60. Denunciar a un falso líder: una batalla personal

Por Gan Xiao, China

En agosto del año pasado, un líder me transfirió a una iglesia diferente después de que me destituyeran. Noté que el hermano Liang Hui llegó una hora tarde a mi primera reunión allí. La hermana Tan Min, la líder de la iglesia, también estaba ahí. Pensé: “He oído a hermanos y hermanas decir que Liang Hui es descuidado, hace lo que quiere en su deber y siempre llega tarde a las reuniones sin ningún motivo. Hoy de verdad llegó tarde a la reunión, así que Tan Min debería hablar con él sobre este problema”. Pero ella se mostró totalmente relajada al respecto y no dijo nada. Durante la reunión, otro hermano contó que se sentía limitado por el dinero, que no lograba concentrarse en el deber, y parecía muy deprimido. Algunos de nosotros hallamos palabras de Dios para hablar con él y ayudarlo pero, siendo líder de la iglesia, Tan Min no compartió nada de enseñanza. Noté que ella no asumía ninguna responsabilidad en las reuniones, sino que solo actuaba por inercia, sin ayudar a nadie con sus problemas. Yo quería hablar con ella acerca de eso. Pero pensé que, como era mi primera reunión ahí, tal vez no estuviera viendo el panorama completo, por lo que debería esperar y ver antes de hablar. Me sorprendió ver exactamente lo mismo en las siguientes reuniones. A veces, daba por concluida una reunión rápido después de que leyéramos algunas palabras de Dios sin hablar mucho de ellas, y no prestaba atención a la enseñanza de las palabras de Dios. Yo pensé: “Lo principal del deber de un líder es guiar a los hermanos y a las hermanas en la lectura de las palabras de Dios y la enseñanza de la verdad, para que ellos la entiendan y entren en la realidad de las palabras de Dios. Pero Tan Min no toma la iniciativa en la enseñanza de Sus palabras y no resuelve los problemas de las personas. ¿Eso no es negligencia en el deber? ¿Eso no es manejarse por inercia? ¿Cómo se va a lograr algo de esta manera? De continuar así, eso retrasará la entrada en la vida de todos. Quiero decir algo, pero temo que ella no lo acepte, que diga que yo soy arrogante y que debería reflexionar sobre mí misma tras ser destituida, en lugar de meterme en los asuntos de otras personas”. Al pensar en esto, decidí dar un paso atrás y olvidarlo, y concentrarme en mí misma.

Un mes después, me pusieron en otro deber y me asignaron a otras dos reuniones de grupo. Los hermanos y las hermanas de esas reuniones no se concentraban en enseñar sobre las palabras de Dios o en hablar sobre sus propias experiencias y conocimientos. A veces, solo charlaban de cosas triviales. Sentía que el éxito de la vida de iglesia se relacionaba directamente con quién lideraba esa iglesia, y que la entrada en la vida de los hermanos y de las hermanas estaría en riesgo si eso continuaba, por lo que se lo mencioné a Tan Min. Para mi sorpresa, no lo aceptó para nada e incluso insistió en que la falta de éxito de la vida de iglesia era problema de los hermanos y de las hermanas. Pensé: “No reflexiona sobre sí misma y pone toda la responsabilidad sobre los hermanos y las hermanas. Como líder de iglesia, ella no acepta la verdad para nada ni escucha las sugerencias de los hermanos y de las hermanas. No asume ninguna responsabilidad por la vida de iglesia. ¿Cómo puede liderar a los demás para que entiendan la verdad o para que entren en la realidad de la palabra de Dios? Eso solo puede perjudicar a los hermanos y a las hermanas. Debo hablar con ella de esto otra vez”. Pero cuando estaba por decir algo, empecé a preocuparme, pues pensaba: “No aceptó