20. Una reflexión sobre siempre tener celos de los demás

Por Lu Xin, China

Mi vecina Xiaoyue y yo somos compañeras de trabajo y también buenas amigas. En 2013, ambas aceptamos la obra de Dios en los últimos días al mismo tiempo y me sentí muy feliz. Después de encontrar a Dios, asistíamos juntas a las reuniones. Con el tiempo, noté que Xiaoyue tenía la capacidad de comprender las palabras de Dios y que compartía la verdad de manera iluminadora. Cada vez que Xiaoyue compartía lo que entendía de las palabras de Dios, los líderes asentían con aprobación, lo que me empezó a molestar. Parecía que los líderes admiraban realmente a Xiaoyue, por lo que pensé que debía esforzarme más y no dejar que ella me superara. Así que meditaba en las palabras de Dios en casa antes de cada reunión, pero, durante las reuniones, mi plática aún carecía de la iluminación que tenía la de Xiaoyue. Comencé a sentirme en crisis. Más tarde, ambas asumimos el deber de líderes de grupo y me di cuenta de que Xiaoyue estaba a cargo de más grupos que yo. Durante las reuniones, los líderes solían pedir a Xiaoyue que compartiera primero, y yo pensaba: “Parece que los líderes la valoran mucho y siempre la ponen primero. Ambas aceptamos la obra de Dios de los últimos días al mismo tiempo, así que, ¿por qué ella tiene más grupos a cargo que yo? ¿Es realmente mejor que yo? ¿Es su fe realmente más fuerte que la mía?”. Sentía mucho resentimiento, me agobiaba la ansiedad y tenía una extraña sensación de pérdida. Antes, solía hablar con Xiaoyue sobre cualquier cosa que no entendiera, pero ahora ya no acudía a ella. Pensaba que estar preguntándole cosas sin cesar me hacía parecer inferior a ella. A veces evitaba a Xiaoyue cuando la veía y ya no éramos tan cercanas como antes. Más tarde, la iglesia celebró una elección para designar a los líderes y tanto Xiaoyue como yo fuimos candidatas. Pensé que Xiaoyue tenía bastante madera de líder, en términos de aptitud y búsqueda de la verdad. Pero luego pensé: “Las dos comenzamos a creer en Dios y a cumplir nuestros deberes al mismo tiempo. Si ella se convierte en líder, mientras yo sigo siendo solo una líder de grupo, ¿cómo me verán los demás? ¿No pensarán que soy inferior a ella?”. Empecé a pensar en cómo podía evitar que la eligieran líder. No podía controlar que los demás votaran por ella, pero, al menos, podía elegir no hacerlo yo misma. Así que voté por otra persona. Pero, al final, eligieron líder a Xiaoyue de todos modos. Me sentí un poco resentida y, esa noche, daba vueltas en la cama sin poder dormir. Pensé: “Xiaoyue y yo llevamos el mismo tiempo creyendo en Dios, pero ahora ella es líder, mientras que yo solo soy una líder de grupo. ¿No me hace esto parecer inferior a ella?”. Me sentí realmente disgustada.

Una vez, estaba charlando con la líder en su casa sobre la elección. Ella percibió mis celos y me preguntó: “¿Cómo te sentiste al ver que eligieron líder a Xiaoyue? ¿Estabas celosa de ella?”. Al oír esto, sentí que la cara me ardía y, con nerviosismo, negué con la cabeza y dije: “Somos muy buenas amigas; ¿cómo podría estar celosa de ella?”. De camino a casa, seguí pensando en lo que la líder había dicho. Como la líder dijo que yo estaba celosa de Xiaoyue, supe que debía tener ese problema. Cuando estaba a punto de llegar a casa, vi que estaban dando de comer a los perros de mi vecino. Mientras dos de los perros comían, otro perro llamado Erxiong estaba de pie a un lado y solo los observaba. Le pregunté a mi vecino: “¿Por qué no le das de comer a Erxiong?”. El vecino dijo: “Este perro es obediente, incluso si no le das comida, se limita a esperar y no se pelea ni les quita la comida”. Al oír las palabras de mi vecino, pensé en lo que la líder me había señalado y sentí una gran angustia en el corazón. Pensé: “Hasta un perro no se pelea ni compite; sin embargo, yo compito siempre con Xiaoyue, lo que me hace ser peor que un perro”. Fui a casa y me arrodillé ante Dios en oración: “Dios mío, me molestó ver que eligieran líder a Xiaoyue. La líder dijo que tenía celos de ella, pero yo no fui capaz de darme cuenta. Te ruego que me esclarezcas para que pueda reconocer mis problemas”.

