El amor de Dios me guió a través de la prueba de la enfermedad
Por Yiming, Provincia Hubei Me alegro de estar reconciliada con el Señor Tengo 78 años este año y siempre he sufrido dolores de cabeza y...
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Mientras yo era líder de un grupo de riego, Marilyn era la líder de la iglesia que supervisaba mi trabajo. A través de nuestra relación descubrí que tendía a írsele la fuerza por la boca a la hora de ejecutar el trabajo. Gritaba consignas, en vez de centrarse en obtener resultados, y no sabía resolver problemas reales. No nos guiaba para que resumiéramos y resolviéramos los problemas y errores en nuestras tareas, y no enseñaba las palabras de Dios y los principios pertinentes ni señalaba una senda de práctica. No hacía más que sermonearnos y reprendernos. Cuando los hermanos y hermanas le daban sugerencias, normalmente no las admitía. Estas conductas me hacían pensar que tal vez fuera una falsa líder, así que tenía ganas de contactar con su superior, Jessica, para hablar de ello. Sin embargo, pensé: “Jessica se reúne a menudo con Marilyn y trabajan mucho juntas. Jessica debe de ser capaz de ver en Marilyn los problemas que yo veo. Además, Marilyn es responsable del trabajo de varios grupos y supervisa a más de una decena de líderes de grupo. ¿No ven ellos también sus problemas? Ya que ninguno ha denunciado nada, ¿por qué debería hablar yo? ¿Y si me equivoco y Jessica dice que tengo prejuicios hacia Marilyn y que trato de buscarle defectos? Quizá no debería jugarme el tipo para no meterme en problemas”. No obstante, luego recordé cómo me habían lastimado anteriormente algunos falsos líderes y anticristos. Yo tampoco los había denunciado inmediatamente en aquel entonces, ellos habían echado a perder el trabajo de varias iglesias, y la vida de los hermanos y hermanas se había visto afectada. Si no denunciaba inmediatamente los problemas de Marilyn, no estaría protegiendo los intereses de la iglesia. Cuando se me pasó esto por la cabeza, me sentí un poco incómoda y pensé que debía hablar con los demás hermanos y hermanas para ver qué decían. Fui a ver al hermano Jordan, quien me contó que él también había descubierto que Marilyn no sabía resolver problemas reales, que no hacía seguimiento ni se informaba sobre el trabajo y que, en cuanto a competencias profesionales, no orientaba ni ayudaba a los hermanos y hermanas a entrar en los principios. Añadió que era autoritaria y desorganizada al asignar el trabajo y que no sabía priorizar tareas. La eficiencia y eficacia del trabajo se habían resentido mucho por ello, y las cosas se habían retrasado gravemente. Cuando se lo advertían, ella no lo tomaba en serio. En las reuniones, rara vez hablaba de cómo había reflexionado, de cómo se había conocido a sí misma y de cómo había practicado las palabras de Dios ante los problemas. Se limitaba a soltar palabras y doctrinas que sonaban bien, pero sin hacer ningún trabajo real. Cuando oí que Jordan veía los mismos problemas que yo, tuve la certeza de que Marilyn era una falsa líder que no hacía un trabajo real. Si permanecía en el puesto, perjudicaría enormemente el trabajo de la iglesia. Me di cuenta de que los problemas de Marilyn eran graves y de que yo tenía que denunciarlos inmediatamente ante Jessica. Pero recordé que Marilyn supervisaba directamente mi trabajo, con lo cual, si no era destituida después de que yo me pronunciara y se enteraba de que la había denunciado, podría complicarme mucho la vida o incluso destituirme. Sería una gran humillación perder mi puesto tan pronto tras haberlo conseguido. Como dicen que “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”, supuse que no debía ser la primera en denunciar a Marilyn. Decidí que hablaría con Jordan para que él sacara el tema, y así yo podría apoyar su denuncia. De ese modo no me jugaría el tipo. Sin embargo, cuando intenté hablar con él, no me salían las palabras. Pensé que tal vez debería esperar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. No obstante, Dios penetra en el corazón y la mente de las personas, y yo me sentía un poco incómoda por callar. Dado que me sentía culpable, oré a Dios para pedirle esclarecimiento para comprenderme a mí misma en este asunto.
Luego leí un pasaje de las palabras de Dios que arrojó luz sobre mi estado. Dios dice: “La mayoría de las personas desean perseguir y practicar la verdad, pero gran parte del tiempo simplemente tienen la determinación y el deseo de hacerlo; la verdad no se ha convertido en su vida. Como resultado, cuando se topan con las fuerzas de la perversidad o se encuentran con personas malvadas y malas que cometen actos malvados o con falsos líderes y anticristos que hacen las cosas de una forma que viola los principios —con lo que perturban el trabajo de la iglesia y perjudica a los escogidos de Dios— pierden el coraje de plantarse y decir lo que piensan. ¿Qué significa cuando no tienes coraje? ¿Significa que eres tímido o poco elocuente? ¿O que no tienes un entendimiento profundo y, por tanto, no tienes la confianza necesaria para decir lo que piensas? Ninguna de las dos cosas; esto es principalmente la consecuencia de estar limitado por actitudes corruptas. Una de las actitudes corruptas que revelas es un carácter falso; cuando te sucede algo, lo primero que piensas es en tus propios intereses, lo primero que consideras son las consecuencias, si te beneficiará. Este es un carácter falso, ¿verdad? Otro es un carácter egoísta y vil. Piensas: ‘¿Qué tiene que ver conmigo una pérdida para los intereses de la casa de Dios? Si no soy líder, ¿por qué debería importarme? No tiene nada que ver conmigo. No es responsabilidad mía’. No piensas de manera consciente estos pensamientos y palabras, estos representan el carácter corrupto que se revela cuando la gente se topa con un problema, son una creación de tu subconsciente. Tales actitudes corruptas gobiernan tu forma de pensar, te atan de manos y pies, y controlan lo que dices. […] No tienes poder sobre lo que dices o haces. Aunque quisieras, no podrías decir la verdad o lo que piensas realmente; aunque quisieras, no podrías practicar la verdad; aunque quisieras, no podrías cumplir con tus responsabilidades. Todo lo que haces, dices y practicas es una mentira, y eres superficial. Estás