59. Qué hay detrás de la reticencia a asumir una carga

Por Yang Huai, China

En septiembre de 2022, colaboré con la hermana Li Ming para regar a los recién llegados. Yo acababa de empezar a formarme en este deber, y, como Li Ming llevaba mucho tiempo regando a los recién llegados, me volví bastante dependiente de ella. Ella se encargaba de la mayoría de las tareas relacionadas con el cultivo de personas y de resolver las diversas dificultades y problemas que tenían los recién llegados. A veces, cuando Li Ming hablaba conmigo de cuestiones relacionadas con el cultivo de personas, yo no le daba importancia pensando que, mientras ella estuviera a cargo, era suficiente, y que yo solo tenía que regar a los recién llegados de los que era responsable. En mi tiempo libre, también podía leer los testimonios vivenciales de los hermanos y hermanas y escuchar himnos. Sentía que cumplir mis deberes así era bastante bueno.

Más tarde, debido a las necesidades laborales, trasladaron a Li Ming para que cumpliera sus deberes en otra iglesia y, de repente, sentí mucha presión y pensé: “¿Podré regar a tantos recién llegados yo sola? ¿Dónde puedo encontrar a alguien que me ayude a regarlos con tan poco tiempo? Si tengo que encontrar y cultivar a alguien nuevo, ¿cuánto tiempo y energía requerirá eso? Ya estoy muy ocupada regando a los recién llegados, y ahora tendré que cultivar a un novato. ¿Todo esto no me hará estar aún más ocupada? ¿Cómo encontraré tiempo libre para mí?”. Sentí cierta resistencia en mi interior, y solo quería que el liderazgo dispusiera rápidamente a alguien que cooperara conmigo para aligerar mi carga de trabajo. Pero llevaría tiempo encontrar a un regador adecuado. Antes de irse, Li Ming mencionó que había una hermana con buen calibre y comprensión, pero que era joven e inestable, y, por eso, me animó a cultivar más a esta hermana. Acepté verbalmente, pero en mi interior me sentía muy perjudicada y sofocada. Pensé: “No es una tarea fácil cultivar a esta hermana. ¿Cuánto esfuerzo requerirá todo esto?”. En los días siguientes, fui muy pasiva en mis deberes y, cuando los recién llegados tenían problemas o dificultades, me sentía desmotivada para resolverlos. Simplemente, trataba superficialmente a los recién llegados cuando asistía a las reuniones, y eso no daba ningún resultado. Un día, mi bicicleta eléctrica se rompió a la mitad del viaje, así que tuve que empujarla y tardé más de una hora en llegar a casa. Estaba tan exhausta que no podía mover ningún músculo, y me sentía completamente agotada. Supe que pasar por esa situación no había sido una coincidencia, así que reflexioné sobre mí misma y oré a Dios: “Dios, desde que supe que iban a transferir a Li Ming, me he sentido reticente y me he quejado interiormente. Me doy cuenta de que mi estado es incorrecto, y estoy dispuesta a reflexionar sobre mí misma y arrepentirme ante Ti. Por favor, guíame para entender Tu intención”.

