1. Ya no me mantengo al margen cuando ocurren cosas

Por Steven, Estados Unidos

Había estado bastante ocupado cumpliendo mi deber y no me había encontrado con ninguna poda ni disciplina en bastante tiempo. Cada día, además de mis devociones espirituales habituales, comer y beber las palabras de Dios y escuchar himnos, no hacía otra cosa que cumplir mi deber. Al final del día, no había aprendido ninguna lección ni sabía cómo hacerlo. Me pasaba así cada día, atolondrado, y me sentía vacío. Pasado un tiempo, sentí que mi vida no se había desarrollado nada y que no había entrado en la verdad en ningún aspecto; todo se reducía únicamente al nivel de las palabras y las doctrinas, y estaba muy preocupado por esto. Un día, leí las palabras de Dios: “¿Sobre qué base se sustenta la esperanza de salvación? Se sustenta sobre la base de tu capacidad para esforzarte por la verdad, meditar sobre ella y dedicarle esfuerzo cuando ocurre cada asunto. Solo sobre esta base puedes entender la verdad, practicarla y alcanzar la salvación. Sin embargo, si eres siempre un observador cuando suceden las cosas —no haces ninguna evaluación ni calificación ni expresas ninguna opinión personal— y no tienes puntos de vista sobre nada o, aunque los tengas, no los expresas ni sabes si son correctos o equivocados, sino que simplemente los tienes bajo llave en tu mente y piensas sobre ellos, entonces acabarás por no obtener la verdad. Piénsalo, esto es como sentarse en un gran festín mientras se sufre una gran hambruna. ¿Acaso no eres miserable? En la obra de Dios, si eres creyente desde hace diez años, pero has sido un observador todo ese tiempo, o si lo has sido durante todos los 20 o 30 años que lleves creyendo, entonces, al final, cuando sea el momento de decidir tu desenlace, el marcador que Dios asigne a tu registro será de dos puntos, así que serás un tonto de pacotilla y tú mismo habrás arruinado por completo tu oportunidad de obtener la verdad y tu esperanza de salvarte. Al final del todo, te etiquetarán como un tonto de pacotilla y te lo tendrás merecido, ¿no? (Sí). ¿Cuál es el secreto para no ser un tonto de pacotilla? (El secreto es no ser un observador). No seas un observador. Crees en Dios, así que debes experimentar Su obra para obtener la verdad. Hay quien tal vez pregunte: ‘¿Así que quieres que me involucre en todo? Pero la gente dice: “No hables de lo que no te concierne”’. El pedirte que te involucres significa pedirte que busques la verdad y aprendas lecciones de las cosas a las que te enfrentas. Por ejemplo, cuando te enfrentas a cierto tipo de persona, debes obtener discernimiento por medio de sus manifestaciones y de las cosas que hace. Si vulnera la verdad, debes discernir qué hizo para vulnerarla. Si otros dicen que una persona es malvada, debes discernir qué es lo que dijo e hizo y qué manifestaciones de maldad muestra para que la califiquen como una persona malvada. Si otros dicen que esta persona no defiende los intereses de la casa de Dios y ayuda a los forasteros a su costa, entonces deberías averiguar qué es lo que ha estado haciendo. Y, cuando lo averigües, no bastará solo con saber estas cosas. Además, tendrás que reflexionar: ‘¿Podría hacer yo tales cosas? Si nadie me lo recordara, podría hacer también las mismas cosas y, entonces, ¿acaso no tendría el mismo desenlace que esa persona? ¿Es que no es peligroso? Por fortuna, Dios planteó este entorno para darme un aviso, ¡para mí esa es la mayor protección!’