La fe, origen de la fortaleza

21 Mar 2022

Por Ai Shan, Myanmar

El verano pasado. La estuve estudiando por internet y otras personas me enseñaron muchas verdades sobre cosas como la forma en que regresa el Señor, cómo estar atento a la voz de Dios y recibir al Señor, cómo distinguir al Cristo verdadero de los falsos, el plan de 6000 años de Dios y muchos otros aspectos de la verdad. También leí muchas palabras de Dios Todopoderoso. Lo estudié unos dos meses y tuve la certeza de que Dios Todopoderoso era el regreso del Señor Jesús. Ilusionado, acepté Su obra de los últimos días. No veía la hora de contarle a mi familia la buena nueva del regreso del Señor para llevarla ante Dios. Sin embargo, sin haber tenido ocasión de predicarles el evangelio, mi jefe de batallón me mandó volver.

Les prediqué el evangelio posteriormente, por teléfono. Una vez, mi esposa y yo nos pusimos a hablar de cómo recibir al Señor y me preguntó si creía en el Relámpago Oriental. Me dijo que, según el pastor, esa gente abandonaba a su familia, y que debía renunciar a esa fe. Al oír eso me sentí fatal y me enojé. Le respondí: “No seas tonta. ¿Cómo puedes creer a ciegas lo que diga el pastor? ¿Se basa en algo para ello? Hace más de cuatro meses que creo en Dios Todopoderoso. ¿Te he abandonado? ¿Acaso no me importa la familia? Solo sé que el PCCh detiene y persigue frenéticamente a los creyentes, con lo que desintegra muchas familias de estos. ¿Cómo es posible que tergiverse los hechos para decir que no queremos a nuestras familias? Eso son mentiras. De ninguna manera puedes hacer caso de sus rumores y mentiras”. Proseguí: “Una persona razonable debería buscar sobre el tema de la venida del Señor y comprobar si las palabras de Dios Todopoderoso son la voz de Dios. Según Romanos 10:17, ‘Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo’. El Señor Jesús también manifestó: ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen(Juan 10:27). Las ovejas de Dios oyen Su voz, así que debemos estudiar todo lo relativo a la venida del Señor y estar atentos a Su voz. Las palabras de Dios son la verdad, poderosas y autorizadas. No podrían provenir de una persona. He comprobado que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús, pues he visto que todas Sus palabras son la verdad y la voz de Dios”. No escuchaba lo más mínimo. Yo solo pude finalizar la llamada. Volví a llamarla un par de semanas después, pero desconectó el teléfono. Luego, a la hora de la reunión vespertina, empezó a llamarme reiteradamente. No podía centrarme en la reunión ni recibir esclarecimiento de las palabras de Dios. Como no sabía qué hacer, oré a Dios para pedirle que me guiara en esa situación. Tras orar pensé que, aunque aún no comprendiera la voluntad de Dios en aquello, debía tener fe. No podía dejarme limitar por ello, sino que tenía que centrarme en la reunión. Entonces me sentí algo más tranquilo.

No obstante, mi mujer me llamó repentinamente otro día: “Te compraste un celular para escuchar la predicación del Relámpago Oriental, pero nuestra hija está enferma y no nos quedará dinero para el tratamiento. No te ocupas de ella por culpa de tu fe”. Sabía que solamente lo decía porque no quería que creyera en Dios Todopoderoso. Podíamos pedir prestado el dinero si lo necesitábamos y es muy normal que los niños enfermen. Ella habría enfermado tanto si yo era creyente como si no. Yo también quiero lo mejor para ella. ¿Cómo podía malinterpretarme así mi esposa? Me molestó mucho que utilizara la enfermedad de nuestra hija como excusa para impedirme tener fe. Sin tiempo de replicarle, continuó: “Si te empeñas en creer en esto, a lo mejor no somos siquiera una familia en un futuro”. Esto me resultó desgarrador de oír. Me preguntaba si ella realmente quería divorciarse mientras nuestra hija todavía era tan pequeña. Me sentí fatal y colgué sin decir nada más. Sin embargo, sus palabras no dejaban de incordiarme constantemente y no pude evitar empezar a culpar a Dios. Me preguntaba por qué no había protegido nuestra armonía familiar y la salud de nuestra hija.

