Encontrar tu lugar es clave

23 Oct 2022

Por Zhou Yuqi, China

Yo realizaba labores de asuntos generales en la iglesia. Una vez, en una charla, oí que una líder de iglesia decía: “La hermana Zhen Xin tiene aptitud, comprende las cosas puramente y comparte la verdad de forma práctica. Planeo cultivarla para que haga trabajo de riego”. Zhen Xin fue elegida líder poco después. Al oír esta noticia, mi corazón no pudo evitar entristecerse. En el pasado, la hermana Zhen Xin y yo habíamos hecho labores de asuntos generales, pero ahora, ella se convirtió en líder, y yo seguía haciendo labores de asuntos generales. ¿Por qué yo era tan deficiente? Toda la mañana me sentí muy decaída, y no prestaba atención en mi deber. Después, la hermana Zhen Xin fue transferida, y la líder me preguntó si yo quería asumir el antiguo trabajo de la hermana Zhen Xin y, al mismo tiempo, supervisar las labores de asuntos generales. En ese momento, me sentí un poco triste. Aunque tendría el título de supervisora, seguían siendo labores de asuntos generales. Sin importar cuán bien lo hiciera, nadie lo sabría, no era como ser líder, alguien que la iglesia se concentra en cultivar y a quien los hermanos y hermanas admiran y apoyan. Sentía que las labores de asuntos generales eran inferiores, y por eso no quería aceptar. Pensaba: “Si asumo este deber, ¿qué pensarán de mí mis hermanos y hermanas? ¿Pensarán que he creído en Dios durante años sin perseguir la verdad ni progresar, y que por eso sigo en las labores de asuntos generales? ¡Qué vergüenza!”. Pero, al pensarlo otra vez, este deber llegó a mí con el permiso de Dios. Aunque no coincidiera con mis deseos, debía someterme y no actuar desde mis preferencias personales, así que, de mala gana, le respondí a mi líder que estaba dispuesta a aceptar este deber.

Después de un tiempo, oí que la líder decía: “El hermano Shang Jin tiene aptitud, con un poco de esfuerzo en su entrada en la vida, puede ser cultivado”. Tras oír esto, me sentí aún peor. Yo supervisaba el trabajo de Shang Jin, e incluso él era alguien a quien la líder quería cultivar, entonces, ¿por qué no se había mencionado mi nombre? Yo supervisaba su trabajo, pero no me ascendían, permanecía en el mismo lugar. ¿Cómo me verían los demás? ¿Era en verdad tan mala? Podía gestionar el trabajo, hallar problemas y solucionarlos. A veces, cuando la líder debatía cosas, yo podía expresar algunas opiniones y hacer sugerencias. ¿Por qué la líder no podía ver mis fortalezas? Habría sido feliz si la líder mencionaba mi nombre y decía que yo era apta para un ascenso, pero que necesitaban que supervisara las labores de asuntos generales. Esto demostraría que no era tan mala, y me haría sentir mejor. En esos días, cuando pensaba en eso, me sentía muy alterada. Me sentía completamente apática. No quería hablar con mis hermanos y hermanas, ni soportaba la carga de mi deber. Cuando otros me informaban de problemas, no pensaba en los asuntos con tanto cuidado como antes.

