Lo que aprendí a partir de la opresión de mi familia

1 Feb 2022

Por Wilma, Canadá

Acepté el evangelio de Dios Todopoderoso de los últimos días en 2016 y se lo prediqué a mi marido. Una vez que recibí la fe en Dios, él observó que la totalidad de mi conducta cambió, y yo estaba mucho más calmada. Así pues, a mi esposo le parecía muy bueno creer en Dios, y respaldaba mi fe. No obstante, alegaba que no tenía tiempo de creer en Dios, y solo quería ganar dinero. Un día, cuando volvió del trabajo, me preguntó: “Tú crees en el ‘Relámpago Oriental’, ¿no? Hoy he llevado a Mike a casa, y me ha contado que todos los pastores y ancianos de su iglesia dicen que el Relámpago Oriental no es el camino verdadero, que tiene unos sermones elevados y que es fácil dejarse desorientar. Mike me instó a que te advirtiera que no escucharas los sermones del Relámpago Oriental”. Mike era el superior de mi marido, creyente en el Señor desde hacía mucho, y de gran talento. Mi marido lo admiraba de veras. Al ver que mi esposo creía lo que le había dicho Mike, respondí: “No entiendes la fe en Dios, así que no puedes limitarte a repetir como un loro lo que digan otros”. Dudó un instante y no añadió nada más.

Transcurrido un tiempo, mi marido se puso muy serio un día y me dijo: “Investigué en internet, y el Dios Todopoderoso en que tú crees es ese Relámpago Oriental que reprime el PCCh. Hay muchas opiniones en internet sobre Dios Todopoderoso que afirman que es una mera persona, no Dios, y que meten a la gente en la Iglesia de Dios Todopoderoso para extorsionarla por dinero. Por tanto, a partir de ahora no te permito reunirte con nadie de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Temo que te engañen”. Cuando oí a mi marido decir eso, me enojé mucho y respondí: “Muchos de esos rumores de internet son inventados y difundidos por el PCCh. Como tú no has leído las palabras de Dios Todopoderoso y no comprendes la Iglesia de Dios Todopoderoso, no deberías hacer juicios arbitrarios basados en rumores de internet. Sabes que todos los cristianos creen en el Señor Jesús y lo reconocen como el Dios verdadero. Sin embargo, hace dos mil años, cuando el Señor Jesús vino a realizar Su obra, mucha gente lo condenó y renegó de Él. Para ellos no era más que una persona normal, el hijo de un carpintero. Aunque el Señor Jesús parecía una persona normal por fuera, tenía esencia divina y la capacidad de expresar la verdad y redimir a la humanidad. Era el Espíritu de Dios revestido de carne, el Redentor de la humanidad. Según el PCCh, todo aquel que parezca una persona normal por fuera no es Dios. ¿No niega eso también al Señor Jesucristo? Al igual que el Señor Jesús, por fuera, Dios Todopoderoso es una persona normal, pero puede expresar la verdad, la voz de Dios. Es el Salvador que ha descendido a la tierra. Yo he leído mucho la palabra de Dios Todopoderoso. Revela muchos de los misterios de la Biblia y muestra cómo Satanás corrompe a la gente, cómo salva Dios a la humanidad, la raíz de todas las tinieblas y la maldad del mundo y la verdad sobre la corrupción de la humanidad. Su palabra también nos muestra la senda para que nos libremos de pecado, recibamos la salvación de Dios y entremos en el reino de los cielos. Ninguna persona famosa ni importante puede expresar estas verdades. En toda la humanidad, ¿quién puede expresar la verdad? ¿Quién puede redimir y salvar a la humanidad? Nadie. Esto demuestra que Dios Todopoderoso es realmente el Espíritu de Dios encarnado, que ha venido al mundo humano, y el único Dios verdadero. En internet hay quienes dicen que Dios Todopoderoso es una persona, y no Dios. No obstante, todo eso son rumores y palabras endiabladas que blasfeman de Dios”. También le señalé a mi marido que la Iglesia de Dios Todopoderoso nunca ha pedido aportaciones. Todos los libros de la palabra de Dios que leemos se distribuyen gratuitamente. Las afirmaciones del PCCh de que la Iglesia de Dios Todopoderoso extorsiona a la gente por dinero son rumores y calumnias. Le dije que no se creyera esos engaños sin sentido. Sin embargo, él, tras escucharme, se marchó sin mediar palabra.