Durante un tiempo, no podía serenarme ante Dios en las reuniones ni tenía esclarecimiento para hablar. Así pues, me arrodillé ante Dios y dije: “Dios mío, tengo poca estatura. Me siento muy mal y muy débil desde que mi esposa me dijo esas cosas. Por favor, permanece conmigo y guíame para comprender Tu voluntad”. Esa noche leí un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso. “Cuando las personas atraviesan pruebas, es normal que sean débiles, internamente negativas o que carezcan de claridad sobre la voluntad de Dios o sobre la senda en la que practicar. Pero en cualquier caso, como Job, debes tener fe en la obra de Dios, y no negarlo. Aunque Job era débil y maldijo el día de su propio nacimiento, no negó que Jehová le concedió todas las cosas en la vida humana, y que también es Él quien las quita. Independientemente de cómo fue probado, él mantuvo esta creencia. En tu experiencia, da igual cuál sea el tipo de refinamiento al que te sometas mediante las palabras de Dios, lo que Él exige de la humanidad, en pocas palabras, es su fe y su amor por Él. Lo que Dios perfecciona al obrar de esa manera es la fe, el amor y las aspiraciones de las personas. Dios realiza la obra de perfección en la gente y ellos no pueden verla ni sentirla; es en tales circunstancias en las que se requiere tu fe. Se exige la fe de las personas cuando algo no puede verse a simple vista, cuando no puedes abandonar tus propias nociones. Cuando no tienes clara la obra de Dios, lo que se requiere es tu fe y que adoptes una posición firme y mantengas el testimonio. Cuando Job alcanzó este punto, Dios se le apareció y le habló. Es decir, sólo podrás ver a Dios desde el interior de tu fe. Cuando tengas fe, Dios te perfeccionará. Sin fe, Él no puede hacerlo(La Palabra, Vol. 1. La aparición y obra de Dios. Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento). Sus palabras me enseñaron que la senda a Su reino no es toda ella un camino de rosas. Hay toda clase de dificultades y pruebas y sucederán muchas cosas que no nos gustarán, pero hemos de pasar por todo esto para revelar si tenemos auténtica fe en Dios y si sabemos dar rotundo testimonio de Él. Cuando mi mujer se oponía a mi fe en Dios Todopoderoso, al principio yo tenía fe suficiente para seguir dándole testimonio, pero cuando empezó a amenazar con el divorcio y nuestra hija enfermó, yo empecé a quejarme. Culpaba a Dios por no proteger el bienestar de mi familia, por la enfermedad de mi hija. Vi que no tenía auténtica fe en Dios. ¿Un par de cosas malas y me ponía a culpar a Dios? ¿Qué testimonio era ese? Entonces comencé a preguntarme: ¿Por qué perdía la fe en Dios en cuanto le pasaba algo a mi familia? ¿Por qué no podía evitar culparlo?

