20. La fama y el estatus ya no son una atadura

Por Xiao Han, China

Ling Xin iba en bicicleta por una calle vacía. Era la época más fría del invierno, y el viento cortante la hizo temblar de forma incontrolable. Su corazón estaba muy inquieto. Iba de camino a reunirse con algunos regadores, y había escuchado que dos de los hermanos eran muy serios con su trabajo, siempre dispuestos a detectar problemas. Ling Xin estaba preocupada y pensó: “Soy muy joven y acabo de empezar a practicar como supervisora. ¿Qué pasa si no puedo resolver sus problemas? ¿Cuán humillante sería?”. Quería pedalear más despacio, pero las ráfagas de viento frío no le permitían demorarse en el camino. Aceleró el paso y se apresuró a la reunión.

Cuando Ling Xin llegó a la casa de acogida, todos intercambiaron saludos y empezaron a compartir y hablar sobre su trabajo. Más tarde, la charla se centró en el significado del sufrimiento en el cumplimiento del deber. Ling Xin habló de su comprensión sobre este tema. Tras escucharla, el hermano Su Rui, uno de los regadores, dijo: “Para resolver el asunto de temer al sufrimiento mientras cumplimos con nuestro deber, necesitamos comprender el significado del sufrimiento y diseccionar qué aspecto de nuestro carácter corrupto nos lleva a entregarnos siempre a las comodidades. A mí solía importarme la carne y evitar el sufrimiento, pero cuando leí las palabras de Dios…”. Mientras Ling Xin escuchaba, parecía que Su Rui le estaba hablando directamente a ella, y de repente sintió que su cara se sonrojaba, y pensó: “¿Se ha dado cuenta Su Rui de mis defectos? ¿Cree que no soy tan competente como supervisora? ¿Considera que mi entrada en la vida es tan superficial? ¡Y, sin embargo, aquí estoy hablando con ellos!”. Ling Xin estaba inquieta.

Durante la tarde, los hermanos hicieron muchas preguntas, y Ling Xin estuvo pensando todo el tiempo, sin atreverse a relajarse ni un momento. Entonces, Su Rui planteó otra pregunta que Ling Xin no pudo responder con claridad. Tras hablar de sus pensamientos, Su Rui seguía sin comprenderlo, y todos se quedaron callados. El reloj siguió avanzando, y su suave sonido al correr se escuchaba particularmente alto y claro en ese momento. “¿Qué se supone que tenemos que hacer ahora?”. El hermano Li Yang rompió el silencio. Su Rui respondió: “Estamos esperando a que la supervisora hable. Este asunto todavía no se ha hablado con claridad”. Ling Xin sonrió con torpeza e intentó mantener la calma, y dijo: “Sigo pensando en ello”. Pero por dentro, su mente estaba hecha un lío, y se sintió inquieta y preocupada. “¿Qué pasa si no puedo resolver este asunto? ¿No sería vergonzoso?”. Por suerte, todos empezaron a hablar uno detrás de otro, y el asunto se resolvió en cierta medida. Ling Xin dejó escapar un largo suspiro, y miró la hora en su computadora, ya era tarde, así que recogió sus cosas rápidamente y se apresuró a salir.

Cuando volvió, el sol ya se había puesto, la última luz del crepúsculo se desvanecía poco a poco, y mostraba la decepción y la pérdida en el rostro de Ling Xin. Pensó: “Después de un largo día, los hermanos han descubierto cómo soy. Quería dejarles una buena impresión, pero no podía creer que saliera así. ¿Dirán que no hago un buen trabajo como supervisora? ¿Dirán que mi entrada en la vida es superficial y que mis habilidades tampoco son buenas? ¿Por qué tienen tantas preguntas? ¿No pueden simplemente preguntar menos?”. Ling Xin se quejó en su corazón: “No volveré más a este grupo. Cuanto más voy, más avergonzada me siento. De todas formas, hay una hermana con la que colaboro. Que vaya ella en mi lugar”.