Una vez, mi supervisora me envió una carta en la que me pedía que hiciera algo, pero no presté atención al contenido, lo que afectó mi trabajo. Un día, la líder me pidió que entregara algo en una reunión del grupo de la hermana Zhen Xin. Cuando oí esto, dudé en ir por miedo a lo que la hermana Zhen Xin pensaría de mí. Habíamos cumplido el mismo deber, pero ahora, a ella la habían ascendido, mientras yo seguía haciendo labores de asuntos generales. ¿Me despreciaría y pensaría que yo era inútil? Pero me preocupaba que, si no iba, se afectaría el trabajo, así que tuve que armarme de valor. Cuando llegué, para que Zhen Xin no me reconociera, me encorvé y me quedé mirando el teléfono durante más de media hora. Durante este tiempo, algunos hermanos y hermanas me hablaron, pero yo no me animé a levantar la cabeza por miedo a que Zhen Xin me reconociera. En ese momento, me sentía inútil. Me sentía tan mal que quería llorar. No pude evitar correr a otra habitación, mirar el cielo nocturno y llorar en silencio. Hacía muchos años que creía en Dios, pero sentía que mi líder no me valoraba. Mientras otros se convertían en líderes, yo seguía estancada en labores de asuntos generales. ¿Qué sentido tenía vivir así? Cuando descubrí que estaba pensando así, me alarmé. ¿Cómo podía tener tales pensamientos? En ese momento, recordé vagamente las palabras de Dios: “Para los anticristos el estatus y la reputación son su vida. […] Podrías dejarlos en un bosque primitivo en las profundidades de las montañas y seguirían sin dejar de lado su búsqueda de reputación y estatus(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). La palabra de Dios describía mi estado, por lo que busqué este pasaje y lo leí. Dios Todopoderoso dice: “Para los anticristos el estatus y la reputación son su vida. Sin importar cómo vivan, el entorno en que vivan, el trabajo que realicen, lo que busquen, los objetivos que tengan y su rumbo en la vida, todo gira en torno a tener una buena reputación y un estatus alto. Y este objetivo no cambia, nunca pueden dejar de lado tales cosas. Este es el verdadero rostro de los anticristos, su esencia. Podrías dejarlos en un bosque primitivo en las profundidades de las montañas y seguirían sin dejar de lado su búsqueda de reputación y estatus. Puedes colocarlos en medio de cualquier grupo de gente e, igualmente, no pueden pensar más que en reputación y estatus. Si bien los anticristos también creen en Dios, consideran que la búsqueda de reputación y estatus es equivalente a la fe en Dios y le asignan la misma importancia. Es decir, a medida que recorren la senda de la fe en Dios, también persiguen la reputación y el estatus. Se puede decir que los anticristos creen de corazón que la búsqueda de la verdad en su fe en Dios es la búsqueda de reputación y estatus; que la búsqueda de reputación y estatus es también la búsqueda de la verdad, y que adquirir reputación y estatus supone adquirir la verdad y la vida. Si les parece que no tienen reputación, ganancias ni estatus, que nadie los admira ni los estima ni los sigue, se sienten muy decepcionados, creen que no tiene sentido creer en Dios, que no sirve de nada, y se dicen a sí mismos: ‘¿Es la fe en dios un fracaso? ¿Es inútil?’. A menudo reflexionan sobre estas cuestiones en su corazón, sobre cómo pueden hacerse un lugar en la casa de Dios, cómo pueden obtener una gran reputación en la iglesia, con el fin de que la gente los escuche cuando hablan, los apoye cuando actúen y los siga adondequiera que vayan, de forma que tengan la última palabra en la iglesia y fama, ganancias y estatus; tales son las cosas en las que de verdad se concentran en su fuero interno, son las cosas que buscan(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). Gracias a la palabra de Dios, aprendí que los anticristos anteponen su propio prestigio y estatus en todo lo que hacen, nunca renuncian a buscar fama y estatus, y, para ellos, el estatus es tan importante como sus propias vidas. Reflexioné sobre mí misma: “¿Por qué nunca quiero hacer labores de asuntos generales? ¿Por qué me preocupa tanto ser líder?”. Me di cuenta de que la razón principal era que sentía que los líderes tenían estatus. Los hermanos y hermanas los admiraban y aprobaban y, además, los líderes superiores los valoraban mucho, y la iglesia se concentraba en cultivarlos. Sentía que era bueno ser líder, poder destacarme y tener la aprobación de todos, y que solo sería exitosa si era líder. También sentía que hacer labores de asuntos generales era ocuparse de asuntos externos, que solo aquellos que no perseguían la verdad realizan esos deberes, y que los demás los despreciaban. Debido a estas ideas equivocadas, cuando veía que ascendían a alguien a mi alrededor, pero no a mí, me sentía muy dolida y quería que la líder mencionara mi nombre. Pero cuando la líder ascendía a otros y no a mí, me abatía y no quería ver a nadie, y yo no tenía ningún deseo de cumplir mi deber. Pasar todos los días atormentada por el prestigio y el estatus era horrible, hasta el punto en que sentía que la vida no tenía sentido. ¿Buscar prestigio y estatus así no era como seguir la senda de un anticristo? Cuando me di cuenta, tuve miedo, por lo que pronto oré a Dios para arrepentirme: “Dios, mi deseo de prestigio y estatus es demasiado fuerte. No quiero vivir en este estado rebelde. Por favor, guíame para liberarme del yugo de la fama y el estatus”.