Leí un pasaje de las palabras de Dios que me dio cierto entendimiento de mis perspectivas erróneas de fe. Dios Todopoderoso dice: “Hoy, no crees las palabras que digo ni les prestas atención; cuando llegue el día en que esta obra se esparza y veas la totalidad de ella, lo lamentarás y, en ese momento, te quedarás boquiabierto. Existen bendiciones, pero no sabes cómo disfrutarlas; y existe la verdad, pero no la buscas. ¿No atraes desprecio sobre ti mismo? En la actualidad, aunque el siguiente paso de la obra de Dios todavía está por comenzar, no hay nada excepcional acerca de las cosas que se te piden y lo que se te pide vivir. Hay tanta obra y tantas verdades; ¿no son dignas de que las conozcas? ¿Son el juicio y el castigo de Dios incapaces de despertar tu espíritu? ¿Son el castigo y el juicio de Dios incapaces de hacer que te odies? ¿Estás contento de vivir bajo la influencia de Satanás, en paz y disfrutando y con un poco de comodidad carnal? ¿No eres la más vil de todas las personas? Nadie es más insensato que los que han contemplado la salvación, pero no buscan ganarla; estas son personas que se atiborran de la carne y disfrutan a Satanás. Esperas que tu fe en Dios no acarree ningún reto o tribulación ni la más mínima dificultad. Siempre buscas aquellas cosas que no tienen valor y no le otorgas ningún valor a la vida, poniendo en cambio tus propios pensamientos extravagantes antes que la verdad. ¡Eres tan despreciable! […] Lo que buscas es poder ganar la paz después de creer en Dios, que tus hijos no se enfermen, que tu esposo tenga un buen trabajo, que tu hijo encuentre una buena esposa, que tu hija encuentre un esposo decente, que tu buey y tus caballos aren bien la tierra, que tengas un año de buen clima para tus cosechas. Esto es lo que buscas. Tu búsqueda es solo para vivir en la comodidad, para que tu familia no sufra accidentes, para que los vientos te pasen de largo, para que el polvillo no toque tu cara, para que las cosechas de tu familia no se inunden, para que no te afecte ningún desastre, para vivir en el abrazo de Dios, para vivir en un nido acogedor. Un cobarde como tú, que siempre busca la carne, ¿tiene corazón, tiene espíritu? ¿No eres una bestia? Yo te doy el camino verdadero sin pedirte nada a cambio, pero no buscas. ¿Eres uno de los que creen en Dios? Te otorgo la vida humana real, pero no la buscas. ¿Acaso no eres igual a un cerdo o a un perro? Los cerdos no buscan la vida del hombre, no buscan ser limpiados y no entienden lo que es la vida. Cada día, después de hartarse de comer, simplemente se duermen. Te he dado el camino verdadero, pero no lo has obtenido: tienes las manos vacías. ¿Estás dispuesto a seguir en esta vida, la vida de un cerdo? ¿Qué significado tiene que tales personas estén vivas? Tu vida es despreciable y vil, vives en medio de la inmundicia y el libertinaje y no persigues ninguna meta; ¿no es tu vida la más innoble de todas? ¿Tienes las agallas para mirar a Dios? Si sigues teniendo esa clase de experiencia, ¿vas a conseguir algo? El camino verdadero se te ha dado, pero que al final puedas o no ganarlo depende de tu propia búsqueda personal(La Palabra, Vol. 1. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio). Aquí hallé la respuesta. Mi objetivo y mis perspectivas de fe eran incorrectos. No pretendía recibir la verdad, sino que mi familia estuviera sana y salva y tuviéramos una vida fácil. Solo quería vivir en brazos de Dios y gozar de Su gracia. Cuando tenía Sus bendiciones, tenía fe para seguirlo, pero cuando hubo problemas en casa, cuando mi hija enfermó, me quejé y culpé a Dios por no proteger a mi familia. Realmente no tenía fe. Incluso me sentía ofendido porque me sucediera eso y creía que Dios debía bendecirme por mi fe, que no debía toparme con una cosa de ese tipo. Después comprendí que mi fe se basaba exclusivamente en recibir bendiciones y que tan solo no resistía la prueba. Es correcto y natural tener fe y adorar a Dios. Es como el respeto de los hijos a los padres; no debemos hacer transacciones con Dios. Sin embargo, yo siempre trataba de obtener cosas de Dios, de recibir Su gracia y Sus bendiciones. No tenía conciencia ni razón. Era justo el tipo de persona del que hablaba Dios, sin corazón ni espíritu. ¿Cómo podía estar esa clase de fe en consonancia con Su voluntad? Descubrí a esas alturas que estas dificultades habían sucedido con el permiso de Dios. Toda esa experiencia estaba revelando mis perspectivas erróneas de fe para que pudiera hacer introspección y conocerme por medio de las palabras de Dios, cambiar mis ideas equivocadas y adquirir auténtica fe en Dios. Esas eran la purificación y salvación de Dios para conmigo. Comprender la voluntad de Dios me dio fe en Él. No quería seguir aspirando a la paz y las bendiciones para mi familia. Era preciso que estuviera en las reuniones cuando debía estar. Además, decidí ante Dios que, pasara lo que pasara en lo sucesivo, continuaría buscando la verdad.

