Denunciar a personas malvadas

17 Ene 2025

Por Ma Jie, China

En febrero de 2021, me eligieron como líder de la iglesia y, poco después, la hermana Xin Yi me habló sobre el comportamiento de Liu Hua, la líder de su grupo. Xin Yi había advertido que Liu Hua no hacía un trabajo real y que reprimía y excluía a aquellos que tenían un punto de vista diferente al suyo. Cuando un hermano sacaba a la luz algunos de los problemas de Liu Hua, ella se aprovechaba de la menor imperfección de su deber y hacía un gran escándalo al respecto, lo aislaba y excluía cuando podía, lo cual hacía que se hundiera en la negatividad. Había una hermana que no estaba de acuerdo con Liu Hua y se negaba a escucharla en las discusiones de trabajo. Liu Hua guardaba rencor hacia ella y solía atacarla. Cuando esa hermana no estaba de acuerdo con Liu Hua y se negaba a aceptar sus ideas, Liu Hua la regañaba y reprendía. Incluso, una vez, la señaló y le dijo cruelmente: “¡Tienes escaso calibre y aun así eres muy entrometida!”. Reprendía incansablemente a esa hermana, al punto de que ella se sentía constreñida y temía cumplir su deber junto a Liu Hua. Liu Hua también atacaba y buscaba vengarse de otros hermanos y hermanas que intentaban hacerle sugerencias o se negaban a cumplir sus órdenes. Acusaba a algunos de recorrer la senda de un anticristo y a otros no les asignaba deberes adrede con la intención de castigarlos. Como resultado, esos hermanos y hermanas realmente sufrían y se sentían oprimidos. La represión y el castigo temerarios que ejercía sobre los hermanos y hermanos había afectado gravemente la eficacia de la obra de la iglesia. Me enfurecí cuando me enteré del comportamiento de Liu Hua. Después hablamos con aquellos que estaban involucrados y conocían la situación y comprobamos que todo eso sí era verdad. Liu Hua tenía una naturaleza siniestra, malévola y un profundo deseo de estatus. Guardaba rencor y buscaba vengarse de cualquiera que amenazara su estatus y reputación al no someterse a su voluntad o estar de acuerdo con ella, y lo atacaba, excluía y castigaba. Leí algunas palabras de Dios que dicen: “Solo las personas malvadas y los anticristos poseen un carácter tan cruel. Cuando una persona cruel se enfrenta a cualquier clase de exhortación, acusación, enseñanza o ayuda bienintencionada, su actitud no es mostrarse agradecido ni aceptarlo con humildad, sino enrabietarse de la vergüenza y sentir una extrema hostilidad, odio e incluso tomar represalias. […] Por supuesto, cuando toman represalias contra alguien motivadas por el odio, no es que tengan un viejo rencor contra esa persona o que la odien, sino que esa persona ha puesto al descubierto sus errores. Esto demuestra que el simple hecho de desenmascarar a un anticristo, independientemente de quién lo haga y de su relación con el anticristo, puede desencadenar su odio e instigar su venganza. Da igual quién sea, si entiende la verdad, o si es un líder o un obrero o un miembro ordinario del pueblo escogido de Dios, siempre y cuando alguien desenmascare y pode al anticristo, considerará a esa persona como un enemigo. Incluso dirá abiertamente: ‘Le daré duro a quien me pode. Si alguien me poda, saca a la luz mis secretos ocultos, hace que me expulsen de la casa de dios y me priva de mi parte de las bendiciones, no lo dejaré en paz jamás’(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VIII)). “No importan los errores que hayan cometido ni las cosas malas que hayan hecho, estas personas con actitudes crueles no permitirán que nadie las deje en evidencia ni las pode. Si alguien las pone al descubierto y las ofende, se enfurecerán, tomarán represalias y nunca pasarán página. No tienen paciencia ni tolerancia hacia otros ni son capaces de tener aguante con ellos. ¿En qué principio se basa su conducta? ‘Prefiero traicionar a ser traicionado’. En otras palabras, no toleran que nadie las ofenda. ¿Acaso no es esta la lógica de la gente malvada? Esta es exactamente la lógica de la gente malvada. Nadie puede ofender a estos individuos. Para ellos, resulta inaceptable que alguien los irrite lo más mínimo y odian a todo aquel que lo hace. Irán detrás de esa persona sin cesar y nunca pasarán página; así es la gente malvada(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (14)). A través de las palabras de Dios, entendí que las personas malvadas tienen una naturaleza particularmente malévola y que odian la verdad y a aquellos que la persiguen. Guardan rencor hacia cualquiera que los ofenda, y encuentran oportunidades para atacarlo y vengarse excluyéndolo y castigándolo hasta que se vuelve negativo y queda derrotado. El constante comportamiento de Liu Hua dejaba claro que atacaría y excluiría a todos aquellos que no estuvieran de acuerdo con ella o amenazaran sus intereses. Además, distorsionaba los hechos para juzgar y condenar a las personas incansablemente hasta que se volvían negativas. Entendí que Liu Hua tenía una humanidad malévola y que, en esencia, era una persona malvada que odiaba la verdad y no la aceptaba. Era necesario expulsarla de la iglesia. Sabía que no podría sentarme a observar mientras una persona malvada como Liu Hua sembraba el caos en la iglesia y debía informarlo rápidamente. Así que, luego, informamos los problemas con Liu Hua a nuestra supervisora.