completamente encadenado y controlado por tu carácter satánico. Puede que quieras aceptar y practicar la verdad, pero eso no depende de ti. Cuando te controlan tus actitudes satánicas, dices y haces lo que tu carácter satánico te ordena. No eres más que una marioneta de carne corrupta, te has convertido en una herramienta de Satanás. […] Nunca buscas la verdad, ni mucho menos la practicas. Solo oras sin cesar, haces propósitos, estableces aspiraciones y te comprometes de corazón. ¿Y cuál es el resultado? Sigues siendo un complaciente, no te sinceras respecto a los problemas que te encuentras, no te importan las personas malvadas cuando las ves, no respondes cuando alguien hace el mal o crea una perturbación, y te mantienes al margen cuando no te afecta personalmente. Piensas: ‘No hablo sobre nada que no me incumba. Mientras no afecte a mis intereses, mi vanidad o mi imagen, me desentiendo de todo, he de tener mucho cuidado, ya que las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen. ¡No voy a hacer ninguna estupidez!’. Estás controlado total e inquebrantablemente por tus actitudes corruptas de perversidad, falsedad, intransigencia y de aversión por la verdad. Para ti es más difícil soportarlas que la diadema dorada cada vez más apretada que llevaba el Rey Mono. Vivir bajo el control de las actitudes corruptas es agotador e insoportable” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios revelaban mi carácter corrupto, egoísta y falso. Descubrí que Marilyn era sumamente irresponsable en el deber. No era capaz de resolver problemas, de hacer un trabajo real ni de aceptar la verdad. Era autoritaria y todo tenía que hacerse a su manera. Todas estas conductas confirmaban que era una falsa líder. Si continuaba en el puesto, eso afectaría gravemente al trabajo de la iglesia y retrasaría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. En el fondo sabía que había que denunciar esto inmediatamente, pero temía que, de ofenderla, me hiciera lamentarlo o me destituyera. Por proteger mis intereses, prefería que el trabajo de la iglesia saliera perjudicado antes que denunciarla. Opté por ser falsa y hacer que otro se jugara el tipo para poder seguirle la corriente después. Así, si alguien se metía en problemas, no sería yo, y no tendría que correr ningún riesgo. Vivía de acuerdo con reglas satánicas como “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda” y “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”. No pensaba más que en cómo proteger mis intereses, no en los intereses de la iglesia ni en cómo podría resentirse la vida de los hermanos y hermanas. ¡Qué egoísta y falsa! Siempre había creído que tenía sentido de la rectitud y que sabía defender los intereses de la iglesia, pero esta experiencia me enseñó que era una persona falsa y egoísta que se plegaba a la corriente. Vivía de acuerdo con las filosofías satánicas y no había denunciado a una falsa líder. Estaba de parte de Satanás y perjudicando al pueblo escogido de Dios. Era cómplice de una falsa líder. No podía continuar siendo una cobarde; tenía que denunciar los problemas que veía.
Justo cuando había decidido hacer esa denuncia, un líder nos pidió que redactáramos unas evaluaciones de Marilyn y su compañera. Me alegré mucho, pues creía que eso significaba que el líder había reconocido los problemas de Marilyn, y me extendí pormenorizadamente sobre la totalidad de su conducta. Sin embargo, para mi sorpresa, fue su compañera a la que destituyeron, y Marilyn pudo seguir ejerciendo de líder. A los pocos días, Marilyn se puso a llorar en comunión, y dijo: “No hago un trabajo real, soy una falsa líder y no tengo humanidad. No resuelvo los problemas de los hermanos y hermanas y llego a oprimir a los demás. Ya no se atreve nadie a darme sugerencias. Soy una líder de iglesia irresponsable y he defraudado a Dios. He cometido muchísima maldad y estoy desprovista de humanidad. La iglesia me ha dado la oportunidad de continuar en el deber, por lo que debo arrepentirme. Si alguno ve que tengo un problema, por favor, que me lo diga, y con gusto lo admitiré”. Lloraba muy triste mientras hablaba y parecía muy sincera. Yo me pregunté: “¿Me equivoqué? A fin de cuentas, no es absolutamente incapaz de aceptar la verdad. No debería haber esperado tanto de ella. Si está dispuesta a arrepentirse, debería ser capaz de hacer un buen trabajo. Da igual entonces; ya que no ha sido destituida, debo esforzarme al máximo en colaborar con ella”. Por ello, le envié un mensaje: “No entendíamos tus dificultades. A partir de ahora, colaboremos y cumplamos bien con el deber”. Respondió y me pidió que siguiera aportándole sugerencias y ayuda en lo sucesivo. Muy emocionada, yo pensaba que, si ella era capaz de aceptar la verdad y de arreglar las cosas, podría ser buena líder.
Me sorprendió mucho descubrir que ella no había hecho cambio alguno. Seguía haciendo mucho ruido, pero no abordaba problemas reales en las reuniones. En esa época surgieron problemas en los asuntos generales de la iglesia, pero ella solo hablaba de asuntos externos en las reuniones. No enseñaba a buscar la verdad en ese tipo de ambiente. Todo esto mantenía a todo el mundo en vilo y nadie se sentía a gusto en el deber, lo que perturbaba gravemente la vida de iglesia. Tras comprobarlo todo, fui a decirle lo que opinaba. Para mi sorpresa, me dijo: “El problema lo tienes tú. Los demás son capaces de hacer lo que yo digo, menos tú. ¡Tú eres la que perturba!”. Me sentí negativa cuando oí aquello. No sabía cómo continuar en el deber y estaba muy estresada. Podía ignorar a Marilyn y que ella me reprendiera, o podía hacer lo que ella dijera, lo cual no traería sino problemas a los demás hermanos y hermanas. Me sentía realmente impotente, como si me estuviera asfixiando. Pensé en denunciar los problemas de Marilyn ante Jessica, pero me acordé de que yo ya había hablado de Marilyn a los líderes superiores. No se habían ocupado de ella en absoluto y, en cambio, habían destituido a la otra líder, que sí hacía algo de trabajo real. Si yo denunciaba a Marilyn de nuevo, ¿dirían que estaba malmetiendo y pensarían que era yo quien tenía el problema? ¿Y si me acusaban de algo y me destituían? En ese estado no percibía más que tinieblas y un mal presentimiento en mi interior, y no notaba la presencia de Dios.