. Después de meditarlo, te das cuenta de una cosa: no puedes seguir la senda que sigue ese tipo de personas, no puedes ser como ellas, debes amonestarte a ti mismo. Sea lo que sea aquello con lo que te encuentres, debes aprender lecciones al respecto. Si hay cosas que no entiendes del todo y que en tu fuero interno sientes que son extrañas, deberías hacer preguntas y averiguaciones sobre ellas, así como determinar el verdadero estado de los asuntos mediante la búsqueda de la verdad. Esto no es curiosidad, sino ser serio. Ser serio significa no actuar por inercia ni siguiendo al rebaño; es una actitud de responsabilizarse. Al ganar claridad respecto a estos problemas y luego buscar la verdad para resolverlos, solo entonces, al enfrentarte a la misma clase de situación en el futuro, tendrás una senda de práctica, la capacidad de practicar con precisión y un sentido de estar en paz y en calma. Estás siendo serio en función del principio de intentar entender los hechos y el verdadero estado de los asuntos y, a partir de ellos, obtener la verdad y aprender cómo contemplar a las personas y las cosas, en lugar de seguir a los demás y dejarte llevar por la corriente en todos los asuntos. Solo al ser serio en tus acciones puedes llegar a practicar la verdad y actuar según los principios. Aquellos que no son serios son propensos a seguir a otras personas y a dejarse llevar por la corriente, y es probable que de esta manera vulneren los principios-verdad(La Palabra, Vol. VII. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (2)). Las palabras de Dios señalaban a las personas la senda para perseguir la verdad, que es aprender lecciones de las personas, acontecimientos y cosas con los que nos encontramos cada día. Ya sea algo que veamos, escuchemos o experimentemos personalmente, debemos buscar la verdad en ello. Especialmente cuando vemos a alguien perturbando y trastornando la obra de la iglesia, no podemos escuchar solamente por curiosidad y dejarlo así nomás. En vez de eso, debemos comprender activamente el comportamiento específico de esa persona, buscar la verdad para ganar discernimiento y aprender lecciones de ello, reflexionando sobre de qué modo podemos nosotros evitar cometer esos mismos errores y no perturbar ni trastornar la obra de la iglesia. Solo de esta manera podemos comprender la verdad y aprender lecciones. Pensé en el modo en que Dios expresa tantas verdades y organiza a varias personas, acontecimientos, cosas y entornos para que practiquemos entrar en la realidad-verdad. Por ejemplo, la aparición de personas malvadas, falsos líderes y anticristos en la iglesia sirve para que practiquemos el contemplar a las personas y los acontecimientos según las palabras de Dios. Pero yo no me había tomado en serio a las personas, acontecimientos y cosas que me rodeaban. Ocurriera lo que ocurriera, simplemente escuchaba y lo dejaba pasar. Cada día, me ocupaba de los asuntos de manera superficial y mi vida no evolucionaba. Si seguía así, mi vida sufriría una gran pérdida. Al reflexionar sobre ello, me sentí más animado, y desde entonces quise comenzar a practicar la verdad según las palabras de Dios.

De manera inesperada, ese mismo día, vi que la hermana Winnie abandonó de repente todos los grupos de trabajo. Pensé para mí: “¿La habrán destituido?”. Al pensar en las enseñanzas de Dios, me di cuenta de que Él quería que fuésemos curiosos sobre lo que ocurre cada día a nuestro alrededor, que nos implicásemos, que buscásemos la verdad y que aprendiésemos lecciones de todo ello en lugar de ser meramente observadores. De modo que les pregunté a algunos hermanos y hermanas el motivo de la destitución de Winnie. Descubrí que Winnie era arrogante y que le gustaba sermonear a otros. Desde que aceptó la función de supervisora, siempre que veía que la eficacia de los deberes de los hermanos y hermanas bajaba, los sermoneaba sin distinguir el bien del mal. Algunos hermanos y hermanas tenían miedo siempre que Winnie quería supervisar su trabajo y se quejaban mucho de ella. Cuando los hermanos y hermanas le ofrecían sugerencias, no las aceptaba y, en su lugar, los regañaba con dureza. Todos se sentían constreñidos por ella y denunciaron su comportamiento uno tras otro. Además, su deber no daba frutos, así que la iglesia la destituyó de acuerdo con los principios. Me sorprendió oír eso del desempeño de Winnie. No me esperaba que