48. El precio de la hipocresía

Por Flora, Estados Unidos

En junio de 2021, me eligieron líder de la iglesia. En ese momento, honestamente, fue algo inesperado, ya que yo era bastante joven en comparación con otros líderes, y como mi entrada en la vida era bastante superficial, no sabía si iba a ser capaz de encargarme de este deber. Pero cuando vi cuántos hermanos y hermanas votaron por mí, sentí que todos me aprobaban, entonces acepté el deber. Me dispuse activamente a aprender los principios-verdad, y cuando me encontraba con problemas que no comprendía, rápidamente buscaba ayuda de otros, y entonces, de a poco, comprendí mejor cómo hacer la obra de la iglesia. Un día, una hermana con la que estaba trabajando, me dijo: “El líder superior dijo que te preocupas por progresar y que puedes superar las dificultades activamente. Eso es muy bueno”. Me alegró mucho escuchar esto, y no esperaba recibir tal elogio de los líderes, y al parecer, a sus ojos yo era una persona que perseguía la verdad y buscaba mejorar, y resolví seguir esforzándome. Pero poco después de esto, empezaron a surgir problemas en mi trabajo, uno tras otro. Los supervisores que había seleccionado no estaban trabajando bien, y yo no hacía un seguimiento o supervisión continuos de su trabajo, lo cual causaba serias pérdidas al trabajo. El líder me podó por ser irresponsable en mi deber, y dijo que era una chupatintas que no protegía la obra de la iglesia. Sentí una punzada de culpa por mi negligencia y me preocupó lo que el líder pensara de mí, y que creyera que no seguía los principios en mi selección del personal, y me despidiera porque no era apta para el liderazgo. ¿Qué pensarían de mí mis hermanos y hermanas si realmente me despidieran? ¿Dirían que se habían equivocado al elegirme como líder? Me sentía realmente abatida. Pensé en cómo el líder me llamó chupatintas e irresponsable en mi deber. No quería que se me pegara esta etiqueta, entonces pensé que quizás, si me desempeñaba bien en lo sucesivo, la evaluación del líder de mí cambiaría, y los hermanos y hermanas tendrían un nuevo nivel de respeto por mí. Podrían decir que después de ser podada, no me rendí en la negatividad, sino que seguí cumpliendo mi deber normalmente, lo que mostraba que era una persona que perseguía la verdad. De esta manera, conservaría mi reputación de motivada y de preocuparme por progresar. Con estas cosas en mente, trataba de resolver los problemas en mi trabajo lo más rápido posible.

Después, el líder superior a menudo preguntaba por mi trabajo, pero yo ya no hacía las cosas tan honestamente como antes. En lugar de acudir rápidamente al líder si encontraba problemas o dificultades, ahora tenía miedo de que descubriera algo más que no había hecho bien. Una vez, necesitábamos encontrar a alguien para supervisar el trabajo de asuntos generales. La primera persona en quien pensé fue la hermana Khloe, que estaba muy cualificada para ocuparse de los asuntos generales, podía proteger los intereses de la iglesia cuando sucedían cosas y estaba dispuesta a esforzarse en sus deberes sin temor al agotamiento. Pero luego recordé que había sido despedida como supervisora antes debido a su carácter arrogante y su incapacidad para trabajar con otros. Si yo la promovía otra vez y se comportaba del mismo modo, ¿no pensaría el líder que yo no tenía discernimiento y solo veía a las personas según su apariencia? No estaba segura de si Khloe podía asumir un rol de supervisión otra vez, pero tenía demasiado miedo de buscar la guía del líder, y el proceso de selección de un supervisor quedó inconcluso. También estaba el asunto de la líder Harlow de una iglesia. Seis hermanos y hermanas se habían juntado para denunciarla por ser extraordinariamente arrogante y por utilizar su posición para hablarles con superioridad a otras personas y reprimirlas. Acudí a los líderes de equipo y a los supervisores para analizar el asunto. Descubrí que Harlow realmente era bastante arrogante y le gustaba sermonear a los demás, pero algunos también dijeron que lo hacía porque los hermanos y hermanas estaban violando los principios. Al escuchar estas evaluaciones distintas, no podía ver las cosas con claridad. Pensé en buscar la guía del líder superior, pero luego pensé en cómo yo me había equivocado varias veces seguidas al discernir a las personas y en cómo el líder me había enseñado muchos principios, y que, sin embargo ahora, frente a una situación, seguía sin poder discernir a las personas, y me preguntaba si él pensaría que era de bajo calibre, que no podía entender los principios por mucho que me los enseñaran, y que era incapaz de ser líder. Dudé porque pensé que debía seguir observando y solo despedirla una vez que comprendiera la situación plenamente.

