Cómo tratar el cuidado y la protección de un padre

27 Mar 2025

Por Gu Nian, China

En 2019, el PCCh arrestó a Mu Xi, de 18 años, por predicar el evangelio. Recibió una sentencia de dos años y medio en la cárcel y, en abril de 2022, la pusieron en libertad. Salió de la estación de tren y vio a su padre de pie junto a la carretera, con aspecto desconsolado, mientras miraba con ansias la salida. Mu Xi se emocionó mucho, ya que no había visto a su padre en tres años. Durante su estancia en la cárcel, Mu Xi se había enterado de que el reumatismo de su padre había empeorado y se preguntaba si su salud había mejorado desde entonces. Al recordarlo, Mu Xi apresuró el paso y se dirigió hacia su padre. A medida que se acercaba, notó que su padre estaba ligeramente encorvado y que su rostro mostraba signos de pesadumbre y envejecimiento. Una profunda tristeza invadió el corazón de Mu Xi. Sintió un nudo en la garganta y se dio la vuelta para secarse las lágrimas. Tras regresar a casa, durante una conversación con su padre, se enteró de que no había dejado de preocuparse por ella durante esos últimos años. Cuando aquel año recibió la notificación del departamento de policía informando que la habían arrestado, no podía creérselo ni aceptarlo. Habían arrestado y encarcelado a su hija de dieciocho años y no sabía lo que haría la policía para torturarla. Pasaba los días tan preocupado que no podía dormir ni comer bien. Además, los años de trabajo duro le habían causado dolencias crónicas y el reumatismo que tenía en las piernas había empeorado. Rara vez podía hacer trabajos pesados y cojeaba cuando el dolor se intensificaba. Tenía miedo de que nadie se enterara si moría solo en casa. Mu Xi vio que su padre, que solía ser fuerte, tenía los ojos enrojecidos y hablaba con un ligero nudo en la garganta sobre lo que había sucedido en los últimos años. Mu Xi sintió un dolor que le desgarraba el corazón y las lágrimas le corrieron por las mejillas. Recordó que, cuando tenía once años, la policía persiguió a su madre por creer en Dios, por lo que tuvo que esconderse. Fue su padre quien asumió, en solitario, el papel de padre y madre para cuidarla y criarla. Su padre no solo trabajaba como camionero, sino que también trabajaba en el campo. Tras cada largo día de trabajo duro, no tenía tiempo para descansar, ya que aún debía cuidar de ella cuando era una niña. Más tarde, cuando ella dejó el hogar para cumplir sus deberes, la policía iba constantemente a su casa para interrogar a su padre sobre el paradero de ella y el de su madre. Fue su padre el que enfrentó todo eso por su cuenta, soportó las miradas frías y las burlas de parientes y vecinos, mientras se preocupaba siempre por la seguridad de ella y de su madre. Entonces pensó en cómo su padre se había quedado en una casa fría y vacía todos los días, sumido en el dolor, sin nadie a su lado con quien hablar ni que lo cuide. Mu Xi se sintió aún más llena de culpa y en deuda con su padre al pensar que había crecido y no había ayudado a su padre con ninguna de las dificultades de la vida. Además, había hecho que su padre se preocupara por ella. ¿Acaso no había sido una mala hija? Mu Xi se dijo a sí misma en secreto: “Ahora que he regresado, debo quedarme junto a mi padre y ayudarlo para que sufra menos”. En los días siguientes, Mu Xi comenzó a trabajar para ganar dinero y se encargó con esmero de las necesidades de su padre.