Sin embargo, para mi gran sorpresa, tan solo unos días después, recibí una carta de nuestra supervisora, Meng Ran, que decía: “Liu Hua es competente y puede resolver algunos problemas reales. Aunque, en ocasiones, sí actúa en función de su carácter corrupto y hace que las personas se sientan constreñidas, en tanto que esté dispuesta a cambiar, debemos darle la oportunidad de arrepentirse”. Simplemente no podía entenderlo. Liu Hua claramente obraba de manera malvada. No se trataba de una transgresión aislada, se comportaba así constantemente. No importaba cómo le hablaran y le aconsejaran los hermanos y hermanas, ella no se arrepentía en absoluto e, incluso, los reprimía y castigaba. Según las palabras de Dios, Liu Hua era una persona malvada en esencia. Entonces, ¿por qué Meng Ran no hacía nada con respecto a ella? Parecía que Meng Ran protegía a una persona malvada de manera flagrante. En aquel entonces, algunos hermanos y hermanas informaron algunas acciones malvadas de Meng Ran. Unos años antes, Meng Ran había provocado disenso en la iglesia y creado una división, encontraba cosas que podía usar en contra de los líderes y obreros, y los atacaba para así conseguir un puesto de liderazgo. Sus acciones habían trastornado la vida en la iglesia y, en consecuencia, le pidieron que reflexionara en soledad. Cuando ocurrió esto, Xin Yi ya sabía del comportamiento de Meng Ra y, entonces, habló y lo discernió con los hermanos y hermanas. Por eso, Meng Ran guardaba rencor hacia ella. Más adelante, Meng Ran fingió arrepentirse para recuperar la confianza de los hermanos y hermanas, y se convirtió en supervisora. Después, se vengaba de Xin Yi en el trabajo. Una vez, cuando Xin Yi señaló ciertas desviaciones y problemas en el trabajo de Liu Hua, Liu Hua no cedió y comenzó a discutir con ella. Meng Ran sabía que Liu Hua tendía problemas en su deber, pero optó por ponerse de su lado y aislar y reprimir a Xin Yi. Eso hizo que Xin Yi se sintiera muy reprimida y triste, y se enfermó gravemente. Luego, en lugar de reflexionar sobre sí misma, Meng Ran incluso aprovechó la oportunidad de burlarse de Xin Yi, y la calificó injustamente de anticristo haciendo mal uso de las palabras de Dios. Reprendió duramente a Xin Yi por recorrer la senda de un anticristo y desorientó a los otros hermanos y hermanas para que también la criticaran. Esas acciones dejaron claro que Meng Ran tenía un carácter cruel.

