Resolver mi represión me trajo alivio

24 Oct 2025

Por Shen An, China

En agosto de 2022, yo era responsable del trabajo de la iglesia junto con dos hermanas. En ese entonces, la carga de trabajo no era pesada, y cuando nos encontrábamos con problemas o dificultades, compartíamos para discutirlos juntas y podíamos resolverlos rápidamente. Además de hacer nuestro deber, también podía ver películas y videos producidos por la casa de Dios. Me gustaba bastante ese estado de trabajo. No había mucha presión y sentía que hacer mi deber así estaba muy bien. En diciembre, me eligieron predicadora. Después de asumir este trabajo, todos los días no solo tenía que hacer el seguimiento y la implementación de todos los aspectos del trabajo, sino también responder a las cartas con preguntas de los hermanos y hermanas. Y cuando surgían problemas o desviaciones, tenía que compartir para resolverlos rápidamente. Estaba muy ocupada todos los días. Pensé para mis adentros: “Todavía tengo muchas carencias y defectos, y me falta mucha realidad-verdad. ¿Cuánto esfuerzo y preocupación me costará cumplir bien con este deber? ¿No me dejará esto sin ningún tiempo para descansar y relajarme?”. Pensar en estas cosas me hizo sentir reprimida, e incluso dejé de querer hacer este deber. Pero luego pensé que cada área del trabajo necesitaba gente. Yo había creído en Dios durante años, y si evitaba mis deberes solo porque veía que eran ajetreados e implicaban dificultades y fatiga, no tendría la conciencia tranquila. Así que me sometí y, de forma proactiva, hice el seguimiento y la implementación de todos los aspectos del trabajo.

En junio de 2023, la Iglesia de Xincheng, de la que yo era responsable, fue golpeada por una ola de arrestos del PCCh, y detuvieron a todos los regadores y trabajadores relacionados con textos. Estaba ocupada gestionando los asuntos posteriores: volver a elegir a los líderes de la iglesia, escoger personal para diversas tareas… También tenía que ocuparme de cosas como conocer el estado y las dificultades de los hermanos y hermanas. Cuando los hermanos y hermanas se encontraban con problemas o dificultades en sus deberes, también tenía que buscar los principios-verdad y compartir para resolverlos. Había muchas tareas detalladas cada día, y yo estaba constantemente preocupada y agotada, me quedaba hasta tarde para resolver los problemas. Pensé: “Estoy tan ocupada así todos los días, ¿cuándo acabará esto?”. Me sentí profundamente reprimida, y sentí que este deber no era nada fácil. Más tarde, a través de la oración y la cooperación real, volvimos a elegir a los líderes y diáconos de la iglesia, y el trabajo de la iglesia volvió gradualmente a la normalidad. En diciembre, la Iglesia de Xincheng fue golpeada por otra ola de arrestos importantes. Debido a la traición de un Judas, había que trasladar con urgencia los libros de las palabras de Dios que se guardaban en la iglesia. Rápidamente me encargué de los asuntos posteriores, y organicé y llevé a cabo el traslado de los libros. Justo cuando se resolvió el asunto de los libros, pensé que, después de toda la preocupación y la fatiga de este período, mi tenso corazón por fin podría relajarse un poco. Pero no esperaba que al día siguiente recibiera una carta urgente de la Iglesia de Muguang. Decía que esta iglesia también había sido golpeada por arrestos del PCCh y que era necesario trasladar muchos libros. Viendo la situación, supe que la carga de trabajo sería pesada. No solo tenía que encontrar un lugar seguro para guardarlos, sino también hacer arreglos detallados para su traslado. Había que considerar a fondo cada paso para evitar cualquier accidente. Solo pensar en tener que preocuparme y agotarme de nuevo me desanimó un poco, y solo esperaba que las cosas se calmaran pronto para poder tener un poco de alivio. Debido a los arrestos del PCCh, muchos recién llegados en la Iglesia de Muguang no se reunían regularmente y necesitaban riego y apoyo oportunos. Los líderes superiores estaban dando un seguimiento cercano a este trabajo y también me instaron a hacer un plan. Me sentí muy reacia, y pensé: “La situación aquí es grave y los libros necesitan ser trasladados urgentemente, y aun así los líderes no aflojan en su seguimiento para nada. ¿Acaso creen que tengo cuatro manos? ¡La presión de este trabajo es demasiada!”