Tras este incidente, Ling Xin fue incapaz de sentirse liberada durante mucho tiempo. Siempre que tenía que asistir a reuniones para regadores, solo quería correr. Sabía que vivía en un carácter corrupto, así que comió y bebió de forma consciente las palabras de Dios sobre su estado. Leyó las palabras de Dios: “Ocupar el lugar que le corresponde a un ser creado y ser una persona corriente, ¿es eso fácil de hacer? (No es fácil). ¿Dónde radica la dificultad? En que a las personas siempre les parece que tienen la cabeza coronada con muchas aureolas y títulos. Además, se otorgan a sí mismas la identidad y estatus de grandes figuras y superhombres, y participan en todas esas prácticas fingidas y falsas y espectáculos simulados. Si no te desprendes de esas cosas, si tus palabras y actos están siempre limitados y controlados por ellas, te resultará difícil entrar en la realidad de la palabra de Dios. Te costará no apresurarte en buscar soluciones para lo que no entiendes y llevar esas cuestiones ante Dios más a menudo, así como ofrecerle un corazón sincero. No serás capaz de hacerlo. La razón exacta es que tu estatus, tus títulos, tu identidad y todo lo demás son falsos e inciertos, ya que se oponen y contradicen las palabras de Dios; son cosas que te atan de tal manera que no puedes presentarte ante Él. ¿Qué te aportan? Hacen que se te dé bien disfrazarte, fingir que entiendes, que eres inteligente, una gran figura, una celebridad, alguien capaz, sabio y que incluso lo sabe todo, que es capaz de todo y que puede hacer cualquier cosa. Eso hace que los demás te adoren y te admiren. Acudirán a ti con todos sus problemas, confiarán en ti y te admirarán. Por lo tanto, es como ponerte al fuego para que te asen. Decidme, ¿es agradable estar asándote al fuego? (No). No lo entiendes, pero no te atreves a confesarlo. No puedes desentrañarlo, pero no te atreves a decirlo. Es obvio que cometiste un error, pero no te atreves a admitirlo. Tu corazón está angustiado, pero no te atreves a decir: ‘Esta vez es de verdad mi culpa. Tengo una deuda con Dios y con mis hermanos y hermanas. He causado un enorme agravio a la casa de Dios, pero carezco de valor para ponerme delante de todos y admitirlo’. ¿Por qué no te atreves a hablar? Tu creencia es que: ‘Tengo que vivir conforme a la reputación y la aureola que me han concedido mis hermanos y hermanas. No puedo traicionar la alta estima y confianza que tienen en mí, mucho menos las ansiosas expectativas que han depositado en mí a lo largo de tantos años. Por tanto, he de seguir fingiendo’. ¿Cómo es ese disfraz? Te has convertido a ti mismo en una gran figura y un superhombre. Los hermanos y hermanas quieren acudir a ti para preguntarte, consultarte e incluso buscar tu consejo sobre cualquier problema al que se enfrentan. Parece que ni siquiera pueden vivir sin ti. Sin embargo, ¿no sientes angustia en el corazón? Evidentemente, algunas personas no sienten esa angustia. Un anticristo no la siente, sino que se deleita con ella, pensando que su estatus está por encima de todo lo demás. En cambio, una persona dentro de la media y normal siente angustia cuando la están asando al fuego. Piensa que no es nada en absoluto, solo una persona corriente. No cree que sea más fuerte que los demás. No solo es que piense que no es capaz de llevar a cabo ningún trabajo práctico, sino que además retrasará la obra de la iglesia y al pueblo escogido de Dios, así que asumirá la culpa y dimitirá. Se trata de alguien con razón(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios). Ling Xin reflexionó sobre las palabras de Dios y se dio cuenta de que había estado viviendo por la reputación y el estatus, y que consideraba en cada situación cómo mantener su estatus y posición como supervisora. Pensó en la época anterior a convertirse en supervisora. Nunca había llevado una carga. No importaba si compartía la verdad o si comunicaba y exploraba preguntas que ella no comprendía con otras personas; ella compartía todo lo que sabía, sin tener miedo a decir algo mal ni sentirse nerviosa por su falta de comprensión. Sabía que su entrada en la vida era superficial y que no captaba algunos principios por completo, así que tenía que hablar y buscar más para compensar lo que le faltaba. Pero ahora las cosas eran distintas al ser supervisora. Había sentido que siempre tenía que ser mejor que los demás hermanos y hermanas, que tenía que compartir la verdad de forma más profunda, y que sus capacidades de trabajo no podían ser tan bajas. Había pensado que tenía que ser capaz de dar soluciones a las preguntas que los demás planteaban; de lo contrario, los hermanos y hermanas podrían menospreciarla. Cuando había asistido a las reuniones, Su Rui había señalado sus deficiencias al compartir la verdad. También había encontrado algunos problemas que no pudo comprender con claridad, y, aunque no sabía las respuestas, no había estado dispuesta a admitirlo. Se había preocupado por su propio orgullo y estatus, y se sentía incómoda. Además, estaba preocupada porque, si seguía teniendo las reuniones con los regadores, se avergonzaría incluso más. Por eso, se había vuelto reacia a ir, y pensaba que esto la ayudaría a encubrir sus deficiencias y defectos, y preservar su imagen como supervisora. Ling Xin se dio cuenta de que se había puesto a sí misma en un pedestal, y que se había intentado disfrazar como una gran persona sin defectos. ¡Había sido realmente arrogante y carente de autoconocimiento! Era muy normal que desenmascarara sus propios asuntos y defectos, ya que era nueva como supervisora, y Dios utilizaba estos asuntos y dificultades como oportunidades para que practicara. Tuvo que buscar seriamente los principios-verdad para resolver estos problemas en lugar de elegir evitarlos porque se sentía incompetente. Es más, al evitar sus deberes, no había cumplido con sus responsabilidades. Ling Xin vio los requisitos que Dios tiene para las personas: “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero(La comunión de Dios). Ling Xin llegó a comprender que Dios quiere que las personas, cuando se enfrentan a cosas que no comprenden, acudan a menudo ante Él a orar y buscar con un corazón sincero. Pero ella había estado muy atada por su preocupación por la reputación y el estatus, siempre pensando en cómo preservar su imagen y estatus. Sabía que le faltaban muchas cosas, pero no había pensado en cómo resolver los problemas para progresar en el trabajo. Que los hermanos fueran bastante serios en el trabajo era bueno; mientras que ella, incapaz de comprender la verdad y resolver los problemas, había culpado a los demás por plantear demasiadas preguntas, ¡realmente había sido insensible a la razón! Tras darse cuenta de estas cosas, Ling Xin siguió leyendo las palabras de Dios y encontró una senda de práctica.