La casa de Dios no tardó en dictar una disposición de trabajo. En ella se mencionaba que, si en la iglesia se descubría que había falsos líderes y obreros que no hacían un trabajo real, gente malvada o anticristos, había que sacarlos a la luz y denunciarlos para proteger los intereses de la iglesia. Esto es responsabilidad de todo el pueblo escogido de Dios. Si un líder u obrero reprime o castiga a un hermano o hermana por denunciarlo, es un anticristo. Asimismo, todo líder y obrero tiene que firmar un compromiso de que no reprimirá a nadie que lo denuncie. Sentí tanta alegría como culpa ante esa disposición de trabajo. Me alegré de que Dios supiera lo pequeña que es nuestra estatura y de que nos alentara a sacar a la luz a los falsos líderes y anticristos. También me sentí culpable porque sabía que había falsos líderes y obreros en la iglesia, pero no me atrevía a denunciarlos por miedo a que me reprimieran o maltrataran y prefería, en cambio, que se resintiera el trabajo de la iglesia. No era digna de estar entre los escogidos de Dios. Así pues, hablé con otros dos líderes de grupo sobre los problemas de Marilyn, y ellos estuvieron de acuerdo conmigo. Hablamos sobre los principios de discernimiento de los falsos líderes y obreros, y finalmente comprobamos que Marilyn era, en efecto, una falsa líder y que también había un problema con los líderes superiores, que la protegían. Decidimos que todos redactaríamos una denuncia conjunta sobre ellos. Cuando ya había redactado la denuncia, los otros me dijeron que la enviara antes de nada sin esperarlos a ellos. Empecé a preocuparme de nuevo porque, si Marilyn se enteraba de la denuncia, podría complicarme las cosas. Oré a Dios para pedirle esclarecimiento y guía para hacer introspección. Luego leí esto en las palabras de Dios: “Todos vosotros decís que tenéis consideración por la carga de Dios y defenderéis el testimonio de la iglesia, pero ¿quién de vosotros ha considerado realmente la carga de Dios? Hazte esta pregunta: ¿Eres alguien que ha mostrado consideración por Su carga? ¿Puedes tú practicar la justicia por Él? ¿Puedes levantarte y hablar por Mí? ¿Puedes poner firmemente en práctica la verdad? ¿Eres lo bastante valiente para luchar contra todos los hechos de Satanás? ¿Serías capaz de dejar de lado tus sentimientos y dejar a Satanás al descubierto por causa de Mi verdad? ¿Puedes permitir que Mis intenciones se satisfagan en ti? ¿Has ofrecido tu corazón en el momento más crucial? ¿Eres alguien que sigue Mi voluntad?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 13). Las preguntas de Dios me dejaron sin palabras. Yo siempre hablaba de que había que tener en consideración las intenciones de Dios y proteger el trabajo de la iglesia, pero cuando descubrí que Marilyn no hacía un trabajo real, que desorientaba a la gente con doctrinas, que se comportaba como una dictadora y estaba fuera de control en su deber y que esto afectaba gravemente a la vida de iglesia, fui exageradamente cautelosa e indecisa. No la había denunciado porque quería protegerme y no me había atrevido a posicionarme en contra de las fuerzas de las tinieblas. No había protegido en absoluto el trabajo de la iglesia. Carecía del menor ápice de conciencia o razón. ¿Cómo podría mirar a Dios a la cara? Cada palabra de Dios supuso una llamada de atención para mi insensible corazón, y decidí dejar de protegerme. Tenía que revelarla y denunciarla aunque acabara reprimiéndome por ello, así que envié la denuncia.
Días después, en una reunión de colaboradores, Marilyn volvió a llorar y montó otro espectáculo de “arrepentimiento”. Dijo: “Trabajo día y noche, pero no he conseguido apoyo de nadie, y hasta me han denunciado. Este es el amor de Dios por mí, y sé que he de parar y hacer introspección. Los hermanos y hermanas me ayudan al denunciarme, y he firmado el compromiso de no reprimir nunca a nadie que redacte una denuncia sobre mí…”. Más tarde vino a preguntarme si tenía dificultades en el trabajo y cuál era mi estado, y ya no parecía tan descarada como antes; incluso me trajo algo de comida. Al principio me faltó discernimiento y creí que quizá se había arrepentido realmente. No obstante, reflexioné: “No puedo dejarme engañar por un momento de amabilidad, tengo que esperar a ver qué pasa. La última vez lloró y se ‘arrepintió’, pero luego no cambió nada. Quizá sea amable conmigo porque sabe que la he denunciado. Tal vez solo quiere que diga que se ha transformado cuando el líder investigue mi denuncia. Me está desorientando, y no puedo caer en la trampa de Satanás y dejarme embaucar por ella otra vez”. Al pensar esto, me apresuré a orar a Dios para pedirle que velara por mí para que sus lágrimas no me engañaran como la última vez. Me sorprendía mucho que hubiera vuelto a quitarse la máscara tan rápido.
Al cabo de unos días, estábamos compartiendo verdades sobre el discernimiento de las personas, y ella aprovechó para decir: “No podemos limitarnos a agachar la cabeza y conocernos a nosotros mismos; tenemos que aprender a discernir a los demás. Hace poco, la iglesia nos animó a redactar denuncias y, con ello, fueron reveladas algunas personas malvadas. Hallaron algo de lo que acusar a los líderes y obreros y lo utilizaron para atacarlos. Hemos de sacar a la luz a esas personas malvadas y a todas las ‘mosquitas’ que las siguen. Debemos pedir cuentas a todos los malvados y anticristos”. Me enojé bastante al oír aquello. Comprobé que todo su supuesto autoconocimiento era falso. No se conocía en absoluto y estaba señalando con el dedo a quienes la habían denunciado por escrito. Eso me recordó un par de pasajes de las palabras de Dios: “Los anticristos prefieren morir a arrepentirse. No tienen sentido de la vergüenza; además, son crueles, de carácter perverso, y sienten aversión por la verdad al extremo. ¿Puede alguien que siente aversión por la verdad ponerla en práctica o arrepentirse? Eso sería imposible. Que sienta una aversión tan absoluta por la verdad significa que jamás se arrepentirá” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I)). “Decidme, ¿aceptan los anticristos que se los pode? ¿Reconocen que tienen un carácter corrupto? (No, no lo reconocen). No admiten tener un carácter corrupto, pero, después de que se los pode, siguen fingiendo que se conocen a sí mismos. Dicen que son diablos y satanases, que carecen de humanidad, que su calibre es escaso, que son incapaces de reflexionar en profundidad, que no son aptos para las tareas que dispone la iglesia y que no han cumplido con sus deberes adecuadamente. Luego, delante de la mayoría de la gente, admiten que su carácter es corrupto, que son diablos y, en última instancia, también