lo que acabo de recomendarle y además tuvo una mala actitud al respecto. ¿De qué servirá que se lo repita? Ella es una líder de iglesia, si vuelvo a hablar con ella, tal vez diga que me estoy extralimitando y tenga rencor hacia mí. Lo mejor es que me quede callada”. Me sentía intranquila con eso, pero, al final, decidí no decir nada. Unos días después, Tan Min me dijo que había tratado con los hermanos y las hermanas en una reunión, y describió en detalle cómo lo había hecho. Oír esto me sorprendió mucho, pensé: “¿Cómo puedes carecer tanto de conciencia de ti misma? La vida en la iglesia es indisciplinada porque tú eres irresponsable y descuidada como líder. ¿Cómo puedes regañar a los demás por eso? Limitarse a regañar a las personas sin ninguna enseñanza de la verdad no solucionará nada”. De verdad quería mencionar sus problemas otra vez, pero al ver lo convencida que estaba, pensé que no lo tomaría bien. Reflexioné: “Me acaban de despedir, ¿qué derecho tengo a mencionar sus problemas? Además, siempre nos cruzamos, si ella se ofende, las cosas para mí en la iglesia serán más difíciles. Perderé mi oportunidad de salvación si ella se niega a darme un deber. Bueno, no voy a decir nada, voy a mantener la cabeza gacha, vivir la vida de iglesia y cumplir con mi deber”.

Oí decir a algunos hermanos y hermanas decir que Tan Min estaba a cargo de la labor evangelizadora, pero ni siquiera había tenido reuniones con ellos durante un tiempo. También decían que no podían encarar los problemas de los nuevos fieles y que algunos de estos, perturbados por pastores religiosos y ancianos, dejaban de asistir a las reuniones. Pensé: “La labor evangelizadora es muy importante, pero Tan Min no hace nada por abordar los problemas reales. ¡Eso es muy irresponsable! ¡Tan Min no hace ningún trabajo práctico y es directamente responsable de que los nuevos fieles renuncien porque no reciben riego ni sustento!”. Sentí que era un problema muy grave de verdad, y, sin dudas, tenía que hablar sobre esto con ella cara a cara. Un par de días después, vi a Tan Min y saqué a relucir los problemas que mencionaron los hermanos y hermanas, pero ella siguió culpando de todo a estos. Parecía no asumir nada de responsabilidad. También señalé que, al no hacer nada por encarar los problemas prácticos como líder de iglesia, ella era irresponsable y descuidaba su deber, y que eso retrasaría la labor de la iglesia y perjudicaría a los hermanos y a las hermanas. Ella solo puso mala cara y se negó a hablar. Pensé: “No hace obra práctica, no asume una carga por su deber y jamás ha aceptado la verdad. Esto significa que es una falsa líder que ha sido revelada y que debo informar de sus problemas a un líder superior para que la despidan lo antes posible”. Pero dudaba, pues pensaba: “Si la denuncio y ella se entera, ¿dirá que la estoy atacando y que la enfrento intencionalmente? Si la destituyeran, no sería tan malo, pero, si no, ¿no la ofendería, simplemente? Eso haría que quedarme en la iglesia fuera difícil. Si ella me destituye y pierdo mi deber, pierdo mi oportunidad de salvación. Está bien, no voy a informar sobre sus problemas y tan solo voy a aferrarme al deber que tengo”. Pero al pensar así, me sentí muy culpable. Veía que la iglesia tenía una falsa líder, pero me lo callaba. ¿Acaso era eso defender la labor de la iglesia? Sentía mucho conflicto, por lo que fui ante Dios y oré: “Oh, Dios mío, he visto los problemas de Tan Min y quisiera denunciarla, pero tengo algunas preocupaciones. Por favor, guíame para superar estas fuerzas oscuras y resguardar la obra de la iglesia”.