Dios Todopoderoso dice: “Decidme, ¿cómo podéis ser personas normales y ordinarias? ¿Cómo puedes, como dice Dios, asumir el lugar propio de un ser creado, cómo puedes no intentar ser un superhombre o una gran figura? ¿Cómo deberías practicar para ser una persona normal y corriente? ¿Cómo se puede lograr eso? […] En primer lugar, no te otorgues a ti mismo un título y le cojas apego, y digas: ‘Soy el líder, soy el jefe del equipo, soy el supervisor, nadie conoce este tema mejor que yo, nadie entiende las habilidades más que yo’. No te dejes llevar por tu autoproclamado título. En cuanto lo hagas, te atará de pies y manos, y lo que digas y hagas se verá afectado. Tu pensamiento y juicio normales, también. Debes liberarte de las limitaciones de este estatus. Primero bájate de este título y esta posición oficial y ponte en el lugar de una persona corriente. Si lo haces, tu mentalidad se volverá más o menos normal. También debes admitirlo y decir: ‘No sé cómo hacer esto, y tampoco entiendo aquello; voy a tener que investigar y estudiar’, o ‘Nunca he experimentado esto, así que no sé qué hacer’. Cuando seas capaz de decir lo que realmente piensas y de hablar con honestidad, estarás en posesión de una razón normal. Los demás conocerán tu verdadero yo, y por tanto tendrán una visión normal de ti y no tendrás que fingir, ni existirá una gran presión sobre ti, por lo que podrás comunicarte con la gente con normalidad. Vivir así es libre y fácil; quien considera que vivir es agotador es porque lo ha provocado él mismo. No finjas ni coloques una fachada. Primero, muéstrate abierto sobre lo que piensas en tu corazón, tus verdaderos pensamientos, para que todos los conozcan y los comprendan. De este modo, se eliminarán tus preocupaciones, y las barreras y sospechas entre tú y los demás. Además, cuentas con otra dificultad. Siempre te consideras el jefe del equipo, un líder, un obrero o alguien con título, estatus y posición: Si dices que no entiendes algo, o que no puedes hacer algo, ¿acaso no te estás denigrando a ti mismo? Cuando dejas de lado estos grilletes en tu corazón, cuando dejas de pensar en ti mismo como un líder o un obrero, y cuando dejas de pensar que eres mejor que otras personas y sientes que eres una persona corriente igual a cualquier otra, y que hay algunos ámbitos en los que eres inferior a los demás; cuando compartes la verdad y los asuntos relacionados con el trabajo con esta actitud, el efecto es diferente, como lo es la atmósfera. Si en tu corazón siempre tienes recelos, si siempre te sientes estresado y atado, y si quieres librarte de estas cosas pero no eres capaz, entonces debes orar seriamente a Dios, reflexionar sobre ti mismo, percibir tus defectos, y esforzarte hacia la verdad. Si puedes poner la verdad en práctica, obtendrás resultados. Hagas lo que hagas, no hables ni actúes desde una determinada posición o usando un determinado título. Primero deja todo esto a un lado, y ponte en el lugar de una persona corriente(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios). De las palabras de Dios, Ling Xin se dio cuenta de que necesitaba desprenderse de su estatus de supervisora, y de que solo era una persona corriente, igual que el resto, pero que simplemente cumplía con un deber distinto. Ahora que era supervisora, solo significaba asumir más responsabilidad, pero su estatura era la misma que al principio. Ser supervisora no significaba que su estatura hubiera crecido, o que tuviera una comprensión más clara de algunos aspectos de la verdad; fue poco realista pensar eso. Además, al haber servido como regadora durante tanto tiempo, sus hermanos y hermanas ya sabían cómo era ella en realidad; ¿el hecho de que hubiera querido hacerse pasar por alguien superior no significaba que había intentado engañarse a sí misma y a los demás y que se había quemado sola? Ling Xin comprendió que tenía que desprenderse del título de supervisora, tratar sus defectos de forma adecuada, hablar y explorar con los demás lo que no comprendía, o buscar ella misma la verdad para resolverlo, y tomar cada revelación como una buena oportunidad para crecer en la vida.