Sin darse cuenta, ya había transcurrido medio año, pero la policía todavía monitoreaba el paradero de Mu Xi, le impedía vivir una vida de iglesia y cumplir sus deberes, lo que la hacía sentirse vacía y angustiada. Un día, el líder de la iglesia preguntó a Mu Xi si estaba dispuesta a ir a otro lugar a cumplir sus deberes. Mu Xi se emocionó mucho, ya que finalmente podría reunirse con sus hermanos y hermanas, comer y beber las palabras de Dios y cumplir su deber. Mu Xi compartió la noticia con su padre, pero, para su sorpresa, él se vio perturbado de repente y dijo: “¿Cómo esperas que me quede aquí viendo cómo las dos salen por la puerta una y otra vez?”. Ver a su padre tan afectado hizo que Mu Xi se angustiara y sintió que tenía una enorme deuda con él. Pensó: “Si realmente me voy de casa, ¿quién sabe cuándo volveré? ¿Pensará mi padre que, después de hacer duros esfuerzos para criarme, no tengo ninguna devoción filial?”. Entonces Mu Xi pensó en la salud de su padre y no pudo soportar hacerle más daño. Pero sabía que, sin la protección y el cuidado de Dios, no habría sobrevivido ese periodo de más de dos años en la cárcel ¡y que sería inadmisible no cumplir el deber de un ser creado! Mu Xi se sintió en un gran conflicto y, al final, renunció a la oportunidad de cumplir su deber. En el momento en que tomó esta decisión, Mu Xi se sintió realmente culpable, así que comió y bebió las palabras de Dios de inmediato para buscar Sus intenciones.

Mientras buscaba, Mu Xi leyó dos pasajes de las palabras de Dios: “No hace falta que analices o investigues más de lo necesario el asunto de que tus padres se pongan gravemente enfermos o sufran un serio infortunio, y desde luego no deberías dedicarle tus energías, pues no serviría de nada. Que la gente nazca, se haga mayor, enferme, muera y se encuentre con diversos asuntos grandes y pequeños en la vida es de lo más normal. Si eres adulto, tu manera de pensar ha de ser madura, y deberías abordar este tema con calma y corrección. ‘Mis padres están enfermos. Algunos dicen que es porque me echaban mucho de menos, ¿es eso posible? Desde luego que me han echado de menos, ¿cómo iba una persona a no echar de menos a su propio hijo? Yo también a ellos, ¿por qué no me he puesto enfermo entonces?’. ¿Enferma la gente por echar de menos a sus hijos? No. Entonces, ¿qué sucede cuando tus padres se encuentran con estas cuestiones tan significativas? Lo único que se puede decir es que Dios ha instrumentado esto en sus vidas. Ha sido la mano de Dios; no te puedes centrar en razones ni causas objetivas, tus padres se iban a encontrar con esta situación cuando llegaran a esta edad, la enfermedad iba a afectarles, así estaba previsto. ¿Lo habrían evitado si hubieras estado allí? Si Dios no hubiera dispuesto que enfermar fuera parte de su porvenir, entonces nada les habría ocurrido, aunque no hubieras estado con