Después, leí un pasaje de la palabra de Dios: “¿Cuál es la actitud que las personas deben tener en términos de cómo tratar a un líder o a un obrero? Si lo que un líder o un obrero hacen está bien y en consonancia con la verdad, puedes obedecerlos; si lo que hacen está mal y no concuerda con la verdad, no debes obedecerlos y puedes exponerlos, oponerte a ellos y plantear una opinión distinta. Si ellos son incapaces de llevar a cabo obra práctica o cometen actos malvados que causen una perturbación en la obra de la iglesia, y se revelan como falsos líderes, falsos obreros o anticristos, entonces puedes discernir sobre ellos, exponerlos y denunciarlos. Sin embargo, algunos de los escogidos de Dios no comprenden la verdad y son particularmente cobardes. Temen que los repriman y castiguen falsos líderes y anticristos, así que no se atreven a defender los principios. Dicen: ‘Si el líder me saca a patadas, estoy acabado; si hace que todos me expongan o me abandonen, ya no podré creer en Dios. Si me expulsan de la iglesia, Dios no me querrá y no me salvará. ¿Y no habrá sido mi fe para nada?’. ¿No es ridículo ese pensamiento? ¿Tienen esas personas verdadera fe en Dios? ¿Representaban un falso líder o un anticristo a Dios cuando te expulsaron? Cuando un falso líder o anticristo te castiga y expulsa, esto es el trabajo de Satanás, y no tiene nada que ver con Dios; cuando las personas son apartadas o expulsadas de la iglesia, esto solo se ajusta a la voluntad de Dios cuando hay una decisión conjunta entre la iglesia y todos los escogidos de Dios, y cuando el despido o la expulsión se ajusta totalmente a la organización del trabajo de la casa de Dios y a los principios verdad de las palabras de Dios. ¿Cómo es posible que el ser expulsado por un falso líder o anticristo signifique que no puedas ser salvado? Esta es la persecución de Satanás y los anticristos, y no significa que Dios no vaya a salvarte. Depende de Dios que puedas ser salvado o no. Ningún ser humano está capacitado para decidir si puede salvarte Dios. Debes tener esto claro. Tratar la expulsión por parte de los falsos líderes y anticristos del mismo modo que la expulsión por parte de Dios, ¿acaso no es malinterpretar a Dios? Lo es. Y esto no es solo malinterpretar a Dios, sino también desobedecerlo. También es una especie de blasfemia contra Dios. ¿Y no es ignorante y estúpido malinterpretar a Dios de esta manera? Cuando un falso líder o anticristo te expulsa, ¿por qué no buscas la verdad? ¿Por qué no buscas a alguien que entienda la verdad para obtener algo de discernimiento? ¿Y por qué no lo denunciaste ante los superiores? Esto demuestra que no crees que la verdad impere en la casa de Dios, demuestra que no tienes verdadera fe en Dios, que no eres una persona que crea sinceramente en Dios. Si confías en la omnipotencia de Dios, ¿por qué temes la retribución de un falso líder o un anticristo? ¿Pueden ellos decidir tu destino? Si sabes discernir y detectas que sus actos no concuerdan con la verdad, ¿por qué no hablas con los escogidos de Dios que comprenden la verdad? Si tienes boca, ¿por qué no te atreves a hablar? ¿Por qué tienes tanto miedo a un falso líder o un anticristo? Esto demuestra que eres un cobarde, un inútil, un lacayo de Satanás(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 3: Excluyen y atacan a quienes buscan la verdad). Leer esto en verdad iluminó mi corazón. Cuando hallamos a un falso líder en la iglesia, no debemos postrarnos y dejar que ellos nos limiten a cada paso. Debemos