Más tarde leí otro pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso. “¿A qué se refiere la fe? La fe es la creencia genuina y el corazón sincero que los humanos deberían poseer cuando no pueden ver ni tocar algo, cuando la obra de Dios no está en línea con las nociones humanas, cuando está más allá del alcance humano. Esta es la fe de la que hablo. Las personas necesitan fe durante los momentos de dificultad y de refinamiento, y la fe es algo que va seguido del refinamiento. El refinamiento y la fe no pueden separarse. No importa cómo obre Dios y tampoco importa tu entorno, eres capaz de buscar la vida y la verdad, y buscas el conocimiento de la obra de Dios, y posees un entendimiento de Sus acciones y eres capaz de actuar según la verdad. Hacer esto es tener fe verdadera, y hacer esto muestra que no has perdido la fe en Dios. Solo puedes tener auténtica fe en Dios si eres capaz de insistir en buscar la verdad a través del refinamiento, si eres capaz de amar verdaderamente a Dios y no desarrollas dudas sobre Él; si independientemente de lo que Él haga, sigues practicando la verdad para satisfacerlo y si eres capaz de buscar Su voluntad en lo profundo y de ser considerado con ella(La Palabra, Vol. 1. La aparición y obra de Dios. Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento). Con las palabras de Dios aprendí que, tanto si las cosas van bien como si están difíciles, no podemos dudar de Dios ni culparlo. Hemos de buscar la voluntad de Dios, estar de Su parte, actuar según Sus palabras y satisfacerlo por mucho que suframos. Esa es la única fe auténtica. Al entender esto, recibí una senda de práctica y fe para seguir a Dios.

Más adelante, llamé a mi mamá y le pregunté si estaba bien mi mujer. Me dijo que estaba pasando unos días en casa de sus padres, en vez de ocuparse de la nuestra, y que parecía una persona totalmente distinta. Añadió que, según nuestro pastor, yo iba por la senda equivocada y mi fe era una traición al Señor Jesús. Le dijo a mi mamá que me hiciera volver a la iglesia y renunciar al Relámpago Oriental. Me enfadé mucho al oír eso. Estuve reflexionando acerca de por qué el clero soltaba semejantes mentiras. Por culpa de sus rumores engañosos, mi esposa se oponía a mi fe en Dios Todopoderoso. Sabía que no podía permitir que me frenaran. No podía hacerles caso dijeran lo que dijeran. Después de reflexionarlo, advertí a mi mamá: “Mamá, no escuches esas cosas que dice el clero. Dios Todopoderoso ha expresado muchas verdades y es la voz de Dios. Es el regreso del Señor Jesús. Como el Señor Jesús y Él son el mismo Dios, mi fe en Dios Todopoderoso no es una traición al Señor Jesús, sino ir al compás de las huellas del Cordero y recibir al Señor”. En ese momento no respondió nada.

