41. Una cuestión menor reveló mi falsedad

Por Zhang Di, China

A finales de noviembre de 2023, colaboraba con dos hermanas para supervisar el trabajo de riego en varias iglesias. Cada vez que resumíamos las desviaciones y problemas en nuestro trabajo, sentía mucha presión. Mi capacidad de trabajo no era muy buena, me costaba darme cuenta de los problemas, y no era tan perspicaz ni tenía tan buen calibre como las dos hermanas con las que cooperaba. Por ejemplo, a veces los recién llegados no se reunían con regularidad, los regadores mencionaban algunas razones objetivas, solo señalaban los problemas de los recién llegados y no reflexionaban sobre si existía alguna desviación en sus propios deberes. Dado que yo carecía de discernimiento, solo me dejaba llevar por lo que decían los regadores y me concentraba en los recién llegados. Sin embargo, las hermanas con las que colaboraba podían analizar los pormenores de los problemas que mencionaban los regadores e identificaban la raíz de tales cuestiones. Esto condujo a una resolución de problemas más efectiva. Cada vez que me comparaba con las hermanas, me sentía inadecuada, y aunque ellas no decían nada, eso me avergonzaba. Me preocupaba continuamente: “¿Qué pensarán de mí? ¿Dirán que no he hecho mucho progreso, aunque me haya formado durante un tiempo? ¿Pensarán que carezco de calibre?”. Me sentía muy reprimida cada vez que resumíamos nuestro trabajo, y estaba muy poco dispuesta a enfrentarme a esas situaciones.

En enero de 2024, un día nos reunimos para resumir nuestro trabajo. Pensé para mis adentros: “Esta vez no puedo ser la primera en compartir. Esperaré a que las hermanas planteen sus resúmenes y luego hablaré yo la última. Después de que hayan resumido la mayoría de los puntos, si existen problemas en común, me limitaré a hacer un breve resumen al final. De ese modo, no me verán como soy en realidad”: Por tanto, cuando la hermana An Ran preguntó quién haría primero su resumen, me quedé callada. Después de eso, An Ran empezó a hacer un resumen de cada iglesia y de cada problema en detalle. Mientras más detallados eran los resúmenes, más ansiosa me sentía yo, pensaba: “Después de que An Ran haga un resumen tan exhaustivo, ¿no me hará parecer inadecuada la simpleza del mío? ¿Dirán que carezco de percepción y tengo escaso calibre?”. No podía concentrarme en los problemas que An Ran estaba reseñando porque me sentía muy inquieta. Pasado un rato, An Ran terminó de hablar y Yang Xi la siguió después. Aunque el resumen de Yang Xi no fue tan exhaustivo como el de An Ran, fue capaz de señalar algunos problemas clave en el trabajo de riego. Llegado este punto, estaba realmente ansiosa y me pareció que el tiempo pasaba deprisa. Yang Xi no tardó mucho en acabar y dijo: “Los problemas presentes en estas iglesias son bastante similares”. An Ran se hizo eco de ello y dijo: “Cierto”. Al oír a las hermanas decir esto, aproveché la oportunidad, pensé: “Ya que todas dicen que los problemas son similares, ¿significa eso que no es necesario que haga un resumen? De esta manera, evitaré avergonzarme a mí misma con una charla simple”. Enseguida, aproveché la oportunidad y dije: “Mi resumen trata los mismos problemas que los de ustedes”. Al mirar el reloj, vi que ya pasaba de la medianoche y que todas parecían algo cansadas. Así que pensé: “Ahora que todo el mundo tiene sueño, aunque noten que mi resumen es simple, puede que piensen que es porque no tenía la mente clara. De esta manera, puedo salir del paso”. Así que dije: “Ahora es demasiado tarde y tengo la mente un poco difusa. Mi resumen es similar al suyo, así que solo lo mencionaré a grandes rasgos”. Pero, de manera inesperada, An Ran dijo: “Resumir ahora no dará buenos resultados, hagamos esto mañana por la mañana”. Pero luego pensé: “Mañana por la mañana, cuando todo el mundo tenga más energía, notarán que mi resumen es simple en cuanto lo oigan. ¿Qué pensarán de mí entonces? Para mí es mejor resumir ahora, de modo que, aunque la reseña sea simple, puede que no lo noten. De esta manera, puedo salvar un poco mi imagen”. Enseguida dije: “Terminemos el resumen esta noche, tenemos otro trabajo mañana por la mañana”. Las hermanas no dijeron nada, parecían somnolientas mientras escuchaban mi resumen. Después de hablar, sentí al fin una sensación de alivio.