. Pensé en que la carga de trabajo no era tan pesada cuando yo era líder de iglesia antes. El trabajo se repartía entre las tres líderes, y yo no sentía mucha presión. Después de terminar el trabajo, todavía tenía tiempo para descansar y relajarme. Desde que me convertí en predicadora, me había enfrentado a un trabajo interminable todos los días. Así que me sentí muy reacia y ya no quise seguir haciendo este deber. En esos días, aunque hice el seguimiento de varias tareas del trabajo, fui muy pasiva. Di un seguimiento superficial a los recién llegados que necesitaban riego y apoyo. Me di cuenta de que mi estado no era correcto, que los libros de las palabras de Dios estaban en peligro y que gestionar los asuntos posteriores era una cuestión importante. Sabía que no debía resistirme a este deber ni rebelarme contra Dios de esa manera, así que oré, expresando mi voluntad de confiar en Dios para hacer un buen trabajo con estos asuntos posteriores. Después de más de veinte días de cooperación, todos los libros fueron trasladados de forma segura.

Después, reflexioné sobre mí misma. ¿Por qué cada vez que me encontraba en una situación que requería que yo sufriera, surgían estas emociones de represión? Nunca había resuelto este problema, así que oré y busqué. Un día, en un video de testimonio vivencial que vi, se citaba un pasaje de las palabras de Dios que describía perfectamente mi estado. Dios Todopoderoso dice: “Alguna gente afirma: ‘Todo el mundo dice que los creyentes son libres y están liberados, que viven unas vidas especialmente felices, pacíficas y gozosas. ¿Por qué no puedo vivir yo tan feliz y pacíficamente como los demás? ¿Por qué no me siento nada alegre? ¿Por qué me siento tan reprimido y agotado? ¿Cómo es que otras personas viven unas vidas tan felices? ¿Por qué mi vida es tan miserable?’. Contadme, ¿cuál es la causa de esto? ¿Qué motivó esta represión? (Sus cuerpos físicos no estaban satisfechos y su carne sufrió). ¿Vino motivado porque sus cuerpos físicos sufrieran y sintieran que se le había hecho un mal a sus cuerpos? Si está dispuesta en su corazón a sufrir en aras de perseguir la verdad y cumplir con su deber, ¿acaso no le parecerá que su sufrimiento físico ya no es tan grande? Si encuentra consuelo, paz y alegría en su corazón, ¿seguirá sintiéndose reprimida? (No). Por tanto, decir que la causa de la represión es el sufrimiento físico carece de validez. Si es el caso que la represión surge debido al excesivo sufrimiento físico, entonces, considerando que todos vosotros también estáis sufriendo un poco al hacer ahora vuestro deber, ¿os sentís reprimidos porque no podéis hacer lo que os apetece? ¿Os sentís atrapados en emociones represivas porque no podéis hacer lo que os viene en gana? (No). ¿Vuestro trabajo diario os mantiene ocupados? (Sí, un poco). Todos estáis bastante ocupados, trabajando de sol a sol. Además de dormir y comer, pasáis casi todo el día delante de un ordenador, cansando la vista y el cerebro, y agotando el cuerpo, pero ¿te sientes reprimido? ¿Acaso este cansancio te provoca represión? (No). ¿Qué causa la represión en la gente? Desde luego no es la fatiga física; entonces, ¿qué la causa? Si las personas buscan sin cesar la comodidad física y la felicidad y no desean sufrir, entonces bastará con un poco de sufrimiento físico y cansancio adicional, o con sufrir un poco más que otros, para sentirse reprimidas. Esta es una de las causas de la represión. Si las personas no consideran que un pequeño sufrimiento físico sea un gran problema, y no buscan la comodidad física, sino que persiguen la verdad y buscan cumplir bien con sus deberes para satisfacer a Dios, entonces a menudo no sentirán sufrimiento físico. Incluso si a veces se sienten un poco ocupadas, cansadas o agotadas, continuarán con su trabajo después