Después de orar, recordé una frase de las palabras de Dios: “Cuanto más carga tengas por la comisión de Dios, más fácil será que Él te perfeccione”. Busqué el pasaje rápidamente. Dios Todopoderoso dice: “Comer y beber las palabras de Dios, practicar la oración, aceptar la carga de Dios y las tareas que Él te encomienda, todo esto es para que pueda haber una senda delante de ti. Cuanto más carga tengas por la comisión de Dios, más fácil será que Él te perfeccione. Algunas personas no están dispuestas a coordinarse con otras en el servicio a Dios, aunque hayan sido llamadas a hacerlo; estas son personas perezosas que solo desean deleitarse en las comodidades. Cuanto más se te pida que sirvas en coordinación con otras personas, más experiencia adquirirás. Debido a que tienes más cargas y experiencias, tendrás más oportunidades de ser perfeccionado. Por tanto, si puedes servir a Dios con sinceridad, serás considerado con Su carga; así pues, tendrás más oportunidades de que Él te perfeccione. Es justo ese grupo de personas el que actualmente está siendo perfeccionado. Cuanto más te conmueva el Espíritu Santo, más tiempo dedicarás a ser considerado con la carga de Dios, más serás perfeccionado por Él y más te ganará Él, hasta que, al final, te convertirás en alguien a quien Dios utiliza. En la actualidad, hay algunas personas que no llevan cargas por la iglesia. Estas personas son flojas y descuidadas, y solo les preocupa su propia carne. Son extremadamente egoístas y, también, ciegas. Si no puedes ver este asunto con claridad, no llevarás ninguna carga. Cuanto más considerado seas con las intenciones de Dios, mayor será la carga que Él te confiará. Las personas egoístas no están dispuestas a sufrir tales cosas ni a pagar el precio y, como resultado, perderán oportunidades para que Dios las perfeccione. ¿Acaso no se están haciendo daño a sí mismas?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sé considerado con las intenciones de Dios para alcanzar la perfección). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, comprendí que el hecho de que tengamos o no un sentido de carga por la comisión de Dios afecta directamente si podamos perfeccionarnos. Cuando una persona cumple sus deberes con un sentido de carga y persigue la verdad teniendo en cuenta las intenciones de Dios, el Espíritu Santo la ilumina y la guía, y le permitirá entender la verdad y crecer en la vida en el curso de sus deberes. Por el contrario, aquellos que no persiguen la verdad, son muy perezosos y no están dispuestos a asumir responsabilidades ni consideran las intenciones de Dios, no hay manera de que puedan recibir la obra del Espíritu Santo y, finalmente, no ganan nada. Al reflexionar sobre mi estado, vi que era, en efecto, el tipo de persona perezosa y cómoda que Dios exponía. Cuando la carga de trabajo aumentó y tuve que padecer físicamente, me sentí reticente y poco dispuesta a cooperar. Con esta actitud hacia mis deberes, ciertamente no podría ganar la verdad ni perfeccionarme. Al pensar en eso, me sentí un poco disgustada y comprendí la esmerada intención de Dios. Ahora que habían transferido a Li Ming, el trabajo de riego había recaído sobre mí, pero Dios no me estaba haciendo las cosas difíciles; más bien, me estaba formando. Ya fuera regar a los recién llegados o cultivar a otros, cuando me encontraba con problemas y dificultades, no había ninguna persona de quien dependiera, lo que me animó aún más a depender de Dios, buscar la verdad, y aprender a usar la verdad para resolver los problemas. ¡Eso era la gracia de Dios! Sin embargo, yo había cuidado de mi carne temiendo las dificultades y la fatiga, y no estaba dispuesta a asumir responsabilidades. Había rechazado la oportunidad de que Dios me perfeccionara y me ayudara a ganar la verdad. ¡Realmente no sabía lo que era bueno para mí!