Un día, leí estas palabras de Dios: “En este momento, todos vosotros cumplís con vuestros deberes a tiempo completo. No estáis limitados ni atados por la familia, el matrimonio o la riqueza. Ya habéis salido de esas cosas. Sin embargo, las nociones, las imaginaciones, el conocimiento y las intenciones y los deseos personales que se os han metido en la cabeza permanecen completamente intactos. Así, en todo lo que involucre la reputación, el estatus o una oportunidad de destacar —por ejemplo, cuando os enteráis de que la casa de Dios planea promover diversos tipos de individuos con talento—, el corazón de cada uno de vosotros salta de emoción y queréis haceros un nombre y poneros en el centro. Todos queréis pelear por el estatus y la reputación. Esto os avergüenza, pero os sentiríais mal si no lo hacéis. Sentís envidia, odio y se queja cuando veis que alguien sobresale, os parece injusto: ‘¿Por qué yo no puedo sobresalir? ¿Por qué siempre se llevan otros el foco? ¿Por qué no me toca nunca a mí?’. Y cuando sentís resentimiento, tratáis de reprimirlo, pero no podéis. Oráis a Dios y os sentís mejor un rato, pero cuando os encontráis nuevamente con este tipo de situación, seguís sin poder superarla. ¿No es esta una manifestación de una estatura inmadura? Cuando se sume la gente en semejantes estados, ¿no ha caído en la trampa de Satanás? Estos son los grilletes de la naturaleza corrupta de Satanás que atan a los humanos. […] cuanto más luches, más oscuro se volverá tu corazón, más envidia y odio sentirás, y tu deseo de obtener estas cosas se hará más fuerte. Cuanto más fuerte sea tu deseo de obtenerlas, menos capaz serás de lograrlo, y tu odio aumentará cuando esto ocurra. A medida que tu odio aumente, te volverás más oscuro por dentro. Cuanto más oscuro seas por dentro, peor se volverá el cumplimiento de tu deber, y cuanto peor lleves a cabo tu deber, menos útil serás para la casa de Dios. Este es un círculo vicioso interconectado. Si nunca cumples bien con tu deber, serás descartado poco a poco(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). Después de leer este pasaje, sentí que Dios estaba hablando directamente sobre mi estado. Siempre que se trataba de cosas en las que podía destacar, quería competir y ganarme un lugar en el corazón de las personas. Pensé en que Xiaoyue y yo comenzamos a creer en Dios juntas y asistíamos a reuniones juntas, pero cuando vi que ella comprendía las palabras de Dios mejor que yo y estaba a cargo de las reuniones de más grupos, sentí que los líderes la valoraban a ella, pero no a mí. Eso hizo que me angustiara y comenzara a estar celosa de ella. Antes, siempre hablaba las cosas con Xiaoyue, pero cuando vi que era mejor que yo en todos los aspectos, me enojé y ya no quise verla más. Ya no éramos tan cercanas como antes. Cuando llegó la elección de líderes de la iglesia, aunque sabía perfectamente que Xiaoyue era mejor que yo en muchos aspectos y que era bastante apta para el puesto de líder, me preocupaba que pareciera inferior a ella si la elegían líder y yo seguía siendo solo una líder de grupo, así que no voté por ella a propósito. Más tarde, cuando vi que eligieron líder a Xiaoyue, me sentí decepcionada. No paraba de compararme con ella y, cuando veía que era mejor que yo, me cargué de celos y resentimiento. Tenía la mente llena de pensamientos sobre cómo superarla, pero, cuando no podía hacerlo, me angustiaba, perdía la motivación para cumplir mi deber y se perjudicaba mi entrada en la vida. En ese momento, me di cuenta de que mi sufrimiento se debía a los celos que me abrumaban. Los hermanos y hermanas debemos complementar las fortalezas y debilidades de cada uno y ayudarnos mutuamente a cumplir bien con nuestros deberes, en lugar de sentir celos y excluir a los demás por orgullo y estatus. Actuar así solo haría que Dios nos aborreciera. Tenía que aprender a dejar de lado mis deseos y hacer bien mis deberes en silencio, sin llamar la atención. Más tarde, cuando no entendía algo sobre mi deber, tomaba la iniciativa de preguntarle a Xiaoyue al respecto y compartíamos las palabras de Dios juntas para resolverlo. Me sentí mucho más en paz.