Un día, mientras leía la palabra de Dios, mis opiniones cambiaron un poco. Dios Todopoderoso dice: “¿Queréis siempre desplegar vuestras alas y emprender el vuelo, deseáis siempre volar solos, ser un águila y no un pajarito? ¿Qué carácter es ese? ¿Se trata del principio de la conducta humana? Vuestra búsqueda de la conducta humana debe basarse en las palabras de Dios; solo estas son la verdad. Habéis sido corrompidos demasiado profundamente por Satanás, y siempre tomáis la cultura tradicional —las palabras de Satanás— como la verdad, como el objeto de vuestra búsqueda, lo que os facilita tomar la senda equivocada, caminar por la senda de la resistencia a Dios. Los pensamientos y puntos de vista de la humanidad corrupta y las cosas por las que se esfuerzan son contrarios a los deseos de Dios, a la verdad y a las leyes de la soberanía de Dios sobre todo, Su instrumentación de todo y Su control sobre el destino de la humanidad. Por lo tanto, no importa lo apropiado y razonable que resulte este tipo de búsqueda según los pensamientos y nociones humanas, desde la perspectiva de Dios, no son cosas positivas, y no concuerdan con Sus intenciones. Como vas en contra del hecho de la soberanía de Dios sobre el destino de la humanidad, y dado que quieres ir en solitario, llevando tu destino en tus propias manos, siempre te topas con las paredes, tan fuerte que te brota sangre de la cabeza y nada te sale bien. ¿Por qué nada te sale bien? Porque las leyes que Dios estableció son inalterables para cualquier ser creado. La autoridad y el poder de Dios están por encima de todo, son inviolables para cualquier ser creado. La gente confía demasiado en sus propias capacidades. ¿Qué es lo que hace que la gente siempre desee liberarse de la soberanía de Dios, quiera apoderarse de su propio destino, planificar su propio futuro y controlar sus perspectivas, su dirección y sus objetivos vitales? ¿De dónde proviene este punto de partida? (De un carácter satánico corrupto). Así pues, ¿qué les trae a las personas un carácter satánico corrupto? (Oposición a Dios). ¿Qué surge de que las personas se opongan a Dios? (Dolor). ¿Dolor? ¡Destrucción! El dolor no es ni la mitad. Lo que ves ante tus ojos es dolor, negatividad, debilidad, resistencia y quejas. ¿Qué consecuencia traerán estas cosas? ¡La aniquilación! Esto no es un asunto menor ni un juego. Las personas que no tienen un corazón temeroso de Dios son incapaces de ver esto(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Un carácter corrupto solo se puede corregir aceptando la verdad). Yo era tal como lo revelaba la palabra de Dios. Quería ser un águila, no un pájaro. Pensaba que las labores de asuntos generales me convertían en un pájaro, alguien que no merecía ser cultivada, y era despreciada. Para mí, los líderes eran como águilas. Tenían potencial, y eran valorados y admirados por otros. Yo creía en “el hombre lucha hacia arriba; el agua fluye hacia abajo”, “al igual que un árbol vive por su corteza, el hombre vive por su imagen”, “la gente debe luchar por su dignidad”, y otros venenos satánicos. Creía que, para vivir una buena vida, la gente debía ascender, y cuanto más estatus tuvieras, mejor; o vivirías una vida inútil. Bajo el control de estas ideas erróneas, no podía cumplir mi deber de una manera sensata y siempre buscaba ser líder para que la gente me admirara. Cuando vi que los hermanos y hermanas que me rodeaban se convertían en líderes, yo me sentí abatida, no pude aceptarlo y me resistí. Pensaba: “No soy peor que nadie. ¿Por qué otros pueden ser líderes, pero yo estoy estancada en labores de asuntos generales?”. Empecé a quejarme contra Dios y pensaba que quienes hacían labores de asuntos generales no perseguían la verdad, por lo que vivía en negatividad y empecé a salir del paso y a descuidar mi deber, lo que afectó mi trabajo. ¿Dónde estaban mi obediencia y sumisión a Dios? ¡Qué grande era mi ambición! Sabía que la aptitud de cada persona y los deberes que cumple están predestinados por Dios, lo que incluía el deber que yo estaba cumpliendo. Por eso, debía aceptarlo y someterme. Siempre sentía que nadie me valoraba porque hacía labores de asuntos generales, y eso me abatía, pero se debía a mis opiniones equivocadas sobre la búsqueda y a mi incapacidad para someterme a la soberanía y predestinación de Dios. No podía someterme a la soberanía de Dios ni a sus disposiciones, y era negativa y me quejaba. En esencia, me oponía y me resistía a Dios y me rebelaba contra Él. Si seguía así, solo podría terminar en el infierno.