Varios días después, Meng Ran participó con nosotros en una reunión y defendió a Lui Hua diciendo: “No pueden decir que es solo problema de Liu Hua, también hay otros culpables. ¡Deberíamos darle una oportunidad de arrepentirse! Al parecer, se ha comportado bastante bien estos días y ha estado muy activa en su deber….” Cuando intenté hablar con Meng Ran sobre los principios para discernir a las personas malvadas, parecía no escuchar lo que le había dicho en absoluto. Eso nos hizo sentir incluso más convencidos de que Meng Ran protegía conscientemente a Liu Hua. Meng Ran era supervisora y podía ver claramente que Liu Hua era una persona malvada, pero no hacía nada al respecto. En cambio, actuaba como su protectora. Además, la misma Meng Ran tenía una naturaleza especialmente malévola —no aceptaba la verdad, trastornaba y perturbaba continuamente la obra de la iglesia, y reprimía y castigaba a los hermanos y hermanas—. Según los principios, era muy probable que ella también fuera una persona malvada. Dada la situación actual, supe que debía informar eso a mi líder, y exponer las acciones de Meng Ran y Liu Hua para proteger los intereses de la iglesia. Pero luego pensé que Meng Ran era supervisora —podría reprimirme, como lo había hecho con los demás, si la ofendiera al informar sus problemas—. Podrían destituirme antes de que estos asuntos se resolvieran. Si Meng Ran encontraba una excusa para evitar que cumpliera mi deber, ¿cómo iba a continuar persiguiendo la verdad y alcanzar la salvación? Al darme cuenta de esto, suspiré y pensé: “Bien, como dice el dicho: ‘Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen’. Simplemente debería ignorarlo. Cuantos menos problemas, mejor. Lo importante es protegerme”. Comencé a sentir ganas de dar marcha atrás y ceder. No tenía el coraje de practicar la verdad. Pero, cuando pensé en los hermanos y hermanas que Lui Hua y Meng Ran habían reprimido y en cómo vivían en constante sufrimiento, comencé a sentirme culpable. Dudaba, no podía decidirme: si no informaba ese asunto, no protegería los intereses de la iglesia, pero, si lo informaba, podrían despojarme de mi deber y, entonces, no tendría buenas perspectivas ni un buen destino. En ese momento, me di cuenta de que algo andaba mal con mi estado; ¿no estaba actuando como un cobarde? Me faltaba un sentido de justicia y no mostraba consideración por las intenciones de Dios. No podía ser tan falto de agallas y conciencia. Tenía que ponerme firme para proteger los intereses de la iglesia. Pero, cuando realmente llegó el momento de denunciar a Liu Hua y Meng Ran, me sentí acobardado y asustado. Entonces, me presenté ante Dios a orar. Le pedí que me guiara y me diera fe y coraje. Luego, recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Todos vosotros decís que tenéis consideración por la carga de Dios y defenderéis el testimonio de la iglesia, pero ¿quién de vosotros ha considerado realmente la carga de Dios? Hazte esta pregunta: ¿Eres alguien que ha mostrado consideración por Su carga? ¿Puedes tú practicar la justicia por Él? ¿Puedes levantarte y hablar por Mí? ¿Puedes poner firmemente en práctica la verdad? ¿Eres lo bastante valiente para luchar contra todos los hechos de Satanás? ¿Serías capaz de dejar de lado tus sentimientos y dejar a Satanás al descubierto por causa de Mi verdad? ¿Puedes permitir que Mis intenciones se satisfagan en ti? ¿Has ofrecido tu corazón en el momento más crucial? ¿Eres alguien que sigue Mi voluntad? Hazte estas preguntas y piensa en ellas a menudo(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 13). Cuando pensaba en las preguntas de Dios, sentía un gran reproche. Solía decirles a los demás que debíamos ser considerados de la carga de Dios y tener un sentido de justicia, que debíamos poner en práctica la verdad, desenmascarar e informar sobre los anticristos y las personas malvadas, a fin de proteger los intereses de la iglesia. Pero, cuando ocurría algo que amenazaba mis propios intereses, me sentía atemorizado y me acobardaba. Había discernido que Liu Hua era una persona malvada, pero, al ver que Meng Ran la protegía, me sentí intimidado por el estatus y la autoridad de Meng Ran, y no me animaba a atenerme a los principios. Me preocupaba que me reprimieran, me despojaran de mi deber y perdiera la oportunidad de alcanzar la salvación, así que cedí ante su estatus y autoridad. ¿No estaba haciendo concesiones a Satanás y agachando la cabeza ante él? No estaba protegiendo los intereses de la iglesia en mi deber. Consideraba sólo mis propias perspectivas y porvenir. En aquel momento clave, no había priorizado los intereses de la iglesia, y me había quedado cruzado de brazos mientras las personas malvadas trastornaban la obra de la iglesia y reprimían a los hermanos y hermanas. ¿No estaba mordiendo la mano que me daba de comer? Era muy egoísta y despreciable. ¿Dónde estaban mi conciencia y razón? Mientras consideraba todo eso, sentí mucho remordimiento y supe que debía ponerme firme y proteger los intereses de la iglesia. Debía informar los hechos malvados de Liu Hua y Meng Ran. No podía dejar que continuaran perpetrando la maldad en la iglesia. Luego, denunciamos a Liu Hua y Meng Ran a nuestra líder.