Una vez volvía de predicar el evangelio, cuando mi esposo, con gesto disconforme, me dijo: “Investigué en internet y descubrí que los que creen en Dios Todopoderoso abandonan a su familia. Últimamente sales mucho. ¿Estás planeando irte?”. Repliqué: “Con tanto como me ocupo de la casa, ¿cómo podría abandonarla? Salgo a predicar el evangelio para que la gente sepa que el Salvador ha venido y pueda aceptar Su salvación. ¿Acaso significa eso que voy a abandonar a mi familia? Tú has visto que la gente es cada vez más corrupta, que sigue tendencias malvadas y vive en pecado. Fíjate en tus amigos: todos ellos apuestan o se van con prostitutas. El mundo se ha vuelto tremendamente malvado. La humanidad niega y se resiste a Dios y hay una corrupción sin precedentes. La Biblia profetiza que, en los últimos días, habrá grandes desastres que aniquilarán a la humanidad corrupta. En la era actual, los desastres son cada vez más graves. Solo si acepta el juicio y castigo de Dios Todopoderoso, y desecha el pecado y la corrupción, podrá la humanidad ser protegida por Dios, sobrevivir en medio del desastre y entrar en Su reino. Los que creemos en Dios Todopoderoso entendemos Su intención urgente de salvar a la humanidad; sacrificamos los placeres de la carne y predicamos y damos testimonio del evangelio del reino de Dios. ¡Es recto y correcto! Sin embargo, el PCCh no permite que el pueblo crea en Dios, predique el evangelio o dé testimonio de Él. El PCCh detiene y persigue a cristianos a lo loco, con lo que muchos cristianos abandonan a su familia sin posibilidad de regresar, y algunos incluso son detenidos y encarcelados, o perseguidos hasta la muerte. ¿No es todo esto el resultado de la persecución del PCCh a los cristianos? Pero el PCCh acusa en falso a las víctimas afirmando que los que creen en Dios abandonan a su familia. ¿Eso no es distorsionar los hechos y tergiversar la verdad? El PCCh es malvado y no dice más que mentiras. Tú no solo no odias al PCCh, sino que hasta te crees sus palabras endiabladas. Le sigues la corriente al PCCh diciendo que los que creemos en Dios abandonamos a nuestra familia. Eso es confundir el bien y el mal”. No obstante, mi marido se había dejado engañar por las mentiras del PCCh y no escuchaba nada de lo que yo decía. Se enojó mucho y protestó: “No me importa. Puedes creer en lo que quieras, pero no tienes permitido creer en Dios Todopoderoso”. Ante la dureza de su actitud, me entró el pánico. Llevábamos casados más de una década y habíamos pasado juntos muchas dificultades. Frente a cualquier problema, lo hablábamos y nos apoyábamos mutuamente, sin grandes disputas. Sin embargo, ahora estaba enojadísimo conmigo por mi fe en Dios Todopoderoso. Muy triste, oré en silencio con la esperanza de que Dios me guiara para comprender Su intención. Después de orar recordé este fragmento de la palabra de Dios: “En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre ellas, como nacidas de disposiciones humanas o de la perturbación humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él). La palabra de Dios me ayudó a entender que, a primera vista, parecía que mi esposo estaba entorpeciendo mi fe en Dios. No obstante, en realidad, la perturbación de Satanás estaba detrás de todo ello. Satanás quiere dominar y poseer a la gente por siempre, y hacía todo lo posible por impedirme creer y seguir a Dios. Con rumores y falacias, Satanás desorientaba a mi esposo para que me perturbara y persiguiera; por consiguiente, yo me vería limitada por mi afecto hacia mi esposo, abandonaría el camino verdadero y traicionaría a Dios. ¡Qué insidioso y malévolo Satanás! Comprendido aquello, decidí que, sin importar de qué modo se inmiscuyera Satanás, mantendría mi compromiso de creer en Dios y seguirlo, ¡y jamás cedería ante Satanás! Así, le dije a mi esposo: “Creo en Dios y lo sigo. Esa es la senda correcta de vida. ¡Es mi decisión y no tienes derecho a inmiscuirte!”. Mi marido no pudo replicar nada. Furioso, se marchó.

