Ruptura
En mi familia todos creemos en el Señor Jesús y, mientras que yo era una creyente normal en nuestra iglesia, mi padre era colaborador en ella. En febrero de 2004 acepté la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y poco después le prediqué el evangelio del reino a mi hermana pequeña. En principio pensaba dar testimonio de la obra de Dios de los últimos días a mi padre con algunas palabras y verdades de Dios que había aprendido. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando mi padre se enteró de que había aceptado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, se puso furioso y trató de estorbar e impedir mi fe.
Una noche, mi padre vino a mi casa enojado y me dijo airadamente: “¡Jamás hubiera creído que ignorarías mis consejos y los del líder de nuestra iglesia y empezarías a creer en el Relámpago Oriental! ¡Más te vale que te des prisa en ir a casa del líder para arrepentirte y pedirle al Señor que te perdone tus pecados!”. Le respondí: “Papá, he leído muchas de las palabras de Dios Todopoderoso y realmente creo que son la voz de Dios. Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado y estoy segura de mi fe. La Era de la Gracia ya ha terminado y ahora estamos en la Era del Reino. Dios ha venido a realizar una nueva obra y a llevarnos al banquete del Cordero. ¿No afirma la Biblia que ‘Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va’ (Apocalipsis 14:4)? Creyendo en Dios Todopoderoso sigo las huellas del Cordero…”. No obstante, dijera lo que dijera, a mi padre no le interesaba oír nada de eso y continuó empeñado en llevarme a ver al líder de nuestra iglesia. También mi esposo se sumó a sus presiones sobre mí. La expresión de la cara de mi padre me indicaba que estaba completamente decidido a llevarme de vuelta a mi antigua iglesia. Me di cuenta de que los ánimos se estaban caldeando y me estaban presionando al máximo, y no pude evitar ponerme un poco nerviosa. Por ello, oré a Dios en silencio para pedirle protección y guía. Como era de esperar, y sin dejarme decir nada más, mi padre consiguió que mi marido nos llevara a todos en su auto al lugar de reuniones de mi antigua iglesia. Cuando entré en la sala y vi que allí nos esperaban 60 o 70 personas, incluida mi hermana pequeña, a quien había llevado su suegra, comprendí que la reunión estaba totalmente prevista e iban a unirse contra nosotras dos. Toda la sala nos miraba raro a mi hermana y a mí y algunas personas nos señalaban y murmuraban entre sí. Nuestro líder se nos echó encima e inmediatamente nos apremió a que dejáramos de creer en Dios Todopoderoso. Entonces se puso a condenar y blasfemar contra la obra de Dios de los últimos días sin ningún pudor. Llegó a decir un montón de mentiras, como que “Los que se unen al Relámpago Oriental no se pueden salir nunca y, si lo hacen, les amputan la nariz y les arrancan los ojos...”. Al proferir estas patrañas y azuzar a la congregación, el líder hizo que mi padre y la suegra de mi hermana se enojaran y alteraran todavía más; nos ordenaron cerrar los ojos y le pidieron al líder que rezara una oración por nosotras. Aunque me disgustaba lo que estaban haciendo y no dijimos nada mientras el líder oraba por nosotras, sus mentiras ya me habían impresionado profundamente.