Entonces, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Todos aquellos que no persiguen la verdad cumplen con el deber con una mentalidad carente de responsabilidad. ‘Si alguien lidera, yo lo sigo; allá donde me envíe, yo voy. Haré lo que me diga que haga. En cuanto a asumir la responsabilidad y la preocupación, o tomarme más molestias para hacer algo, hacer una cosa de todo corazón y con todas mis fuerzas… a eso no estoy dispuesto’. Estas personas no están dispuestas a pagar el precio. Solo están dispuestas a esforzarse, no a asumir responsabilidades. Esta no es la actitud con la que se cumple verdaderamente con el deber. Uno ha de aprender a volcarse en el cumplimiento del deber, y una persona con conciencia es capaz de conseguir esto. Si uno nunca se vuelca en el cumplimiento de su deber, eso significa que no tiene conciencia, y los que no tienen conciencia no pueden alcanzar la verdad. […] Para volcaros en el deber y ser capaces de asumir la responsabilidad, hay que sufrir y pagar un precio; no basta simplemente con hablar de estas cosas. Si no os volcáis en el deber, sino que en su lugar siempre queréis esforzaros, es indudable que no cumpliréis correctamente con él. Actuaréis por simple inercia y nada más, y no sabréis si habéis cumplido bien con el deber o no. Si te vuelcas en él, poco a poco llegarás a entender la verdad; si no lo haces, no será así. Cuando te vuelcas de corazón en el cumplimiento del deber y la búsqueda de la verdad, poco a poco podrás llegar a entender las intenciones de Dios, descubrir tu corrupción y tus defectos y dominar tus diversos estados. Cuando solamente te centras en esforzarte y no te vuelcas en hacer introspección, no puedes descubrir tus verdaderos estados internos y las innumerables reacciones y revelaciones de corrupción que tienes en distintos entornos. Si no conoces cuáles serán las consecuencias cuando los problemas queden sin resolver, entonces estás metido en un lío. […] Si en tu interior reflexionas a menudo sobre asuntos que no son relativos a tu deber o a la verdad, sino que estás enredado en cosas externas, pensando en los asuntos de la carne, ¿podrás comprender la verdad? ¿Serás capaz de cumplir bien con tu deber y vivir ante Dios? En absoluto. Una persona así no se puede salvar(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo una persona honesta puede vivir con auténtica semejanza humana). Vi que Dios expone que las personas que no están dispuestas a pagar un precio en sus deberes, que siempre buscan comodidad y facilidad para la carne y que son completamente irresponsables en su trabajo no pueden obtener la verdad, y Dios no las aprueba. Al reflexionar, cuando comencé a regar a los recién llegados, dependía mucho de la hermana con quien colaboraba. Pensaba que, como ella tenía más experiencia en regar a los recién llegados, estaría bien dejar que hablara con ellos para resolver sus dificultades. No me preocupaba ni indagaba sobre estas cosas en absoluto, y actuaba como una completa extraña. Al cumplir mis deberes, solo quería evitar sufrir y fatigarme y me escapaba a tiempo para hacer cosas que disfrutaba. Aun así, nunca consideré que no tenía sentido de carga por mis deberes. Cuando me enteré de que iban a transferir a Li Ming, sentí como si hubiera perdido mi pilar de apoyo, y cuando pensé en todo el trabajo que ahora recaería sobre mí sola, me sentí abrumada. Comencé a pensar en mi comodidad, siempre quería elegir las tareas más fáciles, y, cuando las cosas no salían como yo quería, me volvía negativa y pasiva, descuidaba el cultivo de aquellos que lo necesitaban y me conducía por inercia al regar a los recién llegados. Solía decir que quería satisfacer a Dios y considerar Sus intenciones, pero, cuando se trataba de sufrir y pagar un precio, desistía y no quería hacer ni el menor esfuerzo. ¿De qué manera mi corazón consideraba las intenciones de Dios? Al pensar en esto, me sentí muy culpable. Después, tomé la iniciativa de analizar las dificultades y los problemas de los recién llegados y hablé con ellos para ayudarlos. También dediqué tiempo a cultivar más a otros. Aunque tenía que preocuparme y sufrir más, sentía paz y tranquilidad en mi interior.

Un mes después, me transfirieron a otra iglesia para regar a los recién llegados. Los líderes me dijeron que la hermana Yang Qing tenía poca capacidad de trabajo y no estaba a la altura del rol de líder del equipo, y querían que yo asumiera ese rol. Sentí mucha presión y pensé: “Ser líder del equipo no solo implica regar a los recién llegados, sino también resumir las desviaciones en el trabajo y dar charlas para resolver los problemas de los regadores. ¿Realmente puedo manejar todo ese trabajo? ¡Suena a muchas preocupaciones!”. Traté de rechazar rápidamente el rol y dije: “Yang Qing ha estado haciendo el trabajo de regar durante muchos años y ha llegado a comprender algunos principios. ¿Por qué no dejarla continuar como líder del equipo por ahora? Puedo apoyarla, y, si esto no funciona, podemos reasignarla más adelante”. Los líderes vieron que no estaba dispuesta a ser líder del equipo, así que no me presionaron, y no pude evitar dar un suspiro de alivio.