Un día que mi esposo vio que yo estaba escuchando himnos de la palabra de Dios, enseguida puso cara larga y me preguntó, airado: “¿No te dije que no te permito que creas en Dios Todopoderoso? ¿Por qué no me haces caso nunca? Mike cree en el Señor desde hace muchos años y es un cristiano devoto. Me contó que el Relámpago Oriental no es el camino verdadero. Por tanto, si quieres creer en Dios, puedes ir a la iglesia de Mike. Es grande y tiene buena reputación. Si quieres ir, puedo acompañarte. Podemos ir juntos cada semana, y Mike puede hacer que su pastor hable contigo”. Le contesté: “¿Por qué crees lo que dice Mike y veneras tanto a ese pastor? Solo ves que el pastor tiene cualificaciones y buena reputación, pero no te fijas en lo que realmente predican. Hablan de conocimientos y doctrinas bíblicos, los mismos lugares comunes de siempre. Sin embargo, cuando se trata de poner en práctica las palabras del Señor o de resolver el problema de la gente que vive en pecado, en general no tienen nada que decir. No sacaré nada de asistir a esa iglesia. Recibo gozo y sustento de las reuniones de la Iglesia de Dios Todopoderoso, comprendo mejor la verdad y sé cómo vivir con una humanidad normal. Tú mismo dijiste que, después de que yo descubriera la fe en Dios, cambié un poco. Entonces, ¿por qué no hablas en función de los hechos y dejas de creer en rumores y de impedirme creer en Dios Todopoderoso?”. Como no lo pudo refutar, se limitó a amenazarme: “Trato de convencerte, pero no me escuchas. Si te empeñas en creer en Dios Todopoderoso, entrégame todo tu dinero y tus ahorros del banco y cambia la casa de tu nombre al mío”. Oírle decir eso fue como una puñalada al corazón. Durante todos nuestros años de matrimonio, siempre fui frugal y trabajé mucho para ganar dinero. No fue fácil reunir para dar una entrada y comprar una casa. Incluso me resistía a comprar ropa nueva. Estaba totalmente dedicada a nuestro hogar y nunca pensé que mi marido pudiera decirme unas cosas tan crueles. ¿Cómo podía ignorar todos nuestros años juntos como marido y mujer nada más que por mi fe en Dios? Sin dinero ni propiedades, si me echaba, ¿qué iba a hacer yo? Cuando pensé en todas estas cosas, fue como una puñalada al corazón. Me fui al dormitorio y me puse a llorar, mientras oraba a Dios entre lágrimas: “Oh, Dios mío, estoy débil y sufriendo. No sé cómo superar algo así. Por favor, guíame para comprender Tu intención”. Tras orar me acordé de la palabra de Dios: “Solía ocurrir que las personas tomaban todas sus determinaciones delante de Dios y decían: ‘No importa quién no ama a Dios; yo debo amarlo’. Pero ahora, te enfrentas al refinamiento. No está en línea con tus nociones, por lo que pierdes la fe en Dios. ¿Es esto amor genuino? Has leído muchas veces sobre los hechos de Job; ¿te has olvidado de ellos? El amor verdadero sólo puede tomar forma desde el interior de la fe. Desarrollas un amor real por Dios a través de tus refinamientos, en tus experiencias reales tienes en cuenta las intenciones de Dios a través de tu fe, y por medio de ella, te rebelas contra tu propia carne y buscas la vida; esto es lo que deberían hacer las personas. Si haces esto serás capaz de ver las acciones de Dios, pero si careces de fe no serás capaz de hacerlo ni de experimentar Su obra(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento). La palabra de Dios me dio fortaleza. Ante la opresión y las dificultades, lo que Dios quiere es fe y amor sinceros. Sin importar lo que estemos pasando ni cuánto suframos, no podemos apartarnos de Él. Yo tenía mucha