de dormir un poco y despertar revigorizadas. Se concentrarán en sus deberes y en su trabajo; no considerarán que un poco de fatiga física sea un problema importante. Sin embargo, cuando surge un problema en el pensamiento de las personas y buscan sin parar la comodidad física, cada vez que sus cuerpos físicos se vean ligeramente agraviados o no puedan hallar satisfacción, surgirán en ellas ciertas emociones negativas. Entonces, ¿por qué este tipo de persona, que siempre quiere hacer lo que le apetece y dar rienda suelta a su carne y disfrutar de la vida, se encuentra a menudo atrapada en esta emoción negativa de represión cada vez que se siente insatisfecha? (Porque busca la comodidad y el disfrute físico). Eso es así en el caso de algunas personas(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). Después de leer las palabras de Dios, entendí que sentirme reprimida cuando aumenta la presión de hacer un deber en realidad proviene de un problema en la forma de pensar de uno; la causa es tener una perspectiva equivocada detrás de la propia búsqueda. Yo estaba exactamente en el estado que Dios exponía, y lo que perseguía era la comodidad y el disfrute carnales. Siempre quería hacer mi deber con facilidad y sin cansar demasiado mi carne, así que cuando el trabajo era estresante y ajetreado, y no podía hacer las cosas como yo quería, me hundía en las emociones de represión. Después de convertirme en predicadora, mi carga de trabajo aumentó. Tenía que responder cartas y resolver problemas que surgían en el trabajo cada día, y ya no había tiempo para el descanso o el ocio. Por eso me sentí reprimida, e incluso quise dejar de hacer este deber. Cuando la Iglesia de Xincheng fue golpeada por una ola de arrestos importantes, detuvieron a la mayoría de las personas que hacían su deber y hubo que gestionar los asuntos posteriores. Hubo que volver a elegir a los líderes de la iglesia y escoger a personas para hacer todo tipo de deberes. Como había tanto trabajo y mi carne no podía estar tranquila, me sentí agraviada y cumplí mi deber de manera superficial. Unos meses después, debido a la traición de un Judas, hubo que trasladar los libros de las palabras de Dios que estaban en la Iglesia de Xincheng. Yo había pensado que podría relajarme un poco después de terminar esa tarea, pero entonces la Iglesia de Muguang también fue golpeada por una ola de arrestos. Al ver la cantidad de trabajo posterior que había que hacer y que tendría que preocuparme y sufrir de nuevo, empecé a quejarme por dentro, preguntándome cuándo se calmarían las cosas para finalmente poder relajarme un poco. Cuando los líderes superiores me recordaron que hiciera un plan para el riego de los recién llegados, me sentí reacia y agraviada. Incluso tuve el pensamiento de no querer seguir haciendo este deber. En mi deber, siempre busqué una salida para la comodidad de mi carne, y cuando esta no encontraba satisfacción, solo quería huir. Lo que revelé fue pura rebeldía. Me hundí en las emociones de represión al enfrentarme a situaciones y a la presión del trabajo, y todo esto fue causado por mi constante búsqueda de la comodidad carnal. Dios dice: “Si las personas no consideran que un pequeño sufrimiento físico sea un gran problema, y no buscan la comodidad física, sino que persiguen la verdad y buscan cumplir bien con sus deberes para satisfacer a Dios, entonces a menudo no sentirán sufrimiento físico”. Quienes persiguen la verdad pensarán en cómo hacer su deber de una manera que satisfaga a Dios, e incluso si su carne sufre, no sienten que sea doloroso. Esto es porque tienen un corazón que considera las intenciones de Dios. Pero cuando vi que las iglesias eran golpeadas repetidamente por los arrestos del PCCh, no pensé en cómo salvaguardar los intereses de la iglesia o en cómo regar y apoyar bien a los recién llegados. En cambio, consideré mi carne, y cada vez que sufría un poco o me cansaba un poco, me quejaba y me lamentaba de la dificultad. Me sentí agraviada, reacia y llena de quejas, e incluso quise escapar. ¡Fui verdaderamente rebelde!

