La entrada en la vida es posible en pequeños y grandes asuntos

27 Mar 2025

Por Lu Yi, China

En febrero de 2024, hacía el deber relacionado con textos en la iglesia. Fui captando algunos principios de a poco y no me encontré con muchas dificultades en mi trabajo. Sentía que cada día era muy aburrido y un poco tedioso. Recordé cómo, al comienzo de mi trabajo relacionado con textos, siempre había desviaciones en el desempeño de mi deber. Aunque en aquel entonces me resultaba difícil soportarlo, coseché ciertas ganancias al buscar la verdad. Pensé: “Últimamente, el trabajo ha dado algunos resultados, con menos desviaciones y problemas. Pocas veces enfrento alguna poda, y no ha habido nada particularmente conmovedor o desgarrador. ¿A dónde debería ir para reflexionar sobre mí misma y aprender lecciones? Sin entrada en la vida, ¿no consiste mi deber solamente en esforzarme y ser mano de obra? ¿Qué puedo ganar al final con esto?”. En mi interior, no pude evitar sentirme un poco preocupada.

Un día, miré varios videos de testimonios vivenciales. La mayoría los habían escrito líderes y obreros, y sus experiencias variaban muchísimo. En mi interior, sentí envidia de ellos y pensé: “Ser líder es mejor. Interactúas con más personas, enfrentas más situaciones y tienes lecciones que aprender cada día, así que la esperanza de ganar la verdad y alcanzar la salvación es mayor”. Luego recordé que, cuando era supervisora en la iglesia, interactuaba con más personas, y había logrado avanzar en el discernimiento de las personas y en tratarlas de acuerdo a los principios. No era como ahora en mi deber relacionado con textos, que solo interactuaba con pocas personas de mi entorno cada día y no tenía que enfrentar problemas importantes. Sentía que había muy pocas oportunidades de aprender lecciones y ganar la verdad. Había creído en Dios por más de diez años. Si al final no ganaba la verdad, ¿quedaría en evidencia y me descartarían? Me sentí inexplicablemente abatida, e incluso pensé en cambiar de deber o entorno para vivir algunas experiencias, incluso si eso implicaba predicar el evangelio o regar a nuevos creyentes. Sin embargo, sabía que esos pensamientos no eran muy realistas. La iglesia me había cultivado en el trabajo relacionado con textos durante tanto tiempo, y los deberes no se reasignan casualmente, sino bajo circunstancias especiales. En ese momento, me sentía abatida y me faltaba motivación para cumplir con mi deber.