ellos. Si su sino era verse en esta clase de gran infortunio en sus vidas, ¿qué efecto habría tenido tu presencia junto a ellos? No hubieran podido evitarlo de todos modos, ¿verdad? (Cierto). […] Tus padres son adultos, se han encontrado con esto unas cuantas veces en la sociedad. Si Dios dispone un entorno para que se deshagan de este asunto, tarde o temprano, desaparecerá por completo. Si supone un obstáculo para ellos en la vida y deben experimentarlo, entonces Dios decide cuánto tiempo deberán hacerlo. Es algo que deben experimentar y no pueden evitar(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (17)). “Independientemente de lo que hagas, pienses o planees, esas cosas no son importantes. Lo fundamental es si puedes entender y creer verdaderamente que todos los seres creados están en manos de Dios. Algunos padres tienen la bendición y el sino de poder disfrutar de la alegría doméstica y de la felicidad de una familia numerosa y próspera. Esto es la soberanía de Dios y una bendición que Él les concede. Otros padres no tienen este sino: Dios no lo ha dispuesto para ellos. No tienen la bendición de disfrutar de una familia feliz ni de que sus hijos estén a su lado. Esto es la instrumentación de Dios y la gente no puede forzarla(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es la realidad-verdad?). Mu Xi reflexionó sobre las palabras de Dios y no pudo evitar verse inmersa en cavilaciones. Cada vez que pensaba en que su padre había estado solo en casa durante todos esos años y en que no había tenido a nadie que lo cuidara cuando estaba enfermo, un sentimiento de culpa y de deuda llenaba su corazón. Solo quería cuidar de su padre y darle algo de consuelo. Sin embargo, después de leer las palabras de Dios, finalmente entendió que Dios predestina el sufrimiento que cada persona debe soportar en la vida, así como las enfermedades y calamidades que le sobrevienen, y que nadie puede cambiar nada de eso. Mu Xi recordó que, cuando se enteró en prisión de que el reumatismo de su padre se había agudizado, estaba muy preocupada por él. Tenía miedo y se preguntaba cómo se las arreglaría si su aflicción empeoraba y no tenía a nadie que lo cuidara. Pero estaba atrapada en la cárcel, no podía cuidar de él y lo único que podía hacer en ese momento era orar más a Dios y encomendar a su padre en Sus manos. Después de salir de la cárcel, se enteró de que, aunque la enfermedad de su padre era muy grave y no tenía a nadie que cuidara de él, había mejorado gradualmente de su reumatismo. Se dio cuenta de que el estado del cuerpo de una persona y que esté a salvo o no dependen de la predestinación y la soberanía de Dios, por lo que lo razonable era someterse a las orquestaciones y arreglos de Dios y encomendarle a su padre. Al darse cuenta de eso, Mu Xi sintió que su corazón estaba mucho más sosegado y dejó de sentirse tan preocupada o ansiosa.