Luego, durante una reunión, compartí esta experiencia cuando discutí mi estado. Mientras hablaba, me di cuenta de cómo me había enredado yo sola por resumir el trabajo. Las hermanas con las que colaboraba también me lo señalaron, dijeron: “¡Mira cómo se te enredaron las ideas de tanto pensar de más! ¿Sabes por qué no podías identificar los problemas? Porque solo te centrabas en proteger tu imagen y no tenías la cabeza en la tarea que te correspondía”. En efecto, lo que decían las hermanas era verdad. Últimamente, nuestro trabajo no había sido muy efectivo, y no había pensado en cómo resumir con claridad los problemas y desviaciones ni en lograr soluciones efectivas, ni consideré cómo las hermanas con las que colaboraba descubrían y resumían los problemas ni tampoco aprendí de ellas. En cambio, centraba todos mis pensamientos en proteger mi imagen y estatus. En este punto, recordé un artículo de testimonio vivencial que había leído unos pocos días atrás en el que se citaba un pasaje de las palabras de Dios que diseccionaba un estado muy similar al mío. Lo busqué enseguida para leerlo. Dios Todopoderoso dice: “La humanidad de los anticristos es deshonesta, lo que significa que no son en absoluto sinceros. Todo lo que dicen y hacen está adulterado y contiene sus propias intenciones y objetivos, y en todo ello se esconden sus innombrables e indecibles trucos e intrigas. Así que las palabras y acciones de los anticristos están demasiado contaminadas y demasiado llenas de falsedad. Por mucho que hablen, es imposible saber cuáles de sus palabras son verdaderas, cuáles son falsas, cuáles son acertadas y cuáles son equivocadas. Se debe a que son deshonestos y su mente es extremadamente compleja, está llena de intrigas perversas y cargada de trucos. No dicen nada directamente. No dicen que uno es uno, dos es dos, sí es sí y no es no. En lugar de eso, se van por las ramas en todos los asuntos y dan varias vueltas a las cosas en su cabeza, calculando las consecuencias, sopesando los méritos y los inconvenientes desde todos los ángulos. Luego, alteran lo que quieren decir por medio del lenguaje, de tal modo que todo lo que dicen suena muy engorroso. La gente honesta nunca entiende lo que dicen y es fácilmente engañada y embaucada por ellos, y cualquiera que habla y comunica con personas así considera la experiencia extenuante y laboriosa. Nunca dicen que uno es uno y dos es dos, nunca dicen lo que piensan ni describen las cosas tal y como son. Todo lo que dicen es indescifrable, y los objetivos e intenciones de sus acciones son muy complejos. Si la verdad sale a la luz —si otras personas logran calarlos y desentrañar cómo son—, rápidamente inventan otra mentira para solucionarlo(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)). Dios ha dejado en evidencia a cierto tipo de personas con el carácter de un anticristo. Carecen de cualquier elemento de honestidad en sus palabras y acciones, siempre actúan con un propósito e intenciones personales, y sus pensamientos son una maraña enredada. Para ellos, hasta un asunto simple se vuelve complicado. Su carácter es muy falso. Yo era exactamente la clase de persona a la que Dios dejaba en evidencia. Mientras resumía el trabajo, como no identificaba muchos problemas, me preocupaba que la simplicidad de mi charla hiciera que las otras hermanas me menospreciaran, así que en mi mente empezaron a bullir planes e intrigas, pues pensaba que podía esperar a que las hermanas terminaran de compartir y luego aportar una charla general al final. Cuando vi que las hermanas habían identificado desviaciones y problemas clave en el trabajo, para evitar que descubrieran que mi entendimiento de la cuestión era simple y que me avergonzara a mí misma, aunque había problemas que no había percibido, me sumé a las observaciones de las hermanas y aseguré que mi resumen era igual que el suyo. Incluso elegí hacer mi reseña cuando todas estaban somnolientas, para hacerles creer que la simplicidad de mi resumen no era culpa mía, sino