Entonces leí otro pasaje de las palabras de Dios: “En la sociedad, ¿quiénes son los que no se ocupan de su trabajo? Los holgazanes, necios, vagos, gamberros, rufianes y vividores, la gente de ese tipo. No desean aprender ninguna habilidad o destreza ni quieren emprender carreras serias o encontrar un trabajo para ganarse la vida, solo quieren ser vividores y salir del paso en sus días. Son los holgazanes y vividores de la sociedad. Se infiltran en la iglesia y todavía quieren recoger sin sembrar y disfrutar de la vida, así como quieren obtener bendiciones. Tales personas son oportunistas. Estos oportunistas nunca están dispuestos a desempeñar sus deberes. Si las cosas no salen como ellos quieren, aunque sea solo un poco, se sienten reprimidos. Desean siempre vivir con libertad; sin realizar ningún tipo de trabajo, y aun así quieren comer bien y vestir ropa buena, comer lo que les venga en gana y dormir cuando lo deseen. No quieren soportar siquiera unas pocas adversidades y solo desean una vida indulgente. A estas personas incluso vivir les resulta agotador; las emociones negativas las limitan. A menudo se sienten cansadas y confusas porque no pueden hacer lo que les apetece. No quieren ocuparse del trabajo que les corresponde ni de sus propios asuntos; no quieren dedicarse a un trabajo y ser constantes en él de principio a fin, tratándolo como el trabajo que recae sobre ellos y como su propio deber, como su obligación y responsabilidad, así como tampoco quieren hacerlo bien y producir resultados, lograr la mayor eficacia posible; nunca lo han pensado de esa manera. Lo único que quieren es actuar de manera superficial y utilizar su deber como un medio para ganarse la vida. Cuando se enfrentan a algunos preceptos o a un poco de presión, o cuando se les pide que asuman alguna responsabilidad o se les exige un estándar ligeramente superior, se incomodan y se sienten reprimidas; en ellas surge esta emoción negativa. Sienten que vivir en el entorno de la vida de iglesia es agónico y represivo. Una razón fundamental para esto es que la gente así no acepta la verdad, solo quieren hacer cualquier cosa que les apetezca, no tienen humanidad normal y su razón es deficiente. Se pasan el día fantaseando, viviendo en un sueño, en las nubes, imaginando siempre las cosas más descabelladas. Por eso su represión es muy difícil de resolver. No les interesa la verdad, son incrédulos. Lo único que podemos hacer es pedirles que abandonen la casa de Dios, que vuelvan al mundo y encuentren su propio lugar de tranquilidad y comodidad(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). Mientras reflexionaba sobre las palabras de Dios, sentí un pinchazo en el corazón y me sentí angustiada. Quienes siempre buscan la comodidad en sus deberes y caen en las emociones negativas de represión por un poco de sufrimiento son, a los ojos de Dios, personas que no se ocupan del trabajo que les corresponde. Son oportunistas que se han infiltrado en la casa de Dios. Dios me exaltó para que hiciera el deber de predicadora; esta fue la gracia de Dios, y yo debería haber cumplido con mi responsabilidad y haber gestionado bien el trabajo de la iglesia. Pero cuando la carga de trabajo aumentó