Un día de 2016, los líderes dijeron que planeaban enviar a Xiaoyue a otro lugar para cumplir su deber y me pidieron que escribiera una evaluación sobre ella. Sin darme cuenta, me volvieron a surgir los celos y pensé: “Desde que encontramos a Dios, Xiaoyue ascendió de líder de grupo a líder de iglesia y ahora la van a enviar a otro lugar para cumplir su deber, donde estará a cargo de cada vez más iglesias. Pero yo sigo estancada aquí y sigo siendo solo líder de grupo. ¿Qué pensarán los hermanos y hermanas de mí? ¿Dirán que soy inferior a Xiaoyue y que la diferencia entre ella y yo es enorme? ¡Esto no puede ser! No puedo dejar que se vaya, tengo que escribir sobre algunas de las debilidades de Xiaoyue para que los líderes vean que ella no es gran cosa y, así, no la ascenderán”. Durante días, esto me afligía e inquietaba. No paraba de pensar: “¿Cómo debería escribir la evaluación? Xiaoyue tiene sus corrupciones y deficiencias, pero nadie es perfecto y todos tenemos defectos y debilidades. Es imposible cambiar de la noche a la mañana. Si solo escribo sobre sus defectos, estaría siendo injusta con ella. ¿No sería eso hacer el mal? Pero si escribo de manera objetiva y veraz y ascienden a Xiaoyue, me sentiré disgustada”. Mientras lidiaba con esto, no paraba de escribir y borrar mi evaluación, una y otra vez. Al final, ya no sabía qué escribir, así que oré a Dios: “¡Dios mío! Sé que me estás escrutando en este momento. Si escribo esta evaluación según mis intenciones e impido que Xiaoyue vaya a otro lugar a cumplir su deber, realmente estaría haciendo el mal. Te ruego que me ayudes a rebelarme contra mi carácter corrupto para que pueda escribir con veracidad y ser una persona honesta”. Después de orar, escribí la evaluación con sinceridad. Pero cuando pensé en que Xiaoyue se iría, me sentí disgustada, como si una roca me pesara sobre el corazón. Durante esa época, de vez en cuando preguntaba cómo le iba a Xiaoyue en su deber, con la esperanza de oír que su estado no era bueno o que no le iba bien en su deber. Pero cada vez que oía noticias, resultaba que su estado era bastante bueno y me sentía un poco decepcionada. Un día, fui a la casa de Xiaoyue y pensé: “Xiaoyue no sabe que cumplir un deber en otro lugar implica sufrimiento. Si se lo cuento, tal vez no quiera ir”. Así que le dije a Xiaoyue: “Cumplir con un deber en otro lugar no es como estar en casa, ¿realmente puedes soportar ese tipo de dificultades? Yo no tengo tu determinación”. Después de escuchar lo que dije, Xiaoyue no se vio afectada y yo no fui consciente de la naturaleza de mis palabras ni de las consecuencias que podrían traer. Un día, después de llegar a casa del trabajo, mi perro me mordió de repente. Esto no era normal. ¿Desde cuándo un perro de familia muerde a sus dueños? Me di cuenta de que esto no era un incidente al azar y que tenía que ser porque había hecho algo malo y estaba siendo disciplinada. Así que oré a Dios: “¡Dios! Todo está en Tus manos. Mi perro me mordió, lo que sucedió con Tu permiso. Te ruego que me esclarezcas para que pueda darme cuenta de mi error. Estoy dispuesta a arrepentirme”.

