La historia de Joy
Por Joy, Filipinas
La protagonista de la historia de hoy se llama Joy. Es una hermana de Filipinas. Antes siempre trataba a la gente desde las emociones. Si alguien era amable con ella, ella también lo era. No discernía cómo era la gente y no tenía principios. Fue así hasta que experimentó algo que hizo que entendiera que los principios según los cuales congeniaba con la gente y consideraba a los demás eran incorrectos. Una experiencia especial, ciertas cosas especiales, hicieron que comprendiera que debemos considerar a las personas y cosas según la palabra de Dios para tratar a los demás con principios. Joy tenía una compañera de clase en la universidad llamada Emma, y eran buenas amigas. Siempre que Joy tenía dificultades, buscaba ayuda en Emma, y Joy valoraba su amistad.
En febrero de 2021, Emma invitó a Joy a una reunión de la Iglesia de Dios Todopoderoso. A base de leer las palabras de Dios Todopoderoso y de escuchar enseñanzas en las reuniones, Joy comprobó que Dios Todopoderoso es la segunda venida del Señor Jesús y aceptó con gusto la obra de Dios de los últimos días. Unos meses después eligieron a Joy diaconisa de riego de la iglesia.
Sin embargo, un día, Joy advirtió de pronto que, en el grupo de reunión, Emma estaba difundiendo falacias que cuestionaban a Dios y atacaban la iglesia, así como prejuicios acerca de los líderes y diáconos. Había insatisfacción y sarcasmo en sus palabras. También decía que estas cosas no eran idea suya, sino de otros, y que esperaba que los líderes celebraran una reunión para responder a estas cuestiones. Joy se horrorizó tras oír las tonterías y falacias de Emma. A su vez, también estaba preocupada, pues todos los del grupo de reunión eran hermanos y hermanas que acababan de aceptar la obra de Dios de los últimos días. Sin duda, enviar esos mensajes al grupo ocasionaría una perturbación y hasta podría hacer tropezar a gente con una base superficial y sin discernimiento. Joy no sabía por qué hacía eso Emma. Si realmente quería respuestas a sus preguntas, podría haber enviado estas preguntas directamente a los líderes. ¿Por qué difundir estas cosas entre los nuevos creyentes? Joy estaba totalmente perpleja. Enseguida, como temía Joy, los comentarios de Emma provocaron cierta confusión y perturbación en la iglesia e influyeron sobre algunos hermanos y hermanas, con lo que estos tenían prejuicios hacia los líderes y diáconos y se sentían confundidos. Un líder del grupo preguntó a Joy: “¿Es cierto lo que dijo Emma?”. Ante esta situación, Joy estaba aún más preocupada. Por ello, se apresuró a acudir a Emma a preguntarle qué pasaba y por qué dijo estas cosas. “Supe sobre los rumores que has estado difundiendo, y eso ha provocado cierto caos en la iglesia. Hay gente que incluso tiene prejuicios hacia los líderes y obreros. Emma, ¿por qué haces esos comentarios? ¿De dónde salieron esas palabras?”. “Yo no he dicho eso. Solo quiero que los líderes celebren una reunión para responder a estas preguntas”. “Entonces, deberías enviárselas directamente a los líderes y que ellos hablen contigo. Emma, ¿de verdad que no se te ocurrieron a ti estos comentarios?”. “¡Claro que no! No tengo nociones acerca de la obra de Dios”. “¿Y por qué no dices quién hizo las preguntas? Emma, cuéntame de dónde salen estos rumores”. Joy no recibió respuesta cuando le preguntó a Emma por los comentarios. Preguntara lo que preguntara Joy, Emma se negaba a responder. Joy denunció este asunto ante una líder, quien también quiso saber quién planteó estas preguntas para resolver rápidamente el problema de raíz. Sin embargo, Emma mantuvo la boca bien cerrada y no se lo contó. Luego, tras investigarlo, ningún otro hermano o hermana había planteado estas preguntas. Era la propia Emma la que tenía nociones sobre la obra de Dios. Recabó rumores de internet y los expresó en forma de preguntas, pero se negaba a admitirlo. Cuando la líder supo la verdad del asunto, enseguida organizó una reunión y habló en respuesta a cada falacia de Emma para que los hermanos y hermanas tuvieran discernimiento acerca de lo afirmado por ella. No obstante, la propia Emma no tenía conciencia ni arrepentimiento respecto a sus actos.
