Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 194

25 Dic 2020

El ciclo de la vida y la muerte de las diversas personas de fe

Acabamos de exponer el ciclo de la vida y de la muerte de la primera categoría: los incrédulos. Ahora, expongamos el de la segunda: las diversas personas de fe. “El ciclo de la vida y de la muerte de las diversas personas de fe” es también un tema muy importante, y es conveniente que tengáis algún entendimiento del mismo. Primero, hablemos de la fe a la que se refiere la “fe” en la expresión “personas de fe”, que son las cinco mayores religiones: judaísmo, cristianismo, catolicismo, islam y budismo. Además de los incrédulos, las personas que creen en estas cinco religiones ocupan una gran parte de la población del mundo. Entre estas cinco religiones, aquellos que han hecho una carrera de su creencia son pocos, aunque las mismas tienen muchos creyentes. Sus creyentes van a un lugar diferente cuando mueren. ¿“Diferente” de quién? De los incrédulos, las personas sin fe de las que acabamos de hablar. Después de morir, los creyentes de estas cinco religiones van a otro lugar, un lugar diferente al de los incrédulos. Pero es el mismo proceso. El mundo espiritual también emitirá un juicio sobre ellos con base en todo lo que hicieron antes de morir, tras lo cual serán procesados como corresponde. ¿Pero por qué se pone a estas personas en otro lugar para procesarlas? Existe una razón importante para ello. ¿Y cuál es esta razón? Os la contaré usando un ejemplo. Pero antes de hacerlo, podéis pensar para vosotros mismos: “¡Quizá eso se deba a que tienen un poco de creencia en Dios! No son unos completos incrédulos”. Esta no es la razón del porqué. Existe una razón muy importante por la que ellos son colocados en otro lugar.

Tomemos el budismo, por ejemplo. Dejadme contaros un hecho. Un budista es, primeramente, alguien que se ha convertido al budismo, y es una persona que sabe cuál es su creencia. Cuando los budistas se cortan el pelo y se ordenan monjes o monjas, esto significa que se han apartado del mundo secular y han dejado atrás el clamor del mundo humano. Cada día recitan los sutras y cantan los nombres de los Budas, solo comen comida vegetariana, viven una vida ascética y pasan sus días acompañados sólo por la luz fría y débil de una lámpara de mantequilla. Pasan toda su vida así. Cuando la vida física de un budista termina, hace un resumen de ella, pero en su corazón no sabe adónde irá tras morir, con quién se encontrará ni qué final tendrá; en su corazón no tiene claras estas cosas. No habrán hecho otra cosa que llevar una especie de fe a ciegas durante toda su vida, tras lo cual parten del mundo humano junto con sus deseos e ideales ciegos. Tal es el final de la vida física de un budista cuando dejan el mundo de los vivos; después de eso, vuelve a su lugar original en el mundo espiritual. El que esta persona se reencarne o no para regresar a la tierra y continuar su autoaprendizaje depende de su conducta y práctica anterior a su muerte. Si no hizo nada malo durante su vida, rápidamente se reencarnará y será enviada a la tierra de nuevo, donde esta persona se convertirá otra vez en monje o monja. Es decir, practica el autoaprendizaje durante su vida física de acuerdo con cómo lo hizo la primera vez, tras lo cual regresa al mundo espiritual una vez concluida su vida física, donde es examinada. Después de esto, si no hay problemas, puede volver una vez más al mundo del hombre y convertirse una vez más al budismo y continuar así con su práctica. Después de reencarnarse de tres a siete veces, regresará una vez más al mundo espiritual al que va cada vez que su vida física acaba. Si sus diversas cualificaciones y su conducta en el mundo humano han concordado con los edictos celestiales del mundo espiritual, desde este punto en adelante permanecerá allí; ya no se reencarnará más como un ser humano ni habrá riesgo alguno de que sea castigada por hacer el mal en la tierra. No experimentará este proceso nunca más. En su lugar, según sus circunstancias, adoptará una posición en el ámbito espiritual. Esto es a lo que los budistas se refieren como “alcanzar la budeidad”. Lograr la budeidad significa, principalmente, lograr la realización como un oficial del mundo espiritual, sin que en adelante haya más oportunidad de reencarnación o castigo. Más aún, significa no sufrir más la aflicción del ser humano después de reencarnarse. ¿Existe, pues, alguna oportunidad para ella de reencarnarse como un animal? (No). Eso significa que permanecerá para asumir un rol en el mundo espiritual y que ya no reencarnará más. Este es un ejemplo de alcanzar la realización de la budeidad en el budismo. En cuanto a aquellos que no consiguen la realización, cuando regresan al mundo espiritual, se someten al examen y la verificación del oficial pertinente, quien comprueba que durante su vida no practicaron un autoaprendizaje diligente ni fueron meticulosos en la recitación de los sutras y el canto de los nombres de los Budas, tal como lo prescribe el budismo; en vez de ello, cometieron muchas maldades y tuvieron un comportamiento perverso. Posteriormente, en el mundo espiritual, se celebra un juicio por sus acciones malvadas, tras lo cual con toda certeza serán castigados. No hay excepciones en esto. Así pues, ¿cuándo alcanzará la realización esta clase de persona? En la vida en la que no hagan el mal; cuando, tras retornar al mundo espiritual, se vea que no hicieron nada malo antes de morir. Continúan reencarnando y siguen recitando los sutras y cantando los nombres de los Budas, pasando sus días con la luz fría y débil de una lámpara de mantequilla, absteniéndose de matar a ningún ser viviente ni comer carne. No participan en el mundo del hombre, dejando sus problemas muy atrás, y no teniendo disputas con otros. Mientras tanto, si no han hecho el mal, tras volver al mundo espiritual y después de que todas sus acciones y su comportamiento se hayan examinado, son enviados una vez más al mundo humano, en un ciclo que se repite de tres a siete veces. Si no tienen una mala conducta durante este tiempo, entonces su logro de la budeidad no se verá afectado y no se retrasará. Este es un rasgo del ciclo de la vida y la muerte de todas las personas de fe: pueden “alcanzar la realización” y asumir una posición en el mundo espiritual. Esto es lo que los hace diferentes de los incrédulos. Primeramente, cuando todavía viven en la tierra, ¿cuál es la conducta de los que pueden hacerse cargo de una posición en el mundo espiritual? Deben asegurarse de no cometer ningún mal en absoluto: asesinato, incendios provocados, violación o saqueo; si cometen fraude, engaño, hurto o robo, entonces no pueden alcanzar la realización. En otras palabras, si tienen cualquier tipo de relación o afiliación con hacer el mal, no podrán escapar del castigo que les será impuesto por el mundo espiritual. El mundo espiritual hace arreglos apropiados para los budistas que alcanzan la budeidad: se les puede asignar la administración de aquellos que parecen creer en el budismo y en el Viejo Hombre en el Cielo: se les podrá dar una jurisdicción. También es posible que sólo puedan administrar a los incrédulos o tener algún cargo menor. Tal asignación tiene lugar de acuerdo con la naturaleza diversa de estas almas. Este es un ejemplo del budismo.