fuese tan arrogante como para sermonear aleatoriamente a los demás, constreñirlos y afectar directamente el trabajo evangélico de la iglesia. Su destitución fue la justicia de Dios. Además, se hizo para proteger la obra de la iglesia y los intereses de los hermanos y hermanas. Luego, reflexioné sobre mí mismo. ¿Acaso no tenía yo el mismo problema que Winnie con los sermones? Recordé la experiencia de hacía dos años. En aquel momento, estaba practicando mi deber como líder. Cuando los hermanos y hermanas tenían dificultades o se encontraban en un estado malo, venían a mí para hablar y yo compartía con ellos mis experiencias según sus estados. Esto, hasta cierto punto, ayudó a los hermanos y hermanas. La hermana Rita, que colaboraba conmigo, me pedía consejo a menudo cuando se encontraba con problemas que no comprendía. Empecé a sentir que tenía algunas realidades-verdad y que mi habilidad para ver a la gente y las cosas era mejor que la de otros. Durante un tiempo, Susanne y Tiffany no cooperaban en armonía. Susanne comunicaba con frecuencia problemas que Tiffany tenía, y Tiffany también decía a menudo cosas malas de Susanne. Pensé que ambas tenían problemas y que no estaban buscando la verdad ni haciendo autorreflexión. Una vez, Susanne se quejó de nuevo de que Tiffany no estaba siguiendo los principios en su deber. Sin comprender la situación real, asumí que Susanne estaba siendo puntillosa otra vez y la sermoneé duramente: “¿Por qué no reflexionas sobre ti misma? Siempre te centras en los demás, te aferras a sus errores y no los sueltas. Ambas están siempre culpando a la otra. ¿Acaso no son solamente rencillas verbales? ¡Esto está trastornando y perturbando la vida de la iglesia!”. Más tarde, supe que la queja de Susanne tenía fundamento, pero, tras mi “poda”, tenía miedo de informar cualquiera de las vulneraciones de los principios de Tiffany. En última instancia, Tiffany actuó en contra de los principios y provocó pérdidas significativas a la obra de la iglesia. Al ver que lo único que provocó mi poda sin principios fue daño a los demás y perturbaciones, me di cuenta de que la destitución de Winnie era también un aviso y recordatorio para mí. Sabía que mi carácter corrupto en este aspecto también era grave, así que oré en mi corazón y le pedí a Dios que me guiase para comprender la verdad y conocerme mejor, para no causar más daño a los hermanos y hermanas.

Un día, me di cuenta de que la hermana Lorna no había creado muchos diseños, y pensé para mí que su eficiencia diseñando venía baja hacía un tiempo ya. En el pasado, le había comentado buenos métodos y maneras, pero su eficiencia todavía no había mejorado mucho. Sentí que Lorna estaba simplemente cumpliendo su deber sin ninguna carga ni con intención de mejorar. Mientras pensaba en esto, empecé a sentir un ataque de furia y quería enfrentarla sobre sus problemas. No obstante, justo cuando estaba a punto de criticarla, recordé que a Winnie le gustaba reprender a las personas como si nada, lo que las hacía sentirse constreñidas a la hora de cumplir sus deberes. Pensé para mí: “¿Qué pasaría si en realidad Lorna no está siendo negligente en su deber, sino que tiene otras dificultades? ¿Acaso no se sentiría constreñida si la culpo sin comprender lo que pasa? Tengo que preguntarle primero por su deber”. Fue entonces que supe que Lorna realmente quería cumplir bien su deber, pero debido a su bajo calibre y falta de comprensión de los principios, a menudo se atascaba en algunos detalles. No había sido capaz de aplicar los métodos que yo le había enseñado de manera flexible, y por ello su eficiencia era baja. Luego le proporcioné algunas pautas reales en función de sus dificultades. Más adelante, su eficiencia mejoró hasta un punto. Después de aquello, pensé para mí: “Afortunadamente, no empecé por regañar a Lorna, porque la habría herido”. Así pues, busqué la verdad y reflexioné sobre mis propios problemas.