Un día, el líder descubrió mis problemas para seleccionar a alguien que supervisara el trabajo de asuntos generales y me compartió los principios para resolver tales asuntos. Me dijo: “Haber sido despedido antes no significa que uno no pueda volver a ser supervisor. Esto depende del arrepentimiento de la persona. Es más, seleccionar un supervisor de asuntos generales es distinto a seleccionar un líder de la iglesia. El foco no está en si persiguen la verdad, sino en si son la persona adecuada que pueda defender la obra de la iglesia. Además, si la mayoría de las personas piensan que tienen talento para esto, pueden practicar. Si no estás segura, puedes pedirles a otros hermanos y hermanas que colaboren con ella”. Después de esta charla, también me podó por demorar el asunto tanto tiempo sin buscar soluciones, y me dijo que era egoísta y que no protegía la obra de la iglesia. No me esperaba que cuanto más tratara de ocultarme y disimular las cosas, más problemas quedarían al descubierto. Inconscientemente, empecé a prestar atención al tono y las expresiones de las personas. Cuando el líder me hablaba, trataba de adivinar por el tono de su voz si su impresión de mí estaba empeorando, si estaba evaluando mi capacidad como líder, y si dejaría de darme responsabilidades. Para mi sorpresa, un mes después, el líder decidió que yo supervisara el trabajo de video. Pensé: “Si esta vez no me va bien, realmente podrían despedirme. Necesito aprovechar la oportunidad y desempeñarme bien”. Sin embargo, no conocía el trabajo de video, y cuando surgían problemas, no sabía cómo resolverlos. Cuando el líder me preguntó cómo iba el trabajo, me puse muy nerviosa, porque tenía miedo de que notara algo que no había hecho bien. Entonces, cuando informaba sobre el trabajo, solo informaba las noticias buenas y no las malas, resaltaba las áreas de progreso, y decía que estaba esforzándome en buscar soluciones para las áreas que no estaban progresando. Durante ese periodo, sentía una inmensa presión. Muchas veces pensé en confesarle al líder que no podía hacerme cargo del trabajo, pero me preocupaba que si lo hacía, a ojos de los demás, perdería para siempre mi única cualidad positiva de preocuparme por progresar. Sin darme cuenta, habían pasado seis meses, y el trabajo que debería haber llevado un mes se había demorado medio año. Mi estado había empeorado cada vez más. Cuando comía y bebía las palabras de Dios, no recibía ninguna luz y siempre tenía sueño, y sentía que mis oraciones estaban desconectadas de Dios. Sentía una ansiedad e incomodidad constantes.

El líder profundizó un poco sus preguntas en una ocasión, descubrió estos problemas y me despidió. Dijo: “No persigues la verdad y eres demasiado vanidosa. Prefieres hacer tu deber sola, nunca consultas o buscas ayuda de los demás, y te importa demasiado tu reputación y estatus. Debido a tu conducta consistente, no puedes continuar como líder”. En el momento en que me despidieron, tuve claro que el carácter justo de Dios estaba sobre mí, y que yo era la única culpable. Poco después, supe que Harlow se había descontrolado en la iglesia, formando camarillas y reprimiendo y atormentando a quienes no la seguían. La iglesia estaba agitada, la gente se había desorganizado, y finalmente la aislaron debido a su humanidad malvada. Frente a este resultado, me sentí profundamente perturbada. Mi incapacidad de ver sus problemas claramente y buscar guía a tiempo había dejado a una persona malvada en una posición de liderazgo, dañando a los hermanos y hermanas mucho tiempo y perturbando gravemente la obra de la iglesia. Al reflexionar sobre lo mal que había cumplido mis deberes, me sentí llena de culpa y tenía demasiada vergüenza como para enfrentar a los hermanos y hermanas. Todo el tiempo me preguntaba: ¿por qué terminé así? Me arrodillé frente a Dios en oración, y le pedí que me esclareciera y me guiara sobre cómo reflexionar verdaderamente y comprender todo lo que había hecho.