y tuve menos oportunidades de disfrutar de la comodidad, sentí que este deber era demasiado duro y represivo, y quise un deber más fácil. Cuando las iglesias fueron golpeadas por los arrestos del PCCh y hubo que hacer el trabajo posterior, y había cada vez más cosas agotadoras de las que preocuparse, me sentí reprimida y dolida. Especialmente cuando los líderes superiores daban un seguimiento cercano a mi trabajo, yo no pensaba en cómo hacer bien el trabajo de regar a los recién llegados en esta dura situación, sino que me resistía por dentro. Incluso anhelaba la vida fácil y cómoda que tenía antes como líder de iglesia, y me volví negativa y pasiva en mi deber. Pensé en esos vagos y holgazanes de la sociedad. Nunca piensan en lo que corresponde, solo andan por ahí estafando para comer y beber y malgastando sus días. La gente así vive sin integridad, dignidad ni ningún objetivo en la vida, y son las personas más viles. En mi deber, siempre perseguí la comodidad carnal, no hice ningún esfuerzo por mejorar y no me ocupé del trabajo que me correspondía. Incluso sentí resistencia cuando los líderes superiores dieron seguimiento a mi trabajo. No reflexioné sobre mí misma ni siquiera cuando retrasé el riego y el apoyo a los recién llegados, y seguí viviendo en las emociones de represión, queriendo escapar de mi deber. ¿Acaso no era yo igual que esos vagos y holgazanes? No tenía absolutamente ningún sentido de la responsabilidad en mi deber. Pensándolo bien, aunque hacer el deber de predicadora era un poco duro y agotador, me encontraba con muchas personas, acontecimientos y cosas cada día, lo que me daba muchas oportunidades para formarme. Al compartir para resolver diversos problemas y buscar los principios pertinentes, podía suplir lo que me faltaba, lo que me permitía llegar a entender y captar gradualmente, hasta cierto punto, los diversos principios del trabajo, mejorar mis capacidades laborales y aprender a priorizar y a manejar situaciones especiales. Todo esto es la gracia de Dios, y nada de ello podría ganarse en un entorno cómodo. Pero no lo valoré. Me quejaba constantemente de que ser responsable de más trabajo significaba tener que preocuparse más, y sentía que era demasiado ajetreado y agotador, y que no podía hacer lo que yo quería. Así que me hundía en emociones negativas y me sentía reprimida. En este momento crucial en que la iglesia sufría arrestos y persecución y sus intereses se veían perjudicados, no mostré ninguna consideración por las intenciones de Dios, y solo pensé en la comodidad de mi carne. ¡Fui totalmente egoísta y carente de humanidad! Dios dice: “No les interesa la verdad, son incrédulos. Lo único que podemos hacer es pedirles que abandonen la casa de Dios, que vuelvan al mundo y encuentren su propio lugar de tranquilidad y comodidad”. Cuando vi que Dios califica a tales personas como incrédulos, sentí miedo, y sentí que si seguía así, tarde o temprano sería descartada por Dios. Así que oré: “Dios mío, he sido tan carente de humanidad y no me he ocupado del trabajo que me corresponde en mi deber. No quiero seguir así. Por favor, guíame para ser alguien que se ocupe del trabajo que le corresponde y cumpla bien su deber”.