Entre las cinco religiones de las que hemos hablado, el cristianismo es en cierto modo especial. ¿Y qué hace que los cristianos sean especiales? Son personas que creen en el Dios verdadero. ¿Cómo pueden enumerarse aquí los que creen en el Dios verdadero? Si se dice que el cristianismo es un tipo de fe, eso está, sin duda, únicamente relacionado con la fe: sería simplemente una especie de ceremonia, de religión, y algo completamente apartado de la fe de aquellos que siguen genuinamente a Dios. La razón por la que he incluido al cristianismo entre las cinco “religiones” principales es que se ha visto reducido al mismo nivel que el judaísmo, el budismo y el islam. La mayor parte de la gente aquí no cree que exista un Dios, o que Él gobierne sobre todas las cosas, y mucho menos creen en Su existencia. En su lugar, se limitan a emplear las Escrituras para hablar sobre teología, sirviéndose de esta para enseñar a las personas a ser amables, a soportar el sufrimiento, y a hacer cosas buenas. El cristianismo se ha convertido en este tipo de religión: sólo se concentra en teorías teológicas y no tiene absolutamente ninguna relación con la obra de Dios de gestionar y salvar al hombre. Se ha convertido en la religión de aquellos que siguen a Dios, pero a los que Él en realidad no reconoce. Sin embargo, Dios también tiene un principio para encarar a tales personas. Él no las maneja ni trata con ellas con indiferencia y a discreción, tal como lo hace con los incrédulos. Las trata del mismo modo que a los budistas: si, durante su vida, los cristianos pueden practicar la autodisciplina, regirse estrictamente por los Diez Mandamientos y ceñir su propia conducta a las leyes y los mandamientos, y si pueden respetarlos toda su vida, también deberán pasar la misma cantidad de tiempo pasando por los ciclos de la vida y de la muerte antes de alcanzar verdaderamente el llamado “arrebato”. Después de conseguir este arrebato, permanecen en el mundo espiritual, donde asumen una posición y pasan a ser uno de sus oficiales. De igual manera, si perpetran maldades en la tierra, si son muy pecadores y cometen demasiados pecados, es inevitable que sean castigados y disciplinados con diversa severidad. En el budismo, alcanzar la realización significa entrar en la Tierra Pura de la Felicidad Suprema, pero ¿cómo la llaman en el cristianismo? Se llama “entrar en el cielo” y ser “arrebatado”. Los que son verdaderamente arrebatados también pasan por el ciclo de la vida y de la muerte de tres a siete veces, tras lo cual, una vez muertos, vienen al mundo espiritual, como si se hubieran quedado dormidos. Si cumplen con los requisitos pueden quedarse y asumir una posición y, a diferencia de las personas en la tierra, no se reencarnarán de una forma simple ni convencional.

