Ya no estoy sometida a la transgresión
Por Ma Jie, China En julio de 2006, un día me detuvieron de camino a una reunión con mis colaboradores. Esa noche me llevaron a un lugar...
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
En junio de 2020 me eligieron como líder de iglesia. Al principio, cuando tenía problemas en el trabajo, solía buscar principios a conciencia, e incluso cuando sabía cómo hacer algo, aún buscaba el consejo de los colaboradores, y solo actuaba después de haber llegado a un consenso. Después de un tiempo, sin embargo, descubrí que mis propias sugerencias eran las más adecuadas la mayoría de las veces. Además, como ya había sido líder y obrera antes, sentía que captaba algunos principios, y que podía ver tanto a las personas como a las cosas, como así también organizar el trabajo con más precisión. Una ocasión en particular, cuando la obra evangélica no estaba dando buenos resultados y mi hermana compañera no sabía cómo resolverlo, propuse que todos los hermanos y hermanas involucrados en la obra evangélica se reunieran para que pudiéramos conversar sobre las dificultades de esa labor y buscar la verdad para solucionarlas. Después de un tiempo, cada hermano y hermana fue capaz de usar efectivamente sus fortalezas al cumplir su deber, y la efectividad de la obra evangélica mejoró de forma significativa. Inconscientemente, caí en un estado de orgullo y complacencia, y sentía que tenía habilidad para el trabajo y que podía organizar correctamente tanto la obra de la iglesia como su personal.
Unos meses después, la iglesia debía elegir un diácono de evangelio. Antes de la elección, analicé a toda la gente de la iglesia, y pensé que la hermana Li Yang era la más adecuada. Hacía muchos años que era creyente, podía abandonar y entregarse, y tenía una mente aguda. También había ido a muchos lugares a predicar el evangelio con algunos resultados. Ahora, recién acababa de volver a la iglesia de otra ciudad, pero ya había convertido a varias personas, por lo que pensé que sería adecuada como diaconisa de evangelio. Pero después de ver varias evaluaciones que decían que tenía un carácter muy arrogante, que solía limitar a otros, y que desalentaba el entusiasmo de las personas al cumplir su deber, dudé. Pero luego pensé: “Ella tiene buena habilidad para el trabajo y puede predicar el evangelio eficientemente, y aún si tuviera estos conflictos, siempre que todos la ayudáramos, no sería demasiado problema”. Tras pensarlo nuevamente durante un tiempo, al final seguí sintiendo que Li Yang era adecuada como diaconisa de evangelio. Al día siguiente, compartí mis pareceres con mi compañera. Ella respondió: “Li Yang limita severamente a otros. Está bien cuando predica el evangelio sola, pero me preocupa que perturbe la obra evangélica si se convierte en diaconisa de evangelio, por lo que debemos tener cuidado”. No me alegró para nada oír que mi compañera dijera eso. Pensé: “Sólo has creído en Dios durante poco tiempo, por lo que tu opinión es demasiado parcial. Yo veo mejor las cosas y a las personas, así que no será errado escucharme”. Con una expresión de disgusto, dije: “Al elegir diáconos de evangelio, lo más importante es que la persona tenga habilidad y experiencia para predicar el evangelio. Li Yang puede ser arrogante y tender a limitar a otros, pero tiene la habilidad para trabajar, y puede obtener resultados cuando predica el evangelio. Debemos aprender a usar a la gente según sus fortalezas y habilidades, y no quedarnos atascados en sus pequeños problemas”. Mi compañera quedó muy resignada después de oír esto, por lo que no dijo nada más.