Mu Xi quería ir a otro lugar para cumplir sus deberes, pero, cada vez que veía a su padre agotado después de un largo día de trabajo y recordaba que también tenía la presión alta y se sentía mareado todo el día, Mu Xi volvía a sentirse en conflicto y pensaba: “Mi padre ha sufrido mucho para cuidarme, ¿no debería quedarme en casa y cuidarlo un tiempo más?”. Pero hacerlo significaría que no podría cumplir su deber, lo que le hacía sentirse culpable. Mu Xi solía plantearle el asunto a Dios en sus oraciones para pedirle que le diera la determinación de practicar la verdad. Más tarde, Mu Xi leyó un pasaje de las palabras de Dios que le dio una senda de práctica correcta para que siguiera en las decisiones que se avecinaban. Dios Todopoderoso dice: “¿Acaso es la verdad mostrar devoción filial hacia los padres? (No). Ser buen hijo es algo correcto y positivo, pero ¿por qué decimos que no es la verdad? (Porque la gente no tiene principios al mostrar devoción filial hacia sus padres ni es capaz de discernir qué tipo de personas son verdaderamente ellos). La manera en que se debería tratar a los padres está relacionada con la verdad. Si tus padres creen en Dios y te tratan bien, ¿deberías serles buen hijo? (Sí). ¿De qué modo les eres buen hijo? No los tratas de la misma forma que a tus hermanos y hermanas. Haces todo lo que te dicen y, si son mayores, debes quedarte a su lado para cuidarlos, lo que te impide salir a cumplir con tu deber. ¿Está bien esto? (No). ¿Qué deberías hacer en tales ocasiones? Depende de las circunstancias. Si puedes atenderlos igualmente mientras cumples con el deber en un lugar cercano a tu hogar y tus padres no se oponen a tu fe en Dios, deberías cumplir con tu responsabilidad filial y realizar algunas tareas para ayudarlos. Si están enfermos, atiéndelos; si algo les preocupa, consuélalos; si tus circunstancias económicas lo permiten, cómprales suplementos nutritivos según tu presupuesto. Sin embargo, ¿qué debes optar por hacer si estás ocupado con el deber, no hay nadie que atienda a tus padres y también ellos creen en Dios? ¿Qué verdad debes practicar? Dado que ser filial a los padres no es la verdad, sino simplemente una responsabilidad y una obligación humanas, ¿qué deberías hacer si esta obligación entra en conflicto con tu deber? (Priorizar mi deber; anteponerlo). Una obligación no es necesariamente un deber. Decantarse por el cumplimiento del deber propio es practicar la verdad, mientras que cumplir con una obligación no lo es. Si se dan las condiciones, puedes cumplir esa responsabilidad u obligación, pero si las circunstancias actuales no te lo permiten, ¿qué deberías hacer? Deberías decir: ‘Debo cumplir con mi deber, eso es practicar la verdad. Ser filial a mis padres es vivir según mi conciencia y no llega a ser practicar la verdad’. Por tanto, debes dar prioridad a tu deber y defenderlo. […] ¿Cuál es la verdad: ser filial a los padres o cumplir con el deber propio? Por supuesto, la verdad es cumplir con el deber propio. Cumplir con el deber propio en la casa de Dios no se limita a cumplir con la obligación propia y a hacer lo que supuestamente uno debe hacer. Se trata de cumplir con el deber de un ser creado. Aquí está la comisión de Dios; es tu obligación, tu responsabilidad. Se trata de una verdadera responsabilidad, consistente en cumplir con tu responsabilidad y tu obligación ante el Creador. Este es el requerimiento del Creador a las personas, y la gran cuestión de la vida. Pero mostrar respeto filial hacia los padres simplemente es la responsabilidad y la obligación de un hijo o una hija. En realidad, no es una comisión de Dios, y mucho menos se ajusta a Su requerimiento. Por lo tanto, entre mostrar respeto filial hacia los padres y cumplir con el deber propio, sin duda hay que cumplir con el deber de uno, y solo eso es practicar la verdad. Cumplir con el deber propio como ser creado es la verdad, y es un deber imperioso(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es la realidad-verdad?). Las palabras de Dios le enseñaron a Mu Xi que ser buena hija es algo positivo y una responsabilidad de los hijos, pero que es meramente lo que una persona con humanidad normal debe hacer y no significa practicar la verdad. Uno solo practica la verdad al cumplir el deber de un ser creado. Cuando su deber no entraba en conflicto con ser buena hija, debía hacer todo lo posible para cuidar de su padre, hablar más con él y calmar sus inquietudes, ya que esa era su responsabilidad como hija. Pero, cuando tenía que cumplir su deber y no podía estar al lado de su padre para cuidarlo, tenía que encomendárselo a Dios. Como ser creado, su responsabilidad y obligación era cumplir su deber y completar su misión. Eso era practicar la verdad y lo que debía hacer. Entonces, Mu Xi recordó los dos años y medio que había pasado en la cárcel. Allí, durante su sufrimiento y desamparo, conoció a una hermana y tuvieron la oportunidad de ayudarse y apoyarse mutuamente y de compartir las palabras de Dios juntas. Fue gracias al esclarecimiento y la guía de las palabras de Dios que, de a poco, ella consiguió superar esa etapa. Mu Xi sintió que Dios la había cuidado, protegido y tratado con tanta gracia que sería un verdadero acto de rebeldía si anteponía sus emociones carnales a su deber. Al darse cuenta de eso, Mu Xi oró y encomendó todas sus preocupaciones e inquietudes a Dios. Terminó las tareas del hogar que había que hacer y, luego, compró algunos suplementos nutricionales, medicamentos y otras cosas necesarias para su padre. Tras eso, Mu Xi habló con su padre y se marchó a otro lugar a cumplir su deber.