En una reunión, me sinceré sobre mi estado con una hermana con quien colaboraba. Ella habló conmigo y me dijo: “La entrada en la vida es posible en pequeños y grandes asuntos. No es necesario vivir experiencias desgarradoras ni enfrentar podas para reflexionar sobre uno mismo y aprender lecciones. La clave es captar las revelaciones diarias de nuestros propios pensamientos, y poner atención a aprender lecciones de todas las cosas con las que nos encontramos”. Por casualidad vi el video de testimonio vivencial: “Las pequeñas cosas de la vida también son oportunidades de aprendizaje”. El estado de la protagonista era muy similar al mío. Después de verlo, me di cuenta de que el estancamiento en mi entrada en la vida no se debía a que mi deber fuera monótono, sino a que había un problema con mi perspectiva de las cosas. En mi búsqueda, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Cualquier deber que cumplas implica entrar en la vida. Ya sea que tu deber sea bastante habitual o impredecible, aburrido o animado, siempre debes lograr la entrada en la vida. Los deberes de algunas personas son bastante monótonos; hacen lo mismo todos los días. Sin embargo, al llevarlos a cabo, los estados que revelan estas personas no son tan homogéneos. En ocasiones, cuando están de buen humor, son un poco más diligentes y trabajan mejor. Otras veces, por alguna influencia desconocida, su corrupto carácter satánico les provoca una malicia que les acarrea opiniones incorrectas, un mal estado y mal humor, lo que hace que cumplan con el deber de manera superficial. El estado interno de las personas cambia constantemente; puede hacerlo en cualquier lugar y momento. Independientemente de cómo cambie tu estado, siempre es un error actuar en función del estado de ánimo. Imagina que lo haces un poco mejor cuando estás de buen humor, y un poco peor cuando estás de mal humor; ¿es esta una manera de hacer las cosas con principios? ¿Te permitirá esto cumplir con el deber de manera aceptable? Sea cual sea su estado de ánimo, la gente debe saber orar a Dios y buscar la verdad; solo de esta manera podrá evitar estar constreñida y los vaivenes a que la somete su estado de ánimo. Al cumplir el deber, debes analizarte siempre para ver si haces las cosas según los principios, si das la talla en su cumplimiento, si simplemente lo haces de manera superficial, si has tratado de eludir tus responsabilidades y si tienes algún problema en cuanto a tu actitud y forma de pensar. Una vez que hayas hecho introspección y te hayan quedado claras estas cosas, te será más fácil cumplir con el deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber). Después de leer las palabras de Dios, me di cuenta de que, sin importar qué deber cumplimos en la casa de Dios, mientras persigamos la verdad, podemos progresar en la vida. Al reflexionar sobre mí misma, había pensado que hacer un trabajo relacionado con textos, con sus interacciones limitadas y pocas experiencias, me llevaría a una entrada lenta en la vida. Por eso, había vivido en la emoción de la resistencia, poco dispuesta a cumplir con este deber. Solo entonces vi lo distorsionada que era esa perspectiva. Si no perseguimos la verdad, sin importar nuestro deber, no tendremos entrada en la vida y, en última instancia, no ganaremos nada. Pensé en Xiaomiao, una anticristo que conocía y que siempre había sido líder. Pero ella no había tomado la senda correcta ni perseguido la verdad, siempre iba tras la fama y el estatus. Al final, trastornó y perturbó la obra de la iglesia, se negó totalmente a arrepentirse, quedó en evidencia y la descartaron. Por otro lado, algunos hermanos y hermanas cumplían deberes que parecían insignificantes, y tenían pocas interacciones con los demás, pero, cada vez que sucedían cosas, se concentraban en buscar la verdad y reflexionar sobre sí mismos, y obtenían cierta comprensión vivencial. Me di cuenta de que tener entrada en la vida y ganar la verdad no depende del deber que cumplimos, sino de si perseguimos y ponemos en práctica la verdad. Aunque mi trabajo relacionado con textos a simple vista parecía algo monótono y no implicaba interactuar con muchas personas, aún había lecciones que aprender de las cosas que me encontraba. Por ejemplo, cuando la carga de trabajo aumentaba y había más artículos de sermones para evaluar y seleccionar, me volvía descuidada y superficial, no analizaba los detalles. Esto producía errores, por los cuales había que rehacer el trabajo y se demoraba el progreso. Al evaluar los artículos de sermones para realizar la selección, también revelaba un carácter arrogante. Pensaba en que había cumplido durante mucho tiempo mi deber y que había ganado cierta experiencia laboral, así que no buscaba los principios y confiaba en mi propia voluntad. Como resultado, había descartado algunos artículos de sermones que eran elegibles. Además, cuando el trabajo mostraba algunos resultados, vivía en un estado complaciente, me dormía sobre los laureles y simplemente me esforzaba muy poco. En la vida, a veces la hermana con quien colaboraba decía algo sin querer que tocaba mi orgullo, y me ponía muy sensible. Incluso sospechaba que me menospreciaba, y terminaba preocupándome por mi propio orgullo y estatus. Me di cuenta de que, en la vida diaria y en el trabajo, me encontraría con varios asuntos grandes y pequeños. Mientras les pusiera atención diligentemente, buscara y reflexionara, podría aprender lecciones de todo. Me di cuenta de que mi falta de entrada en la vida no se debía al deber que cumplía, sino a que no perseguía la verdad y me enfocaba exclusivamente en terminar de hacer las cosas. A pesar de estar ocupada todos los días, no había aprendido ninguna lección.