Entre todas estas religiones, el final del que hablan y por el que se esfuerzan es el mismo que el logro de la realización en el budismo, solo que esta “realización” se alcanza por diferentes medios. Todos son del mismo tipo. A este grupo de seguidores de estas religiones, que son capaces de guardar estrictamente los preceptos religiosos en su conducta, Dios le provee un destino adecuado, un lugar apropiado al que ir, y se encarga de él apropiadamente. Todo esto es razonable, pero no es como la gente imagina, ¿verdad? Ahora bien, habiendo escuchado lo que les ocurre a las personas en el cristianismo, ¿cómo os sentís? ¿Sentís que su sufrimiento es injusto? ¿Simpatizáis con ellos? (Un poco). No hay nada que pueda hacerse; sólo pueden culparse a sí mismos. ¿Por qué digo esto? La obra de Dios es verdadera; Él está vivo y es real, y Su obra tiene como objetivo a la humanidad entera y a cada persona. ¿Por qué, entonces, no aceptan esto? ¿Por qué se oponen y persiguen a Dios tan frenéticamente? Deberían considerarse afortunados de tener un final como este; ¿por qué sentís pena por ellos? Que se les trate de esta forma demuestra una gran tolerancia. Teniendo en cuenta su grado de oposición a Dios, deberían ser destruidos, pero Él no lo hace; simplemente trata al cristianismo de la misma forma que a cualquier religión ordinaria. ¿Es, pues, necesario entrar en mayores detalles sobre las otras religiones? El ethos de todas estas religiones es que las personas sufran más dificultades, no hagan el mal, lleven a cabo buenas acciones, no insulten a los demás, no los juzguen, se aparten de las disputas y sean buenas personas; la mayoría de las enseñanzas religiosas son así. Por lo tanto, si estas personas de fe —estos seguidores de diversas religiones y denominaciones— son capaces de guardar estrictamente sus preceptos religiosos, no cometerán grandes errores o pecados durante el tiempo que estén en la tierra, y después de reencarnarse de tres a siete veces, estas personas, los que son capaces de guardar estrictamente los preceptos religiosos, en general se quedarán para asumir una posición en el mundo espiritual. ¿Hay muchas personas así? (No, no hay). ¿En qué se basa tu respuesta? No es fácil hacer el bien ni regirse por reglas y leyes religiosas. El budismo no permite a las personas comer carne; ¿podrías hacerlo? Si tuvieras que vestir túnicas grises y recitar sutras y cantar los nombres de los Budas en un templo budista todo el día, ¿podrías hacerlo? No sería fácil. El cristianismo tiene los Diez Mandamientos, los mandamientos y las leyes, ¿son fáciles de guardar? ¡No lo son! Consideremos no insultar a los demás, por ejemplo: las personas simplemente son incapaces de obedecer esta regla. Incapaces de frenarse, maldicen, y después de hacerlo ya no pueden retractarse. ¿Y qué hacen entonces? Confiesan sus pecados por la noche. A veces, después de maldecir a otros, sigue habiendo odio en sus corazones, y hasta llegan tan lejos como planear cuándo van a hacerles más daño a esas personas. En resumen, para los que viven en este dogma muerto, no es fácil dejar de pecar o cometer maldades. Por lo tanto, en cada religión, solo unas pocas personas pueden realmente alcanzar la realización. Das por sentado que como muchas personas siguen estas religiones, gran parte serán capaces de quedarse para asumir un papel en el reino espiritual. Sin embargo, no son tantos; sólo unos pocos son en verdad capaces de lograrlo. Generalmente es así para el ciclo de la vida y de la muerte de las personas de fe. Lo que las diferencia es que pueden alcanzar la realización y esto es lo que las diferencias de los incrédulos.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único X

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