Más tarde, descubrí que Yang Qing tenía un carácter arrogante, y que se valía de la experiencia y el cumplimiento de las normas en sus deberes. Cuando traté de hacerle compañía y corregirla, ella no pudo aceptarlo, y siguió haciendo las cosas de la misma manera. Pensé: “Yang Qing no solo tiene poca capacidad de trabajo, sino que además no puede entender los principios que se le enseñan, y su calibre es demasiado escaso. Si esto continúa, demorará el trabajo. Realmente no es adecuada para el rol de líder del equipo”. Pero luego pensé: “Si la destituimos, ¿quién asumirá el liderazgo? Los otros hermanos y hermanas del equipo recién han comenzado a formarse y aún no comprenden los principios. Aunque también tengo muchas deficiencias, he estado regando a los recién llegados durante un tiempo y he llegado a comprender algunos principios, así que sería la opción más adecuada”. Pero, tan pronto como pensé que ser líder de equipo era demasiada presión, que tendría que manejar todo y agotarme con todas las preocupaciones que tendría que asumir, rápidamente descarté la idea, y, en cambio, pensé: “¿Por qué simplemente no doy más charlas con Yang Qing y la ayudo en el trabajo? Con eso debería alcanzar”. De esta manera, vi los problemas de Yang Qing, pero no los denuncié. En ese momento, un hermano de la iglesia tuvo un accidente automovilístico y se quebró el brazo. Me enteré de que era constantemente escurridizo y solo hacía las cosas por inercia en sus deberes, y que, tras su destitución, no había llegado a conocerse a sí mismo y no se había arrepentido ni cambiado. Ahora que se había quebrado el brazo, ya no podía cumplir sus deberes, incluso si quería. Este incidente realmente me impactó. Vi que si, en el desempeño de sus funciones, las personas son taimadas, holgazanas, descuidan su propio trabajo y nunca se arrepienten, una vez que pierden la oportunidad de cumplir sus deberes, es demasiado tarde para arrepentirse. Sentí que la experiencia del hermano era un recordatorio y una advertencia para mí, y recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Si cumples con el deber de forma superficial, y lo abordas con una actitud irreverente, ¿cuál será el resultado? Cumplirás el deber de manera deficiente, aunque sepas hacerlo bien: tu desempeño no estará a la altura y Dios estará muy disgustado con la actitud que demuestras hacia el deber. Si hubieras sido capaz de orar a Dios, de buscar la verdad y de poner todo tu corazón y toda tu mente en ello, si hubieras podido cooperar así, Dios lo habría preparado todo para ti de antemano, para que, cuando tú te ocuparas de los asuntos, todo encajara en su lugar y obtuvieras buenos resultados. No necesitarías dedicar una enorme cantidad de energía; si hicieras tu mayor esfuerzo en cooperar, Dios ya lo habría dispuesto todo para ti. Si eres evasivo y holgazán, si no atiendes debidamente tu deber y siempre vas por la senda equivocada, Dios no actuará sobre ti; perderás esta ocasión y Dios dirá: ‘No sirves para nada; no puedo usarte. Apártate. Te gusta ser ladino y holgazán, ¿verdad? Te gusta ser perezoso y tomártelo con calma, ¿no? ¡Pues tómatelo con calma para siempre!’. Dios concederá esta gracia y esta oportunidad a otra persona. ¿Qué opináis? ¿Esto es una pérdida o una ganancia? (Una pérdida). ¡Una enorme pérdida!(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Sentí que el carácter justo de Dios no tolera las ofensas del hombre. La oportunidad que tenemos de cumplir los deberes es por la gracia de Dios. La intención de Dios es que busquemos la verdad y actuemos de acuerdo con los principios en nuestros deberes, que podamos someternos y ser leales a Él, y que cumplamos nuestros deberes de una manera que esté a la altura de las normas. Pero, si no valoraba tales oportunidades, y cumplía mis deberes de una manera evasiva y descuidada, sin poner todo mi esfuerzo, y trataba mis deberes a la ligera, Dios me desdeñaría, me dejaría de lado y me ignoraría. Al principio, los líderes querían que yo fuera la líder del equipo, pero temía al sufrimiento y al trabajo arduo, así que rechacé el deber. Pero ahora que se había determinado que Yang Qing no era apta para ser la líder del equipo, continuar reteniéndola demoraría el trabajo de riego, así que tuve que informar rápidamente de sus problemas. Sin embargo, temía que, si la destituían y yo asumía el rol de líder del equipo, tendría a cargo más problemas, así que, para mi comodidad carnal, aunque vi los problemas de Yang Qing, no los denuncié, incluso permití que ella siguiera obstruyendo y dañando el trabajo de la iglesia. Entonces me di cuenta de lo graves que eran las consecuencias de ser taimada y descuidar mis deberes, y que si aún no me arrepentía, terminaría como ese hermano, y muy bien podría perder la oportunidad de cumplir mis deberes. Oré a Dios de inmediato, dispuesta a arrepentirme y buscar la verdad para resolver mis problemas.