dicen que esa es la manera en la que Dios los refina y los salva, con lo que muestran a los demás cuán dispuestos están a aceptar la poda y lo sumisos que son a la verdad. No mencionan las razones por las que los podaron, así como tampoco el daño ni las pérdidas que sus acciones ocasionaron a la obra de la iglesia. Eluden estos temas y pronuncian palabras vacías, doctrinas, sofisterías y explicaciones para hacer que la gente malinterprete la poda que reciben de la casa de Dios como algo inmerecido e injusto, como si hubieran sufrido una gran injusticia. Después de que se los pode, continúan sin doblegarse en el corazón y sin reconocer en lo más mínimo sus diversas malas acciones. Entonces, ¿qué son todas esas palabras que compartieron cuando admitieron su carácter corrupto, estar dispuestos a aceptar la verdad y ser capaces de someterse a la poda? ¿Son esos sus verdaderos sentimientos? En absoluto. Todo son mentiras, simulación y palabras endiabladas que tienen la intención de desorientar a las personas y atraerlas. ¿Cuál es su objetivo al desorientar a la gente? (Que las personas los veneren y los sigan). Exactamente. Es desorientar y atraer a las personas para que los sigan y los escuchen, haciéndoles creer a todos que ellos están en lo correcto y que son buenos. De esta manera, nadie los descubre ni se les pone en contra; todo lo contrario, la gente cree que aceptan la verdad y la poda, y que están arrepentidos. Entonces, ¿por qué no admiten sus acciones malvadas ni reconocen las pérdidas que han ocasionado a la obra de la casa de Dios? ¿Por qué no exponen estos asuntos abiertamente para hablar de ellos? (Si hablaran de ellos, la gente los discerniría). Si la gente los discerniera, los descubriera y conociera su humanidad y su esencia-carácter, renunciaría a ellos. ¿Seguirían entonces cayendo en sus trampas y dejándose desorientar? ¿Les seguirían teniendo en alta estima? ¿Aún así los elogiarían en extremo? ¿Seguirían venerándolos? No harían nada de eso. Los anticristos fingen conocerse a sí mismos, pero en realidad no es más que sofistería y autojustificación, todo con el propósito de desorientar a las personas y hacer que se alcen en su defensa, que es su motivo oculto. Evaden los asuntos importantes y hablan a la ligera sobre conocerse a sí mismos y aceptar la poda para desorientar a las personas y atraerlas, a fin de que estas los aprecien y los veneren. ¿No es este un método totalmente perverso? Algunas personas realmente se creen lo que dicen los anticristos, y después de que estos las desorienten, dicen: ‘Esa persona habla tan bien. Me sentí muy motivado. ¡Lloré varias veces!’. En ese momento, los adoran profundamente y los tienen en alta estima, pero al final resultan ser anticristos. Esta es la consecuencia de que los anticristos desorienten y atraigan a los demás” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cinco: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (II)). Los anticristos son sumamente arrogantes y engreídos por naturaleza y jamás aceptan la verdad. Sienten aversión por ella y la odian. Sin importar cuántos fracasos amargos experimenten, se niegan a arrepentirse o a transformarse. Son hábiles para desorientar a la gente con ilusiones y sumamente insidiosos y falsos. Al comprender esto aumentó mi discernimiento acerca de Marilyn. Cuando fue denunciada, lloró y habló de autoconocimiento, diciendo que las denuncias eran el amor de Dios y que haría introspección. Señaló que le faltaba humanidad y que había defraudado a Dios y juró que se arrepentía. Incluso pidió más críticas. Sin embargo, todo era falso, mentiras destinadas a engañar a la gente. Utilizaba estas demostraciones externas para desorientarnos, de modo que todos creyéramos que podía aceptar la poda y someterse a la verdad. No obstante, nunca abordaba sinceramente las conductas que indicaban que era una falsa líder, como el hecho de que no hacía un trabajo real, que era autoritaria en el deber y que había perjudicado el trabajo de la iglesia. Decía algunas palabras sobre su falta de humanidad y nunca diseccionaba la forma en que había exhibido esa falta de humanidad. Nunca daba detalles de cómo había llegado a conocer su propio carácter corrupto ni daba testimonio de la justicia de Dios. Por tanto, la gente la admiraba y simpatizaba con ella porque creía que tenía estatura y que trataría correctamente a quienes la denunciaran. Lo que hablaba no tenía nada de autoconocimiento real, solo quería desorientar a la gente y conservar su apoyo para poder mantenerse en el puesto. Sin embargo, esa fachada duró poco. En cuanto tuvo ocasión, cambió respecto a quienes la habíamos denunciado, con lo que se le cayó esa hipócrita fachada penitente. Agravó las cosas al condenarnos públicamente y vengarse. Esto sacó completamente a la luz su verdadero yo, su odio por la verdad y su naturaleza cruel. Era una persona malvada que, en su esencia-naturaleza, odiaba la verdad y sentía aversión por ella. No era solo una falsa líder: tenía la esencia de un anticristo.
Luego me enteré de que Marilyn y su gente estaban preparando información para depurar de la iglesia a Jordan, que a menudo había dado sugerencias a Marilyn. Cuando otra líder alegó que Jordan no cumplía los criterios de depuración, afirmaron que era una falsa líder y la destituyeron. También buscaron excusas para destituir a los otros dos líderes de grupo que habían denunciado a Marilyn conmigo. Yo eludí la destitución únicamente porque los hermanos y hermanas votaron a favor de mantenerme en el puesto. La iglesia celebró elecciones anuales justo después y, para mi sorpresa, reeligieron líderes y obreros a todos aquellos que habían sido denunciados. Las personas cercanas a ellos, incluida la hermana pequeña de Marilyn, también consiguieron puestos de liderazgo. Me sentía un poco confundida y no entendía cómo habían podido salir así las cosas. Si era obvio que habían echado a perder el trabajo de la iglesia, ¿cómo podían reelegirlos líderes y obreros? Hasta comencé a sospechar que la iglesia era como el mundo laico, que todo giraba en torno a las relaciones y el poder. Cuando lo pensé, me embargaron las tinieblas y perdí la fuerza para cumplir con el deber. Solo tenía ganas de arrastrarme hasta un rincón donde nadie me viera. Incluso empecé a tener dudas sobre la justicia de Dios. Prácticamente dejé de hablar en las reuniones y no daba ninguna opinión. Estaba en guardia contra todos y cumplía con mi deber como un robot. A veces llegué a preguntarme: “¿Debería darles coba yo también? Si me disculpo, digo que me equivoqué y limo asperezas, puede que se olviden de mi denuncia. Así, al menos, no me depurarán de la iglesia”.