Más tarde, leí de casualidad un pasaje de las palabras de Dios: “¿Qué quiere decir carecer de humanidad? Significa no tener siquiera moral. ¿Qué quiere decir carecer de moral? La hermana tiene unas buenas condiciones de vida y una familia pudiente, ¿y cuál es la actitud de estas personas? ¿Es simplemente de envidia seguida de buenos deseos y ahí se acaba el tema? (No). Entonces, ¿cuál es su actitud? De celos, indignación, resentimiento y quejas en el corazón: ‘¿Se merece ella tener tanto dinero? ¿Por qué yo no tengo tanto dinero? ¿Por qué dios la bendice a ella y no a mí?’. La hermana es rica y próspera, por lo que ellos sienten celos y odio, sin una sola palabra de admiración real o buenos deseos sinceros. Esto indica una ausencia completa de incluso la moral más básica. […] No desean que a los demás les vaya bien; si ven a alguien que le va bien o que es mejor que ellos, les corroen los celos y el resentimiento. Por muy fuerte que sea la fe en Dios de alguien, si dicha persona es mejor que ellos, simplemente no aceptan la situación. Carecen de humanidad por completo y son incapaces de pronunciar una sola palabra de bendición o edificación. ¿Por qué no pueden expresar estas palabras? ¡Porque su humanidad es demasiado malvada! No es que no quieran pronunciarlas, o que carezcan de las palabras adecuadas, lo que ocurre es que tienen el corazón lleno de celos, resentimiento e indignación, por lo que les resulta imposible expresar palabras de bendición. Así pues, ¿puede el hecho de que tengan el corazón rebosante de cosas corruptas indicar que su humanidad es malévola? (Sí). Sí, puede. Dado que revelan tales actitudes corruptas, resulta sencillo que otros las disciernan y puedan llegar a ver su esencia corrupta(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (24)). Después de leer las palabras de Dios, me sentí muy angustiada. Dios expone que las personas envidian y tienen resentimiento a aquellos que consideran que son mejores que ellas, lo que refleja una humanidad mediocre y malévola. A Dios no le agradan las personas así. Yo era exactamente el tipo de persona de la que Dios hablaba. Después de encontrar a Dios, sentí celos cuando vi que Xiaoyue estaba a cargo de más grupos que yo y, aunque sabía que ella tenía madera de líder, tenía miedo de que yo pareciera inferior si la elegían, así que no voté por ella. Cuando los líderes me pidieron que escribiera una evaluación de Xiaoyue, me preocupaba que la diferencia entre nosotras creciera aún más si ella se iba a cumplir su deber a otro lugar, así que no quise escribir sobre sus fortalezas. Aunque, al final, escribí la evaluación de forma sincera, en el fondo, seguía deseando que no le fuera bien y tenía la esperanza de enterarme de que su estado no era bueno o que no hacía bien su deber. Hasta me aseguré de decirle cosas negativas en la cara para intentar que perdiera la motivación en su deber. De esa manera, no podría cumplir su labor en otro lugar y la diferencia entre nosotras no sería tan enorme. Cuanto más reflexionaba, más me daba cuenta de lo terrible que había sido. Había usado trucos sucios solo para que los demás pensaran bien de mí, lo cual era realmente egoísta, despreciable y malévolo. ¡No tenía ninguna humanidad! Que Xiaoyue cumpliera su deber en otro lugar beneficiaría su crecimiento en la vida, así como el trabajo de la iglesia. Eso era algo que estaba de acuerdo con las intenciones de Dios, pero, por el bien de mi reputación y estatus, intenté sabotear las cosas y no solo no la animé, sino que hasta me aseguré de decirle cosas negativas. Lo que estaba haciendo era trastornar, perturbar y obstaculizar el trabajo de la iglesia. Cuanto más lo pensaba, más arrepentida y angustiada me sentía. Pensé en Zhou Yu, de “El romance de los Tres Reinos”, y en que era una persona estrecha de miras y celosa de Zhuge Liang. Competía y se comparaba con Zhuge y, al final, la ira lo condujo a la muerte al no poder superarlo. Si seguía comparándome con Xiaoyue, no solo acabaría sintiéndome deprimida, sino que también actuaría como un sirviente de Satanás y obstaculizaría el trabajo de la iglesia. Al darme cuenta de esto, me arrodillé ante Dios y oré: “¡Dios, he visto lo profundamente corrupta que soy! Mis celos son abrumadores. ¿Por qué no soporto ver que a Xiaoyue le vaya mejor que a mí? ¡Realmente me odio a mí misma! Te ruego que maldigas mi naturaleza corrupta y me guíes para que me entienda a mí misma con mayor profundidad”.

