Cumplir con tu responsabilidad supone tener conciencia
En julio del año pasado, la hermana Li me informó un día que el líder del equipo, el hermano Chen, era especialmente arrogante. Al comunicarse, siempre exigía que lo escucharan, y cuando otros hermanos y hermanas hacían sugerencias razonables, se negaba a escucharlas o admitirlas. Por eso, se demoraba el progreso del trabajo relacionado con los videos. Tras escuchar a la hermana Li, recordé que había tenido contacto anteriormente con el hermano Chen. En efecto, era bastante santurrón y le gustaba hacer las cosas a su modo. Cuando no le parecían adecuadas las sugerencias ajenas, no las admitía. No sabía que aún era así. Si seguía empeñado en hacerlo a su modo y se negaba a cambiar, no era adecuado para ser líder de equipo. Así pues, le dije a la hermana Li que investigaría el asunto. Sin embargo, luego pensé: “El trabajo relacionado con los videos es, sobre todo, responsabilidad de mi compañera, la hermana Zhang. No es cosa mía decidir si este líder de equipo es adecuado o no y qué tal progresa el trabajo. Además, si me entrometo demasido, podría parecer irracional, por lo que dejaré que lo investigue y se ocupe de ello la hermana Zhang. Debo dedicar mi tiempo y energía a mi principal responsabilidad, la labor evangelizadora”. Por ello, le conté a la hermana Zhang los problemas del hermano Chen y le recordé que estuviera atenta al cumplimiento del deber por parte de él. Después, yo creía haber cumplido con mi responsabilidad y que no era preciso hacer seguimiento ni investigar más.
Pasado un tiempo, advertí que todavía iba muy lento el progreso de la producción de videos y me enteré por mis hermanos y hermanas de que el hermano Chen no solo insistía en hacer las cosas a su modo y se negaba a aceptar consejos, sino que también era irresponsable en el deber. En cuanto tenía dificultades, se acobardaba y se negaba a afrontarlas. Asimismo, progresaba poco en el cumplimiento del deber. Pensé: “¿Cómo pueden dejar que sea líder de equipo alguien como él? ¿Deberíamos buscar a otro que lo sustituya?”. Le expliqué a la hermana Zhang mis ideas al respecto. Meses más tarde, me sorprendió que otros hermanos y hermanas me informaran de los problemas del hermano Chen. Aún era arrogante y santurrón y exigía salirse con la suya. Cuando le daban consejos los hermanos y hermanas, rechazaba sus sugerencias alegando cosas como “no creo que sea un problema” o “no tengo esas habilidades”, por lo que los hermanos y hermanas se sentían limitados y no se atrevían a darle más consejos. Añadían que el progreso del trabajo de videos iba muy lento y que incluso hubo que rehacer algunos videos varias veces. Tras oír su denuncia estaba un tanto horrorizada. ¿Por qué no se habían resuelto los problemas causados por el hermano Chen ni siquiera después de tanto tiempo? Por tanto, enseguida envié un mensaje sobre ello a la hermana Zhang. Una vez que la hermana Zhang lo juzgó inadecuado como líder de equipo, fue destituido.