Cuando la líder recibió nuestra denuncia, dijo que se ocuparía del asunto lo antes posible, pero, al final, se demoró por otros asuntos. Los días pasaban y me impacienté. Comencé a sentirme inquieto y me pregunté: “¿Por qué tarda tanto la líder en venir a resolver estos asuntos? Si va a investigar la situación con otras personas primero y Meng Ran se entera de que la denunciamos, ¿nos castigará?”. Justo cuando me sentía especialmente atormentado, de pronto recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Al afrontar los problemas de la vida real, ¿cómo deberías conocer y entender la autoridad de Dios y Su soberanía? Cuando te enfrentes a estos problemas y no sepas cómo entender, gestionar ni experimentarlos, ¿qué actitud deberías adoptar para demostrar tu intención de someterte, tu deseo de someterte y la realidad de tu sumisión a la soberanía y las disposiciones de Dios? Primero debes aprender a esperar; después, debes aprender a buscar y, después, debes aprender a someterte(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único III). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, me sentí avergonzado. Pensé que, cuando informara el asunto, lo solucionarían muy rápido, así que comencé a preocuparme porque la respuesta de la líder seguía demorándose. Vivía en un estado de ansiedad y pensaba solo en protegerme a mí mismo sin una mínima pizca de fe verdadera en Dios. Al leer las palabras de Dios, comprendí que todo ocurre debido a la soberanía y las disposiciones de Dios. Cuando vivimos ciertas cosas, debemos tener fe en la soberanía de Dios y aprender a esperar y someternos. Después de entender eso, oré a Dios, le encomendé ese asunto y alcé la mirada hacia Él. Para mi sorpresa, apenas después, obligaron a Lia Hua a renunciar por varios motivos, incluida su incapacidad para hacer un trabajo real. Tras eso, los hermanos y hermanas se liberaron de sus represiones y pudieron cumplir sus deberes con normalidad. Entendí que todo estaba en las manos de Dios, que todo era resultado de Su soberanía y Sus disposiciones, y mi fe se fortaleció. Pero, si bien Liu Hua había renunciado, no habían clasificado ni abordado sus hechos malvados, y las cuestiones de Meng Ran todavía no se habían resuelto. Supe que debíamos seguir informando estos problemas hasta que se resolvieran de una vez por todas.

Varios días después, Xia Yu, nuestra líder, vino a analizar la situación y le informamos los detalles de los hechos malvados de Lui Hua y Meng Ran. Pero, cuando comentamos el comportamiento de Meng Ran, quedamos conmocionados al enterarnos de que Xia Yu no estaba de acuerdo con destituirla. Afirmó que Meng Ran era bastante competente e, incluso, dijo: “¿Creen que es fácil cultivar a un supervisor? Pasamos casi dos años cultivando a Meng Ran. Si la despedimos solo porque ustedes lo piden, ¿dónde vamos a encontrar un reemplazo? ¿Creen que resulta fácil hacer nuestro trabajo?”. Al escuchar eso, pensé: “Solo están considerando la competencia superficial de Meng Ran y no están tomando en cuenta su humanidad y su esencia-naturaleza. Si no disciernen y tratan a las personas según su esencia, ¿dónde están los principios en eso?”. Después, Xia Yu dijo que necesitaba evaluar mejor el asunto y la reunión terminó de inmediato. Después, hablamos con Meng Ran dos veces más, pero, en lugar de aceptarlo, incluso nos podaba. Me di cuenta de que Meng Ran se negaba constantemente a aceptar que la podáramos y que sentía aversión por la verdad y la odiaba; demostraba que era una persona malvada. Sin embargo, cuando informamos la situación a nuestra líder, una vez más, su respuesta nos dejó completamente conmocionados. Xia Yu nos escribió para decir que Liu Hua sí había llevado a cabo acciones malvadas, pero se mostraba dispuesta a arrepentirse. Xia Yu dijo que no creía que Liu Hua fuera una persona malvada en esencia, sino que simplemente tenía un carácter muy corrupto. Nos dijo que se le debía dar a Liu Hua otra oportunidad de