ser decididos, exponerlos, e informar sobre ellos a los líderes superiores. Esa es la voluntad de Dios. Sabía que Tan Min no hacía un trabajo práctico y que era una falsa líder, pero no me animé a hablar sobre sus problemas porque los miraba desde la perspectiva equivocada. Pensaba que la líder tenía autoridad y que decidía si yo podía cumplir un deber o no, y que, si la ofendía, podía perder mi deber, y entonces no sería salvada. Vi que, en todos mis años de fe, aún no comprendía a Dios. En la casa de Dios, la verdad y Dios mismo dominan. Si tengo un deber o si puedo ser salvada depende de Dios, no de un líder individual. Incluso si un falso líder detentara autoridad y de verdad me reprimiera, eso sería temporario. Dios todo lo ve, y el Espíritu Santo lo revelará todo, los falsos líderes y los anticristos serán expuestos y descartados, tarde o temprano. No entendía el carácter justo de Dios, y tenía miedo de ofender a otras personas, pero no de ofenderlo a Él. Dios no tenía un lugar en mi corazón. ¿Qué tipo de creyente era? Yo pensaba que, como no era líder, no estaba en posición de criticar a Tan Min y me preocupaba que los demás dijeran que yo debería ocuparme de mis asuntos. La forma en la que lo abordaba era totalmente ridícula. Como miembro de la casa de Dios, no importa si me despiden o qué deber tengo; si descubro a un falso líder en la iglesia, es mi responsabilidad y mi obligación informarlo. Eso es resguardar la labor de la iglesia y es algo positivo. También es asumir la responsabilidad por la vida de los hermanos y de las hermanas, y eso nunca es extralimitarse ni entrometerse, y, sobre todo, no es ser arrogante ni subirse a un pedestal. Es cumplir con el deber de un escogido de Dios. Darme cuenta de esto me hizo reflexionar sobre por qué había tenido tanto miedo de exponer a una falsa líder. ¿Cuál era la verdadera raíz del problema?

En mi búsqueda, leí estas palabras de Dios: “Tanto la conciencia como la razón deben ser componentes de la humanidad de una persona. Ambas son las más fundamentales e importantes. ¿Qué clase de persona es la que carece de conciencia y no tiene la razón de la humanidad normal? Hablando en términos generales, es una persona que carece de humanidad, una persona de una humanidad extremadamente pobre. Entrando en más detalle, ¿qué manifestaciones de humanidad perdida exhibe esta persona? Prueba a analizar qué características se hallan en tales personas y qué manifestaciones específicas presentan. (Son egoístas y mezquinas). Las personas egoístas y mezquinas son superficiales en sus acciones y se mantienen alejadas de las cosas que no les conciernen de manera personal. No consideran los intereses de la casa de Dios ni muestran consideración por la voluntad de Dios. No asumen ninguna carga de desempeñar sus deberes o de dar testimonio de Dios y no poseen ningún sentido de responsabilidad. […] Hay algunas personas que no asumen ninguna responsabilidad, independientemente del deber que estén cumpliendo. Tampoco informan con celeridad a sus superiores de los problemas que descubren. Cuando ven a gente que causa interrupciones y perturbaciones, hacen la vista gorda. Cuando ven a gente malvada cometiendo el mal, no intentan detenerlos. No protegen los intereses de la casa de Dios ni consideran lo que es su deber y responsabilidad. Cuando cumplen con su deber, las personas así no hacen ningún trabajo real; son unos complacientes sedientos de comodidades; hablan y actúan solo por su propia vanidad, su imagen, su estatus