A los pocos días, la hermana Li acudió a mí para decirme que habían destituido demasiado tarde al hermano Chen. Según ella, si me había informado hacía meses de los problemas del hermano Chen, ¿por qué no lo relevaron hasta entonces? Me apresuré a contestarle: “Sabes que no soy la responsable directa del trabajo del hermano Chen. Primero tenía que contarle sus problemas a la hermana Zhang y luego era decisión suya destituirlo o no. No podía destituirlo yo directamente. De haberlo hecho, habría parecido irracional. Ahora bien, en aquel momento, solo le conté a la hermana Zhang estos problemas, pero no hice seguimiento ni supervisé, así que yo también tengo la culpa. No obstante, la hermana Zhang es la responsable directa del trabajo del hermano Chen y mantiene contacto frecuente con él. Los problemas del hermano Chen son muy obvios y se lo dije a ella varias veces, pero no lo destitituyó, así que la actual demora del trabajo es, sobre todo, responsabilidad suya”. La hermana Li calló cuando me oyó comentar aquello. Después me sentía un poco culpable. Era totalmente consciente de los problemas del hermano Chen y mis hermanos y hermanas me habían informado de ellos muchas veces, pero nunca hice seguimiento ni procuré ocuparme de ellos. Evidentemente, había sido una irresponsable, pero se me ocurrieron muchos motivos y excusas para salirme con la mía y eché toda la culpa a la hermana Zhang para que los demás pensaran que la irresponsable era ella y que las demoras en la producción de videos no tenían que ver conmigo. ¡Qué egoísta y astuta! Recordé que toda persona, cuestión y cosa con que nos encontramos a diario las permite Dios. Por la voluntad de Dios, la hermana Li vino a preguntarme estas cosas. En cuanto a la destitución del hermano Chen, yo no buscaba ni recapacitaba acerca de qué lecciones debía aprender. Me preguntaba si había revelado algún carácter corrupto que aún no hubiera reconocido. Así, oré a Dios para pedirle que me guiara para hacer introspección y conocerme a mí misma.
Durante mis devociones leí unas palabras de Dios que revelaban los aspectos egoístas y despreciables de los anticristos, lo que me aportó cierta comprensión de mi estado: Las palabras de Dios dicen: “¿Cómo se manifiesta el egoísmo y la vileza de la humanidad de los anticristos? Cuando algo atañe a su estatus o reputación, se devanan los sesos para decidir qué hacer o decir, no paran de correr de un lado a otro, sufren grandes dificultades gustosamente. Pero en lo que respecta a la obra de la casa de Dios y a los principios, incluso cuando personas malvadas interrumpen, interfieren y cometen todo tipo de maldades que afectan gravemente a la obra de la iglesia, permanecen impasibles y despreocupados, como si no tuviera nada que ver con ellos. Y si alguien descubre esto y lo expone, aseguran que no vieron nada y fingen ignorancia. […] Independientemente del trabajo que lleven a cabo, las personas que son del tipo de un anticristo no consideran para nada los intereses de la casa de Dios. Solo consideran si los suyos propios van a verse afectados, solo piensan en ese poquito de trabajo frente a ellos que los beneficia. Para ellos, la obra principal de la iglesia solo es algo que hacen en su tiempo libre. No se la toman en serio para nada. Simplemente hacen un esfuerzo superficial, solo hacen lo que les gusta y solo trabajan para mantener su posición y su poder. A sus ojos, toda labor dispuesta por la casa de Dios, la labor de difundir el evangelio y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios no son importantes. No importa qué dificultades tengan otras personas en su trabajo, qué cuestiones hayan identificado o les hayan informado, o lo sinceras que sean sus palabras, los anticristos no prestan atención, no se involucran, es como si no tuviera nada que ver con ellos. Los asuntos de la iglesia les resultan totalmente indiferentes, por importantes que sean. Incluso cuando tienen el problema delante, solo lo abordan de mala gana y de manera superficial. Solo cuando lo alto trata con ellos directamente y se les ordena que resuelvan un problema, hacen a regañadientes un poco de trabajo real y le muestran algo a lo alto. Poco después, siguen con sus propios asuntos. Con respecto al trabajo de la iglesia, a las cosas importantes en el contexto más amplio, no están interesados, se muestran ajenos. Incluso ignoran los problemas que descubren, son evasivos cuando se les pregunta, y solo los abordan con gran reticencia. ¿Acaso no es esto la manifestación del egoísmo y la vileza?” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la naturaleza humana de los anticristos y de la esencia de su carácter (I)). “Allá donde hay hermanos y hermanas y donde obra Dios, ¿cómo es posible no denominar a esos lugares casa de Dios? ¿En qué sentido no son iglesias? Los anticristos, sin embargo, solo piensan en las cosas que hay en su esfera de influencia. No les importan otros lugares. Aunque descubran un problema, les da igual. Lo peor es que, cuando algo va mal y ocasiona pérdidas, ellos no se ocupan. Cuando se les pregunta por qué lo ignoran, presentan unas falacias absurdas y alegan: ‘No hables de lo que no te concierne’. Sus palabras suenan racionales, ellos parecen entender los límites en lo que hacen y de puertas afuera dan la impresión de tener cierta moralidad, pero ¿cuál es la esencia? Es una manifestación de la naturaleza egoísta y despreciable de esas personas. Solamente hacen las cosas para sí mismas, nada más que por su reputación, fortuna y estatus. No cumplen con el deber en absoluto. Esta es otra característica arquetípica de la humanidad de los anticristos: que son egoístas y despreciables” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la naturaleza humana de los anticristos y de la esencia de su carácter (I)). Con las palabras de Dios comprendí que los anticristos, para preservar su reputación y posición, solo hacen el trabajo del que son responsables y no les importa cuánto tengan que sufrir ni qué precio tengan que pagar. No obstante, no les importa el trabajo en general. Si no es responsabilidad suya y no guarda relación con sus intereses, por mucho que sea el perjuicio a la casa de Dios, nunca se lo toman en serio ni tratan de resolver el problema. Vi que los anticristos son egoístas y despreciables, carentes de toda conciencia y razón, que solamente aman su reputación y su estatus y no piensan para nada en los intereses de la casa de Dios. Me di cuenta de que yo era igual. Creía que el trabajo relacionado con los videos no era mi responsabilidad, por lo que, cuando mis hermanos y hermanas me informaron que el hermano Chen tenía problemas, aunque prometí resolver eso, mi “solución” no fue más que advertir a la hermana Zhang y pedirle que lo resolviera ella. En cuanto al resultado final, si al hermano Chen lo trasladaban o relevaban, fui indiferente y no hice seguimiento. Al comprobar que el trabajo no daba resultados, a lo sumo, simplemente se lo recordaba a la hermana Zhang con un mensaje, pero no me ponía nerviosa porque el trabajo no diera ningún resultado. No obstante, echando la vista atrás, prestaba mucha atención a la labor evangelizadora, responsabilidad mía. Normalmente, siempre me fijaba en el estado de mis hermanos y hermanas para ver si tenían problemas y dificultades al predicar el evangelio. Una vez que descubría los problemas, enseguida buscaba a los supervisores para resolverlos juntos. Cuando descubría que había líderes y supervisores de equipo irresponsables en el deber o ellos se topaban con problemas o dificultades, hablaba inmediatamente con ellos, pues temía que, de no corregirse su estado, la labor evangelizadora se viera entorpecida y, por ello, mis líderes pensaran que yo era poco apta, incompetente e incapaz de hacer un trabajo práctico, lo que haría peligrar mi puesto. Ambas tareas formaban parte del trabajo de la casa de Dios, pero había una gran diferencia en la importancia que le daba a cada una. ¡Era muy egoísta y despreciable! Además, con la excusa de que “no hables de lo que no te concierne”, consideraba responsabilidad de la hermana Zhang el trabajo relacionado con los videos. Creía que yo tenía que ser sensata respecto a los traslados de personal, y ella, investigar y ocuparse de los problemas que yo descubriera. Si me hubiera entrometido directamente en esa labor, habría parecido irracional, así que tenía una excusa justificada para pasar de ella. Obviamente, cumplía irresponsablemente con el deber y no resolvía problemas prácticos, lo que repercutía en el trabajo de la iglesia. Al final, me excusaba en la “racionalidad” para eludir la responsabilidad. ¡Era excesivamente maliciosa y astuta! Recordé unas palabras de Dios: “Allá donde hay hermanos y hermanas y donde obra Dios, ¿cómo es posible no denominar a esos lugares casa de Dios? ¿En qué sentido no son iglesias?”. Exacto. Sea cual sea la naturaleza del trabajo, es el de la casa de Dios y atañe a sus intereses. Pero a mí no me importaban nada la labor de la casa de Dios ni sus intereses. Únicamente me ocupaba de mi reputación y mi estatus. ¡No tenía nada de humanidad!