Después de eso, leí dos pasajes de la palabra de Dios: “Si tienes un sentido de carga respecto al trabajo de la iglesia y deseas participar en él, eso es bueno; pero debes reflexionar sobre si entiendes la verdad, sobre si eres capaz de comunicarla para resolver los problemas, si realmente puedes someterte a la obra de Dios, y si eres capaz de llevar a cabo correctamente el trabajo de la iglesia de acuerdo con los arreglos de obra. Si cumples con estos criterios, puedes presentarte para ser un líder o un obrero. Lo que quiero decir con esto es que, como mínimo, las personas deben tener conciencia de sí mismas. Primero debes fijarte en si eres capaz de distinguir entre los distintos tipos de personas, si puedes entender la verdad y hacer las cosas según los principios. Si cumples estos requisitos, eres apto para ser un líder o un obrero. Si no eres capaz de autoevaluarte, puedes preguntar a las personas que te rodean y que te conocen o están cerca de ti. Si todas te dicen que no tienes el calibre suficiente para ser un líder, y que ya basta con solo hacer bien tu trabajo actual, entonces deberías procurar rápidamente conocerte a ti mismo. Dado que tienes poco calibre, no malgastes todo tu tiempo en querer ser un líder; limítate a hacer lo que puedas, a cumplir con tu deber correctamente, con los pies en el suelo, para poder tener tranquilidad. También esto es bueno. Y si eres capaz de ser un líder, si realmente posees tal calibre y habilidad, si cuentas con capacidad de trabajo y tienes sentido de la carga, entonces eres justo el tipo de persona con talento que le hace falta a la casa de Dios, y seguro que serás ascendido y cultivado; pero en todo están los tiempos de Dios. Este deseo de ser ascendido no es ambición, pero debes tener el calibre y cumplir los criterios para ser líder. Si tienes poco calibre y aun así pasas todo el tiempo deseando ser un líder, asumir alguna tarea importante, ser responsable del trabajo en general o hacer algo que te permita diferenciarte, entonces te digo: eso es ambición. La ambición puede traer desastres, de modo que deberías tener cuidado con ella. Todas las personas desean progresar y están dispuestas a luchar por la verdad, lo cual no es un problema. Algunos tienen calibre, cumplen los criterios para ser líderes y son capaces de luchar por la verdad, y esto es bueno. Otros no tienen calibre, de forma que deberían apegarse a su propio deber, cumpliendo correctamente el deber que tienen justo delante y haciéndolo de acuerdo a los principios, y a los requerimientos de la casa de Dios; se trata de algo mejor, más seguro y realista para ellos(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). “Las personas deben tener la comprensión y la actitud adecuadas respecto al ascenso y el cultivo; en estos asuntos, deben buscar la verdad sin seguir su propia voluntad ni tener ambiciones y deseos. Si sientes que eres de buen calibre pero la casa de Dios nunca te ha ascendido, ni tiene ningún plan para cultivarte, entonces