Después, mientras hablaba sobre la elección con mis hermanos y hermanas, no enseñé sobre los principios de las elecciones sino que, en cambio, hice hincapié deliberadamente en que se debía elegir a quienquiera que tuviera habilidad en el trabajo y fuera efectivo al cumplir su deber. Influenciados por mi enseñanza, la mayoría de los hermanos y hermanas eligió a Li Yang como diaconisa de evangelio. En el momento, yo estaba bastante contenta. Pero luego, después de que mi líder superior leyera la evaluación de Li Yang, dijo que ella siempre limitaba a otros, desalentaba su entusiasmo, era particularmente arrogante y no aceptaba el consejo de sus hermanos y hermanas, así que elegirla como diaconisa de evangelio podía perturbar fácilmente el trabajo. Pensé: “No conoces la situación con respecto al personal de la iglesia. Si eres tan estricta con todo el tiempo, nunca encontraremos a nadie adecuado para el trabajo. Además, Li Yang no es del todo reacia a las sugerencias de otros. La última vez que la podé, lo aceptó. Es adecuada para el puesto”. Al pensar en esto, dije rápidamente: “Li Yang puede aceptar que la critiquen y la poden, y su prédica del evangelio es efectiva. Podemos ayudarla más con su carácter arrogante en el futuro; ella aún puede lidiar con este puesto. Además, justo ahora no hay nadie más adecuado que ella en la iglesia”. Tras escucharme, la líder dijo, con resignación: “Entonces, dejémosla que practique un tiempo y veremos. Si descubres que ataca a la gente y perturba la obra, destitúyela inmediatamente”. Y así, Li Yang se convirtió en diaconisa de evangelio.
Poco después, mi compañera me dijo: “Últimamente, he estado en contacto con Li Yang y descubrí que limita mucho a la gente. Cuando los obreros del evangelio tienen deficiencias, ella no los ayuda mediante la enseñanza, sino que los ataca, dice que son inútiles y que tardan mucho en progresar. Dice que ella hace sola todo el trabajo y que cooperar con los otros hermanos y hermanas es muy cansador, lo que hace que todos se vuelvan negativos”. No tomé en serio sus palabras, y pensé: “Todos tienen corrupción. Mientras Li Yang pueda cumplir sus deberes con efectividad, está bien. Tu experiencia y tu percepción aún son muy superficiales. He visto a muchos como ella. Mientras le enseñemos a menudo y la podemos, todavía puede trabajar”. Entonces le dije a mi compañera: “Prestemos más atención a sus fortalezas. Es arrogante, pero puede predicar el evangelio. Debemos ser tolerantes con estos pequeños defectos. Le enseñaré más en el futuro”. Ahora que la había refutado, mi compañera no tuvo nada más que decir. Después, cuando vi a Li Yang, quise exponerla y diseccionar sus problemas, pero en cuanto nos vimos, dijo que la obra evangélica era ahora muy efectiva. Vi que ella era muy proactiva en su deber, por lo que sólo mencioné brevemente el asunto de su carácter arrogante y que limitaba a otros, y compartí enseñanza con ella sobre cómo debía tratar correctamente a sus hermanos y hermanas. Tras escuchar, ella dijo que estaba dispuesta a cambiar, por lo que no dije nada más. Después, algunas hermanas informaron sucesivamente no sólo que Li Yang no hacía trabajo real, sino que no enseñaba sobre la verdad para solucionar problemas cuando hermanos y hermanas tenían dificultades, e incluso se enojaba y los regañaba y atacaba, poniéndolos en un estado negativo. Como resultado, la efectividad de la obra evangélica cayó a pique. Pensé: “¿Me equivoqué al insistir en elegirla como diaconisa? Dado que los hermanos y hermanas lo han mencionado muchas veces, ya no puedo aferrarme a mis opiniones”. Después de eso, reuní las evaluaciones de todos sobre Li Yang, y vi que a menudo confiaba en sus varios años de experiencia predicando el evangelio para regañar y atacar a los otros desde un pedestal, lo que hacía que se sintieran limitados y en un estado negativo, incapaces de desempeñar sus deberes normalmente. Cuando los otros señalaban sus problemas, ella discutía y se defendía. Varias personas compartieron enseñanzas con ella, pero ella no las aceptó. Leer estas evaluaciones me dejó perpleja. No esperaba que los problemas de Li Yang fueran tan graves. Después de muchos años de trabajo, yo había elegido como diaconisa a la persona equivocada, había arruinado la obra y había causado quejas entre otros hermanos y hermanas. Darme cuenta de esto fue duro de aceptar para mí. Después, a raíz de la conducta consistente de Li Yang, se decidió que no era apta como diaconisa de evangelio y se la destituyó.