Luego leí dos pasajes de la palabra de Dios. “Algunas personas no entienden muchas verdades. No entienden los principios en nada de lo que hacen y, cuando se encuentran con un problema, no saben cuál es la forma adecuada de abordarlo. ¿Qué hay que hacer en este caso? El estándar mínimo es actuar de acuerdo con la conciencia; esto es lo básico. ¿Cómo deberías actuar de acuerdo con la conciencia? Los detalles son que, cuando actúas, debes hacerlo amparándote en un corazón sincero, ser digno de la gracia y la bondad de Dios, de que Él te haya dado esta vida y de esta oportunidad otorgada por Él para obtener la salvación. ¿Es eso actuar de acuerdo con la conciencia? Una vez que cumplas este criterio mínimo habrás obtenido protección y no cometerás errores graves. Entonces, no será tan fácil hacer cosas para desobedecer a Dios o eludir tus responsabilidades, ni tenderás a actuar de manera deshonesta. Tampoco será fácil que maquines para tu propia posición, fama, fortuna y futuro. Este es el papel de la conciencia. Tanto la conciencia como la razón deben ser componentes de la humanidad de una persona. Ambas son las más fundamentales e importantes. ¿Qué clase de persona es la que carece de conciencia y no tiene la razón de la humanidad normal? Hablando en términos generales, es una persona que carece de humanidad, una persona de una humanidad extremadamente pobre. Entrando en más detalle, ¿qué manifestaciones de humanidad perdida exhibe esta persona? Prueba a analizar qué características se hallan en tales personas y qué manifestaciones específicas presentan. (Son egoístas y mezquinas). Las personas egoístas y mezquinas son superficiales en sus acciones y se mantienen alejadas de las cosas que no les conciernen de manera personal. No consideran los intereses de la casa de Dios ni muestran consideración por la voluntad de Dios. No asumen ninguna carga de testificar por Dios o de desempeñar sus deberes y no poseen ningún sentido de responsabilidad. ¿Qué es lo que piensan cuando hacen algo? Su primera consideración es, ‘¿Sabrá Dios si hago esto? ¿Es visible a las otras personas? Si las otras personas no ven que dedico todo este esfuerzo y que trabajo arduamente y si Dios tampoco lo ve, entonces es inútil que dedique semejante esfuerzo o sufra por esto’. ¿No es esto egoísmo? Al mismo tiempo, también es un tipo de intención muy bajo. Cuando piensan y actúan de esta manera, ¿está su conciencia desempeñando algún papel? ¿Está su conciencia acusada en esto? No. Hay algunas personas que no asumen ninguna responsabilidad, independientemente del deber que estén cumpliendo. Tampoco informan a sus superiores de los problemas que descubren. Cuando ven a gente actuar de manera entrometida o siendo problemática, hacen la vista gorda. Cuando ven a gente malvada cometiendo el mal, no intentan detenerlos. No muestran la menor consideración hacia los intereses de la casa de Dios, ni a lo que es su deber y responsabilidad. Cuando cumplen con su deber, las personas así no hacen ningún trabajo real; son unos complacientes sedientos de comodidades; hablan y actúan solo por su propia vanidad, su imagen, su estatus y sus intereses, y se aseguran de dedicar su tiempo y esfuerzo a cualquier cosa que les beneficie” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Entrega tu verdadero corazón a Dios y podrás obtener la verdad). Tras leer la palabra de Dios, el dolor pareció traspasarme el corazón. Alguien con conciencia y razón tiene en consideración la carga de Dios, comparte Sus preocupaciones e inquietudes y lo da todo por los intereses de Su casa. Cuando algo perturba la labor de la casa de Dios o afecta a sus intereses, da la cara y deja que se resientan sus propios intereses para proteger los de la iglesia. Ese un auténtico miembro de la casa de Dios. ¿Pero yo? Al descubrir que el hermano Chen era inadecuado y el progreso del trabajo se veía afectado, no procuré colaborar con la hermana Zhang para resolverlo y dejé que se demorara el trabajo. De no haber denunciado de nuevo los hermanos y hermanas que el trabajo de efectos especiales se veía gravemente afectado, no habría instado a la hermana Zhang