y sus intereses, y están solo dispuestos a dedicar su tiempo y esfuerzo a cosas que les beneficien. Las acciones e intenciones de alguien así son claras para todos. Salen de repente siempre que hay una oportunidad para mostrar su rostro o para disfrutar alguna bendición. Pero, cuando no hay una oportunidad para mostrar su rostro, o en cuanto llega un tiempo de sufrimiento, desaparecen de la vista como una tortuga que esconde la cabeza. ¿Tiene esta clase de persona conciencia y razón? (No). ¿Siente remordimiento una persona sin conciencia ni razón que se comporta de esta manera? Esa gente no tiene sensación alguna de remordimiento; la conciencia de esta clase de persona no le sirve para nada. Nunca ha sentido remordimiento de conciencia. Así pues, ¿puede percibir el reproche o la disciplina del Espíritu Santo? No(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad). Las palabras de Dios me ayudaron a entender que el temor a exponer y denunciar a un falso líder surgía de basarse en filosofías satánicas tales como: “agua que no has de beber, déjala correr”, “el sensato se protege nada más que para no equivocarse” y “cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. Estas filosofías satánicas se habían convertido en parte de mis consignas y controlaban mi pensamiento, por eso siempre intentaba proteger mis propios intereses, sin pensar en la obra de la iglesia. Me había vuelto más despreciable, más egoísta y más astuta. Veía con claridad que Tan Min no hacía un trabajo práctico y no aceptaba la verdad, que era una falsa líder. Su conducta había afectado la obra de la iglesia y había demorado la entrada en la vida de los hermanos y de las hermanas, por lo que debía sacar este asunto a la luz y denunciarla. Pero tenía miedo de que ella me condenara y me reprimiera si se ofendía, por lo que no informé sobre ella. Quería proteger mi reputación, mi estatus y mi destino futuro, por eso, solo observaba cómo sufrían la obra de la iglesia y la entrada en vida de los hermanos y de las hermanas con una actitud despreocupada, y hacía la vista gorda a la falsa líder. Estaba del lado de Satanás, consintiendo a una falsa líder que alteraba la obra de la iglesia. Vivía de acuerdo con los venenos de Satanás y me había convertido en su esclava, solo me protegía a mí misma, carecía por completo de devoción hacia Dios, y no tenía conciencia ni razón. No vivía con semejanza humana en absoluto. Me di cuenta de que seguía bajo el poder de Satanás y le pertenecía. Tenía que buscar la verdad, renunciar a Satanás y ser alguien que obedece a Dios. Cuando tuve todo esto claro, sentí que de verdad estaba en deuda con Dios y odié lo egoísta e irracional que era. Debía informar sobre la falsa líder enseguida y dejar de herir el corazón de Dios. Entonces, le conté a la líder superior todo sobre los problemas de Tan Min, que no hacía un trabajo práctico ni aceptaba la verdad. Pero, pasaron unos días, y la líder superior no me había dicho nada de cómo se habían ocupado de Tan Min. Me sentí un poco ansiosa. Si no destituían pronto a esta falsa líder, podía continuar retrasando la labor de la iglesia, por lo que pensé en escribir otra vez para ver qué pasaba. Pero entonces pensé: “Si lo menciono otra vez, la líder superior puede pensar que intento abarcar más de lo que puedo apretar. De todos modos, como ya dije lo que quería decir, tal vez ya he cumplido mis responsabilidades, y no debería preocuparme por el resto”. Pero esta idea me hizo sentir incómoda, y no pude dormir esa noche.