Tras destituir a Li Yang sentí algo que no podía explicar, como si me hubieran abofeteado con fuerza en la cara. Pensé en todas las veces en que mi compañera había hablado sobre los problemas de Li Yang, pero yo no los había tomado en serio, causando graves pérdidas al trabajo de la iglesia como consecuencia. Me sentí extremadamente arrepentida y culpable, y me pregunté: “¿Cómo pude haber cometido un error tan grande al elegir a Li Yang? ¿Cómo debería reflexionar sobre estos errores y en qué aspecto de la verdad debería entrar?”. Oré a Dios, le pedí que me esclareciera para que pudiera conocerme a mí misma. Leí este pasaje de las palabras de Dios: “Algunos nunca buscan la verdad mientras cumplen con los deberes. Simplemente hacen lo que les place, actuando de acuerdo con sus fantasías y siempre arbitrarios e imprudentes. Es tan sencillo como que no caminan por la senda de práctica de la verdad. ¿Qué supone ser ‘arbitrario e imprudente’? Supone actuar ante un problema como creas conveniente, sin un proceso de reflexión o búsqueda. Nada de lo que diga cualquiera te toca el corazón o te hace cambiar de idea. Ni siquiera aceptas la verdad cuando te la comparten, te mantienes en tus propias opiniones, no escuchas cuando otras personas dicen algo correcto, crees que eres tú el que tiene razón y te aferras a tus propias ideas. Aunque tu pensamiento sea correcto, deberías tener también en consideración las opiniones de otras personas. Y si no haces esto en absoluto, ¿acaso no es eso ser extremadamente sentencioso? A las personas que son extremadamente sentenciosas y obstinadas no les resulta fácil aceptar la verdad. Si haces algo mal y te critican, diciéndote: ‘¡No lo haces conforme a la verdad!’, tú respondes: ‘Aunque sea así, lo voy a hacer igualmente’, y entonces encuentras alguna razón para hacerles pensar que es lo correcto. Si te lo reprochan y dicen: ‘Que actúes así provoca trastornos, y dañará la obra de la iglesia’, tú no solo no escuchas, sino que además no dejas de poner excusas como: ‘Yo creo que es la manera adecuada, así que voy a hacerlo así’. ¿Qué carácter es este? (Arrogancia). Es arrogancia. Una naturaleza arrogante te convierte en obstinado. Si tienes una naturaleza arrogante, te comportarás de manera arbitraria e imprudente e ignorarás lo que dicen los demás” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios dejaron en evidencia mi estado precisamente. Pensé que, como había sido líder muchos años, dominaba algunos principios y había logrado algunos resultados en mi trabajo, sentía que entendía la verdad y podía ver claramente a las personas y las cosas. Como resultado, confiaba en mí. Cuando pasaban cosas, hacía lo que quería y no tenía un corazón de búsqueda. Mi compañera señaló que debíamos averiguar si Li Yang se había arrepentido y había cambiado, lo que concordaba por completo con los principios, pero yo no lo acepté e insistí en que ella me escuchara a mí. Durante la elección, enfaticé deliberadamente mis propias opiniones para desorientar a otros. Después de la elección, mi líder superior me recordó que Li Yang no era apta pero, arrogante, me aferré a mis propias opiniones y hallé razones para refutar a la líder. Tras convertirse en diaconisa de evangelio, Li Yang limitó a otros en todo. Cuando mi compañera señaló este problema otra vez, yo seguí sin reflexionar sobre mi propio comportamiento. Sentía que ella tenía poca experiencia y entendimiento, y no tomé en serio sus palabras. Incluso dije que era normal que aquellos con inteligencia y aptitud fueran un poco arrogantes. Usé esto como excusa para proteger a Li Yang y condonar sus acciones. Testaruda, me aferré a mis propias opiniones. No investigué si ella hacía trabajo real o causaba perturbaciones y trastornos, que hacían que todos se sintieran limitados por ella en sus deberes, obstaculizando gravemente la obra evangélica. ¡Fui muy arrogante, sentenciosa e imprudente! ¿De qué manera estaba desempeñando mi labor? Trastornaba y perturbaba la obra de la iglesia, hacía el mal y me resistía a Dios, algo que Dios detesta y le repugna. Cuando reconocí esto, me sacudió el miedo, por lo que me apresuré a orar a Dios para arrepentirme, diciendo que quería cambiar mi estado incorrecto y mis opiniones erróneas, y buscar los principios de la selección de gente.