a que destituyera enseguida al hermano Chen. Ahora, el hermano Chen ya estaba destituido, pero, después de meses de demoras, ¿cómo podía compensarse la pérdida de mano de obra y recursos? Dios me dio la ocasión de cumplir con el deber, de practicar como líder. Dios me dio este deber para que pudiera buscar la verdad, ser responsable y leal en él, descubrir y resolver con prontitud problemas diversos del trabajo de la iglesia y hacer un trabajo práctico. Sin embargo, yo había vivido de acuerdo con venenos satánicos como “deja las cosas vagar si no te afectan personalmente”, “cada cual barre para adentro, y el que venga detrás, que arree” y “cuantos menos problemas, mejor”. Solo me preocupaba el trabajo del que era responsable. En lo referido a cosas no relacionadas con mis intereses, mi reputación y mi estatus, no me importaban nada. Me parecía que tendría que dedicar tiempo y pagar un precio y que, al final, no obtendría beneficio. Solamente protegía mi reputación y mi estatus sin preocuparme por el trabajo de la familia de Dios, y no me importaba nada ni intentaba ayudar cuando se resentían los intereses de la casa de Dios. ¡Era especialmente egoísta, indiferente y carente de conciencia! De hecho, incluso si hacía el trabajo que era explícitamente tarea mía y cumplía con mis responsabilidades, todo cuanto hacía no era para practicar la verdad, satisfacer a Dios y cumplir con el deber de un ser creado, sino para salvaguardar mi reputación y estatus y mis intereses personales. A la larga, Dios no me daría Su visto bueno ni admitiría que era miembro de Su casa. Si no me arrepentía y transformaba, tarde o temprano, Dios me rechazaría y descartaría por resistirme a Él. Cuando lo comprendí, oré a Dios para decirle que deseaba arrepentirme y que ya no sería egoísta y despreciable ni tendría en cuenta solamente mis intereses en el deber.
Después reflexioné acerca de las enseñanzas de Dios sobre las responsabilidades de los líderes. Una de ellas es esta: “Estar al día de las circunstancias de los supervisores de distintos trabajos y del personal responsable de diversas tareas importantes, reubicarlos o sustituirlos de inmediato cuando sea necesario para evitar o paliar las pérdidas derivadas de la utilización inadecuada de alguna persona y garantizar la eficacia y buena marcha del trabajo” (Cómo identificar a los falsos líderes (1)). Otros dos pasajes de la palabra de Dios me dejaron una honda impresión. Dios Todopoderoso dice: “Se trata de distintos supervisores y personal para responsabilizarse del trabajo importante: ¿Resulta crucial y de gran importancia si poseen la realidad de la verdad, si actúan con principios y pueden hacer la obra de la casa de Dios? Si los líderes y obreros adquieren una comprensión precisa de la situación de los supervisores principales a cargo de los distintos proyectos y hacen los ajustes pertinentes de personal, es igual a montar guardia sobre cada programa de trabajo. Es el equivalente a cumplir con su responsabilidad y su deber. Si este personal no está correctamente dispuesto y surge un problema, el trabajo de la iglesia se verá muy afectado. Si este personal es de buena humanidad, posee un fundamento en la fe, es responsable en el manejo de los asuntos y es capaz de buscar la verdad para resolver los problemas, entonces ponerlo a cargo del trabajo ahorrará muchísimos problemas. Lo importante es que el trabajo avance sin complicaciones. Pero si los supervisores de los equipos no son confiables, son de escasa humanidad y no se comportan bien, si no ponen la verdad en práctica —y, además, son propensos a causar perturbaciones—, sin duda van a complicar las cosas, y eso comprometerá toda la obra de la iglesia. El impacto de ello no será menor. Si son simplemente poco serios o negligentes con sus obligaciones, esto podría causar retrasos en el trabajo; el progreso será algo más lento y el trabajo algo menos eficiente. Sin embargo, si son un anticristo, el problema es grave: ya no se trata de que la obra sea un tanto ineficaz y poco efectiva; causarán daño, perturbarán y paralizarán todo el trabajo que tienen a su cargo. Por lo tanto, mantenerse