arrepentirse. La carta también decía que, si bien Meng Ran mostraba ciertas actitudes de una persona malvada, estas eran solo revelaciones de su carácter corrupto. Al final de la carta, Xia Yu nos instaba a reflexionar y conocernos mejor a nosotros mismos, tratar a las personas de manera justa y hacer más para ayudar a otros. Después de leer la carta, estaba anonadado, y me sentí oprimido y desalentado. Si Xia Yu no estaba de acuerdo con hacer algo con respecto a Liu Hua y Meng Ran, ellas tendrían la libertad de seguir tiranizando la iglesia, de castigar y reprimir a los hermanos y hermanas, y trastornar la obra de iglesia. ¿Acaso Xia Yu no consentía las maldades de las personas malvadas? Pensé que, como Xia Yu era una líder, nos ayudaría a encargarnos de estas personas malvadas y proteger a los hermanos y hermanas. Nunca pensé que trataría el asunto de esa manera. Fue muy molesto ver que no se hacía nada con respecto a Liu Hua y Meng Ran, y yo no sabía qué hacer. Estaba en una posición difícil; ya no quería seguir involucrado en ese asunto, pero me sentía inquieto y creía que debía insistir e informarlo a los niveles superiores. Sin embargo, las cosas se complicaban cada vez más. No podía permitirme ofender a una supervisora, mucho menos a una líder. Si seguía informando estos asuntos, ¿terminaría enfrentando las consecuencias? Que ellos me complicaran la vida sería la menor de mis preocupaciones: incluso podrían despojarme de mi deber, reprimirme y expulsarme. Entonces, ¿cómo lograría la salvación? Cuanto más pensaba en eso, más preocupado, aterrado, reprimido y agónico me sentía. Me di cuenta de que mi estado era incorrecto y oré a Dios de inmediato. Le pedí que me guiara para poner en práctica la verdad.

Un día, me encontré con un pasaje de las palabras de Dios que decía: “¿Cuál es la actitud que las personas deben tener en términos de cómo tratar a un líder o a un obrero? Si lo que un líder o un obrero hacen está bien y en consonancia con la verdad, puedes obedecerlos; si lo que hacen está mal y no concuerda con la verdad, no debes obedecerlos y puedes exponerlos, oponerte a ellos y plantear una opinión distinta. Si ellos son incapaces de llevar a cabo obra real o cometen actos malvados que causen una perturbación en la obra de la iglesia, y se revelan como falsos líderes, falsos obreros o anticristos, entonces puedes discernir sobre ellos, exponerlos y denunciarlos. Sin embargo, algunos de los escogidos de Dios no comprenden la verdad y son particularmente cobardes; temen que los repriman y atormenten falsos líderes y anticristos, así que no se atreven a defender los principios. Dicen: ‘Si el líder me saca a patadas, estoy acabado; si hace que todos me expongan o me abandonen, ya no podré creer en Dios. Si me expulsan de la iglesia, Dios no me querrá y no me salvará. ¿Y no habrá sido mi fe para nada?’. ¿No es ridículo ese pensamiento? ¿Tienen esas personas verdadera fe en Dios? ¿Un falso líder o un anticristo representarían a Dios cuando te expulsan? Cuando un falso líder o anticristo te atormenta y expulsa, esto es el trabajo de Satanás, y no tiene nada que ver con Dios; cuando echan o expulsan a las personas de la iglesia, esto solo se ajusta a las intenciones de Dios cuando hay una decisión conjunta entre la iglesia y el pueblo escogido de Dios, y cuando echarlas o expulsarlas se ajusta totalmente a los arreglos del trabajo de la casa de Dios y a los principios-verdad de las palabras de Dios. ¿Cómo es posible que el ser expulsado por un falso líder o anticristo signifique que no puedas ser salvado? Esta es la persecución de Satanás y el anticristo, y no significa que Dios no vaya a salvarte. Depende de Dios que puedas ser salvado o no. Ningún ser humano está capacitado para decidir si puede salvarte Dios. Debes tener esto claro. Tratar la expulsión por parte de un falso líder o anticristo del mismo modo que la expulsión por parte de Dios, ¿acaso no es malinterpretar a Dios? Lo es. Y esto no es solo