En mi búsqueda, leí el principio 63: “Los principios de la elección de líderes y obreros”, en “Los 170 principios de la práctica de la verdad”. Menciona lo siguiente: “No todos los de carácter arrogante deben ser agrupados. Si alguien puede aceptar la verdad y hacer obra real, puede ser elegido”. Vi que la gente con carácter arrogante también puede ser elegida, pero hay un prerrequisito: deben ser capaces de aceptar la verdad y hacer trabajo real. Aunque Li Yang tenía algo de inteligencia y aptitud y era buena predicando el evangelio, su carácter era especialmente arrogante y despreciaba a otros solo porque tenía más experiencia en evangelizar que ellos. Cuando otros señalaban sus problemas, ella no aceptaba ni reflexionaba sobre sí misma y en cambio intentaba discutir y justificarse. Incluso cuando a veces aparentaba aceptarlo, después no cambiaba para nada. No era alguien que aceptara la verdad. Además, tendía a usar su estatus para limitar y atacar a hermanos y hermanas haciendo que vivieran en un estado negativo, lo que afectaba gravemente la obra evangélica. La gente como ella, aquellos que no pueden hacer trabajo real y que incluso causan perturbaciones y trastornos en el trabajo, no son aptos para ser empleados y no pueden ser elegidos como diáconos de evangelio, aunque tengan talento. Además, cuando elegí a Li Yang, tuve un punto de vista equivocado. Pensé que mientras una persona tuviera experiencia y fuera efectiva al predicar el evangelio, podría ser escogida como diácono de evangelio, pero esto era una noción y figuración enteramente mía. Que Li Yang pudiera traer nuevos creyentes al predicar el evangelio solo significaba que era buena predicando el evangelio, no que fuera buena y apta para supervisar la obra evangélica. No importa cuánta experiencia tuviera, si ella tenía mala humanidad, limitaba y atacaba a otros debido a su carácter satánico y no aceptaba la poda, entonces sería problemático. Emplear a alguien así solo podía perturbar y trastornar la obra de la iglesia. Cuando las cosas me pasaron a mí, no busqué la verdad. Ví a la gente y a las cosas según mis propias nociones y figuraciones. ¿Cómo era esto creer en Dios? Al reflexionar sobre esto, sentí una tristeza en lo profundo de mi corazón. Oré a Dios diciendo que, cuando me pasara algo en el futuro, deseaba buscar los principios-verdad y que ya no deseaba actuar arbitrariamente según mi propia voluntad.
Aunque tenía el deseo de cambiar, mi propia voluntad era todavía demasiado fuerte, por lo que cometí los mismos viejos errores otra vez, no mucho después. Un día, mientras mi líder superior estaba interiorizándose sobre nuestro trabajo, vio que la hermana Xu Jie, quien estaba a cargo del trabajo relacionado con textos, tenía poca aptitud. La habían cultivado por mucho tiempo, pero no mostraba un crecimiento obvio y no hacía un trabajo eficiente. Mi líder sugirió que buscara rápidamente a alguien de mayor aptitud y percepción para cultivarlo, y dijo que no importaba si hacía poco tiempo que practicaba. Pensé: “Aunque Xu Jie no tiene buena aptitud, ha cumplido este deber por mucho tiempo y puede llevar una carga, así que es mejor que alguien nuevo para el trabajo. Los nuevos no captan los principios y no tienen experiencia en el trabajo, por lo que llevaría tiempo cultivarlos. En comparación, Xu Jie sigue siendo mejor para el puesto. Tal vez últimamente no era efectiva solo por estar en un mal estado. Cuando se ajuste, sus resultados naturalmente deberían mejorar”. Por eso, no reasigné a Xu Jie. Después de un tiempo, la líder envió otra carta pidiéndome que reasignara a Xu Jie, y recomendando a la hermana Xin Yu, diciendo que tenía buena aptitud y buenas habilidades en escritura, y que había hecho el mismo trabajo en el pasado y valía la pena cultivarla. Vi que Xin Yu solo hacía poco tiempo que creía en Dios y que tenía poca experiencia, así que dudé que en verdad pudiera lidiar con el trabajo. Con esto en mente, insistí en mantener a Xu Jie y en no cultivar a Xin Yu. Recién a fin de mes descubrí que el trabajo relacionado con textos estaba casi parado. Mi líder me podó, diciendo que yo insistía demasiado en mis opiniones, que ella había sugerido reasignar a Xu Jie dos veces, y cultivar a Xin Yu, pero que yo no lo había hecho, obstaculizando gravemente el trabajo relacionado con textos. Oír esto me hizo sentir terrible. Mi líder me había recordado dos veces que Xu Jie no tenía aptitud y que no era adecuada para ser cultivada. ¿Por qué no pude aceptarlo? ¿Por qué siempre insistía en emplear personal según mi propia voluntad? Frente a la gran pérdida causada en el trabajo, sentí mucho remordimiento, por lo que oré a Dios, pidiéndole que me esclareciera y me guiara para que pudiera reflexionar sobre mis problemas.