Un día oí una lectura de las palabras de Dios: “Me regocijo en aquellos que no sospechan de los demás y me gustan los que aceptan de buena gana la verdad; a estas dos clases de personas les muestro gran cuidado, porque ante Mis ojos, son personas honestas. Si eres muy deshonesto, entonces te protegerás y sospecharás de todas las personas y asuntos y por esta razón, tu fe en Mí estará edificada sobre un cimiento de sospecha. Esta clase de fe es una que jamás podría reconocer. Al faltarte la fe verdadera, estarás incluso más lejos del verdadero amor. Y si puedes dudar de Dios y especular sobre Él a voluntad, entonces sin duda eres la persona más falsa de todas. Especulas si Dios puede ser como el hombre: imperdonablemente pecaminoso, de temperamento mezquino, carente de imparcialidad y de razón, falto de un sentido de la rectitud, entregado a tácticas despiadadas, traicioneras y arteras, y que se deleita en la maldad y la oscuridad y ese tipo de cosas. ¿Acaso el hombre no tiene tales pensamientos porque no conoce a Dios en lo más mínimo? ¡Esta forma de fe no se diferencia del pecado! Es más, hay incluso quienes creen que los que me agradan son precisamente los más aduladores y lisonjeros, y que todo aquel que carezca de estas habilidades no será bienvenido y perderá su lugar en la casa de Dios. ¿Es este el único conocimiento que habéis cosechado en todos estos años? ¿Es esto lo que habéis obtenido? Y vuestro conocimiento de Mí no termina en estas malas interpretaciones; peor aún es vuestra blasfemia contra el Espíritu de Dios y la calumnia sobre el Cielo. Por eso afirmo que una fe como la vuestra solo hará que os alejéis cada vez más de Mí y que os opongáis cada vez más a Mí. A lo largo de muchos años de trabajo, habéis visto muchas verdades, pero ¿sabéis lo que han oído Mis oídos? ¿Cuántos entre vosotros estáis dispuestos a aceptar la verdad? Todos vosotros creéis que estáis dispuestos a pagar el precio por la verdad, pero ¿cuántos habéis sufrido verdaderamente por la verdad? Lo único que hay en vuestros corazones es iniquidad y, por lo tanto, creéis que cualquiera, no importa quién sea, es tan falso y torcido como vosotros, hasta el punto en que creéis que el Dios encarnado podría, como cualquier persona normal, carecer de un corazón bondadoso o de amor benevolente. Más aún, creéis que el temperamento noble y la naturaleza misericordiosa y benevolente solo existen en el Dios del cielo. Creéis que un santo así no existe, y que solo la oscuridad y la maldad reinan sobre la tierra, mientras que Dios es algo donde se alberga el anhelo humano de lo bueno y lo hermoso, una figura legendaria inventada por el hombre. […] Consideráis todas las acciones de Cristo desde el punto de vista de los injustos y evaluáis toda Su obra, así como Su identidad y Su esencia, desde la perspectiva de los malvados. Habéis cometido un grave error y hecho lo que los que vinieron antes que vosotros jamás hicieron. Es decir, solo servís al Dios sublime en el cielo con una corona sobre Su cabeza, pero jamás atendéis al Dios al cual consideráis tan insignificante, al punto de que os resulta invisible. ¿No es acaso este vuestro pecado? ¿No es este un ejemplo clásico de vuestra ofensa contra el carácter de Dios?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo conocer al Dios en la tierra). Sentí mucha vergüenza al oír el juicio de Dios. Cuando pasaban cosas que no coincidían con mis nociones, no buscaba la verdad, sino que dudaba de la justicia de Dios. Sospechaba que los poderosos se protegían entre sí y que las tinieblas imperaban en la casa de Dios. ¿Acaso no sospechaba que, como los seres humanos, Dios amaba el mal y las tinieblas? ¡Era una forma absurda de ver las cosas! Dios es santo y justo, la verdad y la justicia rigen en Su casa. Aunque los falsos líderes y anticristos puedan salirse con la suya durante un tiempo en la iglesia, y puedan desorientar y controlar a algunas personas, nunca se harán verdadero hueco aquí; a la larga, Dios los revelará y descartará. Dios permite que surjan esas personas en la iglesia para que Sus escogidos puedan desarrollar el auténtico discernimiento, descubrir en ellas el malvado rostro de Satanás, que se resiste a Dios, repudiarlas y liberarse de su desorientación y su control. Esa es la sabiduría de la obra de Dios. Sin embargo, cuando yo vi la iglesia controlada por falsos líderes y anticristos y cómo estos castigaban y reprimían a los demás, fui cautelosa y precavida por miedo a que me reprimieran a mí también. Estaba demasiado asustada como para hablar con los hermanos y hermanas, aterrada de decir algo equivocado y darles a los anticristos algo que usar en mi contra, y, entonces, ser destituida o expulsada. Por protegerme, llegué a pensar en aplicar una filosofía laica para los asuntos mundanos y darles coba. Era muy cobarde y en absoluto tenía agallas. Negaba la justicia de Dios y rehusaba creer que la verdad y Cristo imperaban en Su casa. Estas palabras de Dios en concreto me traspasaron de veras el corazón: “Y vuestro conocimiento de Mí no termina en estas malas interpretaciones; peor aún es vuestra blasfemia contra el Espíritu de Dios y la calumnia sobre el Cielo. Por eso afirmo que una fe como la vuestra solo hará que os alejéis cada vez más de Mí y que os opongáis cada vez más a Mí”. Blasfemaba contra Dios y lo difamaba con mis absurdas ideas. No comprendía realmente a Dios en mi fe. Reprimida por aquellos falsos líderes y anticristos, realmente no busqué la verdad para adquirir discernimiento ni me levanté en contra de las malvadas fuerzas de los anticristos, sino que dudé de la justicia de la casa de Dios. ¡Qué maldad de mi parte! Los falsos líderes y anticristos solo pueden surgir en la iglesia con el permiso de Dios. Él los utiliza para darnos una lección real, de modo que podamos buscar la verdad y aprender a discernir. Era preciso que yo buscara la verdad y aprendiera una lección en ese ambiente. Al percatarme de esto, me arrodillé a orar a Dios: “Dios mío, quiero arrepentirme ante Ti. Por favor, dame fe. Sea cual sea la situación que afronte después de esto, me ampararé en Ti para superarla”. Sentí liberación después de orar.
Un día, la hermana pequeña de Marilyn me contó que unos hermanos y hermanas me habían denunciado y que tenían que suspenderme temporalmente del deber. No me comentó por qué me habían denunciado, únicamente que hiciera introspección. Añadió que, si alguien me preguntaba por qué me habían destituido, no podía decir nada. Todo esto ocurrió muy de repente y me sentí muy abrumada. Me quedé totalmente de piedra y con la mente en blanco. Me fui a casa y me quedé aturdida, venga a pensar y pensar. ¿Me iban a expulsar de la iglesia? Cuando depuraron a Jordan, primero utilizaron su avanzada edad como excusa para que dejara de cumplir con su deber y luego reunieron la información necesaria para depurarlo. No sabía qué haría si empleaban esa táctica también contra mí. Tenía mucho miedo. A veces lo veía con más optimismo, y pensaba que tal vez alguien me había denunciado de verdad y que ellos, tras su investigación, a lo mejor me dejaban reunirme y cumplir con un deber de nuevo. Fluctuaba entre el optimismo y el pesimismo. Notaba la cabeza como si estuviera a punto de explotar. Era desdichada y sentía un gran peso encima. No sabía cómo salir adelante en esa situación y, nuevamente, tenía dudas sobre la soberanía de Dios. Me apresuré a orar para pedirle a Dios que velara por mí para que no perdiera la fe en Él ni dudara de Su obra. Sabía que Dios estaba dejando que me pasara esto y que sería beneficioso para mi vida. Quería calmarme y buscar realmente la verdad. En esa época leí muchas palabras de Dios sobre cómo comprender Su soberanía y experimentar las pruebas, y me di cuenta de que Dios permitía que todo esto sucediera. Por muy inhumano que fuera un anticristo o una persona malvada, no podría hacerme nada sin permiso de Dios. Yo no podía saber lo que iban a hacer esos falsos líderes y anticristos, pero debía aprender a esperar y buscar y, como mínimo, no culpar a Dios ni permitir que Satanás se burlara de mí. Aunque, en efecto, sí me expulsaran, no podía renunciar a mi fe, y aún tenía que cumplir con mi deber predicando el evangelio. Así pensado, no me sentía tan débil y temerosa.