Al llegar a casa aún oía cómo aquellas terribles mentiras resonaban en mis oídos y me inquietaban la mente. Ni siquiera podía concentrarme en las palabras de Dios. Pensé en que ya llevaba un tiempo en contacto con la hermana Zhang, de la Iglesia de Dios Todopoderoso, siempre decorosa y formal de palabra y comportamiento. La hermana Zhang también demostraba mucho amor en su manera de hablarnos y para nada era como el líder de la iglesia había descrito. No obstante, lo más importante era que las palabras de Dios Todopoderoso eran la verdad y estaban llenas de autoridad y poder. Ningún ser humano podía expresar dichas palabras y pensaba que tenían que ser las declaraciones de Dios. Entonces, ¿por qué había tantos rumores alarmantes en torno a la Iglesia de Dios Todopoderoso? Así, estuve toda la noche dando vueltas en la cama, incapaz de dormir mientras mis pensamientos pasaban una y otra vez de lo positivo a lo negativo y viceversa. Al día siguiente tenía sueño, estaba apática, turbada de una manera difícil de expresar, y no tenía ganas de hacer nada. Vino mi hermana pequeña y pronto se hizo evidente que no había podido aguantar la confabulación del líder con su suegra. Ya no se atrevía a creer en Dios Todopoderoso y ahora me instaba a dejar de creer yo también. Angustiada, le dije: “Hermanita, sé que estás preocupada y, al igual que tú, yo también estoy muy confundida y alterada. Pero he meditado mucho sobre este problema y también le he pedido al Señor en oración que me guíe; por tanto, digan lo que digan el líder y los demás, hay una cosa de la que podemos estar seguras: las palabras de Dios Todopoderoso nunca podrían haber sido pronunciadas por un ser humano. Tengo la certeza de que estas palabras son la voz de Dios. He leído muchas veces El Rollo Abierto por el Cordero y este libro desvela los misterios del plan de gestión de 6000 años de Dios. Su lectura me enseñó que hay tres etapas en la obra de Dios para salvar a la humanidad y que la obra del juicio mediante palabras de los últimos días es la obra que salvará al hombre de una vez por todas. Solo la obra del juicio puede hacer que nos sacudamos los grilletes de nuestra naturaleza pecaminosa y alcancemos la purificación para poder ascender al reino de los cielos. El contenido del libro concuerda plenamente con las profecías bíblicas del Señor y encierra unas verdades que no se encuentran en la Biblia. Dios es el único que podía conocer estos misterios y verdades. ¡Por eso estoy tan segura de que las palabras de Dios Todopoderoso son la voz de Dios y Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado que hemos ansiado tanto tiempo! Hermanita, nuestra fe no está equivocada. Hagas lo que hagas, ¡no abandones tan fácilmente el camino verdadero!”. Cuando se marchó mi hermana pequeña, estaba muy triste y pensé: “Dios Todopoderoso es, obviamente, el Señor Jesús retornado. Eso es muy cierto y correcto. Entonces, ¿por qué el líder de la iglesia y nuestra familia no nos dejan creer en Él?”. Justo cuando estaba pensándolo, sonó el celular de mi esposo. Era mi padre y quería que fuera a su casa inmediatamente. No tenía la menor duda de que mi padre iba a acosarme de nuevo, así que le dije que no quería ir, pero mi marido me agarró y me llevó a rastras al auto. Cuando llegué a casa de mi padre, comprobé que mi hermana pequeña y su suegra ya estaban allí. Al verme, el rostro de mi padre se endureció, y dijo: “Anoche, el líder de la iglesia oró por la expiación de sus pecados ante el Señor Jesús. Sin embargo, todavía ninguna de ustedes ha confesado sus pecados y se ha arrepentido. Les he mandado venir hoy a ambas con el objetivo de que hagan una oración de arrepentimiento total ante el Señor para que nunca más vuelvan a creer en Dios Todopoderoso...”. Al oír todo esto terminé de hartarme y pensé para mis adentros: “Con la aceptación de la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días sigo las huellas del Cordero y recibo el regreso del Señor. ¿Dónde está el pecado? No voy a mentir y decir disparates a sabiendas”. En vista de que no iba a hacer una oración de arrepentimiento, mis padres y la suegra de mi hermana se unieron contra mí. Se pusieron a calumniar y blasfemar contra Dios Todopoderoso y a repetir aquellas terribles mentiras para obligarme a confesar y arrepentirme. Con todas esas mentiras alrededor de mi cabeza y mi familia continuamente unida contra mí, sentí que me faltaba el aire y empecé a encontrarme mareada y débil. Pensé para mis adentros: “Si siguen presionándome todos los días, no podré contactar con los hermanos y hermanas ni leer debidamente la palabra de Dios. No creo que pueda ir por esta senda concreta de fe en Dios…”. En ese momento, mis padres y la suegra de mi hermana me agarraron y nos obligaron a mi hermana y a mí a cerrar los ojos y arrepentirnos. Al ver con qué agresividad se comportaban, me alteré mucho y no pude evitar que se me saltaran las lágrimas. Llorando, oré al Señor: “Oh, Señor Jesús, sé que has regresado como Dios Todopoderoso, pero ahora mismo no tengo el valor de creer en Ti. Te ruego que me perdones y perdones mis pecados”. En este punto de mi oración estaba sollozando tanto que no podía continuar, por lo que dejé de orar. Después, de repente me sentí muy débil de espíritu, todo mi valor se esfumó y no notaba la más mínima presencia de Dios. Estaba muy desasosegada y le dije a mi hermana pequeña: “Antes de esa oración de arrepentimiento aún me sentía con algo de fuerza, pero después estaba completamente exhausta, como si el Espíritu Santo me hubiera abandonado. En realidad, creer en Dios Todopoderoso supone seguir al Señor y, con esa oración de arrepentimiento, hemos traicionado al Señor”.