Después, leí algunas palabras de Dios: “Tú sirves a Dios con tu temperamento natural y de acuerdo con tus preferencias personales. Es más, siempre piensas que las cosas que estás dispuesto a hacer son las que deleitan a Dios, y que las cosas que no deseas hacer son las que son odiosas para Dios; obras totalmente según tus propias preferencias. ¿Puede esto llamarse servir a Dios? En última instancia, tu carácter-vida no cambiará ni un ápice; más bien, tu servicio te volverá incluso más obstinado, haciendo así que se arraigue profundamente tu carácter corrupto, y de esta manera, desarrollarás reglas en tu interior sobre el servicio a Dios que se basan principalmente en tu propio temperamento, y experiencias derivadas de tu servicio según tu propio carácter. Estas son las experiencias y lecciones del hombre. Es la filosofía del hombre para los asuntos mundanos. Las personas como estas se pueden clasificar como fariseos y funcionarios religiosos. Si nunca despiertan y se arrepienten, seguramente se convertirán en los falsos cristos y los anticristos que desorientan a las personas en los últimos días. Los falsos cristos y los anticristos de los que se habló surgirán de entre esta clase de personas. Si aquellos que sirven a Dios siguen su propio temperamento y actúan en base a su propia voluntad, corren el riesgo de ser descartados en cualquier momento. Aquellos que aplican sus muchos años de experiencia adquirida al servicio a Dios con el fin de ganarse el corazón de los demás para sermonearlos, constreñirlos y enaltecerse a sí mismos, y que nunca se arrepienten, nunca confiesan sus pecados, nunca renuncian a los beneficios de su posición; estas personas caerán delante de Dios. Son de la misma especie que Pablo, presumen de su primacía y hacen alarde de sus calificaciones. Dios no traerá a este tipo de personas a la perfección. Este servicio trastorna la obra de Dios. Las personas siempre se aferran a lo viejo. Se aferran a las nociones del pasado, a todo lo de tiempos pretéritos. Este es un gran obstáculo para su servicio. Si no puedes desecharlas, estas cosas acabarán con tu vida entera. Dios no te elogiará en lo más mínimo; ni siquiera si te rompes las piernas mientras corres o si te quiebras la espalda a causa de tu labor, ni siquiera si eres martirizado en tu servicio a Dios. Muy por el contrario: Él dirá que eres un hacedor del mal” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La necesidad de depurar el servicio religioso). “Si alguien no ama la verdad y, con frecuencia, actúa según su propia voluntad, entonces ofenderá a Dios a menudo. Él desdeñará a esa persona y la dejará de lado. Lo que tal persona hace a menudo no recibe la aprobación de Dios y, si no se arrepiente, entonces su castigo no está lejano” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Al pensar en las palabras de Dios, sentí un poco de miedo. Pensé que, como hacía mucho tiempo que cumplía mi deber y tenía algo de experiencia, eso significaba que entendía la verdad, por lo que sostuve y practiqué mis propias nociones como si fueran la verdad y traté mi experiencia en el trabajo como capital. Como resultado, me volví cada vez más arrogante. Cuando las cosas me sucedían a mí, no tenía lugar para Dios en mi corazón, no buscaba los principios-verdad, no aceptaba sugerencias de otros y, terca, hacía lo que quería. Todo esto causó pérdidas en la obra de la iglesia. Al fin comprendí que tener experiencia en el trabajo no significa que entienda la verdad y posea realidades. Al no perseguir la verdad y al actuar según mi propia experiencia y mi propia voluntad, solo puedo perturbar y trastornar la obra de la iglesia. La verdad gobierna en la casa de Dios, y la verdad es el criterio para las acciones de la gente, pero yo aún confundía mi propia experiencia en el trabajo y mi propia voluntad con la verdad. ¿Cómo era esto creer en Dios? ¡Esto era creer en mí misma! Pensé en cómo los anticristos expulsados de la iglesia eran todos arrogantes, vanidosos y arbitrarios. En sus deberes, ignoraban los principios de la casa de Dios y actuaban negligentemente, y, sin importar que otros les recordaran o los podaran, nunca se arrepentían. Al final, perturbaban gravemente la obra de la iglesia, y como resultado eran expulsados y descartados. ¿No tenía yo el mismo carácter que esos anticristos? ¡Si, lo tenía! ¡También transitaba la senda de un anticristo! Me sentí especialmente arrepentida y culpable, y me odié por ser tan arrogante y sentenciosa.