Una mañana, leí estas palabras de Dios: “Si no hay nadie en una iglesia que esté dispuesto a practicar la verdad ni nadie que pueda mantenerse firme en el testimonio de Dios, entonces esa iglesia debe ser completamente aislada y se deben cortar sus conexiones con otras iglesias. A esto se le llama ‘muerte por sepultura’; eso es lo que significa rechazar a Satanás. Si en una iglesia hay varios bravucones y son seguidos por ‘pequeñas moscas’ que carecen completamente de discernimiento, y si los congregantes, incluso después de haber visto la verdad, siguen siendo incapaces de rechazar las ataduras y la manipulación de estos bravucones, entonces todos estos tontos serán descartados al final. Tal vez estas pequeñas moscas no hayan hecho nada terrible, pero son aún más astutas, aún más resbaladizas y evasivas y todos los que son como ellas serán descartados. ¡No quedará ni uno! Aquellos que pertenecen a Satanás serán devueltos a Satanás, mientras que aquellos que pertenecen a Dios seguramente irán en busca de la verdad; esto está determinado por su naturaleza. ¡Que todos los que siguen a Satanás perezcan! No habrá compasión hacia estas personas. Que los que buscan la verdad sean provistos y que se complazcan en la palabra de Dios hasta que se sientan saciados. Dios es justo; Él no muestra favoritismo hacia nadie. Si eres un diablo, entonces eres incapaz de practicar la verdad; si eres alguien que busca la verdad, entonces es seguro que no serás llevado cautivo por Satanás. Esto está más allá de toda duda(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad). Pude ver por las palabras de Dios que Su carácter es santo y justo, y que no tolera ninguna ofensa. Él odia que los falsos líderes y los anticristos alteren la labor de la iglesia y que demoren la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Dios detesta a aquellos que no practican la verdad ni resguardan los intereses de la iglesia cuando aparecen falsos líderes y anticristos. Este tipo de persona entiende la verdad pero aún así no la practica y, en cambio, solo piensa en sus propios intereses. Son personas muy astutas y taimadas que serán descartadas si se niegan a arrepentirse. Sabía que Tan Min era una falsa líder, y como la líder superior a ella no respondía suficientemente rápido, yo necesitaba seguir hablando y llegar hasta el final. Pero solo quería protegerme a mí misma y olvidar todo lo que no me afectaba personalmente. Estaba permitiendo que ella siguiera actuando libremente y que alterara la obra de la iglesia. No estaba siendo considerado con la voluntad de Dios ni estaba del lado de la verdad, sino del lado de Satanás. Eso formaba parte de la maldad de la falsa líder. Si bien no parecía que yo hubiera hecho algo terrible, si no practicaba la verdad ni protegía la obra de la iglesia ante los problemas, al final, solo podría ser descartada. Supe que esta vez no debía preocuparme por mis intereses personales y que ya no podía dejar que esta falsa líder siguiera dañando la obra de la iglesia. La líder superior se demoró en lidiar con Tan Min, por lo que, aunque yo no conocía la razón, era una prueba para mí proveniente de Dios para ver si podía dejar de lado mis intereses personales y sostener los principios verdad. Debía continuar denunciando a esta falsa líder para proteger los intereses de la iglesia. Por eso, volví a informar la situación a la líder superior y remarqué los peligros y las consecuencias de no destituir a la falsa líder. Ella respondió y dijo que, durante los últimos días, había tenido que atender algunos asuntos urgentes, y que despediría a Tan Min de inmediato, de acuerdo con los principios. Ver esa respuesta fue un enorme alivio para mí, y aprendí que la única manera de conocer la paz es poner en práctica la verdad.

Tan Min fue despedida pronto, y se eligió a otra líder para asumir la labor de la iglesia. Después de un tiempo, la vida de iglesia logró muchos grandes resultados, y toda nuestra obra comenzó a cobrar fuerzas. Me alegró ver que las cosas resultaran así, pero al mismo tiempo sentí un poco de culpa y remordimiento. Tras notar a una falsa líder, no informé sobre ella suficientemente rápido, solo había pensado en mis intereses personales y mostrado mi carácter satánico, causando pérdidas a la obra de la iglesia. Vi que vivir de acuerdo con las actitudes satánicas y no practicar la verdad en realidad es hacer el mal, y que Dios condena y desprecia todo eso. También descubrí la sabiduría de la obra de Dios, y ver a esta falsa líder en la iglesia me ayudó a desarrollar discernimiento. Además, experimenté el gran perjuicio que un falso líder en la iglesia puede causar al pueblo elegido de Dios. También aprendí sobre el carácter justo de Dios, y vi que, en la casa de Dios, Cristo y la verdad dominan, y ningún individuo puede decidir. No importa cuán alta sea la posición de alguien, si no practica la verdad y no hace lo que Dios requiere, nunca tendrá una posición sólida en la casa de Dios. Al final, será descartado. Poner en práctica las palabras de Dios y hacer las cosas de acuerdo con los principios es lo único que concuerda con Su voluntad.

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