Más adelante, Mu Xi escuchó los testimonios vivenciales de sus hermanos y hermanas sobre cómo tratar a los padres, y eso la llevó a reflexionar. Pensó en cómo su padre había asumido los papeles de madre y padre para criarla desde que era pequeña y en los grandes sacrificios que había hecho por ella. Sentía que tenía una inmensa deuda de gratitud con él y, siempre que no podía estar a su lado para cuidarlo, sentía que no había cumplido su responsabilidad como hija, se sentía en deuda con su padre y con cargo de conciencia. Ahora, el hecho de cumplir su deber alejada de su padre solía afectar su estado y también la limitaba, por lo que quería saber cómo resolver este problema. Durante su búsqueda y contemplación, encontró este pasaje de las palabras de Dios: “En el mundo de los no creyentes existe este dicho: ‘Los cuervos retribuyen a sus madres dándoles alimento, y los corderos se arrodillan para recibir la leche de sus madres’. También este otro: ‘Una persona no filial es peor que un animal’. ¡Qué grandilocuentes suenan estos dichos! En realidad, el fenómeno que se menciona en el primero se da en la realidad, es un hecho, los cuervos retribuyen a sus madres dándoles alimento y los corderos se arrodillan para recibir la leche de sus madres. Sin embargo, son simplemente fenómenos dentro del mundo animal. Forman parte de una especie de ley que Dios ha establecido para las diversas criaturas vivientes, y a la que se atienen todo tipo de seres vivos, incluidos los humanos. El hecho de que toda clase de criaturas vivientes acaten esta ley demuestra aún más que Dios las creó. Ninguna puede infringir la ley ni tampoco trascenderla. Incluso carnívoros relativamente feroces como los leones y los tigres alimentan a sus crías y no las muerden antes de que alcancen la edad adulta. Es el instinto animal. Da igual la especie a la que pertenezcan, ya sean feroces o amables y mansos, todos los animales poseen este instinto. La única manera que tienen todas estas criaturas de multiplicarse y sobrevivir es acatar este instinto y esta ley, y eso incluye a los seres humanos. Si no acataran o no tuvieran esta ley y este instinto, se extinguirían. No existiría la cadena biológica ni tampoco este mundo. ¿No es así? (Sí). El hecho de que los cuervos retribuyan a sus madres dándoles alimento, y los corderos se arrodillen para recibir la leche de ellas, evidencia justamente que el mundo animal acata esta clase de ley. Este instinto lo poseen todo tipo de criaturas vivientes. Una vez que nace su descendencia, las hembras o los machos de la especie la cuidan y alimentan hasta que se hace adulta. Todas estas criaturas son capaces de cumplir con sus responsabilidades y obligaciones hacia sus retoños, y crían de forma concienzuda y dedicada a la nueva generación. Esto debería ser más patente si cabe en los seres humanos. La humanidad los considera animales superiores, pero, si no pueden acatar esta ley y carecen de tal instinto, entonces son inferiores a los animales, ¿verdad? Por tanto, más allá de cuánto te alimentaron tus padres durante tu crianza y cuánto cumplieron con sus responsabilidades hacia ti, solo estaban haciendo lo que les correspondía en el ámbito de las capacidades de un ser humano creado: era por instinto. […] También existen algunos animales especiales, como los tigres y los leones. Al alcanzar la edad adulta, estos felinos abandonan a sus padres y algunos machos se convierten incluso en rivales que llegan a morderse, enfrentarse y luchar si es necesario. Esto es normal, es una ley. No los gobiernan sus sentimientos ni viven enfrascados en sus sentimientos como las personas, que dicen: ‘Tengo que retribuir su gentileza, debo recompensarlos; he de obedecer a mis padres. Los demás me condenarán si no les muestro piedad filial, me reprenderán y me criticarán por la espalda. ¡No podría soportarlo!’