Durante mi devoción espiritual, leí las palabras de Dios: “¿Puedes hacer que la gente entienda la verdad y entre en la realidad si solo predicas palabras y doctrinas para sermonearla y podarla? Si aquello de lo que hablas no es práctico, si solo son palabras y doctrinas, entonces no importa cuánto los podes y los sermonees, no servirá de nada. ¿Crees que el hecho de que la gente tenga miedo de ti y haga lo que le dices sin atreverse a llevarte la contraria equivale a que entienden la verdad y son sumisos? Ese es un gran error; la entrada en la vida no es tan sencilla. Algunos líderes son como un jefe nuevo que trata de causar una honda impresión, tratan de imponer a los escogidos de Dios su autoridad, para que todos se sometan a ellos, creyendo que eso facilitará su trabajo. Si careces de la realidad-verdad, entonces en poco tiempo quedará revelada tu estatura, se desenmascarará tu verdadero ser y puede que seas descartado. En algunos trabajos administrativos, es aceptable un poco de poda y disciplina. Pero si eres incapaz de hablar sobre la verdad, al final, seguirás siendo incapaz de resolver los problemas, y eso afectará los resultados del trabajo. Si, independientemente de los problemas que aparezcan en la iglesia, sigues sermoneando a la gente y arrojando culpas, si lo único que haces es actuar con mal genio, entonces esto es la revelación de tu carácter corrupto, y has mostrado la fea cara de tu corrupción. Si siempre te pones en un pedestal y das lecciones a la gente de esa manera, a medida que pase el tiempo, la gente será incapaz de recibir de ti la provisión de vida, no ganará nada práctico, y en vez de eso te detestará y sentirá asco hacia ti. Además, habrá algunas personas que, habiendo sido influenciadas por ti debido a la falta de discernimiento, igualmente aleccionarán a otros y los podarán. También se enfadarán y perderán los nervios. No solo serás incapaz de resolver los problemas de la gente, sino que también estarás fomentando sus actitudes corruptas. ¿Y no es eso llevarlos a la senda de la perdición? ¿No es eso un acto de maldad? Un líder debe liderar, principalmente, mediante la enseñanza de la verdad y la provisión de vida. Si siempre te pones en un pedestal y aleccionas a los demás, ¿serán capaces de entender la verdad? Si trabajas de esta manera durante un tiempo, cuando la gente llegue a verte claramente tal como eres, van a abandonarte. ¿Puedes llevar a la gente ante Dios trabajando de esta manera? Desde luego que no; lo único que puedes hacer es estropear el trabajo de la iglesia y hacer que todo el pueblo escogido de Dios te aborrezca y te abandone(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). A partir de las palabras de Dios, comprendí que, cuando cumplimos nuestro deber, no podemos sencillamente podar y sermonear a las personas indiscriminadamente; debemos considerar los antecedentes y la situación reales. Si la cuestión implica trastornar y perturbar la obra de la iglesia o dañar los intereses de la casa de Dios, entonces se puede podar, destituir o reasignar a la persona. Sin embargo, si un hermano o hermana no comprende los principios-verdad, lo cual conduce a algunas desviaciones y problemas a la hora de cumplir su deber, o su carácter corrupto provoca que los resultados de su deber sean malos, debemos enseñar más la verdad y brindar instrucción y ayuda que le permita ver sus problemas y tener una senda de práctica. Si siempre nos enfadamos y sermoneamos a la gente independientemente de la situación o de los antecedentes, no solamente no conseguiremos resolver sus problemas y dificultades reales, sino que también los constreñiremos y el impacto en su trabajo será negativo. Por ejemplo, cuando vi que Lorna no había mejorado la eficiencia en su deber y que hacía un tiempo que avanzaba poco, asumí que no estaba poniéndole mucho empeño y, en mis adentros, revelé mi impulsividad y quería darle una lección. Pero, de hecho, ella también quería cumplir bien su deber; era solo que tenía un calibre más bajo y no comprendía los principios en su totalidad, lo que causaba la baja eficiencia en su deber. Lo que necesitaba era más ayuda de mi parte. Si podaba y sermoneaba a los demás sin tener en cuenta los antecedentes o el calibre y la estatura de cada persona, no solamente no estaría ayudándolos, sino que también los constreñiría, y eso podría hacer que se deprimiesen y se volviesen negativos e incapaces de cumplir bien su deber. ¿Acaso esto no sería un trastorno? Con el tiempo, los hermanos y hermanas me discernirían y rechazarían con toda probabilidad. Esto me recordó a Winnie. Siempre que veía a los hermanos y hermanas hacer cosas que no estaban de acuerdo con sus deseos o cometían pequeños errores en su trabajo, reivindicaba su estatus y los sermoneaba, lo que hacía que se sintiesen constreñidos, así que los hermanos y hermanas tenían miedo siempre que oían que Winnie venía a revisar su trabajo. Debido a su poda arbitraria, trastornaba y perturbaba seriamente el trabajo evangélico, lo que condujo a numerosas quejas e informes contra ella. Con el tiempo, la iglesia la destituyó en base a los principios. Esto demostró que no actuar de acuerdo con la verdad y sermonear a los demás según la voluntad de uno podía tener consecuencias muy graves.