Después llamé a mi esposa. Me sorprendió encontrarla enojada: “¿Por qué me llamas? Creía que ya no te importábamos. Decídete ya: ¿el Relámpago Oriental o nuestra familia? Vale que no pienses en mí, pero has de pensar en nuestra hija. Solo tiene ocho meses”. Me molestó mucho. No lo entendía. Tan solo me reunía y leía las palabras de Dios Todopoderoso. Iba por la senda correcta. Jamás dije que no quisiera a nuestra familia o que no me importara nuestra hija. ¿Por qué me obligaba a tomar esa clase de decisión? Entonces pensé que ella no sabía lo que era la fe en Dios Todopoderoso y que no me escucharía dijera lo que dijera. No obstante, sencillamente no era posible que me hiciera renunciar a mi fe. Yo ya tenía la certeza de que Él era el regreso del Señor Jesús, así que sabía que continuaría siguiendo a Dios Todopoderoso dijera ella lo que dijera. Al ver que no respondía, colgó. Me resultaban perturbadoras las cosas que había dicho mi esposa, pero sabía que no podía seguir culpando a Dios como antes. Debía tener fe, ampararme en Dios para salir adelante. Luego oí un himno de las palabras de Dios titulado “Deberías abandonar todo por la verdad”. “Debes sufrir adversidades por la verdad, debes entregarte a la verdad, debes soportar humillación por la verdad y, para obtener más de la verdad, debes padecer más sufrimiento. Esto es lo que debes hacer. No debes desechar la verdad en beneficio de una vida familiar pacífica y no debes perder la dignidad e integridad de tu vida por el bien de un disfrute momentáneo. Debes buscar todo lo que es hermoso y bueno, y debes buscar un camino en la vida que sea de mayor significado. Si llevas una vida tan vulgar y no buscas ningún objetivo, ¿no estás malgastando tu vida? ¿Qué puedes obtener de una vida así? Debes abandonar todos los placeres de la carne en aras de una verdad y no debes desechar todas las verdades en aras de un pequeño placer. Personas como estas no tienen integridad ni dignidad; ¡su existencia no tiene sentido!(“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Las palabras de Dios reforzaron mi fe. Sabía que, como creyente, el único modo de vivir con sentido era buscando la verdad. No podía perder la fe por problemas domésticos ni por dificultades carnales. Sin fe y sin adorar a Dios, esa sería una vida sin sentido ni valor. No podía dejarme frenar por mi familia. Mi familia y la salud de mi hija estaban en las manos de Dios, por lo que debía entregárselas a Él y someterme a Sus disposiciones. Tenía que buscar la verdad lo mejor que pudiera y cumplir con mi deber.

Tuve que volver a mi ciudad a renovar mi tarjeta de identidad. Me pareció una buena oportunidad para predicarles el evangelio. Estaba muy emocionado, pero también preocupado, pues mi esposa y mi madre estaban en contra de mi fe y allí todos sabían en qué creía. Si el clero local sabía que había vuelto, seguro que trataría de interponerse en mi camino. No sabía qué podría pasar allí. Así pues, oré a Dios: “¡Oh, Dios mío! Quiero predicar el evangelio a mi familia en este viaje a casa por mi tarjeta de identidad, pero me oprimen y el clero se ha estado entrometiendo. Me temo que no escucharán mis enseñanzas. Dios mío, deseo ampararme en Ti y pongo mi familia en Tus manos. Te ruego que estés conmigo y me abras paso”.

Luego oí otro himno de las palabras de Dios: “Ante toda persona, cuestión o cosa a la que te enfrentes, la palabra de Dios se te aparecerá en cualquier momento y te guiará para que actúes con arreglo a Su voluntad. Hazlo todo según la palabra de Dios y Él te conducirá en cada uno de tus actos; nunca te descarriarás y podrás vivir en una nueva luz, con un esclarecimiento incluso mayor y más nuevo. No puedes reflexionar sobre lo que haces empleando conceptos humanos; debes someterte a la guía de las palabras de Dios, tener el corazón despejado, quedarte en silencio ante Dios y meditar más. No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero. ¡Cree que Dios es tu omnipotente! Debes tener una tremenda aspiración por Dios, al que buscarás vorazmente mientras rechazas las excusas, intenciones y trampas de Satanás. No desesperes. No seas débil. Busca de todo corazón; espera de todo corazón. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas(‘Sigue las palabras de Dios y no podrás perderte’ en “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Al oír este himno supe que la voluntad de Dios estaba tras este regreso a casa. Sencillamente, tenía poca fe y no comprendía la voluntad de Dios, pero tenía que ampararme en Él para salir adelante y el fragmento “¡Cree que Dios es tu omnipotente!” me pegó fuerte. Las palabras de Dios me dieron fe. Estuve pensando que aquello con lo que me encuentro a diario es lo que Dios permite. Mientras me ampare y espere en Él sinceramente, creo que me guiará para que lo afronte todo con Sus palabras.