no te frustres ni empieces a quejarte, simplemente concéntrate en perseguir la verdad y en luchar por salir adelante. Cuando tengas cierta estatura y seas capaz de hacer un trabajo real, el pueblo escogido de Dios te seleccionará naturalmente para ser líder. Y si sientes que eres de bajo calibre, que no tienes ninguna posibilidad de ser ascendido o cultivado y que es imposible que se cumplan tus ambiciones, ¿acaso no es algo bueno? Esto te protegerá. Dado que eres de escaso calibre, si te encuentras con un grupo de atolondrados ciegos que te eligen para ser su líder, ¿acaso no andarás sobre ascuas ardientes? Eres incapaz de hacer cualquier trabajo y tus ojos y tu mente están ciegos. Cada cosa que haces es una perturbación; cada uno de tus movimientos es una maldad. Es mejor que hagas bien el trabajo de tu deber actual; al menos no te avergonzarás, y es mejor que ser un falso líder y el blanco de críticas entre bastidores. Como persona, debes medirte a ti mismo, debes tener un poco de autoconciencia; así podrás evitar tomar la senda equivocada y cometer graves errores(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Tras leer las palabras de Dios, me sentí conmovida. Siempre sentía que era mejor que los hermanos y hermanas que me rodeaban, y quería ser líder, pero ¿de verdad era apta para ser líder? ¿Tenía de verdad la aptitud para ser líder? Los líderes deben perseguir la verdad, ser capaces de trabajar y tener buena humanidad. No cualquiera puede ser líder. Si no tienes las cualificaciones para ser líder y no puedes hacer un trabajo real, aunque te conviertas en líder, no lo serás por mucho tiempo, y algunas personas son reveladas como falsos líderes. Yo ya había trabajado como líder de iglesia, pero debido a mi poca aptitud y a mi escasa habilidad laboral, no podía hacer un trabajo real ni solucionar los problemas y dificultades de los demás. Esto dañó su entrada en la vida y perjudicó el trabajo de la iglesia, por lo que fui destituida. En cuanto a aptitud y habilidad laboral, no estaba cualificada para ser líder. En comparación, era buena para las labores de asuntos generales, podía hacer algo de trabajo real en esa área, y no era muy estresante. La iglesia organiza el trabajo con base en la aptitud y la fortaleza de cada persona. Esto permite que la gente cumpla su función con normalidad y beneficia el trabajo de la iglesia. Pero yo no conocía mi propia medida. Estaba claro que carecía de aptitud y de las cualificaciones para ser líder, pero igual sentía que tenía talento y que era superior a los demás, y siempre quería ser ascendida. Cuando vi que la líder ascendía a otros y no a mí, me quejé de que la líder no me prestaba atención. Cumplía con mi deber de manera superficial y era hostil y negativa hacia Dios. Era muy arrogante, ¡y no tenía ninguna razón! Cuando reconocí esto, me sentí muy culpable. Pude tratar mi deber actual correctamente y estuve dispuesta a aceptar mi posición y cumplir con mi deber de un modo sensato.