Luego, leí algunas palabras de Dios: “Nacido en una tierra tan inmunda, el hombre ha sido infectado de extrema gravedad por la sociedad, influenciado por una ética feudal y educado en ‘institutos de educación superior’. Un pensamiento retrógrado, una moral corrupta, una visión mezquina de la vida, una filosofía despreciable para los asuntos mundanos, una existencia completamente inútil y un estilo de vida y costumbres depravados, todas estas cosas han penetrado fuertemente en el corazón del hombre, y han socavado y atacado severamente su conciencia. Como resultado, el hombre está cada vez más distante de Dios, y se opone cada vez más a Él(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tener un carácter invariable es estar enemistado con Dios). “¡Humanidad cruel! La intriga y maquinación, robarse y agarrarse entre ellos, la lucha por la fama y la fortuna, la masacre mutua, ¿cuándo se van a terminar? A pesar de que Dios ha hablado cientos de miles de palabras, nadie ha entrado en razón. La gente actúa por el bien de sus familias, hijos e hijas, por sus carreras, perspectivas de futuro, posición, vanidad y dinero, por comida, ropa y por la carne. Pero ¿existe alguien cuyas acciones sean verdaderamente por el bien de Dios? Incluso entre aquellos que actúan por el bien de Dios, casi nadie lo conoce. ¿Cuántas personas no actúan por sus propios intereses? ¿Cuántos no oprimen ni condenan al ostracismo a los demás con el propósito de proteger su propia posición?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los malvados deben ser castigados). Después de leer las palabras de Dios, me di cuenta de que los celos que le tenía a Xiaoyue venían de mi preocupación excesiva por la reputación y el estatus. Vivía según venenos satánicos, como “Aspira a destacar y sobresalir”, “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela”, y “El orgullo es tan necesario para la gente como respirar”. Estas ideas hicieron que perdiera la conciencia y la razón. No importa lo que hiciera, siempre quería que los demás me admiraran y buscaba hacerme un hueco en sus corazones. Recordé cómo, desde la infancia, me molestaba siempre que veía a alguien que era mejor que yo. Me enojaba si alguien sacaba mejores notas en la escuela y me daba envidia si alguien tenía mejores condiciones de vida. Recuerdo que mi prima sacaba mejores notas que yo en la escuela y que su familia tenía mejores condiciones económicas que la mía, así que le tenía celos. Cuando su familia compró un televisor, no fui a verlo por envidia y rabia. Después de encontrar a Dios, seguí viviendo según estos venenos de Satanás. Cuando vi que Xiaoyue me superaba en todos los aspectos, me dieron celos de ella, no paraba de compararme con ella y, como no podía igualarla, me deprimía. Todo esto lo causó la corrupción y el daño de Satanás. Hice de la fama y la ganancia mis objetivos, hasta el punto en que llegaron a controlar todas mis emociones. Por el bien de mi reputación y estatus, hasta ataqué y excluí a los demás, descuidé el trabajo de la iglesia y me volví verdaderamente egoísta y malévola. Aunque Xiaoyue y yo éramos amigas cercanas y lo compartíamos todo, fui capaz de sabotearla a sus espaldas y quise usar medios despreciables para lograr mis objetivos. Si seguía viviendo según estos venenos satánicos, solo perdería aún más mi semejanza humana y, en última instancia, Dios me desdeñaría y descartaría. Doy gracias a Dios por usar esta situación para revelarme y por permitirme reconocer mi corrupción a través de la exposición de Sus palabras, lo que me dio la oportunidad de arrepentirme y cambiar. Esto es el amor de Dios.