Luego, mientras leía las palabras de Dios, comencé a comprender mi estado. Dios Todopoderoso dice: “Ya seáis líderes u obreros, ¿tenéis miedo de que la casa de Dios haga indagaciones y supervise vuestro trabajo? ¿Teméis que la casa de Dios descubra lagunas y errores en vuestro trabajo y os pode? ¿Teméis que después de que lo Alto conozca vuestro verdadero calibre y estatura, os vean de manera diferente y no os consideren para un ascenso? Si tienes estos temores, eso demuestra que tus motivaciones no son en aras de la obra de la iglesia, sino que estás trabajando en aras de la reputación y el estatus, lo que evidencia que tienes el carácter de un anticristo. Si tienes el carácter de un anticristo, eres susceptible de recorrer la senda de los anticristos y cometer todo el mal que estos causan. Si, en tu corazón, no temes que la casa de Dios supervise tu trabajo, y eres capaz de brindar respuestas reales a las preguntas e indagaciones de lo Alto, sin esconder nada, y decir todo lo que sabes, entonces, independientemente de si lo que dices es correcto o incorrecto, sin importar la corrupción que reveles, aunque reveles el carácter de un anticristo, de ninguna manera se te definirá como tal. La clave es si eres capaz de conocer tu propio carácter de anticristo y de buscar la verdad a fin de resolver este problema. Si eres una persona que acepta la verdad, tu carácter de anticristo puede corregirse. Si sabes perfectamente bien que tienes el carácter de un anticristo y, sin embargo, no buscas la verdad para resolverlo, si incluso intentas ocultar o mentir acerca de los problemas que ocurren y eludes la responsabilidad y si no aceptas la verdad cuando se te somete a la poda, entonces este es un problema grave, y no eres distinto a un anticristo. Sabiendo que tienes el carácter de un anticristo, ¿por qué no te atreves a enfrentarlo? ¿Por qué no puedes abordarlo con franqueza y decir: ‘Si lo Alto pregunta sobre mi trabajo, diré todo lo que sé, e incluso si las cosas malas que he hecho salen a la luz y lo Alto deja de utilizarme tras enterarse y yo pierdo mi estatus, de todos modos diré claramente lo que tengo que decir’? Tu temor a la supervisión y las indagaciones sobre tu trabajo por parte de la casa de Dios demuestra que valoras tu estatus más que la verdad. ¿Acaso no es este el carácter de un anticristo? Apreciar el estatus por encima de todo es el carácter de un anticristo(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)). Las palabras de Dios expusieron mi estado. Tenía miedo de que el líder supervisara y preguntara por mi trabajo principalmente porque me impulsaba mi preocupación por la reputación y la posición. Tenía miedo de que el líder descubriera los problemas en mi trabajo y me despidiera, y de perder mi puesto. Entonces, cuando me enfrentaba a desviaciones y problemas en mi trabajo, hacía lo posible por cubrirlos, y mientras pudiera mantener mi puesto, prefería recurrir al engaño y demorar el trabajo. Mi amor por el puesto a tal punto reveló mi carácter de anticristo. Sentía que los hermanos y hermanas y el líder tenían una buena opinión de mí, entonces quería desempeñarme bien en todos los aspectos para retener mi puesto como líder. Por mi irresponsabilidad en mi deber y falta de principios al seleccionar gente, me podaron varias veces. Después de eso empecé a especular sobre si el líder diría que mi calibre era inadecuado y me despediría, lo que haría que perdiera mi puesto. Esta era la raíz de mi temor. Entonces, comencé a ocultarme y cubrirme. Cuando el líder hacía un seguimiento del trabajo y hacía preguntas, pensaba las respuestas varias veces antes de contestar, tratando de minimizar la exposición de los problemas. Informaba el progreso de mi trabajo, pero ocultaba los problemas. Cuando me encontraba con personas o asuntos que me generaban dudas, no buscaba guía, sino que me ocultaba para que el líder pensara que podía manejar y resolver