Al cabo de un par de semanas o así, la hermana pequeña de Marilyn me pidió que redactara una evaluación de la hermana Jenn, la cual había denunciado a Marilyn conmigo. Consciente de que probablemente estaban preparando información para expulsarla de la iglesia, recordé con calma y detalle todo lo que había pasado y todas las cosas que habían hecho Marilyn y los demás. Noté que tenía más discernimiento sobre cómo eran. Leí un pasaje de la palabra de Dios: “¿Cuál es el objetivo principal de un anticristo al atacar y excluir a un disidente? Buscan crear una situación en la iglesia donde no haya voces contrarias a las de ellos, en la que su poder, su estatus como líder y sus palabras sean todos absolutos. Todo el mundo debe hacerles caso, e incluso si tienen una discrepancia de opinión, no deben expresarla, sino dejarla enconarse en su corazón. Cualquiera que se atreva a disentir abiertamente de ellos se convierte en un enemigo del anticristo, y buscarán cualquier forma de ponerles las cosas difíciles, y estarán impacientes por hacerlos desaparecer. Esta es una de las formas en que los anticristos atacan y excluyen al disidente para afianzar su estatus y proteger su poder. Piensan: ‘Está bien que tengas opiniones diferentes, pero no puedes ir por ahí hablando sobre ellas como te dé la gana, y mucho menos poner en peligro mi poder y estatus. Si tienes algo que decir, puedes decírmelo en privado. Si lo dices delante de todos y me haces quedar mal, te buscarás un problema, ¡y tendré que ocuparme de ti!’. ¿Qué clase de carácter es ese? Los anticristos no permiten que otros hablen libremente. Si tienen una opinión, ya sea sobre el anticristo o sobre cualquier otra cosa, no pueden sacarla a relucir sin más. Deben tener en cuenta la imagen del anticristo. Si no, este los catalogará de enemigos y los atacará y excluirá. ¿Qué clase de naturaleza es esta? Es la de un anticristo. ¿Y por qué hacen esto? No permiten que en la iglesia haya voces alternativas, no permiten que haya disidentes en ella, no permiten que los escogidos de Dios comuniquen abiertamente la verdad y distingan a la gente. Lo que más temen es que los demás los expongan y los distingan; tratan constantemente de consolidar su poder y el estatus que tienen en el corazón de la gente, que según ellos nunca deben tambalearse. Nunca podrían tolerar nada que amenace o afecte a su orgullo, reputación o estatus y valor como líder. ¿Acaso no es eso una manifestación de la naturaleza maliciosa de los anticristos? No contentos con el poder que ya poseen, lo consolidan y afianzan y buscan el dominio eterno. No solo quieren controlar el comportamiento de los demás, sino también sus corazones” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 2: Atacan y excluyen a los disidentes). Con las palabras de Dios descubrí que, para consolidar su poder y su posición en la iglesia, los anticristos reprimen y castigan a todo aquel que discrepe de ellos o los denuncie. ¿No eran Marilyn y su gente precisamente como los anticristos descritos por Dios? Cuando unos hermanos y hermanas vieron claro cómo eran y los denunciaron, la banda de Marilyn buscó algo que utilizar contra ellos e hizo que los destituyeran. Vigilaban a todos aquellos que discernían cómo eran, y condenaban y expulsaban a cualquiera que luchara contra ellos. Incluso habían dispuesto que sus familiares y la gente a la que apreciaban asumieran puestos de líderes y obreros. Ya se habían unido en un bando. Las cosas estaban aún peor que cuando redactamos aquella denuncia: ¡eran una auténtica banda de anticristos! Si no denunciaba sus malvados actos, no solo se resentiría el trabajo de la iglesia, sino que todos los hermanos y hermanas pertenecientes a ella se verían perjudicados. Sin embargo, me asustaba la idea de denunciarlos de nuevo. Pensé: “Todos tienen el cargo de líder y a mí ya me han destituido y suspendido mi asistencia a reuniones. Si vuelvo a denunciarlos, ¿me creerán los demás? Si se hacen con mi denuncia como antes, eso no solo no tendría una buena consecuencia, sino que hasta podrían expulsarme de la iglesia. ¡Sería el final para mí!”. La idea de ser expulsada me produjo un escalofrío. No obstante, luego pensé que ellos ya habían trastornado gravemente el trabajo de la iglesia y que continuaban con su furia por reprimir y castigar a los hermanos y hermanas. Si les tenía demasiado miedo como para redactar una denuncia y dejaba que siguieran descontrolados, a saber cuántos otros hermanos y hermanas sufrirían. Sería una grave transgresión ante Dios, y seguro que Él abominaría de mí y me abandonaría. Apenas pude comer ni dormir aquellos días. Posteriormente, el hermano Max me llamó para preguntarme exactamente qué habíamos escrito en la denuncia y qué opinaba yo de la situación en ese momento. Le respondí: “Vamos a esperar a ver”. Él replicó: “¿Crees que Marilyn te dejará realmente en paz si no te posicionas y la denuncias ya? Este no es un asunto personal; atañe al trabajo de la iglesia. Piénsalo un poco”. Tras colgar el teléfono no podía dejar de pensar en lo que me había dicho. Muy agobiada, no sabía qué hacer. Lo mismo quería luchar y redactar otra denuncia, que pensaba en mi futuro y mi destino y me preocupaba que me expulsaran y mi vida de fe llegara a su fin. Me hallaba en auténtico estado de agitación. Descubrí entonces un pasaje de las palabras de Dios: “Mientras las personas no hayan experimentado la obra de Dios y no hayan comprendido la verdad, la naturaleza de Satanás es la que toma las riendas y las domina desde el interior. ¿Qué cosas específicas conlleva esa naturaleza? Por ejemplo, ¿por qué eres egoísta? ¿Por qué proteges tu propia posición? ¿Por qué tienes sentimientos tan fuertes? ¿Por qué te gustan esas cosas injustas? ¿Por qué te gustan esas maldades? ¿Cuál es la base para que te gusten estas cosas? ¿De dónde proceden? ¿Por qué las aceptas de tan buen grado? Para este momento, todos habéis llegado a comprender que esto se debe, principalmente, al veneno de Satanás que hay dentro del hombre. Entonces, ¿qué es el veneno de Satanás? ¿Cómo se puede expresar? Por ejemplo, si preguntas ‘¿Cómo debería vivir la gente? ¿Para qué debería vivir?’, te responderán: ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’. Esta sola frase expresa la raíz del problema. La filosofía y la lógica de Satanás se han convertido en la vida de las personas. Sea lo que sea lo que persigue la gente, lo hace para sí misma, por tanto solo vive para sí misma. ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’: esta es la filosofía de vida del hombre y también representa la naturaleza humana. Estas palabras se han convertido ya en la naturaleza de la humanidad corrupta y son el auténtico retrato de su naturaleza satánica. Dicha naturaleza satánica se ha convertido ya en la base de la existencia de la humanidad corrupta. La humanidad corrupta ha vivido según este veneno de Satanás durante varios miles de años y hasta nuestros días” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro). Al meditarlo, vi que me protegía una y otra vez y no me atrevía a denunciar a Marilyn porque vivía de acuerdo con venenos satánicos como “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”, “El sensato se protege nada más que para no equivocarse”, “Agua que no has de beber, déjala correr” y “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. Esos venenos satánicos habían arraigado hondamente en mi interior; no pensaba más que en mí en todo lo que decía y hacía, y era sumamente egoísta y falsa. Antes de hacerme creyente, nunca quería hacer nada que pudiera ofender a alguien, ya fuera en el trabajo o en mi vida personal. Incluso después de ingresar en la iglesia seguí viviendo según estas filosofías satánicas, protegiéndome a cada paso en vez de practicar la verdad. Sabía que Marilyn y los demás eran una banda de anticristos y que debía ponerme de parte de Dios y denunciarlos. Sin embargo, no pensaba sino en mi futuro y mi destino, sin tener en cuenta el trabajo de la iglesia ni la vida de los hermanos y hermanas. ¿Qué tenía eso de testimonio de Dios? ¡Estaba haciendo el mal!
