55. La realidad de ser complaciente

Por Su Jie, China

En octubre de 2020, me eligieron para supervisar las tareas de vídeo junto a Wang Li, con quien ya había trabajado. Sabía que a ella le preocupaba un poco su reputación y estatus, y que se enemistaba con cualquiera que la ofendiera, pero nos llevábamos bastante bien, sin grandes conflictos. Más adelante, me enteré de que estaba en contra de una de las hermanas del grupo, Xin Cheng. Cuando Wang Li me empezó a contar sobre el estado de todos los del grupo, adoptó un tono desdeñoso y dijo: “Xin Cheng no tiene una buena humanidad y es sumamente arrogante. Cuando le hago sugerencias, no solo se niega a aceptarlas, sino que en su lugar se pone a hablar de mis problemas. No desempeña un papel positivo en el equipo. Ya le he escrito a la líder informando de sus problemas y he recabado evaluaciones de otras personas, estamos a punto de destituirla”. Leí las evaluaciones y la mayoría de hermanos y hermanas decían que Xin Cheng tenía talento en su deber y buena aptitud, pero que su carácter era algo arrogante. Decían que a veces se aferraba a su propia opinión cuando se debatía sobre el trabajo, pero, si se comunicaba con ella claramente, era capaz de aceptar las cosas. En resumen, se la podía cultivar aún. Yo pensaba: “La evaluación de Wang Li hacia ella no es objetiva ni justa y no había que destituir a Xin Cheng a la ligera por eso. ¿Le refutó Xin Cheng a Wang Li sus ideas de tal manera que la avergonzó y se puso en su contra y, por ello, quería hacer que la destituyeran? Si fue así, Wang Li debía hacer introspección”. Quise señalarle este problema, pero pensé: “A ella le importa mucho guardar las apariencias, ¿le caeré mal después de hacer eso? ¿Cómo nos llevaríamos si se agria nuestra relación?”. Por ello, le hablé con tacto: “Xin Cheng es nueva en la fe y algo cabezota, pero su problema no es tan grave como para destituirla. Comuniquemos con ella para ayudarla”. Al oír esto, la expresión de Wang Li cambió totalmente y, molesta, contestó: “El problema de Xin Cheng no es que sea cabezota, es que tiene un carácter malo. Opinaba lo mismo que tú, pero ahora puedo discernir las cosas claramente. Ayúdala tú si quieres. Puedes responsabilizarte de su trabajo de ahora en adelante”. La verdad, no supe qué hacer cuando oí esto. Pensé: “Acabo de incorporarme al equipo y todavía no estoy familiarizada con las cosas. Wang Li me impuso su responsabilidad, lo que podría demorar nuestro trabajo. Eso era algo demasiado irresponsable”. Quería decirle más cosas que pensaba, pero, al ver su frialdad, temí que un conflicto adicional perturbara nuestra relación, así que me callé.