Después, vi otro pasaje de las palabras de Dios y aprendí cómo practicar. Las palabras de Dios dicen: “Cuando otros expresan opiniones contrarias: ¿cómo puedes practicar para evitar ser arbitrario e imprudente? Primero debes tener una actitud de humildad, dejar de lado lo que crees correcto y permitir que todos hablen. Aunque creas que lo que dices es correcto, no debes seguir insistiendo en ello. Esa es una suerte de paso adelante; demuestra una actitud de búsqueda de la verdad, de negarte a ti mismo y satisfacer las intenciones de Dios. Una vez que tienes esta actitud, a la vez que no te apegas a tus propias opiniones, debes orar, buscar la verdad proveniente de Dios y buscar un fundamento en Sus palabras; decidir cómo actuar según las palabras de Dios. Esta es la práctica más adecuada y precisa. Cuando buscas la verdad y planteas un problema para que todos compartan y busquen juntos, ahí es cuando el Espíritu Santo proporciona esclarecimiento. Dios da esclarecimiento a las personas de acuerdo con los principios, Él hace balance de su actitud. Si tú sigues en tus trece sin importar si tu punto de vista es adecuado o erróneo, Dios esconderá Su rostro de ti y te ignorará. Él te hará toparte contra un muro para ponerte en evidencia y desenmascarar tu feo estado. Si, por el contrario, tu actitud es correcta —ni empeñada en tener razón, ni sentenciosa, arbitraria e imprudente, sino una actitud de búsqueda y aceptación de la verdad, si hablas sobre esto con todos—, entonces el Espíritu Santo empezará a obrar entre vosotros, y quizá te guíe hacia la comprensión a través de las palabras de otra persona. A veces, cuando el Espíritu Santo te da esclarecimiento, te lleva a entender el quid de la cuestión con tan solo unas pocas palabras o frases, o proporcionándote una idea. En ese instante te das cuenta de que todo aquello a lo que te aferras está equivocado y justo entonces comprendes la forma más correcta de actuar. A esas alturas, ¿no has tenido éxito a la hora de evitar hacer el mal y al mismo tiempo cargar con las consecuencias de un error? ¿Acaso no es esto la protección de Dios? (Sí). ¿Cómo se logra eso? Esto solo se consigue cuando tienes un corazón temeroso de Dios, y cuando buscas la verdad con un corazón sumiso. Una vez que has recibido el esclarecimiento del Espíritu Santo y has determinado los principios de práctica, esta concordará con la verdad, y serás capaz de satisfacer las intenciones de Dios” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). De las palabras de Dios vi que sin importar qué nos pase, debemos mantener un corazón temeroso de Dios, buscar la intención de Dios y buscar los principios-verdad. En especial cuando nuestros hermanos y hermanas hacen sugerencias que difieren de las nuestras, deberíamos primero negarnos a nosotros mismos y aceptarlas. Incluso si pensamos que tenemos razón, deberíamos dejarnos a nosotros mismos, y buscar y compartir con nuestros hermanos y hermanas. Solo así podemos ganar la guía y el esclarecimiento de Dios. Hacía años que creía en Dios, pero incluso ahora no podía aceptar sugerencias que concordaban con la verdad. Aún vivía enteramente según mi carácter arrogante. A pesar de ser tan empobrecida, lamentable, sucia y corrupta, todavía pensaba, orgullosa, que era buena, y aún creía firmemente en mí cuando actuaba. Al pensar en eso, me di cuenta de que no tenía vergüenza. Decidí que no volvería a confiar en mí otra vez, y que, para todo, buscaría los principios-verdad y conversaría más con otros, para poder cumplir bien mi deber.