En mi búsqueda, leí algunas de las palabras de Dios: “Dado que eres una persona, debes meditar sobre cuáles son las responsabilidades de una. No hace falta mencionar las responsabilidades que más valoran los no creyentes, como ser buen hijo, mantener a tus padres y labrar una reputación a tu familia. Todas ellas están vacías y carecen de significado real. ¿Cuál es la responsabilidad mínima que debe cumplir una persona? Lo más realista es cómo cumples bien con tu deber ahora. Conformarse siempre con actuar por inercia no es cumplir bien con tu responsabilidad, y solo ser capaz de decir palabras y doctrinas tampoco. Únicamente practicar la verdad y hacer cosas según los principios supone cumplir tu responsabilidad. Solo cuando tu práctica de la verdad haya sido eficaz y beneficiosa para la gente, de veras habrás cumplido bien tu responsabilidad. Sea cual sea el deber que cumplas, solo cuando persistas en actuar según los principios-verdad en todas las cosas habrás cumplido verdaderamente con tu responsabilidad. Actuar por inercia, de acuerdo con la forma humana de hacer las cosas, es ser superficial; atenerse a los principios-verdad es el único modo de cumplir adecuadamente el deber y cumplir bien tu responsabilidad. Y cuando cumples tu responsabilidad, ¿no es esa la manifestación de la lealtad? Es la manifestación de cumplir tu deber con lealtad. Solo cuando tengas este sentido de la responsabilidad, esta resolución y este deseo, y esta manifestación de la lealtad con relación a tu deber, será cuando Dios te mirará con favor y aprobación. Si ni siquiera tienes este sentido de la responsabilidad, Dios te considerará ocioso, necio, y te despreciará. […] Por tanto, si quieres que Dios te mire con buenos ojos, al menos deberías hacerte ver digno de confianza a ojos de otras personas. Si quieres que otros confíen en ti, que te miren favorablemente, que tengan un alto concepto de ti, al menos debes ser digno, tener sentido de la responsabilidad, ser fiel a tu palabra y digno de confianza. Asimismo, debes llegar a ser diligente, responsable y leal ante Dios; entonces habrás cumplido esencialmente bien con las exigencias de Dios para contigo. Así pues, habrá esperanza de que recibas la aprobación de Dios, ¿no es cierto?(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (8)). Después de leer las palabras de Dios, me sentí profundamente atravesada hasta el corazón e inquieta. Me di cuenta de que había sido escurridiza e irresponsable en mis deberes, y me había vuelto completamente indigna de confianza. Sabía que Yang Qing no era adecuada para el rol de líder del equipo debido a su bajo calibre y también que, en aquel entonces, no había otros candidatos adecuados para el puesto de liderazgo en el equipo, pero todavía no estaba dispuesta a asumir la carga de proteger la obra de la iglesia. ¡Realmente, no tenía ningún sentido de responsabilidad! Pensé en cómo algunos padres crían a sus hijos hasta la edad adulta, pero cuando los hijos crecen, solo se preocupan por su propio disfrute y placer, descuidan a sus padres cuando enferman o necesitan cuidados en la vejez. A esas personas les falta conciencia y humanidad. Había disfrutado tanto del riego y la provisión de Dios a través de Sus palabras, pero cuando el trabajo de riego necesitó la cooperación de las personas, fui egoísta y despreciable y solo me preocupé por mi comodidad carnal, sin considerar en absoluto la obra de la iglesia. ¡Realmente no tenía humanidad! Empecé a odiarme a mí misma y a sentir vergüenza de mis acciones, pero aún más, me sentía arrepentida y culpable, y ya no estaba dispuesta a vivir de manera egoísta y despreciable.