Unos días más tarde, nos disponíamos a cambiar de lugar por las necesidades de nuestro trabajo. De repente, Wang Li me dijo: “Esta vez no vamos a llevar a Xin Cheng. Que se quede y reflexione”. Me quedé muy sorprendida. ¿Qué diferencia había entre hacer que se quedara y destituirla? Hacer eso retrasaría nuestro trabajo y sería injusto para ella. Yo estaba preocupada al ver que Wang Li mostraba un carácter corrupto y quería exponerla por su abuso de poder para aislar y oprimir a Xin Cheng. Sin embargo, pensé en que cuando debatimos sobre Xin Cheng el otro día se mostró muy reacia y tuvo mala actitud hacia mí, por lo que, si diseccionaba y exponía la esencia de sus acciones directamente con ella, podría alegar que estaba protegiendo a Xin Cheng y era dura con ella. Si se estropeaba nuestra relación y me guardaba rencor y me hacía el vacío, ¿cómo podríamos trabajar juntas? Dudé y me tragué lo que estaba a punto de decir. Pensé: “Olvídalo. No debería exponerla directamente. Debo pasarlo por alto”. Balbuceé: “La líder no ha confirmado ningún cambio en su deber. ¿Es acertado que la dejemos aquí? ¿No deberíamos esperar al visto bueno de la líder para destituirla? Que venga con nosotras. Además, eso nos ayudará a seguir el trabajo”. Wang Li no insistió más después de eso. Yo sabía que no había abordado su problema con claridad y no paraba de atacar a Xin Cheng. Me sentí culpable por ello, pero luego pensé: “Como somos compañeras, estaré muy pendiente de ella para impedirle cometer grandes errores”. Tras eso, continuó excluyendo a Xin Cheng adrede. En una ocasión, surgió una oportunidad de formación, y como Xin Cheng era buena estudiante, la mejor opción era enviarla a formarse y que luego, cuando volviera, enseñara a los demás. Pero Wang Li se empeñó en mandar a otra hermana que no conocía bien esa faceta del trabajo. Además, supe por otros que Xin Cheng había expresado opiniones contrarias a las de Wang Li varias veces y, aunque a todos les parecían buenas las ideas de Xin Cheng, Wang Li se negaba a aceptarlas e instaba a Xin Cheng a que la escuchara. Cuando Xin Cheng planteaba sus problemas en una reunión, Wang Li se enfadaba y la ignoraba. Cuando Wang Li veía que Xin Cheng tenía problemas en el deber, no la ayudaba a resolverlos, dejando a Xin Cheng sin senda a seguir en el trabajo, poniéndole las cosas difíciles. Me sentí muy incómoda cuando me enteré de todo esto. Wang Li siempre había estado en contra, excluido y reprimido a Xin Cheng. Eso era un problema muy grave. Ya se estaba convirtiendo en algo perturbador y que perjudicaba al trabajo. Sabía que tenía que hablar con Wang Li. Aquel día, me armé de cierto valor y le dije: “Sigues en contra de Xin Cheng, ¿verdad? A Xin Cheng se le da bien aprender nuevas técnicas. Al no dejarla ir, estás en su contra”. En cuanto dije esto, se le ensombreció la mirada y, airada, me contestó: “Ya he dejado de estar en su contra, pero ahora estoy contra ti. El proyecto del que es responsable Xin Cheng no está logrando nada y eso es problema de ella. Hace mucho que te dije que debíamos destituirla, pero tú discrepaste”. Vi que Wang Li no tenía autoconocimiento. Como supervisora, no reflexionaba cuando el trabajo no iba bien, y solo eludía la responsabilidade. Yo estaba bastante enfadada y de verdad quería exponer directamente la esencia de sus actos. Sin embargo, en vista de su renuencia, me frené. Me sentía ciertamente limitada, pensé: “Acabo de decirle unas cuantas palabras de verdad, pero ella ya ha desarrollado una opinión muy negativa sobre mí. Si realmente le exponía todos sus problemas, se pondría furiosa. Sin duda, eso arruinaría nuestra relación. Sería mejor no decir nada más y, aparte, ya le había reprendido un poco. Como no lo acepta, lo dejo y ya está”. Después de eso, debido a algunos cambios en el trabajo, me ocupé principalmente de otra labor y ya apenas veía a Wang Li.