. En el mundo animal no se tienen esas consideraciones. ¿Por qué dicen tales cosas las personas? Porque en la sociedad y entre los grupos de gente existen diversas ideas y consensos incorrectos. Una vez que la gente se ha visto influida, corroída y podrida por estas cosas, surgen en ella diferentes maneras de interpretar y lidiar con esta relación paternofilial, y acaba por tratar a sus padres como unos acreedores a los que nunca podrá retribuir su vida entera. Cuando sus padres mueren, algunos hijos incluso se sienten culpables durante toda su vida y se creen indignos de la gentileza con la que sus padres los trataron, a causa de algo que hicieron y les causó infelicidad a estos o no resultó de la manera que ellos hubieran querido. Decidme, ¿no es esto excesivo? Viven enfrascados en sus sentimientos, de tal modo que no queda otro remedio que los invadan y perturben diversas ideas que proceden de estos. La gente vive en un entorno caracterizado por la ideología de la humanidad corrupta; por tanto, se ve invadida y perturbada por diversas ideas falaces, lo cual vuelve sus vidas más agotadoras y menos simples que las de otras criaturas vivientes. Sin embargo, dado que ahora mismo Dios está obrando y expresando la verdad a fin de contarle a la gente la verdad de todos esos hechos y ayudarla a conocer la verdad; una vez que alcances a entenderla, estas ideas y puntos de vista falaces ya no te supondrán una carga ni te servirán de guía para manejar la relación con tus padres. Llegado este punto, tu vida se volverá más relajada(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (17)). Mu Xi reflexionó sobre las palabras de Dios y se sintió esclarecida. Resulta que todo tipo de criaturas son capaces de cuidar con esmero a sus retoños y criarlos con responsabilidad. Ese es un principio y una ley que Dios decreta para todos los seres vivos y es un instinto que Dios les ha dado. Es igual que cuando los feroces tigres y leones cuidan y protegen con esmero a sus crías, buscan alimento para darles y hacen todo lo posible para proporcionarles un entorno seguro y cómodo para crecer cuando todavía no han madurado y no pueden sobrevivir por sí mismas. Si no siguieran ese principio de supervivencia y no cuidaran de sus crías ni las criaran después de dar a luz, la siguiente generación no podría sobrevivir y la continuidad de la nueva vida en todo el reino animal se desmoronaría. Con los humanos ocurre lo mismo. Antes de que los hijos puedan sobrevivir de forma independiente, los padres los crían y cuidan de ellos con todo el corazón, e incluso soportan muchas dificultades para hacerlo. Pero eso es limitarse a cumplir las responsabilidades y obligaciones que tienen como padres y a seguir los principios de supervivencia que Dios ha decretado para todos los seres vivos, lo que no constituye ser bondadosos. Mu Xi también pensó en cómo, a medida que los niños crecen, las escuelas y las familias les inculcan la idea de que “Una persona sin devoción filial es peor que un animal”. Eso implica que, como cuando los animales crecen, retribuyen a sus padres el cuidado que les han dado, seguramente un ser humano debería tener aún mayor devoción filial y retribuir la gracia de la crianza de sus padres. Si alguien no puede hacerlo, entonces carece de humanidad y cualquier sentido de sentimiento humano. Al haber recibido esa educación desde pequeña, Mu Xi siempre había considerado las responsabilidades y obligaciones de su padre al criarla como un acto de bondad hacia ella, y lo trataba como si fuera su acreedor. Cada vez que pensaba que no podía retribuir la gracia de la crianza de su padre, sentía culpa, que su corazón la acusaba y que no tenía conciencia. Aunque sabía que su deber era la responsabilidad que debía cumplir como ser creado, sus opiniones falaces la seguían atando y limitando, y se dio cuenta de que estaba dispuesta a hacer a un lado la oportunidad de cumplir su deber y perseguir la verdad. ¡Eso era rebelarse contra Dios y traicionarlo! Mu Xi vio lo patético que era no tener una perspectiva correcta sobre esos asuntos y ser completamente incapaz de distinguir lo positivo de lo negativo. Mu Xi se dio cuenta de que Dios le había dado la vida y que, sin la predestinación y soberanía de Dios, ni siquiera habría estado en este mundo y mucho menos habría crecido a salvo. El hecho de que naciera en su familia con el cariñoso cuidado de su padre también formaba parte de la soberanía y los arreglos de Dios. Debería haber estado agradecida a Dios por Su gracia, en lugar de sentirse en deuda con una persona. Al darse cuenta de eso, Mu Xi oró a Dios: “Dios, he estado atada por ideas tradicionales falaces todos estos años y siempre consideré las responsabilidades de mi padre como un acto de bondad. Eso me ha llevado a sentirme limitada y con sentimiento de culpa cuando no he podido cuidar de él, así como a ignorar mi deber. Dios, no quiero rebelarme más contra Ti. Deseo arrepentirme ante Ti”.