informado acerca del estado del supervisor y demás personal importante de todo proyecto, y realizar los ajustes y despidos oportunos, no es una obligación que los líderes y obreros puedan eludir: es una tarea muy seria y muy importante. Si los líderes y obreros pueden mantenerse al tanto de la humanidad de los varios supervisores y miembros del personal principal, además de su actitud hacia la verdad, así como de su estado y condición en cada etapa, si pueden ajustar o abordar rápidamente estas cosas de acuerdo con las circunstancias, entonces el trabajo puede procesarse de manera constante. Por el contrario, si estas personas se desmandan y no hacen un trabajo real en las iglesias, y los líderes y obreros no identifican esto rápidamente y no hacen ajustes, y acaban aguardando a que el trabajo se haya estropeado para identificar los problemas, lo que significa ocuparse de ellos una vez que se han tornado graves y, recién entonces, lentamente intentar ajustar, rectificar y remediar la situación, entonces tales líderes y obreros han fracasado completamente en sus obligaciones. Son falsos líderes” (Cómo identificar a los falsos líderes (3)). “Los falsos líderes nunca se informan ni hacen seguimiento de la situación real de los supervisores de grupo, ni se informan, hacen seguimiento o intentan captar la situación con respecto a la entrada en la vida, así como respecto a la actitud hacia el trabajo y el deber y las diversas actitudes hacia Dios y la fe en Dios, de los supervisores de grupo y del personal responsable de los trabajos importantes; los falsos líderes no se informan de su transformación, de su progreso ni de los diversos problemas que surgen en su trabajo, especialmente en lo que se refiere al efecto en la obra de la iglesia y en los escogidos de Dios, de los errores y discrepancias que ocurren durante las varias etapas de la obra. Los falsos líderes no saben nada de eso. Como no conocen estos pormenores, se vuelven pasivos cuando surgen problemas. Cuando trabajan los falsos líderes, no se preocupan de estos pormenores. Se limitan a organizar a los supervisores de grupo y dan por sentado que su tarea se termina a la entrega del trabajo. Creen que, con ello, el trabajo está hecho y que ningún problema posterior tiene que ver con ellos. Dado que no supervisan, guían ni hacen seguimiento de los supervisores de cada grupo, dado que no cumplen con sus responsabilidades en estas áreas, el trabajo se malogra. Esto es lo que supone ser un líder u obrero negligente. Dios tiene el poder de ver el interior de las personas, pero los seres humanos no; por eso, al hacer tu trabajo debes ser diligente. Debes ir con frecuencia al lugar para supervisar, orientar y hacer seguimiento, y no debes ser holgazán. Debes seguir el trabajo de principio a fin; esta es la única manera de garantizar que se haga bien. Por supuesto, los falsos líderes son irresponsables en su trabajo. Son irresponsables desde el comienzo, cuando organizan la labor. Jamás supervisan, hacen seguimiento ni brindan orientación. En consecuencia, todavía se les permite a ciertos supervisores continuar en el cargo cuando surgen toda clase de problemas y son incompetentes para manejar los asuntos. Al final, el trabajo se demora en forma reiterada, permanecen sin resolverse toda clase de problemas y se arruina el trabajo. Este es el resultado de que los falsos líderes no comprendan a los supervisores y no hagan el seguimiento con ellos. Está completamente ocasionado por la negligencia de los falsos líderes en su deber. Respecto de si los supervisores hacen bien su trabajo y si han realizado un trabajo real, dado que los falsos líderes no llevan a cabo inspecciones, no suelen mantenerse informados de lo que sucede y no captan la situación al día, no tienen ni idea de qué tal trabajan los supervisores, de qué progresos hacen y de si hacen un trabajo práctico o simplemente gritan mantras y utilizan determinados fenómenos superficiales para manipular a lo alto a la ligera. Cuando se les pregunta por el trabajo de determinado supervisor y en qué trabajo colabora en concreto, responden: ‘No sé; de cualquier modo, asiste a todas