El clima se iba templando de a poco, y el viento era mucho menos fuerte. Ling Xin se ha quitado las prendas pesadas de algodón, y se siente relajada y contenta.

Poco después de esto, a Ling Xin se le asignó encargarse de la obra del sermón. Al ver que algunos hermanos y hermanas habían escrito sermones antes y que algunos tenían muchos años de experiencia predicando el evangelio, no pudo evitar lamentarse: “¿Cuál de ellos no es mejor que yo? ¿Cómo se supone que voy a supervisar este trabajo?”. Ling Xin se sintió agobiada, preocupada de que, si no podía dirigir el trabajo de forma adecuada, los hermanos y hermanas podrían no estar convencidos de ella y decir: “Eres la supervisora, pero ¿realmente puedes manejar esta posición siendo así?”. Le preocupaba que, si los resultados eran malos y la despedían, se sentiría totalmente humillada. Ling Xin descubrió que vivía entre la represión y la preocupación.

Hacía varios días que lloviznaba, aunque no con mucha intensidad. Ling Xin se dio cuenta de que la calidad de los sermones que presentaron los hermanos y hermanas no era muy alta, y quería hablar con ellos sobre los principios. Sin embargo, dudó, y pensó: “La última vez, durante la reunión, me limité a sentarme a un lado, y apenas pude decir unas palabras. Fue muy vergonzoso. Ni siquiera sé qué piensan los hermanos y hermanas de mí. Si voy esta vez y tampoco puedo resolver ningún problema, ¿qué debería hacer? Quizás no debo ir, así no quedaré mal”. Ling Xin miró por la ventana, seguía lloviendo. Se consoló al pensar: “Aunque no vaya a hablar con ellos, puedo comunicarme por carta. Debería dar igual si voy o no”.