Tras este incidente, la líder preguntó a Joy: “¿Qué harás si Emma no es una persona correcta? ¿Sabrás tratarla según los principios de la verdad?”. Ante estas preguntas de la líder, Joy no supo qué contestar. Después, la líder y Joy leyeron juntas un pasaje de la palabra de Dios, y a Joy se le iluminó el corazón. Supo cómo tratar a Emma y, además, tenía unas indicaciones previas. “¿Según qué principio piden las palabras de Dios que la gente trate a los demás? Ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia. Ese es el principio al que hay que atenerse. Dios ama a los que buscan la verdad y son capaces de seguir Su voluntad. Esas son también las personas a las que debemos amar. Aquellos que no son capaces de seguir la voluntad de Dios, que odian a Dios y se rebelan contra Él, son personas despreciadas por Dios, y nosotros también debemos despreciarlas. Esto es lo que Dios pide del hombre. […] Durante la Era de la Gracia, el Señor Jesús dijo: ‘¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?’. ‘Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre’ (Mateo 12:48, 50). Este dicho ya existía en la Era de la Gracia, y ahora las palabras de Dios son incluso más claras: ‘Ama lo que Dios ama, y odia lo que Dios odia’. Estas palabras van directas al grano, pero las personas son a menudo incapaces de apreciar su verdadero sentido” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo reconociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente). Tras escuchar las palabras de Dios, Joy comprendió un poco Su voluntad. Dios nos exige que tratemos a la gente según los principios, pues Su palabra señala “Ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia”. En toda cuestión de principios, y sea quien sea, debemos tratarla según lo señalado por Dios: “Ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia”. Emma difundió adrede unas falacias disparatadas que provocaron en la gente nociones y malentendidos acerca de Dios y confusión sobre Su obra. Esto perturbó la vida de iglesia, lo que por naturaleza es malvado. Dios aborrece a los malhechores, así que la gente debe estar de parte de Él, rechazar a los malhechores y detener sus acciones malvadas para que no perturben continuamente a los demás cuando se reúnan y lean la palabra de Dios. Una vez entendido esto, Joy le dijo a la líder: “Aunque me cuesta admitir que Emma cometiera el mal, es una realidad después de todo. No me dejaré perturbar ni limitar por ella y la trataré según los principios otorgados por Dios. Si la iglesia la aísla, yo también renunciaré a mis sentimientos hacia ella y no culparé a Dios”. La líder contestó a Joy: “Ahora, para que Emma no engañe a los hermanos y hermanas, la iglesia ha decidido que se aísle”. Aunque a Joy le preocupaba la situación de Emma, también sabía que Emma había actuado como sierva de Satanás al perturbar la vida de la iglesia y que lo dispuesto por la líder era para proteger a los hermanos y hermanas de ser engañados o acosados por falacias, por lo que Joy no dijo nada. No obstante, días después, Emma volvió a encontrarse a Joy… “¡Joy, han dispuesto que me aísle! La líder no me sacó del grupo de reunión, pero no se me permite reunirme con otros. Me siento excluida”. “Difundiste falacias y rumores en el grupo de reunión y actuaste mal. Has de hacer introspección. Una vez que realmente te arrepientas, podrás regresar a las reuniones”. “Me preocupa que la líder me saque del grupo de reunión. Pero aunque me saque del grupo, está bien. Usaré otra cuenta para unirme a la Iglesia de Dios Todopoderoso en otra región. Total, ¡aquí no soy bienvenida!”. “¿Vas a unirte a la Iglesia con una identidad falsa? ¿Eso no es mentir a los hermanos y hermanas?”. “¿Y qué?”. A Joy le sorprendieron las palabras de Emma. Emma no tenía intención de arrepentirse. Hasta quería crear una cuenta falsa para infiltrarse en la Iglesia con el fin de perturbar y sabotear. ¿No era una simple sierva de Satanás? Y las palabras de Emma también demostraban que no era honesta. Planeaba engañar a sus hermanos y hermanas y a la iglesia. Joy se acordó entonces de la responsabilidad del diácono de riego: “En cuanto descubra un problema ha de abordarlo inmediatamente buscando la verdad; debe resolver los problemas importantes hablando con los líderes de la iglesia. No ha de ocultar los hechos reales” (Los 170 principios de la práctica de la verdad). A Joy le pareció que, como diaconisa de riego, tenía que respetar los principios de la verdad y proteger a sus hermanos y hermanas de perturbaciones y engaños. Por tanto, se lo contó a la líder. “¿Estás diciendo que Emma va a crear una cuenta falsa?”