Por sorpresa, unas tres semanas después, el trabajo de Wang Li no había dado todavía resultados, y los miembros del equipo se sentían débiles y deprimidos. Informaron de que, cuando ella veía que no lo hacían bien en su deber, Wang Li se limitaba a reprenderlos, pero no comunicaba con ellos ni los guiaba. Todos se sentían limitados por ella y tan negativos que no sabían cómo cumplir con el deber. También decían que Wang Li llevaba meses sin guiar a Xin Cheng en el trabajo. Todos tenían lágrimas en los ojos al contarme esto. Yo ya no podía guardar la calma. Había detectado los problemas de Wang Li mucho tiempo atrás, pero no le señalé a ella la naturaleza de estos asuntos. Ella no comprendía su propio carácter corrupto y no dejaba de excluir a la gente por estar en su contra, y además se negaba a escuchar el consejo de otros, hasta tal punto que el trabajo estaba estancado. Me sentía muy culpable. Al llegar a casa, leí un pasaje de las palabras de Dios que exponía a los anticristos: “Según las apariencias, las palabras del anticristo parecen especialmente amables, cultas y distinguidas. Más allá de quién viole los principios o trastorne y perturbe el trabajo de la iglesia, el anticristo no expone ni critica a estas personas, sino que hace la vista gorda, deja que la gente piense que es magnánimo en todos los asuntos. Independientemente de las actitudes corruptas que revele la gente y de las acciones malvadas que cometan, el anticristo se muestra comprensivo y tolerante. No se enfadan o tienen estallidos de rabia, no se molestan ni culpan a la gente cuando esta hace algo mal y daña los intereses de la casa de Dios. No importa quién cometa la maldad y perturbe la obra de la iglesia, no le prestan atención, como si no tuviera nada que ver con ellos, y nunca ofenderán a la gente por este motivo. ¿Qué es lo que más les preocupa a los anticristos? Cuánta gente los tiene en alta estima y cuánta los ve sufrir y los elogia por ello. Los anticristos creen que el sufrimiento nunca debe ser por nada, sin importar la dificultad que sufran, el precio que paguen, qué buenas acciones hagan, cómo de cariñosos, considerados y amables sean con los demás, todo ello debe llevarse a cabo delante de otros, para que pueda verlo más gente. ¿Y cuál es su objetivo al actuar así? Congraciarse con las personas, hacer que más gente apruebe sus actos, su conducta y su calidad humana en el corazón, que les den el visto bueno. Existen incluso anticristos que intentan establecer una imagen de sí mismos de ‘buena persona’ mediante este buen comportamiento de cara al exterior, de tal modo que más gente acuda a ellos en busca de ayuda(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (X)). Los anticristos no intervienen cuando alguien perturba el trabajo de la iglesia, para así poder establecer una buena imagen de ellos mismos ante los demás; son verdaderamente egoístas y despreciables. Al rememorar mi propio comportamiento, comprendí que actuaba igual que un anticristo. La iglesia dispuso que trabajara con Wang Li para que compensáramos nuestras respectivas debilidades, nos vigiláramos la una a la otra y protegiéramos juntas la labor de la iglesia. Sin embargo, para preservar mi “armoniosa” relación con Wang Li, y para conservar mi imagen de “buena persona”, no me atreví a exponer su trato excluyente y represor hacia Xin Cheng. Veía que su trato al prójimo estaba basado en su carácter corrupto y afectaba al trabajo, pero no me atuve a los princípios-verdad ni intervine ni lo denuncié ante ningún líder. Temía caerle mal y que eso abriera una brecha entre nosotras. Incluso cuando me armé de valor para hablar con ella en comunicación, me frené igualmente, y no le señalé de forma clara y directa la esencia de su conducta. Siempre hacía concesiones con ella, me plantaba y la veía excluir y reprimir a los hermanos y hermanas, lo cual dañaba su entrada en la vida y dificultaba gravemente la labor de la iglesia, y no obstante no moví un dedo para ayudar. Al final, vi claramente que los complacientes pueden parecer buenas personas en apariencia y que no ofenden a nadie, pero en realidad son más huidizos y falsos. Todo cuanto hacían era para protegerse a sí mismos, para conservar reputación y estatus. Usan la superficie de amabilidad para ganarse los corazones de la gente y atarlas. Revelan una actitud malvada que es la misma que la de un anticristo. Al reflexionar sobre mis actos y conducta, me sentí muy culpable y me odié a mí misma. ¿Cómo pude ser tan huidiza, tan falsa? Estaba haciendo un deber muy importante, pero era irresponsable y no me atenía a los principios cuando detectaba problemas, ocasionando perjuicios al trabajo de la iglesia y dificultando la vida a otras personas. ¿Acaso no estaba dañando los intereses de la iglesia al hacer esto? ¡De verdad que no tenía conciencia! Oré y me arrepentí ante Dios, quería dejar de ser rebelde y de herirle, y quería practicar la verdad y proteger la labor de la iglesia.