malinterpretar a Dios, sino también rebelarse contra Él. También es una especie de blasfemia contra Dios. ¿Y no es ignorante y necio malinterpretar a Dios de esta manera? Cuando un falso líder o anticristo te expulsa, ¿por qué no buscas la verdad? ¿Por qué no buscas a alguien que entienda la verdad para obtener algo de discernimiento? ¿Y por qué no lo denuncias ante los superiores? Esto demuestra que no crees que la verdad impere en la casa de Dios, demuestra que no tienes verdadera fe en Dios, que no eres una persona que crea sinceramente en Dios. Si confías en la omnipotencia de Dios, ¿por qué temes la represalia de un falso líder o un anticristo? ¿Pueden ellos decidir tu destino? Si sabes discernir y detectas que sus actos no concuerdan con la verdad, ¿por qué no hablas con el pueblo escogido de Dios que comprende la verdad? Si tienes boca, ¿por qué no te atreves a hablar? ¿Por qué tienes tanto miedo a un falso líder o un anticristo? Esto demuestra que eres un cobarde, un inútil, un lacayo de Satanás. […] Si crees en Dios, pero en lugar de someterte a Él, te rindes ante Sus enemigos —los anticristos— y buscas refugio en ellos, tú te has buscado que, como resultado, estos anticristos te manipulen y abusen de ti. ¿No te lo mereces? Si tratas al anticristo como si fuera tu amo, como si fuera tu líder, como si fuera un hombro en el que apoyarte, es que estás refugiándote en Satanás y lo estás siguiendo, lo que significa que te has descarriado y tomado la senda errónea, que has puesto un pie en el camino de no retorno. ¿Qué actitud deberías tener ante los anticristos? Debes desenmascararlos y combatirlos. Si no sois más que uno o dos y sois demasiado débiles para enfrentaros a ellos vosotros solos, tendrás que unir fuerzas con varias personas que comprendan la verdad para denunciar y exponer a estos anticristos, y tendrás que seguir hasta que los echen(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 3: Excluyen y atacan a quienes persiguen la verdad). Las palabras de Dios dejaban en evidencia mis puntos de vista incorrectos. A la hora de informar sobre estas personas malvadas, no había defendido los principios, no había puesto en práctica la verdad ni había protegido los intereses de la iglesia una y otra vez, porque temía que los líderes y obreros me reprimieran o me hicieran pasar un mal rato, o, incluso me condenaran y expulsaran y, así, me privaran de la oportunidad de alcanzar la salvación. Como resultado, hacía la vista gorda de sus actos, y no me atrevía a defender los principios y seguir denunciándolas y exponiéndolas. A menudo, hablaba de que la verdad y Cristo reinan en la casa de Dios, pero, cuando enfrentaba alguna situación real, me faltaba conocimiento y fe verdaderos en Dios, y no creía que Él rige todas las cosas y gobierna nuestros porvenires. Creía que el estatus y poder de las personas malvadas eran muy significativos, y les temía. De hecho, no importa cuánto estatus o autoridad logran los falsos líderes, anticristos y personas malvadas, aun así, no pueden controlar nuestros porvenires ni determinar si alcanzamos la salvación. No importa qué tan salvajes se vuelvan, no pueden superar la autoridad de Dios. Incluso si las personas malvadas me reprimieran y no pudiera cumplir mi deber por un tiempo, eso no significaba que perdería mi ocasión de salvarme. Dios escruta todas las cosas, así que, en tanto que persiga y practique la verdad, en definitiva, todavía puedo alcanzar la salvación de Dios. Además, estas personas malvadas no pueden obtener una posición sólida en la iglesia y, con el tiempo, las expondrán y descartarán. Pero creí por error que una líder controlaba mis perspectivas y mi porvenir, y que, en cuanto la ofendiera, perdería mi deber y cualquier ocasión de alcanzar la salvación. ¡Qué necio y atolondrado era! ¿De qué manera era mi fe en Dios verdadera? En ese momento, reflexioné sobre por qué no había podido practicar la verdad en ese asunto, y cuál era la causa de mi problema.