. “Hay capturas de pantalla de nuestro chat; te las enseño”. “¡Emma va a ser expulsada por continuar perturbando la iglesia de esta forma! Sin embargo, es mi amiga y me predicó el evangelio. ¿Y si…?”. “Hermana, ¿crees que podemos mantenerla en el grupo de reunión? Así no solicitará una cuenta falsa para perturbar otras iglesias”. “Si no hace el mal ni perturba, puede quedarse. No obstante, ahora mismo no comprende sus malas acciones ni la perturbación que ocasionó. Aún desea mentir, engañar y colarse en otra iglesia. Esto demuestra que no se ha arrepentido. Si realmente tiene la esencia de una malhechora, no se arrepentirá y transformará ni dejará de hacer el mal”. Las palabras de la líder fueron una advertencia para Joy, y fue entonces cuando esta se percató de que actuaba desde las emociones al querer mantener a Emma en la iglesia. Emma no se conocía a sí misma. Podría hacer el mal y perturbar la iglesia en algún momento. Si defendía a Emma de nuevo, dichas palabras no tendrían principios.
Más tarde, la líder investigó y descubrió que Emma tenía nociones y que no buscaba la verdad para resolver los problemas. En cambio, aprovechaba las cosas adrede para atacar a Dios, confundía el bien y el mal, difundía falacias y engañaba a sus hermanos y hermanas para que tuvieran nociones sobre la obra de Dios. Además, solía alegar en las reuniones que los líderes de grupo no estaban a la altura de su deber para socavar su optimismo, con lo que estaban negativos, cosa que afectaba a sus resultados en el deber. Los actos de Emma perturbaban gravemente la iglesia y ella no se arrepentía, así que, en efecto, era una malhechora. Al final, la iglesia expulsó a Emma según los principios de expulsión de personas y Joy dejó de proteger a Emma. Sin embargo, lo que pasó después dejó a Joy sumida en el dolor.
“¿Por qué envías capturas de pantalla de nuestros chats a otra gente? No voy a hablarte nunca más. Joy, jamás pensé que tú harías esto. Has destrozado mi confianza en ti. ¡Lo has hecho todo fatal!”. Joy lloró en varias ocasiones. Creía que su amistad con Emma estaba a punto de acabarse. Se puso a rememorar los momentos que había pasado con Emma. Emma la ayudaba a que se le ocurrieran ideas cuando tenía dificultades y solían compartir sus pensamientos entre ellas… Pero ahora Joy no sabía cómo enfrentarse a Emma. Hiciera lo que hiciera, no podía sosegar su corazón. Ni siquiera podía concentrarse lo bastante como para celebrar reuniones. Para sus adentros no dejaba de culparse: “¿De verdad lo hice todo fatal? Tal vez haya un modo mejor de evitar que consiga una cuenta falsa y perturbe la Iglesia…”. Joy comenzó a preguntarse si su decisión fue la correcta. Estaba triste. Llegó a querer desactivar su cuenta, evitar a sus hermanos y hermanas y huir de todo, pero en el fondo sabía que no podía renunciar al deber, que no debía eludir los problemas y sí buscar activamente soluciones. Así pues, le contó su estado a la líder. La líder envió a Joy un pasaje de la palabra de Dios. “Debes entrar desde la positividad, ser activo y no pasivo. Deberás ser impasible ante todo y todos, en todas las situaciones, y no debes ser influenciado por las palabras de nadie. Debes tener un carácter estable, sin importar lo que las personas pudieran decir, pondrás inmediatamente en práctica lo que sabes que es la verdad. Siempre debes tener Mis palabras obrando dentro de ti, independientemente de a quién te estés enfrentando; debes poder permanecer firme en tu testimonio de Mí y mostrar consideración por Mis cargas. No puedes estar de acuerdo a ciegas con los demás sin tener tus propias ideas. En cambio, debes tener el valor para ponerte de pie y objetar las cosas que no concuerdan con la verdad. Si claramente sabes que algo está mal, pero careces del valor para ponerlo en evidencia, entonces no eres alguien que practique la verdad. Quieres decir algo, pero no te atreves a soltarlo, así que te andas con rodeos y entonces cambias de tema; Satanás está dentro de ti y te retiene, lo que hace que hables sin ningún efecto y que no puedas perseverar hasta el final. Todavía llevas miedo en tu corazón, ¿no se debe a que tu corazón todavía lleno de las ideas de Satanás?