Después de eso, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Mientras las personas no hayan experimentado la obra de Dios y no hayan comprendido la verdad, la naturaleza de Satanás es la que toma las riendas y las domina desde el interior. ¿Qué cosas específicas conlleva esa naturaleza? Por ejemplo, ¿por qué eres egoísta? ¿Por qué proteges tu propio estatus? ¿Por qué tienes sentimientos tan fuertes? ¿Por qué te gustan esas cosas injustas? ¿Por qué te gustan esas maldades? ¿En qué se basa tu gusto por estas cosas? ¿De dónde proceden? ¿Por qué las aceptas de tan buen grado? Para este momento, todos habéis llegado a comprender que esto se debe, principalmente, al veneno de Satanás que hay dentro del hombre. Entonces, ¿qué es el veneno de Satanás? ¿Cómo se puede expresar? Por ejemplo, si preguntas ‘¿Cómo debería vivir la gente? ¿Para qué debería vivir?’, te responderán: ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’. Esta sola frase expresa la raíz del problema. La filosofía y la lógica de Satanás se han convertido en la vida de las personas. Sea lo que sea lo que persiga la gente, lo hace para sí misma, por tanto solo vive para sí misma. ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’: esta es la filosofía de vida del hombre y también representa la naturaleza humana. Estas palabras se han convertido ya en la naturaleza de la humanidad corrupta y son el auténtico retrato de su naturaleza satánica. Dicha naturaleza satánica se ha convertido ya en la base de la existencia de la humanidad corrupta. La humanidad corrupta ha vivido según este veneno de Satanás durante varios miles de años y hasta nuestros días(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro). “Hoy, no crees las palabras que digo ni les prestas atención; cuando llegue el día en que esta obra se esparza y veas la totalidad de ella, lo lamentarás y, en ese momento, te quedarás boquiabierto. Existen bendiciones, pero no sabes cómo disfrutarlas; y existe la verdad, pero no la persigues. ¿No atraes problemas sobre ti mismo? En la actualidad, aunque el siguiente paso de la obra de Dios todavía está por comenzar, no hay nada adicional acerca de las cosas que se te piden y lo que se te pide vivir. Hay tanta obra y tantas verdades; ¿no son dignas de que las conozcas? ¿Son el juicio y el castigo de Dios incapaces de despertar tu espíritu? ¿Son el castigo y el juicio de Dios incapaces de hacer que te odies? ¿Estás contento de vivir bajo la influencia de Satanás, en paz y disfrutando y con un poco de comodidad carnal? ¿No eres la más vil de todas las personas? Nadie es más insensato que los que han contemplado la salvación, pero no buscan ganarla; estas son personas que codician la carne y disfrutan de Satanás. Esperas que tu fe en Dios no acarree ningún reto o tribulación ni la más mínima dificultad. Siempre buscas aquellas cosas que no tienen valor y no le otorgas ningún valor a la vida, poniendo en cambio tus propios pensamientos extravagantes antes que la verdad. ¡Eres tan despreciable!(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio). Mientras reflexionaba sobre las palabras de Dios, me di cuenta de que estaba viviendo según venenos satánicos como “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda” y “La vida es breve; disfruta mientras puedas”. Pensaba que la comodidad carnal era una bendición, y que sufrir en la carne significaba maltratarme a mí misma. Creía que tratar de vivir una vida mejor era propio de la naturaleza humana. Bajo el control de dichos como “Trátate bien, que la vida es corta”, viví enteramente para la comodidad de la carne. En la secundaria, mientras otros estudiantes se esforzaban por entrar en la clase de los mejores, yo creía que estudiar mucho significaba quemarme las pestañas, y que eso era demasiado agotador, así que me conformaba con que mis notas en la clase normal fueran promedio y no las peores. Después de casarme, no éramos ricos, y pensé en hacer algún negocio y ganar lo que pudiera, y simplemente vivir como quisiera, libre y sin preocupaciones. Después de encontrar a Dios, supe que hacer el deber y perseguir la verdad es la senda correcta en la vida, y que para ganar la verdad, uno debe sufrir y pagar un precio. Pero cuando mi deber requirió que asumiera más cargas, y pensé en que hacer bien el trabajo significaría más sufrimiento y no más tranquilidad y comodidad, me sentí reprimida y abatida. Especialmente cuando la carga de trabajo aumentó, quise escapar, y no estuve dispuesta a pensar más ni a sufrir para gestionar los asuntos posteriores. El PCCh estaba persiguiendo frenéticamente al pueblo escogido de Dios, y los recién llegados, asustadizos y débiles, necesitaban con urgencia riego y apoyo. El hecho de que los líderes superiores dieran un seguimiento cercano a este trabajo era una forma de ser responsables de las vidas de los recién llegados, pero cuando tuve que sufrir y pagar un precio, me resistí por