La lucha dentro de mi corazón continuaba cuando llegué a casa. Había leído muchísimas palabras de Dios Todopoderoso y reconocido que eran las declaraciones de Dios. Sabía que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado y que no aceptarlo sería traicionar a Dios, lo que me llevaría no solo a no alcanzar la salvación, sino también a ser condenada por Dios. Sin embargo, si me empeñaba en creer en Dios Todopoderoso, seguro que el líder de la iglesia y mi padre seguirían acosándome y nunca más volvería a tener un día de paz. Realmente me parecía que me faltaba el valor para perseverar en la fe. Tenía la mente agitada, afrontaba dificultades a cada paso y no tenía ni idea de qué hacer. Me zumbaba la cabeza y me sentía al borde de un ataque de nervios. Quería que viniera la hermana Zhang para devolverle el libro de las palabras de Dios y, con ello, librarme de esa vida de dolor.
Días después, la hermana Zhang vino a la tienda para brindarme su apoyo. Estaba muy nerviosa, pues me preocupaba que mi marido la viera y se lo dijera a mi padre. Por ello, conteniendo la respiración le conté todo lo que había pasado en los días previos. Luego saqué a toda prisa el libro de las palabras de Dios, que había escondido bajo unas cajas de mercancía, y se lo di. Le dije: “Hermana, mis padres y mi esposo me acosan, y el líder y los hermanos y hermanas de mi antigua iglesia me ponen tantos obstáculos que estoy totalmente agotada de la ansiedad. No puedo más, así que te pido que te lleves este libro”. La hermana Zhang me miró y, con gran sinceridad, afirmó: “Hermana, hemos aceptado la nueva obra de Dios de los últimos días y, por tanto, esta ruptura y esta presión de los líderes religiosos y la familia es, de hecho, ¡una batalla que se libra en el ámbito espiritual! El Señor Jesús manifestó: ‘No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada’ (Mateo 10:34). ‘Y los enemigos del hombre serán los de su misma casa’ (Mateo 10:36). De las palabras del Señor se desprende que la venida de Dios a la tierra para realizar la obra de salvación se traducirá inevitablemente en una batalla en el ámbito espiritual, pues los que realmente creen en Dios y aman la verdad lo seguirán cuando oigan Sus declaraciones. Esto, ineludiblemente, suscitará la hostilidad de todos aquellos que están hartos de la verdad, la odian y se oponen a Dios. En consecuencia, los dos bandos —el positivo, que pertenece a Dios, y el negativo, que pertenece a Satanás— quedarán al descubierto y cada cual será apartado en función de su tipo. ¡Esta es la omnipotencia y sabiduría de Dios! Cuando el Señor Jesús inició Su obra, muchos judíos de a pie que oyeron Sus declaraciones y presenciaron Su gran poder llegaron a creer que Él era el Mesías anunciado, por lo que lo siguieron. Sin embargo, todos los sumos sacerdotes, escribas y fariseos judíos, que veían cómo el pueblo llano los abandonaba para seguir al Señor Jesús, comenzaron a inventar y difundir muchos rumores para engañar a la plebe. Afirmaban que el Señor Jesús expulsó a los demonios con el apoyo de Belcebú, rey de los demonios, y que era glotón y le encantaba beber vino. Y cuando el Señor Jesús resucitó, sobornaron a los soldados romanos con plata para que inventaran y difundieran el rumor de que el cuerpo del Señor Jesús había sido robado por Sus discípulos. Estas fueron algunas de las formas con que trataron de evitar que el pueblo aceptara la salvación del Señor Jesús. ¿Y qué pasó al final con todos los judíos que creyeron lo que decían sus líderes religiosos y no se atrevieron a seguir al Señor Jesús? No solo perdieron la salvación del Señor, sino que, además, Dios los castigó y maldijo: Israel estuvo sometido casi 2000 años y los judíos se exiliaron por todo el mundo, donde muchos de ellos fueron perseguidos y asesinados. Esta fue la terrible consecuencia que pagaron por crucificar al Señor y ofender gravemente el carácter de Dios. Hoy en día, Dios se ha hecho carne una vez más para llevar a cabo Su obra y la historia se repite. Los líderes religiosos de hoy son como los fariseos de antaño: tienen claro que Dios viene a realizar Su obra, que expresa verdades y salva a la gente; no obstante, como no aman la verdad, niegan y condenan la obra de Dios de los últimos días. Con tal de preservar sus puestos y su sustento, inventan rumores para oponerse y condenar a Dios, y con ellos engañan y controlan a la gente. Incluso utilizan e incitan a personas incautas para que presionen a creyentes que han aceptado el camino verdadero, y tratan frenéticamente de estorbar e impedir que la gente se vuelva hacia Dios Todopoderoso, con lo que echan a perder la última oportunidad de salvación de las personas. Hermana, debemos ser capaces de ver nítidamente que esta es una batalla espiritual y descubrir las astutas