Al día siguiente, en cuanto mencioné el trabajo del que era responsable Xin Cheng, a Wang Li se le oscureció de inmediato la expresión y se puso a quejarse de que Xin Cheng dejaba a los demás a la negatividad. Noté que no hacía introspección en absoluto, y que le pasaba toda la culpa a Xin Cheng. Pensé: “Apenas he comenzado y ella ya se ha enfadado. Si planteo todos sus problemas de trabajo, sin duda se molestará conmigo. ¿Debo seguir hablando?”. Dudé y me sentí algo limitada, así que oré en silencio y pensé en que Dios nos exige honestidad y que protejamos los intereses de Su casa. Esto me dio cierta valentía. Opinara lo que opinara ella, yo sabía que tenía que compartir mi opinión sincera. Por tanto, expuse con rigor y justicia su opresión hacia Xin Cheng y cómo la castigaba. Sin embargo, ella no quería saber nada. Siguió discutiendo quién tenía razón o estaba equivocado. Se negaba a aceptar la verdad de ninguna manera y a conocerse a sí misma. Entendí la gravedad de su problema y que ella no podía permanecer en ese deber, así que informé a nuestra líder. Esta me contó que había tratado de ayudar a Wang Li comunicando con ella muchas veces antes, pero que aún no había cambiado. Su conducta demostraba que no tenía una buena humanidad ni aceptaba la verdad, y que no era adecuada para el trabajo. Por tanto, debía destituirla lo antes posible. Además la líder quería que lo hiciera yo. Se me agitó el corazón y pensé: “Su actitud hacia mí es otra desde que expuse sus problemas. Si voy a destituirla yo en persona, se ofenderá gravemente. ¿Me odiaría después? ¿Pensaría que la estaba atacando?”. Estaba en conflicto y no sabía cómo enfrentarme a ella. Preocupada por esto, leí las palabras de Dios: “La mayoría de las personas desean perseguir y practicar la verdad, pero gran parte del tiempo simplemente tienen la determinación y el deseo de hacerlo; la verdad no se ha convertido en su vida. Como resultado, cuando se topan con las fuerzas de la perversidad o se encuentran con personas malvadas y malas que cometen actos malvados o con falsos líderes y anticristos que hacen las cosas de una forma que viola los principios —con lo que perturban el trabajo de la iglesia y perjudica a los escogidos de Dios— pierden el coraje de plantarse y decir lo que piensan. ¿Qué significa cuando no tienes coraje? ¿Significa que eres tímido o poco elocuente? ¿O que no tienes un entendimiento profundo y, por tanto, no tienes la confianza necesaria para decir lo que piensas? Ninguna de las dos cosas; esto es principalmente la consecuencia de estar limitado por actitudes corruptas. Una de las actitudes corruptas que revelas es un carácter falso; cuando te sucede algo, lo primero que piensas es en tus propios intereses, lo primero que consideras son las consecuencias, si te beneficiará. Este es un carácter falso, ¿verdad? Otro es un carácter egoísta y vil. Piensas: ‘¿Qué tiene que ver conmigo una pérdida para los intereses de la casa de Dios? Si no soy líder, ¿por qué debería importarme? No tiene nada que ver conmigo. No es responsabilidad mía’. No piensas de manera consciente estos pensamientos y palabras, estos representan el carácter corrupto que se revela cuando la gente se topa con un problema, son una creación de tu subconsciente. […] No tienes poder sobre lo que dices o haces. Aunque quisieras, no podrías decir la verdad o lo que piensas realmente; aunque quisieras, no podrías practicar la verdad; aunque quisieras, no podrías cumplir con tus responsabilidades. Todo lo que haces, dices y practicas es una mentira, y eres superficial. Estás completamente encadenado y controlado por tu carácter satánico. Puede que quieras aceptar y practicar la verdad, pero eso no depende de ti. Cuando te controlan tus actitudes satánicas, dices y haces lo que tu carácter satánico te ordena. No eres más que una marioneta de carne corrupta, te has convertido en una herramienta de Satanás. Después vuelves a sentir remordimientos por haber seguido una vez más a la carne corrupta y por cómo pudiste fracasar en la práctica de la verdad. Piensas para tus adentros: ‘No puedo superar la carne por mi cuenta y debo orarle a Dios. No me levanté para detener a aquellos que estaban perturbando el trabajo de la iglesia, y me pesa la