Luego, busqué la senda de práctica y entrada en las palabras de Dios. Leí dos pasajes de Sus palabras: “Para todos los que cumplen con un deber, da igual lo profundo o superficial que sea su entendimiento de la verdad, la manera más sencilla de practicar la entrada en la realidad-verdad es pensar en los intereses de la casa de Dios en todo, y renunciar a los propios deseos egoístas, a las intenciones, motivos, orgullo y estatus personales. Poner los intereses de la casa de Dios en primer lugar; esto es lo menos que debéis hacer. Si una persona que lleva a cabo un deber ni siquiera puede hacer esto, entonces ¿cómo puede decir que está llevando a cabo su deber? Esto no es llevar a cabo el propio deber. Primero debes pensar en los intereses de la casa de Dios, tener en cuenta las intenciones de Dios y considerar la obra de la iglesia. Coloca estas cosas antes que nada; solo después de eso puedes pensar en la estabilidad de tu estatus o en cómo te consideran los demás. ¿No os parece que esto se vuelve un poco más fácil cuando lo dividís en dos pasos y hacéis algunas concesiones? Si practicáis de esta manera durante un tiempo, llegaréis a sentir que satisfacer a Dios no es algo tan difícil. Además, deberías ser capaz de cumplir con tus responsabilidades, llevar a cabo tus obligaciones y tu deber, dejar de lado tus deseos egoístas, intenciones y motivos. Debes mostrar consideración hacia las intenciones de Dios y poner primero los intereses de la casa de Dios, la obra de la iglesia y el deber que se supone que has de cumplir. Después de experimentar esto durante un tiempo, considerarás que esta es una buena forma de comportarte. Es vivir sin rodeos y honestamente, y no ser una persona vil y miserable; es vivir justa y honorablemente en vez de ser despreciable, vil y un inútil. Considerarás que así es como una persona debe actuar y la imagen por la que debe vivir. Poco a poco, disminuirá tu deseo de satisfacer tus propios intereses. […] Ahora os he contado este sencillo enfoque: comenzad practicando de esta manera, y cuando llevéis un tiempo haciéndolo, vuestro estado interno comenzará a transformarse sin que os deis cuenta. Pasará de este estado ambivalente, en el que ni tienes mucho interés por creer en Dios ni sientes gran aversión por ello, a un estado en que te parecerá bueno creer en Dios y ser honesto y en el que te interesa ser honesto y crees que vivir de esta manera tiene sentido y provee sustento. Te sentirás arraigado, en paz y con gozo en tu corazón. En eso se convertirá tu estado. Es el estado resultante de haber renunciado a vuestras intenciones, intereses y deseos egoístas. Ese es el resultado(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). “Si Dios te hizo necio, entonces tu necedad tiene sentido; si te hizo brillante, entonces tu brillantez tiene sentido. Cualesquiera que sean los talentos que Dios te conceda, cualesquiera sean tus puntos fuertes, sea cual sea tu coeficiente intelectual, todo tiene un propósito para Dios. Todas estas cosas fueron predestinadas por Dios. Él ordenó hace mucho tiempo el papel que desempeñas en tu vida, el deber que cumples. Hay personas que se dan cuenta de que otros tienen puntos fuertes que ellas no y están insatisfechas. Quieren cambiar las cosas aprendiendo más, viendo más y siendo más aplicadas. Pero lo que pueden lograr con su diligencia tiene un límite y no pueden superar a los que tienen dones y experiencia. Por mucho que te esfuerces, es