dentro y no tomé en serio el trabajo de riego. Como resultado, los recién llegados no recibieron un riego oportuno y sus vidas sufrieron pérdidas. Ahora mismo es un momento crítico para la difusión del evangelio, y todos los hermanos y hermanas se están esforzando al máximo para hacer sus deberes. Algunos de ellos, en entornos asolados por la guerra, arriesgan sus vidas para persistir en la predicación del evangelio. No importa lo duro o agotador que sea, o cuánta presión enfrenten, nunca retroceden ni se rinden. En cambio, hacen todo lo que pueden para predicar el evangelio a más personas. Eso es lo que significa considerar las intenciones de Dios y tener humanidad. Como predicadora, al enfrentarme a situaciones peligrosas, proteger los libros de las palabras de Dios y regar y apoyar a los recién llegados son todos deberes que me corresponden. Pero yo codiciaba la comodidad, y una vez que la carga de trabajo aumentó, me sentí reprimida. Seguí tratando de encontrar oportunidades para relajar mi carne, y no pensé en el trabajo de la iglesia ni en cumplir con mis responsabilidades. Fui verdaderamente egoísta, carente de humanidad y vivía de una manera vil, inútil y sin sentido. Fue recién en ese momento que vi cuán dañinos son los venenos satánicos, y que vivir según estas cosas solo lleva a ser descartado por Dios.

Pensé en un pasaje de las palabras de Dios y lo busqué para leerlo. Dios Todopoderoso dice: “Todos aquellos que creen realmente en Dios son individuos que se ocupan del trabajo que les corresponde, son los que están dispuestos a desempeñar su deber, son capaces de asumir una labor y la hacen bien, de acuerdo con su calibre y los preceptos de la casa de Dios. Por supuesto, cuando comienzas a hacer trabajo, puede que no tengas una idea clara de qué hacer o puede que no seas capaz de captar los principios, y puede resultar un poco agotador. Sin embargo, si tienes la determinación de hacer tu parte, estás dispuesto a buscar los principios-verdad y puedes lograr una cooperación armoniosa con otros, entonces tu cumplimiento del deber dará resultados de manera natural y, al mismo tiempo, pondrás la verdad en práctica y desecharás tus actitudes corruptas con facilidad, así como serás acorde al estándar en el cumplimiento del deber. Por tanto, tienes que pagar un poco de precio. Cuando tengas el impulso de ser obstinado, debes orar a Dios, rogarle que te discipline, y debes rebelarte contra la carne y restringirte, hacer que tus deseos egoístas mengüen paulatinamente. Debes buscar la ayuda de Dios en asuntos cruciales, en momentos y en tareas cruciales. Si tienes determinación, entonces debes pedirle a Dios que te reprenda y te discipline, y que te esclarezca para que seas capaz de entender la verdad, de esa manera obtendrás mejores resultados. Si tu determinación es auténtica, si acudes ante Dios para orar y le apelas, Él te esclarecerá; cambiará tu estado y tus pensamientos. Si el Espíritu Santo realiza un poco de obra, te conmueve y te esclarece un poco, tu corazón cambiará y se transformará tu estado. Cuando ocurra esta transformación en tu estado, tus emociones represivas se aliviarán un poco y ya no serás como antes. Sentirás que vivir así no resulta agotador. Disfrutarás al cumplir tu deber en la casa de Dios. Sentirás que, solo al ser capaz de soportar dificultades, pagar un precio, seguir las reglas y hacer las cosas según los principios en el cumplimiento de tu deber es la clase de vida que una persona normal debería llevar. Sentirás que cuando vives según la verdad y haces bien tu deber, tu corazón está firme y en paz, así como que solo vivir de esta manera tiene sentido(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). A partir de las palabras de Dios, vi que quienes creen de verdad en Él se ocupan del trabajo que les corresponde y son responsables en su deber. No importa qué dificultades o cuánta presión enfrenten en su deber, pueden aceptar y someterse, y no tratan de escapar. Son capaces de asumir las responsabilidades y obligaciones de un adulto, y cuando se enfrentan a dificultades, oran y confían en Dios, buscando principios y sendas de práctica. Debido a su búsqueda y al precio que pagan, pueden ganar la obra del Espíritu Santo y la guía de Dios, encontrar principios de práctica precisos para seguir en su forma de actuar y lograr resultados en sus deberes. Así se sienten relajados y liberados. Después de entender estas cosas, estuve dispuesta a practicar según esta senda en adelante. Cuando volví a encontrarme con situaciones que requerían que mi carne sufriera, me rebelé conscientemente contra mi carne, busqué la verdad y ya no traté de escapar. Cuando los líderes superiores dieron seguimiento y supervisaron el trabajo, pude tratarlo adecuadamente, sin resistirme ni sentir aversión, y cuando tuve dificultades, busqué la ayuda de los líderes superiores. Al practicar de esta manera, me sentí mucho más liberada.