problemas reales. E incluso cuando algún trabajo se estancaba y no podía proceder, también me ocultaba y no buscaba guía; todo para proteger mi estatus. Enceguecida por mi preocupación por la reputación y el estatus, cometía un error tras otro, y de ese modo se demoraba gran parte del trabajo y no podía progresar normalmente. Recordé las palabras de Dios que dicen: “¿Por qué no puedes abordarlo con franqueza y decir: ‘Si lo Alto pregunta sobre mi trabajo, diré todo lo que sé, e incluso si las cosas malas que he hecho salen a la luz y lo Alto deja de utilizarme tras enterarse y yo pierdo mi estatus, de todos modos diré claramente lo que tengo que decir’? Tu temor a la supervisión y las indagaciones sobre tu trabajo por parte de la casa de Dios demuestra que valoras tu estatus más que la verdad. ¿Acaso no es este el carácter de un anticristo? Apreciar el estatus por encima de todo es el carácter de un anticristo”. Al enfrentarme con la exposición de las palabras de Dios, me sentí profundamente condenada. Dios nos enseña que, cuando informamos sobre el trabajo, debemos hablar honestamente, a pesar de los problemas. Aunque signifique perder estatus, debemos hablar claramente sobre los problemas, no esconderlos, e informarlos honestamente. Sin embargo, mis acciones eran exactamente al contrario. Prefería mentir, ocultarme y engañar, sacrificando mi integridad para proteger mi reputación y mi estatus. Las palabras de Dios me convencieron plenamente, pues me mostraron que lo que yo realmente perseguía y valoraba era solo la reputación y el estatus.

Luego, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Los anticristos son inherentemente perversos; no poseen un corazón honesto, ni amor por la verdad, ni amor por las cosas positivas. A menudo viven en rincones oscuros: no actúan con una actitud de honestidad, no son francos en sus palabras y son perversos y falsos con otras personas y con Dios. Quieren engañar a los demás y a Dios también. No aceptarán la supervisión de otros, y mucho menos el escrutinio de Dios. […] Después de que alguien así gana estatus, adquiere un comportamiento aún más subrepticio frente a otras personas. Quiere proteger sus ambiciones, su reputación, su imagen y su nombre, su estatus y su dignidad, etcétera. Es por eso que no quiere ser directo sobre cómo hace las cosas o sobre los motivos que tiene para hacerlas. Incluso cuando comete un error, revela un carácter corrupto, o cuando los motivos e intenciones detrás de sus acciones son incorrectos, no quiere abrirse y permitir que los demás lo sepan, y a menudo da una apariencia de inocencia y perfección para engañar a los hermanos y hermanas. Y, ante lo Alto y ante Dios, solo dice cosas agradables, y a menudo usa tácticas engañosas y mentiras para mantener su relación con lo Alto. Cuando informa a lo Alto sobre su trabajo y habla con este, nunca dice nada desagradable, para que nadie pueda descubrir sus puntos débiles. Nunca menciona lo que ha hecho en los rangos inferiores, ninguno de los problemas que han surgido en la iglesia, los problemas o errores en su trabajo, o las cosas que no puede entender o desentrañar. Nunca pregunta ni consulta a lo Alto sobre estos asuntos, y en cambio solo presenta una imagen y una apariencia de competencia en su trabajo, de ser capaz de asumirlo completamente. No informa a lo Alto sobre ninguno de los problemas que existen en la iglesia, y, sin importar lo caótica que sea la situación allí, la magnitud de los errores que hayan aparecido en su trabajo o lo que haya estado haciendo exactamente en los estratos inferiores, lo cubre todo repetidamente, tratando de que lo Alto no se entere ni escuche ninguna noticia sobre estos asuntos y llegando incluso a transferir a lugares lejanos a las personas que están conectadas a estos temas o que conocen la verdad sobre él, en un esfuerzo por ocultar lo que realmente está sucediendo. ¿Qué tipo de prácticas