Luego, Mu Xi leyó otro pasaje de las palabras de Dios: “Para empezar, la mayoría de la gente elige irse de casa para cumplir con su deber, en parte por las circunstancias objetivas generales que les obligan a dejar a sus padres. No pueden permanecer a su lado para cuidarlos y hacerles compañía. No es que elijan dejarlos voluntariamente; esa es la razón objetiva. Por otra parte, en términos subjetivos, no sales a cumplir con tu deber porque quisieras dejar a tus padres y escapar de tus responsabilidades, sino por la llamada de Dios. Para cooperar con la obra de Dios, aceptar Su llamada y cumplir los deberes de un ser creado, no tuviste más remedio que dejar a tus padres; no podías quedarte a su lado para acompañarlos y cuidarlos. No los abandonaste con la intención de eludir tu responsabilidad, ¿verdad? Una cosa es eso y otra haberlo hecho para responder la llamada de Dios y cumplir con tu deber; ¿acaso la naturaleza de ambas cosas no es diferente? (Sí). En tu corazón guardas apego emocional y piensas en tus padres; tus sentimientos no son vacíos. Si las circunstancias objetivas lo permiten y puedes permanecer a su lado mientras cumples con tu deber, entonces estarías dispuesto a hacerlo, a cuidar de manera regular de ellos y cumplir con tus responsabilidades. Pero esas circunstancias no se dan y debes abandonarlos, no puedes seguir a su lado. No es que no quieras desempeñar tus responsabilidades como hijo, es que no puedes. ¿No es diferente la naturaleza de esto? (Sí). Si dejaste tu hogar para eludir el deber filial y tus responsabilidades, es que no eres buen hijo y careces de humanidad. Tus padres te educaron, pero tú estás deseando levantar el vuelo y marcharte rápido y por tu cuenta. No quieres verlos y, si te enteras de que se hallan en dificultades, no prestas atención alguna. Aunque tengas los medios para ayudarlos, no lo haces, finges no haber oído nada y dejas que los demás digan lo que quieran sobre ti. Simplemente no quieres desempeñar tus responsabilidades. Esto es no ser buen hijo. ¿Pero estamos hablando ahora de lo mismo? (No). Mucha gente ha dejado sus condados, ciudades, provincias o incluso sus países para cumplir con el deber; ya se encuentran lejos de donde se criaron. Por si fuera poco, no resulta conveniente que permanezcan en contacto con sus familias por diversas razones. A veces preguntan por la situación de sus padres a gente que viene de la misma ciudad y se sienten aliviados al oír que todavía gozan de buena salud y les va bien. De hecho, no es que no seas buen hijo, ya que no has llegado al punto de carecer de humanidad, en el que ni siquiera te importan tus padres ni desempeñas tus responsabilidades hacia ellos. Eliges esto por varias razones objetivas, así que no es que no seas buen hijo. […] Por consiguiente, en general, estas tienen en la conciencia una percepción de las responsabilidades que cumplen hacia sus padres. Al margen de la actitud hacia ellos que conlleva tal conciencia, ya se trate de preocupación o de elegir permanecer a su lado, en todo caso, nadie debe sentirse culpable ni tener cargo de conciencia por no haber podido cumplir con sus responsabilidades hacia sus padres al verse afectado por circunstancias objetivas. Estas cuestiones y otras similares no deben convertirse en problemas en la vida de alguien que cree en Dios; hay que desprenderse de ellas. En estos temas relacionados con el cumplimiento de las responsabilidades hacia los padres, las personas han de poseer estos conocimientos precisos y deben dejar de sentirse limitadas(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (16)). Las palabras de Dios enseñaron a Mu Xi que no poder estar en casa para cuidar de su padre no era ser mala hija, ya que no se debía a que ella no quisiera cumplir con sus responsabilidades de cuidar de él y estar a su lado, sino a que el PCCh la había obligado a estar lejos de su familia al perseguirla y arrestarla. Además, como ser creado, tenía que cumplir su deber y completar sus responsabilidades y obligaciones. Mu Xi pensó en los santos a lo largo de los siglos, quienes abandonaron a sus padres y familias para viajar, divulgar y trabajar a fin de predicar y dar testimonio del evangelio del Señor Jesús, lo que, en última instancia, les permitió divulgarlo a todos los rincones del mundo y hacer que muchas personas recibieran la salvación del Señor. Sus sacrificios y esfuerzos fueron actos de bondad y también fueron la causa más recta. Ahora es un momento crucial para la difusión del evangelio del reino. Hay muchas personas que anhelan la aparición de Dios, las cuales viven en la oscuridad y no han escuchado Su voz, y Mu Xi sabía que debía contribuir al trabajo de difusión del evangelio. Al darse cuenta de eso, Mu Xi se sintió mucho más liberada y en paz, ya no vivió sintiéndose en deuda con su padre y dedicó su corazón aún más a su deber.

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