tramas de Satanás”. Tras escuchar las enseñanzas de la hermana Zhang, de pronto todo me quedó claro: desde la Antigüedad, el camino verdadero siempre ha sido perseguido, ¡y yo realmente estaba en plena batalla espiritual! Los líderes de mi antigua iglesia inventaban rumores, condenaban la obra de Dios de los últimos días y me perseguían y acosaban reiteradamente para impedir que creyera en Dios Todopoderoso solo porque odiaban la verdad y eran enemigos de Dios. Las enseñanzas de la hermana me ayudaron a entender por qué me pasaban esas cosas, pero todavía estaba muy débil y demasiado asustada como para conservar el libro de las palabras de Dios. Sabía que mi padre y los demás irían a mi casa a armar un escándalo si lo hacía y me complicarían la vida familiar, por lo que era reacia a quedarme con el libro. Viéndome entre la espada y la pared, la hermana Zhang me dio un número de teléfono y me comentó: “Hermana, ¿qué te parece si me llevo el libro de las palabras de Dios a casa y te lo guardo a salvo? Cuando quieras leerlo, llámame y te lo traeré enseguida”. Acepté y acompañé a la hermana Zhang hasta la puerta. Justo en ese momento vino mi marido corriendo y, señalando a la hermana Zhang, gritó: “Toma ese libro, vete ya y no vuelvas más. ¡Si no, me vas a oír!”. Mientras observaba cómo la hermana Zhang se alejaba en la distancia, me sentí muy contrariada y angustiada de una forma difícil de describir.
Al principio pensaba que, al haber devuelto el libro de las palabras de Dios a la hermana Zhang, mi padre dejaría de acosarme y yo retomaría mi tranquila vida de antaño. A decir verdad, las cosas salieron justo al revés: no solo no tenía paz en el corazón, sino que, por el contrario, realmente sentía un inexplicable vacío dentro de él. Me aburría cualquier cosa que hiciera y las palabras de Dios Todopoderoso y los himnos de palabras de Dios se me metían en la cabeza a toda hora, día y noche. Sabía que Dios Todopoderoso era el Señor Jesús retornado y que las palabras expresadas por Él eran la verdad; sin embargo, también seguían viniéndome a la mente las cosas que me había dicho el líder de la iglesia y las escenas de acoso y ataques de mi padre y los demás. Sufría mucho y tenía la sensación de haber caído en un abismo profundo del que no podía salir. No comía ni dormía bien y estaba muy estresada, como si tuviera la cabeza a punto de estallar. En medio de todo este dolor, me arrodillé y supliqué a Dios: “¡Oh, Dios, el único Dios verdadero que creó los cielos, la tierra y todos los seres vivos! Estoy sufriendo mucho y me siento muy perdida en este momento. Sé que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado, pero mi estatura es tan pequeña que cada vez que pienso en el acoso y los ataques de mi padre, me da demasiado miedo seguirte. Oh, Dios, estoy atrapada en una encrucijada, incapaz de tomar una decisión. No sé qué hacer, así que te ruego que me orientes y guíes…”. Durante la oración, sin darme cuenta, de pronto empecé a recordar estas palabras de Dios Todopoderoso: “No debes tener miedo de esto o aquello; no importa a cuántas dificultades y peligros puedas enfrentarte, eres capaz de permanecer firme delante de Mí sin que ningún obstáculo te estorbe, para que Mi voluntad se pueda llevar a cabo sin impedimento. […] No tengas miedo; con Mi apoyo, ¿quién podría bloquear el camino? ¡Recuerda esto! ¡No lo olvides!” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 10). Las palabras de Dios me dieron un arranque de fuerza que bastó para fortalecer mi apocado corazón. “Claro”, pensé, “con el apoyo de Dios, ¿qué tengo que temer? Puesto que ya he comprobado que este es el camino verdadero, ninguna persona, circunstancia ni cosa debe cohibirme. Debo abrirme paso entre las fuerzas de la oscuridad y seguir a Dios con determinación inquebrantable. Como creyente en Dios, si ni siquiera soy capaz de admitir mi fe ante las fuerzas hostiles de Satanás, ¿qué clase de creyente soy? ¿No estoy, sencillamente, rindiéndome a Satanás y traicionando a Dios?”. Entonces recordé que, entre sus enseñanzas, la hermana Zhang me había dicho que el acoso de mi familia y del líder de la iglesia formaba parte de una batalla espiritual y que si optaba por respaldarlos, estaría cayendo precisamente en la astuta trampa de Satanás. Eso supondría perder totalmente cualquier oportunidad de salvarme y entrar en el reino de los cielos. En ese momento pensé en el sufrimiento espiritual por el que había pasado desde que la hermana Zhang se había llevado el libro de las palabras de Dios. Sentía que no podía tener a Dios en mi vida y que abandonarlo era incluso más doloroso que ser abandonada por mi familia y mi antigua iglesia. Por ello, tomé el teléfono y llamé a la hermana Zhang para quedar con ella y recuperar el libro de las palabras de Dios.