producto de que era tarde y tenía la mente poco clara. Cuando An Ran sugirió resumir al día siguiente para obtener mejores resultados, tuve miedo de que, si dejaba escapar esa oportunidad, no podría aparentar para salir de la situación, así que insistí en resumir esa noche, pues aseguré que posponerlo demoraría el trabajo del día siguiente. Me di cuenta de que mis pensamientos, palabras y acciones carecían de rastro alguno de honestidad y que tenía la cabeza hecha un lío. En realidad, al margen de cuántos problemas hubiera identificado, debería haber hablado con honestidad, y si había problemas que no reconocía, podía buscar mis propias desviaciones y compensarlas más tarde. Pero compliqué las cosas de más, sentí la necesidad de medir cada palabra que iba a decir mucho antes de decirla, y todos mis pensamientos giraron en torno a cómo salvar mi imagen. ¡Tenía la cabeza llena de intrigas traicioneras y era muy falsa!

Más adelante, gracias a comer y beber las palabras de Dios, obtuve algo de entendimiento de por qué estaba siendo falsa y de la naturaleza y las consecuencias de serlo. Dios Todopoderoso dice: “¿Qué os parece? ¿Acaso no es agotadora la vida de los falsos? Se pasan todo el tiempo mintiendo, luego diciendo más mentiras para encubrir las anteriores y participando en artimañas. Ellos mismos se provocan este agotamiento. Saben que es agotador vivir así; entonces, ¿por qué siguen queriendo ser falsos y no desean ser honestos? ¿Habéis considerado alguna vez esta cuestión? Esta es una consecuencia de que la gente se vea engañada por sus naturalezas satánicas; eso les impide deshacerse de este tipo de vida, de esta clase de carácter. La gente está dispuesta a aceptar que los engañen y vivir en esto; no quiere practicar la verdad e ir por la senda de la luz. Para ti, vivir así es agotador, y actuar así, innecesario, pero las personas falsas lo consideran absolutamente necesario. Creen que no hacerlo les causaría humillación, que perjudicaría su imagen, su reputación y también sus intereses, y que perderían demasiado. Aprecian estas cosas, aprecian su propia imagen, su propia reputación y estatus. Esta es la verdadera cara de la gente que no ama la verdad. En resumen, cuando la gente no está dispuesta a ser honesta o practicar la verdad, es porque no ama la verdad. En su interior, aprecian cosas como la reputación y el estatus, les gusta seguir las tendencias mundanas y viven bajo el poder de Satanás. Esto es un problema de su naturaleza. Ahora hay gente que cree en Dios desde hace años, que ha oído muchos sermones y sabe de qué va la fe en Dios. Sin embargo, siguen sin practicar la verdad, y no han cambiado ni un ápice. ¿A qué se debe esto? A que no aman la verdad. Incluso si comprenden un poco de la verdad, siguen sin ser capaces de practicarla. En lo que respecta a tales personas, por muchos años que lleven creyendo en Dios, eso no servirá de nada. ¿Se pueden salvar las personas que no aman la verdad? Es absolutamente imposible. No amar la verdad es un problema para el corazón y la naturaleza de uno. No se puede resolver. Si uno se puede salvar en su fe o no, depende principalmente de si ama o no la verdad. Solo aquellos que aman la verdad pueden aceptarla; solo ellos pueden sobrellevar las penurias y pagar un precio en aras de la verdad, y solo ellos pueden orar a Dios y confiar en Él. Solo ellos pueden buscar la verdad y reflexionar y conocerse a sí mismos mediante sus experiencias, tener el coraje para rebelarse contra la carne y alcanzar la práctica de la verdad y la sumisión a Dios. Solo los que aman la verdad pueden perseguirla de esa manera, caminar la senda de la salvación y ganarse la aprobación de Dios. No hay otra senda que no sea esa. Les resulta muy difícil aceptar la verdad a quienes no la aman. Esto se debe a que, por su naturaleza, sienten aversión por la verdad y la odian. Si quisieran parar de oponerse a Dios o dejar de hacer el mal, les sería muy difícil hacerlo, porque pertenecen a Satanás y ya se han convertido en diablos y enemigos de Dios. Dios salva a la humanidad, no salva a los demonios ni a Satanás. Algunas personas hacen preguntas como: ‘Entiendo muy bien la verdad. Simplemente no puedo ponerla en práctica. ¿Qué debo hacer?’