Un día, el líder concertó una cita con Ling Xin para tener una reunión. Tras investigar la situación del trabajo, el líder señaló que Ling Xin no era responsable en su deber, y que no hacía un seguimiento real del trabajo ni resolvía problemas, por lo que los sermones eran de poca calidad. Ling Xin se sintió muy avergonzada, y se odió a sí misma por preocuparse siempre por su reputación y estatus, lo que retrasó el trabajo. Entonces, el líder compartió algunas palabras de Dios, y un pasaje concreto conmovió un poco a Ling Xin. Dios Todopoderoso dice: “No importa el talento que tengas, el nivel de calibre y formación que poseas, la cantidad de consignas que seas capaz de gritar, las palabras y doctrinas que seas capaz de entender; no importa lo ocupado o cansado que estés un día, lo lejos que hayas viajado, el número de iglesias que hayas visitado, el riesgo que asumas ni el sufrimiento que soportes: nada de esto importa. Lo que importa es si realizas tu trabajo según los arreglos del trabajo, si pones en marcha esos arreglos con precisión, si participas en cada trabajo concreto del que seas responsable durante tu etapa como líder y la cantidad de problemas reales que hayas resuelto, el número de individuos que hayan llegado a entender los principios-verdad gracias a tu liderazgo y orientación y cuánto haya avanzado y progresado la obra de la iglesia; lo que importa es si has obtenido estos resultados. Al margen del trabajo concreto en el que participes, lo que importa es si sigues y diriges de manera constante el trabajo en lugar de actuar con petulancia y dar órdenes. Además de esto, lo que también importa es si tienes o no entrada en la vida mientras cumples tu deber, si puedes tratar estos asuntos según los principios, si puedes aportar un testimonio de poner en práctica la verdad y si puedes tratar y resolver los problemas reales a los que se enfrenta el pueblo escogido de Dios. Todas estas cosas, y otras similares, son criterios para evaluar si un líder u obrero ha cumplido o no sus responsabilidades. ¿Diríais que estos criterios son prácticos? ¿Y justos para la gente? (Sí). Son justos para todo el mundo. No importa tu nivel de formación, si eres joven o anciano, los años que lleves creyendo en Dios, tu veteranía ni cuántas palabras de Dios hayas leído: nada de esto es importante. Lo que importa es lo bien que realices la obra de la iglesia después de que te hayan elegido como líder, lo eficaz y eficiente que seas en tu trabajo y si cada fase de este progresa de una manera organizada y eficaz, sin retrasarse. Estos son los principales elementos que se evalúan al determinar si un líder u obrero ha cumplido o no sus responsabilidades(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (9)). Ling Xin vio que Dios hablaba de que los deberes de los líderes y obreros son guiar a los hermanos y hermanas para comprender los principios-verdad y promover el avance de todos los asuntos de trabajo en la casa de Dios. Dios no juzga a una persona según lo mucho que parezca sufrir, sino por los resultados reales que tengan sus deberes y por si cumple con sus responsabilidades. Tras leer las palabras de Dios, Ling Xin se preguntó a sí misma: “¿Cuánto trabajo real he hecho desde que me convertí en supervisora? ¿He resuelto todos los asuntos que he encontrado? ¿El trabajo ha dado resultados reales y ha avanzado?”. Ling Xin no pudo responder a ninguna de estas preguntas. Como líder y obrero, cuando te das cuenta de que el trabajo no produce buenos resultados, realmente se deben investigar las razones de estos malos resultados y, según si la gente vive en su carácter corrupto o no capta los principios, se deben resolver los problemas de forma específica. Sin embargo, al temer no ser capaz de resolver los problemas y que los demás se dieran cuenta de cómo era, solo había escrito cartas para hablar brevemente de los principios, lo que había provocado que los problemas no se resolvieran y que los resultados del trabajo fueran constantemente bajos. ¿No se debía todo a que no realizaba un trabajo real? Después de la reunión, Ling Xin fue de inmediato a reunirse con los hermanos y hermanas que escribían sermones. A través de una investigación detallada, descubrió que, en efecto, no habían escrito según los principios, así que compartió algunos principios con todos los presentes. Pocos días después, se presentó un sermón de mayor calidad. Ling Xin estaba muy contenta, pero también sentía cierto remordimiento. Si hubiera resuelto estos problemas antes, el trabajo no se habría retrasado tanto. Se preguntó a sí misma: “¿Por qué no pude desprenderme de mi orgullo? ¿Por qué me resultó tan difícil practicar la verdad?”. Decidida a resolver este problema, Ling Xin buscó más palabras de Dios sobre este asunto.