conciencia. He decidido que cuando esto vuelva a pasar, debo levantarme y podar a los que estén cometiendo irregularidades en el cumplimiento de sus deberes y perturbando el trabajo de la iglesia, para que se comporten y dejen de obrar con imprudencia’. Después de reunir al fin el valor para levantar la voz, te asustas y te echas atrás en cuanto la otra persona se enfada y da un golpe en la mesa. ¿Eres capaz de ponerte al cargo? ¿De qué sirven la determinación y la voluntad? Las dos son inútiles. Seguro que os habéis encontrado con muchos incidentes parecidos. Cuando os topáis con dificultades arrojáis la toalla, os parece que no podéis hacer nada y os dais por vencidos, os abandonáis a la desesperación y determináis que no os quedan esperanzas, y que esta vez se os ha descartado por completo. Admites que no persigues la verdad, así que ¿por qué no te arrepientes? ¿Has practicado la verdad? Está claro que no te has enterado de nada, después de asistir a los sermones durante varios años. ¿Por qué no practicas la verdad en absoluto? Nunca buscas la verdad, ni mucho menos la practicas. Solo oras sin cesar, haces propósitos, estableces aspiraciones y te comprometes de corazón. ¿Y cuál es el resultado? Sigues siendo un complaciente, no te sinceras respecto a los problemas que te encuentras, no te importan las personas malvadas cuando las ves, no respondes cuando alguien hace el mal o crea una perturbación, y te mantienes al margen cuando no te afecta personalmente. Piensas: ‘No hablo sobre nada que no me incumba. Mientras no afecte a mis intereses, mi vanidad o mi imagen, me desentiendo de todo, he de tener mucho cuidado, ya que las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen. ¡No voy a hacer ninguna estupidez!’. Estás controlado total e inquebrantablemente por tus actitudes corruptas de perversidad, falsedad, intransigencia y de aversión por la verdad. Para ti es más difícil soportarlas que la diadema dorada cada vez más apretada que llevaba el Rey Mono. Vivir bajo el control de las actitudes corruptas es agotador e insoportable(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios me atravesaron el corazón como un cuchillo. Reflexioné sobre mi temor a ofender a Wang Li, sobre cómo no me atrevía a practicar la verdad y a revelar los hechos. Me controlaban las actitudes satánicas de maldad, de astucia, y sentía aversión por la verdad. Estaba tratando las filosofías satánicas para los asuntos mundanos como “La armonía es un tesoro y la paciencia, una virtud”, “Si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos”, “Cuando sepas que algo está mal, lo mejor es callar” y “La franqueza incomoda” como las leyes según las que vivía. No hablaba claro de los problemas que veía ni me atenía a los principios o protegía la labor de la iglesia. Vivía una vida cobarde. Cuando la líder quiso que destituyera a Wang Li, me quedó muy claro que tenía que hacerlo enseguida, de otro modo el trabajo de la iglesia se retrasaría. Sin embargo, no fui capaz de abrir la boca por temor a ofenderla. Desde fuera, yo parecía agradable y que no quería hacer daño a nadie, pero en realidad traicionaba los intereses de la iglesia a cambio de mantener una imagen positiva en el corazón de los demás. Escudaba a Wang Li a cada paso, perdonando su perturbación de la iglesia. Hacía de escudo de Satanás, permitía que este corriera descontrolado por la iglesia. ¡Era una persona hipócrita y falsa! ¡Esas filosofías satánicas son meras falacias que desorientan y perjudican a la gente! La sociedad moderna es tan oscura y malvada porque la gente vive según ellas. Se vuelve cobarde, despreciable, y detesta la luz. Nadie se atreve a levantarse, a defender la rectitud y a exponer la verdad, pero los lisonjeros prosperan y acceden al poder. No hay equidad ni justicia en esto. Todos engañan a todos sin la menor sinceridad. Es lo que les pasa a los humanos corrompidos por Satanás. Por fin entendí claramente que estas filosofías satánicas parecen concordar con las nociones humanas, pero en realidad son palabras endiabladas con las que Satanás desorienta y corrompe a la gente. Al vivir de acuerdo con ellas, cada vez somos más egoístas, malvados y falsos. Es una forma vil y sucia de vivir, sin rasgos de humanidad.