Después me puse a pensar profundamente en por qué les tenía tanto miedo. ¿Podían decidir ellos mi futuro? ¿No estaban mi futuro y mi destino exclusivamente en manos de Dios? ¿No era una necedad de mi parte tener tanto miedo a las malvadas fuerzas de los anticristos? Recordé unas palabras de Dios: “La expresión de Su ira por parte de Dios es un símbolo de que todas las fuerzas perversas dejarán de existir y es un símbolo de que todas las fuerzas hostiles serán destruidas. Esta es la singularidad del justo carácter de Dios y de Su ira. Cuando la dignidad y la santidad de Dios son desafiadas, cuando las fuerzas de la rectitud son obstruidas y no son vistas por el hombre, entonces Dios enviará Su ira. Debido a la esencia de Dios, todas esas fuerzas sobre la tierra que compiten con Dios, se oponen y enfrentan a Él, son perversas, corruptas y carentes de rectitud; proceden de Satanás y le pertenecen. Como Dios es recto y es de la luz y perfectamente santo, así todas las cosas perversas, corruptas y pertenecientes a Satanás desaparecerán cuando se desate la ira de Dios” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único II). La casa de Dios no es como el mundo laico: Dios gobierna en ella. Él es la verdad y es justo, símbolo de todo lo luminoso, bueno y hermoso. Aquí no puede hacerse hueco ninguna fuerza oscura y maligna de Satanás, como los anticristos y la gente malvada; todos ellos serán maldecidos y castigados por Dios. No tenía motivos para estar tan asustada y preocupada. Los falsos líderes y los anticristos también están en manos de Dios. Aunque, en efecto, me expulsaran, sería algo por lo que era necesario que pasara. Sabía que ya no podía tenerles miedo, que tenía que practicar la verdad, posicionarme y denunciarlos. Así pues, llamé a Jenn para hablar con ella sobre la redacción de una denuncia, y me contó que Marilyn y su gente estaban recabando información para mi expulsión en ese mismo momento. Yo ya sabía que probablemente hallarían el modo de expulsarme, pero oír eso mismo me resultó tal conmoción que me entraron sudores fríos. Tras esa llamada recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Si no hay nadie en una iglesia que esté dispuesto a practicar la verdad ni nadie que pueda mantenerse firme en el testimonio de Dios, entonces esa iglesia debe ser completamente aislada y se deben cortar sus conexiones con otras iglesias. A esto se le llama ‘muerte por sepultura’; eso es lo que significa rechazar a Satanás. Si en una iglesia hay varios bravucones y son seguidos por ‘pequeñas moscas’ que carecen completamente de discernimiento, y si las personas en esa iglesia, incluso después de haber visto la verdad, siguen siendo incapaces de rechazar las ataduras y la manipulación de estos bravucones, entonces todos estos tontos serán descartados al final. Tal vez estas pequeñas moscas no hayan hecho nada terrible, pero son aún más falsas, aún más resbaladizas y evasivas y todos los que son como ellas serán descartados. ¡No quedará ni uno! Aquellos que pertenecen a Satanás serán devueltos a Satanás, mientras que aquellos que pertenecen a Dios seguramente irán en busca de la verdad; esto está determinado por su naturaleza. ¡Que todos los que siguen a Satanás perezcan! No habrá compasión hacia estas personas. Que los que buscan la verdad sean provistos y que se complazcan en la palabra de Dios hasta que se sientan saciados. Dios es justo; Él no muestra favoritismo hacia nadie. Si eres un diablo, entonces eres incapaz de practicar la verdad; si eres alguien que busca la verdad, entonces es seguro que no serás llevado cautivo por Satanás. Esto está más allá de toda duda” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad). Después de leer las palabras de Dios, pude percibir de verdad Su carácter santo y justo, que no tolera ofensa humana. Dios no permitiría que unos falsos líderes y anticristos trastornaran el trabajo de la iglesia ni que perjudicaran a Su pueblo escogido. Dios odia a aquellos que no practican la verdad ni defienden el trabajo de la iglesia cuando surgen falsos líderes y anticristos. Si esas personas no se arrepienten, están destinadas al descarte y el castigo. Si yo no practicaba la verdad frente a la banda de falsos líderes y anticristos de Marilyn y no me pronunciaba para denunciarlos, ¿eso no quería decir que estaba de parte de Satanás y que dejaba que trastornaran el trabajo de la iglesia? Entonces, ¡también yo participaba de su maldad! Disfrutaba de la verdad que Dios nos había otorgado y comía y bebía de lo que Él había provisto para mí, pero, cuando los anticristos trastornaban frenéticamente el trabajo de la iglesia y reprimían al pueblo escogido de Dios, yo no protegía el trabajo de la iglesia. Me ponía de parte del enemigo. Era una grave traición a Dios y algo que Él condena. Como exclamó Dios: “¡Que todos los que siguen a Satanás perezcan!”. Fue entonces cuando sentí verdadero miedo. Si no me arrepentía, aunque no me expulsaran, sería condenada y descartada con los falsos líderes y anticristos. Cuando me percaté de esto, me presenté ante Dios a orar: “Dios mío, quiero arrepentirme ante Ti y dejar de ser exageradamente cautelosa y de protegerme. Quiero practicar la verdad y no dejarme limitar por las fuerzas oscuras de Satanás. Quiero posicionarme y proteger el trabajo de la iglesia. Sé que tengo que denunciar a esos anticristos y escribir todo lo que sé aunque acabe expulsada”. Luego, otra hermana me ayudó a entregar la denuncia directamente a un líder superior. Se llevó a cabo una investigación y se comprobó que Marilyn y los demás eran unos anticristos, con lo que se les suspendió del deber. Posteriormente no se rindieron, y se confabularon en secreto en una última resistencia desesperada. Intentaron desorientar a los hermanos y hermanas para que encubrieran las pruebas de su maldad y hasta espiaron a la hermana que gestionó su denuncia. Al final, toda aquella banda de anticristos fue expulsada de la iglesia, y los hermanos y hermanas reprimidos y condenados pudieron llevar una vida normal de iglesia y volver a cumplir con su deber.