suerte de oír la voz de Dios en los últimos días, de recibir el regreso del Señor, de presenciar la aparición de Dios y de disfrutar del sustento de tantas verdades. Esta era la salvación de Dios. Tiene valor y sentido sufrir por seguir a Cristo. Es persecución por causa de la justicia. Me acordé de los apóstoles y discípulos del Señor Jesús, que siguieron a Dios y dieron testimonio de Él. Fueron brutalmente perseguidos por el Gobierno romano, condenados y oprimidos por los líderes religiosos, e incluso martirizados por causa del Señor, con lo que sacrificaron su vida. Comparado con los santos de antaño, mi sufrimiento actual no es ni digno de mención. No debo compadecerme de mí misma, sino aprender de ellos y seguir a Dios hasta el final por grande que sea el sufrimiento. Mientras pensaba en estas cosas, me sequé las lágrimas, salí del dormitorio y le dije a mi marido: “Llevamos casados más de diez años y me he dedicado al hogar. Ahora quieres quitarme todo mi dinero y mis propiedades y controlarme económicamente para forzarme a abandonar el camino verdadero. Pero yo no te voy a hacer caso. ¡Debo creer en Dios!”. Cuando me oyó mi marido, montó en cólera como si hubiera perdido la cabeza. Me arrebató el MP3 y luego rebuscó todas mis pertenencias. Se llevó todos mis documentos de identidad, mis joyas de oro y plata, mis tarjetas bancarias y mi dinero en efectivo. Además, agarró mi teléfono, lo tiró al suelo, tomó un taburete y aplastó el teléfono, que quedó destrozado. Lo hizo para cortarme toda conexión con el mundo exterior. Luego llamó a mis padres, a mis hermanas y a mi cuñado para que vinieran, y todos ellos confabularon contra mí.

Mis familiares miraban regularmente los medios informativos chinos y no tenían discernimiento respecto al PCCh. Se tragaban toda la retórica del PCCh. Mis hermanas habían encontrado en internet muchos rumores difamatorios, inventados por el PCCh, sobre la Iglesia de Dios Todopoderoso, y me mostraron cosas inventadas por el PCCh sobre el caso de Zhaoyuan. Les dije: “Yo ya sé todo eso. El caso de Zhaoyuan fue juzgado en un tribunal del PCCh y todos los delincuentes negaron formar parte de la Iglesia de Dios Todopoderoso. En el juicio dejaron claro que nunca habían tenido contacto alguno con la Iglesia de Dios Todopoderoso, pero el juez del PCCh se empeñó en que eran miembros suyos. ¿Eso no es incriminar y culpar a la Iglesia? ¿Esa no es una causa judicial falsa inventada por el PCCh? Todos saben que el PCCh es un partido político ateo que persigue los credos religiosos desde que llegó al poder. Así pues, ¿cómo pueden creerse cualquier cosa que diga el PCCh contra la Iglesia de Dios Todopoderoso?”. Sin embargo, mis dos hermanas se habían dejado engañar por el PCCh y no aplicaban el discernimiento a los rumores que difundía. Me contestaron: “Si muchos canales conocidos de noticias afirman eso, ¿cómo pueden estar equivocados?”. Respondí: “Todos los canales chinos de noticias están controlados por el Gobierno del PCCh, son voceros del PCCh. Han de decir lo que el PCCh les mande y no se atreven a informar de los hechos reales. El PCCh, además, ha comprado a no pocos medios de comunicación extranjeros, los cuales también hablan a su favor. ¿No les resulta evidente nada de esto? Una acción vale más que mil palabras, y les insto a que abran los ojos y dejen de creerse ciegamente los rumores que oyen”. Cuando terminé, no dijeron nada. Mi mamá se enojó y señaló: “Muchos de nosotros hemos intentado hablar contigo, pero no escuchas. En serio, ¿tanto te cuesta renunciar a Dios Todopoderoso? Toda la familia está preocupada por ti a causa de tu fe. ¿Por qué te niegas a escuchar nuestros consejos?”