las reuniones y cada vez que me comunico con él acerca del trabajo no menciona ningún problema o dificultad’. Hasta ahí llega el conocimiento de los falsos líderes; creen erróneamente que, siempre y cuando el supervisor no haya eludido sus responsabilidades y esté continuamente de guardia, eso demuestra de manera práctica que él no tiene nada de problemático. Así trabajan los falsos líderes. ¿Es ese un indicio de falsedad? ¿Cumplen o no cumplen con su responsabilidad? Esta es una negligencia grave” (Cómo identificar a los falsos líderes (3)). Con la palabra de Dios entendí que una de las principales tareas de los líderes es encargar cada área de trabajo a la persona correcta. Cuando se encarga la persona correcta es cuando cada área de trabajo puede marchar sobre ruedas. Esto es lo que significa cumplir con su responsabilidad y su deber. Si la persona encargada tiene poca aptitud, no sabe hacer un trabajo práctico ni resolver problemas prácticos, o si tiene cierta aptitud, pero es negligente en el deber, no va por la senda correcta y no cumple adecuadamente con el deber, esto entorpece el trabajo de la casa de Dios y los hermanos y hermanas dentro de su ámbito de responsabilidad también se ven afectados. Si la persona encargada es malhechora o un anticristo y no la relevan a tiempo, al final solo puede provocar graves perturbaciones y perjuicios al trabajo de la casa de Dios y llegar a paralizarlo totalmente. Así pues, tras seleccionar los líderes y obreros a la persona encargada, han de hacer seguimiento y supervisarla con regularidad, enterarse de las anomalías y los problemas de la persona encargada en el deber y enseñarla y ayudarla a tiempo a corregirlos, a fin de paliar la repercusión de las anomalías y los problemas en el trabajo. A las personas encargadas poco aptas y que no hagan un trabajo práctico también hay que trasladarlas y destituirlas enseguida para garantizar que el trabajo prosiga con normalidad. Esto es responsabilidad de un líder. Si esperamos a que una persona encargada inadecuada haya afectado el trabajo y provocado un gran perjuicio para destituirla, somos negligentes en el deber y unos falsos líderes. Yo no era responsable directa del trabajo del hermano Chen, pero, como líder de iglesia, dado que mis hermanos y hermanas me informaron de problemas suyos, era responsable de investigar y hacer seguimiento para salvaguardar la labor de la casa de Dios, pero mantuve una actitud irresponsable y pasé, lo que demoró la solución al problema e hizo que el trabajo se resintiera. ¿No era esta precisamente la conducta de un falso líder? Al mismo tiempo, pensé en la hermana Zhang. Se encargaba del trabajo del hermano Chen y estaba en continuo contacto con él. En esa época le recordé muchas veces que el hermano Chen tenía problemas. No obstante, ¿siguió e investigó la situación del hermano Chen? Si lo hizo, debería haber visto que el hermano Chen no era adecuado como líder de equipo; entonces, ¿por qué no lo había relevado? Si sabía que el hermano Chen tenía un problema y no lo relevó, ¿no estaba ella entre los falsos líderes revelados por Dios? Por ello, le envié un mensaje a la hermana Zhang para preguntarle. Sin embargo, alegó no tener discernimiento sobre el hermano Chen y que, cuando le advertí anteriormente, no se lo tomó en serio ni investigó detalladamente el desempeño del hermano Chen. No hacía un trabajo práctico ni resolvía problemas reales. ¿No era una grave negligencia? En esta época me enviaron mis líderes dos evaluaciones de la hermana Zhang. En ellas se denunciaba que la hermana Zhang cumplía con el deber sin sentido de la carga y que no hacía seguimiento en tiempo y forma del trabajo, lo que afectaba gravemente el progreso de este. Cuando surgían estos problemas, no hacía introspección y solía dormirse en las reuniones. Después de leerlas, la hermana Zhang me pareció aún más una falsa líder. Yo sabía que fui egoísta, despreciable e irresponsable respecto al hermano Chen y que no haberlo destituido a tiempo provocó demoras en la producción de videos. Entonces, ahora que eran tan obvios los problemas de la hermana Zhang, ya no podía pasar de ello.