Después de aquello, cuando mi esposo no estaba en casa, aprovechaba la ocasión para leer con avidez las palabras de Dios y cantar himnos. Cuanto más leía Sus palabras, más las disfrutaba, y cuantos más himnos cantaba, más relajada y tranquila estaba. Recobré mi fe original y mi dolor y mis problemas se desvanecieron como la bruma de la mañana. Percibí en lo más íntimo que las palabras de Dios eran capaces de sostener mi vida y que podría prescindir de cualquier cosa, excepto de Dios. Tres meses más tarde, la hermana Zhang me llevó a las reuniones de Iglesia de Dios Todopoderoso.
Inesperadamente, mi marido se enteró de que asistía a reuniones en la Iglesia de Dios Todopoderoso y se lo contó a mi padre. Una noche estaba en la planta de arriba, cuando de repente oí un gran revuelo en el patio. Abrí las cortinas y me asaltó un sudor frío al ver que mi padre y cuatro o cinco colaboradores de su iglesia irrumpían como si se dispusieran a hostigarme. El corazón me empezó a latir con fuerza y rápidamente me arrodillé e invoqué a Dios: “Oh, Dios Todopoderoso, mi padre ha traído a esos de la iglesia para acosarme de nuevo y tengo mucho miedo. Oh, Dios, sabes que tengo poca estatura, por lo que te ruego que me des fe y valor...”. De pronto recordé estas palabras de Dios: “Debes poseer Mi valentía dentro de ti y debes tener principios cuando te enfrentes a parientes que no creen. Sin embargo, por Mi bien, tampoco debes ceder a ninguna fuerza oscura. Confía en Mi sabiduría para caminar el camino perfecto; no permitas que ninguna de las conspiraciones de Satanás se apodere de ti. Dedica todos tus esfuerzos a poner tu corazón delante de Mí y Yo te consolaré y te traeré paz y felicidad” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 10). Las palabras de Dios me dieron fe y fuerza y ya no me sentía cobarde y asustada. Pensé: “Por más que me acosen, no voy a volver a caer en la trampa de Satanás y dejarme engañar por ellos. Fui creada por Dios. Tener fe en Él y seguirlo son leyes inalterables, tanto del cielo como de la tierra, y nadie tiene derecho a inmiscuirse, ni siquiera las personas más cercanas a mí”. Así, fui capaz de bajar tranquilamente a saludar a mi padre y sus colaboradores. En cuanto me vieron empezaron a hablar todos a la vez. Una de ellos puso cara de “preocupación cariñosa” mientras me decía: “Fangfang, con lo inteligente que eres, ¿cómo no eres capaz de entender lo que sentimos? Todos te deseamos lo mejor de corazón. No seas tan testaruda. Preséntate ante el Señor y arrepiéntete, ¿de acuerdo?”. Con mucha calma, le contesté: “Hermana, ninguno de ustedes ha escuchado los sermones del Relámpago Oriental ni leído las palabras de Dios Todopoderoso. Les insto a que lo estudien como es debido y no se limiten a condenar y oponerse ciegamente a Dios Todopoderoso. Lo único que tienen que hacer es leer las palabras de Dios Todopoderoso para saber si Dios Todopoderoso es o no el Señor Jesús retornado”. Me respondió: “No nos atrevemos a leer ese libro porque el contenido realmente es demasiado atractivo para la gente. Es muy fácil que te absorba”. Yo le dije: “Es así precisamente porque todo cuanto expresa Dios Todopoderoso es verdad y porque Sus palabras son la voz de Dios, que tiene el poder de conquistar a las personas. Solo las palabras de Dios tienen esta clase de autoridad y poder. La gente se siente atraída por las palabras de Dios porque leyéndolas puede comprender verdades y recibir sustento de vida. ¿Quién abandonaría el manantial del agua viva de la vida tras hallarlo?”. No tuvieron respuesta para eso; simplemente dijeron muchas blasfemias contra Dios Todopoderoso y trataron de asustarme con que sería juzgada en el infierno si no me arrepentía. En tono inflexible, alegué: “Calumniaron a la Iglesia de Dios Todopoderoso diciendo que los que se unen al Relámpago Oriental no se pueden salir nunca y que, si lo hacen, les amputan la nariz y les arrancan los ojos. No hay ni una sola evidencia real de que así sea. ¡Son todo rumores y calumnias siniestras! Encuentren una persona a la que hayan cortado la nariz o arrancado los ojos. Si no pueden mostrar pruebas objetivas, son unos mentirosos que únicamente se empeñan en engañar a la gente. El evangelio del reino de Dios Todopoderoso ya se ha difundido por toda China y actualmente todo el mundo ha oído hablar de él. Ya hay por lo menos unos