son estas? ¿Qué tipo de comportamiento es este? ¿Es este el tipo de manifestación que debería tener una persona que persigue la verdad? Claramente, no lo es. Este es el comportamiento de un demonio. Los anticristos harán todo lo posible por ocultar o encubrir cualquier cosa que pueda afectar su estatus o reputación, manteniendo estas cosas ocultas a otras personas y a Dios. Esto es engañar a los que están por encima y por debajo de ellos(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 11). Dios disecciona la naturaleza perversa de los anticristos. Cuando se trata de su propio estatus y reputación, los anticristos, a pesar de haber cometido errores y hecho el mal, se esmeran en ocultarse, engañar y crear falsas apariencias para los demás. Engañan tanto a sus superiores como a los que están debajo de ellos, y nunca buscan la verdad para resolver o corregir las cosas, ni reflexionan o se arrepienten. Desde que fui podada, comencé a sospechar que el líder tenía una mala impresión de mí. Después de eso, ya sea que estuviera hablando, actuando o informando el trabajo, mi principal preocupación era cómo mantener mi reputación y mi estatus. Cuando no podía ver claramente a las personas y no sabía cómo manejar bien las situaciones, no buscaba ayuda ni se lo informaba al líder, sino que ignoraba los problemas y los posponía, lo cual demoraba el trabajo. Cuando el trabajo de los videos se complicaba y no sabía cómo proceder, tampoco buscaba guía ni informaba honestamente los problemas o la situación real al líder. El pensamiento que más se me cruzaba era que, como líder, si no podía resolver estos problemas, podían despedirme. Entonces, independientemente de cuán importante fuera el trabajo, seguía protegiendo mi reputación y mi estatus, usando diversos engaños para presentarme como capaz de resolver los problemas, lo cual demoró el trabajo de video seis meses. En esencia, mentía descaradamente y engañaba a los que estaban por encima y por debajo de mí. ¡Vi que mi carácter era verdaderamente malvado y falso! Reflexioné sobre mis experiencias pasadas en el trabajo en el mundo. Siempre que los líderes venían a inspeccionar el trabajo y evaluar las unidades destacadas, en cuanto nos enterábamos de qué era lo que iban a inspeccionar, trabajábamos tiempo extra para añadir varios materiales falsos para pasar la inspección, y borrábamos los rastros de las partes con mal desempeño o problemas informados. De este modo, normalmente lográbamos pasar las inspecciones y recibir el título de “unidad destacada”. Bajo la influencia de una tendencia tan malvada, las personas ya no se enfocan en hablar o hacer las cosas honestamente; se engañan mutuamente y usan cualquier medio a su disposición para lograr sus objetivos. Yo no podía discernir las cosas positivas y negativas antes de aceptar la obra de Dios de los últimos días. Me ajustaba a las tendencias malvadas del mundo y vivía sin semejanza humana. Ahora, incluso después de muchos años de haber aceptado la obra de Dios de los últimos días, de haber comido y bebido muchas de las palabras de Dios y de haber comprendido ciertos fundamentos de ser humano, igual recurría al engaño y a las falsas apariencias en mis deberes para mantener mi reputación y mi estatus, y solo informaba las cosas buenas y dejaba afuera las malas, lo cual intencionadamente era cometer una ofensa y engañar y oponerse a Dios. Al reflexionar sobre esto, me llené de miedo. En el pasado, cuando escuchaba que Dios exponía la conducta de los anticristos, siempre los asociaba con aquellos que cometían muchas maldades y eran obviamente anticristos, pero nunca me identificaba con estas palabras. Ahora, a través de la exposición de las palabras de Dios y la revelación de los hechos, vi que realmente yo tenía el carácter y la conducta de un anticristo. Con urgencia, oré a Dios en mi corazón deseando arrepentirme y cambiar, porque no quería comportarme más así.