Después, me pregunté: “¿Por qué siempre que se trata de un deber que requiere sufrimiento de la carne me siento reticente y no estoy dispuesta a cooperar? ¿Cuál es la raíz de este problema?”. Un día, me encontré con un pasaje de las palabras de Dios: “Mientras las personas no hayan experimentado la obra de Dios y no hayan comprendido la verdad, la naturaleza de Satanás es la que toma las riendas y las domina desde el interior. ¿Qué cosas específicas conlleva esa naturaleza? Por ejemplo, ¿por qué eres egoísta? ¿Por qué proteges tu propia posición? ¿Por qué tienes sentimientos tan fuertes? ¿Por qué te gustan esas cosas injustas? ¿Por qué te gustan esas maldades? ¿Cuál es la base para que te gusten estas cosas? ¿De dónde proceden? ¿Por qué las aceptas de tan buen grado? Para este momento, todos habéis llegado a comprender que esto se debe, principalmente, al veneno de Satanás que hay dentro del hombre. Entonces, ¿qué es el veneno de Satanás? ¿Cómo se puede expresar? Por ejemplo, si preguntas ‘¿Cómo debería vivir la gente? ¿Para qué debería vivir?’, te responderán: ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’. Esta sola frase expresa la raíz del problema. La filosofía y la lógica de Satanás se han convertido en la vida de las personas. Sea lo que sea lo que persigue la gente, lo hace para sí misma, por tanto solo vive para sí misma. ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’: esta es la filosofía de vida del hombre y también representa la naturaleza humana. Estas palabras se han convertido ya en la naturaleza de la humanidad corrupta y son el auténtico retrato de su naturaleza satánica. Dicha naturaleza satánica se ha convertido ya en la base de la existencia de la humanidad corrupta. La humanidad corrupta ha vivido según este veneno de Satanás durante varios miles de años y hasta nuestros días(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, comprendí que Satanás usa la educación escolar, las influencias sociales, así como los pensamientos y las declaraciones de personajes famosos e importantes para envenenar a las personas e inculcarles diversos venenos y filosofías satánicas, como: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda” y “La vida es breve; disfruta mientras puedas”. Estas ideas rigen la vida de las personas, y tratan el disfrute de la carne como la meta y dirección de su búsqueda, y comienzan a perseguir la comida, la ropa, el disfrute de la carne y las tendencias malvadas, lo que conduce a una vida cada vez más degenerada, carente de la conciencia y la razón de la humanidad normal. Me di cuenta de que yo era así, especialmente en cuanto a permitirme la comodidad física. Antes de encontrar a Dios, buscaba la comodidad en el trabajo y evitaba el sufrimiento y la fatiga. No importaba si ganaba mucho o poco; simplemente alcanzaba con tener suficiente para comer y beber. Cuando veía a la gente a mi alrededor sufriendo, esforzándose y agotándose para vivir una vida mejor, pensaba que eran necios. Si la vida dura solo unas pocas décadas, ¿por qué complicarse las cosas? Ahora bien, mientras cumplía mi deber en la casa de Dios, todavía tenía puntos de vista mundanos, anhelaba siempre la comodidad física y no quería sufrir ni agotarme. A veces, después de unos días ocupados en mi deber y de sentirme mentalmente tensa, quería buscar siempre oportunidades para relajarme físicamente y evitar desgastarme. Cuando llegaba el momento de soportar una carga, sufrir y pagar un precio, siempre quería desistir o delegar la tarea a otra persona. Las personas que verdaderamente poseen conciencia y razón consideran cómo corresponder al amor de Dios en sus deberes, se esfuerzan a todo pulmón para hacer todo lo posible y lograr buenos resultados en sus deberes, pero yo, una persona egoísta y despreciable, solo consideraba mis propios intereses físicos, y era escurridiza y holgazana; no estaba dispuesta a poner todo mi esfuerzo en mis deberes. Si bien tenía comodidad física y no sufría mucho, perdí muchas oportunidades de ganar la verdad. En reiteradas ocasiones, me acobardaba, rechazaba mis deberes y me rebelaba contra Dios. Si esto continuaba, Dios terminaría desdeñándome y descartándome. ¡Esa era una senda que conducía a la muerte! En ese momento, realmente comprendí el significado de lo que dice el Libro de Proverbios: “La complacencia de los necios los destruirá” (Proverbios 1:32). Sentí una sensación de temor persistente en mi corazón. Si no me hubiera enterado del accidente automovilístico de ese hermano, no habría reflexionado sobre mí misma, y no me habría dado cuenta de las graves consecuencias de perseguir la comodidad, y mucho menos habría sido capaz de arrepentirme o cambiar. Agradecí a Dios en silencio.