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 12). “Las palabras de Dios son muy claras. Si descubres algo que perjudica el trabajo de la casa de Dios y a tus hermanos y hermanas, o si hay alguna perturbación de parte de Satanás, debes plantarte y tener el valor de exponerlo, pararlo y defender el trabajo de la iglesia. Esta es la única clase de persona que practica la verdad. Si sabemos que algo está mal, pero, pese a ello, nos limitan nuestras emociones, tememos romper relaciones con otra gente y no somos capaces de respetar los principios de la verdad, entonces estamos de parte de Satanás, lo cual se opone a la voluntad de Dios. Descubriste que tu amiga difundía falacias, la dejaste al descubierto y la paraste, con lo que protegiste a tus hermanos y hermanas de los daños. Tomaste la decisión correcta y no has de culparte ni estar triste”. “Mi estatura todavía es demasiado pequeña y me falta discernimiento. Actué según los principios, pero cuando Emma se quejó y me acusó a mí, eso me conmovió, y dudaba si yo estaba equivocada. Ahora sé que mi decisión y mi práctica fueron las correctas. En cuestiones del trabajo de la iglesia y de la vida de mis hermanos y hermanas, debo tener principios y mantenerme firme. He de aprender a discernir el bien del mal y a no dejarme limitar por las emociones”.
Tras entender la voluntad de Dios, Joy se tranquilizó y se centró en el deber. Pero ahí no acababan las cosas. De repente, Emma envió otro mensaje a Joy: “Me han sacado del grupo. ¿Ya estás contenta? Todo gracias a ti”. Había ironía y sarcasmo en esas palabras. Joy no supo qué contestar a Emma durante un rato. Supo que su amistad se había acabado en aquel momento y estaba muy triste. Pensó Joy: “Teníamos una relación buenísima y ella fue quien me predicó el evangelio, pero ahora yo he denunciado su problema a la líder. ¿No la he traicionado? ¿Qué opinará de mí? ¿Qué hago? ¿Debería pedirle disculpas? Quebré su confianza en mí. ¿Acaso no valoré nuestra amistad? ¿Hice realmente lo correcto?”. Perdida en la confusión y el dolor, Joy leyó un pasaje de las palabras de Dios. “El comportamiento que no puede obedecerme de manera absoluta es traición. El comportamiento que no me puede ser leal es traición. Engañarme y usar mentiras para embaucarme es traición. El estar llenos de nociones y esparcirlas por todos lados es traición. No poder defender Mis testimonios e intereses es traición. Fingir una sonrisa cuando se está lejos de Mí en el corazón es traición. Todos estos son actos de traición de los que siempre habéis sido capaces y también son comunes entre vosotros. Puede que ninguno de vosotros piense que esto es un problema, pero eso no es lo que Yo pienso. No puedo tratar la traición hacia Mí como un asunto sin importancia, y, ciertamente, no lo puedo ignorar” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Un problema muy serio: la traición (1)). Tras leer la palabra de Dios, Joy tuvo esclarecimiento. Reflexionó: “Sí, siempre pienso en si he tracionado a mi amiga. ¿Por qué no pienso en si mis opiniones y mi conducta están en consonancia con la verdad o traicionan a Dios? No debería preocuparme solamente por los sentimientos de mi amiga e ignorar la actitud de Dios. Las palabras de Dios son muy claras. ‘No poder defender Mis testimonios e intereses es traición’”. Pensó Joy: “Emma difundió nociones sobre la obra de Dios, engañó a los hermanos y hermanas y perturbó la vida de iglesia. Además, quería crear una cuenta falsa para engañar a otra gente. Todos estos son actos de Satanás y echan abajo el trabajo de la iglesia. Si hubiera optado por ponerme de parte de Emma y no practicar la verdad, eso habría sido ponerme de parte de Satanás ¡y traicionar a Dios!”. Joy también recordó unas palabras de Dios: “Sé leal a Mí pase lo que pase, y avanza con valentía; ¡Yo soy tu fuerte roca, así que confía en Mí!” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 10). Joy sintió que debía orar sinceramente a Dios y confiar en Él. Creía que Dios la guiaría para que distinguiera el bien del mal y aprendiera a discernir cómo es cada persona, y que Él impediría que perdiera sus principios y su postura en esta materia.