Dios Todopoderoso dice: “Los anticristos viven su día a día solo por la reputación y el estatus, solo para deleitarse con los beneficios del estatus, eso es en lo único que piensan. Incluso cuando ocasionalmente sufren alguna dificultad menor o pagan algún precio trivial, lo hacen en aras de obtener estatus y reputación. Buscar el estatus, mantener el poder y tener una vida fácil son las cuestiones fundamentales que los anticristos siempre maquinan una vez que creen en Dios, y no se dan por vencidos hasta que logran sus objetivos. Si sus malas acciones son expuestas, les entra el pánico, como si el cielo estuviera a punto de caer sobre ellos. No pueden comer ni dormir, y parecen estar en trance, como si sufrieran una depresión. Cuando la gente les pregunta qué les pasa, se inventan mentiras y dicen: ‘Ayer estuve tan ocupado que no dormí en toda la noche, así que estoy muy cansado’. Pero en realidad, nada de esto es cierto, es todo un engaño. Se sienten así porque reflexionan constantemente: ‘Lo malo que hice ha quedado al descubierto, así que ¿cómo voy a recuperar mi reputación y mi estatus? ¿Qué recursos puedo utilizar para redimirme? ¿Qué tono puedo usar cuando le explique esto a todo el mundo? ¿Qué puedo decir para impedir que nadie me descubra?’. Durante mucho tiempo no saben qué hacer, y por eso se deprimen. A veces se quedan con la mirada fija en un solo punto, y nadie sabe lo que están mirando. El problema hace que se devanen los sesos, que agoten todas sus ideas y que no quieran comer ni beber. A pesar de ello, siguen aparentando que se preocupan por la obra de la iglesia y preguntan a la gente: ‘¿Cómo va la obra del evangelio? ¿Cómo de eficaz es la predicación? ¿Han ganado los hermanos y hermanas alguna entrada en la vida recientemente? ¿Ha habido alguien que haya causado algún trastorno o perturbación?’. Estas preguntas suyas sobre la obra de la iglesia pretenden ser una exhibición para los demás. Si de veras se percataran de los problemas, no tendrían forma de resolverlos, por lo que sus preguntas son una mera formalidad que los demás tienden a ver como una preocupación por la obra de la iglesia. Si alguien hiciera un informe de los problemas de la iglesia para que ellos los resolvieran, se limitarían a sacudir la cabeza. Ningún ardid les serviría, y si quisieran disimular, no podrían, y se arriesgarían a ser puestos en evidencia y revelados. Este es el mayor problema al que se enfrentan los anticristos en toda su vida. […] Aunque la obra de la iglesia continúe bajo el dominio de los anticristos, su efectividad ha disminuido en gran medida. Hay individuos malvados que todavía controlan algún trabajo importante, y los arreglos del trabajo de la casa de Dios no se han implementado. Aunque en el pueblo escogido de Dios cada uno realice su deber, no se produce un resultado real y varias tareas quedaron paralizadas hace mucho. ¿Cuál es el origen de estos problemas? El motivo es que los anticristos han tomado el control de la iglesia. En cualquier lugar que ostenten el poder los anticristos, sin importar el alcance de su influencia, aunque solo sea un grupo, influirán en la obra de la casa de Dios y en la entrada en la vida de una parte del pueblo escogido de Dios. Si ostentan el poder en una iglesia, el trabajo de esta y la voluntad de Dios se ven allí obstaculizados. ¿Por qué no se pueden implementar los arreglos del trabajo de la casa de Dios en ciertas iglesias? Porque los anticristos ostentan el poder en ellas. Cualquiera que sea un anticristo no se va a gastar con sinceridad por Dios, el desempeño de sus deberes será una cuestión de formalidad y de actuar por inercia. No harán trabajo real, aunque sean líderes y obreros, y solo hablarán y obrarán en aras de fama, ganancia y estatus, sin proteger en absoluto el trabajo de la iglesia(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (II)). Dios