Más tarde, encontré otro pasaje de las palabras de Dios, que me proporcionó una senda de práctica. Dios Todopoderoso dice: “¿Cuáles son las manifestaciones de una persona honesta? Primero, no tener dudas acerca de las palabras de Dios. Esa es una de las manifestaciones de una persona honesta. Además de esto, la manifestación más importante es buscar y practicar la verdad en todo: esto es crucial. Dices que eres honesto, pero siempre pasas por alto las palabras de Dios y simplemente haces lo que te parece. ¿Acaso es esa la manifestación de una persona honesta? Dices: ‘Aunque tengo poco calibre, tengo un corazón honesto’. Y, sin embargo, cuando te llega un deber te da miedo sufrir y asumir la responsabilidad si no lo haces bien, por eso pones excusas para evadir tu deber o sugieres que lo haga otro. ¿Es esta la manifestación de una persona honesta? Claramente, no lo es. Entonces, ¿cómo debería comportarse una persona honesta? Debe someterse a los arreglos de Dios, ser leal al deber que le corresponde cumplir, y esforzarse por satisfacer las intenciones de Dios. Esto se manifiesta de diferentes maneras. Una es aceptar tu deber con un corazón honesto, no considerar tus intereses carnales, no ser desganado en él, y no conspirar por tu propio bien. Estas son manifestaciones de honestidad. Otra es dedicar todo el corazón y todas tus fuerzas a cumplir bien con tu deber, haciendo las cosas en forma adecuada y poniendo el corazón y tu amor en el deber a fin de satisfacer a Dios. Estas son las manifestaciones que debería tener una persona honesta cuando cumple con su deber. Si no llevas a cabo lo que conoces y entiendes, y si solo dedicas un esfuerzo del 50 o 60 por ciento, entonces no estás poniendo todo el corazón y la fuerza en ello. En cambio, eres astuto y holgazaneas. ¿Son honestas las personas que cumplen con su deber de esta manera? En absoluto. A Dios no le sirven de nada las personas escurridizas y falsas; estas deben descartarse. Dios solo usa a las personas honestas para cumplir deberes. Incluso los contribuyentes de mano de obra leales han de ser honestos. Los que son siempre superficiales, astutos y que buscan maneras de holgazanear, son todos gente falsa, y son todos unos demonios. Ninguno de ellos cree de verdad en Dios y todos deben descartarse. Alguna gente piensa: ‘Ser una persona honesta es sencillamente decir la verdad y no contar mentiras. En realidad es fácil ser una persona honesta’. ¿Qué te parece esta opinión? ¿Ser una persona honesta es algo tan limitado? En absoluto. Debes revelar tu corazón y dárselo a Dios; esta es la actitud que una persona honesta debe tener. Es por ello que un corazón honesto es muy valioso. ¿Qué implica esto? Que un corazón honesto puede controlar tu comportamiento y cambiar tu estado. Te puede conducir a hacer las elecciones correctas y a someterte a Dios y ganar Su aprobación. Un corazón como este es verdaderamente preciado. Si tienes un corazón honesto como este, entonces ese es el estado en el que debes vivir, así es como debes comportarte y así es como debes entregarte(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Después de leer las palabras de Dios, comprendí que a Dios le gustan las personas honestas y que tienen un sentido de carga y responsabilidad por sus deberes. Esas personas pueden tener un calibre más bajo, pero sus corazones pueden estar orientados hacia la casa de Dios. Ponen todo su corazón y fuerza en sus deberes sin planificar según sus propios intereses. Dios aprueba a esas personas. Estuve dispuesta a practicar de acuerdo con las palabras de Dios. Aunque ser líder de equipo conllevaría algunas dificultades en el trabajo, Dios no nos pone cargas demasiado pesadas para soportar. Tuve que considerar la intención de Dios, priorizar la obra de la iglesia, y esforzarme al máximo para hacer lo que pudiera, sin ser taimada ni holgazana, sino con un corazón de sumisión a Dios en mis deberes. Pensé en Noé cuando construía el arca. En