cuantos millones de cristianos en la Iglesia de Dios Todopoderoso. Por supuesto, cuando se predica el evangelio siempre hay gente que odia la verdad y no la acepta. ¿Pero alguna vez han visto a alguien a quien le hayan cortado la nariz o arrancado los ojos? De haberse producido un solo caso, los medios habrían informado del mismo inmediatamente y habría causado sensación a nivel nacional. Acosaron a propósito a mi hermana y a mí hasta que renunciamos a nuestra fe. No obstante, parecemos estar bien, ¿no? Mienten para engañar a la gente. Creyendo en Dios Todopoderoso sigo las huellas de Dios y opto por el camino verdadero. No he hecho nada malo, así que no tengo nada de qué arrepentirme. Mi fe en Dios Todopoderoso jamás se tambaleará; por tanto, si no quieren creer, bien, pero al menos no traten de impedir que yo crea. En cuanto a cuál será mi fin, ningún ser humano tiene la última palabra, pues el destino de cada persona está en manos de Dios. La gente tendrá un buen destino final solo si va al compás de la obra de Dios y acepta Su obra de los últimos días. Así pues, no vuelvan a acosarme”. Nada más salir aquellas palabras de mi boca, mi padre se puso de pie rápidamente y de golpe, y en un tono de voz agresivo profirió esta amenaza: “Si sigues creyendo en Dios Todopoderoso, ¡no eres hija mía!”.
Al oír a mi padre amenazando con dar por terminada nuestra relación, me disgusté bastante y pensé: “Las verdades expresadas por Dios Todopoderoso son, en realidad, lo que el Espíritu les dice a las iglesias. Entonces, ¿por qué no las escuchas, en vez de escuchar los rumores y mentiras que difunden los líderes de la iglesia? ¿Cómo puedes ser como ellos y odiarme por creer en Dios Todopoderoso e incluso estar dispuesto a poner fin a nuestra relación?”. Cuanto más lo pensaba, más me entristecía, pero de pronto recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Dios creó este mundo y trajo a él al hombre, un ser vivo al que le otorgó la vida. Después, el hombre tuvo padres y parientes y ya no estuvo solo. Desde que el hombre puso los ojos por primera vez en este mundo material, estuvo destinado a existir dentro de la predestinación de Dios. El aliento de vida proveniente de Dios sostiene a cada ser vivo hasta llegar a la adultez. Durante este proceso, nadie siente que el hombre esté creciendo bajo el cuidado de Dios. Más bien, la gente cree que lo hace bajo el amor y el cuidado de sus padres y que es su propio instinto de vida el que dirige este crecimiento. Esto se debe a que el hombre no sabe quién le otorgó la vida o de dónde viene esa vida, y, mucho menos, la manera en la que el instinto de la vida crea milagros” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre). Con las palabras de Dios entendí que, aunque mi cuerpo físico nació de mis padres, la fuente de mi vida es Dios. “Sin el don de la vida de Dios”, pensé, “mi cuerpo no sería sino un pedazo de carne putrefacta, y hoy estoy viva gracias al cuidado y la protección de Dios; de lo contrario, Satanás me habría devorado mucho tiempo atrás. Dios, no mis padres, es la fuente de mi vida y puedo romper cualquier relación, excepto la que tengo con Dios. A mis padres no solo no les interesa buscar o investigar el regreso del Señor, sino que, además, respaldan al cien por cien a los líderes de la iglesia cuando calumnian y blasfeman contra la obra de Dios e intentan forzarme a traicionarlo. Esto demuestra que su esencia es de oposición y enemistad hacia Dios, pero no voy a dejarme contaminar por ellos para oponerme a Él. Voy a permanecer junto a Dios y, aunque mis padres me repudien, lo seguiré hasta el final y me mantendré firme para dar testimonio de Él”. Así, le dije a mi padre: “Papá, cuando se trata de la fe en Dios, lo obedezco a Él, no a las personas, y tampoco me dejo llevar por las emociones. Si lo que dijeras estuviera de acuerdo con la verdad y la voluntad de Dios, te escucharía. Sin embargo, si me mandas traicionar a Dios, ¡nunca lo haré!”. Al comprobar la firmeza de mi actitud, todos ellos negaron con la cabeza, se levantaron y se marcharon cabizbajos. En ese momento tuve la sensación de haber conquistado una victoria y no pude evitar alabar y dar gracias a Dios dentro de mi corazón: “¡Oh, Dios Todopoderoso, qué omnipotente eres! Tus palabras me dieron fe y valor, y han provocado esta derrota completa y humillante de Satanás”.