Luego leí un pasaje de las palabras de Dios: “Si no te guardas nada, si no te pones una careta, una impostura, si no encubres las cosas, si te expones ante los hermanos y hermanas, si no ocultas tus ideas y pensamientos más íntimos, sino que permites que los demás vean tu actitud sincera, entonces la verdad echará raíces poco a poco en ti, florecerá y dará frutos, dará gradualmente resultados. Si tu corazón es cada vez más honesto y está cada vez más orientado hacia Dios, y si sabes proteger los intereses de la casa de Dios cuando cumples con tu deber, y tu conciencia se turba cuando no proteges estos intereses, entonces esto es una prueba de que la verdad ha tenido efecto en ti y se ha convertido en tu vida. Una vez que la verdad se haya convertido en vida en ti, cuando observes a alguien que es blasfemo hacia Dios, no es temeroso de Él, y es superficial al cumplir con su deber, o que trastorna y perturba el trabajo de la iglesia, responderás de acuerdo con los principios-verdad, y serás capaz de identificarlos y exponerlos cuando sea necesario. […] Si eres alguien que cree realmente en Dios, entonces, aunque aún no hayas obtenido la verdad y vida, al menos hablarás y actuarás desde el lado de Dios; al menos no te quedarás impasible cuando veas que los intereses de la casa de Dios están comprometidos. Cuando tengas el impulso de hacer la vista gorda, te sentirás culpable, a disgusto, y te dirás a ti mismo: ‘No puedo quedarme aquí sentado sin hacer nada, debo levantarme y decir algo, debo asumir la responsabilidad, debo desenmascarar este mal comportamiento, debo detenerlo para que los intereses de la casa de Dios no se vean perjudicados, y la vida de iglesia no se vea perturbada’. Si la verdad se ha convertido en tu vida, entonces no solo tendrás este valor y esta determinación y serás capaz de comprender el asunto del todo, sino que también cumplirás con la responsabilidad que te corresponde en la obra de Dios y en los intereses de Su casa, con lo que cumplirás con tu deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Esta lectura me hizo sentir tan culpable como motivada. Tras todos esos años de fe, gozando de la verdad que aporta Dios, aún no defendía los principios ni protegía el trabajo de la iglesia. ¡De verdad no tenía conciencia! Debía quitarme la máscara de persona complaciente. No podía vivir en función de mi carácter corrupto, malvado y falso, sino practicar la verdad y proteger el trabajo de la iglesia. Después fui a hablar con Wang Li para destituirla. También me sinceré con ella en comunicación, exponiendo una por una sus conductas de rechazo a la verdad, que oprimían a la gente y perturbaban el trabajo de la iglesia. Dejé de engañarla diciendo cosas agradables que no le hicieran daño. Realmente quería ayudarla y exponer sus problemas, para que entendiera su carácter corrupto y se arrepintiera sinceramente. Se alteró tanto que lloró cuando terminé y dijo que estaba lista para aceptar los arreglos de la iglesia, para volver y reflexionar de verdad y aprender una lección. Poco a poco, los estados de los hermanos y hermanas se fueron recuperando y el trabajo empezó a lograr resultados paulatinamente. Sentía verdaderamente la paz y el sosiego de practicar la verdad. Ese es el único modo de vivir en la luz.