Más tarde, leí estas palabras de Dios: “Si realmente estás dispuesto a perseguir la verdad y la salvación, el primer paso es empezar por romper con tus actitudes corruptas, con tus diversos pensamientos, nociones y acciones falaces. Acepta los entornos que Dios ha dispuesto para ti en tu vida diaria, adopta Su escrutinio, prueba, castigo y juicio, esfuérzate por practicar poco a poco según los principios-verdad cuando te sucedan cosas y convierte progresivamente las palabras de Dios en los principios y el criterio por el que comportarte y actuar en tu día a día y en tu vida. Esto es lo que debe manifestarse en alguien que persigue la verdad, y es lo que debe manifestarse en una persona que busca la salvación. Suena fácil, los pasos son simples y no requiere una larga exposición, pero ponerlo en práctica no es tan fácil. Esto se debe a que hay demasiadas cosas corruptas dentro de las personas: su mezquindad, sus pequeñas maquinaciones, su egoísmo y su ruindad, su carácter corrupto y todo tipo de artimañas. Además de esto, algunas personas poseen conocimientos, han aprendido algunas filosofías para los asuntos mundanos y tácticas manipuladoras en la sociedad y poseen algunos defectos y faltas en cuanto a su humanidad. Por ejemplo, algunas personas son glotonas y perezosas, otras tienen la lengua muy suelta, algunas tienen un carácter muy despreciable, otras son vanas, o temerarias e impulsivas en sus acciones, junto con muchos otros defectos. Existen muchas deficiencias y problemas que las personas deben superar en cuanto a su humanidad. Sin embargo, si deseas alcanzar la salvación, si deseas practicar y experimentar las palabras de Dios y obtener verdad y vida, debes leer más las palabras de Dios, alcanzar una comprensión de la verdad, ser capaz de practicar y someterte a Sus palabras y comenzar por practicar la verdad y defender los principios-verdad. Estas son solo unas simples frases, sin embargo, la gente no sabe cómo practicarlas o experimentarlas. Con independencia de tu aptitud o educación y de tu edad o años de fe, en cualquier caso, si estás en la senda correcta de la práctica de la verdad, con los objetivos y la dirección correctos, y si lo que buscas y en lo que te esfuerzas es todo por el bien de la práctica de la verdad, lo que finalmente ganarás será sin duda la realidad-verdad y que las palabras de Dios se conviertan en tu vida. Primero determina tu objetivo, luego practica poco a poco conforme a esta senda y, al final, sin duda ganarás algo. ¿Os creéis esto? (Sí)” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (20)). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, comprendí que, para alcanzar la salvación, la clave está en si perseguimos la verdad y hay un cambio en nuestro carácter-vida. Ese es el punto crucial. Por ejemplo, yo me quejaba constantemente de que no tenía entrada en la vida y me preocupaba no poder ganar la salvación. Había sido pasiva y negativa en mi deber, e incluso había considerado la posibilidad de que me reasignaran a otro. Este asunto que había enfrentado había sido una buena oportunidad para buscar la verdad y reflexionar sobre mí misma. Pero, en lugar de buscar y entrar, siempre había apuntado demasiado alto queriendo experimentar asuntos importantes. ¡Eso no era una manifestación de perseguir la verdad! ¿Cómo podría alcanzar la verdad y la salvación si continuaba así? Solo había querido experimentar asuntos importantes, y había pasado por alto los asuntos pequeños cotidianos. A veces, cuando revelaba estados incorrectos o tenía pensamientos o ideas inadecuados, pensaba que no serían un gran problema mientras que no afectaran mi deber, y que no importaba si se resolvían o no. Esto me había llevado a perder inútilmente muchas lecciones que debería haber aprendido, lo que además era una desviación en mi entrada en la vida. En realidad, siempre que seamos decididos y diligentes en nuestra búsqueda de la verdad, podemos aprender lecciones de cualquier situación. Por ejemplo, a veces, después de comer y beber las palabras de Dios, entendemos un poco nuestro propio estado y nuestros problemas, y encontramos una senda para la práctica, que conduce a ciertos logros. A veces, incluso cuando no hemos experimentado algo personalmente, pero sí lo han hecho los hermanos y hermanas que nos rodean, al escuchar atentamente sus pláticas, también podemos ganar beneficios y aprender lecciones de todos modos. Es más, estar atentos a examinar nuestros pensamientos e ideas a la hora de cumplir nuestro deber, poder reflexionar sobre nosotros mismos y poner en práctica las palabras de Dios, también puede hacernos crecer en la vida. Al darme cuenta de esto, sentí que había sido demasiado insensible y había perdido muchas oportunidades de ganar la verdad, incluso le atribuía falsamente mi falta de entrada en la vida a la monotonía de mi deber. Era como si alguien sufriera de hambre en un banquete, ¡realmente ridículo!