Aunque los de la comunidad religiosa no vinieron a molestarme de nuevo, el líder de la iglesia continuó incitando a mis padres a que me acosaran. Cada pocos días venían a casa a instarme a cambiar de opinión y siempre insistían en que fuera a casa del líder a arrepentirme. Un día vinieron y mi padre trató de engañarme con unos pasajes arbitrarios de la Biblia mientras mi madre se hacía a un lado y, llorosa, me rogaba que fuera a casa del líder a arrepentirme. Me entristeció mucho ver a mi madre tan alterada. Pensé en que había perdido a su madre a la edad de tres años y luego fue abusada por su madrastra. Había sufrido mucho en la vida, ya estaba envejeciendo y yo no había sido muy buena hija, sobre todo por cómo la estaba preocupando en aquel momento. Luego miré el rostro envejecido y el pelo canoso de mi padre, lo que me entristeció más aún, y no tardé en llorar. Justo cuando comenzaba a debilitarme recordé un pasaje de las palabras de Dios: “En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre ellas, como nacidas de disposiciones humanas o de la interferencia humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres y la interferencia de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él). Las palabras de Dios me ayudaron a entender que, a primera vista, parecía que me acosaban mis padres, pero en el ámbito espiritual era Satanás quien estaba apostando contra Dios. Era como cuando Job estaba pasando por las pruebas de Dios y su esposa, haciendo de sierva de Satanás, le dijo: “¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Sin embargo, como Job temía a Dios y evitaba el mal, reprendió a su mujer, llamándola necia y obstinada; no pecó con sus labios. Dio testimonio de Dios ante Satanás y a ojos de Jehová Dios fue un hombre perfecto. Ahora me acosaban a mí mis padres, que se habían creído todas las mentiras que decían los líderes, y esta era también una de las tentaciones de Satanás, quien sabía que me importaban mucho mis padres y staba aprovechando la oportunidad para tratar de llegar a mí. Satanás esperaba en vano utilizar mi empatía por mis padres para hacerme negar y traicionar a Dios, ¡lo que demuestra lo siniestro e insidioso que es! Pero yo no iba a darle a Satanás la satisfacción de ver que sus tramas fructificaban. No iba a decepcionar y entristecer a Dios, por lo que decidí permanecer junto a Dios. Después de aquello, dijeran lo que dijeran mis padres y sin importar cómo me incitaran, mi corazón no se dejó llevar lo más mínimo. Viéndome totalmente firme, mis padres se marcharon muy cabizbajos.