Después oí un himno de la palabra de Dios: “Solo soy un pequeño ser creado”:

¡Oh, Dios! Tenga estatus o no, ahora me entiendo a mí mismo. Si mi estatus es alto, se debe a Tu elevación; y si es bajo, se debe a Tu ordenación. Todo está en Tus manos. No tengo ninguna elección ni ninguna queja. Tú ordenaste que yo naciera en este país y entre esta gente, y lo único que debería hacer es ser absolutamente sumiso bajo Tu dominio, porque todo está incluido en lo que Tú has ordenado.

No pienso en el estatus; después de todo, solo soy un ser creado. Si Tú me colocas en el abismo sin fondo, en el lago de fuego y azufre, no soy más que un ser creado. Si Tú me usas, soy un ser creado. Si Tú me perfeccionas, sigo siendo un ser creado. Si Tú no me perfeccionas, te seguiré amando, pues no soy más que un ser creado.

No soy más que un ser creado minúsculo, del Señor de la creación, tan solo una de entre todos los seres humanos creados. Fuiste Tú quien me creó, y ahora me has vuelto a colocar en Tus manos, para hacer conmigo Tu voluntad. Estoy dispuesto a ser Tu herramienta y Tu contraste, porque todo es lo que Tú has ordenado. Nadie puede cambiarlo. Todas las cosas y todos los acontecimientos están en Tus manos.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Por qué no estás dispuesto a ser un contraste?

Mientras meditaba sobre la letra, mi corazón brilló. Mi estatus, alto o bajo, estaba predestinado por Dios, y, tuviera o no estatus, yo era un ser creado. Era un ser creado si mi estatus era alto, y aún era un ser creado si mi estatus era bajo. Mi esencia nunca cambiaría. La iglesia organizó que yo hiciera labores de asuntos generales, por lo que debía aceptar mi posición, aprovechar al máximo mis fortalezas y esforzarme por hacer bien las labores. Era mi obligación como ser creado. Con esto en mente, me sentí liberada y oré a Dios en silencio: “¡Dios! No quiero ser negativa y oponerme a Ti por el rango de mi deber. Sin importar mi estatus, solo quiero cumplir con seriedad el deber de un ser creado para satisfacerte”. Después, ya no me resistía a los entornos que Dios organizaba. Pensaba en cómo cumplir bien mi deber actual y hacía mi trabajo de forma sensata. Al practicar así, me sentía muy segura.