Más adelante, me encontré con este pasaje de las palabras de Dios: “Satanás corrompe a las personas mediante la educación y la influencia de gobiernos nacionales, de los famosos y los grandes. Sus palabras demoníacas se han convertido en la vida y naturaleza del hombre. ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’ es un conocido dicho satánico que ha sido infundido en todos y esto se ha convertido en la vida del hombre. Hay otras palabras de las filosofías para los asuntos mundanos que también son así. Satanás utiliza la cultura tradicional de cada nación para educar, desorientar y corromper a las personas, provocando que la humanidad caiga y sea envuelta en un abismo infinito de destrucción, y al final Dios destruye a las personas porque sirven a Satanás y se resisten a Dios. […] Sigue habiendo muchos venenos satánicos en la vida de las personas, en su conducta y comportamiento. Por ejemplo, sus filosofías para los asuntos mundanos, sus formas de hacer las cosas y sus máximas están todas llenas de los venenos del gran dragón rojo, y proceden por entero de Satanás. Así pues, todas las cosas que fluyen a través de los huesos y la sangre de las personas son de Satanás. Todos esos funcionarios, aquellos que están en el poder y quienes logran el éxito tienen sus propias sendas y sus propios secretos para llegar a él. ¿No son tales secretos perfectamente representativos de su naturaleza? Han hecho cosas muy grandes en el mundo, y nadie puede darse cuenta de los planes e intrigas que se esconden tras ellos. Esto muestra cuán insidiosa y venenosa es su naturaleza. Satanás ha corrompido profundamente a la humanidad. El veneno de Satanás fluye por la sangre de todas las personas, y se puede decir que la naturaleza del hombre es corrupta, perversa, antagonista y opuesta a Dios, llena e inundada de las filosofías y los venenos de Satanás. Se ha convertido por entero en la esencia-naturaleza de Satanás. Por este motivo la gente se resiste y se opone a Dios. El hombre puede llegar fácilmente a conocerse a sí mismo si su naturaleza puede ser diseccionada así(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre). A través del desenmascaramiento de las palabras de Dios, descubrí el origen de mi incapacidad para poner en práctica la verdad: Satanás me había corrompido demasiado profundamente. Desde una edad temprana, la escuela me había educado y la sociedad me había condicionado, lo que me había inculcado muchos venenos de Satanás, como: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. “Cuantos menos problemas, mejor”. “Agua que no has de beber, déjala correr”. Y “El sensato se protege nada más que para no equivocarse”. Dado que vivía según estos venenos satánicos, siempre protegía mis propios intereses y ponía en primer lugar mis perspectivas y mi porvenir cuando me sucedía algo, en vez de pensar en los intereses de la iglesia. Había reconocido que Liu Hua y Meng Ran eran personas malvadas, que habían obstruido y dañado la obra de la iglesia y que los hermanos y hermanas habían sufrido horriblemente debido a su represión, pero opté por evitar e ignorar la situación para proteger mis propios intereses. No estaba protegiendo la obra de la iglesia. Es la intención de Dios que se echen a todos los anticristos, personas malvadas e incrédulos de la iglesia, para que los hermanos y hermanas puedan tener una vida normal en ella, perseguir la verdad y cumplir sus deberes. Sin embargo, era cobarde y demasiado precavido, y no me atrevía a ponerme firme y exponer a esas personas malvadas, incluso después de verlas reprimiendo a otros y trastornando la obra de la iglesia. Sólo así podía proteger mis propios intereses. ¿No estaba del lado de Satanás y haciendo concesiones a esas personas malvadas mientras tiranizaban la iglesia? ¿No actuaba como su cómplice? Supuestamente, creía en Dios y lo seguía, pero, en realidad, estaba protegiendo a Satanás y poniéndome de lado de las personas malvadas. En un momento decisivo, di la espalda a la iglesia y sólo me había protegido a mí mismo en vez de considerar sus intereses. Me di cuenta de que había sido muy falso y egoísta. El reino de Dios quiere a los que son honestos y tienen un sentido de la rectitud. Las personas falsas, egoístas que solo protegen sus propios intereses son de Satanás y Dios no las salvará.

Después, me encontré con este pasaje de las palabras de Dios: “Los anticristos tienen actitudes extremadamente crueles. Si intentas podarlos o dejarlos en evidencia, te odiarán y te clavarán los dientes como si fueran serpientes venenosas y, por mucho que lo intentes, no podrás desprenderte de ellos ni quitártelos de encima. ¿Sentís temor cuando os encontráis con tales anticristos? Algunas personas sienten temor y dicen: ‘No me atrevo a podarlos. Son tan feroces como serpientes venenosas y, si se enroscan en mí, estaré acabado’. ¿Qué clase de personas son estas? Tienen una estatura demasiado pequeña, no sirven para nada, no son los buenos soldados de Cristo y no pueden dar testimonio de Dios. Entonces, ¿qué debéis hacer cuando os encontráis con tales anticristos? Si te amenazan o