Reflexioné de nuevo: ¿Por qué tenía esta tendencia a sermonear a los demás indiscriminadamente? ¿Cuál era la raíz del problema? Así que busqué palabras de Dios relacionadas con esto y me topé con este pasaje: “La arrogancia es la raíz del carácter corrupto del hombre. Cuanto más arrogante es la gente, más irrazonable es, y cuanto más irrazonable es, más propensa es a oponerse a Dios. ¿Hasta dónde llega la gravedad de este problema? Las personas de carácter arrogante no solo consideran a todas las demás inferiores a ellas, sino que lo peor es que incluso son condescendientes con Dios y no tienen un corazón temeroso de Él. Aunque las personas parezcan creer en Dios y seguirlo, no lo tratan en modo alguno como a Dios. Siempre creen poseer la verdad y tienen buen concepto de sí mismas. Esta es la esencia y la raíz del carácter arrogante, y proviene de Satanás. Por consiguiente, hay que resolver el problema de la arrogancia. Creerse mejor que los demás es un asunto trivial. La cuestión fundamental es que el propio carácter arrogante impide someterse a Dios, a Su soberanía y Sus disposiciones; alguien así siempre se siente inclinado a competir con Dios por el poder y el control sobre los demás. Esta clase de persona no tiene un corazón temeroso de Dios en lo más mínimo, por no hablar de que ni lo ama ni se somete a Él. Las personas que son arrogantes y engreídas, especialmente las que son tan arrogantes que han perdido la razón, no pueden someterse a Dios al creer en Él e, incluso, se exaltan y dan testimonio de sí mismas. Estas personas son las que más se resisten a Dios y no tienen un corazón temeroso de Él en absoluto. Si las personas desean llegar al punto de tener un corazón temeroso de Dios, primero deben resolver su carácter arrogante. Cuanto más minuciosamente resuelvas tu carácter arrogante, más tendrás un corazón temeroso de Dios, y solo entonces podrás someterte a Él y obtener la verdad y conocerle. Solo los que obtienen la verdad son auténticamente humanos(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Tras leer las palabras de Dios, me di cuenta de que mi tendencia habitual a sermonear indiscriminadamente a los demás radicaba en mi carácter arrogante y vanidoso. Esta arrogancia y vanidad significaban que no podía diseccionar de manera racional la naturaleza de las situaciones que me encontraba. No comprendía realmente el trasfondo de los asuntos y contemplaba a las personas y los acontecimientos en base a mis propias experiencias e imaginaciones, confiando demasiado en mi propio juicio, emitiendo veredictos indiscriminadamente sobre los demás y sermoneándolos. Al reflexionar sobre mi proceder en mi deber como líder, vi que, como era capaz de enseñar sobre la verdad y resolver algunos problemas y que las hermanas con las que colaboraba solían venir a mí para hablar de cuestiones que ellas no veían con claridad, empecé a sentir que mi capacidad de contemplar a las personas y las cosas era mejor que la de otros. Así pues, me tomé esto como un capital y empecé a volverme arrogante. Por ejemplo, cuando Susanne informó que había problemas con el rendimiento de Tiffany en su deber, en circunstancias normales yo tendría que haber comprendido y verificado primero la situación y luego haber hablado del tema para abordarlo según las circunstancias reales. No obstante, había juzgado la situación de manera subjetiva. En vista de que las dos normalmente no cooperaban en armonía y que no sabían reflexionar sobre sí mismas cuando surgían problemas, concluí que el informe de Susanne sobre Tiffany debía haber estado motivado por la impulsividad y que simplemente estaba siendo puntillosa, y yo reprendí a Susanne sin intentar ni remotamente determinar quién tenía razón y quién no. En consecuencia, Susanne se empezó a sentir constreñida y, cuando más adelante se dio cuenta de que Tiffany estaba vulnerando los principios en su deber, no se atrevió a informarlo, lo cual condujo a pérdidas en los intereses de la iglesia. Asimismo, con el problema de Lorna, también lo diseccioné en base a mi experiencia y