Otro día, el líder de la iglesia mandó a mi padre anunciar ante todos los miembros de su iglesia que yo había sido expulsada de ella. El líder también obligó a mis padres a mantenerse alejados de mí. A consecuencia del acoso del líder de la iglesia y de mis padres, mi esposo comenzó a vejarme frenéticamente. Cada vez que regresaba a casa tras cumplir con mis deberes de la iglesia, me golpeaba o me denostaba a gritos, y a veces hasta me impedía entrar en casa. Averiaba mi patinete eléctrico o mi bicicleta, y una vez incluso me llevó a comisaría. Me atormentaba hasta dejarme físicamente exhausta y totalmente demacrada, y también nuestros vecinos de la aldea empezaron a burlarse de mí y a calumniarme. Ante esta situación, mi espíritu se debilitó y la fe en Dios comenzó a parecerme demasiado dura. No sabía cómo seguir, así que a menudo me arrodillaba ante Dios, oraba y lloraba, rogándole que me diera fe y fuerza. Y entonces, en una ocasión, leí estas palabras de Dios: “Aquellos a los que Dios alude como ‘vencedores’ son los que siguen siendo capaces de mantenerse firmes en el testimonio y de conservar su confianza y su devoción a Dios cuando están bajo la influencia de Satanás y mientras estén bajo su asedio, es decir, cuando se encuentren entre las fuerzas de las tinieblas. Si sigues siendo capaz de mantener un corazón puro ante Dios y tu amor genuino por Él pase lo que pase, entonces te estás manteniendo firme en el testimonio delante de Él, y esto es a lo que Él se refiere con ser un ‘vencedor’. Si tu búsqueda es excelente cuando Dios te bendice, pero retrocedes cuando Él no lo hace, ¿es esto pureza? Si estás seguro de que este camino es verdadero, debes seguirlo hasta el final; debes mantener tu devoción a Dios. Si has visto que Dios mismo ha venido a la tierra a perfeccionarte, debes entregarle del todo tu corazón. Si todavía puedes seguir a Dios, haga lo que haga, aunque Él determine un desenlace desfavorable para ti al final, esto es mantener tu pureza ante Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes mantener tu lealtad a Dios). Mediante las palabras de Dios llegué a entender que, en los últimos días, Dios formará un grupo de personas vencedoras. Dios permitirá que Satanás tiente a la gente y, trátese de la opresión del PCCh, del acoso de la comunidad religiosa, del abandono de nuestra familia o de las burlas y los insultos de la opinión pública, los creyentes debemos pasar por estas pruebas en la práctica, pues solo aquellos creyentes capaces de obedecer a Dios, permanecer leales a Él y dar testimonio de Él en cualquier situación llegarán a ser los vencedores creados por Dios. Él había dispuesto estas situaciones difíciles para perfeccionarme, para ver si realmente tenía fe y creía en Él, si verdaderamente lo obedecía y le era leal. Cuando entendí la voluntad de Dios, me presenté ante Él y le prometí que, frente a cualquier dificultad u opresión, siempre lo seguiría con determinación, siempre cumpliría con mis deberes como criatura suya para satisfacerlo y daría testimonio victorioso de Él ante Satanás. Posteriormente, aunque mi marido continuaba acosándome y perturbándome frenéticamente, seguía orando a Dios con frecuencia, lo buscaba, me armaba de Sus palabras todos los días y ya no sufría dentro de mi corazón. Dios, además, me abrió una vía de salida: mi esposo fue castigado por Él en varias ocasiones por acosarme tan frenéticamente y después no se atrevió a volver a golpearme ni a manipular mi bicicleta. Gracias a estas experiencias vi la omnipotencia y soberanía de Dios y Sus maravillosos actos. Comprobé que no hay fuerza oscura que pueda superar la autoridad y el poder de Dios y experimenté personalmente que, siempre que nos amparemos sinceramente en Dios y afrontemos lo que venga con confianza en Sus palabras, Él nos abrirá camino para que venzamos la oscura influencia de Satanás. Tras vivir esta persecución y este suplicio, pese a haber sufrido un poco físicamente, notaba que había aprendido muchísimo. Mi fe en Dios era cada vez más fuerte y todo ello fue una bendición de Dios para mí. ¡Gracias, Dios Todopoderoso!
Un año después fui con la hermana Zhang al trabajo de mi hermana pequeña para darle de nuevo testimonio de la obra de Dios de los últimos días. Mi hermana lo aceptó y, cuando la vi tomar el libro de las palabras de Dios, llegué a reconocer profundamente lo difícil que es para una persona ser salvada por Dios. ¡Cuán real es el deseo de Dios de salvar al hombre! ¡No pude evitar derramar lágrimas de gratitud y mi corazón vibraba de agradecimiento y alabanza a Dios! En 2006, mi hermana pequeña y yo predicamos juntas el evangelio del reino a nuestra otra hermana, y a raíz de aquello pudimos llevar también a otros parientes ante Dios Todopoderoso. Así comprobé que, por mucho que los líderes religiosos pierdan la cabeza inventando mentiras, molestando y acosando a los verdaderos creyentes, el evangelio del reino de Dios se esparcirá y nadie puede impedirlo. Ciertamente, los corderos de Dios oirán Su voz y regresarán ante Su trono. Como declara Dios Todopoderoso: “El reino se está expandiendo entre la humanidad, se está formando entre la humanidad y se está erigiendo entre la humanidad; no hay fuerza alguna que pueda destruir Mi reino” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 19).
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.