. Se puso a llorar. Fue muy duro para mí ver tan triste a mi mamá. Nos crió a las tres ella sola y sufrió mucho. Ahora era mayor y yo seguía preocupándola. Esa idea me dejó al borde del llanto. Terció mi hermana pequeña: “¿Intentas enojar a mamá? ¿La quieres a ella o a Dios Todopoderoso?”. Mi otra hermana dijo fríamente: “Si te empeñas en creer en Dios Todopoderoso, no nos culpes por no considerarte familia. Te denunciaremos a la policía y diremos que has estafado a gente y te has quedado su dinero. Entonces te deportarán a China. No olvides que pudiste solicitar venir a Canadá únicamente porque yo te patrociné”. Eso me enojó muchísimo. Nunca pensé que pudieran sacarse de la manga unas tácticas tan malévolas y despreciables para amenazarme y forzarme a abandonar mi fe en Dios. No obstante, no pudieron engañarme. Ya era una ciudadana canadiense nacionalizada, así que no podían acusarme arbitrariamente de un delito y hacer que me deportaran. Era dolorosísimo que mi propia familia me oprimiera de ese modo, y no pude contener las lágrimas. Sin embargo, justo entonces recordé un himno de la iglesia, “Estás conmigo todo el camino”: “Tus palabras y Tu obra me guían, y Tu amor me arrastra a seguirte. Como, bebo y saboreo Tus palabras cada día. Tú eres mi compañía constante. Cuando estoy negativo y débil, Tus palabras son mi sustento y fuerza. Cuando sufro reveses y fracasos, Tus palabras son la mano que me ayuda a levantarme. Cuando Satanás me asedia, Tus palabras me dan valentía y sabiduría. Cuando me enfrento a las pruebas y el refinamiento, Tus palabras me guían para mantenerme firme en mi testimonio. Tus palabras me acompañan y guían, y mi corazón está abrigado y tranquilo. Tu amor es tan real, y mi corazón rebosa gratitud” (Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos). Aunque mi familia no me entendía y me oprimía, Dios siempre estaba a mi lado, utilizando Su palabra para darme esclarecimiento y guía y para ayudarme a descubrir los trucos de Satanás. Dios, asimismo, utilizaba Sus palabras para consolarme y darme confianza y fortaleza. Al pensar así las cosas, no me sentí tan triste. También rememoré la palabra de Dios: “No te desanimes, no seas débil; y Yo te aclararé las cosas. El camino que lleva al reino no es tan fácil. ¡Nada es tan simple! Queréis que las bendiciones vengan a vosotros fácilmente, ¿no es así? Hoy, todos tendréis que enfrentar pruebas amargas. Sin esas pruebas, el corazón amoroso que tenéis por Mí no se hará más fuerte ni sentiréis verdadero amor hacia Mí. Aun si estas pruebas consisten únicamente en circunstancias menores, todos deben pasar por ellas; es solo que la dificultad de las pruebas variará de una persona a otra. […] Los que participan de Mi amargura ciertamente compartirán Mi dulzura. Esa es Mi promesa y Mi bendición para vosotros(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 41). Al meditar la palabra de Dios, comprendí que la senda al reino de los cielos está plagada de dificultades que nadie puede evitar. La opresión y los ataques de mi familia me brindaban la oportunidad de dar testimonio de Dios ante Satanás, de recibir la guía y el esclarecimiento de Dios, y de tener fe y discernimiento. Estas son cosas que nunca habría obtenido de un entorno cómodo. ¡Ese sufrimiento tenía valor y sentido! Como creo firmemente que este es el camino verdadero y la obra de Dios, por mucha opresión y mucho sufrimiento que afronte, continuaré siguiéndolo a Él.