pensaba que, como ya la había guiado y no había hecho progresos, debía ser que no le estaba poniendo empeño a su deber. Mi carácter arrogante casi me había llevado a regañarla, lo cual habría hecho que se sintiera constreñida y angustiada. Esto me hizo darme cuenta de que mi carácter arrogante era demasiado grave. Estaba tratando a los demás en base a mis propias imaginaciones y tomando mis varas de medir como principios-verdad. ¡Mi arrogancia era verdaderamente irracional! Si en el futuro me vuelvo a encontrar con problemas, debo abordarlos con un corazón temeroso de Dios, primero presentándome ante Él para buscar más y comprendiendo profundamente los problemas de los hermanos y hermanas. No puedo llegar a conclusiones a ciegas o reprender indiscriminadamente a los demás en base a mi carácter arrogante, ya que esto tiende no solo a hacer daño a los hermanos y hermanas, sino también a trastornar y perturbar la obra de la iglesia y ofender el carácter de Dios. Después de eso, busqué la verdad para resolver este aspecto de mi carácter corrupto.

Durante mi búsqueda, leí las palabras de Dios: “El pueblo escogido de Dios debería, como mínimo, poseer conciencia y razón, así como interactuar, relacionarse y trabajar con los demás de acuerdo con los principios y los estándares que Dios exige de las personas. Esto constituye el mejor enfoque. Esto puede satisfacer a Dios. Así pues, ¿cuáles son los principios-verdad que exige Dios? Que la gente sea comprensiva con los demás cuando estos se muestren débiles y negativos, que tenga consideración por su dolor y dificultades, y entonces indague sobre estas cosas, les ofrezca ayuda y apoyo, y les lea las palabras de Dios para ayudarles a resolver sus problemas, con lo que les permite entender las intenciones de Dios y dejar de ser débiles, y los lleva ante Dios. ¿Acaso esta forma de practicar no concuerda con los principios? Practicar de esta manera está en consonancia con los principios-verdad. Naturalmente, las relaciones de este tipo guardan incluso mayor conformidad con ellos. Cuando las personas trastornan y perturban de manera deliberada, o son superficiales en su deber de manera intencionada, si te das cuenta de ello y eres capaz de señalarles estas cosas, reprenderlas y ayudarlas de acuerdo con los principios, esto concuerda entonces con los principios-verdad. Si haces la vista gorda o toleras su comportamiento y las encubres, e incluso llegas a decirles cosas agradables para elogiarlas y aplaudirlas, tales formas de relacionarte con la gente, de tratar los asuntos y de lidiar con los problemas, están claramente en desacuerdo con los principios-verdad y no tienen ninguna base en las palabras de Dios. Así pues, estas formas de relacionarse con la gente y de gestionar los asuntos son claramente impropias, y esto realmente no es fácil de detectar si no se lo disecciona y discierne de acuerdo con las palabras de Dios(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (14)). “¿Cómo trata Dios a todas y cada una de las personas? Algunas personas son de estatura inmadura o son jóvenes o han creído en Dios por poco tiempo, o no son malas por esencia-naturaleza ni tampoco maliciosas, solo un poco ignorantes o carentes de calibre. O están sujetos a muchas restricciones, y todavía no comprenden la verdad ni han entrado en la vida, así que les resulta difícil abstenerse de hacer cosas estúpidas o cometer actos ignorantes. Pero Dios no se centra en la estupidez pasajera de las personas, sino que mira en sus corazones. Si están decididas a perseguir la verdad, entonces están en lo correcto y, cuando tienen este objetivo, entonces Dios las observa, las espera y les da el tiempo y las oportunidades que les permitan entrar. No es que Dios las vaya a excluir por una sola transgresión. Eso es algo que la gente hace a menudo; Dios nunca trata así a la gente. Si Dios no trata así a la gente, ¿por qué la gente trata así a los demás? ¿Acaso no muestra esto su carácter corrupto? Este es precisamente su carácter corrupto. Debes ver cómo trata Dios a las personas ignorantes y