Más tarde, el PCCh todavía no había aflojado en sus arrestos y persecución a la iglesia, y el trabajo evangélico, el trabajo de riego y la elección de nuevos líderes y diáconos se vieron obstruidos debido a las limitaciones de esta situación. Yo trataba y resolvía estos problemas todos los días, y los líderes superiores también daban un seguimiento y supervisaban continuamente el progreso de estas tareas, así que me sentía muy irritable. Pensaba: “¿Cuándo terminará todo este trabajo? Ojalá pudiera tomarme un descanso uno de estos días”. Cuando revelé estos pensamientos, me di cuenta de que mi estado no era correcto, así que oré de inmediato, pidiéndole a Dios que me guiara para rebelarme contra mis pensamientos y practicar Sus palabras. Leí las palabras de Dios: “Si eres una persona con determinación, si eres capaz de considerar como objetivos y metas de tu búsqueda a las responsabilidades y obligaciones con las que deben cargar las personas y a las cosas que deben lograr los adultos y quienes tienen humanidad normal, y si puedes asumir tus responsabilidades, entonces no importa el precio que pagues y el dolor que soportes, no vas a quejarte. Mientras reconozcas que estos son los requerimientos y las intenciones de Dios, serás capaz de soportar cualquier sufrimiento y cumplir bien con tu deber. En ese momento, tu estado mental será diferente; en tu corazón, sentirás paz y estabilidad y experimentarás gozo(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (5)). Por las palabras de Dios, llegué a entender que para escapar de las emociones de represión, tenía que cambiar mi forma de vivir y no perseguir la comodidad y el disfrute carnales. En cambio, tenía que hacer bien mi deber y asumir las responsabilidades de un adulto. En las dificultades, debía orar y confiar en Dios, y buscar los principios-verdad. También podía buscar la ayuda de los líderes superiores o tener pláticas y discutir los asuntos con los compañeros. Mientras reflexionaba sobre estas cosas, mi corazón se iluminó de repente y supe cómo debía practicar. A principios de noviembre, una iglesia cercana sufrió otra ronda de arrestos por parte del PCCh, y los líderes de distrito y muchos hermanos y hermanas fueron arrestados. Por un momento, sentí como si oscuros nubarrones de tormenta acecharan sobre la ciudad. Los líderes superiores me escribieron y me pidieron que me hiciera cargo del trabajo posterior y que también hiciera los arreglos adecuados para los libros de las palabras de Dios. Aunque había muchas dificultades, ya no me sentía preocupada ni dolida por ellas, y en cambio, sentí que esta era mi responsabilidad y que tenía que hacer el mayor esfuerzo para cooperar y proteger a los hermanos y hermanas y los libros de las palabras de Dios. Fueron las palabras de Dios las que me sacaron de mis emociones de represión, permitiéndome entender las responsabilidades que debo asumir en mi forma de comportarme. Gané un objetivo y una dirección en mi deber. ¡Gracias a Dios!

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