Al ver que yo no cedía, mi esposo estaba furioso. Se puso muy agresivo y dijo: “Sé que fue tu amiga la que te convenció de creer en Dios Todopoderoso. Te arrastró a la iglesia para que pudieran engañarte y sacarte dinero. La odio hasta la médula. Lo creas o no, la voy a matar, aunque eso signifique que me metan preso”. Me impactó y asustó escucharlo decir eso, y no pude evitar ponerme a temblar. Nunca imaginé que el hombre con quien viví durante más de diez años podía cambiar de repente y volverse tan cruel. ¿Cómo podía ser ese mi esposo? ¡Estaba claro que era un demonio que odiaba a Dios y la verdad! Incluso era capaz de decir cosas tan malévolas para que yo no creyera en Dios. Tras ver su costado diabólico, tuve miedo de que realmente matara a mi amiga. Antes de que pudiera recuperarme, mi mamá me dijo: “Parece que van a pelear. Búscate algo de ropa y ven a quedarte en casa unos días. No tengas contacto con el exterior ni vayas al trabajo. Solo quédate en casa y piensa en lo que has hecho”. Me preocupó escucharla decir eso. Cuando mi esposo se enfurecía, era imposible saber lo que haría. Mi teléfono estaba roto y no funcionaba, y en la casa de mi mamá no podía comunicarme con nadie o siquiera ir al trabajo. ¿Acaso eso no era estar con arresto domiciliario? ¿Cómo podía advertirle a mi amiga, comunicarme con la iglesia o llevar la vida de iglesia? Acudí con urgencia a Dios y le pedí que me guiara. Luego, recordé que en los países occidentales se protegen las creencias religiosas y no interfieren en la libertad de culto de la gente. Mi familia decía que quería denunciarme a la policía y difamarme. Pero yo también podía hacer una denuncia policial, la que protegería a mi amiga, e involucrar a la policía para que mi familia no se atreviera a hacer nada imprudente. Así pues, le dije a mi mamá: “No quiero ir a tu casa. Quiero ir a hacer una denuncia a la policía”. Al escuchar eso, quedaron pasmados. Me marché de inmediato, fui a la comisaría y les dije a los oficiales que mi familia me perseguía por creer en Dios. Tras escuchar mi relato, la policía no podía creer que algo así pudiera suceder en un país occidental. Se mostraron comprensivos y me llevaron de vuelta a casa. La policía les hizo una advertencia a mi esposo y mi familia, y les dijo: “En los países occidentales hay libertad de culto. No podéis interferir en su fe ni restringir su libertad personal. Si ella quiere ir a trabajar, no podéis impedírselo. Además, los documentos de identidad son bienes personales, y debéis devolvérselos”. Tras escuchar lo que dijo la policía, no se atrevieron a intentar coaccionarme. Estaba muy agradecida a Dios, y le di gracias por concederme una salida.

Mi esposo estaba sujeto a restricciones legales, así que no se atrevía a coaccionarme o impedirme directamente que creyera en Dios. Pero era inflexible, y se la pasaba pensando en maneras de obligarme a renunciar a mi fe en Dios. Dos días después, me presionó para que transfiriera la casa a su nombre. Cuando lo dijo, me preocupé un poco. Tan solo dos días antes había confiscado todo mi dinero en efectivo y mis joyas de oro y plata, y ahora quería que transfiriera la casa a su nombre. Por tanto, si me obligaba a abandonar nuestro hogar, yo me quedaría sin nada. Y ni mis padres ni mis hermanas me iban a recibir. Al pensar en todo eso, era difícil de soportar, pero luego recordé la palabra de Dios: “Cuando Dios obra, se preocupa por la persona y la escudriña, y cuando la favorece y aprueba, Satanás sigue de cerca, intenta desorientar a la persona y hacerle daño. Si Dios desea ganar a esta persona, Satanás hará todo lo que pueda para estorbarle usando diversas tácticas perversas para tentar, para perturbar y socavar la obra de Dios, todo ello con el fin de lograr su objetivo oculto. ¿Cuál es este objetivo? No quiere que Dios gane a nadie; él quiere robar la posesión de aquellos a los que Dios desea ganar, quiere controlarlos, hacerse cargo de ellos para que le adoren y entonces se le unan para cometer actos malvados y oponerse a Dios. ¿Acaso no es esta su siniestra motivación?(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IV). “Si desean ser salvados y totalmente ganados por Dios, entonces todos los que le siguen deben afrontar tentaciones y ataques, tanto grandes como pequeños, de Satanás. Los que emergen de estas tentaciones y ataques, y son capaces de derrotar por completo a Satanás son aquellos a los que Dios ha salvado. Es decir, los salvados por Él son los que han pasado por Sus pruebas, y han sido tentados y atacados por Satanás innumerables veces. Aquellos que han sido salvados por Dios entienden Sus intenciones y Sus requisitos, pueden someterse a Su soberanía y a Sus disposiciones, y no abandonan el camino de temer a Dios y apartarse del mal en medio de las tentaciones de Satanás. Los salvados por Él son honestos, bondadosos, diferencian entre el amor y el odio, tienen sentido de la rectitud, son racionales, capaces de preocuparse por Dios y valorar todo lo que es de Él. Satanás no puede atar, espiar, acusar a estas personas ni maltratarlas; son completamente libres, han sido liberadas y puestas por completo en libertad. Job era exactamente ese hombre de libertad, y esto es justo lo que significa que Dios lo haya entregado a Satanás(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II). Job tenía auténtica fe en Dios, era obediente y le temía, razón por la cual pudo mantenerse firme en medio de las tentaciones de Satanás y liberarse de sus ataduras y acusaciones. Job creía que Dios tiene soberanía sobre todas las cosas y que todo lo que él poseía le había sido otorgado por Dios. Así pues, ya fuera que Dios le diera o le quitara, Job fue capaz de aceptarlo y someterse. Cuando perdió sus bienes y a sus hijos, e incluso cuando se le cubrió todo el cuerpo de llagas, él igualmente no se quejó ante Dios, sino que alabó Su nombre igual que antes. Su esposa le dijo: “¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Y Job la reprendió diciendo: “Como habla cualquier mujer necia, has hablado. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10). El testimonio de Job me inspiró de verdad, y quería emularlo. Sin importar cómo me reprimiera mi esposo o cuántos de mis bienes me quitara, e incluso si me echaba de la casa y me dejaba sin nada, yo de todos modos me ampararía en mi fe para seguir a Dios, mantenerme firme en mi testimonio y humillar a Satanás.