intentan quitarte la vida, ¿tendrías miedo? En esas situaciones, debes aliarte rápidamente con tus hermanos y hermanas y levantaros, investigar, reunir pruebas y dejar en evidencia al anticristo hasta que se lo eche de la iglesia. Eso resuelve el problema en su totalidad. […] El pueblo escogido de Dios siempre debe tener presente la comisión de Dios. La depuración de las personas malvadas y de los anticristos es siempre la parte más decisiva de la batalla contra Satanás; si se gana esa batalla, se convertirá en el testimonio de un vencedor. La batalla contra los diablos y satanases es un testimonio vivencial que el pueblo escogido de Dios debe tener, y una realidad-verdad que los vencedores deben poseer. Dios les ha concedido mucha verdad a las personas; te ha guiado durante mucho tiempo y te ha proporcionado tanto con el objetivo de que des testimonio y protejas la obra de la iglesia. Resulta que, cuando las personas malvadas y los anticristos llevan a cabo acciones malvadas y perturban la obra de la iglesia, te vuelves asustadizo y retrocedes, huyendo y cubriéndote la cabeza con las manos. Eres un bueno para nada. No puedes vencer a los satanases, no has dado testimonio y Dios te detesta. En este momento crucial debes levantarte y librar una guerra contra los satanases, sacar a la luz las acciones malvadas de los anticristos, condenarlos y maldecirlos, dejarlos sin un lugar donde esconderse y depurarlos de la iglesia. Solo eso se puede considerar vencer a los satanases y sellar su sino. Eres un miembro del pueblo escogido de Dios, un seguidor de Dios. No puedes temer a los desafíos; debes actuar de acuerdo con los principios-verdad. Eso es lo que significa ser un vencedor. Si temes a los desafíos y transiges porque tienes miedo de que las personas malvadas o los anticristos tomen represalias, entonces, no eres un seguidor de Dios ni un miembro de Su pueblo escogido. Eres un bueno para nada, eres incluso inferior a la mano de obra(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VIII)). Las palabras de Dios me inculcaron fe y fuerza. Tenía que dejar de temer a las fuerzas de la oscuridad de Satanás, tenía que dejar de protegerme y de ser inútil. Necesitaba ponerme firme y exponer a las personas malvadas de la iglesia y proteger los intereses de esta: ese era mi deber y responsabilidad. Las palabras de Dios también me mostraron una senda de práctica. Los poderes de una sola persona son limitados, pero podía unirme con otros hermanos y hermanas que tenían un sentido de la rectitud para denunciar y exponer a esas personas malvadas y, así, proteger nuestra vida de iglesia, impedir que las fuerzas de Satanás trastornaran a los hermanos y hermanas y asegurarme de que se tratara a las personas malvadas como correspondía. Incluso si me reprimieran y me castigaran, no cedería ante las fuerzas de Satanás. Después, la influencia oscura de Satanás dejó de constreñirme, y ya no consideraba mis propias perspectivas y mi porvenir. Me uní con otros hermanos y hermanas, e informamos los problemas de Meng Ran a otro líder. Después de evaluar la situación, el líder destituyó a Meng Ran. Me sentí extasiado cuando vi que finalmente habían destituido a Meng Ran, y me llené de gratitud hacia Dios. Después de eso, ayudamos al líder a hacer un balance de todos los hechos malvados de Liu Hua y Meng Ran. Posteriormente, clasificaron a ambas como personas malvadas y las expulsaron. Destituyeron a Xia Yu por ser una falsa líder, ya que no hacía un trabajo real y toleraba que hubiera gente malvada fuera de control y haciendo cosas malas en la iglesia. Sin el trastorno de esas personas malvadas, nuestra vida de iglesia recuperó una tranquilidad apacible, y los hermanos y hermanas podían cumplir sus deberes normalmente. Poco después, todos los proyectos de la iglesia comenzaron a dar resultados.

A través de esta experiencia, entendí que todas las cosas están sujetas a la soberanía y las disposiciones de Dios, y también fui testigo Su justicia. Las fuerzas malvadas de Satanás no pueden ganar una posición sólida en la casa de Dios; todos los que deben quedar expuestos finalmente quedan expuestos y los descartan. Al recordar cómo Meng Ran nos obstruyó cuando denunciamos y desenmascaramos a Liu Hua y cómo Xia Yu intentó impedirnos que denunciáramos a Meng Ran, no había entendido por qué Dios permitiría que eso ocurriera en aquel entonces, pero ahora entiendo que, a través de Liu Hua, Dios expuso a una persona malvada y una falsa líder que estaban mucho más ocultas, una tras otra. A partir de eso, gané discernimiento y aprendí lecciones valiosas. ¡Dios es realmente sabio! Si bien el proceso de denunciarlas estuvo lleno de idas y vueltas, las palabras de Dios me guiaron en cada paso del camino y me inculcaron conocimientos de Su sabiduría y omnipotencia. Entendí que la verdad y la justicia realmente reinan en la casa de Dios. Esto me dio una fe incluso más profunda en Él y me ayudó a comprender mi naturaleza egoísta y falsa. Nunca habría podido aprender nada de esto en un ambiente cómodo. ¡Gracias a Dios!

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