Recordé unas palabras de Dios: “Sea cual sea el deber con el que cumplas, solo cuando te empeñes en actuar según los principios de la verdad habrás cumplido verdaderamente con tu responsabilidad; actuar por inercia, de acuerdo con la forma humana de hacer las cosas, es ser superficial y descuidado; atenerse a los principios de la verdad es el único modo de cumplir adecuadamente con el deber y con tu responsabilidad, lo cual es una de las manifestaciones de lealtad hacia el deber. Cuando tengas este sentido de la responsabilidad, esta voluntad y este deseo, cuando se halle en ti la manifestación de la lealtad hacia el deber, será cuando Dios te favorecerá y te mirará con buenos ojos. Si ni siquiera tienes este sentido de la responsabilidad, Dios te considerará ocioso, tonto, y te despreciará. Desde el punto de vista humano, eso significa faltarte al respeto, no tomarte en serio y menospreciarte” (Cómo identificar a los falsos líderes (8)). Las palabras de Dios son muy claras. Solo de aquellos con una actitud seria y responsable hacia el deber, que cumplen con la debida diligencia, se puede decir que consideran su deber con lealtad y son confiables. Algunos trabajan como líderes, pero no hacen un trabajo práctico, son irresponsables en todo lo que hacen, actúan negligentemente, holgazanean y salen del paso. Esa gente no solo tiene mala humanidad, sino que, además, no es confiable. No es para nada creíble y Dios la desprecia. En las palabras de Dios también hallé una senda de práctica. Ante los diversos problemas del trabajo de la iglesia, debía investigarlos enseguida y claramente, ocuparme de ellos según los principios y cumplir activamente con mis responsabilidades y deberes. Esto concuerda con la voluntad de Dios. Los hermanos y hermanas ya habían informado que la hermana Zhang no hacía trabajo práctico. De ser ciertas, su responsabilidad sobre el trabajo de la iglesia no le afectaría solamente a aquel, sino que también perjudicaría la entrada en la vida de mis hermanos y hermanas, así que tenía que informarme rápido del desempeño habitual de la hermana Zhang en el deber y evaluar si era o no apta para ser líder en función de los principios. Por ello, fui a debatir el asunto con mis líderes, que, casualmente, también acababan de conocer las conductas de la hermana Zhang. Juntos contrastamos los informes y comprobamos que las denuncias de sus problemas eran ciertas. La hermana Zhang era una falsa líder que, de manera continuada, no hacía un trabajo práctico, por lo que la destituimos del deber ese mismo día. Tras esta práctica me sentí especialmente tranquila.
Con esta experiencia entendí que mi naturaleza era muy egoísta. No me sentía unida a Dios en el deber, tenía en cuenta mis propios intereses en todo y aún distaba de satisfacer las exigencias de Dios. Sin el juicio de la palabra de Dios y lo revelado por los hechos, jamás me habría percatado de mis faltas y defectos ni habría logrado un arrepentimiento y una transformación reales. A su vez, también comprendí que ser responsable y leal en el deber y proteger los intereses de la casa de Dios es el único modo de tener conciencia y humanidad y de recibir el visto bueno de Dios, y la única vía para poder sentir paz y gozo auténticos. ¡Demos gracias a Dios!