Luego, leí algunos pasajes de las palabras de Dios, que me hicieron comprender mejor mis problemas y un camino para la práctica. Dios Todopoderoso dice: “La iglesia asciende y cultiva a algunas personas, es una bonita oportunidad para formarse. Eso es algo bueno. Se puede decir que han sido elevadas y agraciadas por Dios. Entonces, ¿cómo deben cumplir con su deber? El primer principio al que deben atenerse es el de comprender la verdad; cuando no entiendan la verdad, deben buscarla, y si todavía no entienden después de buscar por su cuenta, pueden encontrar a alguien que sí entienda la verdad y con el que comunicar y buscar, lo cual hará que la solución del problema sea más rápida y oportuna. Si solo te concentras en dedicar más tiempo a leer las palabras de Dios por tu cuenta y en pasar más tiempo reflexionando sobre estas palabras, a fin de lograr la comprensión de la verdad y resolver el problema, se trata de un proceso demasiado lento; como dice el refrán: ‘Las soluciones lentas no resuelven las necesidades urgentes’. Si, en lo que respecta a la verdad, deseas progresar rápidamente, entonces debes aprender a trabajar en armonía con los demás, a hacer más preguntas y a buscar más. Solo entonces tu vida crecerá rápidamente, y serás capaz de resolver los problemas sin demora, sin ninguna demora en ninguno de ellos. Ya que acabas de ser ascendido y aún estás en periodo de prueba, y además no posees un auténtico entendimiento de la verdad ni la realidad-verdad —porque aún te falta esta estatura— no pienses que tu ascenso significa que posees la realidad-verdad; no es así. Se te selecciona para el ascenso y el cultivo simplemente porque tienes un sentido de carga hacia el trabajo y posees el calibre de un líder. Has de tener tal razón. Si, después de que se te ha ascendido y te has convertido en líder u obrero, comienzas a reafirmar tu estatus y crees que eres alguien que persigue la verdad y que tienes la realidad-verdad, y si, independientemente de los problemas que tienen los hermanos y hermanas, finges que entiendes y que eres espiritual, entonces esta es una estúpida manera de ser, y es la misma de los hipócritas fariseos. Debes hablar y actuar con la verdad. Cuando no entiendas, puedes preguntar a otros o buscar la comunicación de lo Alto; esto no tiene nada de vergonzoso. Aunque no preguntes, lo Alto conocerá tu verdadera estatura, y sabrá que la realidad-verdad está ausente en ti. Lo que deberías hacer es buscar y comunicar; esta es la razón que debería tener la humanidad normal, y el principio al que deberían atenerse los líderes y los obreros. No es algo de lo que haya que avergonzarse. Si piensas que una vez que eres líder es bochornoso no entender los principios o estar preguntando en todo momento a otras personas o a lo Alto, y temes que otros te menosprecien y luego montas un numerito, fingiendo que lo entiendes y lo sabes todo, que tienes capacidad para trabajar, que puedes hacer cualquier trabajo de la iglesia, y no necesitas que nadie te recuerde o comunique contigo, o que alguien te provea o te apoye, entonces esto es peligroso, y eres demasiado arrogante y sentencioso, demasiado falto de razón. Ni siquiera conoces tu propia medida, ¿acaso eso no te convierte en una persona atolondrada? Tales personas en realidad no cumplen con los criterios para ser ascendidas y cultivadas por la casa de Dios, y tarde o temprano serán destituidas y descartadas(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). “Algunos también dicen: ‘Cuando nos encontramos con dificultades o problemas, primero tenemos que reflexionar durante unos cuantos días y solo informamos si realmente no podemos encontrar una solución’. Puede parecer que los que dicen esto tienen algo de razón, pero ¿no es probable que estos días de reflexión causen retrasos? ¿Puedes tener la certeza de que unos pocos días de reflexión resolverán el problema? ¿Puedes garantizar que no van a causar una demora mayor? Otros dicen: ‘Si informamos de inmediato sobre un problema, ¿acaso lo Alto no pensará que ni siquiera podemos desentrañar un asunto sin importancia? ¿No nos llamarán necios e ignorantes y nos podarán?’