. Se trata de alguien que no ama la verdad. Si alguien no ama la verdad, entonces no puede ponerla en práctica aunque la entienda, porque en el fondo no está dispuesto a hacerlo y no le gusta la verdad. Esa persona no tiene salvación. Algunas personas dicen: ‘Me parece que se pierde mucho siendo una persona honesta, así que no quiero serlo. Las personas falsas nunca salen perdiendo, incluso se benefician de aprovecharse de los demás. Así que prefiero ser una persona falsa. No estoy dispuesto a dejar que los demás conozcan mis asuntos privados, a dejar que me capten o me entiendan. Mi porvenir debe permanecer en mis propias manos’. Pues muy bien, entonces inténtalo y verás. A ver qué resultado obtienes; a ver quién se va al infierno y quién es castigado al final(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La práctica más fundamental de ser una persona honesta). Después de leer las palabras de Dios, me di cuenta de que la gente falsa no ama la verdad de manera innata ni está dispuesta a practicar la honestidad. Se pasan los días calculando y engañando a fin de proteger su imagen y estatus, y viven así una vida agotadora y dolorosa. Todo esto lo causa el tormento y el engaño de su naturaleza satánica. Resumir el trabajo para identificar problemas y desviaciones tenía como objetivo mejorar el trabajo de riego en el futuro, pero siempre me preocupaba que la simplicidad de mi resumen hiciera que las hermanas me menospreciaran, así que calculaba y conspiraba sin parar. Estaba claro que no había identificado ningún problema, sin embargo, no me atrevía a decir la verdad abiertamente. Las hermanas con las que cooperaba sugirieron que, para que un resumen diera resultados, debíamos hacerlo cuando tuviéramos suficiente energía. Sabía que la sugerencia de la hermana beneficiaría al trabajo, sin embargo, recurrí al engaño para salvar mi imagen. ¡Era tan falsa! En apariencia, parecía intrigar contra otras personas, pero en esencia estaba intentando engañar a Dios. Como dijeron las hermanas con las que colaboraba, durante el resumen del trabajo, no estaba centrada en la tarea que tenía entre manos ni estaba usando el resumen para identificar problemas y desviaciones a fin de mejorar el trabajo sucesivo. En cambio, solo pensaba en mi imagen y estatus personales, intrigaba con esmero para ocultar mis defectos. Mi manera de vivir no solo era agotadora, sino que además tampoco podía obtener esclarecimiento ni orientación de Dios. De hecho, no solo fui falsa y engañosa en esta sesión concreta de resumen. Incluso durante nuestras discusiones normales, a menudo actuaba falsamente para evitar dejar en evidencia mis defectos. Respecto a los problemas que no había identificado, solo me hacía eco de lo que decían las hermanas o buscaba razones que sonaban muy dignas para excusarme. Pensé en cómo Dios había expresado tantas verdades, que nos guiaron a perseguir la verdad, a ser honestos y a vivir con una semejanza humana normal, pero iba constantemente en contra de los requerimientos de Dios y vivía conforme a mi carácter satánico. En apariencia, me colocaba un sólido disfraz para que las hermanas con las que colaboraba no notaran mis defectos y así poder mantener una momentánea sensación de imagen y estatus. Sin embargo, Dios lo escruta todo. El carácter falso que revelaba, unido a mi despreciable intención de proteger mis intereses, había hecho que Dios me detestara y aborreciera. Recordé lo que dijo el Señor Jesús: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos(Mateo 18:3). El carácter de Dios es justo y santo, y Él aprueba a aquellos que son simples y honestos. Si continuara viviendo según mi carácter falso, y siguiera intentando engañar a los demás y a Dios sin practicar la honestidad, Dios me acabaría abandonando y descartando.