estúpidas, cómo trata a los de estatura inmadura, cómo trata las revelaciones normales del carácter corrupto del hombre y cómo trata a los que son maliciosos. Dios trata a distintas personas de diferentes maneras y también tiene varias maneras de gestionar los diferentes estados de las diferentes personas. Debes entender estas verdades. Una vez que has entendido estas verdades, entonces sabrás cómo experimentar los asuntos y tratar a la gente según los principios(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los acontecimientos y las cosas cercanas). Tras leer las palabras de Dios, me di cuenta de que el calibre y la estatura de cada persona son diferentes, y que los antecedentes y los entornos en los que están según el momento también varían. Y sus estados y dificultades también son diferentes. Aunque todos tienen problemas y desviaciones a la hora de cumplir sus deberes, la naturaleza de estos problemas es distinta. Algunos, que recién están empezando a practicar el cumplimiento de un deber, pueden tener problemas por no estar familiarizados con las habilidades profesionales y, en esos casos, debemos ofrecer ayuda y hablar con amor, guiándolos hacia la comprensión de las intenciones de Dios para que tengan la senda de la práctica al cumplir sus deberes. Otros, si comprenden la verdad, pero no logran ponerla en práctica y son negligentes constantemente y trastornan y perturban la obra de la iglesia, entonces necesitan poda. Si la naturaleza es grave, es posible que haya que reasignarlos a otros deberes o destituirlos de acuerdo con los principios. En la casa de Dios, hay principios para tratar a las personas; depende de sus antecedentes, no se puede generalizar. No obstante, cuando trataba con hermanos y hermanas, muchas veces me faltaban los principios y emitía veredictos de manera arbitraria y los reprendía por mi carácter arrogante, ¡que era algo completamente irracional! Al reflexionar sobre la hermana Susanne, aunque no era imparcial sobre Tiffany, yo debería haber verificado primero si su queja acerca de que Tiffany vulneraba los principios en su deber era o no cierta. Si hubiese gestionado la situación simplemente como una cuestión de ser puntilloso, sin comprenderla, no habría ayudado a Susanne y además le habría hecho daño y la habría constreñido. Asimismo, aunque la eficiencia de la hermana Lorna en su deber era baja, yo necesitaba comprender si era por falta de calibre o porque estaba siendo negligente e indiferente a su deber. Primero, debo comprender el asunto con claridad y luego gestionarlo de acuerdo con los principios. Juzgar simplemente en base a las apariencias y sacar conclusiones precipitadas no solamente no ayuda a los demás, sino que también provoca que se vuelvan más negativos y pasivos. Ahora que comprendo algunos principios para tratar a las personas, tengo que practicar tratar a los hermanos y hermanas según las palabras de Dios en el futuro.

Hace poco, aunque no me he topado con ninguna poda, al reflexionar sobre el fracaso de Winnie, me di cuenta de mi propia tendencia habitual a reprender a los demás indiscriminadamente. Me he dado cuenta de que esto viene por estar dominado por mi carácter arrogante y también he aprendido los principios para tratar a los hermanos y hermanas, lo que me ha hecho ganar algo. Ahora, veo que buscar la verdad y aprender lecciones de las situaciones diarias es realmente importante. Me he dado cuenta de que, si queremos comprender la verdad y crecer en la vida, no necesariamente tenemos que esperar a que lleguen podas, pruebas o refinamientos importantes para ganar algo. La clave está en comenzar por las personas, los acontecimientos y las cosas que nos rodean. Ya sea algo que veamos, escuchemos o experimentemos personalmente, debemos involucrarnos con un corazón que busca la verdad. Luego, debemos buscar las palabras pertinentes de Dios y aprender a contemplar a las personas y las cosas, comportarnos y actuar de acuerdo a la verdad. Así, nuestra vida puede seguir evolucionando.

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