Después, leí un pasaje de las palabras de Dios que resultó muy útil para mi estado, y también aprendí cómo practicar y entrar. Dios Todopoderoso dice: “Los asuntos que implican seguir el camino de Dios no se dividen en grandes o pequeños; todos son muy importantes, ¿podéis entender eso? (Sí). Respecto a los asuntos cotidianos, las personas consideran que algunos son muy grandes y significativos, y que otros son minucias. Las personas suelen considerar que estos grandes asuntos son de suma importancia y que Dios los ha enviado. Sin embargo, a medida que estos se desarrollan, debido a la estatura inmadura de las personas, a su pobre calibre, es frecuente que se queden cortos a la hora de cumplir las intenciones de Dios, que no puedan obtener revelación alguna ni adquirir un conocimiento real que sea valioso. En lo que respecta a los asuntos pequeños, la gente simplemente los pasa por alto, los deja que se esfumen poco a poco. Por tanto, las personas han perdido muchas oportunidades de ser examinadas delante de Dios y de que Él las ponga a prueba. ¿Qué significa si siempre pasas por alto a las personas, los eventos, los objetos y las circunstancias que Dios ha dispuesto para ti? Quiere decir que cada día e, incluso, a cada momento, estás renunciando constantemente a tu perfeccionamiento por parte de Dios y a Su liderazgo. Siempre que Él dispone una situación para ti, está mirando en secreto, contemplando tu corazón, observando tus pensamientos y deliberaciones, viendo cómo piensas y esperando para ver cómo actuarás. Si eres una persona descuidada —alguien que nunca se ha tomado en serio el camino de Dios, Sus palabras o la verdad— no serás consciente ni prestarás atención a aquello que Dios desea completar o a los requisitos que esperaba que cumplieras cuando dispuso cierto ambiente para ti. Tampoco sabrás cómo las personas, los acontecimientos y los objetos con los que te encuentres se relacionan con la verdad o con las intenciones de Dios. Después de enfrentarte a repetidas circunstancias y pruebas como esta, y que Dios no vea resultados en ti, ¿cómo procederá? Después de enfrentarte repetidamente a pruebas, no has honrado la grandeza de Dios en tu corazón, no te has tomado en serio las circunstancias que Él dispuso para ti ni las has considerado pruebas o exámenes provenientes de Dios. En cambio, has rechazado una tras otra las oportunidades que Él te ha concedido, y las has dejado escapar una y otra vez. ¿No es esto una rebelión extrema por parte del hombre? (Lo es)” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra). Las palabras de Dios señalaron el camino de práctica para la entrada en la vida. Seguir el camino de Dios no distingue entre asuntos grandes o pequeños. Los asuntos que nos encontramos, ya sean grandes o pequeños, implican varios principios-verdad y requieren buscar la verdad para entrar. Pensé en Pedro, que había recorrido la senda de la búsqueda de la verdad centrándose en la autorreflexión y en buscar las intenciones de Dios en todos los asuntos. Había practicado y entrado estrictamente de acuerdo con las palabras de Dios, y al final, ganó la verdad y Dios lo perfeccionó. En cambio, yo había estado descuidando mi propio trabajo y había apuntado demasiado alto, y siempre quería aprender lecciones de ciertos asuntos significativos mientras pasaba por alto los que consideraba insignificantes. Como resultado, había perdido muchas oportunidades de ganar la verdad. En mi caso, ni siquiera había puesto atención a los asuntos pequeños la mayor parte del tiempo. Entonces, ¿qué lecciones podía aprender de los grandes? De ahora en adelante, necesitaba aprender a seguir la senda de Pedro. Independientemente de si los asuntos que encontraba eran grandes o pequeños, debía centrarme en examinar los pensamientos e ideas detrás de mis acciones, en mis intenciones equivocadas y en el carácter corrupto que revelaba. Debía enfocarme más en buscar la verdad para abordar estos asuntos. Además, aunque mi trabajo había dado algunos resultados, no podía estar satisfecha con la situación actual. Necesitaba reflexionar más y sintetizar las desviaciones y carencias en el trabajo, los problemas que no había notado, y esforzarme por cumplir mejor con el trabajo. Al darme cuenta de esto, dejé de resistirme al trabajo relacionado con textos. Al cumplir mi deber, también comencé a concentrarme en mi propia entrada, no dejaba que las cosas se me escaparan y evitaba ser una “persona descuidada”. Al practicar de esta manera, logré algunos avances.