Más adelante, encontré una senda de práctica y entrada mediante las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: “Que Dios les pida a las personas que sean honestas demuestra que verdaderamente aborrece y detesta a los falsos. La aversión de Dios a las personas falsas es una aversión a su manera de hacer las cosas, a su carácter, a sus intenciones y a sus métodos de engaño; a Dios le disgustan todas estas cosas. Si las personas falsas son capaces de aceptar la verdad, admiten sus actitudes falsas y están dispuestas a aceptar la salvación de Dios, entonces también tienen la esperanza de ser salvadas, porque Dios trata a todas las personas por igual, tal como lo hace la verdad. Por eso, si queremos llegar a ser personas que agrademos a Dios, lo primero que debemos hacer es cambiar de principios de conducta: no podemos seguir viviendo de acuerdo con las filosofías satánicas, no podemos seguir valiéndonos de la mentira y el engaño. Debemos desechar todas las mentiras y volvernos honestos. De este modo cambiará la visión que Dios tiene de nosotros. Antes, la gente siempre se basaba en mentiras, fingimiento y tretas mientras vivía con los demás y tomaba las filosofías satánicas como fundamento de su existencia, como su vida y como base para su conducta. Esto era algo que Dios aborrecía. Entre los no creyentes, si hablas con franqueza, dices la verdad y eres una persona honesta, entonces serás calumniado, juzgado y rechazado. Por tanto, sigues las tendencias mundanas, y vives conforme a las filosofías satánicas, te vuelves cada vez más hábil para mentir y más falso. También aprendes a utilizar medios insidiosos para lograr tus objetivos y protegerte. Te vuelves cada vez más próspero en el mundo de Satanás, y como resultado, te hundes cada vez más en el pecado hasta que no puedes salir de él. En la casa de Dios, las cosas son precisamente lo contrario. Cuanto más mientas y juegues a ser falso, más se cansará de ti el pueblo escogido de Dios y te rechazará. Si te niegas a arrepentirte y sigues aferrándote a las filosofías y a la lógica satánicas, y te vales de ardides y tramas elaboradas para disimular y enmascararte, entonces es muy probable que seas revelado y descartado. Esto es porque Dios aborrece a la gente falsa. Solo la gente honesta puede prosperar en la casa de Dios, y la gente falsa acabará siendo rechazada y descartada. Todo esto está predestinado por Dios. Solo la gente honesta puede formar parte del reino de los cielos. Si no tratas de ser una persona honesta, y si no experimentas y practicas en la dirección de perseguir la verdad, si no expones tu propia fealdad, y si no te expones, entonces nunca podrás recibir la obra del Espíritu Santo y la aprobación de Dios(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La práctica más fundamental de ser una persona honesta). Después de leer las palabras de Dios, me di cuenta de que Él requiere que practiquemos la verdad y seamos personas honestas. Debemos ser capaces de aceptar el escrutinio de Dios cuando surjan situaciones, hemos de cambiar a partir de la raíz de nuestras intenciones cuando hablamos y actuamos, y no deberíamos engañar a otros ni a Dios para proteger nuestros propios intereses carnales, nuestra imagen o estatus. En cambio, deberíamos practicar la verdad y formarnos para ser honestos. Cuando hablamos y actuamos, debemos ser directos y honestos, sin ninguna ocultación o hipocresía. Solo tales personas pueden obtener la aprobación de Dios. En adelante, tenía que practicar ser una persona honesta, ya no podía disfrazar ni encubrir mis deficiencias, tenía que decir todo lo que supiera, y cuando mis carencias y deficiencias quedaran al descubierto, debía resumir mis desviaciones y aprender de los puntos fuertes de otros. Más adelante, cuando fue el momento de compartir opiniones mientras resumía el trabajo con las hermanas, me sentí menos limitada. Cuando no entendía cosas, lo decía, y me abría y buscaba ayuda de las hermanas. Las hermanas no me menospreciaban, sino que me guiaban y ayudaban. Con su ayuda, obtuve un entendimiento más claro de la raíz de algunos problemas, y además empecé a encontrar algunas sendas para resumir el trabajo y resolver problemas.