Luego hubo traslados en el trabajo, así que me puse a regar a los nuevos fieles con algunas hermanas más. Veía que hermana Chen Si no tenía mucha carga en el deber, y que era negligente e irresponsable, lo que afectaba a nuestra labor de riego. Eso me preocupaba y quería señalarle el problema para que pudiera cambiar lo antes posible. Pero como nos acabábamos de conocer y nos llevábamos muy bien, me pregunté si se molestaría conmigo si era directa acerca de su irresponsabilidad en el deber. Entonces me di cuenta de que pensaba de forma complaciente, por lo que me apresuré a orar. Luego leí la palabra de Dios: “‘Y Jehová Dios le ordenó y le dijo: De cada árbol del jardín puedes comer libremente, pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y el mal porque el día que comas de él, definitivamente morirás’.* […] En estas breves palabras que pronunció Dios, ¿puedes ver algo del carácter de Dios? ¿Son ciertas estas palabras de Dios? ¿Hay algún engaño? ¿Hay alguna falsedad? ¿Hay intimidación? (No). Dios le dijo al hombre con honestidad, veracidad y sinceridad lo que podía comer y lo que no, Dios habló clara y directamente. ¿Existe algún significado oculto en estas palabras? ¿Acaso no son directas? ¿Hay alguna necesidad de conjeturas? No hay necesidad de adivinanzas. Su sentido es obvio a primera vista. Al leerlas, uno tiene totalmente claro su significado. Es decir, lo que Dios quiere decir y expresar sale de Su corazón. Las cosas que Dios expresa son limpias, directas y claras. No hay motivos encubiertos ni significados ocultos. Él le habla al hombre directamente, le dice qué puede comer y qué no. Es decir, por medio de estas palabras de Dios, el hombre puede ver que Su corazón es transparente y verdadero. No hay aquí rastro de falsedad; no es que te diga que no puedas comer lo que es comestible ni te proponga ‘Hazlo a ver qué ocurre’ con cosas que no puedes comer. No es esto lo que Él quiere decir. Lo que Dios piensa en Su corazón, eso es lo que Él dice(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IV). Vi que lo que Dios les dijo a Adán y Eva estaba muy claro y era directo. Él es sincero con los humanos y no oculta nada. La esencia de Dios es muy santa. En los últimos días, Dios expresa la verdad para juzgar y castigar al hombre. Sus palabras exponen y diseccionan la esencia-naturaleza del hombre, y revelan nuestra fealdad e iniquidad internas. Sus palabras son claras y no ocultan nada. Pueden ser duras, pero son nuestra salvación. Su propósito es purificarnos y transformarnos para que nos conozcamos, nos rebelamos contra Satanás y vivamos con auténtica semejanza humana. Satanás es justo lo contrario. Es siniestro, malvado y habla con vaguedades, y nunca dice directamente qué desea. Se puso a decir cosas agradables y falsas, que parecían plausibles, para seducir y desorientar a Adán y Eva de forma que pecaran y traicionaran a Dios. Yo vivía de acuerdo con las filosofías satánicas y, al igual que Satanás, revelando un carácter malvado y falso. Para preservar mi relación con los demás y resguardar mi imagen a sus ojos, pensaba una cosa y decía otra. Era tan retorcida como una serpiente, tan ambigua y vaga que nadie entendía el significado exacto de las palabras. Era muy evasiva y falsa. Vivía la vida a imagen de Satanás, no como un ser humano. Sentí asco de mí misma cuando me di cuenta y no quería seguir siendo complaciente y falsa. Quería practicar la verdad y ser una persona honesta que protegiera la labor de la iglesia. En la reunión del día siguiente, me sinceré sobre los problemas detectados en Chen Si y ella misma fue capaz de reconocerlos tras comunicar juntas. Vi que su estado comenzó a cambiar lentamente tras aquello y me sentí mucho más libre.

Estas experiencias me han enseñado que no debemos vivir de acuerdo con las filosofías satánicas y engañarnos unos a otros. Debemos ser simples, abiertos y sinceros al tratar a los demas. Este es el único amor verdadero y nos beneficia a todos. Detecté también que para tener humanidad y sentir paz y gozo, debemos practicar ser honestos según las exigencias de Dios. Esa es la única manera de vivir con semejanza humana. ¡Gracias a Dios!

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