Después, reflexioné y me di cuenta de que despreciaba las labores de asuntos generales por otro motivo: tenía una visión ridícula y absurda sobre estas labores. Creía que quienes hacían labores de asuntos generales no perseguían la verdad, que eran inferiores y que no tenían esperanza de salvación, que solo quienes eran ascendidos a puestos importantes perseguían la verdad y tenían una ocasión de ser salvados. Leí dos pasajes de la palabra de Dios que lidian con esta visión falaz. Dios Todopoderoso dice: “En la casa de Dios se hace referencia constante a aceptar la comisión de Dios y cumplir con el deber propio adecuadamente. ¿Cómo surge el deber? En términos generales, surge como resultado de la obra de gestión de Dios de traer la salvación a la humanidad; hablando de manera más concreta, a medida que la obra de gestión de Dios se desarrolla entre la humanidad, surgen diversos trabajos que requieren de la gente que colabore para completarlos. Esto ha hecho que surjan responsabilidades y misiones que las personas tienen que cumplir y estas responsabilidades y misiones son los deberes que Dios confiere a la humanidad. En la casa de Dios, las diversas tareas que requieren la cooperación de las personas son los deberes que han de cumplir. Entonces, ¿se diferencian los deberes entre mejores y peores, nobles y humildes o grandes y pequeños? No existen tales diferencias; todo aquello que guarde relación con la obra de gestión de Dios, sea requisito de la obra de Su casa y sea un requerimiento para la difusión del evangelio de Dios, entonces es el deber de una persona. Este es el origen y la definición del deber. […] Con independencia de cuál sea tu deber, es una misión que te ha encomendado Dios. A veces se te puede pedir que cuides o que mantengas a buen recaudo un objeto importante. Es posible que sea un asunto trivial en comparación, del que solo se puede decir que es responsabilidad tuya, pero es una tarea que Dios te ha encargado; la has aceptado de Él. La has aceptado de manos de Dios y es tu deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). “No es que la gente se convierta en alguien que tiene las realidades-verdad en cuanto empieza a cumplir con su deber. Cumplir con el deber no es más que un método y un canal a seguir. En el cumplimiento de su deber, la gente utiliza la búsqueda de la verdad para experimentar la obra de Dios, entender poco a poco y aceptar la verdad, y luego practicarla. Entonces alcanzan un estado en el que se deshacen de su carácter corrupto, se liberan de las ataduras y el control del carácter corrupto de Satanás, y así se convierten en alguien que tiene la realidad-verdad y una humanidad normal. Solo cuando tengas una humanidad normal, tu cumplimiento del deber y tus acciones resultarán edificantes para la gente y satisfactorios para Dios. Y solo cuando las personas sean aprobadas por Dios por el cumplimiento de su deber, podrán ser seres creados aceptables(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los acontecimientos y las cosas cercanas). La palabra de Dios corrigió mi opinión falaz sobre mi deber. Aprendí que los deberes surgen de la obra de gestión de Dios para salvar a la gente, y que no hay distinción entre alto y bajo, grande o pequeño. No importa cuál sea el deber, es una obligación y una responsabilidad para nosotros, y debemos esforzarnos para cumplirlo. Si queremos que el trabajo de la iglesia avance sin percances, se requiere la cooperación de todos en cada uno de los deberes. Todos los deberes son indispensables. Antes, no entendía la verdad. Seguía mis nociones, pensando que las labores de asuntos generales eran inferiores y que no tenía esperanza de recibir la salvación. Eso es un completo malentendido de Dios. De hecho, que alguien pueda salvarse no tiene nada que ver con su estatus o su deber. No es que vayas a poseer la verdad y ser salvada por ser líder. Incluso si eres líder durante años, si no persigues la verdad, Dios no te aprobará. Pensé en los anticristos y falsos líderes que se habían revelado. La iglesia los cultivó para deberes importantes, pero no persiguieron la verdad en sus deberes. Perseguían prestigio y estatus, se dedicaban a intereses personales, eran hostiles a Dios, y al final, fueron descartados. Dios es justo y determina el resultado de la gente no en función de si tiene un rol importante o un estatus alto. Lo que más importa es si cambia su carácter-vida y si gana la verdad. Si crees en Dios durante años pero no persigues la verdad, y tu carácter-vida no cambia, no importa qué deber cumplas, al final serás revelado y descartado. Dios es justo y no hace preferencias con la gente. Me recuerda a las palabras de Dios: “El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine). Tu éxito en creer en Dios depende de la senda que tomes. Perseguir la verdad y cumplir el deber de un ser creado con sensatez es lo más importante.

Mi experiencia en esa época me mostró un poco más de claridad en la búsqueda del prestigio y del estatus. Buscar fama y estatus no es la senda correcta, es resistirse a Dios. Nada importa más que perseguir la verdad. Además, también me dio un poco de autoconocimiento y corrigió mi opinión sobre mí misma, y mi ambición por ser líder ya no es tan fuerte. Cuando me entero de que eligen como líderes a ciertos hermanos y hermanas, aunque todavía me afecta emocionalmente, gracias a la oración y a rebelarme contra mí misma, ya no estoy tan limitada y puedo cooperar normalmente en mi deber con mis hermanos y hermanas. ¡Gracias a Dios!

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