Después, empecé a buscar cómo organizar los deberes razonablemente según la aptitud y las fortalezas de cada uno. Hallé estas palabras de Dios: “Todo el mundo debería desempeñar sus roles individuales y contribuir de acuerdo a sus habilidades. Lo más conveniente es que la organización para cumplir el deber se base en los dones, los talentos, el calibre y la edad de cada uno, así como en el periodo de tiempo que lleve creyendo en Dios. Este enfoque se debe ajustar a las diferentes clases de personas, permitiéndoles cumplir su deber en la casa de Dios y maximizar su función” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). “Algunas personas se consideran hábiles con la palabra escrita, por lo que exigen de manera enérgica cumplir un deber relacionado con dicha habilidad. Por supuesto, la casa de Dios no las decepcionará, pues aprecia a las personas con talento y, sean cuales sean sus dones o fortalezas, en la casa de Dios se les da la oportunidad de que los usen. Así, la iglesia dispone que realicen un trabajo con textos. Pero, pasado algún tiempo, se descubre que en realidad no poseen esta habilidad y que son incapaces de hacer este deber de manera adecuada; son del todo ineficaces. Su talento y su calibre hacen que sean totalmente incompetentes para este trabajo. Por tanto, ¿qué hay que hacer en tales circunstancias? ¿Es posible simplemente tolerar a estas personas y decir: ‘Tienes pasión, y aunque no poseas mucho talento y tu calibre sea mediano, mientras te muestres dispuesto y no seas reacio a trabajar duro, la casa de Dios te tolerará y te dejará seguir cumpliendo este deber. No importa si no lo haces bien. La casa de Dios hará la vista gorda y no hace falta que te sustituyan’? ¿Es este el principio según el cual maneja los asuntos la casa de Dios? Por supuesto que no. En estas circunstancias, normalmente a estas personas se les asignan deberes apropiados en función de su calibre y sus puntos fuertes; eso por un lado. Sin embargo, no basta con esto, porque en muchos casos las personas no saben para qué deberes son adecuadas y, aunque piensen que son buenas en algo, eso podría no ser cierto. Por tanto, tendrían que probarlo y recibir formación durante un tiempo; lo correcto es decidir en función de si son eficaces o no. Si reciben formación durante un período de tiempo y no obtienen ningún resultado ni hacen ningún progreso y si se confirma que no vale la pena cultivarlas, se debería modificar su deber y disponer un deber adecuado para ellas. Volver a disponer y modificar los deberes de la gente de esta manera es lo correcto y también está en consonancia con el principio” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones). En las palabras de Dios vi que la iglesia organiza deberes según la humanidad de cada persona, su aptitud y sus fortalezas, para que cada uno pueda cumplir con su rol de la mejor manera en el lugar correcto. Algunas personas hacen trabajo relacionado con textos, pero tras ser cultivadas por un tiempo, siguen experimentando una falta de crecimiento. Carecen de aptitud y no son aptas para el trabajo, por lo que no pueden continuar con ese rol. En cambio, se les debería arreglar un deber adecuado según su aptitud, lo que es benéfico tanto para ellos como para el trabajo de la iglesia. Según los principios, aunque Xu Jie tenía buena humanidad y llevaba una carga en su deber, tenía poca aptitud, así que aunque hacía años que hacía trabajo relacionado con textos, su progreso era demasiado lento, lo que significaba que no era verdaderamente adecuada para supervisar el trabajo. Aunque Xin Yu era creyente desde hacía menos tiempo que Xu Jie, ella comprendía puramente la verdad, era perceptiva, tenía aptitud, y disfrutaba escribir. Aunque aún no estaba calificada para el trabajo, si se la cultivaba por algún tiempo, podría demostrar progreso y volverse competente. Una vez que comprendí los principios para cultivar y emplear a la gente, puse a Xin Yu a cargo del trabajo relacionado con textos, y reasigné a Xu Jie a otro deber, y tras un período de tiempo, el trabajo relacionado con textos mejoró gradualmente.