Después, busqué cómo debía practicar y entrar en lo relativo a este problema: siempre pensé que mi calibre era inferior al de las hermanas con las que colaboraba, y en particular, al reseñar problemas, no podía identificarlos como lo hacían las hermanas, de modo que siempre me sentía limitada cuando cooperaba con ellas. Leí un pasaje de las palabras de Dios: “El siguiente verso de la canción dice: ‘Aunque mi calibre es bajo, tengo un corazón honesto’. Estas palabras parecen muy reales y hablan de un requerimiento que Dios hace a las personas. ¿Qué requisito? Que si las personas tienen deficiencia de calibre, no es el fin del mundo, pero deben poseer un corazón honesto, y, si es así, serán capaces de recibir la aprobación de Dios. No importa cuál sea tu situación o cuáles tus antecedentes, debes ser una persona honesta, hablar con honestidad, actuar con honestidad, poder llevar a cabo tu deber con todo el corazón y toda la mente y ser leal en el cumplimiento de tu deber, no intentar buscar atajos, no ser una persona escurridiza ni falsa, no mentir ni engañar, y no hablar con rodeos. Debes actuar de acuerdo con la verdad y ser alguien que la busque. Muchas personas piensan que son de bajo calibre, y que nunca cumplen bien con su deber o con el nivel requerido. Hacen las cosas lo mejor que pueden, pero nunca pueden captar los principios ni son capaces todavía de obtener resultados demasiado buenos. En definitiva, lo único que pueden hacer es quejarse de ser de calibre demasiado bajo, y se vuelven negativas. Entonces, ¿no hay un camino a seguir para una persona que sea de bajo calibre? Ser de bajo calibre no es una enfermedad mortal, y Dios nunca dijo que Él no salva a aquellos que sean de bajo calibre. Como Dios dijo anteriormente, Él está apenado por quienes son honestos pero ignorantes. ¿Qué quiere decir ser ignorante? En muchos casos, la ignorancia proviene del hecho de ser de bajo calibre. Cuando la gente es de bajo calibre, tiene una comprensión superficial de la verdad. No es lo bastante específica ni práctica, y a menudo se limita a una comprensión literal o somera, se queda en la doctrina y los preceptos. Esa es la razón por la que esa gente no puede entender numerosos problemas, y nunca puede captar los principios al cumplir con su deber ni pueden cumplir bien con él. Entonces, ¿Dios no quiere personas de bajo calibre? (Sí las quiere). ¿Qué senda y qué dirección indica Dios a la gente? (La de ser una persona honesta). ¿Puedes ser una persona honesta solo con decirlo? (No, debes mostrar las manifestaciones de una persona honesta). ¿Cuáles son las manifestaciones de una persona honesta? Primero, no tener dudas acerca de las palabras de Dios. Esa es una de las manifestaciones de una persona honesta. Además de esto, la manifestación más importante es buscar y practicar la verdad en todo: esto es crucial. Dices que eres honesto, pero siempre pasas por alto las palabras de Dios y simplemente haces lo que te parece. ¿Acaso es esa la manifestación de una persona honesta? Dices: ‘Aunque tengo poco calibre, tengo un corazón honesto’. Y, sin embargo, cuando te llega un deber te da miedo sufrir y asumir la responsabilidad si no lo haces bien, por eso pones excusas para evadir tu deber o sugieres que lo haga otro. ¿Es esta la manifestación de una persona honesta? Claramente, no lo es. Entonces, ¿cómo debería comportarse una persona honesta? Debe someterse a los arreglos de Dios, ser leal al deber que le corresponde cumplir, y esforzarse por satisfacer las intenciones de Dios. Esto se manifiesta