Cuando llegué a casa, mi mujer pasó de mí, pero sabía que era únicamente por la influencia del pastor sobre ella. Sabía que tenía que buscar la ocasión de hablarle de la obra de Dios de los últimos días para que conociera la verdad y el pastor no la engañara. Por ello, oré a Dios para pedirle que me guiara. Luego compartí con ella unas sentidas palabras: “Mi mamá y tú realmente deberían estudiar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y leer Sus palabras. Entonces podrán apreciar que esta es la voz de Dios, las palabras de Dios a la humanidad, y que Él es el regreso del Señor Jesús. Si no lo estudian y no escuchan la voz del propio Dios, sino los rumores y mentiras del clero, ¿cómo recibirán al Señor? El Señor Jesús dijo en una ocasión: ‘Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá(Mateo 7:7). El Señor es fiel. Siempre y cuando busquemos, oiremos la voz de Dios y recibiremos el regreso del Señor”. Fue sorprendente. Escuchó en silencio y no parecía tan reacia y peleona como antes. Di gracias a Dios de corazón, sabedor de que esa era Su guía, y esto me dio confianza para seguir hablándoles de la obra de Dios.

Al día siguiente les prediqué el evangelio tanto a ella como a mi mamá: “¿Saben por qué acepté la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días? Porque leí las palabras de Dios Todopoderoso, comprobé que son toda la verdad, la voz de Dios, y tuve la certeza de que Él es el regreso del Señor Jesús. En los últimos días, Dios Todopoderoso ha pronunciado millones de palabras que nos revelan todos los misterios de Su plan de gestión de 6000 años y de la Biblia, aparte del desarrollo de la humanidad hasta hoy, cómo nos ha corrompido Satanás, cómo obra Dios paso a paso para salvar a la humanidad, cómo decide nuestro resultado y destino final, qué clase de persona puede salvarse plenamente y entrar en el reino, y quiénes serán castigados. Dios Todopoderoso nos ha revelado todo eso. También la verdad de cómo llegó Satanás a corromper al hombre y la causa de nuestra resistencia a Dios. Además, nos ha indicado la senda hacia la plena purificación de nuestros pecados. Toda palabra es verdad, y sumamente poderosa y autorizada. Dios Todopoderoso ha expresado todo esto para purificarnos y transformarnos, para salvarnos por completo del poder de Satanás”. En ese momento les pregunté: “¿Quién creen que puede expresar verdades y salvar a la gente? ¡Solo Dios! La gente no tiene la verdad. Solamente Cristo es el camino, la verdad y la vida”. Y proseguí: “Realmente deberían leer a conciencia las palabras de Dios Todopoderoso y verán que son la verdad, la voz de Dios, ¡y que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús! Si oyen que alguien da testimonio de que el Señor ha regresado y no lo estudian, sino que lo condenan con indiferencia por lo que diga el pastor, perderán la ocasión de recibir al Señor. Eso sería una vergüenza terrible”. Al oír aquello, mi madre señaló: “Sí, tienes razón. Dios creó a la humanidad, así que debemos escuchar lo que diga Dios, no otras personas”. Me encantó que dijera aquello y di gracias a Dios Todopoderoso. Y continuó: “Una vez le pedí al pastor que orara por algo de nuestra familia, pero me contestó: ‘Tu hijo no nos hace caso a nosotros, el clero. No recibió permiso nuestro para seguir a Dios Todopoderoso. Como nos ignoran totalmente, no nos pidan más ayuda con sus asuntos familiares y ocúpense de ellos ustedes’”. ¡Lo que me enfadé al oír esas palabras! Le dije: “Como miembros del clero, deberían guiar a los creyentes para que investiguen cualquier noticia del regreso del Señor. No solo se niegan a ello, sino que amenazan a los creyentes e impiden que oigan la voz de Dios y reciban al Señor. ¿Cuáles son sus auténticas motivaciones? ¿No tratan de mantenerlos a todos firmemente en sus manos? El Señor Jesús maldijo a los fariseos: ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando(Mateo 23:13). Cuando el Señor Jesús apareció y obró, los fariseos se opusieron a Él y lo condenaron frenéticamente para poder mantener al pueblo judío firmemente en sus garras. Al final hicieron crucificar al Señor Jesús y Dios los maldijo y castigó. El clero actual es igual que los fariseos. No solo se niega a buscar y estudiar, sino que aleja a los creyentes del camino verdadero. ¡Se comportan como enemigos de Dios! A la larga, también ellos serán maldecidos y castigados”.