Más tarde, Joy se preguntó: “Cuando descubrí que Emma estaba haciendo algo malo, lo denuncié a la líder; obviamente, para salvaguardar el trabajo de la iglesia. ¿Por qué siento siempre lástima de Emma?”. La palabra de Dios dio respuesta a su pregunta. Las palabras de Dios dicen: “Si no tienes una relación normal con Dios, entonces no importa lo que hagas para mantener tus relaciones con otras personas, no importa qué tan duro trabajes o cuánta energía inviertas, todo esto solo se corresponderá con una filosofía humana de vida. Estás manteniendo tu posición entre las personas a través de una perspectiva y filosofía humanas para que la gente te alabe, pero no estás siguiendo la palabra de Dios para establecer relaciones normales con la gente. Si no te centras en tus relaciones con las personas, sino que mantienes una relación normal con Dios, si estás dispuesto a darle tu corazón a Dios y a aprender a obedecerle, entonces, de manera natural, tus relaciones con todas las personas serán normales. […] Una relación normal entre las personas se establece sobre el fundamento de entregar sus corazones a Dios, y no por medio del esfuerzo humano. Sin Dios en el corazón, las relaciones interpersonales son solamente relaciones carnales. No son normales, sólo un mero abandono a la lujuria; son relaciones que Dios aborrece, que detesta” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante establecer una relación normal con Dios). “En todo lo que hagas y digas, sé capaz de enderezar tu corazón y sé justo en tus acciones y no te dejes llevar por tus emociones ni actúes conforme a tu propia voluntad. Estos son principios por los cuales los que creen en Dios deben conducirse” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Cómo es tu relación con Dios?). Con la palabra de Dios, Joy comprendió que le importaba demasiado su relación con los demás y que se esforzaba excesivamente por conservarla. Descuidaba su relación normal con Dios y vivía inmersa en las emociones carnales. El caso es que se conserva la relación con otras personas solo para preservar los intereses, la imagen y el estatus propios. Eso se deriva de las necesidades de la carne. Además, está viciado por las emociones y las intenciones personales y no es conforme a los principios de la verdad. Joy también se dio cuenta de que en esta cuestión se dejó llevar por Emma y no tenía ninguna postura porque la limitaban las emociones, por lo que no podía hacer lo correcto. No pensaba sino en conservar la amistad y su imagen y su lugar en el corazón de la gente; en consecuencia, estaba atrapada en las emociones, así que no podía tratar a la gente según los principios de la verdad ni tener en cuenta la obra de la iglesia. Hasta quiso dejar el deber, alejarse de los hermanos y hermanas y traicionar a Dios. Fue entonces cuando Joy descubrió que las emociones son egoístas, que, con ellas, Satanás controla a la gente de manera que esta traiciona la verdad y a Dios. Joy también comprendió que, en realidad, cuando Emma le predicó el evangelio y la invitó a la reunión, estas fueron las disposiciones soberanas de Dios. Dios utilizó a Emma para atraer a Joy hacia Él, y ella debería haberle estado agradecida a Dios, no a Emma. Entendidas estas cosas, Joy se sintió muy aliviada y mucho menos atormentada.