. Es un error que digan esto; con independencia de si informas del problema o no, la calidad de tu calibre ya es evidente; lo Alto lo sabe todo. ¿Crees que lo Alto te tendrá en elevada consideración si no informas sobre ningún problema? Si denuncias el problema y no ha causado retrasos en cuestiones importantes, la casa de Dios no te culpará. Sin embargo, si no lo denuncias y eso conlleva demoras, se te hará directamente responsable y te despedirán de inmediato, nunca te volverán a usar. El pueblo escogido de Dios también te verá como un ignorante, necio, débil de mente y trastornado y te odiará y te despreciará para siempre. […] A estas alturas ya deberíais ser todos capaces de desentrañar esta clase de problemas, ¿no? Cuando os enfrentéis a asuntos que no podáis manejar, informad rápido sobre ellos y compartid con el grupo de toma de decisiones en busca de soluciones. Si el grupo de toma de decisiones no puede gestionarlos, informad a lo Alto enseguida; no os preocupéis por esto o aquello, lo fundamental es poder resolver el problema con prontitud(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (7)). Las palabras de Dios me despertaron. En la casa de Dios, ser un líder es meramente una cuestión de práctica y ser cultivado. Por eso, cuando uno encuentra confusiones y dificultades en sus deberes, necesita colaborar y hablar con otras personas y buscar ayuda de los superiores para evitar demorar el trabajo. Si una persona siempre se pone en el pedestal, pensando que ser elegido líder significa que debe comprender los principios-verdad y tener la capacidad de resolver problemas, y se oculta y se niega a buscar incluso cuando se enfrenta a problemas que no comprende, entonces esa persona carece de razón, protege en exceso su propia reputación y estatus, y puede demorar fácilmente la obra de la iglesia. Yo era un ejemplo viviente de esto. Sabía que mi comprensión de la verdad era superficial y que carecía de mucho, pero pensaba que, como me eligieron líder, debía comprender los principios-verdad mejor que los hermanos y hermanas y tener mayores habilidades que ellos para resolver problemas, y que de esa manera, podía ganarme a los hermanos y hermanas y el líder superior me aprobaría. Cuando tenía este punto de vista erróneo, no podía evitar querer ocultarme. Cuando surgían problemas en mis deberes que no sabía cómo resolver, nunca podía expresarme y pedir ayuda, por miedo a parecer incompetente y que fuera vergonzoso, entonces siempre trataba de resolver los problemas sola. Me quedé atascada en el lodazal de la reputación y el estatus, como si mi mente estuviera nublada. Seguía ocultándome y engañando, lo que demoró mucho la obra de la iglesia. Al reflexionar sobre esto, me di unas cuantas bofetadas y me sentí profundamente arrepentida y culpable. Luego leí este pasaje de las palabras de Dios: “No importa qué confusiones o dificultades te encuentres en tu trabajo, si pueden afectar al pueblo escogido de Dios al hacer sus deberes o impedir el progreso normal de la obra de la iglesia, deberían resolverse con prontitud. Si no puedes solucionar un problema por tu cuenta, deberías buscar a unas cuantas personas que entiendan la verdad para resolverlo con ellas. Si ni siquiera esto funciona, debes trasladar el asunto e informar a lo Alto para buscar una solución. Esta es la responsabilidad y obligación de los líderes y obreros(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (7)). A partir de las palabras de Dios, entendí un principio. En asuntos relacionados con la obra de la iglesia y los deberes, no importa cuál sea la situación, siempre que un problema afecte los deberes del pueblo escogido de Dios o impida el progreso normal de la obra de la iglesia, debe resolverse a