Unos días después, el supervisor nos asignó la evaluación y selección de varios artículos de sermones. La terminamos rápidamente, pero los hermanos y hermanas ofrecieron distintas sugerencias con respecto a los resultados de nuestras evaluaciones. Más adelante, me di cuenta de que realmente habíamos cometido errores en nuestras evaluaciones. Así que pensé que, de ahora en adelante, bastaría con corregirlos, pero luego me di cuenta de que ese enfoque sería inadecuado. Cualquier desviación en mi deber debía tomarse en serio. Necesitaba reflexionar sobre por qué y dónde había ocurrido la desviación y si se debía a un carácter corrupto o falta de experiencia. Si solo consideraba brevemente el asunto, sin enfocarme en reflexionar sobre mis propios problemas, ¿qué lecciones podría aprender? Entonces, leí estas palabras de Dios: “Si quieres obtener la verdad, ¿por dónde debes empezar? Comienza por las personas, los acontecimientos y las cosas que te rodean, y averigua cómo aprender lecciones y buscar la verdad. Solo buscando la verdad y las intenciones de Dios en las personas, los acontecimientos y las cosas que te rodean podrás obtener la verdad(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los acontecimientos y las cosas cercanas). Luego, reflexioné: Los problemas planteados por los hermanos y hermanas podrían haberse evitado si hubiéramos estado más atentos durante la evaluación, pero, ¿por qué hubo tales desviaciones? Al reflexionar sobre eso, me di cuenta de que había adoptado una actitud equivocada al evaluar los artículos de sermones. Pensé que la calidad de los artículos de sermones que estos hermanos y hermanas habían escrito anteriormente era insuficiente, así que los desprecié por mi carácter arrogante. No haber revisado cuidadosamente los artículos de sermones condujo a desviaciones. Vi que, si no resolvía mis actitudes corruptas, no podría cumplir bien mi deber.

Tras esta experiencia, me di cuenta genuinamente de que, para buscar la entrada en la vida, uno primero debe tener un corazón con hambre y sed de justicia, y comenzar con los asuntos grandes y pequeños que surgen cada día. En cada situación, debemos observar qué actitudes corruptas hemos revelado, buscar y reflexionar activamente sobre los pensamientos e ideas que tenemos en nuestro interior y luego seguir las palabras de Dios y los principios-verdad para practicar y entrar. Acumular de a poco y concentrarnos en aprender lecciones en todo enriquecerá nuestra experiencia de vida y estaremos más cerca de la meta de la salvación. ¡Gracias a Dios!

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