Después les di testimonio de cómo estar atentos a la voz de Dios para recibir al Señor y de que esa es la única forma de ser una virgen prudente y recibirlo. Luego les insté a lo siguiente: “Espero de veras que estudien a conciencia la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y lean Sus palabras para comprobar si realmente son la voz de Dios. No me gustaría que el clero las engañara y controlara. Necesitan discernimiento”. Mi mamá me escuchó, y comentó: “Tienes razón. Siempre escuché al clero por miedo a que fueras por la senda equivocada. Por eso traté de impedirte creer en Dios Todopoderoso. No obstante, veo que tus enseñanzas tienen fundamento bíblico y que las cosas no son en realidad como las describía el clero. Lo estudiaré”. Estuvo allí todo el tiempo, escuchando atentamente. Después, les leí muchas palabras de Dios Todopoderoso y les enseñé la diferencia entre seguir a Dios y seguir al hombre, por qué Dios está realizando ahora Su obra del juicio final en la carne y la trascendencia de Su obra en los últimos días. Tras unas pocas sesiones de enseñanza, ambas aceptaron la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Me emocionó enormemente que ambas se presentaran ante Dios y le di gracias de corazón. Todo eso era el amor de Dios.

Más tarde, mi esposa se sinceró conmigo. Me dijo: “Te oprimí y hasta te presioné para que nos divorciáramos solo porque hacía caso al pastor. Cada vez que iba a la iglesia, me advertía que ibas por la senda equivocada y que te hiciera dar marcha atrás. Por miedo a que él tuviera razón, discutía constantemente contigo y no te hacía ningún caso. Sin embargo, durante este tiempo en que he leído las palabras de Dios Todopoderoso y oído tus enseñanzas, he visto que es totalmente distinto a lo que imaginaba”. Prosiguió: “Al pensar en mi actitud hacia la nueva obra de Dios, me da mucho miedo. Luchaba contra Dios y a punto estuve de perder la ocasión de recibir la venida del Señor”. Entonces se disculpó diciendo: “No debería haberte oprimido tanto. Lo siento mucho”. Al oír a mi esposa decir “lo siento”, me emocioné tanto que casi me pongo a llorar. Me sentí muy agradecido a Dios.

Pero durante esa experiencia percibí los sinceros esfuerzos de Dios por salvar a la humanidad. Él permite que nos sucedan estas dificultades para desenmascarar nuestra corrupción y nuestros defectos y perfeccionar nuestra fe en Él. A veces sufro y me siento débil y atormentado, pero Dios jamás se aparta de mi lado y siempre me guía con Sus palabras. Esto me ayuda a detectar mis perspectivas erróneas de fe y a aprender verdades y fortalece mi fe en Dios. ¡Todo eso es la guía de Dios! ¡Gracias a Dios!

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