de diferentes maneras. Una es aceptar tu deber con un corazón honesto, no considerar tus intereses carnales, no ser desganado en él, y no conspirar por tu propio bien. Estas son manifestaciones de honestidad. Otra es dedicar todo el corazón y todas tus fuerzas a cumplir bien con tu deber, haciendo las cosas en forma adecuada y poniendo el corazón y tu amor en el deber a fin de satisfacer a Dios. Estas son las manifestaciones que debería tener una persona honesta cuando cumple con su deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios eran como una corriente templada que me reconfortaba el corazón y me mostraba una senda de práctica. Dios dice que tener escaso calibre no es el principal problema, y que Él sobre todo se fija en si una persona tiene un corazón honesto en su deber y en si puede desempeñarlo con lealtad y cooperar al máximo de sus capacidades. Aunque encontremos algo que no entendamos o no sepamos cómo hacer, deberíamos orar más a Dios y buscar Su guía, centrarnos en buscar los principios-verdad en todas las cosas y compartir con los hermanos y hermanas con los que estamos cooperando. Una vez que obtengamos entendimiento, deberíamos practicar de acuerdo con los principios-verdad y no proteger nuestros intereses ni nuestra imagen o estatus personales, y en su lugar, deberíamos cooperar lo mejor posible donde podamos. Esta es la semejanza humana honesta que Dios espera que podamos vivir, y es además la senda de práctica que Él nos ha mostrado para hacer bien nuestros deberes. De hecho, las hermanas con las que cooperaba eran capaces de encontrar problemas y desviaciones detallados no solo porque tuvieran mejor calibre, sino porque dedicaban esfuerzo y de veras pensaban las cosas lo suficiente. Mi calibre era promedio y, durante los resúmenes de trabajo, mi corazón no estaba calmo, y siempre pensaba en cómo proteger mi reputación y estatus en lugar de concentrarme en el trabajo. Además, mi actitud hacia mi deber también era incorrecta, y me agotaba pensar detenidamente sobre los problemas, así que no quería dedicarles esfuerzo. En consecuencia, era capaz de encontrar muy pocos y ni siquiera podía sacar el máximo provecho de las capacidades que sí tenía. En realidad, las hermanas con las que cooperaba conocían bien mi calibre, pero nunca me habían despreciado por lo escaso que era. En cambio, a menudo me alentaban a contemplar mis deficiencias correctamente y a exhibir más mis puntos fuertes. Cuando notaban problemas en mí, me guiaban y ayudaban con paciencia, y me enseñaban a fijarme en las cosas en función de las palabras de Dios y la verdad. Por medio de su ayuda paciente, encontré algunas sendas en mi trabajo. Dios dispuso que yo cooperara con estas hermanas en mi deber, así que tenía que cooperar en armonía, con un corazón agradecido para cumplir bien nuestros deberes juntas y satisfacer a Dios. Ya no podía estar más tiempo limitada por mi escaso calibre y tenía que poner en orden mis intenciones y hacer uso de mis puntos fuertes.

Cuando practicaba y entraba conforme a las palabras de Dios, podía aquietar mi mente y pensar con calma a la hora de resumir el trabajo o discutir los problemas. A veces tomaba la iniciativa de expresar mis opiniones, decía lo que sabía. Aunque al hacerlo revelaba muchos de mis defectos y me sentía un poco avergonzada, ahora podía afrontar este asunto adecuadamente. Practicar ser una persona honesta me hacía feliz y me proporcionaba una sensación de liberación y libertad. ¡Gracias a Dios!

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