A lo largo de todo esto, percibí de veras el carácter justo e inofendible de Dios y descubrí que en Su casa imperan Él, la verdad y la justicia. Por muy inhumano que sea Satanás o muy poderoso que parezca, sigue siendo un mero instrumento de Dios para perfeccionar a Su pueblo escogido. Las palabras de Dios dicen: “Siempre hablamos de lo perverso, cruel y malévolo que es Satanás, de que siente aversión por la verdad y la detesta, pero ¿lo ves? ¿Ves lo que hace Satanás en el reino espiritual? Cómo habla y actúa, cuál es su actitud hacia la verdad y hacia Dios, dónde radica su perversidad… Tú no ves ninguna de estas cosas. Por tanto, no importa cómo digamos que Satanás es perverso, que se resiste a Dios y que siente aversión por la verdad, en tu mente, esta es una mera afirmación. No hay representación real de ello. Es algo excesivamente hueco y poco práctico; no sirve de referencia práctica. Sin embargo, cuando uno ha entrado en contacto con un anticristo, ve con algo más de claridad el carácter perverso y cruel de Satanás y su esencia de sentir aversión por la verdad, y su comprensión de Satanás es un poco más incisiva y práctica. Sin estos ejemplos y personas reales para que la gente tome contacto con ellos, esa supuesta comprensión de la verdad sería confusa, hueca y poco práctica. No obstante, cuando la gente entra realmente en contacto con estos anticristos y personas malvadas, ve cómo hacen el mal y se resisten a Dios, y puede identificar la esencia-naturaleza de Satanás. Ve que estas personas malvadas y anticristos son Satanás encarnado, satanases y diablos vivientes. El contacto con los anticristos y malvados puede dar este resultado. Cuando Satanás se encarna en una persona malvada o un anticristo, las capacidades de su cuerpo carnal son muy limitadas, pese a lo cual puede hacer muchas cosas malas y causar muchos problemas y ser tremendamente perverso e insidioso en su conducta y sus actos. Por lo tanto, el mal que hace Satanás en el reino espiritual debe ser cien o mil veces mayor que la suma de lo que hacen todas las personas malvadas y anticristos que viven en la carne. Así pues, las lecciones que aprende la gente al entrar en contacto con los malvados y anticristos son de gran ayuda para que puedan desarrollar el discernimiento y ver con nitidez el rostro de Satanás. Permiten a la gente aprender a discernir qué cosas son positivas y cuáles negativas, qué aborrece Dios y qué le agrada, qué es la verdad y qué una falacia, qué es la rectitud y qué es perversidad, qué es exactamente lo que Dios detesta y ama, a qué personas rechaza y descarta Dios y a cuáles aprueba y gana. Es inútil tratar de entender estas cuestiones solo desde el punto de vista de las doctrinas. Uno ha de experimentar muchas cosas, especialmente la desorientación y la perturbación de las personas malvadas y anticristos. No es hasta que uno tiene verdadero discernimiento que logra comprender tantas verdades y llegar a una comprensión más profunda y práctica de lo que Dios exige y de lo que Él quiere conseguir. ¿Acaso esto no conduce a una mayor comprensión de las intenciones de Dios? ¿Acaso no puede hacer que estés más seguro de que Dios es la verdad y aquel que es más hermoso? (Sí). Dios hace que la gente aprenda lecciones y desarrolle el discernimiento mientras experimenta las cosas y, ciertamente, Él también forma a la gente, a la par que revela a las personas de cada tipo. Cuando algunas personas se encuentran con un malvado o un anticristo, no se atreven a desenmascararlo ni a identificarlo, ni a entrar en contacto con él. Tienen miedo y solamente intentan evitarlo como si hubieran visto una serpiente venenosa. Dichas personas son demasiado débiles como para aprender lecciones y no desarrollarán el discernimiento. Algunas personas que se encuentran con un malvado o un anticristo no dedican atención a aprender lecciones ni a conseguir discernimiento; dejan que su impulsividad guíe su trato con él, y cuando llega el momento de desenmascarar e identificar a un anticristo, no sirven para nada ni hacen nada práctico. Algunos ven que un anticristo comete muchísima maldad y sienten aversión por ello de corazón, pero creen que no pueden hacer nada de nada al respecto, que están atados de pies y manos. En consecuencia, los anticristos juegan con ellos de forma arbitraria, y estas personas lo siguen soportando y se resignan a ello. Permiten que los anticristos actúen de forma imprudente y perturben la obra de la iglesia, y no los denuncian ni los desenmascaran. Han fracasado en su responsabilidad y deber de seres humanos. En resumen, cuando las personas malvadas y anticristos causan estragos y hacen lo que quieren, esto revela a todo tipo de personas y, por supuesto, también sirve para formar a quienes persiguen la verdad y tienen sentido de la rectitud, lo cual les permite aumentar su discernimiento y perspicacia, aprender algo y comprender las intenciones de Dios a partir de esto. ¿Qué intenciones de Dios llegan a comprender? Se les hace ver que Dios no salva a los anticristos, sino que simplemente los utiliza para rendir servicio y que cuando ya han hecho su servicio Él los revela y descarta, y finalmente los castiga, pues son personas malvadas y de Satanás. Aquellos a quienes salva Dios son un grupo de personas que, a pesar de su carácter corrupto, aman las cosas positivas, reconocen que Dios es la verdad, se someten a Su soberanía y Sus arreglos y, tras haber cometido una transgresión, son capaces de arrepentirse de verdad. Estas personas pueden aceptar recibir la poda, ser juzgadas y castigadas, e incluso saben abordar de manera correcta el hecho de que otros las desenmascaren o les señalen sus problemas. Aquellos que, independientemente de cómo obre Dios, son capaces de aceptarlo, de someterse y de aprender algo de ello, son el grupo de personas que verdaderamente siguen a Dios, experimentan Su obra y son ganadas por Él” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VIII)). Con la represión de aquellos anticristos descubrí realmente lo malvados y crueles que son por naturaleza. Condenan y expulsan a todo aquel que discierna cómo son, no les haga caso, los denuncie o amenace su posición. Es más, no tienen conciencia ni razón alguna. Sin importar cuánto mal hagan ni a cuánta gente repriman, por más veces que se les pode y se les ponga en evidencia, no tienen ni pizca de arrepentimiento ni de remordimiento. Comprobé que, en esencia, los anticristos sienten aversión por la verdad y la odian. Son enemigos de Dios, demonios reencarnados en la tierra. Además, experimenté personalmente que, si temes su poder y no te atreves a revelarlos y denunciarlos, terminas siendo reprimido, castigado y perjudicado. Has de ponerte de parte de Dios y combatirlos con Sus palabras y con la verdad. Tienes que denunciarlos, repudiarlos y expulsarlos de la iglesia. Es la única forma de librarse de su poder y su control y de vencer a Satanás. ¡Pude aprender todo esto exclusivamente gracias a las palabras de Dios! ¡Gracias a Dios!
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