Al día siguiente, cuando fuimos al banco a transferir la hipoteca de nuestra casa, el empleado bancario nos dijo que la hipoteca era un préstamo nuevo. Por lo tanto, si queríamos conseguir una nueva hipoteca, el proceso sería sumamente complicado y sufriríamos una pérdida considerable. El empleado sugirió que, de ser posible, esperáramos cinco años más e hiciéramos la transferencia una vez vencido el plazo de pago de la hipoteca original. Mi esposo no tuvo alternativa, así que desistió. Posteriormente, volví a ponerme en contacto con mis hermanos y hermanas. Al enterarse, mi esposo me preguntó: “¿Vas a seguir asistiendo a las reuniones?”. Le respondí: “¿Todavía quieres impedirme que vaya? Si es así, puedo mudarme y vivir en otro lado. ¿No te preocupa siempre que, si creo en Dios Todopoderoso, alguien me vaya a estafar y yo abandone a mi familia? Siempre he sido creyente, ¿acaso la Iglesia de Dios Todopoderoso me ha engañado alguna vez para sacarme dinero? ¿He abandonado a nuestra familia, como afirman los rumores sobre los creyentes?”. Mi esposo estaba pasmado. Después de un rato, dijo: “Tienes razón. No he visto que la Iglesia de Dios Todopoderoso te engañe y te saque ningún dinero, y no has abandonado a nuestra familia. Fui demasiado crédulo respecto de esos rumores, y solo quise detenerte porque temía que te engañaran. De ahora en adelante, puedes creer en lo que quieras”. Me puse muy feliz por que mi esposo jamás intentaría controlar mi fe en Dios ni volver a impedirme asistir a las reuniones. Más tarde, le empezó a parecer que la administración del dinero no era su fuerte y que ocuparse de nuestras finanzas requería de mucho tiempo y esfuerzo, así que me entregó todos nuestros fondos y me permitió administrarlos. Y no volvió a hablar de transferir la hipoteca a su nombre.

Al vivir la opresión de mi familia, vi lo malvado que realmente es el PCCh. No solo anda descontrolando para reprimir, perseguir y detener a los cristianos en China, sino que también inventa deliberadamente rumores en internet para manchar a la Iglesia de Dios Todopoderoso. El PCCh quiere desorientar al mundo entero para que este sea hostil a la Iglesia de Dios Todopoderoso, se ponga de su lado y se resista a Dios, y sea condenado al infierno y castigado junto con él. El PCCh es un demonio, un espíritu maligno que se opone a Dios y desorienta y devora a la gente. Si bien Satanás es malvado y despreciable, la sabiduría de Dios se ejerce sobre la base de las argucias de Satanás. Satanás quería usar la opresión de mi familia para hacer que yo traicionara a Dios y perdiera la oportunidad de ser salva, pero jamás imaginó que usaría esa experiencia para desarrollar discernimiento y ver realmente su fealdad. En mi corazón, he maldecido y renunciado a Satanás, y mi fe en Dios es aun más fuerte. ¡Gracias a Dios!

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