aquel entonces, la industria estaba subdesarrollada y el transporte era limitado, y Noé no era un constructor de barcos profesional. Construir un arca tan grande le resultó muy difícil, pero, cuando se enfrentó a la comisión de Dios, no se echó atrás y no consideró ni planeó según sus propios intereses físicos. En cuanto recibió la orden de Dios, comenzó a practicar de inmediato y sin demora. Noé conformó su corazón al corazón de Dios e hizo suya la carga de Dios. Actuó con un corazón simple y sumiso ante la comisión de Dios. Eso es lo más valioso y lo que Él aprueba. Los líderes me pidieron que fuera líder del equipo para animar a los hermanos y hermanas a hacer bien su trabajo de riego, y esto solo requeriría que soportara un poco más de sufrimiento y pagara un precio un poco mayor, pero no tuve una actitud de obediencia. ¡Mi actitud hacia mi deber estaba a un mundo de distancia de la de Noé! Al compararme con la sencillez, honestidad y sumisión de Noé, me sentí muy avergonzada y culpable. Ahora que el trabajo de riego se había visto obstaculizado, debía considerar la intención de Dios, tomar la iniciativa para asumirlo y hacer todo lo posible para lograr lo que debía y podía hacer, sin dejar arrepentimientos. Así que informé honestamente sobre los problemas de Yang Qing, los líderes la destituyeron y me convertí en la líder del equipo.

Al principio, mientras me formaba como líder del equipo, me faltaba mucho en numerosas áreas y tenía muchos problemas para resolver y, a menudo, trabajaba horas extra. Con el tiempo, comencé a tener algunas emociones negativas. Sentía que ser líder de equipo conllevaba demasiadas preocupaciones y que mi deber original era mucho más fácil. Cuando pensé así, me di cuenta de que estaba comenzando a cuidar mi carne nuevamente, así que oré a Dios en mi corazón, dispuesta a rebelarme contra esta. Leí un pasaje de las palabras de Dios: “Hoy amo a cualquiera que pueda seguir Mi voluntad, a cualquiera que pueda mostrar consideración por Mis cargas y a cualquiera que pueda dar su todo por Mí con un corazón fiel y con sinceridad. Yo los esclareceré constantemente y no dejaré que se alejen de Mí. A menudo digo: ‘A aquellos que sinceramente se entregan por Mí, Yo te bendeciré con toda certeza en gran manera’. ¿A qué se refiere ‘bendecir’? ¿Lo sabes? En el contexto de la obra actual del Espíritu Santo, se refiere a las cargas que Yo te doy. En lo que respecta a todos aquellos que son capaces de llevar una carga por la iglesia y que se ofrecen sinceramente por Mí, sus cargas y su sinceridad son, ambas, bendiciones que provienen de Mí. Además, Mis revelaciones a ellos también son una bendición de Mi parte(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 82). Al contemplar las palabras de Dios, comprendí Su intención. Tras convertirme en líder del equipo, interactuaba con más personas, acontecimientos y cosas. Siempre que me encontraba con algún problema o una dificultad, necesitaba aprender a depender de Dios y buscar la verdad para resolverlo. Esto me resultaba más beneficioso para crecer en la vida, ¡y era la gracia de Dios! Al pensar en esto, me sentí animada y decidida. Después, seguía activamente el trabajo y, siempre que me enteraba de que los hermanos y hermanas estaban en malas condiciones, les hablaba de la verdad para llegar a una solución. También buscaba los principios-verdad en relación con los problemas en el trabajo. Al practicar así, sentía que, ya sea en mi entrada en la vida o en mis deberes, estaba haciendo algún progreso. Después de cada intercambio con los hermanos y hermanas, comentaban que habían ganado algo, y yo me sentía muy feliz. Vi que al estar dispuesta a asumir responsabilidades activamente, no solo me beneficiaba a mí misma, sino que también podía ayudar a los demás. Me di cuenta de que no vivir para la carne y tratar de cumplir bien mi deber me daba una sensación de tranquilidad y paz.

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