Después, vi que la hermana Wang Chen, de otro grupo, escribía bien y sentí que se la podía cultivar para el trabajo relacionado con textos, por lo que la recomendé. Sin embargo, mi compañera dijo que era arrogante y sentenciosa, tendía a limitar a la gente y siempre hacía que los demás la obedecieran, por lo que no era adecuada para ser cultivada. Escucharla decir eso me entristeció un poco, y pensé: “Aunque es verdad que Wang Chen es un poco arrogante y tiende a limitar a la gente, esa conducta quedó en el pasado. Ahora, puede aceptar la poda y ha mostrado algún cambio. Creo que es muy adecuada para el trabajo relacionado con textos”. Así que quería aferrarme a mi opinión, pero después pensé: “Siempre seleccioné a la gente según mi propia voluntad, lo que ocasionó pérdidas en la obra de la iglesia. Ahora, una vez más estoy asignando a Wang Chen sin buscar principios. Tomé esta decisión unilateralmente. ¡Sigo actuando de modo arbitrario! Ya no puedo aferrarme a mis propias opiniones. Debo buscar la verdad en esto. La única forma precisa de decidir esto es de acuerdo con los principios”. Después leí en las palabras de Dios: “Otro tipo de personas al que se puede ascender y cultivar son aquellos que poseen talentos o dones especiales o han dominado algunas habilidades profesionales. ¿Cuál es el estándar que la casa de Dios requiere para cultivar a personas semejantes a fin de que sean líderes de equipo? Primero fíjate en su humanidad; basta con que amen relativamente estas cosas positivas y no sean personas malvadas. Hay quien podría preguntar: ‘¿Por qué no se requiere que sea alguien que persiga la verdad?’. Porque los jefes de equipo no son líderes de iglesia ni obreros, así como tampoco regadores, y sería pedir demasiado requerirles que cumplan el estándar de perseguir la verdad, pues es algo fuera del alcance de la mayoría de ellos. No es algo que se requiera de las personas que desempeñan asuntos generales o aspectos específicos de trabajo profesional; si lo fuera, solo unos pocos serían aptos, así que hay que bajar los estándares. Mientras las personas entiendan su profesión y sean capaces de asumir el trabajo, no cometan maldad ni causen ninguna perturbación, con eso es suficiente. En cuanto a aquellos que tienen experiencia en algunas habilidades y profesiones y cuentan con algunos puntos fuertes, si van a llevar a cabo un trabajo que requiera estar algo familiarizado con la habilidad y relacionado con sus profesiones en la casa de Dios, mientras sean relativamente ingenuos y honrados en cuanto a su calidad humana, no sean malvados, su comprensión no sea distorsionada, sean capaces de aguantar las adversidades y estén dispuestos a pagar un precio, con eso es suficiente” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). La casa de Dios cultiva a la gente con habilidades especiales según este principio: deben tener una humanidad aceptable, un entendimiento sin distorsión, tratar sus deberes con seriedad y amar las cosas positivas. Wang Chen tenía un carácter un tanto arrogante, pero si lo que otros sugerían era correcto y concordaba con la verdad, aún podía aceptarlo. Tenía talento para el trabajo relacionado con textos, podía sufrir y pagar un precio en su deber, y sostener el trabajo de la iglesia, por lo que concordaba con ese principio. Después, usé el principio para conversar con mi líder superior y con varios compañeros sobre mis opiniones, y todos estuvieron de acuerdo en que Wang Chen podía ser cultivada, así que organicé que ella hiciera trabajo relacionado con textos. Ella atesoró la oportunidad y produjo buenos resultados en su nuevo deber. Vi que si buscamos la intención de Dios en todo y cumplimos nuestros deberes según los principios-verdad, recibiremos la guía del Espíritu Santo, y nuestros corazones estarán tranquilos y en paz.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.
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