tiempo. Sobre cosas que no comprendemos, debemos consultar a personas con conocimiento y encontrar soluciones lo más rápidamente posible. Sin embargo, yo siempre creía que estaba investigando y solucionando activamente estos problemas cuando los enfrentaba, pero nunca consideré si realmente podía resolverlos, o si podía, cuánto tiempo llevaría, o si demoraría el trabajo. No consideraba estos factores, y sin saberlo, perdí el mejor tiempo para abordar los problemas. Esto no se trataba de realizar el trabajo activamente, ni mucho menos, encarar las dificultades sin rodeos. Claramente era trabajar de manera independiente y negligente, y eso no era ser responsable del trabajo y demoraba mucho la obra de la iglesia. ¡Era verdaderamente absurda y tonta! De hecho, cuando los líderes indagan sobre el trabajo o nos preguntan si tenemos algún problema, es con la esperanza de que expongamos problemas reales y busquemos una enseñanza. Esto nos ayudará a comprender la verdad, captar los principios y de a poco aprender a manejar el trabajo real. ¡Esto es algo muy positivo! Cuanto más lo pensaba, más me arrepentía de lo que había hecho. Si hubiera reconocido la esencia y las consecuencias de ocultarme y hubiera corregido esto antes, no habría causado tanta pérdida al trabajo, y no habría perdido tantas oportunidades de obtener la verdad.

Una vez, el líder decidió que yo supervisara el trabajo de pintura y me habló muchas veces sobre los principios y los requerimientos. Yo sentía que comprendía bien esas cosas en ese momento, pero, cuando empecé a trabajar, me di cuenta de que no comprendía algunos detalles y no sabía cómo proceder. Me sentí ansiosa otra vez. Cuando el líder me hablaba, yo confirmaba mi comprensión enfáticamente, pero ahora que estaba haciendo el trabajo, no sabía lo que hacía. ¿Qué debía hacer? Quería preguntarle al líder otra vez, pero luego pensé si el líder diría: “¿Cómo es posible que aún no entiendas, si te hablé con tanto detalle y te repetí las cosas varias veces? ¡Realmente parece que no tienes calibre!”. Entonces, una vez más, no le pedí ayuda al líder. Pasaron tres días, y estaba muy ansiosa, entonces me arrodillé para orarle a Dios y le conté sobre mi estado. Después de orar, pensé en mi experiencia de fracasos anteriores y recordé estas palabras de Dios: “No importa qué confusiones o dificultades te encuentres en tu trabajo, si pueden afectar al pueblo escogido de Dios al hacer sus deberes o impedir el progreso normal de la obra de la iglesia, deberían resolverse con prontitud. Si no puedes solucionar un problema por tu cuenta, deberías buscar a unas cuantas personas que entiendan la verdad para resolverlo con ellas. Si ni siquiera esto funciona, debes trasladar el asunto e informar a lo Alto para buscar una solución. Esta es la responsabilidad y obligación de los líderes y obreros(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (7)). Las palabras de Dios me recordaron que si no buscaba la comprensión rápidamente, si el trabajo no se completaba a tiempo con el correr de los días, el progreso se demoraría. Al darme cuenta de esto, decidí ser honesta y no cubrirme ni ocultarme, sin importar cómo pudiera verme el líder. Entonces busqué ayuda del líder, y él volvió a explicarme todo, y el problema se resolvió de inmediato. Le ofrecí una oración de agradecimiento y alabanza a Dios. Practicar así era verdaderamente dulce y liberador.

Al reflexionar sobre esta experiencia, estoy profundamente agradecida a Dios por tantas situaciones que dispuso para que yo atravesara. Aunque revelaron gran parte de mi corrupción, fueron las mejores oportunidades para que yo me comprendiera. A través de la exposición, el esclarecimiento y la guía de las palabras de Dios, he ganado una mejor comprensión de mí, aprendí algunas lecciones, y encontré maneras de cumplir mis deberes bien. Le agradezco a Dios desde el fondo de mi corazón.

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