él terminaría por detestarme, ponerme en evidencia y descartarme. Le oré en arrepentimiento: “Oh, Dios, he sido muy falsa y malvada, siempre he desconfiado de Ti y me he mantenido en guardia. Sin embargo, todavía usas Tus palabras para esclarecerme y guiarme a entender Tus intenciones. ¡Realmente no soy digna de Tu salvación! Oh, Dios: estoy dispuesta a arrepentirme y someterme a Tus orquestaciones y arreglos, y a no rebelarme más contra Ti ni herir Tu corazón”.

Después de esto, leí más de las palabras de Dios y gané una senda de práctica. Dios Todopoderoso dice: “En realidad, la mayoría de las personas, independientemente de qué actitudes corruptas revelen mientras cumplen sus deberes, siempre y cuando busquen la verdad para resolverlas, pueden ir reduciendo gradualmente la cantidad de revelaciones de corrupción y, finalmente, cumplir sus deberes adecuadamente. En esto consiste el proceso de experimentar la obra de Dios. Tan pronto como reveles un carácter corrupto, debes buscar la verdad para resolverlo, e identificar y diseccionar minuciosamente tu carácter satánico. En esto consiste el proceso de luchar contra tu carácter satánico, lo cual es esencial para tu experiencia de vida. Al experimentar la obra de Dios y al cambiar tu carácter, utilizas las verdades que comprendes para enfrentarte a tu carácter satánico, para finalmente resolver tus actitudes corruptas y triunfar sobre Satanás, con lo que logras un cambio de carácter. El proceso de cambiar el propio carácter consiste en buscar y aceptar la verdad para suplantar las nociones y figuraciones humanas, así como las palabras y doctrinas, y suplantar las filosofías de los asuntos mundanos y las diversas herejías y falacias que provienen de Satanás, reemplazándolas gradualmente por la verdad y la palabra de Dios. Ese es el proceso de adquirir la verdad y cambiar el propio carácter. Si quieres saber cuánto ha cambiado tu carácter, necesitas ver con claridad cuántas verdades comprendes, cuántas verdades has puesto en práctica y cuántas verdades eres capaz de vivir. Debes ver con claridad cuántas de tus actitudes corruptas han sido reemplazadas por las verdades que has comprendido y adquirido, y en qué medida estas pueden controlar las actitudes corruptas dentro de ti, es decir, en qué medida las verdades que comprendes pueden guiar tus pensamientos e intenciones, tu vida y tu práctica cotidiana. Debes ver con claridad si, cuando te suceden cosas, son tus actitudes corruptas las que prevalecen, o si son las verdades que comprendes las que prevalecen y te guían. Este es el estándar mediante el cual se mide tu estatura y entrada en la vida(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). “Por ahora, simplemente esfuérzate por la verdad, céntrate en la entrada en la vida y afánate por cumplir bien con el deber. ¡En esto no hay equivocación! Independientemente de cómo te trate Dios al final, la garantía es que será justo; no deberías poner esto en duda ni preocuparte. […] Si te vuelves inconscientemente disoluto algunas veces y Dios te lo señala y te poda, y tú cambias para bien, Dios no lo esgrimirá en tu contra. Este es el proceso normal de la transformación del carácter; la verdadera importancia de la obra de salvación es evidente en este proceso. Esta es la clave(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). A partir de las palabras de Dios, comprendí Sus intenciones. La obra de Dios consiste en cambiar y purificar nuestro carácter corrupto. Como Satanás nos ha corrompido profundamente, continuamente revelamos corrupción en nuestros deberes. Por lo tanto, debemos buscar conscientemente la verdad para resolver esto, tener un arrepentimiento genuino y avanzar de a poco en nuestra entrada en la vida. Solo de este modo podemos alcanzar finalmente la salvación. En realidad, el mayor obstáculo para la salvación es nuestro propio carácter corrupto, que no tiene nada que ver con los deberes que cumplimos. Incluso aunque no ejerciera deberes de liderazgo, si mi carácter corrupto no se resolvía, igualmente al final quedaría en evidencia y me descartarían. ¡Como ser creado, tuve que aceptar y someterme a las orquestaciones y arreglos de Dios, y tuve que dar lo mejor de mí en mis deberes, no malinterpretar a Dios y dejar de estar en guardia contra Él! Después de entender las intenciones de Dios, dejé de temer que me pusieran en evidencia o me descartaran como líder, así que les escribí a los líderes superiores para aceptar este deber.

A través de esta experiencia, he ganado cierta comprensión tanto sobre mi carácter falso al sospechar de Dios y estar en guardia contra Él, como sobre mis puntos de vista falaces. Me di cuenta de que, cuando Dios pone en evidencia a las personas, no es para descartarlas, sino, en cambio, para purificarlas y salvarlas, independientemente de cómo actúe Él. ¡Gracias a Dios!

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