inútil. Dios ha ordenado lo que vas a ser y nadie puede hacer nada por cambiarlo. Debes esforzarte en aquello en lo que seas bueno. Sea cual sea el deber para el que eres apto, ese es el que debes realizar. No trates de meterte a la fuerza en campos ajenos a tus habilidades y no envidies a los demás. Cada uno tiene su función. No pienses que puedes hacerlo todo bien, o que eres más perfecto o mejor que los demás, ni desees reemplazar a otros y jactarte. Ese es un carácter corrupto. Hay quienes piensan que no saben hacer nada bien y que no tienen ninguna habilidad. Si ese es el caso, limítate a ser una persona que escuche y se someta de manera sensata. Haz lo que puedas y hazlo bien, con todas tus fuerzas. Con eso es suficiente. Dios quedará satisfecho(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). Después de leer las palabras de Dios, encontré una senda de práctica. No importa lo que suceda, debo dejar de lado mis intereses personales y, en primer lugar, pensar en cómo proteger el trabajo de la iglesia y satisfacer a Dios. Independientemente de la opinión que los demás tengan de mí, debo hacer bien mi deber y en silencio. En mi deber, debo perseguir la verdad y tratar de transformar mi carácter. Esto es lo que está de acuerdo con las intenciones de Dios. Si persigo la reputación y el estatus y tengo celos de los demás, compito con ellos, uso medios deshonestos y hago cosas viles y despreciables, solo haré que Dios me deteste. También he llegado a comprender que, los deberes en la casa de Dios no se dividen en función de tener un estatus alto o bajo ni un cargo importante o menor, sino que cada uno simplemente desempeña su papel. Si uno tiene el deber de acogida, debe cumplir bien con dicho deber, y si alguien puede ser líder, debe cumplir bien con su deber de líder. No importa el deber que hagamos, debemos perseguir la verdad. Dios observa la actitud de una persona hacia su deber y si persigue la verdad y su carácter corrupto está cambiando. Dios no aprueba a alguien solo porque tenga un mayor estatus o más capital. Esta es la justicia de Dios. No importa el deber que realizara Xiaoyue, ella tenía sus responsabilidades y yo tenía mi propio deber, por lo que no debía centrarme únicamente en compararme con ella hasta el punto de descuidar mi deber. Incluso si los demás me admiraban, eso no significaba que tuviera la verdad ni que mi carácter hubiera cambiado. Mi estatura y aptitud eran adecuados para el deber de líder de grupo, así que debía cumplir bien ese deber y de manera centrada. Cuando los hermanos y hermanas tuvieran problemas o dificultades, confiaría en Dios para compartir con ellos y resolverlos y cumpliría bien con el deber que debía hacer.

Más tarde, por diversos motivos, Xiaoyue no se fue a otro sitio a hacer su deber. En el pasado, eso me habría alegrado, pero ahora podía verlo de manera correcta, así que me sinceré con Xiaoyue y le hablé sobre mi estado y la corrupción que había revelado. Xiaoyue también compartió conmigo su entendimiento vivencial sobre este asunto. Antes, me cegaban los celos y nunca escuchaba con atención cuando Xiaoyue compartía, al pensar que solo quería lucirse. Ese día, cuando escuché con atención cómo compartía sus experiencias, me sentí muy edificada y también tuve una gran sensación de paz y liberación en mi interior. Al ver este pequeño cambio en mí, mi corazón se llenó de gratitud hacia Dios.

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