expone que los anticristos viven solo por la reputación y el estatus, y que pasan los días centrados en cómo proteger estas cosas. No muestran ninguna preocupación por la obra de la casa de Dios, y evitan hacer trabajo específico. Pero cuando su reputación o estatus están amenazados, aunque sea una pérdida menor, se devanan los sesos y hacen todo lo posible por disfrazarse y ocultarse. Está claro que los anticristos no se preocupan por la obra de la casa de Dios, descuidan sus deberes correspondientes y son totalmente egoístas y despreciables. Ling Xin se dio cuenta de que se había comportado como un anticristo al valorar la reputación y el estatus por encima de todo. No se preocupó por la obra de la iglesia; mientras su reputación y estatus estuvieran seguros, nada más importaba. Era como si cumplir con la obra de la iglesia fuera una carga extra para ella. Su foco principal fue mantener su reputación y estatus. Tras hacer el ridículo delante de los hermanos y hermanas en una reunión con los regadores, se sintió tan reprimida y frustrada que no quería volver más a las reuniones allí. Ahora, al supervisar la obra del sermón, descubrió que, en lugar de pensar en aprender rápido tras identificar sus defectos, solo quería correr y ocultar sus problemas, para evitar parecer incompetente. Su responsabilidad era identificar rápidamente varios asuntos del deber y guiar a los hermanos y hermanas a buscar la verdad y entrar en los principios para que el trabajo pudiera progresar sin problemas. Su falta de comprensión clara de la verdad y su inexperiencia en el trabajo no eran razones válidas ni excusas para no hacer trabajo real. Dios no exige grandes resultados, pero espera que la gente pueda poner todo su empeño y corazón en hacer sus deberes, para que puedan progresar en ellos y compensar sus defectos. Pero Ling Xin se había centrado solo en mantener su reputación y estatus, y no había hecho ningún trabajo real. Para ocultar sus defectos, se había convertido en una obrera que no interviene, lo que dañó la obra de la iglesia. No solo no contribuyó al progreso del trabajo, sino que retrasó y afectó el trabajo. ¿Cómo no va a detestar Dios estas acciones suyas? Pensó en cómo los anticristos expulsados de la iglesia se preocupaban mucho por su reputación y estatus, y en cómo disfrutaban de la estima de los hermanos y hermanas, y solo hacían las cosas que protegían su reputación y estatus, y no les importaba, aunque esto trastornara la obra de la iglesia. Al final, sus numerosas acciones malvadas provocaron su expulsión y descarte. Ling Xin se dio cuenta de que también revelaba el carácter de un anticristo, y que, si no se arrepentía, acabaría con el mismo resultado. Al reflexionar sobre esto, Ling Xin resolvió en silencio que haría su deber con todo su corazón, que no se vería constreñida por preocupaciones sobre su orgullo y estatus, y que cumpliría con su deber de manera inquebrantable. Si no comprendía algo, estudiaría los principios relevantes o se haría a un lado y buscaría a los hermanos y hermanas. De esta forma, de a poco podría llegar a cumplir bien con su deber.

Los siguientes días, Ling Xin se centró en estudiar realmente y equiparse con los principios-verdad relevantes. Cuando hablaba con los demás, lo abordaba con una mentalidad de aprendizaje y comunicación. Siempre que encontraba algo que no comprendía, buscaba proactivamente consejo en los demás. No le importaba cómo la vieran los demás. Siempre y cuando se esforzara por cumplir los requisitos de Dios y su deber de todo corazón, sería suficiente.

El largo período de clima nublado y lluvioso hacía que el aire fuese opresivo y pesado, pero todo esto pasaría. Saldría el sol. Para entonces, el cielo será brillante y colorido.

Al fin, dejó de llover, y el sol comenzó a salir de a poco…

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