Luego, en una reunión, varias hermanas y Joy miraron una lectura en video de la palabra de Dios gracias a la cual ella apreció claramente la naturaleza de Emma. Las palabras de Dios dicen: “Aquellos entre los hermanos y hermanas que siempre están dando rienda suelta a su negatividad son lacayos de Satanás y perturban a la iglesia. Tales personas deben ser expulsadas y descartadas un día. En su creencia en Dios, si las personas no tienen un corazón reverente a Dios, si no tienen un corazón obediente a Dios, entonces no solo no podrán hacer ninguna obra para Él, sino que, por el contrario, se convertirán en quienes perturban Su obra y lo desafían. Creer en Dios, pero no obedecerlo ni venerarlo y, más bien, resistirse a Él, es la mayor desgracia para un creyente. Si los creyentes son tan casuales y desenfrenados en sus palabras y su conducta como lo son los incrédulos, entonces son todavía más malvados que los incrédulos; son demonios arquetípicos. Aquellos que dan rienda suelta a su conversación venenosa y maliciosa dentro de la iglesia, que difunden rumores, fomentan la desarmonía y forman grupitos entre los hermanos y hermanas deben ser expulsados de la iglesia. Sin embargo, como esta es una era diferente de la obra de Dios, estas personas son restringidas, pues sin duda serán descartadas. Todos los que han sido corrompidos por Satanás tienen un carácter corrupto. Algunos no tienen nada más que un carácter corrupto, mientras que otros son diferentes: no solo tienen un carácter satánico corrupto, sino que su naturaleza también es extremadamente maliciosa. No solo sus palabras y acciones revelan su carácter corrupto y satánico; además, estas personas son el auténtico diablo Satanás. Su comportamiento interrumpe y perturba la obra de Dios, perjudica la entrada en la vida de los hermanos y hermanas y daña la vida normal de la iglesia. Tarde o temprano, estos lobos con piel de oveja deben ser descartados; debe adoptarse una actitud despiadada, una actitud de rechazo hacia estos lacayos de Satanás. Solo esto es estar del lado de Dios y aquellos que no lo hagan se están revolcando en el fango con Satanás” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad). Este pasaje es una advertencia de Dios. Entiendo que los que no practican la verdad, difunden rumores y siembran la discordia son gente que se rebela contra Dios y se resiste a Él. Esa gente no es el pueblo escogido de Dios, sino siervos de Satanás y malhechores. Todo lo que hacen es hostil a Dios, y según las reglas de la iglesia, hay que expulsar a dichas personas. ¡Gracias a Dios! Ahora mi corazón está iluminado y tengo discernimiento. Por su forma de actuar, Emma sin duda es una malhechora. Joy recordó que en “Principios del trato al prójimo en función de su esencia” se señala: “Siempre que se confirme que alguien es, en esencia, una persona malvada, un espíritu maligno, un anticristo o un incrédulo, hay que purgar o expulsar a esa persona, tal como lo establece la iglesia. Entre los incrédulos se hallan los mentirosos, que con frecuencia manifiestan opiniones equivocadas, albergan nociones de Dios y están a la defensiva contra Él. Hay que purgarlos o expulsarlos” (Los 170 principios de la práctica de la verdad). Según los principios, hay que echar a los malhechores de la iglesia para que no provoquen perturbaciones en ella, de modo que nadie se vea perturbado cuando se reúna o cumpla con el deber. Joy también entendió que Dios permite que los malhechores perturben la iglesia para que Sus escogidos puedan comprender la verdad, aprendan a discernir cómo es la gente y la traten de acuerdo con Su palabra. A su vez, con ello podemos conocer nuestra auténtica estatura y aprender a practicar la verdad y a salvaguardar la obra de la iglesia. Tras comprenderlo, Joy le estaba agradecida a Dios. Sin la protección de Dios y la guía de Sus palabras, aún la limitarían las emociones, hablaría a favor de una malhechora y se dejaría engañar por Emma. ¡Esto es muy peligroso! Una vez que Joy lo reconoció, ya no le preocupaba esta cuestión y sentía muchísima liberación.
Después, Emma se acercó varias veces a Joy, pero esta ya no se dejó influir ni perturbar por ella. Tras esta experiencia, Joy le estaba hondamente agradecida a Dios. Dios fue quien la llevó a comprender algo de la verdad y a adquirir discernimiento y la libró de las limitaciones de las emociones. Ella vio que la verdad es muy importante para la gente. Solo cuando consideramos a las personas y cuestiones según la verdad podemos tener principios y no dejarnos engañar y utilizar por Satanás. ¡Gracias a Dios!